viernes, 4 de septiembre de 2015

¿ En donde encontrar la Verdad ?

                    
                         LA CÓLERA

    Según la idea falsa de que uno no puede reformar su propia naturaleza,el hombre se cree dispensado de hacer esfuerzo para corregirse de los defectos en los que se complace voluntariamente,o que exigirían demasiada perseverancia,así es,por ejemplo,que el hombre inclinado a la cólera se excusa casi siempre con su temperamento,achaca la falta a su organismo,acusando de éste modo a Dios de sus propios defectos.Esto es también una consecuencia del orgullo que se encuentra mezclado en todas sus imperfecciones.


    Sin duda hay temperamentos que se prestan mas que otros a los actos violentos,como hay músculos mas flexibles que se prestan mejor a movimientos de fuerza,pero no creáis que ésta sea la causa primera de la cólera,y estad persuadidos de que un espíritu pacífico,aun cundo estuviese en un cuerpo bilioso,siempre será pacífico,y que un espíritu violento,en un cuerpo linfático,no será mas dócil;sólo que la violencia tomará otro carácter:no teniendo un organismo propio para secundar su violencia,la cólera se concentrará,y en otro caso será expansiva.


    El cuerpo no da la cólera al que no la tiene,asi como tampoco los otros vicios;todos los vicios y todas la virtudes son inherentes al Espíritu,sin ésto,¡donde estarían el mérito y la responsabilidad?El hombre contrahecho no puede enderezarse porque el Espíritu no toma parte en esto ,pero puede modificar lo que es del espíritu cuando tiene para ello una firme voluntad.¿No os prueba la experiencia,Espiritistas,hasta donde puede llegar el poder de la voluntad,por las transformaciones verdaderamente milagrosas que veis operarse?.Decid,pues,que el hombre solo es vicioso porque quiere ser vicioso,pero para el que quiere corregirse,siempre puede hacerlo.De otro modo la ley del progreso no existiría para el hombre.
(HANHEMANN,PARIS 1863)
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO: LA CÓLERA CAPITULO IX

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             EL  VERDADERO                 ESPIRITISTA
                                           
“Se reconoce al verdadero espiritista por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para dominar sus malas inclinaciones”. (Evangelio Según el Espiritismo, Cap. XVII Sed Perfectos, Los Buenos Espiritistas.) Esta frase de Kardec implica el propósito que debe asumir todo estudiante de la doctrina espiritista. El estudio de la doctrina no es solamente para “saber más”, para aumentar los conocimientos, sino para aplicar sus principios a nuestra vida diaria y convertirnos en mejores seres humanos. 
El verdadero espiritista entiende que la verdadera vida es la del espíritu, la normal en el mundo espiritual, que nuestra estancia en el mundo material es temporal para aprender y practicar lo aprendido. Esto hace que cada día trate de ser mejor que el día anterior y trate de encontrar en cada enseñanza, en cada conocimiento adquirido, la luz para ver el camino correcto, el camino del bien. 
La vida del espiritista practicante no es fácil en términos de que enfrenta un materialismo rampante en la sociedad en que vive, algo que tiene que esforzarse por superar. No puede dejarse arrastrar por la fuerza dominante de la materia. Esto es más fácil decirlo que hacerlo, lo entendemos, pero ahí radica el gran reto que enfrentamos y del cual tenemos que salir triunfantes. 
La práctica diaria de la caridad caracteriza al verdadero espiritista. Su pensamiento dirigido al bien lo lleva a hacer la caridad por razón de ese mismo bien, sacrificando su interés personal sin esperar recompensa alguna y sin discriminar por razas o creencias. Su fe en el porvenir le permite colocar los bienes espirituales sobre los materiales. 
El verdadero espiritista, aquel que entiende y pone en práctica los principios de la doctrina, tiene un gran compromiso con esta humanidad. Está en el deber de extender su conciencia del bien a la conciencia de la humanidad terrestre. 

Extracto del Evangelio según el Espiritismo.


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      EL PROGRESO MORAL


     La fraternidad debe ser la piedra angular del nuevo orden social. No obstante, no existe verdadera fraternidad, sólida y efectiva, si no se apoya en una base inquebrantable. Esa base es la fe, pero no la fe en tales o cuales dogmas particulares, que cambian con los tiempos y según los pueblos, y cuyos partidarios se agreden mutuamente, visto que al anatematizarse unos a otros fomentan el antagonismo. Se trata, por el contrario, de la fe en los principios fundamentales que todos pueden aceptar: Dios, el alma, el porvenir, EL PROGRESO INDIVIDUAL INDEFINIDO, LA PERPETUIDAD DE LAS RELACIONES ENTRE LOS SERES.

Cuando los hombres estén convencidos de que Dios es el mismo para todos; de que ese Dios, soberanamente justo y bueno, no puede querer nada que sea injusto; de que el mal proviene de ellos y no de Él, entonces todos se considerarán hijos del mismo Padre y se tenderán las manos unos a otros.

Esa es la fe que concede el espiritismo, y en lo sucesivo será el eje alrededor del cual se moverá el género humano, sean cuales fueren los cultos y las creencias individuales.

.. El progreso intelectual llevado a cabo hasta el presente en las más vastas proporciones, constituye un gran paso, y señala una primera fase del adelanto de la humanidad; pero por sí solo no tiene posibilidades de regenerarla. Mientras el hombre esté dominado por el orgullo y el egoísmo, se servirá de su inteligencia y de sus conocimientos para satisfacer sus pasiones y sus intereses personales; por ese motivo, los aplica al perfeccionamiento de los medios que le sirven para perjudicar a sus semejantes, y para destruirlos.

19. Sólo el progreso moral puede garantizar a los hombres la felicidad sobre la Tierra, porque pone un freno a las pasiones malas;solamente él podrá hacer que reinen entre ellos la concordia, la paz y la fraternidad.

El progreso moral derribará las barreras que separan a los pueblos, hará que caigan los prejuicios de castas, y acallará los antagonismos entre las sectas, enseñando a los hombres a considerarse hermanos que han sido llamados a auxiliarse mutuamente, en lugar de vivir los unos a costa de los otros.

El progreso moral, secundado por el progreso de la inteligencia,unirá a los hombres en una misma creencia, fundada en las verdades eternas, que no admiten controversias y por eso mismo son aceptadas por todos.

La unidad de creencia será el lazo más fuerte, el fundamento más firme de la fraternidad universal, quebrantado desde siempre por los antagonismos religiosos, que dividen a los pueblos y a las familias, que hacen que los disidentes sean considerados por los otros como enemigos, a quienes se debe evitar, combatir, exterminar,
en vez de hermanos a quienes se debe amar.

Semejante estado de cosas supone un cambio radical en el sentimiento de las masas, un progreso general que no podía llevarse a cabo sin que saliera del círculo de las ideas mezquinas y triviales,que fomentan el egoísmo. 

En diversas épocas, los hombres selectos han intentado impulsar a la humanidad en esa dirección,pero la humanidad, demasiado joven aún, permaneció sorda, y las enseñanzas que ellos suministraron fueron como la buena simiente que cayó sobre el pedregal.

Ahora la humanidad está madura para dirigir su mirada hacia alturas nunca antes vislumbradas, a fin de nutrirse de ideas más amplias, y comprender lo que no había entendido antes.

La generación que desaparece, se llevará consigo sus prejuicios y sus errores; la generación que está surgiendo, bañada en una fuente más pura, imbuida de ideas más saludables, imprimirá al mundo un movimiento ascendente, en el sentido del progreso moral, que caracterizará la nueva fase de desarrollo de la humanidad.

EL GÉNESIS ALLAN KARDEC

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             ¿ En donde encontrar la Verdad ?

Ciertamente no hay ningún ser humano que nunca se haya cuestionado en donde está la Verdad de nuestro Yo, del ser o del existir, y de todas las cosas interiores y exteriores que nos rodean y atañen en el mundo..
Tal vez antes se debería aclarar el concepto de la Verdad. Esta cuestión que parece simple es de las más difíciles de la Filosofía. Para las personas en general ,como para la Ciencia, la verdad es la solución o respuesta comprobada y cierta de algún problema, sin embargo para la propia Filosofía esas soluciones constituyen a su vez nuevas cuestiones. La búsqueda de la Verdad siempre fue uno de los problemas fundamentales de la Filosofía, pues sin esta búsqueda la Filosofía no tendría razón de existir.
La Verdad a veces se nos presenta como una Luz interior que ilumina y se expande cuando la descubrimos, y esta Luz la percibimos íntimamente como la presencia de Dios en nuestro propio Yo. Penetrarla solo es posible mediante el camino del Amor hacia todo lo que nuestra razón y comprensión se dirige, pues precisamente ese Dios del que hablo solamente se concibe como la Fuente Suprema del Amor.
No nos debe importar lo que la sociedad y las religiones prediquen, sino lo que nos diga esa voz interior que todos percibimos dentro alguna vez,después de haber meditado en estas cuestiones íntimas. La Verdad de las cosas al final se encuentra oculta en el interior de cada uno, pues cada cual siente como es la verdad, “su verdad”, que percibe sobre cualquier cuestión, que no tiene por qué referirse solamente a asuntos trascendentes.
Nuestra “salvación”, no va a estar en que nuestras creencias sean las verdaderas o que no lo sean, sino en que estemos abiertos a la Verdad,despojados de prejuicios y que esta Verdad nos ilumine y ayude a caminar por nuestra senda evolutiva.
Vemos como muchas personas ante el tema de la muerte, el más allá, o la reencarnación, se ven asaltadas por cantidad de dudas y preguntas para las que no encuentran una respuesta lógica y convincente ; por ejemplo, ¿por qué siempre han habido gentes, culturas, religiones y pueblos que de algún modo han sostenido la idea de la reencarnación mientras que otras no?, ¿quiénes estaban en lo cierto?, ¿en donde está la Verdad?, ¿qué hay de cierto en tantos conceptos y creencias a veces tan contradictorios?. Lo peor para el ser humano falto de respuestas, es que las ha dejado morir en su interior, dando lugar a seguir caminando por la vida como un autómata ciego y descontrolado.
En la actualidad los humanos que poblamos este planeta, debido al nivel medio de evolución alcanzado, somos ya capaces de sentir cierta inquietud por encontrar la luz de la verdad absoluta, y a cada paso mucha gente cree ingenuamente haberla hallado en tal o cual religión o filosofía y estar en la posesión total de la misma, cayendo en posturas fanáticas e intransigentes al empeñarse y sufrir porque su verdad sea la Verdad de todos los demás.
Tal vez deberíamos preguntarnos : La Verdad absoluta ¿ Está en la Biblia?; ¿está en el Corán o en el Talmud? ¿ la posee la doctrina budista, las religiones cristianas o las religiones de cualquier lugar del mundo?; ¿ alguien la posee toda entera y en exclusiva? ¿ todo lo que postulan las demás religiones y creencias que no coinciden con nuestras particulares verdades, es error o mentira?; ¿en donde está la Verdad? .
Para acallar nuestra conciencia en una postura de comodismo, es más fácil aceptar ciegamente las “verdades” que nos den hechas, aunque no las entendamos o aunque en el fondo nos hagan dudar y nos puedan dar cierta inseguridad, pero para muchos, …...“mejor es no calentarse la cabeza con esas cosas”
La Verdad, como afirmó Bertol Brecht, es hija del tiempo y no de la autoridad. Con esta afirmación denunciaba el autoritarismo de los dogmas impuestos como verdades cuyo plazo de validez se pierde al paso del tiempo; estos solo suelen ser manipulación de lenguaje y mentiras camufladas que pierden validez al paso de los años.
