INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- La muerte es un nuevo amanecer ( 2ª Parte)
2.- Como hacer que suceda
3.- Pensar
4.- El miedo y sus consecuencias
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LA MUERTE ES UN NUEVO AMANECER
ELISABETH KÜBLER-ROSS
( Segunda parte )
( Continuación)
La muerte es un nuevo sol .-
Este libro fue compuesto a partir de las conferencias y enseñanzas que ella dictó sobre el tema de la vida después de la muerte: “Vivir y morir”, “La muerte no existe”, “La vida”, “La muerte y la vida después de la muerte”.
Las experiencias de la doctora Kübler-Ross permiten confirmar la existencia de una vida después de la muerte. Ésta no es más que el paso a otro estado de conciencia en el que se sigue sintiendo y donde el alma puede seguir creciendo. La muerte es renacimiento y vida.
La
muerte es un nuevo sol. Este libro nos explica cómo descubrió ella la
existencia de una vida después de la muerte y nos relata las experiencias de
personas que experimentaron una NDE. He aquí testimonios narrados en su
libro.
Los ciegos pueden ver
“Realizamos un proyecto de investigación imponiéndonos como condición no tomar
en cuenta sino a ciegos que no habían tenido percepción luminosa desde hacía
por lo menos diez años. Y estos ciegos que tuvieron una experiencia extra
corporal y regresaron de ella, pueden decirles al detalle qué colores y qué
alhajas llevaban ustedes entonces, cuál era el diseño de su jersey o de su
corbata, y así sucesivamente. Comprenderán que no podía tratarse de visiones.
Ustedes pueden interpretar muy bien estos hechos si la respuesta no les da
miedo. Pero sí les da miedo, serán como esos escépticos que me han dicho que
esas experiencias extra corporales debían ser consideradas como resultado de
una falta de oxígeno. Y bien, si no se tratara sino de una falta de oxígeno, se
la prescribiría a todos mis ciegos. ¿Comprenden? Si alguien no quiere admitir
un hecho, encuentra mil argumentos para negarlo. Pero, de nuevo, eso es su
problema. No traten de convertir a los demás.
Cuando ellos mueran lo sabrán de todos modos”. Durante una NDE, los amputados
disponen nuevamente de su miembro, los sordos y mudos pueden oír, hablar y
cantar. Los incrédulos dicen que se trata de proyección de deseos. Este no es
el caso, como lo explica Elisabeth Kübler-Ross: “En primer lugar, la mitad de
los casos de experiencias en el umbral de la muerte que hemos recogido son
resultado de accidentes brutales, es decir inesperados, donde la persona no
podía prever lo que le iba a suceder. Para citar sólo el caso de uno de
nuestros enfermos que había perdido las dos piernas durante un accidente tras
haber sido atropellado por un auto cuyo conductor se dio a la fuga. Sin
embargo, mientras se encontraba fuera de su cuerpo físico y hasta veía una de
sus piernas en el suelo, estaba perfectamente consciente de encontrarse en un
cuerpo etérico absolutamente perfecto, y en posesión de sus dos piernas. No
podemos suponer que este hombre sabía de antemano que las perdería y que
entonces proyectaba el deseo de poder volver a caminar”.
En el momento del tránsito uno nunca está solo Durante sus acompañamientos Elisabeth Kübler-Ross ha comprendido que los seres que están en el umbral de la muerte no tienen alucinaciones cuando ven a las personas fallecidas que vienen a buscarlas. Son personas queridas, guías espirituales, presentes para aportar su ayuda. “Una niña de doce años le cuenta a su padre los acontecimientos tan maravillosos que había vivido, durante su ‘muerte’ y que había querido no regresar. Lo particular es que su hermano estaba cerca de ella y la había tomado entre sus brazos con amor y ternura. Después de haberle contado eso a su padre, añadió: ‘Lo único que no comprendo es el hecho de que yo no tengo hermano’. Entonces su padre se echó a llorar y le contó que, en efecto, ella había tenido un hermano que murió tres meses antes de su nacimiento. Pero nunca nadie le había hablado de ello. ¿Ven por qué cito un ejemplo como este? Porque muchas personas tienden a decir: ‘Por supuesto, aún no estaba muerta. Y en el momento de la muerte, uno piensa naturalmente en aquellos que se quieren y se los imagina físicamente’. Pero esta niña de 12 años no había podido imaginarse a su hermano”.
Cuando Elisabeth Kübler-Ross preguntaba a los niños cuáles son las personas que quisieran tener cerca, la mayoría deseaba la presencia de sus padres. Ahora bien, si sus padres todavía estaban vivos, ningún niño reportó haber visto a uno de ellos durante sus NDE. Los seres presentes durante las experiencias deben haber muerto, aunque sea algunos minutos antes.
