INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- ¿ Qué es la fe ?
2.- Qué significa manipular
3.- Un caso de bulimia
4.- Formación y propiedades del Periespíritu
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El gran humanista y científico Albert Einstein nos hizo esta severa advertencia: "La fuerza desencadenada del átomo lo ha transformado todo menos nuestra forma de pensar. Por eso nos encaminamos hacia una catástrofe sin igual".¿Qué forma de pensar hubiéramos debido cambiar para evitar esta hecatombe? Sin duda, Einstein se refería al estilo de pensar objetivista, dominador y posesivo que hizo quiebra en la primera guerra mundial y no fue sustituido por un modo de pensar, sentir y querer más ajustado a nuestra realidad humana.
Los pensadores más lúcidos nos vienen instando desde el período de entreguerras a cambiar el ideal, realizar una verdadera metanoia y superar el afán de poder mediante una decidida voluntad de servicio. Este giro fue realizado en círculos escogidos, pero no en las personas y los grupos que deciden la marcha de la sociedad. En éstos siguió operante un afán incontrolado de dominio, dominio sobre cosas y sobre personas.
El dominio y control sobre los seres personales se lleva a cabo mediante las técnicas de manipulación. El ejercicio de la manipulación de las mentes encierra especial gravedad en este momento por tres razones básicas:
1)Sigue orientando la vida hacia el viejo ideal del dominio, que provocó dos hecatombes mundiales y no logra colmar hoy nuestro espíritu pues ya no podemos creer en él.
2)Impide dar un giro decidido hacia un nuevo ideal que sea capaz de llevar nuestra vida a plenitud.
3)Incrementa el desconcierto espiritual de una sociedad que perdió el ideal que persiguió durante siglos y no logra descubrir uno nuevo que sea más conforme a la naturaleza humana.
Si queremos colaborar eficazmente a configurar una sociedad mejor, más solidaria y más justa, debemos poner al descubierto los ardides de la manipulación y aprender a pensar con todo rigor. No es demasiado difícil. Un poco de atención y finura crítica nos permitirá delatar los trastrueques de conceptos que se están cometiendo y aprender a hacer justicia a la realidad. Esta fidelidad a lo real nos depara una inmensa libertad interior.
No basta vivir en un régimen democrático para ser libres de verdad. Hay que conquistar la libertad día a día frente a quienes intentan arteramente dominarnos con los recursos de esa forma de ilusionismo mental que es la manipulación.
Esta conquista sólo es posible si tenemos una idea clara de cuatro cuestiones: lª) Qué significa manipular, 2ª) Quién manipula, 3ª) Para qué manipula, 4ª) Qué táctica moviliza para ello. El análisis de estos cuatro puntos nos permitirá al final discernir si es posible poner en juego un antídoto de la manipulación. Estamos a tiempo de salvaguardar nuestra libertad personal con todo cuanto implica. Hagámoslo animosamente.
Reinaldo Formoso
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UN CASO DE BULIMIA
Tomado del periódico espirita (ESPIRITISMO
EUROPEO)
A la salida de una conferencia organizada por el
Círculo Allan Kardec de Nancy, a comienzos del año 2012, el Sr. B.
Solicitó una entrevista en la sección de cuidados de nuestra Asociación que,
recordemos, está abierta al público.
Se fijó la cita para la semana siguiente. El Sr.
B. sufría de bulimia, más precisamente, cuando dejaba la mesa luego de haber
comido abundantemente, al cabo de poco tiempo era presa de un violento e
irreprimible deseo de volver a empezar y literalmente se arrojaba sobre el
alimento. Comía frenéticamente todo lo que le caía en la mano. Necesitaba
absolutamente calmar una fuerte sensación de vacío que experimentaba a nivel de
su estómago.
Huelga decir que esta abundancia de alimento
ingerida cotidianamente no dejaba de tener incidencia sobre su salud:
sobrepeso, colesterol, hipertensión y diabetes.
La hipnosis podía ser la solución, y fue lo que
le propuse. Como el Sr. B. no tiene sino conocimientos superficiales en este
campo, le expliqué en qué consistía la hipnosis terapéutica.
Ilustrado sobre la cuestión, aceptó. En la
primera sesión, comprobé que era un buen sujeto, es decir que reaccionaba bien
a las sugestiones que se le daban. En un primer momento llegó
a relajarse totalmente por las sugestiones apropiadas. Luego de obtenida la
relajación total, es necesario dormirlo profundamente, siempre por medio de las
sugestiones apropiadas. Lo que no fue el caso. Señales precisas revelaban un
avanzado estado de hipnosis. ¿Cuáles son esas señales? En primer lugar, una
respiración fuerte y profunda que revela, como fue el caso del Sr. B., una gran
relajación. Otra señal, determinante, es la comprobación de los ojos en blanco,
obviamente levantando un párpado. Entonces, estaba muy relajado, su respiración
era fuerte y profunda, pero no dormía profundamente, sus ojos no estaban
en blanco. Dicho esto, al levantar un párpado para comprobar el ojo en
blanco, señal de sueño profundo, observé una resistencia, una tensión en ese
párpado. Lo cual significaba que las sugestiones para parálisis de los ojos
comenzaban a actuar.
Durante la segunda sesión, el Sr. B. se relajó
totalmente. Su respiración era profunda y esta vez llegó a dormir profundamente.
