sábado, 1 de noviembre de 2014

María de Nazaret también nos guía



     MENSAJE DE NUESTRA MADRE MARÍA

Amados hijos:

Que las bendiciones de amor traigan paz a vuestros cuerpos, mentes y corazones.

¡ Aquietaros !, este es un momento decisivo para vuestra evolución; buscad  la comprensión, buscad el contentamiento, buscad  la  armonía, buscad el silencio mental que trae paz a vuestras mentes y la alegría a vuestros corazones.

El mundo precisa de Paz; todos vosotros necesitais cultivar la paz.
La paz se hace presente cuando emerge en vosotros la comprensión de que los males existentes en vuestro mundo no son nada más que el reflejo de vuestras decisiones.

Vuestras elecciones, con todo, no han obedecido la voluntad de vuestras almas, norteadas por vuestros egos, ¡ ya sabeis de esta verdad !
Sabeis también que vuestros egos nada más hacían que alimentar la confusión y donde hay confusión no existe la paz; donde hay confusión se hacen siempre presente los males que minan la salud de vuestros cuerpos, mentes y corazones.

Es tiempo de dejar el mundo de la confusión, es tiempo de buscar la cura, es tiempoo de atraer la cura, es tiempo de abriros para absorber los remedios liberados por el Espíriitu del Padre y que están contenidos en la simplicidad de la naturaleza que teneis cerca en la Madre Tierra.
¡ Corred al encuentro de la naturaleza, amados !

¿Quereis equilibrio, armonía, alegría? Mirad a vuestro rededor  trascendiendo vuestros problemas para que podáis ver mas allá del caos, mas allá del dolor, mas allá de la duda y así poder absorber los encantos de la Madre Naturaleza, que permiten la vida en vuestro planeta.

Comulgad con las flores, con los árboles frondosos; dejad que el canto de los pájaros nutra vuestras almas con el encantamiento que solo tiene el sonido que viene de la naturaleza.

Sumergid vuestros sentidos en la música serena que tiene el don de impregnar vuestros oídos con la melodía que ayuda a llenar vuestros espacios donde los problemas son generados y los dolores son cultivados.

Creed en el poder de la naturaleza; creed que ella contiene todo lo que necesitáis para traer de vuelta la salud a vuestros cuerpos y armonía a vuestras mentes. 

Creer es la palabra clave, amados, pues es creyendo en vuestro poder, creyendo en vuestra capacidad infinita de transformar todo , como rescataréis vuestro equillibrio y revelaréis vuestra paz.
Dejad atrás la incertidumbre; ella es la única energía que puede hacer vuestro poder inoperante.

El ser humano precisa rescatar la certeza de que es un co-creador, y ciertos de ese poder volver a asumir la responsabilidad por sus creaciones.

Dejad pues, de crear dolencias, dejad de alimentarlas en vuestro día a día, dejad de reforzar la fragilidad de vuestro cuerpo físico, que está lejos de ser real.

Vuestro cuerpo físico fué creado para albergar vuestra alma, y cuenta con todos los dispositivos para sustentar sus necesidades con perfección; nada es fragil en  vuestro físico; sois vosotros que así creeis y esta creencia resulta de vuestra falta de fe en el poder divino que recibisteis del Padre.

Amados, es tiempo de creer, es tiempo de dejar que vuestra alma se sobreponga a vuestro ego, es tiempo de cultivar la simiente que contiene vuestra divinidad y que necesita florecer en este tiempo para que vuestro cuerpo sea el reflejo del equilibrio perfecto entre vuestra mente y vuestro corazón.

Bien amados, que vuestras oraciones ayuden a iluminar las mentes y corazones de todos los Hijos de la Tierra, para que vuestro planeta refleje cada vez más, los atributos del Creador.

Bien amados, Yo os dejo ahora derramando sobre todos vosotros mis bendiciones y envolviendo a todos en mi manto de protección, porque soy María, Vuestra Madre.

Mensaje de la Madre María, recibido por Jane M. Ribeiro el 11/08/09


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LIMITACIÓN DE LOS HIJOS
(PARA SOLUCIONAR EL PROBLEMA DEL HAMBRE)


La limitación de los hijos, o la esterilización, no eliminará la miseria, la avaricia,  la perversidad, la corrupción, las enfermedades, los celos ni los vicios infamantes. Los padres desnaturalizados continúan generando hijos que arrojan  a la calle como un producto del placer, sin contar con las “madres solteras” que son verdaderas victimas de tal inferioridad.

No se adelanta nada con reducir la natalidad cuando los hombres continúan quemando reservas alimenticias, industrias de comestibles, reservas de abastecimientos y pequeños graneros  de ciudades apartadas, arrasadas criminalmente por medio de las bombas homicidas. La ciencia  terrícola, bajo tal providencia, apenas intenta limitar, por procesos pacíficos  lo que ella misma está produciendo por medio de los ingenios funestos como es la bomba atómica.

El crecimiento demográfico de la población de un planeta sucede en concomitancia con la mejoría de su padrón alimenticio, en donde la “calidad” pasa a superar la “cantidad”.

Actualmente el hombre ingiere diminutas porciones de alimentos nutritivos concentrados que no sobrecargan el sistema digestivo y si reducen  el metabolismo peristáltico, intestinal  de asimilación, selección y excreción. El desgaste  energético  del cuerpo humano  se reduce por la alimentación menos voluminosa, habiendo menos exigencias de jugos gástricos, bilis, fermentos pancreáticos, linfa y sangre, proporcionando la reserva de energías que pueden aprovecharse en otros sectores más delicados como es el metabolismo mental.

A medida que el hombre evoluciona en espíritu, prefiere la alimentación menos animalizada.
El Universo, no tuvo principio, ni tendrá fin. Sin embargo, Dios jamás fracasó para sustentar y hacer vivir a todas las humanidades planetarias. Cualquier estadística realizada, sobre los resultados de los muertos ocasionados por las guerras, prueban que la producción y la previsión de los alimentos en el mundo, solo se reducen en esos periodos sangrientos.

El hambre, en el mundo, es producto de la irresponsabilidad humana y de los gobiernos ambiciosos, pues fuera de la sistemática destrucción fratricida, el orbe terráqueo  puede triplicar su población sin que le falten alimentos.

Las reservas nutritivas que existen en los océanos, desde los peces hasta las algas marinas, son más que suficientes para alimentar a la humanidad por muchos milenios.

La tierra es una escuela de educación primaria en lo espiritual, su principal motivo de vida es el trabajo, sin embargo, en cualquier condición de vida física que se encuentre, tiene  la oportunidad de usufructuar  y desenvolver su conciencia y promoverse  espiritualmente para llegar a la angelitud.

El limitar y controlar la natalidad reduce la oportunidad de encarnar a los nuevos alumnos, que esperan en el Espacio  el camino bendecido de la alfabetización espiritual.

Cada Espíritu sufriente al que se le impide reencarnar es una desventurada  criatura que vuelve al espacio sin rumbo fijo, pues, además de encontrarse desajustado  vibratoriamente, vive mortificado constantemente por el remordimiento de sus equivocaciones y culpas cometidas en el pasado. El renacer, tanto proporciona, nuevos caminos de recuperación espiritual, como amortiza el sufrimiento, mental del espíritu, dado que se beneficia ante el olvido de la existencia anterior en base al cuerpo de carne.

Aquellos que rechazan la sublime función de procrear organismo físicos, son candidatos a las mismas condiciones desagradables y aflictivas  en el futuro, cabiéndoles aguardar  en la inmensa cola de los candidatos frustrados en los renacimientos.

La argumentación de los científicos de todas las ramas del perfeccionamiento de la vida humana que justifican la limitación de los hijos, alegando que el aumento  indiscriminado de la humanidad ocasionará un terrible problema por la falta de alimentos, es una argumentación muy ingenua  y hasta capciosa pues el planeta tierra tiene capacidad para soportar el triple de la actual humanidad sin problemas nutritivos, los cuales nada tienen que ver  con la divinidad, pero si, con la irresponsabilidad de los hombres.

Dios ofrece a todas las criaturas los recursos necesarios para desenvolver su conciencia espiritual.

Si el hombre agota totalmente sus reservas económicas, se debe a la aplicación interesada para atender a la demanda ocasionada  por las guerras fraticidas, persecuciones, mortandades religiosas, movimientos políticos desbastadores, choques y rebeliones militares, o bien agotan los tesoros públicos en iniciativas ficticias, manteniendo a las clases aristocráticas, principados circenses, reinados convencionales, o concursos y festividades improductivos, por lo cual, es evidente que el Creador no se responsabiliza.

Las importantes sumas de dinero utilizada para perfeccionar armas y eliminar a los seres humanos, serian suficientes para alimentar a millones y millones de personas que actualmente mueren de hambre, el único movil de tan nefasto proceder es la ambición, el orgullo y el celo de esas naciones ciegas.

Bajo la metralla siniestra  y las ofensivas,  los terrícolas destruyen  ciudades, incendian bosques, destrozan puentes, rutas y caminos, arrasan campos sembrados de trigo, que son las reservas del mundo.

En consecuencia, el problema del hambre jamás será reducido  o solucionado mediante la limitación de los hijos, puesto que no es la saturación demográfica su verdadera causa sino la falta de amor del ciudadano del siglo XX. Si la humanidad terrena limitara su ambición, maldad y egoísmo, desaparecerían los problemas de la procreación indiscriminada de los hijos.

El limitar la procreación en las familias pobres para mejorar su padrón de vida para los descendientes, no se justifica, pues debemos recordar que los célebres genios, científicos e instructores de la humanidad, en su mayoría nacieron y se criaron en la pobreza, Jesús, Gandhi, Pasteur, Balzac, Dante, y muchos otros.

No se justifica la limitación de los hijos por la dificultad de darles alimentos, educación y cuidados de su salud, mientras que la ciencia y la cultura del mundo se esmeran en seleccionar los mejores ciudadanos para sustentar las guerras homicidas. ¿Qué importa ser culto, educado y tener óptimo padrón de vida, si después está destinado a ser carne  de las creaciones destructoras?  

No hay injusticias ni castigos determinados por Dios, sino las obras que en si promueven las causas por parte de los espíritus endeudados  y que nacen en hogares de familias pobres, a fin de cosechar los frutos de su siembra anterior. Nadie nace, pobre, huérfano o abandonado en la puerta de una iglesia si no ha contribuido personalmente  para recibir esa situación. El buen hijo del pasado, nace hoy, en un hogar venturoso, el malo, ingresa en la carne en hogares y familias conflictivas o abandonados, por haber subestimado el amor, y el sacrificio que le compete como padre terrenal.

Por eso pese a los esfuerzos que hacen las instituciones del bien público para amparar, educar y devolver modificado al huérfano desheredado  de la suerte, no lo consiguen, porque sus espíritus aun son indigentes y delincuentes.

La felicidad es un derecho que Dios concede a todos sus hijos, aunque algunos no son favorecidos debidos, de inmediato debido a sus deudas del pasado. El hombre, por muy malo que fuera es un espíritu  puesto en la corriente de la vida humana para realizar su angelitud. Los que delinquen  en esa realización, lo hacen por inmadurez, entonces precisan la orientación de los más aptos.

El hombre no está obligado a tener relaciones sexuales o a procrear, Jesús era un espíritu que había superado el deseo de la vida carnal; por eso no formo un hogar ni buscaba la práctica sexual. Hay un único y justificable recurso para la limitación de los hijos, que es capaz de librar al hombre de cualquier responsabilidad con la Ley del Karma; es la continencia sexual; fuera de eso, el hombre es culpable por intentar huir o evitar las secuencias procreativas.

Solamente espíritus de elevación espiritual como Jesús y los instructores de elevada jerarquía espiritual consiguen pasar  por el mundo carnal liberados de la contingencia del sexo o de cualquier compromiso conyugal.

La vida de esas entidades es tan altruista y beneficiosa para la humanidad, que es mucho mejor que nos e casen, puesto que el amor egocéntrico y transitorio de la familia consanguínea podría debilitarles el amor que sienten por la humanidad entera.

Los espíritus que no son “misioneros” o “salvadores” elegidos par esclarecer a la humanidad necesitan atender el imperativo sexual de la vida común y procrear bajo el aspecto fundamental del “creced y multiplicaos”

El celibato en la tierra, bajo cualquier condición social, religiosa, o económica es una anomalía, siempre  que no fuera determinado  por el Karma consecuente de hechos cometidos en vidas anteriores. El hombre soltero casi siempre es gozador y poco provechoso, pensando en la economía humana de las familias y amenaza el equilibrio normal de la vida del prójimo. Y la naturaleza jamás perdona a quien le frustra  sus designios, aunque sus fines sean religiosos, pues ella castiga cualquier excentricidad en el campo del sexo, ya sea por exceso o falta de uso. El hombre que infringe las leyes naturales y en el campo creativo, que abusan de la sexualidad, terminaran sufriendo las consecuencias en vidas futuras.