Todas las religiones y filosofías creen tener o estar en la verdad, y en realidad la Verdad, por ser un asunto trascendente y absoluto, no es de nadie en exclusiva porque solo pertenece a Dios y por tanto pertenece a todos; cada uno la encontrará finalmente en su interior.
La Verdad se fundamenta sobre todo en dos pilares que la sustentan: La Fe y la Razón. Sobre estos pilares el espíritu humano se eleva en la contemplación de la Verdad. Dios puso en el humano el deseo de conocer la verdad, así como la capacidad de analizar para conocerlo a El, de modo que conociéndolo y amándole el ser humano pueda llegar finalmente a conocer particularmente la Verdad , “su Verdad”.
Debiéramos ser más serios con nuestro Yo más íntimo y nuestro sentido común, y considerar que precisamente la capacidad de raciocinio y discernimiento que se nos ha dado, para algo se nos dio, y su normal uso puede ser la clave para hallar la Verdad; me refiero a la Verdad personal y particular de cada uno, y no a la que las culturas o las religiones nos han señalado e impuesto mediante dogmas de fe y toda clase de postulados para que las creamos sin más llevados por la natural inquietud de creer en algo..
Una cosa es la Verdad diferente que cada uno puede percibir sobre una misma realidad, y que siempre viene a ser un concepto sesgado de la misma, y un valor muy personal de cada cual, y otra es la realidad auténtica y total, que a veces no comprendemos o somos incapaces de ver porque aun no estemos capacitados para ello, pero que sin embargo no por eso es menos real aunque no forme parte de nuestra “verdad íntima” adquirida. La Realidad profunda de todo es la auténtica Verdad, y esta no cambia en sí misma, la enfoquemos como la enfoquemos.
La realidad tal como la percibe cada uno, es su Verdad personal, y esta hay que vivirla plenamente desde la íntima experiencia. Sin embargo el que descubre una verdad no la debe encerrar guardándola solo para sí, sino que se debe compartir y no ocultar a los demás por si les es de ayuda para que cada uno encuentre en sí mismo su propia Verdad.
La Verdad en los conceptos de la vida se conquista gracias al esfuerzo personal e íntimo de cada uno, y no por ninguna extraordinaria revelación sin provecho para quien así gratuitamente la recibiese. Se pueden y hasta se deben divulgar nuestros conceptos de verdad, pero jamás se debe imponer a nadie porque no todo el mundo está preparado o capacitado para comprenderlos y cada cual habrá de encontrar y reafirmar en su espíritu los conceptos de verdad que le son propios.
Para encontrar la Verdad es necesario sentirse libre, pero mucha gente tiene miedo a la libertad. Se tiene temor a la soledad si intentan ver y caminar por sí mismos en busca de la Verdad, nadando a veces contra corriente por los conceptos sociales establecidos ; por eso muchos tienen en lo mas profundo, temor a la Libertad, y prefieren estar atados en su mente pero lamentándose por ello en el interior de su conciencia, pues a la conciencia no se le pueden poner vallas que le impidan volar..
El descubrir un concepto de verdad supone un paso en la evolución y muchas veces una transformación mas o menos notable y coherente en quien la descubre.
La mejor manera de acercarnos a la Verdad es parándonos alguna vez a meditar , por ejemplo ante el mar, la naturaleza, los seres y las personas, como si fuésemos Seres nuevos, recién creados, sin memoria ni experiencia, escuchando, sintiendo y descubriendo, como si fuera la primera vez que lo hacemos, con el corazón abierto de par en par, amando intimamente aquello que tenemos delante y sobre lo que meditamos; esta sería la mejor oración. Y asimismo no dejar nunca de estudiar y profundizar en las leyes naturales, físicas y morales que nos afectan a todos, pues este estudio nos trae el Conocimiento, que es fuente de gozo y Sabiduría, siendo esta una de las metas evolutivas por alcanzar; las otras metas son el Amor y la Inteligencia.
La verdad no está en ningún concepto dogmático de la clase que sea cuando este no puede soportar un análisis o comprobación por parte de la Ciencia o de la Filosofía, por tanto en esos casos podemos rechazar esos conceptos y seguir buscando fuera y dentro aquello que nos haga sentir que es verdadero. A veces los seres humanos nos encontramos frente a una verdad casi tangible, y sin embargo no la percibimos y pasamos de largo, o la confundimos con una ilusión extraña de nuestra imaginación.
El Maestro Jesús Cristo, afirmó que conoceríamos la Verdad y que Ella nos haría libres. Posiblemente se refería a libres de tantos errores, ignorancia, mentiras y engaños, de dogmas y pre conceptos, de fanatismos, y de la explotación de la ignorancia humana por el propio ser humano..
De todos modos, aunque la Verdad no es patrimonio exclusivo de nadie, todas las religiones y filosofías positivas se pueden considerar verdaderas porque en sus teologías y adopciones todas contienen algunos conceptos de Verdad.
La verdad es un patrimonio personal de cada uno, y esta se debe buscar como la busca el buscador de oro que para encontrar una pequeña pero valiosa pepita del mismo, a veces deberá remover y filtrar muchas toneladas de tierra y lodo. Para encontrar antes hay que buscar, y cuando después de este esfuerzo en nuestra búsqueda personal, encontramos nuestra particular pepita del oro de la Verdad, esto supone un auténtico tesoro interior, que podremos compartir, pero que nadie puede nos puede robar y que nos enriquece humanamente para siempre.
En el momento evolutivo actual parece ser que los postulados teóricos sobre la Verdad de carácter religioso o espiritual, están siendo reemplazados cada vez más, por las Verdades auténticas que se encuentran íntimamente grabadas en el corazón de muchas gentes, mediante el esfuerzo de la práctica del bien y del altruismo para con los demás , siendo esta la auténtica religión y filosofía de vida que podremos adoptar: la práctica del bien, el Amor y la Caridad hacia los demás, la ayuda a personas necesitadas de lo mas elemental para sobrevivir, el altruismo, la participación o apoyo a movimientos populares contra la intolerancia, la injusticia, etc.. Ha llegado ya el momento al Ser humano, en que mas que las teorías y las palabras, son las obras positivas hacia los demás y el esfuerzo y satisfacción que experimentamos al hacerlas, las llenan su espíritu que así se siente partícipe en el hallazgo de su verdad auténtica de la vida.
La gente cuando oye hablar de ciertos temas que desconocen o ignoran por completo, se pone a la defensiva y se atrinchera tras la coraza de la burla o del escepticismo a modo de protección. Les da miedo buscar la verdad; es mejor para estas personas vivir en la ignorancia, el escepticismo y la superstición.. Precisamente cuando se plantean los temas relacionados con la espiritualidad estos resultan incómodos y como vía de escape suelen provocar muchas sonrisas y escepticismos. El temor a la luz de la Verdad y lo que ello implica en nuestras vidas sigue siendo en el fondo la misma causa. Pero a esas mismas personas cuando respetan y analizan seriamente estos temas , les suelen asaltar ciertas dudas que conmueven desde lo mas profundo sus convicciones y creencias anteriores , pensando si serán o no verdad estas cosas que al principio parecían oler a superstición y a ignorancia.
En esta sociedad humana actual, tan apegada a lo material y tan escéptica y alejada de lo espiritual, se pueden observar estas posturas de apatía y falta de inquietud ; sin embargo todo el escepticismo del mundo sería insuficiente para hacer que una verdad, o una realidad, esté o no reconocida por la sociedad o por la Ciencia, deje por ello de serlo.

- Jose Luis Martín -

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El que busca la Verdad tiene que ser mas humilde que el polvo; todo el mundo lo aplasta bajo sus pies”

- Gandhi -
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