Progresivamente lo llevé a hablar de su relación con el alimento y contra toda
previsión, comenzó a hablar de su infancia. Sus palabras lo ubicaron después de
la muerte de su mamá cuando él tenía doce años. Su preocupación permanente era
alimentarse. Siempre tenía hambre, pero comía muy poco; le decían que por
“preocupación” económica. A veces, su hambre era tal que llegaba a comer lo que
se encontraba en el suelo. Pero la causa
primera de su difícil relación de hoy con el alimento no se encontraba allí. He
aquí lo que dijo, siempre bajo hipnosis: un día que regresó a su casa más
temprano de lo previsto, sorprendió a su padre en la cocina cocinándose grandes
pedazos de carne. Tomado en flagrante delito, éste echó violentamente a su hijo
fuera de la casa. Durante este relato bajo hipnosis, el Sr. B. estaba lloroso.
Fue preciso tranquilizarlo, decirle que él no tenía nada que ver con eso, que
no era su culpa, lo cual lo apaciguó.
En la sesión siguiente, se le preguntó al Sr. B.
dormido, si sinceramente quería salirse, deshacerse de esa bulimia.
Respondió que no sabía pues cuando saciaba su
hambre feroz, sobre todo cuando comía carne, se sentía feliz… A ello se
le puso en oposición la culpabilidad que experimentaba después de la
satisfacción de su hambre feroz.
Esa culpabilidad, experimentada cada día,
perjudicaba su vida. ¿No sería más simple despojarse de ese sentimiento?
La pregunta se volvió a plantear:
—¿Quiere usted verdadera y sinceramente, curarse
de esta bulimia?
—Sí, verdaderamente quiero.
En la cita siguiente, el Sr. B. anunció que desde hacía algunos días, lograba calmar su hambre feroz contentándose con dos frutas. Esta iniciativa la había tomado él mismo, no le fue sugerida directamente, pero se puede considerar que fue un efecto de la hipnosis que motivó esa iniciativa, muestra de su voluntad de liberarse. Durante la sesión, las sugestiones fueron en este sentido: la invitación, el aliento a continuar por esa vía, enfatizando en su voluntad, su determinación y las fuerzas de su espíritu al servicio de su curación. Las dos sesiones que siguieron, consistieron en reforzar estas sugestiones, para el mantenimiento definitivo de su estado. Fueron las dos últimas sesiones. Hace ya varias semanas que el Sr. B. no está sujeto a esas hambres caninas. Es cuestión de volverlo a ver para hacer un balance de su situación.
Adrien Piersanti
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Ya vimos que también el cuerpo carnal tiene origen en ese mismo fluido condensado y transformado en materia tangible. En el periespíritu, la transformación molecular se opera de otra manera, pues el fluido conserva su imponderabilidad y sus cualidades etéreas. El cuerpo periespiritual y el cuerpo carnal tienen, por lo tanto, origen en el mismo elemento primitivo: ambos son materia, aunque en dos estados diferentes.
8. Los Espíritus extraen su periespíritu del medio donde se encuentran, es decir que esa envoltura está formada a partir de los fluidos del ambiente. Resulta de ahí que los elementos constitutivos del periespíritu deben variar de acuerdo con los mundos. En comparación con la Tierra, Júpiter es considerado un planeta muy adelantado, donde la vida corporal no presenta la materialidad que en la nuestra, de modo que las envolturas periespirituales deben de tener allí una naturaleza mucho más quintaesenciada que aquí.
Ahora bien, así como no podríamos existir en aquel mundo con nuestro cuerpo carnal, tampoco nuestros Espíritus podrían penetrar en él con el periespíritu terrestre que los envuelve. Al dejar la Tierra, el Espíritu abandona aquí su envoltura fluídica, y toma otra apropiada al mundo donde habrá de residir.
9. La naturaleza de la envoltura fluídica siempre está en relación con el grado de adelanto moral del Espíritu. Los Espíritus inferiores no pueden cambiar de envoltura según su voluntad y, en consecuencia, no pueden pasar de un mundo a otro cuando lo deseen. La envoltura fluídica de algunos de ellos, si bien es etérea e imponderable en relación con la materia tangible, aún es demasiado pesada, si así podemos expresarlo, en relación con el mundo espiritual, lo que no les permite que salgan del medio que les es propio. Se debe incluir en esa categoría a aquellos Espíritus cuyo periespíritu es tan denso que ellos lo confunden con el cuerpo carnal, razón por la cual suponen que todavía están vivos. Esos Espíritus, cuya cantidad es considerable, permanecen en la superficie de la Tierra como los encarnados, y creen que siguen atendiendo las ocupaciones a que se dedicaban en este mundo. Otros, algo más desmaterializados, aún no están lo suficiente como para elevarse por encima de las regiones terrestres.
Los Espíritus superiores, por el contrario, pueden venir a los mundos inferiores e incluso encarnar en ellos. Extraen de los elementos constitutivos del mundo al cual ingresan, los materiales para la formación de la envoltura fluídica o carnal apropiada al medio en que se encuentran. Hacen como el príncipe, que se quita provisionalmente su vestimenta para cubrirse con los trajes de los plebeyos, sin dejar por eso de ser un noble.
Es así como los Espíritus de una categoría más elevada pueden manifestarse a los habitantes de la Tierra o encarnar para cumplir una misión entre ellos. Esos Espíritus son portadores, no de la envoltura, sino del recuerdo intuitivo de las regiones de donde provienen, a las cuales ven con el pensamiento. Son videntes en medio de ciegos.
La Génesis - Capítulo XIV * 294
Allan Kardec.
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