INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Regreso a la vida espiritual.
2.- Una sonrisa
3.- Desmitificando ciertos bulos y falsedades atribuidas al Espiritismo
4.- Aspectos de la Mediumnidad
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REGRESO A LA VIDA ESPIRITUAL

La vida es la mayor dádiva que nos ha sido entregada por nuestro Creador. Podemos contemplarla bajo dos prismas. Desde el punto de vista material, la vida es un camino que conduce inexorablemente a la muerte. Biológicamente tenemos caducidad. Desde el punto de vista espiritual, la vida es un camino que conduce hacia la perfección. Espiritualmente, somos inmortales.
El ser humano pertenece ya en esta vida a dos mundos. Por su cuerpo físico está unido al mundo visible; por el fluídico está enlazado al invisible. El sueño es la separación momentánea de estas dos envolturas; la muerte, es la definitiva. En los dos casos, el alma se separa del cuerpo físico y, con ella, la vida se concentra en el fluídico, el llamado periespíritu. Realmente, reflexionando sobre esto, durante toda nuestra vida material nunca perdemos el contacto con el plano espiritual, que es, nuestro verdadero hábitat. Todo es vida, pues, en distinta vibración. Somos un espíritu eterno habitando temporalmente un cuerpo terreno. La muerte física no es el fin de la vida. Es un simple cambio de capítulo, en el libro de la evolución y del perfeccionamiento; una puerta de regreso a nuestra verdadera vida: la espiritual.
Podemos resumir el proceso de desencarnación como la separación final del cuerpo espiritual y el cuerpo físico. No se produce de igual forma en todos los casos. En algunos, el desprendimiento es bastante rápido y podemos decir que el momento de la muerte es también el de la liberación, que se da en unas pocas horas. En otros, por el contrario, sobre todo en aquellos cuya vida ha estado muy unida a lo material, el desprendimiento es mucho más lento y a veces dura semanas y hasta meses. Se trata de la sintonía o afinidad entre el cuerpo y el espíritu. André Luiz, nos informa detalladamente de todo este proceso en el libro Obreros de la vida eterna. Según nos describe, desde el plano espiritual los mentores, tras higienizar adecuadamente el ambiente y liberar al moribundo de las fuerzas de retención amorosa que suelen emitir inconscientemente los familiares, comienzan las operaciones magnéticas necesarias. Primeramente, insensibilizan por completo el nervio vago, para facilitar el desligamiento de las vísceras. Continúan aislando todo el sistema nervioso simpático, a través de pases longitudinales, neutralizando, más tarde, las fibras inhibidoras del cerebro. Posteriormente, comienza el trabajo sobre las tres regiones orgánicas fundamentales, que se irán desligando paulatinamente:
1º El centro vegetativo, a través de pases transversales en el abdomen, que liberan fluido vital del plexo solar y dan lugar al estiramiento y enfriamiento de los miembros inferiores.
2º El centro emocional, realizando pases rotativos concentrados en el tórax y operando sobre el corazón, que pasa a funcionar como una bomba mecánica sin regulación. Se desprende entonces una nueva porción de substancia ectoplásmica del epigastrio a la garganta. Todos los músculos trabajan fuertemente contra la partida del alma, oponiéndose a la liberación en un esfuerzo desesperado, ocasionando angustias y aflicción al paciente. Se produce entonces la pérdida del pulso y el paciente entra en coma.
3º El centro mental, como última etapa del proceso, concentrando el trabajo magnético en la fosa romboidal (pared anterior y el suelo del cuarto ventrículo cerebral). El paciente siente una conmoción indescriptible, que se asemeja a un choque eléctrico de grandes proporciones. Una llama brillante de un color entre violeta y dorado, se desprende entonces de la región craneal, absorbiendo fluidos vitales, reagrupando y conformando el cuerpo espiritual, miembro a miembro, trazo a trazo, readaptando así todo lo necesario para el nuevo campo de acción. El mismo autor, se refiere a este punto en el libro Evolución en dos mundos como: «histogénesis espiritual». Es entonces cuando la conciencia superior pasa revista a toda la vida pasada, en una especie de vista panorámica con una rapidez vertiginosa. Todas las ideas emitidas, así como los actos que se han realizado, con una precisión absoluta. Para los encarnados, el paciente ha muerto por completo.
