jueves, 7 de julio de 2011

Una ocasión especial


La felicidad no depende de lo que nos falta, más si del buen uso que hacemos de lo que tenemos.
Thomas Hardy



Era con mucho dolor el que aquel hombre retiraba del guarda ropas un frasco de perfume francés con el cual regalara a su esposa cuando dio su último viaje al exterior.



Esto, dijo él, es una de las cosas que ella estaba guardando para una ocasión especial.
Bien, creo que ahora es la ocasión, dijo demostrando profunda amargura.


 Tomó el frasco con cariño y lo coloco en la cama junto con los demás objetos que había separado para llevar a la funeraria.

Miró consternado para las pertenencias guardadas, cerró la puerta del armario, se viró para los demás familiares que estaban con el y les dijo con voz emocionada:


Nunca guarden nada para una ocasión especial, ya que podemos crear cada día una ocasión muy especial.

Independiente del valor y del significado de los objetos, muchos de nosotros tenemos los nuestros guardados para ocasiones especiales.

Son los regalos de nuestro casamiento, ropas adquiridas para ese fin, salas reservadas para esas circunstancias.Algunos de nosotros llegamos a quedar neuróticos solo de pensar en dejar saltar a los hijos en la sala de visitas, pues tenemos que preservarla intacta para una ocasión especial, para recibir visitas especiales, como si ellos no lo fuesen.

Son todas esas cosas las que pierden totalmente el valor cuando la ocasión especial es la del funeral de un ser querido.

Un hijo que se va, sin que le hayamos dejado tomar café en aquella taza rara que heredamos de nuestra bisabuela.

El esposo que se despide sin poder contemplar a la esposa vistiendo la lencería nueva que le dio de regalo en el ultimo aniversario de boda.

En el campo de los sentimientos también acostumbramos a hacer nuestras economías para ocasiones especiales.

Es aquella frase mágica que estamos aguardando para decirla un día muy especial…

Una declaración de amor que estamos preparando para decir cuando las circunstancias sean propicias…

Un gesto de cariño que evitamos hoy, por juzgar que lapersona aun no está preparada para recibir.

Un pedido de perdón que estamos aplazando para un día que nunca llega…

La carta a un amigo que no vemos hace tiempo, pidiendo noticias.

La conversación amistosa con alguien que nos considera un enemigo, con el fin de esclarecer dudas y resolver dependencias, mientras estamos en el camino, como nos aconsejó Jesús.En fin, pensemos que cada día, es un día especial.

Cada hora es una hora muy especial…

Cada segundo, es un tiempo especial para crearse una ocasión perfecta para hacer todo lo que debe ser hecho.

No vale la pena economizar las cosas buenas. Es preciso vivir intensamente cada fracción del tiempo que Dios nos permite estar en contacto con las personas que nos rodean.


Las palabras de cariño que dejamos decir…

Las promesas que dejamos de cumplir…

Las flores que dejamos de ofrecer…

El mensaje de esperanza que no esparcimos…

De todo eso podremos arrepentirnos amargamente cuando, en una ocasión especial, estemos partiendo de este mundo, o despidiéndonos de alguien que parte.

- Equipo de redacción de Momento Espírita -


Visita el blog  elespiritadealbacete.blogspot.com

No hay comentarios: