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- PREGUNTA DEL S. - Si la Iglesia, al ver surgir una nueva doctrina,
encuentra en ella principios que, a su modo de ver, debe condenar, ¿le
negará usted el derecho de discutirlos y combatirlos, de prevenir a
los fieles contra lo que considera errores?
- RESPUESTA DE A.K. - De ningún modo negamos un derecho que
reclamamos para nosotros. Si la Iglesia se hubiese encerrado en los
límites de la discusión, nada mejor podíamos pedir. Pero lea usted la mayor parte de los escritos emanados de sus miembros o publicados en
nombre de la religión, y los sermones que han sido predicados, y verá
usted la injuria y la calumnia rebosando en todas partes, y los
principios de la doctrina indigna y maliciosamente desfigurados. ¿No se ha oído calificar desde lo alto del púlpito de
enemigos de la sociedad y del orden público a los espíritas? ¿No han
visto anatematizados y arrojados de la Iglesia, a los que el
Espiritismo ha atraído a la fe, dando por razón que más vale ser incrédulo
que creer en Dios y en el alma por medio del Espiritismo? ¿No se han echado de
menos para ellos las hogueras de la inquisición? En ciertas
localidades, ¿no se les ha señalado a la animadversión de sus
conciudadanos, hasta hacer que se les persiguiese e injuriase en las calles? ¿No se ha conjurado a todos los fieles a que se huyese de ellos,
como de los apestados, e inducido a los criados a que no entrasen a su
servicio? ¿No se ha solicitado de las mujeres que se separasen de sus
maridos, y de los maridos que se separasen de sus mujeres por causa del Espiritismo? ¿No se ha hecho perder su trabajo a los
empleados, retirar a los obreros el pan del trabajo, y el de la
caridad a los desgraciados porque eran espíritas? Hasta los mismos
ciegos han sido echados de los hospitales, porque no quisieron abjurar de
su creencia. Y dígame usted, señor sacerdote, ¿es ésta una discusión leal?
¿Acaso han devuelto injuria por injuria, y mal por mal los espíritas? No. A
todo han opuesto la calma y la moderación. La conciencia, pues, les ha
hecho ya la justicia de decir que no han sido ellos los agresores.
- PREGUNTA Sacerd.. - Todo hombre sensato deplora tales
excesos, pero la Iglesia no puede ser responsable de abusos cometidos
por algunos de sus miembros poco ilustrados.
- RESPUESTA A.K. - Convengo en ello, ¿pero son miembros poco
ilustrados los príncipes de la Iglesia?
Vea usted la pastoral del obispo de Argel y de algunos otros. ¿Y no fue un
obispo el que decretó el auto de fe de Barcelona? La autoridad
superior eclesiástica, ¿no tiene todo poder sobre sus subordinados? Si
tolera entonces sermones indignos de la cátedra evangélica, si
favorece la publicación de escritos injuriosos y difamatorios
para una clase de ciudadanos, si no se opone a las persecuciones
ejercidas en nombre de la religión, es porque aprueba todo eso.
En resumen, rechazando sistemáticamente la Iglesia a los espíritas que a
ella volvían, les ha obligado a replegarse sobre sí mismos, y por la
naturaleza y violencia de sus ataques ha ensanchado la discusión
trayéndola a otro terreno. El Espiritismo no era más que una simple
doctrina filosófica; la Iglesia es quien lo ha engrandecido, presentándolo
como un enemigo terrible, quien, en fin, lo ha proclamado una nueva
religión. Esto fue una falta de destreza, pero la pasión no
reflexiona.
QUE ES EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC ************************************
LA REENCARNACIÓN Y EL RODILLO DE LA IGLESIA CATÓLICA
| La doctrina de la reencarnación, doctrina de esperanza y de amor, no le interesaba a los jefes de la Iglesia, ellos querían imponer la doctrina del miedo, del terror al pecado y a la muerte.
Querían establecer sobre bases sólidas la autoridad del sacerdocio, porque si el hombre podía redimirse por sí mismo, ya no tenía necesidad del sacerdote.
La Iglesia atemorizada resolvió poner término a esta lucha, sofocando el movimiento espiritualista, impuso silencio a todos ellos, que con objeto de espiritualizar al Cristianismo, afirmaban ideas cuya elevación la aterraba. La Iglesia llegó a declarar que todas esas ideas eran inspiradas por el demonio. Afirmó desde lo alto de su cátedra que sólo ella era la única revelación, perpetua y permanente. Todo lo que no salía de ella fue condenado y maldecido.
Hubo un momento en el que pudo creerse que la doctrina de Jesús iba a prevalecer sobre las tendencias del misticismo judeo-cristiano e impulsar a la humanidad por la amplia senda del progreso hacia las elevadas inspiraciones del alma. Pero los hombres interesados en seguir los enseñamientos del Maestro, eran una minoría en los Concilios. Otras doctrinas se adaptaron mejor a los intereses materiales de la Iglesia, y fueron fortalecidas en aquellas célebres asambleas, cuyo objetivo principal fue inmovilizar y materializar la religión. Con el apoyo de los pontífices romanos, la Iglesia levantó el andamiaje de extravagantes dogmas que nada tienen que ver con los Evangelios.
Así construyó el sombrío edificio donde encerró el pensamiento humano. Esta construcción maciza que ha mantenido engañados a los católicos del mundo empezó en el año 325 con el concilio de Nicea y ha terminado en 1870 con el último concilio de Roma que reafirma la existencia del pecado original, la infalibilidad del Papa y la Inmaculada Concepción.
Este es el resultado de las pasiones y de los intereses materiales que entraron en acción en el mundo cristiano después de la muerte de Jesús.
