INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Aprendamos
2.- Lo sobrenatural y las religiones
3.- Delante del Karma
4.- Eutanasia
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APRENDAMOS
Cada día percibimos sensaciones o percibimos pensamientos que muchas veces no sabemos cual es su origen, sin embargo, nosotros tenemos parte del origen.
Todos los días captamos pensamientos, la mayoría de las veces enfocados al mal y eso pasa porque nuestra condición espìritual todavía está muy materializada, aunque entretanto, podemos cambiar esos pensamientos.
Tenemos que tener cada día, especial prudencia con lo que hablamos y mayor importancia con lo que pensamos. Al cabo del día hemos tenido, tal vez, miles de pensamientos. Si todos ellos pudiéramos analizarlos, posiblemente nos escandalizaríamos, pues sin duda, la gran mayoría estarán lejos de las enseñanzas de Jesús. Por eso y por ese motivo en especial, solo captamos pensamientos y sensaciones de ese mismo tenor; entonces, algo hay que hacer. Jesús nos advirtió a ese respecto, sin embargo no hacemos caso o no ponemos interés en esa valiosa lección. Él dijo: "Orad y vigilad".
La oración es, sin duda, la mejor medicina para que esos pensamientos cambien y sean más elevados, también la vigilancia, no vigilancias exteriores sino vigilancias interiores, vigilar nuestro interior, buscar dónde empiezan esos pensamientos malos, esos pensamientos poco cristianos y percibiremos que comienzan en nuestro instinto más primario, el instinto de conservación, siendo este la madre de muchos de nuestros problemas.
El egoísmo, que solo busca que nosotros seamos los primeros en todo; los celos, que solo miran que la persona amada sea nuestra; la envidia, que solo mira nuestro propio interés; el odio, que solo mira que el otro será mejor que nosotros o si solamente nos incomoda. En fin, tantas y tantas otras dolencias espirituales que todas ellas descansan en el sentimiento, en el instinto de conservación.
Hace miles de años éramos todavía muy animalizados y sin duda, ese instinto nos ayudaba a prevenir la Vida, sin embargo cuando el Espíritu evoluciona este sentimiento se vuelve un ancla muy pesada y tenemos que romper sus cadenas.
El Sublime Maestro nos marca grandes directrices y en todas Sus lecciones enseñaba el Amor a Dios y a nuestros hermanos, como a nosotros mismos, tal es la Ley de los profetas. ¡ Entonces, solo Amar a Dios por encima de todo nos enseña que debemos olvidarnos de nosotros mismos para comprender a Dios, para entender que Dios es parte de nosotros y como en un todo también tenemos que querer a nuestros hermanos; ¡ Es querer a todos por igual, como Dios nos quiere !. Y aquí ya tenemos que quitar el instinto de conservación y reemplazarlo por Dios, por el Padre, donde aquí comenzaremos a tener pensamientos, más sublimes, más elevados y solo percibiremos pensamientos más iluminados.
Entonces ya sabemos cual es el problema y cómo solucionarlo; también se puede añadir el estudio de nosotros mismos, el conócete a tí mismo, decía Sócrates, porque el conocerse a sí mismo también es una asignatura pendiente, siendo que así podemos cambiar nuestra moral y romper, sin duda, nuestro viejo yo, aquel que hemos construido durante miles de años con base solo en el instinto de conservación, y ese viejo yo, lo tenemos que ir borrando de nuestra conciencia y cambiarlo por el Yo más elevado, teniendo como modelo al Ser más excepcional que nos envió el Padre para guiarnos y para tenerlo como modelo de conducta, y este Ser maravilloso es Jesús de Nazaret.
- Alborada Espírita-
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LO SOBRENATURAL Y LAS RELIGIONES
18. Suponer que el fundamento imprescindible de toda religión es lo sobrenatural, que es la
clave del edificio de la cristiandad, es sostener una tesis peligrosa. Si se considera que las verdades cristianas sólo se basan en lo maravilloso, se le otorga un cimiento demasiado precario que se va desgastando a diario. Esta tesis, sostenida por eminentes teólogos que se han erigido en sus defensores, lleva a pensar que en un determinado momento ya no habrá religión alguna, incluso la cristiana, si lo que era considerado sobrenatural se nos mostrase como natural. Por más argumentos que se aduzcan, no se logrará mantener la creencia de que un hecho es milagroso, cuando se ha probado que no lo es. Pues bien, cuando un hecho puede ser explicado por las leyes naturales y ser reproducido por la intervención de un individuo cualquiera deja las leyes de la Naturaleza. Las religiones no precisan de lo sobrenatural, sino del principio espiritual, que sucede confundirse con lo maravilloso y sin el cual no hay religión posible.