Tan solo resta una última conexión, un leve cordón plateado, semejante a un sutil cable entre el cerebro del cuerpo físico y el cerebro del periespíritu. Podríamos describirlo como un hilo de fuerzas electrobiomagnéticas, una arteria fluídica que sustenta el flujo y reflujo de los principios vitales en readaptación, semejante al cordón umbilical de un recién nacido. Una vez retirada esta última vía de intercambio, el cadáver muestra señales, casi de inmediato, de avanzada descomposición, comenzando la movilización de la fauna microscópica a través de corpúsculos de las más variadas especies, la llamada: histólisis orgánica. Por otra parte, el espíritu despierta a la vida espiritual y su situación será la consecuencia directa de sus tendencias, bien sean las inferiores hacia la materia, como las superiores hacia los bienes de la inteligencia y del sentimiento. La comprensión sobre su estado no es inmediata, ni la transición instantánea. Si el ojo humano no puede pasar bruscamente de la oscuridad a una intensa luz, igual le sucede al alma. La muerte nos hace entrar en un estado transitorio: el estado de turbación, que se prolonga más o menos, según las circunstancias y el estado de cada espíritu.
De regreso a la vida espiritual, para la mayoría, todo es objeto de admiración, ya que todas las cosas difieren esencialmente del medio terrestre. La percepción se realiza de manera global. El espíritu ve, oye y siente con el cuerpo espiritual entero, independientemente de la posición o dirección. Encuentra la misma materia conocida de la Tierra, pero que se presenta con una nueva escala vibratoria, al existir elementos atómicos más complicados y sutiles, por debajo del hidrógeno y por encima del uranio, del sistema periódico de los elementos químicos por nosotros conocido. Las leyes de la gravedad son menos rígidas, aunque siguen afectándole. El rigor de las estaciones es suprimido por los factores ambientales que aseguran la armonía de la naturaleza, estableciendo un clima casi constante y uniforme.
Los espíritus son capaces de ver en el presente cosas que aparecen para nosotros como situadas en el pasado o en el futuro. El Espíritu recibe los pensamientos y emociones que emiten hacia él sus seres queridos. El tiempo no se cuenta por los relojes terrestres, y el fenómeno del día y la noche es muy diferente, comprobándose, en lugar de las tinieblas nocturnas, una leve disminución de la intensidad de la luz solar, que se vuelve difusa, como en los crepúsculos, repletos de colores y matices admirables, como si la luz pudiese penetrar en todas las cosas.
Sin ser limitado por el espacio, el espíritu puede orientarse, encontrar a una persona y seguirla; desplazarse hacia cualquier punto con la velocidad del pensamiento, por fuerza de su voluntad. Le basta dibujar en su mente el lugar, idealizándolo y siguiendo sus recuerdos, la voluntad le guía en una fracción infinitesimal de tiempo, pudiendo visitar incluso otros planetas. Los espíritus atraviesan la materia, lo penetran todo: el aire, la tierra, el agua y hasta el mismo fuego le son igualmente accesibles. También puede elevarse por el aire, utilizando su fuerza de voluntad. Se comunican a través del pensamiento. El pensamiento es lo que las manos son en el plano material, posibilitándole la creación de formas dotadas de movimiento, sonido y color, en el fluido cósmico universal, las llamadas ideoplastías, perfectamente perceptibles por todos aquellos que se encuentran sintonizados con las ondas que las expresan. La vegetación se torna extremadamente interesante y extraña. Como un pequeño ejemplo, se puede imaginar un clavel floreciente, con sus raíces entrelazadas en la propia atmósfera del mundo. En la vida errática se vislumbran espectáculos indescriptibles y las más provechosas lecciones. De esa manera, muchas almas regresan al mundo terrestre, ricas en conocimientos, para encender las antorchas que guíen a la humanidad.
-Alfredo Alonso de la Fuente-
Revista Espírita nº 11 de la fee-
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UNA SONRISA
Una sonrisa no cuesta nada y produce mucho, enriquece a los que la reciben sin empobrecer al que la da.
Ella no dura más que un instante, pero su recuerdo, a veces es eterno.
Nadie es bastante rico para no desearla, ni nadie es bastante pobre, para no merecerla.
Ella crea la felicidad en tu hogar, sostiene los negocios. Ella es el signo apreciable de la amistad.
