martes, 19 de septiembre de 2023

Dios y el cerebro

  INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1,. Reencarnación extraterrestre

2.- Dios y el cerebro

3.- La Ciencia y la Religión

4.- Ante el dolor


                                        ***************************************    

                                                      

    Reencarnación Extraterrestre     

                                                            

+

 Las Leyes Naturales son al mismo tiempo Leyes Cósmicas, o sea, que afectan igualmente a todos los mundos del Cosmos, y la Ley de la Reencarnación es una de ellas, necesaria para que se lleve a cabo la Ley de Evolución Espiritual.

 Todos los seres de la Naturaleza reencarnan, y ahí entran no solamente los humanos y todas las especies de seres vivos de este planeta, sino también todos los seres vivos extraterrestres, con un cuerpo material, que existen en los incontables mundos físicos que circulan en medio de las infinitas galaxias existentes en el espacio estelar, aunque puedan tener, tal vez, una naturaleza física diferente a ls nuestra. Los que ya no vuelven a reencarnar más por imperativo de la Ley de Consecuencias, o por haber alcanzado un grado suficiente de perfección y carecer de la necesidad moral para no tener que repetir experiencias en ese mundo material, son aquellos que viven en mundos prácticamente inmateriales, porque ya se han depurado y perfeccionado durante los ciclos reencarnatorios .ya vividos, Todos ellos están sujetos, como nosotros, a la Ley General de Evolución, y esta, como ya se ha señalado,  en las primeras etapas evolutivas se realiza en los mundos materiales, por lo que  necesitan  revestir en cada existencia un cuerpo material de acuerdo a la clase de naturaleza física y de materia propias de cada mundo material; esto  se lleva a cabo mediante el funcionamiento de la ley de la Reencarnación, por cuanto, cada uno normalmente en su orbe, está sujeto a  ciclos de las vidas sucesivas en la materia.

Ello no implica el que los seres espirituales tengan que permanecer eternamente vinculados al mismo mundo, pues cuando han alcanzado toda la madurez que ese planeta de determinado grado evolutivo les podría ofrecer, necesitan continuar su caminar progresivo en otro mundo diferente de grado superior,  y así transcurren sucesivamente los ciclos de las existencias físicas.

 Se comprende, por tanto, que el Ser espiritual humano no está eternamente ligado a la Tierra, porque cuando haya adquirido todo cuanto este mundo le podía ofrecer para su máxima evolución y aprendizaje en él, deja de tener objeto su continuidad evolutiva aquí, por lo que necesariamente se tiene que desligar del medio ambiente psíquico terrestre y se une al de otro mundo físico o espiritual, un grado más evolucionado y  acorde con su propia evolución, en donde que podrá proseguir su camino ascendente de progreso.

Solamente en el caso de espíritus malvados recalcitrantes, esta evolución atascada en su normal avance, puede ser necesario que la continúe en otros mundos inferiores a la Tierra, en donde las vidas son más duras y de mayor sufrimiento, donde además de purgar sus faltas y de asimilar aquellos aspectos que aquí se le resisten, ayuden, por lo adquirido aquí anteriormente, a evolucionar y a mejorar a otros seres habitantes de ese mundo más atrasado  que el nuestro, y por ello con mayor necesidad de seguir avanzando, con la ayuda de estos “maestros circunstanciales”, que les aportan una experiencia que les vendrá bien para aprender a elevarse y crecer por sí mismos.  Esta clase de ayuda reencarnatoria también la tenemos y la hemos tenido nosotros, los terrícolas actuales. Aquí les llamamos “niños prodigio”, “iluminados”, “avatares”, etc.

  Hay gentes ingenuas que se han forjado una idea de la evolución y de la reencarnación a su medida, porque, cansadas por haber tenido una vida dificil, caen en el error de creer que una vez finalizada la necesidad de reencarnar en la Tierra, en estos casos dichas personas ya no tendrán que volver jamás aquí pues ya se sienten suficientemente cansadas de la vida y  se creen lo suficientemente maduras, creyendo que la ley de consecuencias ya no actuará mas sobre ellas porque ya lo tienen todo saldado, aprendido y superado, creyendo que después su Ser va a quedar eternamente fijado en un mundo espiritual descansando, como si ya hubiese alcanzado una perfección absoluta al lado de Dios mismo, o esperan quedar como flotando felizmente en medio de la nada ( o sea, también descansando ). Pero esto no es así, no comprenden que la  Tierra es como un aula de un grado o de un nivel evolutivo medio- bajo, pero que cuando se ha superado este curso, no se ha terminado la carrera, sino que nos esperan luego nuevas aulas en donde seguir aprendiendo y evolucionando eternamente, y esas nuevas aulas son esos otros mundos de mayor grado evolutivo que la Tierra, en los que deberemos matricularnos para seguir aprendiendo encarnados en medio de la práctica de la convivencia con los demás seres que lo habiten, semejantes a él, para seguir creciendo en Amor , altruismo, compañerismo, etc.