El Espiritismo considera a la religión cristiana desde un punto de vista más elevado. Le da
una base más sólida que los milagros: las leyes inmutables de Dios, que rigen tanto al principio espiritual como al material. Esta base desafía al tiempo y a la ciencia y ambos vendrán a sancionarla.
Dios no es menos digno de nuestra admiración, de nuestro reconocimiento y respeto por no
haber derogado sus leyes, que son perfectas, sobre todo, por su inmutabilidad. No es necesario lo sobrenatural para tributar a Dios el culto que es debido. ¿Acaso no es la Naturaleza lo suficientemente imponente por sí misma como para necesitar agregarle aditamentos y probar el poder supremo? Si la religión fuese sancionada por la razón, habría muchísimos menos incrédulos.
El cristianismo nada podría perder con esa sanción, pero sí ganar mucho. Si hubo algo que le
perjudicó frente a la opinión de ciertas personas, fue precisamente por el abuso en recurrir a lo sobrenatural.
19. Si se toma la palabra milagro en su acepción etimológica, cosa admirable, entonces los
milagros nos rodean: los aspiramos en el aire y los tocamos al caminar, puesto que todo es milagro en la Naturaleza.
¿Se quiere dar al pueblo, a los ignorantes y a los pobres de espíritu una idea del poder de
Dios? Mostradles ese poder en la sabiduría infinita que todo lo preside en la admirable organización de lo que vive, en la fructificación de las plantas, en la adecuación de todas las partes de cada ser a sus necesidades, de acuerdo al medio en que vive. Mostradles la acción de Dios en la brizna de hierba, en la flor que se abre, en el Sol que da vida. Mostradles su bondad en su solicitud hacia todas las criaturas, por ínfimas que sean; su previsión en la razón de ser de cada cosa, entre las que ninguna es inútil; el bien que siempre sirve de epílogo al mal aparente y momentáneo. Hacedles comprender que el verdadero mal siempre es obra del hombre y no de Dios. No tratéis de aterrorizar pintándoles el cuadro de las llamas eternas, en las cuales no creerán, y que los llevarán a descreer de la bondad divina. Mas, dadles ánimo con la certidumbre de poder redimirse un día y de reparar el mal que hayan cometido. Mostradles los descubrimientos de la ciencia como revelación de las leyes
divinas y no como obra de Satanás. Enseñadles a leer el libro de la Naturaleza, siempre abierto ante sus ojos, en ese libro inagotable en donde la bondad y sabiduría del Creador están inscritas en cada página. Entonces comprenderán que un Ser tan grande, que se ocupa de todo, que todo lo vigila, que todo lo prevé, debe ser omnipotente. El campesino lo verá en el surco que abre en la tierra y el infortunado lo bendecirá en sus aflicciones, ya que podrá decir: si soy desgraciado, es por mi culpa.
Sólo entonces serán los hombres auténticamente religiosos, racionalmente religiosos, en una medida mucho mayor que cuando creían en las piedras que sudan sangre y en las estatuas que pestañean y vierten lágrimas.
- La Génesis- Allan Kardec
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DELANTE DEL KARMA
Hijos, no agravéis el propio karma con vuestras raciones intempestivas delante del sufrimiento. Cargad, con resignación y coraje, el fardo que os pesa, no reaccionado con desespero cuando la prueba que encaráis huya de vuestro control.
Nadie puede evitar las consecuencias de vivir en un mundo de acerbas dificultades espirituales, pero vuestra postura ante los acontecimientos que naturalmente se desencadenan puede, sin duda, minimizarlos en sus efectos.
Anulad, con vuestra actitud de serenidad, lo drástico de las pruebas que, con base en vuestro descontrol emocional, pueden complicarse por tiempo indefinido, exigiendo de vosotros mayor cuota de lágrimas para que se reduzcan.
Dentro de la situación de relativo desanimo en que os encontréis, reflexionad que, en verdad, si la Ley Divina se os aplicase con todo vigor, estaríais, por justicia, en cuadros de padecimientos inimaginables.
El problema karmico del hombre, por acción de la Infinita Misericordia, esta siempre de este lado en sus reales necesidades de reajuste. Sea, así, cual sea el obstáculo que estéis enfrentando, en medio de las sorpresas desagradables que os acometen en vuestras relaciones unos con los otros, predisponeos al perdón y no sigáis por caminos que no os conduzcan a la comprensión y a la plena aceptación de los reveses.
Bajo los auspicios de la fe, cualquier karma se atenúa.
El dolor, dependiendo de la opción que hagáis, tanto os puede impulsar al espíritu en el rumbo de incontenida ascensión, como dirigirlo a las profundidades abismales del infortunio.
Hijos, tomad consciencia de vuestras limitaciones y someteos a la prueba, sin, con todo, valorizarla en demasía.
En la razón de vuestras posibilidades, olvidadla en las tareas de amor a los semejantes, porque quien concede excesivo tiempo al dolor sufre más de lo que le impone el propio sufrimiento.
Las simientes del bien se constituyen en granos de crecimiento inmediato, ocupando, en vuestra labranza intima, la gleba donde, hasta entonces, reinaban, soberanos, apenas los aguijones del mal.
Bezerra de Menezes
Extraído del libro “A coragen de Fé”
Carlos A. Baccelli
Traducido por Jacob.
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EUTANASIA
Tema de frecuente discusión, por unos
defendida, por otros censurada, la eutanasia, o "sistema que procura dar
muerte sin sufrimiento a un doliente incurable", regresa a los debates
académicos, frente a su aplicación sistemática por eminentes autoridades
medicas, en criaturas incapaces físicas o mentales desde el nacimiento,
internadas en Hospitales Pediátricos, sin esperanzas científicas de
recuperación o sobrevivencia...
Practica nefasta que testimonia la
predominancia del concepto materialista sobre la vida, que apenas ve la materia
y sus implicaciones inmediatas, en detrimento de las realidades espirituales,
refleja, también, la soberanía del primitivismo animal en la constitución
emocional del hombre.
En la Grecia antigua, la hegemonía
espartana, siempre armada para la guerra y la destrucción, insirió en su
Estatuto el empleo legal de la eutanasia eugenésica en relación a los enfermos,
mutilados, psicópatas considerados inútiles, que eran arrojados al Eurotas por
pesar negativamente en la economía del Estado. Guiados por superlativo egoísmo
y prepotencia, a pesar de los conflictos arbitrarios del exagerado orgullo
nacional, se hicieron víctimas de la impulsividad belicosa que cultivaban...
Otros pueblos, desde la más remota antigüedad,
se permitían practicar ese "homicidio ejercido por compasión"...
En circunstancia alguna, o bajo ningún
motivo, cabe al hombre derecho de escoger y deliberar sobre la vida o la muerte
en relación a su prójimo.
Los criminales más empedernidos, homicidas
o genocidas entre los más hediondos, no deben tener cortadas sus vidas, sino
antes ser aislados de la convivencia social, en celdas, o en trabajos
rectificadores, en los cuales expurguen bajo la acción del tiempo y de la
reflexión, que tarda más alcanza al infractor, haciéndolo expiar los delitos
perpetrados. Aun cuando se trate de réprobos anatematizados por desconcierto
mental, no faltan Nosocomios judiciales donde pueden recibir conveniente
asistencia a la que tienen derecho, sin que sean considerados inocentes por los
crímenes perpetrados... Recuperando la salud, eventualidad excepcional que
puede suceder, cercados, por el peligro de probable reincidencia psicopática,
podrán de alguna forma, retribuir de manera positiva a la Sociedad, los daños
que hayan causado.
En lo que tañe a los enfermos considerados
irrecuperables, conviene considerar que dolencias, ayer detestables como incurables, son hoy capitulo
superado por el triunfo de hombres-sacerdotes de la Ciencia Médica, que la
ennoblecen por la contribución que sus vidas ofrecen en beneficio de la
Humanidad. Siempre hay, pues, posibilidad de mañana conseguir la victoria sobre
la enfermedad irreversible de hoy. Diariamente, para ese desiderata, se
sumergen en la carne Espíritus Misioneros que se aprestan a aligerar e impulsar
el progreso, realizando descubrimientos y conquistas superiores para la vida,
fuente poderosa de esperanza y conforto para los que sufren, en nombre del
Supremo Padre.
Ante las expresiones teratológicas, al
revés de la precipitación de la falsa piedad en aliviar a los pacientes de los
sufrimientos, se ha de pensar en la terapéutica divina, que se sirve del
presidio orgánico y de las jaulas mentales para ajusticiar a los infractores de
variados matices que pasaron por la 'Tierra impunes, inadvertidos, mas que no
pudieron huir a las sanciones de la conciencia en falta ni a la Legislación Superior,
a la cual rogaron enseñanza de recomienzo, recuperación y sublimación porque
anhelaban la edificación de la paz intima.