Una sonrisa da descanso al ser fatigado y da coraje a los más cansados.
Ella no puede: ni comprarse, ni prestarse, ni robarse, ya que es
una cosa que no tiene valor más que a partir del momento que se da.
Y si alguna vez, encontráis a una persona que no sabe sonreír, sed generosos, dadle la vuestra, ya que a nadie le hace tanta falta una sonrisa como a aquel que no puede, no sabe, o no quiere darla a sus semejantes.
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Alborada espírita-
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DESMITIFICANDO CIERTOS BULOS Y FALSEDADES ATRIBUIDOS AL ESPIRITISMO
La La creencia en la comunicación exclusiva de los demonios, por irracional que sea, podía no parecer imposible cuando semiraba a los Espíritus como seres creados fuera de la Humanidad; pero desde que se sabe que los Espíritus no son otra cosa que las
almas de aquellos que han vivido, ha perdido todo su prestigio, y se puede decir toda verosimilitud; porque se seguiría que todas estas almas son demonios, aunque fuesen de un padre, de un hijo o de un amigo, y que nosotros mismos muriendo, venimos a ser
demonios, doctrina poco lisonjera y poco consoladora para muchas gentes. Será muy difícil persuadir a una madre de que el niño querido que ha perdido, y que viene a darle, después de su muerte, pruebas de su afecto y de su identidad, sea un dependiente de
Satanás. Es verdad que entre los Espíritus, los hay muy malos, y que no valen más que aquellos que se llaman demonios, por una razón muy sencilla: porque hay hombres muy malos, y que la muerte no les hace inmediatamente mejores, la cuestión está en
saber si éstos son los únicos que puedan comunicarse. A los que lo crean así, les dirigimos las preguntas siguientes:
1ª 1ª ¿Hay buenos y malos Espíritus?
2ª 2ª ¿Dios es más poderoso que los malos Espíritus, o que los demonios, si así los queréis llamar?
3ª 3ª.-Afirmar que sólo los malos se comunican, es decir que los buenos no lo pueden; si esto es así, una de dos: esto tiene lugar por la voluntad, o contra la voluntad de Dios. Si es contra su voluntad, es que los malos Espíritus son más poderosos que él; si es por su voluntad, ¿por qué en su bondad, no lo permitiría a los buenos para contrabalancear la influencia de los otros?
4ª 4ª.-¿Qué prueba podéis dar de la impotencia de los buenos Espíritus en comunicarse?
5ª 5ª.-Cuando se nos opone la sabiduría de ciertas comunicaciones, respondéis que el demonio toma todas las apariencias para seducir mejor. Sabemos en efecto, que hay
Espíritus hipócritas que dan a su lenguaje un falso barniz de sabiduría; ¿pero admitís acaso que la ignorancia pueda falsificar el verdadero saber, y una mala naturaleza remendar la verdadera virtud, sin dejar penetrar nada que pudiese descubrir el fraude?
6ª 6ª.-Si sólo el demonio se comunica, puesto que es enemigo de Dios y de los hombres, ¿por qué recomienda orar a Dios, someterse a su voluntad, sufrir sin murmurar las tribulaciones de la vida, no ambicionar honores ni riquezas, practicar la caridad y todas las máxima de Cristo; en una palabra, hacer todo lo que es necesario para destruir su imperio? Si es el demonio quien da tales consejos, es preciso convenir que siendo tan astuto es poco diestro al suministrar armas contra sí mismo. (1)
7ª 7ª.-Si los Espíritus se comunican, es porque Dios lo permite; viendo buenas y malas comunicaciones, ¿no es más lógico pensar que Dios permite unas para probarnos y otras para aconsejarnos el bien?
8ª 8ª.- ¿Qué pensarías de un padre que dejase a su hijo a merced de los ejemplos y consejos perniciosos, que apartase de él, y le prohibiese ver personas que pudiesen desviarle del mal? Lo que un buen padre no haría, ¿debe creerse que Dios, que es la bondad por excelencia, haga menos de lo que haría un hombre?,
( ( Fragmento de El Libro de los Médiums)
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ASPECTOS DE LA MEDIUMNIDAD
Dentro de la doctrina de los Espíritus vemos que el campo de la Mediúmnidad es complejo, y su descripción no admite fantasías literarias ni opiniones personales de naturaleza especulativa.
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