martes, 9 de septiembre de 2014

Reflexiones sobre la muerte.-


   
           Reflexiones sobre la muerte.-

.” En el instante de la muerte a algunos espíritus les resulta fácil separarse de su cuerpo físico. Otros necesitan que los ayuden activamente para la transición. Algunos muy materialistas tienen un periespíritu muy pesado y les será más difícil separarse de su cuerpo físico ya inservible”.
( Comunicado común de diversos espíritus )

Si nos paramos a meditar lo que es la vida y la muerte, podemos llegar a la comprensión de que la muerte solo es un espejismo o ilusión más como casi todo lo que nos rodea en el mundo material.
Voy a tratar de aclarar esta afirmación. Este suceso natural que nos afecta a todos los seres vivos de la Naturaleza, considerado en su mas amplio sentido, no existe en realidad ; se trata solamente de una apariencia física en la que muere solo la parte material del Ser humano, la que los humanos vemos y palpamos, pero no el Ser en sí mismo, pues el Ser no es materia, solo energía, y la energía no puede morir, si acaso se transforma. Entonces, en realidad el ser querido no murió, no desapareció; si acaso solo su forma física y material con las que se desenvolvía entre nosotros.
La muerte, sin embargo, es causa de dolor y tristeza en las personas que aman al ser querido que ha fallecido, pues con el Amor se suelen mezclar con los apegos, y el dolor natural que sienten los que quedan, mas que por la muerte del que se ha ido, es por la pérdida del mismo, al que saben que ya no volverán a ver en este mundo; por eso se dice que algo se muere en el alma cuando alguien querido se nos va, y este algo lo notamos por la sensación de nostalgia que nos queda a los vivos tras esa separación natural.
La muerte sabemos que solamente supone un cambio en la modalidad de Vida del Ser, porque realmente nada muere: el Ser, como todo en la Naturaleza, experimenta a lo largo de su historia continuos cambios en sus formas de existir. La Vida del Ser es eterna y en su transformación evolutiva ascendente, atraviesa múltiples etapas, fases y modalidades.
Hay quien argumenta en contra de la inmortalidad del alma humana, afirmando que el Ser humano ,como todo en la Naturaleza, se destruye y disuelve tras su muerte; sin embargo, ni tan siquiera el cuerpo de materia podríamos afirmar que muere, porque el cuerpo por sí solo no es ningún Ser que pueda finalizar. Si lo pensamos fríamente, veremos que , al fin y al cabo, el cuerpo carnal es tan solo una extraordinaria máquina formada por millones de células con vitalidad. Para morir o finalizar algo, primero tiene existir por sí mismo como entidad propia, y el único Ser o Entidad que en realidad existe en el cuerpo carnal, es el Espíritu, y cuando por el proceso de la muerte abandona el cuerpo, este deja de funcionar al desvitalizarse sus células y disgregarse para su reintegración en la Naturaleza, pero insisto: no mueren los cuerpos, porque el cuerpo por si solo no es nadie ni es nada, tan solo un montón de carne y huesos sin fundamento de existencia por sí solos, tal vez por eso se desintegran tras el fenómeno de la muerte, y la Naturaleza dispone que se reintegren al reino mineral las sales minerales que componían las piezas orgánicas, de donde un día fueron tomadas a través de la alimentación de ese cuerpo que acompañó al espíritu durante su andadura humana.
La realidad permanente de la muerte del ser humano, nos lleva a reflexionar sobre los por qué de nuestra existencia y sobre el sentido que esta tiene.
La persona espiritualmente adelantada, vislumbra que en realidad existen dos categorías de “muertos”: los que han dejado su vestimenta carnal y los que todavía están en este mundo, pero están muertos para la vida espiritual, pues solo viven una vida material como lo hace cualquier animal. Para el mundo, “muertos” son los que dejaron la carne de su cuerpo, y una vez desaparecido este ,dejando credos religiosos aparte, ya consideran perdido para siempre al Ser que se fue, aunque no se sabe muy a donde…. Sin embargo para nosotros, como dijo Jesús de Nazaret, muertos son los que viven inmersos en la materia alejados de la primitiva vida del espíritu, que es vivir en la Voluntad Divina y en el Amor del Padre. Los muertos en este caso son muchas veces las personas que habitan la corteza terrestre atrapados en la materia y en los vicios, pero que no están vivas para el Mundo Espiritual., pudiendo ser llamadas como “muertos-vivos” y cuando después de que tras la muerte del cuerpo dejan la materia, se les podría llamar con razón, los muertos, pues ya estaban espiritualmente muertos cuando vivían en este mundo, y después continúan muertos también para la vida espiritual, hasta que por misericordia Divina y por imperativos de la ley de Evolución, se les ofrece una nueva oportunidad de existencia terrestre. Sin embargo los vivos en cuanto a vivir una vida espiritual de relación con Dios , cuando pasan al más allá continúan viviendo plenamente felices en los planos y mundos de Luz; a estos por el contrario se les podría llamar “vivos-muertos”, o sea muertos aquí, pero bien vivos y felices allá, en otra dimensión.
Por lo analizado en el punto anterior, ya conocemos que el sentido básico de nuestra vida es el de aprender y madurar espiritualmente con la experiencia de cada día y esto lo hacemos inmersos en la Ley de Consecuencias, cosechando de aquello que antes sembramos voluntariamente mientras con nuestras actuaciones de ahora, vamos a su vez sembrando el bien o los errores que deberemos continuar cosechando en el futuro.
De lo expuesto se deduce que tiene mucha mas importancia el mantener una vida espiritual consciente y provechosa , haciendo el bien a los demás , evolucionando y aprendiendo cada vez más lo que afecta al espíritu , y sobre todo esforzándonos por ser cada vez mejores personas, aceptando la Voluntad Divina del Padre, plenos de Su Amor, en lugar de una vida a semejanza con cualquier ser del reino animal, apegados al medio físico y a todo lo que sea material, sin otro horizonte que satisfacer las apetencias corporales para esta vida que el medio físico nos reclama.
En la medida en que la Humanidad vaya teniendo mas claro este tema tabú de la muerte, tan importante y trascendente, el temor a la misma se irá perdiendo.
El experimentar nostalgia por la separación de los Seres queridos es humanamente normal y natural , porque las separaciones de seres queridos siempre duelen, pero eso no justifica la desesperación, porque el conocimiento espiritual o la fe religiosa nos deben aportar la seguridad y la certeza de que antes o después habrá un reencuentro con el Ser que se fue primero .
- Jose Luis Martín-
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Es mejor el día de la muerte que el día del nacimiento”