  Existen muchos mundos con el mismo grado de nivel evolutivo, en los que viven y evolucionan multitudes de Seres encarnados y desencarnados que se encuentran en su psicoesfera por tener la misma sintonía vibratoria y de afinidad dentro del nivel común de evolución en esos mundos, así como por estar temporalmente ligado a ellos por lazos establecidos con la ley de Consecuencias; estas circunstancias hacen que los mundos sean accesibles solamente a los Seres que los deben de habitar, según sea el grado de evolución alcanzado, como también lo son para Seres espirituales de una evolución superior que a veces acceden a ellos o los visitan con motivo de alguna misión de ayuda evolutiva,( tal como sucede con la visita del médico a casa del enfermo, al que ayuda a recuperar la salud, pero luego de cumplir su función, se aleja de allí). Este ejemplo de la visita del médico, es válida para comprender el papel de  los Enviados.

 Así no solamente los humanos reencarnaremos en la Tierra o los seres extraterrestres en su correspondiente casa planetaria, sino también después, proseguiremos en otras superiores moradas, pues llegará el momento en que todos ( ellos también), nos tendremos que trasladar a otros mundos mejores y más adelantados, para continuar nuestro infinito camino evolutivo, aunque eso solo será cuando realmente ya no nos quede nada por aprender o por realizar en este taller de aprendizaje que es este mundo donde habitamos ahora.


- José Luis Martín -

                           +++++++++++++++++++++++++++++++



                                              DIOS Y EL CEREBRO
                                                              


Asistimos en los últimos años a un paradigma científico cada vez más extendido, incluso fuera del ambiente de la ciencia, en los diversos escenarios de lo social y la cultura. Nos referimos al asunto de las regiones cerebrales comprometidas con la expresión mística y el sentir religioso.

Como ya habremos tenido oportunidad de leer o escuchar sobre esto, a lo largo de los últimos años se vienen realizando numerosas investigaciones neurológicas en voluntarios de diferentes confesiones religiosas, practicantes, sacerdotes, etc. durante sus momentos de meditación, que han revelado cambios en la actividad del cerebro. Tales estudios se enmarcan dentro de la disciplina neurocientífica denominada neuroteología (disciplina popularizada recientemente, en especial a raíz de la publicación en 2001 del artículo “God and the Brain”en Newsweek)

A partir de ahí, diversos investigadores han descubierto que en el estado de meditación profunda se desactivan regiones del cerebro reguladoras de la construcción de la propia identidad, lo que permite que el sujeto pierda durante su práctica el sentido del propio yo individual (que establece la frontera entre él mismo y todo lo demás) y se sienta así integrado en una totalidad única trascendente.

Opiniones científicas paralelas a este asunto vienen ya desde hace más tiempo refutando que hábitos como la meditación o la oración, son positivos y terapéuticos hasta el punto de condicionar positivamente nuestra mente y, en determinados casos rigurosamente analizados, aliviar o incluso acelerar el proceso de curación de diversas dolencias. Posiblemente no es tanto cuestión de creer o no creer.., sino de reflexionar si, como humanos, somos o no suficientemente conscientes. Me viene a la mente la frase de Michael Faraday, el descubridor de la inducción electromagnética, que decía (hace más de un siglo): <>. Sin duda, toda una proposición para meditar de parte de una mente abierta.

Es obvio que la expresión de que Dios está en el cerebro (hermana de aquella otra que afirma que está en los genes), se presta tanto a adeptos materialistas como a creyentes. Los espiritistas, que estamos más cerca de estos últimos (siempre que se esté hablando de fe razonada, por supuesto), consideramos al cerebro y la mente como cosas distintas, y al primero como conductor biológico del ser real, del Yo profundo... del espíritu.

Las regiones directamente implicadas en el procesamiento místico son la zona pre-frontal, concretamente el área del sistema límbico (responsable de las emociones y la memoria) y sobretodo los lóbulos temporales (a la altura de las orejas). Esto explica la parte física, pero si consideramos esto como expresión biológica de nuestro ser espiritual, nos toparemos con los inevitables muros alzados de la fracción científica más escéptica y materialista, aquella que sigue encorsetada en la vieja obstinación del positivismo decimonónico de tomar el efecto por la causa. Es de sospechar que la Ciencia con mayúsculas, aquella que se expresa tanto en la intimidad celular como en los astros del cosmos (y en las coordinadas de vida que nuestros sentidos no alcanzan), va siempre por delante de la “otra” ciencia; la humana, limitada y variable, que sólo explica una parte ínfima de la realidad que nos envuelve.