La criatura que no ejerce la función sexual – exceptuando la que su estirpe espiritual loa conseja _ y que comprenden  aquellas que lo hacen por puritanismo, voto religioso o conveniencia  personal, también han de sufrir consecuencias rectificadoras de su obstinada perseverancia improductiva. Dios no nos crea para atender solo a nuestros intereses personales. El cuerpo físico es un organismo beneficioso que proporciona el ascenso espiritual, pero debe utilizarse en toda su actividad energética para no atrofiarse.

Las personas que desvirtúan esas sagradas funciones y que son afectadas al perfeccionamiento espiritual, tendrán que sufrir los efectos ocasionados por cualquier tipo de infracción negligente o censurable. El erotismo es un recurso de la naturaleza para atraer al hombre y a la mujer en el cumplimiento del enlace genético pro creativo, antes de ser una acción estimulante para el placer.

Dios nos e ofende cuando el hombre traspasa el sentido objetivo del acto sexual,  y lo buscamos como un medio  para el placer, ni tampoco nos castiga por las acciones censurables. Es el hombre mismo  quien sufre las consecuencias desagradables de sus actos cuando contrariamos las leyes responsables por las actividades técnicas y científicas de la vida psíquica y física del universo.
Cuando el hombre traspasa el real sentido del acto sexual, como función licita  de propagación de la especie humana, entra en conflicto con la ley que disciplina tal función. En consecuencia, pecan los hombres que abusan de la facultad genesica, y pecan los que huyen deliberadamente para no cumplir con el concepto creador del “creced y multiplicaos” hay personas  que prefieren  vivir cómodamente en la materia, sin tener responsabilidades o deberes que sobrepasan su bienestar, evitando la prole que podría perturbarle los placeres de la vida humana. Ser casto, no es solo evitar el acto sexual sino ejercerlo bien, asumiendo bajo cualquier condición los efectos de su acción.

El renacimiento de los espíritus en la tierra es de vital importancia en el espacio, puesto que les proporciona el camino para pagar sus debitos y mejorar su graduación espiritual u apresurar su angelitud.

Un cuerpo de carne es un valioso recurso para el espíritu desencarnado  para progresar y evolucionar y en ese trance olvida las culpas de su pasado, gracias al velo del olvido que Dios nos coloca al nacer. Así el Espíritu obra con más libertad en la nueva existencia carnal, pues al, ignorar las pruebas por las que va a pasar, se anima y se organiza para llevar una vida  saludable y provechosa. Si al hombre le fuera dado recordar perfectamente la trama de su vida anterior, calculando los provechos a recoger, como así también las crisis, los sufrimientos y desesperaciones morales de los defectos kármicos, no tendría jamás ninguna iniciativa en la vida física, pues no tendría fuerzas para sobreponerse a aquello que parecía ser un destino fatalista.

Por eso, la limitación de los hijos, en vez de ser un asunto apropiado al sentimentalismo lagrimoso de la moral humana, es un acto que perturba la técnica espiritual al no procrear más cuerpos físicos,  mientras aumenta la infelicidad de los espíritus afligidos. Cuantos más cuerpos físicos se procrean más caminos de progreso espiritual se facultan; menos cuerpos  físicos, en el plano terrenal, más aflicciones y problemas en el Más Allá. Obviamente, los limitadores de hijos, fuera de cualquier prevención diferente a la creada por la continencia sexual, tendrán que sufrir, más tarde, los efectos de sus actos, puesto que la Ley también los hará esperar prolongado tiempo en la fila de los desencarnados que suplican como si fuera una limosna un cuerpo bienhechor.
 Trabajo realizado por Merchita(el 29-12-07)
Extraído del libro " La Vida Humana y el Espíritu inmortal " de Ramatis 

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FRICCIONES Y CONFLICTOS· Francisco Cándido Xavier

Las tareas doctrinarias fueron procedidas por varias conversaciones que giraron alrededor de los atritos y conflictos  dentro de la convivencia común del hombre. Abierto el Evangelio Según el Espiritismo, tuvimos el ítem 17 del capítulo XIII sobre la piedad.
Los comentarios asumieron características variadas; el mensaje de Emmanuel  fue recibido al término de nuestra actividad de la noche.
 

COMPADÉCETE Y ACERTARÁS· Emmanuel
Cuando analices el comportamiento menos feliz de ese o aquel hermano, compadécete y acertarás.
En la base de la solución de cualquier problema, en el orden moral de la vida,  la compasión es la puerta de acceso.
En verdad, todos estamos rodeados de compañeros  golpeados por la inquietud y la angustia.
No les agraves el dolor.
Este creyó que hacia justicia y cayó en el remordimiento; aquel admitió que la vigilancia fuese tirana y se convirtió en verdugo de los seres más queridos; otro  consintió que el afecto se erigiese únicamente  en placer  y se convirtió en desequilibrio; aquel otro imaginó  que la penuria debiese alentar la economía  y se constituyo en avaricia; y otro  aun entendiendo que la Divina Providencia fuese el apoyo exclusivo para el mundo personal, transfigurara   la propia fe  en látigo de los semejantes.
Reflexiona en los engaños a que se rindieron, desprevenidos, y compadécete.
Cuando no consigas aliviarles los padecimientos, entreteje un velo de esperanza que los resguarde el frente contra el asalto a las tinieblas.
Dios es la justicia que se ejecuta en las leyes que lo revelan, más también es la misericordia  en  el amor que asegura la omnipresencia.
Los que se desvían se saben desviados sin que se haga preciso se les señale las llagas intimas a golpes de acusación o censura.
Todos nosotros, cuando nos precipitamos  en la delincuencia, conocemos,  a la saciedad, el sombrío lugar en el que nuestra mente madura.
 Que nos baste el rescate por los sufrimientos de la culpa.
El dolor existe para mostrar que no hay desajuste sin posibilidades de rectificación.  Y en la base de todo el equilibrio reina  la Eterna Sabiduría, que nos hizo inmortales. Por eso mismo, determinó el Señor que se  le atribuyese en las revelaciones de la verdad  la afirmativa inolvidable: “Misericordia quiero y no sacrificio”.

LA MEDIDA CIERTA· J. Herculano Pires (Hermano Saulo)
Medimos, medimos siempre. Cargamos en nuestra mente la cinta métrica del juicio. Si nos presentan a alguien, inmediatamente medios a ese alguien de la cabeza a los pies. Más nunca nos interesamos por verificar si nuestro instrumento de medida está en lo cierto, si no se alteró con el tiempo y el uso. Dios nos dio el juicio como reflexión de su divina justicia,  pues nos hizo a Su imagen y semejanza, no en el cuerpo, más si en el espíritu. y por eso nos dio también la compasión, que es el reflejo de Su divina misericordia.  Nuestra imperfección nos lleva a opinar en la justicia y olvidar la misericordia que en Dios se equilibran.
En 1862, en la ciudad de Burdeos, en Francia, el espíritu protector Michel dio una comunicación sobre la piedad, que figura en el capitulo XIII del evangelio Según el Espiritismo. Ese mensaje comienza así: “La piedad es la virtud que más nos aproxima a los ángeles. Es la hermana de la caridad que nos conduce  para Dios. “Piedad y compasión son sinónimos. El Espiritismo nos enseña que evolucionamos  en dirección a Dios, más que entre la condición humana  y Dios existe la fase angélica por la cual tenemos que pasar. Nadie se elevará espiritualmente usando apenas la ficha métrica del juicio.
La medida cierta que podemos aplicar a los otros es juicio regulado por la piedad, como Emmanuel vuelve a enseñarnos, más de cien años después  de la comunicación de Michel. La violencia de los antiguos tiempos que nivelo los pueblos barbaros y civilizados por el mismo padrón de animalidad, como la violencia de nuestro tiempo en el que los resquicios del pasado repuntan amenazadores, sirven para mostrarnos  como es de difícil el aprendizaje en la Escuela de la Tierra.
Alumnos renitentes, volviendo siempre a las mismas  clases, a través de la reencarnación, aun no aprendimos la cartilla del Evangelio. La revelación espirita nos socorre en este momento con sus nuevos métodos de enseñanza, procurando franquearnos la puerta de las promociones necesarias.

Ya es tiempo de que pensemos en las lecciones de humanidad que Jesús nos dio a través de palabras y ejemplos. La Tierra está en fase de transición para un mundo mejor. Nuestras pruebas actuales son las pruebas finales. Si no pasamos el examen, atrapados por el egoísmo animal, seremos transferidos para otras escuelas, a fin de reiniciarnos en los estudios.

Artículo publicado originalmente en la columna dominical “Chico Xavier pide licencia”

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