- La Biblia (Eclesiastes 7:1)-

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Un nuevo cielo y una nueva Tierra....

LOS NUEVOS CONOCIMIENTOS

De todas las formas de conocimientos existentes, pesan contra estas retrógradas corrientes de pensamiento, las pesquisas que en el área de la parapsicología y psiquiatría, del descubrimiento del cuerpo de plasma y de la memoria extracerebral.
Estas dos grandes contribuciones de la ciencia al conocimiento humano, además de corroborar las tesis espiritas, viene a fertilizar el pensamiento del hombre con relación a su aparente finitud material ampliando la perspectiva espiritual.
Con esto, entramos en la Era del Espíritu, lo que permitirá corregir los engaños de las religiones cristianas tradicionales, pues "su herencia no es el pecado ni la muerte, pero si la vida en una nueva dimensión".
Entretanto, estas mismas iglesias sufren de una alergia al futuro, como dice J. Herculano citando una pesquisa hecha en el instituto de Altos Estudios de Paris, por el profesor Remy Chauvin, que constató la existencia en el campo científico de la "alergia al futuro", un síntoma que las tornan víctimas del "rechazo preliminar", sin examen, de toda novedad, también sustentada por cientistas categorizados ― y verificamos de manera perfecta encajarse en estas esferas de clausura espiritual.
Comentando cuanto a ser "la mentira" uno de los puntos básicos de la crisis de las religiones, esta seria, sin embargo, apenas uno de los motivos, pues, lo fundamental reside en los ‘‘engaños’’ decurrentes de falta de comprensión de los problemas esenciales del hombre, lo que justifica encontrarnos personas cultas, honestas, creyendo piamente, en las mas absurdas cosas, por aceptar los dogmas infalibles y sus interpretaciones “evangélicas ortodoxas”.

Ante todos estos agresivos aparatos ideológicos para la exterminación de la manifestación del espíritu eterno, verificamos que algo está muriendo en ciertas religiones y que el hombre, abandonado en el horizonte de las posibilidades eternas, se lanza en la herencia del pasado del homo brutalis, persiguiéndose a si mismo, pues es un espíritu, renunciando a su ascensión definitiva por encima del mundo de dolores, para aferrarse a los dogmas que le esposan a las verdades eternas,
Y nos dice Herculano, "Las medidas enérgicas de Paulo se transformaron en represivas, judaizando el cristianismo",y presenciamos hasta hoy el peyorativo comercio simoníaco siendo cultivado por la ignorancia vigiada advenida del miedo de la condenación eterna.
¿Como explicaríamos tantos cultos ligados a los beneficios materiales? Esta proliferación de creencias interdictadas a la razón, sofoca las defensas naturales del alma, soterrándola de gritos selváticos espurios por ilógicos, confirmando la asertiva del profesor de que la creencia "es un acto emotivo y sin la presencia de la razón, es una fe emocional, pues sugestionada, que conduce el elemento inmaduro a las barbaries, construyendo asesinos al servicio de Dios", es lo que nos ha mostrado la historia.
Contra todos estos maleficios espantosos que notamos, conviene recordar en la actualidad, las palabras del renovador universal, Allan Kardec, colocadas en otras palabras, por el profesor, que "solo la razón, firmada en experiencias objetivas y en principios lógicos nos puede dar la fe verdadera, lo que nos permite decir, como Denis Bladle: ― Yo no creo, Yo lo se".
Hechas estas debidas consideraciones en cuanto a los rumbos del pensamiento equivocado, de las dogmáticas escuelas de la fe, es necesario entender que hubo distanciamiento de algunos conocimientos, durante el espacio-tiempo recorrido, que, carcomidos por las eras, van a exigir a estas escuelas del alma, nuevos re-aparejamientos de su arsenal filosófico, pues "los hombres empiezan a descubrir que poseen mucho más, de lo que las iglesias les pueden dar."
Wymac Uorres
Traducido por Cassio
Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta

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LA RAZÓN DE SER           DEL ESPIRITISMO


Cuando el oscurantismo de la fe dominaba las mentes, llevándolas al fanatismo des estructurador de la dignidad y del comportamiento; cuando la cultura, enloquecida por sus conquistas en el campo de la ciencia en laboratorio, proclamaba lo innecesario de cualquier preocupación con Dios y con el alma, cara a la fragilidad con la que se presentaban en el proscenio del mundo cuando la filosofía divagaba por las múltiples escuelas del pensamiento, cada cual más arrebatadora y irresponsable, inculcándose como portadora de la verdad que libera al ser humano de todos los atavismos y limitaciones; cuando el arte rompía las ligaciones con lo clásico, lo romántico y la belleza convencional, para expresarse en formulaciones modernistas, impresionistas, abstraccionistas, traduciendo, ahora la angustia de su generación renaciente de los atavismos y limitaciones del pasado, ora la ansiedad por diferentes paradigmas de afirmación de la realidad; cuando se tornaban necesarios diversos comportamientos sociales y políticos para amenizar la desgracia moral y económica que avasallaba a la Humanidad; cuando la religión perdía el control sobre la conciencia e intentaba re articularse para proseguir con los métodos medievales ultramontanos y soportables. Cuando las luces y las sombras se alternaban en la civilización, surgió el Espiritismo con su razón de ser para promover al hombre y a la mujer, la vida y la inmortalidad, el amor y el bien a niveles antes jamás alcanzados.
Realizando una revolución silenciosa como pocas ocurridas en la Historia, se torno poderosa la alabanza para el erguimiento del ser humano, retirándolo del caos del materialismo al que se arrojara o será lanzado sin la menor consideración, para que adquiriese la dignidad ética y cultural, fundamentada en la identificación de los valores morales, indispensable para la identificación de los objetivos esenciales e insuperables de la paz interna y de la conciencia de sí mismo durante el transito corporal.
Luego después, en el College de France, proclamando ser Jesús un hombre incomparable, en su memorable discurso, el académico e inmortal Ernesto Renan confirmaba, su turno, aunque sin cualquier contacto con la Doctrina naciente, la humanidad del Rabí galileo, rompiendo l tradición ancestral Dios hecho hombre.
Bajo la acción del cincel inexorable de las informaciones de más allá del túmulo, el decantado reposo o punición eterna, el arbitrario juzgamiento más punitivo que justiciero, cedían lugar a la conciencia de la vida exuberante que prosigue muerte afuera imponiendo a cada cual la responsabilidad por la conducta mantenida durante la cerrada trayectoria.
Las narraciones de la sobrevivencia tocada por la legitimidad de los hechos, fundamentada en la lógica de la indestructibilidad del ser espiritual, daban colorido diferente a los paisajes de la Eternidad, diluyendo las fantasías y mitos que las adornaron por diversos milenios.
Permitió que el ser humano de redescubriese como Espíritu inmortal que es, preexistente a la cuna y sobreviviente al túmulo, facultándole comprender la finalidad existencial, que es emerger en el océano del inconsciente, donde duermen los actos pretéritos y las construcciones que proyectan directrices para el futuro momento, a fin de diluir las voluminosos barreras de sombra y de crueldad a que se entregó y que le obnubila la comprensión de su realidad, emergiendo en triunfo, para que requiere la inmarcesible luz de la verdad que lo ha de conducir por los infinitos derroteros del porvenir.
Intoxicado por los vapores de la organización, sumergido en sombras que le impiden el discernimiento, vagando por los dédalos interminables de la búsqueda de la realidad, solamente al precio de la fe razonada y lógica, portadora de los instrumentos que se derivan de los hechos constados, el hombre y la mujer pueden avanzar con el poco temor a la cosecha de los sufrimientos inevitables, que son inherentes a su condición de humanidad, vislumbrando niveles más nobles que deben ser conquistados.
El Espiritismo trazo nuevos programas para la comprensión de la vida y más eficaz manera de enfrentarla, desafiando el materialismo en su reducto y a los materialistas en su escepticismo, ofreciéndoles más seguras propuestas de comportamiento para la felicidad ante las vicisitudes del proceso existencial.
No compadeciéndose de la presunción de los vacios de sentimiento y soberbios de conocimientos en ebullición de ideas, demostró su fuerza arrastrando desesperados que fueron confortados, violentos que se calmaron, alucinados que recuperaron la razón, delincuentes que volvieron al culto del deber, perversos que se transformaron , ateos que hicieron las paces con Dios, ingratos que se reabilitaron ante sus benefactores , miserables morales que se enriquecieron de esperanza y de alegría de vivir, construyendo juntos el mundo de bienestar por todos anhelados.
El Espiritismo trajo el perfecto mensaje de justicia divina, por en cuanto mal traducido por la conciencia humana, contribuyendo para la transformación de la sociedad, más sin rebelión sangrienta del predominio de las pasiones, que siempre impone una clase poderosa sobre las otras que debilitadas a medida que van siendo extorsionados sus parcos recursos hasta la exhaustación de sus fuerzas, cuando nuevas revoluciones del mismo género explotan, produciendo desgracia y odios que nunca terminan…
Trabajando la transformación moral del individuo, propone el comportamiento solidario y fraternal, la aplicación de la justicia correctiva y reeducativa cuando delinque concienciándolo de que sus acciones serán también sus jueces y que no huirá de si mismo donde quiera que vaya.
Toda esa contribución moral del Evangelio de Jesús, especialmente de Su Sermón de la montaña, en la cual formuló los valores humanos hasta entonces aceptados, demostrando que el fuerte no es el vencedor de fuera, más si aquel que se vence a si mismo, y poderoso, en su sentido profundo, no es aquel que mata cuerpos, más no es capaz de evitar la propia muerte.
Revolucionando el pensamiento ético y abriendo espacio para nuevo complemento filosófico, Su palabra vibrante y Su vivencia inigualable, colocaron las piedras básicas para el Espiritismo para apuntalar el futuro, conforme ocurrió, sus postulados morales a través de la ética del amor bajo cualquier punto de vista considerado.
En los acampamientos de luchas que se establecían en el Siglo XIX, cuando la ciencia y la razón enfrentaban la fe ciega y la prepotencia de las academias y de sus miembros fascinados como Narciso por si mismo, el Espiritismo surgió como débil claridad en la noche de las ambiciones perturbadoras y lentamente se afirmó como el amanecer de un nuevo día para la Humanidad ya cansada de las aberraciones de conducta como de las fugas de la realidad y sueños de poder transitorio, transformados en pesadillas de guerras infames, cuyas secuelas aun se demoran trucidando vidas y dilacerando sentimientos.
La razón de ser para el Espiritismo se encuentra en su estructura doctrinaria, diversificada en sus aspectos de investigación científica al lado de las demás corrientes de la ciencia, del comportamiento filosófico con su escuela optimista y realista para el enfrentamiento del ser consigo mismo y de la vivencia ético-moral-religiosa que se estructura en Dios, en la inmortalidad, en la justicia divina, en la oración, en la acción del bien y sobretodo del amor, única psicoterapia preventiva-curativa a disposición de la Humanidad y del futuro.

Por el Espíritu Víctor Hugo – Psicografia de Divaldo Pereira Franco, en el día 7 de junio del 2001, en Paris Francia 
Traducido al español por: M. C. R

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