INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Allan Kardec y la Doctrina Espírita
2.- Suicidio y Espiritismo
3.- Espíritus en la noche
4.- Elevación
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ALLAN KARDEC Y LA DOCTRINA ESPÍRITA
" La doctrina que enseñan hoy los espíritus no tiene nada de nuevo; se encuentran fragmentos de ella en la mayor parte de los filósofos de la India, de Egipto y de Grecia, y completa en la enseñanza de Cristo. ¿A qué viene, pues, el Espiritismo? A confirmar con nuevos testimonios, a demostrar con hechos, verdades desconocidas o mal comprendidas, y a restablecer en su verdadero sentido aquellas que han sido mal interpretadas o voluntariamente alteradas.
Cierto es que el Espiritismo no enseña nada nuevo: ¿Pero es poco probar de una
manera patente e irrecusable la existencia del alma, la supervivencia al cuerpo, su
individualidad después de la muerte, su inmortalidad, las penas y las recompensas
futuras?
Desde el punto de vista religioso, el Espiritismo tiene por base las verdades
fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma, la inmortalidad, las penas y las recompensas futuras, pero es independiente de todo culto particular. Su fin es probar la existencia del alma a los que la nieguen o dudan de ella; que sobrevive al cuerpo, y que sufre después de la muerte las consecuencias del bien o del mal que ha hecho durante la vida corporal, lo cual pertenece a todas las religiones.
Como creencia en los espíritus, pertenece a todas las religiones y forma parte de
todos los pueblos, puesto que donde hay hombres hay almas o espíritus, y puesto que las manifestaciones han tenido lugar siempre, y su relato se encuentra en todas las religiones sin excepción. Se puede ser, pues, griego o romano, protestante, judío o musulmán, y creer en las manifestaciones de los espíritus, y por consiguiente, ser espiritista; la prueba está en que el Espiritismo tiene adeptos en todas las sectas.
Como moral, es esencialmente cristiano, porque la que enseña no es más que el
desarrollo y la aplicación de la de Cristo, la más pura de todas y cuya superioridad no es negada por nadie; prueba evidente de que es la ley de Dios, y que la moral está a disposición de todo el mundo.
Siendo independiente el Espiritismo de toda forma de culto, no prescribiendo
ninguno, y no ocupándose de dogmas particulares, no es una religión especial, porque no tiene sacerdotes ni templos. A los que le preguntan si hacen bien o mal en seguir tal o cual práctica, responde: Si creéis vuestra conciencia obligada a hacerlo, hacedlo: Dios tiene siempre en cuenta la intención. En una palabra, no impone a nadie; no se dirige a los que, teniendo fe, están satisfechos de ella, sino a la numerosa categoría de los vacilantes e incrédulos. No los arrebata a la iglesia, puesto que moralmente se han separado de ella total o parcialmente; les hace recorrer las tres cuartas partes del camino para volver a aquélla, a la cual toca hacer lo demás.
Es verdad que el Espiritismo combate ciertas creencias, tales como las penas
eternas, el fuego material del infierno, la personalidad del diablo, etc., ¿Pero no es verdad que estas creencias, impuestas como absolutas, han hecho en todas las etapas de la humanidad incrédulos y los hacen aún hoy en nuestros días? Y si el Espiritismo, dando a estos y a otros dogmas una interpretación racional, conduce a la fe a aquellos que la abandonan, ¿No presta un servicio a la religión? Así es que un venerable eclesiástico decía con respecto a este asunto: “El Espiritismo hace creer algo, y vale más creer algo que no creer nada ".
( Tomado de algunos escritos de Allan Kardec)
- Marco Antonio Fernández Sánchez-
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SUICIDIO Y ESPIRITISMO
En este importante tema, el Espiritismo obtiene también otro resultado enteramente positivo y quizás, el más decisivo. Nos muestra aquellos mismos Espíritus de los que se han suicidado y que acuden a los médiums en los trabajos espíritas para narrarnos su desgraciada situación, probando así que nadie viola impunemente la Ley de Dios, la cual impide al hombre abreviar su existencia.
Para los suicidas sus padecimientos por ser solo temporales y no ser eternos, no por ello son menos terribles, y son de tal índole, que invitan a reflexionar a quienes están tentados de partir de este mundo antes de haber recibido la orden de Dios para partir, o sea antes del tiempo natural para que su vida termine sin ser acortada por un acto de su voluntad.
El espírita por tanto, tiene como contrapeso para la idea del suicidio muchos motivos. La certeza de una Vida futura en la que será más o menos dichoso y feliz cuanto más infortunado y resignado haya sido en la Tierra. La certeza, también, de que acortando su existencia obtiene un resultado del todo opuesto al que esperaba conseguir: liberarse de un mal para caer en otro peor, más prolongado y más terrible; saber que se equivocaría si creyese que quitándose la Vida llegaría más pronto al Cielo; saber que el suicidio es un obstáculo que le impedirá reunirse en el otro Mundo con los Seres de su afecto y que espera volver a reencontrar allá.
De todo lo cual, se saca la conclusión de que el suicidio, al no poner fin a sus sufrimientos y de no causar más que desilusiones va contra sus propios intereses. Por eso, es considerable el número de suicidios que evita el Espiritismo y por ello, podemos creer que si algún día todo el mundo conociese y adoptase el conocimiento espírita, ya no habría entonces más suicidas conscientes.
Comparando, pues, los resultados del materialismo con los de la Doctrina Espírita, solo desde el punto de vista del suicidio, hallamos que la lógica materialista conduce naturalmente al mismo, mientras la lógica espiritista lo aparta, lo cual ha sido confirmado por la experiencia.
- Alborada Espírita - ( Adaptación de José L. Martín)
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ESPÍRITUS EN LA NOCHE
Espíritu, alma: tú que recorres estas páginas, ¿de dónde vienes y adónde vas?
Contempla y medita. Por todas partes hermosas y poderosas obras
solicitan tu atención. De su estudio extraerás, con el aliento y la confianza, el justo sentimiento de tu valor y de tu porvenir. Los hombres no se odian, no se desprecian sino porque ignoran el magnífico orden por el cual están todos íntimamente unidos.
¡Trabaja, ama y ora! ¡Cultiva tu inteligencia y tu corazón! Desarrolla tu
conciencia, hazla más vasta, más sensible. Cada vida es un surco profundo de donde debes salir purificado, dispuesto para las futuras misiones, apto para trabajos cada vez más nobles, más grandes. Así, de esfera en esfera, de morada en morada, proseguirás tu carrera, adquiriendo fuerzas y facultades nuevas, unido a los seres que has amado y que han vivido y revivirán contigo.
LEON DENIS
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