Suicidas, - esos pobres rebelados contra la
Divinidad - que despedazaron el cráneo, en embestidas de odio contra la
existencia, reencarnan perturbados por la idiotez, sordo-mudez, conforme a la
parte del cerebro afectada, o por hidrocefalias; los que tentaron
ahorcarse, reaparecen con los procesos de la paraplejia infantil; los ahogados,
padecen enfisema pulmonar; los que descerrajaron tiros al corazón, retornan
bajo el yugo de cardiopatías congénitas irreversibles, dolorosas; los que se
utilizaron de tóxicos y venenos, vuelven bajo el tormento de las deformaciones congénitas,
de la asfixia respiratoria, o estertores por úlceras gástricas, duodenales y
cánceres devoradores; los que despedazaron el cuerpo en fugas espectaculares,
recomienzan victimados por atrofias, deformaciones, limitaciones punzantes, en
que aprenden a valorar la grandeza de la vida.. .
Agresores, exploradores, amantes de la
rapiña, de las arbitrariedades, de los abusos de cualquier naturaleza vuelven a
los escenarios en que se empecinaron, o corrompieron, o se hicieron infelices,
alcanzados por la impronta de las soberanas leyes del orden y del equilibrio,
rehaciendo el camino antes recorrido criminalmente y atesorando los sagrados
valores de la paciencia, la comprensión, el respeto a si mismos y al prójimo,
la humildad, la resignación, armándose de bendiciones para futuros cometidos
dichosos.
¿Quién se podrá atribuir el derecho de
interrumpirles la santificadora existencia preciosa?
Las personas que se les vinculan en la
condición de padres, cónyuges, hermanos, amigos, también les son participes de
los dramas y tragedias del pasado, responsables directos o inconscientes, que
ahora se rehabilitan, debiendo extenderles manos generosas, auxilio fraterno,
por lo menos migajas de amor.
Nadie se deberá permitir la interferencia
destructiva o liberativa por medio de la eutanasia en tales procesos
redentores. Personas que se dicen penalizadas por los sufrimientos de
familiares y que desean que les sean luego cesados, casi siempre actúan por
egoísmo, presurosos de liberarse del compromiso y de la responsabilidad de
ayudarlos, sustentarlos, amarlos más.
No faltan terapéuticas médicas y
quirúrgicas que pueden amainar el dolor, perfectamente compatibles con la
caridad y la piedad cristianas.
A nadie es dado precisar el tiempo de vida
o sobrevida de un paciente. Son tan escasos de exactitud los pronósticos
humanos en este sector del conocimiento, cuanto no sucederá en otros!
¿Cuántos enfermos, rudamente vencidos,
desesperados recobran la salud sin aparente razón o lógica?
¿Cuántos otros hombres en excelente forma,
portadores de sanidad y robustez, son victimados por sorpresas orgánicas y
sucumben imprevisiblemente?
El conocimiento de la reencarnación
proyecta luz en los más intrincados problemas de la vida, dirimiendo los
equívocos y dudas en torno a la salud como a la enfermedad, a la desdicha como
a la felicidad y contribuyendo eficazmente para la perfecta asimilación de los
postulados renovadores de los que Jesús Cristo se hizo abanderado por
excelencia y el Espiritismo, el Consolador encargado de demostrarlo en los
tormentosos días de la actualidad.
Argumentan, en tanto, los utilitaristas que las importancias prodigadas con los pacientes irrecuperables podrían ser utilizadas para pesquisas valiosas o para impedir que hombres sabios enfermasen, o para asistir convenientemente a los que, dolientes, pueden ser salvados
... Y desvarían, utopistas, insensatos sin considerar las fortunas que
son tiradas en espectáculos ruidosos y funestos de exaltación de la sensualidad,
del Fausto exagerado, de las disipaciones, sin que se les ocurra la necesidad
de la aplicación correcta de tales patrimonios en medidas preventivas
saludables o socorro a las multitudes famélicas y desnudas que pululan en todas
partes, pereciendo, a modo de migaja de pan, revolviéndose en la desesperación
por la ausencia de una gota de luz o una insignificante contribución de
misericordia.
Cada minuto en cualquier vida es, por tanto, precioso para el Espíritu en rescate bendito. ¿Cuántas resoluciones nobles, decisiones felices o actitudes desdichadas ocurren en un relámpago, imprevistamente?
Penetrándose el hombre de responsabilidad y caridad, iluminado por la fe religiosa, fundada en hechos de la inmortalidad, de la comunicabilidad y de la reencarnación, abominara en definitivo la eutanasia intentando todo para cooperar con su hermano en los justos resarcimientos que la Divina Justicia le otorga para la conquista de la paz interior y de la evolución.
Extraído del libro “Después de la Tempestad” de Divaldo Pereira Franco
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