lunes, 17 de noviembre de 2014

Una toma de conciencia



              EJERCICIOS ESPIRITUALES
                 


Al igual que nos esforzamos en los cometidos de la  vida, como es el trabajo en todos los sentidos, hemos también de procurar hacer los ejercicios espirituales. Muy pocas almas piensan en esta modalidad que vivifica la vida del espíritu.
Y la mejor forma de hacerlo es:
PONIENDO EN  ORDEN EN TU VIDA.
Detén tu alocada carrera diaria ¿Adónde vas con tanta prisa? ¡Ubícate! Haz una lista de lo importante y de lo urgente, ordena tus cosas pendientes por prioridad. Respira profundo y piensa con calma QUÉ quieres de la vida, cuál es tu sueño... ¡y una vez que lo identifiques ve por él! Ponte metas pequeñas a corto plazo y cumple con ellas para que poco a poco, alcances metas mayores.
  PRACTICA EL AGRADECIMIENTO.
  Lo más importante de todo lo que está ocurriendo en este momento es que........ ¡Estás vivo! Estar vivo es un regalo... algo tienes que hacer, alguna misión que cumplir, ¿qué esperas?
 Agradece los dones que día a día te ofrece la vida, cuéntalos y haz buen uso de ellos, muchas veces tenemos más de lo que podemos disfrutar, pero nos cuesta trabajo reconocerlo.
  OBSERVA TUS PENSAMIENTOS.
  Sabias que lo que piensas de un problema es más importante y determinante que el problema en sí? Sé que muchas veces no es fácil enfrentarlos... pero, haz el esfuerzo de volverte más positivo y mejora tu actitud. Evita ser portador de malas noticias, no te involucres en chismes o comentarios negativos hacia otras personas... ¡vive y deja vivir!
  ACEPTA LO QUE NO PUEDES CAMBIAR.
  El pasado ya no importa, pues ya ocurrió; olvídate de los malos sentimientos; vive tu duelo; perdona y libérate del peso que por tanto tiempo has cargado. Ábrete a comenzar de nuevo; puedes progresar y cambiar tu situación personal. Toma tiempo pero es posible mejorar tu situación en la vida por difícil que sea. Comienza a ver los inconvenientes, como oportunidades y procura darle una respuesta creativa a cada situación.
ENTREGA EL 100% EN TODO MOMENTO.
  Comprométete a dar y a recibir con abundancia; ofrece a quien te encuentras, siempre, un pequeño regalo: una sonrisa, unas gracias, un saludo, una palabra de aliento. Mantén en circulación la verdadera riqueza de la vida. Muestra interés, aprecio y comprensión por los demás. Silenciosamente envía pensamientos de amor, solidaridad, paz y alegría.
  ÁBRETE A LA COMUNICACIÓN.
  Crea puentes de comunicación que te permitan expresar y compartir tus ideas y sentimientos. Deja de esperar a que otros se comuniquen contigo, toma la iniciativa y acércate a ellos para compartir y crear soluciones y estrategias para iniciar nuevos proyectos. Además recuerda que la comunicación es el puente que acorta las distancias que nos mantuvieron separados por diferencias o malos entendidos.
  LIBERA LA RABIA.
  Muchas personas están cargadas de emociones negativas y tensiones que potencian la ira. Cuando te dejas llevar por ella, terminas afectando y deteriorando en la mayoría de los casos, tus relaciones con los demás. Además la ira se convierte en resentimiento cuando la hemos acumulado por mucho tiempo, y a quien verdaderamente acaba dañando, es a la persona que la siente: ¡a ti mismo! Aprende a respirar imaginando que sale de ti, con cada respiración. Practícalo hasta que te sientas mejor.
  Cuando está lloviendo fuerte, pensamos por un momento que el sol se ha ido. Pero si subimos a un avión y volamos por encima de las nubes... nos daremos cuenta de que el sol brillante, sigue ahí... Esperemos a que las nubes se disipen para ver de nuevo al sol salir.  ¡Vuela, el avión eres tú!
  PRACTICA LA ORACIÓN:
  La oración es la forma de comunicarnos con la esencia de la vida.... ¡CON DIOS!

TEN POR SEGURO QUE TODOS ESTOS EJERCICIOS PRACTICADOS CON AMOR Y DEDICACIÓN TE DARAN VIDA, UNA VIDA SANA, EN LA CUAL TU CAMINARAS FIRME Y EQUILIBRADO, PORQUE LA FE QUE VIVIFICARÁ TU ESPIRITU A TRAVÉS DE ESTOS EJERCICIOS FORTALECERÁ CUALQUIER TIPO DE EMPRENDIMIENTO.