Esta es una experiencia que cambia la vida. Elisabeth Kübler-Ross relata igualmente el testimonio de un hombre que perdió a toda su familia, su esposa y sus hijos en un accidente de auto. Al no poder superar la prueba, se convirtió en un vagabundo, borracho e intentó suicidarse:
“Su último recuerdo de esta vida que llevaba desde hacía dos años, fue el siguiente: estaba acostado, borracho y drogado, en una carretera sucia que bordea un bosque. Sólo pensaba en una cosa: no tener que vivir más y encontrarse de nuevo reunido con su familia. Cuando vio acercarse un camión, ya no tuvo fuerza para alejarse, de modo que el camión literalmente lo aplastó. Contó que en el mismo momento, se encontró a algunos metros por encima del lugar del accidente, mirando su cuerpo peligrosamente mutilado que yacía sobre la carretera. Entonces, su familia apareció delante de él, radiante de luminosidad y amor, con una sonrisa feliz en cada rostro. Se comunicó con él, sin servirse de la boca, por transmisión de pensamiento. Le dio a conocer la alegría y la felicidad que este encuentro le procuraba. El hombre no fue capaz de decirnos cuanto tiempo duró ese encuentro con los miembros de su familia. Pero quedó tan emocionado por su salud, hermosura, brillo, aceptación de su vida actual y amor incondicional, que juró no tocarlos ni seguirlos, sino volver a su cuerpo terrenal para dar a conocer al mundo lo que acababa de vivir y reparar así sus vanas tentativas de suicidio. Luego, se encontró en el lugar del accidente y observó a distancia cómo el chofer extendía su cuerpo dentro del camión. Vio la llegada de la ambulancia, su transporte a la emergencia de un hospital donde se le ató sobre una cama. Fue allí donde volvió a su cuerpo y se despertó, arrancando las correas con las que se le había atado. Se levantó y abandonó la emergencia sin tener después el menor síntoma de delirium tremens ni necesidad de desintoxicación debido a los abusos de drogas y alcohol. Súbitamente se supo curado y restablecido. Se juró no morir hasta no haber tenido oportunidad de compartir la experiencia de una vida después de la muerte con la mayor cantidad posible de gente dispuesta a escucharla”.
En "El umbral de la muerte" Elisabeth Kübler-Ross describe así el umbral de la muerte, de acuerdo con los testimonios recogidos:
“Se pasa por una fase de transición totalmente marcada por los factores culturales terrestres. Puede tratarse del paso por un túnel o un pórtico o el cruce de un puente. Y luego, en cuanto se ha cumplido este paso, una luz irradia en el extremo. Y esa luz es más que blanca, es de una claridad absoluta. Y a medida que uno se acerca a esa luz, se llena del amor más grande, indescriptible e incondicional que se pueda imaginar. No hay palabras para describirlo. Cuando alguien tiene una experiencia en el umbral de la muerte, no puede ver esa luz sino muy brevemente. Y es preciso que vuelva muy rápido a la tierra. Pero cuando muere, quiero decir morir definitivamente, el cordón de plata se rompe. Después, ya no es posible volver al cuerpo terrestre. Pero de todos modos no quiere volver, pues cuando se ha visto la luz, ya nadie quiere regresar. Y en esa luz se da cuenta por primera vez de lo que el hombre hubiera podido ser. Vive la comprensión sin juicio, vive un amor incondicional, indescriptible. Y en esa presencia que muchos llaman Cristo o Dios, Amor o Luz, comprende que toda su vida aquí es sólo una escuela por la que debe pasar, que debe aprender aquí ciertas cosas. En esta luz, debe mirar toda su vida terrenal. Conoce exactamente cada pensamiento que ha tenido en cada momento de su vida, conoce cada acto que ha cumplido y cada palabra que ha pronunciado. Comprende todas las consecuencias que han resultado de cada uno de sus pensamientos, de cada una de sus palabras y de cada uno de sus actos. Se da cuenta de que es su peor enemigo, pues ahora debe reprocharse por haber dejado pasar tantas oportunidades para crecer”.
"Cuando la muerte es
una puerta abierta a otra vida" .- En este libro, la muerte nos es mostrada o
descrita no como un fin sino como un pasó. Uno llega a sentir toda la paz que
una persona fallecida puede sentir “del otro lado”. El subtítulo es muy
elocuente: “Cuando la muerte es una puerta abierta a otra vida”.
LE JOURNAL SPIRITE N°
82 OCTOBRE 2010
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