La noción de la Trinidad tomada de una leyenda hindú que era la expresión de un símbolo, vino a oscurecer y materializar la idea sublime de Dios.
La inteligencia humana rechaza la idea de que tres seres se tengan que unir para construir un solo Dios y menos aún que Dios, el Ser Increado y creador de todo lo que existe, tenga que manifestarse en forma humana en este insignificante planeta. La Concepción Trinitaria, tan oscura y tan incomprensible, tenía una ventaja para la Iglesia: le permitía hacer de Jesucristo un dios, le daba así, a quien llama su fundador, una autoridad, un prestigio que se reflejaba en ella y aseguraba su poder. Este es el motivo de su adopción por el concilio de Nicea, después de las discusiones y perturbaciones que agitaron a los espíritus durante tres siglos. Las discusiones no cesaron hasta la proscripción de los obispos arrianos, ordenada por el Emperador Constantino y el destierro del Papa Liborio, que se había negado a aprobar la decisión del Concilio.
La divinidad de Cristo, rechazada anteriormente, quedó finalmente proclamada en Nicea en el año 325, en estos términos:
“La Iglesia de Dios, Católica Apostólica Romana, anatematiza a aquellos que dicen que hubo un tiempo en que el Hijo no existía o que no existía antes de haber sido engendrado”.
José Aniorte Alcaraz.
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ASIMILACIÓN DE CORRIENTES MENTALES
En cualquier estudio mediúmnico no debemos olvidar que la individualidad espiritual, en el cuerpo físico, mora en la ciudadela atómica carnal que está formada por recursos tomados provisionalmente del ambiente del mundo. Sangre, encéfalo, huesos, nervios, piel y músculos son elementos materiales que se aglutinan entre si para la manifestación transitoria del alma en la Tierra, constituye una vestimenta temporal, según las condiciones y pruebas que tiene que pasar.
Cada recipiente recibe conforme a su capacidad. Los mundos actúan los unos sobre los otros por las irradiaciones que despiden, y las almas se influyen mutuamente por intermedio de los agentes mentales que producen. El campo de la mente ofrece un amplio panorama para el estudio de sus combinaciones… pensamientos de crueldad, rebeldía, tristeza, amor, comprensión, esperanza o alegría, tiene una naturaleza diferente con características y pesos propios, haciendo más densa al alma o utilizándola, además de poderse definir sus cualidades magnéticas… La onda mental poseerá determinados coeficientes de fuerza, tanto en la concentración silenciosa como en el verbo exteriorizado o en la palabra escrita…
Comprendemos con esto, que somos victimas o beneficiarios naturales de nuestras propias creaciones, según las corrientes mentales qué proyectamos, nos esclavizamos a compromisos contraídos por el equivoco de nuestras experiencias o liberamos con el bien hacia el progreso, según nuestras determinaciones y obras en armonía o desacuerdo con las leyes eternas…
Casi todos los hechos mediumnicos son ejercidos por el fenómeno de la perfecta asimilación de corrientes mentales. El organismo es como un aparato receptor donde se condensan los pensamientos y la voluntad con profusiones de rayos que alcanzan el campo interior del médium, primeramente por los poros, que son como miríadas de antenas sobre las cuales esa emisión adquiere el aspecto de impresiones débiles e indecisas. Esas impresiones se afirman en los centros del cuerpo espiritual, los que funcionan a modo de condensadores y alcanzan de inmediato los enlaces del sistema nervioso desempeñando el papel de preciosas bobinas de inducción, acumulándose allí en un instante y reconstituyéndose automáticamente en el cerebro, en donde poseemos centenares de centros motores semejantes a un milagroso teclado de electroimanes ligados los unos a los otros. En esos núcleos dinámicos se procesan las acciones y las reacciones mentales que determinan vibraciones creativas a través del pensamiento o de la palabra, considerándose el encéfalo como una poderosa estación emisora y receptora y a la boca como un valioso auto parlante. Tales estímulos se expresan también a través del mecanismo de las manos y de los pies, o por las sensaciones de lo sentidos y de los órganos que trabajan al igual que elevadores y conductores, transformadores y clasificadores bajo el comando directo de la mente.
El pensamiento que nos pertenece con exclusividad, fluye incesantemente de nuestro campo cerebral, al igual que las ondas magnéticas acalóricas que nos son peculiares y lo utilizamos normalmente accionando los recursos de que disponemos.
En los asuntos de este orden es imprescindible tener mucho cuidado para juzgar, porque si se basa el criterio sobre la medida de expresión terrena, se posee una vida mental parasitaria y restringida, ya que ocultamos la onda de pensamiento que nos es propia para reflejar y actuar con los preconceptos consagrados o con la pragmática de las costumbres preestablecidas, que son cristalizaciones mentales producidas en el tiempo. Basta que se ejerza la meditación, al estudio edificante y a la vocación de discernir, para comprender con nitidez cual es la calidad de nuestros pensamientos y poder identificar claramente a las corrientes espirituales que asimilamos.
La mediumnidad es un don inherente a todos los seres, al igual que la facultad de respirar, cada criatura asimila las fuerzas superiores o inferiores con las cuales se haya en sintonía. Por eso mismo el Divino Maestro nos recomendó la oración y la vigilancia para no caer en las sugestiones del mal, porque la tentación es la corriente de fuerzas vivas que irradiamos nosotros y que, llegando hasta los elementos afines, tejen entre si, alrededor de nuestra alma, una espesa red de fuerzas impulsivas que se tornan a veces irresistibles.
Estudiemos trabajando. El tiempo utilizado en el bien de nuestro prójimo es una bendición que atesoramos para siempre en nuestro propio provecho.
Extraído de el libro: “En los Dominios de la Mediumnidad” de Chico Xavier.
Realizado por Merchita
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