- Merchita-

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¿ Quien  nos juzgará después de la muerte ?

Generalmente esto lo afirman las religiones, pero hay cierta confusión en ciertos conceptos como este, que vienen de la tendencia ancestral de personalizar a Dios como un alguien todopoderoso, como un Ser concreto y delimitado, como los demás seres creados por Él, pero a su vez lo consideran un Ser abstracto que está ahí arriba, vigilándonos para ver si hacemos el bien o el mal, o si somos dignos de premio o de castigo. Y es que realmente el considerar a Dios como alguien ajeno y externo a nosotros, que nos hace un severo y minucioso juicio al final de la vida, dándonos después de este juicio, una condenación o una absolución para toda la eternidad, es un absurdo inadmisible a cualquier conciencia humana normal, pero si se admite que ese “alguien” o ese “algo” vive en nosotros y nos juzga a través de nuestra conciencia, nos acercamos algo más a la Verdad.
Dios no es “alguien”; no es un Ser concretado en una forma corporal y por tanto un ser limitado. Sabemos ahora que nuestra Fuente de Origen es un ser ilimitado en su perfección y atributos; en nuestra limitada mente lo podemos concebir como la Energía Primaria de toda la Creación, la Inteligencia Suprema, Causa, Principio y fin de todo cuanto existe; el Único y Soberano Juez que vive en cada uno de nosotros porque somos creación de El, a su imagen y semejanza en cuanto espíritus, o sea con atributos de su propia Esencia, con el propósito de desarrollarlos y acercarnos a Él, a través de un largo proceso que llamamos evolución del espíritu, y por eso, aunque ciertamente Dios nos juzga al final de la vida, se entiende que, estando en nosotros, lo hace través del tribunal inexorable de la propia conciencia de cada uno, un tribunal donde el Juez Supremo es Dios. Esto se comprenderá mejor cuando hablemos del concepto de Quién o Qué es Dios.
Este juicio final se produce naturalmente en la propia conciencia del Ser cuando abandona este mundo, ya desencarnado, comprendiendo así en qué se equivocó, lo bueno y malo que hizo o lo que pudo y debió hacer y no hizo. Esto le hace experimentar dolor y remordimientos ante sus errores, o felicidad y paz cuando lo que hizo de bueno en esa vida, le hace penetrar en el mundo espiritual en medio de una indefinible dicha y placer. Ese juez, infinitamente justo, bondadoso, pero inexorable, nos acompaña ahora, en nuestra vida de seres encarnados, pues lo llevamos con nosotros, instalado en la conciencia y nuestro juicio ya está en curso en esta vida, desde que por primera vez esa conciencia despertó en lo más íntimo del alma humana.

- Jose Luis Martín-

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Después de mis investigaciones, he llegado a la conclusión de que morir no es otra cosa que expandir la conciencia ”.
- Dr. Raymond Moody -

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UNA TOMA DE CONCIENCIA
J. Herculano Pires