La vanidad humana se expresa en muchos vectores, y el científico (como el religioso o cualquier otro campo de expresión humana) no es ajeno a ella. Nos falta aún mucho por andar como para atrevernos con sofismas simplistas del tipo de “Dios no existe”, por mucho que lo apoyemos con interpretaciones mecanicistas (y por lo tanto reduccionistas) que ya no tienen cabida en las actuales concepciones de lo cuántico.

Una cosa es ser científicos, estar receptivos a la búsqueda de la verdad y otra diferente es planear por el cientifismo más prosaico.

Sospecho que por encima de muchas de nuestras conjeturas y dictámenes hay una zona pura y eterna donde se estrellan etiquetas, saberes y presunciones. Al conocimiento de esta zona llegaremos un día, por la propia ley de evolución, pero para ello también es preciso crecer en sabiduría y humildad. Tengamos en cuenta, sin ir más lejos, que la electricidad ha existido desde el principio del mundo...aunque nuestra ciencia la ha refutado apenas “ayer”.

Ineludiblemente día llegará en que la ciencia reconozca el papel de la realidad espiritual, realidad paralela a la nuestra. Mientras, en el camino, irá descubriendo cosas, llamándolas quizá con diferentes nombres, pero en realidad estará manejando constructos pertenecientes al contexto espiritual, esa realidad inherente a la naturaleza y a nosotros mismos. Hoy, la psicología genética nos dice que el conocimiento es cuestión de percepción o enfoque. Es decir, que damos ciertas cosas como reales o no dependiendo del conjunto de esquemas de asimilación y estructuras de conocimiento que utilicemos para “filtrar” lo que nos rodea.

Pero volvamos al punto de nuestra reflexión sobre el papel del cerebro y la experiencia mística... Con los nuevos enfoques sobre la mecánica cerebral que hoy nos brinda el campo de las investigaciones, se traduce (y no sólo para los que sostenemos el papel “organizador” del factor espiritual) que estamos diseñados para creer, es decir: que la idea sobre lo Divino es algo impreso en nuestro propio ser. Somos seres trascendentales por naturaleza. Que se sepa, las garzas, ratones de campo o los caracoles, no piensan en Dios. Nosotros sí, aunque sólo sea para negarlo.

Y si efectivamente la expresión mística (tome la forma cultural que tome) nos indica que lo religioso, o mejor, lo espiritual, es un instinto más del ser humano. Ya sabemos sobre lo desaconsejable de entregarse a los instintos sin freno..., pero también lo insano de aquellos otros que reprimimos o rechazamos.

Leí una vez en algún sitio que la sabiduría más aún que en el conocimiento, está en la vivencia de Dios en nuestras vidas.

Juan Manuel Ruiz González

                                    *****************************

                                 
                                                               

                       LA CIENCIA Y LA RELIGIÓN          
La Ciencia y la Religión son las dos palancas de la inteligencia humana; la una revela las leyes del mundo material, la otra las leyes del mundo moral; pero teniendo las unas y las otras el mismo principio que es Dios, no pueden contradecirse, si una es la negación de la otra, una necesariamente está errada y la otra no, porque Dios no puede querer destruir su propia obra. La incompatibilidad que se creía ver entre estos dos órdenes de ideas, se debe a una falta de observación y al sobrado exclusivismo de una y otra parte; de esto se ha seguido un conflicto, de donde nacieron la incredulidad y la intolerancia.
Han llegado los tiempos en que las enseñanzas de Cristo deben recibir su complemento, en que el velo lanzado a propósito sobre algunas partes de esta enseñanza, debe ser levantado; en que la Ciencia, dejando de ser exclusivamente materialista, debe enterarse del elemento espiritual; y en que la Religión, cesando de menospreciar las leyes orgánicas e inmutables de la materia, apoyándose la una en la otra y marchando estas dos fuerzas de acuerdo, se presten mutuo apoyo. Entonces la Religión no siendo ya desmentida por la Ciencia, adquirirá una fuerza inquebrantable, porque estará de acuerdo con la razón y no se le podrá oponer la
irresistible lógica de los hechos.
La Ciencia y la Religión no pudieron entenderse hasta hoy, porque, examinando cada una las cosas bajo su punto de vista exclusivo, se rechazaban mutuamente. Era necesario algo para llenar el vacío que las separaba, un lazo de unión que las
aproximase; ese lazo de unión está en el conocimiento de las leyes que rigen el mundo espiritual y sus relaciones con el mundo corporal, leyes tan inmutables como las que rigen el movimiento de los astros y la existencia de los seres. Una vez constatadas esas relaciones por la experiencia, se ha hecho una nueva luz: la fe se
dirigió a la razón, la razón no encontró nada de ilógico en la fe y el materialismo fue vencido. Pero en esto, como en todas las cosas, hay personas que se quedan rezagadas, hasta que son arrastradas por el movimiento general que las aplastará, si quisieren resistir, en vez de entregarse a él. Es toda una revolución moral que se
opera en estos momentos y trabaja a los espíritus; después de haberse elaborado durante más de dieciocho siglos, se aproxima a su cumplimiento y va a marcar una nueva era en la Humanidad.
Las consecuencias de esta revolución son fáciles de prever; debe traer, en las relaciones sociales, inevitables modificaciones y no está en el poder de nadie el oponerse a ellas, porque están en los designios de Dios y son consecuencia de la ley del progreso, que es una ley de Dios.
INSTRUCCIONES DE LOS ESPÍRITUS
EL EVANGELIO SEGUN EL ESPIRITISMO
ALLAN KARDEC
                                ***************************************