El apego al contingente, a lo inmediato, apaga en la conciencia de nuestros días el sentido de responsabilidad espiritual. Ni siquiera la ronda constante de la muerte consigue arrancar al hombre  de la embriaguez del presente.  El problema del espíritu y de la inmortalidad solo se aviva cuando está  ligado directamente a la cuestión del interés personal. El católico, el protestante, el espirita se equivalen en ese sentido. Todos buscan los caminos del espíritu  para la solución  de cuestiones inmediatistas  o para garantizar a sí mismos en una situación mejor despues de la muerte.
La mayoría absoluta de los espiritualistas está siempre dispuesta a invertir (este es el termino exacto) en obras asistenciales, más revela el mayor desinterés por las obras culturales. Los religiosos de todos los matices se apegan a la tabla de  salvación de la caridad material, aplicando grandes donaciones  en hospitales, orfanatos y viveros, más olvidándose de los intereses básicos de la cultura.  Aseguran los juros de la caridad para después de la muerte, más contraen pesadas deudas en lo tocante a la divulgación, sustentación y defensa de los principios fundamentales  de la renovación de la cultura planetaria.
La prensa, la literatura, la enseñanza, el estudio, la fijación de líneas maestras de la nueva cultura terrena  quedan en el dios dirá. Falta una toma de conciencia, particularmente en el medio espirita, de la responsabilidad de todos en la construcción y en la elaboración de la Nueva Era, que es trabajo de los hombres en la Tierra. Nadie o casi nadie  comprende que sin una estructuración cultural elevada, sin estudios profundizados  en el plano cultural, que revelen las nuevas dimensiones del mundo y del hombre en la perspectiva espirita, el espiritismo no pasara de una secta religiosa de fondo egoísta, buscando la salvación de sus adeptos, precisamente aquello que Kardec lucho por evitar.
La finalidad del espiritismo, como Kardec acentuó, no es la salvación  individual, más si la transformación total del mundo, en un vasto proceso de redención colectiva. Proporcionar a los jóvenes una formación cultural apoyada en la más positiva y completa base espiritual, que muestre la insensatez de las concepciones materialistas y pragmáticas, dándoles la firmeza necesaria en la sustentación  y defensa de los principios doctrinarios, no es solo caridad, más también realización efectiva  de los objetivos superiores del espiritismo en esta fase de transición. Sin ese trabajo no podremos avanzar  con seguridad y eficacia en dirección  de la Era del espíritu. Hemos de dar a las   nuevas generaciones la posibilidad de afirmar, ante el desenvolvimiento de las ciencias y del avance general de la cultura, como dijo Denis Bradley: “ ¡Yo no creo, yo sé!” Porque es por el saber, y no por la creencia , por la fe racional y no por la fe ciega, por el conocimiento y no por las  teorias indemostrables, que el espiritismo, como revelación espiritual, habrá de modelar  la nueva realidad terrena, apoyado en la  en la confirmación científica, por la investigación,  de sus postulados fundamentales. La revelación humana  confirma y comprueba la revelación divina.
Ese es el problema que nadie parece comprender. Todos sueñan con el momento en el que la ciencia deberá proclamar la realidad del espíritu. Más esa proclamación jamás será hecha, si la ciencia espiritas no atendiera la mayoridad, no se confirma por si misma,  pudiendo enfrentar virilmente, en el plano de la inteligencia y de la cultura, la visión materialista del mundo  y la concepción materialista del hombre. Por eso precisamos de universidades espiritas, de institutos  de cultura espirita dotados de recursos para una producción cultural digna de respeto, de laboratorios de investigación psíquica estructurados  con el material eficiente  y orientados por metodología segura, planteada  y testada por especialistas de verdad, capaces de dominar su campo de trabajo y de enfrentar con pruebas irrefutables los sofismas de los negadores sistemáticos. Es una batalla que se traba,  el buen combate del que hablaba el apóstol Pablo, ahora desarrollado con todos los recursos de la tecnología.
Nada de sentimentalismo religioso, de palestras sin fin sobre la fraternidad imposible en medio de lobos vestidos de ovejas. Nada de caridad interesada, de prensa condicionada a la creencia simple, de relaciones emotivas que no pasan de formas de chantaje emocional. Precisamos de la Religión viril que remodela al hombre y al mundo en la base de la verdad comprobada. De la caridad real que nos se traduce en limosnas, más si en  realización de la fraternidad humana oriunda del conocimiento  de nuestra constitución orgánica y espiritual comunes,  o sea, de la inevitable igualdad humana. De sabias exposiciones  y profundas de los problemas del espíritu, nacidas de la reflexión madura y del estudio metódico y profundo. Hemos de despertar  a los dormilones de la pereza mental y convocar   a todos para las trincheras de la guerra incruenta de la sabiduría  contra la ignorancia, de la realidad contra la ilusión, de la verdad contra la mentira. Sin esa revolución en nuestros procesos  no llegaremos al mundo mejor que ya está llamando, impaciente, a nuestras puertas.
No hagamos del espiritismo una ciencia de gigantes en manos de pigmeos. El nos ofrece una concepción realista del mundo y una viril visión del hombre. Archivemos  para siempre las predicaciones de sacristán, los cursillos de miniaturas de Anjeles, a semejanza  de las miniaturas japonesas de arboles.  Enfrentemos los problemas doctrinarios  en la perspectiva exacta  de la libertad y de la responsabilidad de seres inmortales. Reconozcamos la fragilidad humana, más no nos olvidemos de la fuerza  y del poder del espíritu encerado en el cuerpo. No encaremos la vida cubiertos  de cenizas medievales. No hagamos de la existencia un muro de lamentaciones. Somos artesanos, artistas, operarios, constructores del mundo y hemos de construirlo según el modelo de los mundos superiores  que estallan en las constelaciones.
Estudiemos la doctrina profundizando en sus principios. Remontemos  nuestro pensamiento a las lecciones vivas de Cristo, restableciendo en la Tierra las dimensiones perdidas de Su Evangelio. Esa es nuestra tarea

( Traducción de Merchita )

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