                      ANTE EL DOLOR    
    

Muchos reaccionamos de una manera muy negativa a los sufrimientos.
Creemos en Dios, hablamos de fe, esperanza y gratitud al Padre si nuestra vida transcurre tranquilamente.
Sin embargo, cuando los vientos de los reveses nos atormentan, la revuelta se instala y gritamos: ¿Por qué, Dios? ¿Por qué conmigo?
En estos momentos, nos olvidamos de que Dios es el Padre del Amor y de la Justicia, nos olvidamos del poder de la plegaria, nos olvidamos de tantas cosas...
No obstante, al analizar la vida de algunas criaturas, nos damos cuenta de que sufren mucho más que nosotros y no se muestran rebeldes, ni ingratas.
Recordamos que, unos seis años antes de morir, Francisco de Asís empezó a sufrir de una enfermedad en los ojos, que le causaba fuertes dolores.
La visión parecía cubierta por un velo. Primero, él comenzó a sentir como si los ojos se estuvieran rasgando. Más tarde, las pálpebras hincharon debido a la irritación e infección.
Frotar los ojos solamente ponía peor la situación. La luz lo molestaba. Y su visión se fue poniendo siempre peor.
Se cree que se trataba de una enfermedad que se propagaba en el clima seco y suelo arenoso de Egipto: el tracoma.
Francisco había pasado bastante tiempo en el campamento de los cruzados, en las márgenes fétidas y húmedas del río Nilo. Allí faltaba una higiene adecuada y las enfermedades se propagaban.
En el inicio de la primavera de 1225, unos amigos llevaron a Francisco a un médico que había imaginado un método revolucionario en el tratamiento de las enfermedades de los ojos.
El médico llegó con el instrumento de hierro usado para la cauterización. Encendió el fuego y después colocó el hierro.
Los amigos le explicaron a Francisco lo que iba a hacer el médico: rojos, los hierros se aplicarían para quemar la carne de los dos lados de la cabeza de Francisco, de pómulos a las cejas.
Las venas de las sienes se abrirían y la esperanza era que la infección que causaba la ceguera se drenara.
Mientras los hierros enrojecían, Francisco espantó a todos.
Con una voz débil y, seguramente, ansiosa, dijo:
Mi hermano fuego, eres noble y útil entre todas las criaturas del Altísimo. Sé bondadoso conmigo en este momento.
Durante mucho tiempo te amé. Ruego a nuestro Creador que te hizo para que ablande tu calor, a fin de que pueda soportarlo.
Y con un gesto, bendijo el fuego.
Los amigos, aterrorizados con el procedimiento que se ejecutaría, huyeron y él se quedó solo con el médico.
Los hierros se aplicaron y la quemadura se extendió de las orejas a las cejas. La cabeza quedó cauterizada. Las venas abiertas.
Cuando los compañeros volvieron al salón, el paciente estaba extraordinariamente calmo y no se quejaba.
Todo el procedimiento fue ineficiente pero lo que sobresale es la fe de Francisco, ejemplificando que el verdadero cristiano debe soportar el dolor, con serenidad, atestando su coraje.
* * *
Seguramente aún tenemos mucho que aprender. Pero, mientras los días de bonanza nos abracen, oremos y pidamos a Dios que nos fortalezca para los días de tempestad que podrán advenir, en algún momento.
Pensemos en eso.

Redacción del Momento Espírita, basada en el cap. Quince (1225-1226), del libro Francisco de Assis, el santo relutante, de Donald Spoto, edit. Objetiva.

                                  *************************************




No hay comentarios: