domingo, 29 de junio de 2014

FENÓMENOS PARANORMALES





                    
        LA PUERTA DEL FENÓMENO


La inquietud por saber de estos temas profundizando en ellos, viene suscitada la mayoría de las veces por la curiosidad que normalmente nace en las personas ante hechos extraordinarios o “raros”, llamados “Paranormales”, siempre y cuando su curiosidad sea mayor que los temores y prejuicios que siempre suscitan. La primera cuestión a despejar es si existen o solo son bulos o fantasías.
El querer descubrir la realidad que pueda existir tras unos hechos extraños, una vez establecida su realidad, nos lleva a la curiosidad por saber sobre qué es lo que los ocasiona y por qué se producen; qué misterio se oculta tras ellos, y esto nos lleva a todo un mundo de deducciones filosóficas y a unas consecuencias morales que se deducen de estas y que pasan a formar parte de nuestra propia conciencia individual, y nos comprometen e impulsan finalmente a dirigir más libre y conscientemente nuestras vidas. Por eso comenzamos con este tema, siempre inquietante, que suele ser la puerta de entrada a un conocimiento esotérico y espiritual muy amplio.
Quien alguna vez ha presenciado algo extraordinario, se ha sentido inclinado a pensar y analizar lo que son estos fenómenos y a lo que nos conduce el conocerlos.
Por esa puerta de acceso al conocimiento de lo trascendente, entramos la mayoría en un comienzo de nuestra andadura espiritual. El propio Kardec, Codificador de la Doctrina Espírita, comenzó sus indagaciones tras presenciar el fenómeno de las “ mesas danzantes”, sobre todo cuando comprobó que a través de un número de golpes convenidos previamente, se podía entablar con ellas un breve intercambio de palabras. De ese fenómeno, enseguida dedujo que considerando los golpes dados por las mesas como un efecto inteligente, la causa que los producía forzosamente teníaque ser una causa inteligente.
-Jose Luis Martín-

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Todos los fenómenos espíritas tienen por principio la existencia del alma, su supervivencia a la muerte del cuerpo y sus manifestaciones”

- Allan Kardec-
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 LAS VIDAS SUCESIVAS


Lo dijimos ya: con el fin de alumbrar su futuro, el hombre debe ante todo aprender a conocerse. Para marchar con paso seguro, hay que saber dónde se va. Es haciendo sus actos conformes a las leyes superiores que el hombre trabajará eficazmente en su mejoramiento, en el del medio social. Lo importante es discernir estas leyes, determinar los deberes que nos imponen, prever las consecuencias de nuestras acciones. El día en que sea conocido por la grandeza de su papel, el ser humano sabrá desprenderse mejor de lo que le aminora y le rebaja; sabrá gobernarse según la sabiduría, preparar por sus esfuerzos la unión fecunda de los hombres en una gran familia de hermanos.
Pero todavía estamos lejos de este estado de cosas. Aunque la humanidad avanza en la vía del progreso, podemos decir sin embargo que la inmensa mayoría de sus miembros marcha a través de la vida como en medio de una noche oscura, ignorándose, no sabiendo nada del fin real de la existencia.
El por qué de la Vida.- Léon Denis

Las tinieblas espesas ponen un velo a la razón humana. Los rayos de la verdad le llegan sólo pálidos, débiles, impotentes para alumbrar los caminos sinuosos que siguen las legiones innumerables en marcha, impotentes hacen resplandecer a sus ojos el fin ideal y lejano.
Ignorando su destino, flotando sin cesar del perjuicio al error, el hombre maldice a veces la vida. Cediendo bajo su carga, responsabiliza a sus semejantes de la causa de las pruebas que aguanta y que engendra demasiado a menudo su imprevisión. Rebelado contra Dios, al que acusa de injusticia, incluso llega algunas veces, en su locura y su desesperación, a dejar el combate saludable, la lucha que sólo puede fortificar su alma, alumbrar su juicio, prepararlo para trabajos de un orden más elevado.
¿Por qué es él así? ¿Por qué el desciende débil y desarmado a la gran arena donde se libra, sin tregua, sin pausa, la eterna y gigantesca batalla? El caso es que este globo, la Tierra, es sólo un grado inferior en la escala de los mundos. Residen aquí sólo espíritus jóvenes, es decir almas nacidas hace poco a la razón. La materia reina soberana en nuestro mundo. Nos doblega a su yugo, limita nuestras facultades, frena nuestros avances hacia el bien, nuestras aspiraciones hacia el ideal.
También, para discernir el por qué de la vida, para divisar la ley suprema que rige las almas y los mundos, hay que saber librarse de estas influencias pesadas, librarse de preocupaciones de orden material, de todas estas cosas pasajeras y cambiantes que atestan nuestro espíritu, oscureciendo nuestro juicio. Es elevándonos con el pensamiento por encima del horizonte de la vida, haciendo caso omiso del tiempo y del lugar, aislándolo en cierto modo por encima de los detalles de la existencia, que percibiremos la verdad, Por un esfuerzo de voluntad, abandonamos un instante la Tierra, subimos estas alturas imponentes. Desde su cumbre se desplegará para nosotros el panorama inmenso de las edades sin número y de los espacios ilimitados. Lo mismo que el soldado, perdido en la pelea, ve sólo confusión alrededor de él, mientras que el general, cuya mirada cubre todas las peripecias de la batalla, las calcula y prevé los resultados; Lo mismo que el viajero,extraviado en las dobleces del terreno puede, subiendo la montaña, verlos derretirse un plano grandioso; así el alma humana, de estas cimas donde planea, lejos de los ruidos de la tierra, lejos de las hondonadas oscuras, descubre la armonía universal. Lo que desde abajo le parecía contradictorio, inexplicable e injusto, visto de arriba, se enlaza, se alumbra; las sinuosidades del camino se enderezan; todo se une, se encadena; en el espíritu deslumbrado aparece el orden majestuoso que ajusta el curso de las existencias y la marcha de los universos.
De estas alturas iluminadas, la vida no es ya a nuestros ojos, como es a los ojos de la muchedumbre, la persecución vana de satisfacciones efímeras, sino un medio de perfeccionamiento intelectual, de elevación moral; una escuela donde aprender la dulzura, la paciencia, el deber. Y esta vida, para ser eficaz, no puede estar aislada. Fuera de sus límites, antes del nacimiento y después de la muerte, vemos, en una especie de penumbra,desarrollarse multitud de existencias a través de las cuales, como premio del trabajo y del sufrimiento, conquistamos pieza por pieza, pedazo por pedazo, el poco saber y cualidades que poseemos; por ellas también conquistaremos lo nos falta: una razón perfecta, una ciencia sin huecos, un amor infinito para todo lo que vive.
La inmortalidad, semejante a una cadena sin fin, se celebra para cada uno de nosotros en la inmensidad de los tiempos. Cada existencia es un eslabón que se conecta hacia atrás y adelante con un eslabón distinto, con una vida diferente, pero solidaria con los demás. El obsequio es la consecuencia del pasado y la preparación del futuro. De grado en grado, el  ser se eleva y crece. Artesano de sus propios destinos, el alma humana, libre y responsable, escoge su camino; y, si este camino es malo, las caídas que hará en él, las piedras y los espinos que la desgarrarán, tendrán por resultado desarrollar su experiencia y alumbrar su razón naciente.

- Enviado por Juan C. Mariani-
Tomado del Libro "El porque de la vida" de  León Denis

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¿En qué consiste la misión de los Espíritus encarnados?
- En instruir a los hombres, cooperar en su adelanto, mejorar sus instituciones por medios directos y materiales. Pero las misiones son más o menos generales e importantes: el que cultiva la tierra está cumpliendo una misión, así como el que gobierna o el que instruye. En la Naturaleza todo se eslabona. Al paso que el Espíritu se depura mediante la encarnación, colabora en esa forma en la realización de las miras de la Providencia. Cada cual tiene en la Tierra su misión, porque cada cual puede ser útil para algo.
El Libro de los Espíritus
Allan Kardec
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Mecanismos para la 

Cura Espiritual

 

La mediumnidad de cura ofrece al médium las posibilidades de curar a un ser enfermo, buscando fluidos en fuentes energéticas de la naturaleza.

¿Pero será que las enfermedades  kármicas también pueden ser curadas espiritualmente?
 
La mediumnidad de cura es la capacidad poseída por ciertos médiums de curar molestias por sí mismos, provocando reacciones reparadoras de tejidos y órganos del cuerpo humano, inclusive a las oriundas de influencias espiritual.


Así como existen médiums que emiten fluidos propios para la producción de efectos físicos concretos (ectoplasmia) , tenemos igualmente a los médiums que emiten fluidos que operan todas las reparaciones arribas referidas.
En la esencia, el fluido es siempre el mismo, una sustancia cósmica fundamental. Pero sus propiedades y efectos varían inmensamente, conforme la naturaleza de la fuente generadora inmediata, de la vibración específica y, en muchos casos (como este de cura, por ejemplo), del sentimiento que procede el acto de la emisión.

La diferencia entre los dos fenómenos es que en el primer caso (ectoplasmia) , el fluido es pesado, denso, propio para la elaboración de formas o producción de efectos objetivos por condensación, al paso que en el segundo (curas), el es sutilizado, radiante, propio para alterar condiciones vibratorias ya existentes.

 


Médium curador

Más allá del magnetismo propio, el médium curador goza de la aptitud de captar esos fluidos leves y benignos en las fuentes energéticas de la naturaleza, irradiándolos enseguida sobre el enfermo, revigorizando órganos, normalizando funciones, destruyendo placas y formas ovoides fluídicas producidos tanto por la auto-obsesión como por influencias directas.
El médium se coloca en contacto con esas fuentes al orar y al concentrarse, animado por el deseo de hacer una caridad evangélica. Como la ley de amor es la que preside todos los actos de la vida espiritual superior, él se coloca en condiciones de vibrar en consonancia con todas las actividades universales de la creación, encadenando fuerzas de alto poder constructivo que vierten sobre él y se transfieren al enfermo. A su vez, éste se colocó en la misma sintonía vibratoria por medio de la fe o de la esperanza.

Los fluidos radiantes interpenetran el cuerpo físico, alcanzan el campo de la vida celular, bombardean los átomos, les elevan la vibración interior e inyectan en las células una vitalidad más intensa. En consecuencia, acelera los cambios (asimilación, eliminación), resultando en una alteración benéfica que repara lesiones o equilibra funciones en el cuerpo físico.
En las operaciones quirúrgicas hechas directamente en el cuerpo físico, los espíritus operadores incorporan en el propio médium que dispone de esta facultad. Este, como autómata, opera al paciente con los mismos instrumentos de la cirugía terrena, sin embargo sin anestesia y dispensando cualquier precaución de asepsia. En ciertos casos, aunque son raros, el espíritu incorporado logra el mismo resultado quirúrgico utilizando objetos de uso doméstico (navajas, tijeras, garfios o estiletes comunes) como instrumentos operarios, igualmente sin ningún cuidado anti-séptico.
El cirujano invisible incorporado en el médium corta la carne del paciente, extirpa excrecencias mórbidas, 
drena tumores, desata atrofias, facilita la circulación obstruida, reduce bloqueos o elimina órganos 
irrecuperables. Semejantes intervenciones, más allá de su absoluto éxito, son realizadas en un espacio de tiempo exiguo, muy por encima de la capacidad del más abalado cirujano del mundo físico.

En tales casos, los médicos desencarnados hacen sus diagnósticos rápidamente, con absoluta exactitud y sin necesidad de placas radiográficas, electrocardiogramas , hemogramas, encefalogramas o cualquier otra investigación de laboratorio.

En esas operaciones mediúmnicas procesadas directamente en la carne, los pacientes operados tanto pueden presentar cicatrices o estigmas operatorios como quedar libres de cualquier señal quirúrgica. Después de la operación, ellos se levantan joviales y sin ninguna dificultad o dolor, manifestándose sorprendidos  por su alivio inesperado y la eliminación súbita de sus males.
Cuando opera incorporado en el médium, el espíritu siempre es auxiliado por compañeros experimentados en la misma tarea, que cooperan y ayudan en el control de la intervención quirúrgica, en el diagnostico seguro y rápido y en el examen anticipado de las anomalías de los enfermos a ser operados. Entidades experimentadas en la ciencia química trascendental preparan los fluidos anestesiantes y cicatrizantes, transfiriéndolos después del mundo oculto para el escenario físico  a través de la materializació n en la forma líquida o gaseosa, conforme sea necesario.  

 

Cirugias a distancia

Aunque el éxito de las operaciones mediúmnicas dependa especialmente del ectoplasma ofrecido por un médium de efecto físico y controlado por los espíritus de médicos desencarnados, hay circunstancias en que, debido al tenor sano de los propios fluidos del enfermo, las operaciones producen resultados milagrosos en el cuerpo físico, a pesar de ser procesadas solamente en el periespíritu.
El proceso de “refluidificació n”, con el aprovechamiento de los fluidos del propio enfermo, recuerda algo del recurso de cura adoptado en la hemoterapia practicada por la medicina terrena, en la cual el médico incentiva la energía de la persona debilitada extrayéndole sangre y, enseguida, inyectándola nuevamente en ella, en un proceso que acelera la dinámica del sistema circulatorio.
No obstante, incluso que se traten de operaciones mediúmnicas hechas directamente en la carne del paciente o mediante fluidos irradiados a distancia por las personas de magnetismo terapéutico, el éxito operatorio exige siempre la interferencia de espíritus desencarnados, técnicos y operadores, que someten los fluidos irradiados por los “vivos” a un avanzado proceso de química trascendental en los laboratorios del lado espiritual.

¿Y cuáles son las diferencias entre cirugías realizadas con la presencia del paciente y las realizadas a distancia? En el primer caso, los técnicos desencarnados utilizan el ectoplasma del médium de efectos físicos y también los fluidos nerviosos emitidos por las personas presentes. Esta aglutinación polarizada sobre el enfermo presente posibilita resultados más eficientes e inmediatos.

En el segundo caso, los espíritus operadores procuran reunir y proyectar sobre el enfermo los fluidos magnéticos obtenidos por las personas que se encuentran reunidas a distancia, en el centro espírita.

Sin embargo, como se trata de fluidos más débiles de los ofrecidos por el médium de fenómenos físicos, ellos son sometidos a un tratamiento químico especial por los operadores invisibles, a fin de obtener resultados positivos. Incluso así, los fluidos transmitidos a distancia sirven apenas para las intervenciones de poco tamaño, pues, siendo fluidos heterogéneos, exigen la “purificación” a la cual nos referimos.

Existen algunos factores que impiden las cirugías a distancia de ser tan eficaces y seguras como las intervenciones directas. Para mucho de esos voluntarios donadores de fluidos, faltan la voluntad disciplinada y la vibración emotiva fervorosa, que potencian las energías espirituales. Además, en los días destinados a esos trabajos espirituales, los médiums deberían someterse a una alimentación sobria, ya que, después de una comida a veces indigesta, el individuo no tiene disposición pata tomar parte en una tarea que exige concentración mental segura.


Dificultades para los espíritus curadores

Durante el tratamiento fluídico operado a distancia, la cura depende mucho de las condiciones psíquicas en que los enfermos fueran encontrados durante la recepción de los fluidos. Los espíritus terapeutas enfrentan serias dificultades en el servicio de socorro a los pacientes cuyos nombres están inscritos en las listas de los centros espíritas, pues además de las dificultades técnicas resultantes de cierto desequilibrio mental del ambiente donde ellos actúan, otros obstáculos los aguardan, en virtud del estado psíquico de los propios enfermos.

A veces, el enfermo tiene la mente saturada de fluidos sombríos, en base a las conversaciones maledicientes, intrigas, calumnias y malicias. En otros casos, allí está él con una excitación nerviosa por causa de alguna violenta discusión política o deportiva, así como es encontrado envuelto en humo intoxicado del tabaco o de la bebida de un alcohólico.

Otras veces, los fluidos irradiados de las sesiones espíritas penetran en los hogares enfermos, pero encontrando el ambiente cargado de fluidos agresivos, provenientes de discusiones ocurridas entre sus familiares. Es evidente que los desencarnados tienen poco éxito en su tarea abnegada de socorrer a los enfermos cuando estos vibran llenos de odio, venganza, lujuria, codicia o cualquier otro sentimiento negativo.


Cirugía durante el sueño

Las operaciones quirúrgicas realizadas en el periespíritu durante el sueño sólo alcanzan la causa mórbida en el tejido etérico de este, sin embargo, después de algún tiempo, comienzan a desaparecer sus efectos mórbidos en la carne, por el mismo fenómeno de repercusión vibratoria. En este caso, como los enfermos operados ignoran lo que les ocurre durante el sueño o incluso en el momento de vigilia y reposo, oponen dudas en cuanto a esa posibilidad.

Una vez que esos enfermos, habiendo sido operados en el periespíritu, no comprueban de inmediato cualquier alteración benéfica en su cuerpo físico, general mente suponen que han sido víctimas de un fraude o un completo fracaso en cuanto a la intervención. Ocurre que la transferencia reflejada de las reacciones producidas por esas operaciones se procesa muy lentamente, llevando semanas y hasta meses para manifestar sus efectos benéficos en el organismo. Además de eso, hay casos en que el enfermo recibe asistencia de sus guías espirituales debido a la circunstancia de emergencia, que no altera el determinismo de su rescate.

Toda cura se da por la acción fluídica, ya que el espíritu obra a través de los fluidos. Tanto el periespíritu como el cuerpo físico son de naturaleza fluídica, aunque en diferentes estados, habiendo relación entre ellos. El agente de la cura puede ser encarnado o desencarnado y en ella pueden ser utilizados o no procesos como el pases, agua fluidificada y otros, además de la intervención en el periespíritu o en el cuerpo.

En la cura por efectos físicos, la alteración orgánica en el cuerpo físico es inmediatamente visible o plausible de constatación por los sentidos o la preparación material.
En la acción fluídica sobre el periespíritu, la cura será evaluada después, por los efectos posteriores en el cuerpo físico. Obrando a través de los centros anímicos, órganos de unión con el periespíritu, se alcanza este, que también se beneficia al purificarse por la aceleración vibratoria, volviéndose, así, incompatible con las de más bajo patrón.

Es de esta forma que se operan las curas de perturbaciones espirituales, en la parte que se refiere al perturbado propiamente dicho. Sabemos  que la mayor parte de las molestias de fondo grave y permanente no pueden ser curadas porque representan rescates Kármicos en desarrollo, salvo cuando hay permiso de lo Alto para curarlas. Entre tanto, hay beneficio para el enfermo en todos los casos, porque si conseguirá, minimamente, una atenuación del sufrimiento.
 


La cura en la mano de todos

La facultad de curar por la influencia fluídica es muy común y puede desenvolverse por el ejercicio. Todos nosotros, estando saludables y equilibrados, podemos beneficiar a los enfermos con pases, irradiaciones, agua fluidificada, etc. Aprendiendo y ejercitando, desenvolvemos nuestro potencial de acción sobre los fluidos.

El poder curativo está en la razón directa de la pureza de los fluidos producidos, como cualidades morales o purezas de intenciones, de la energía de la voluntad, cuando el deseo ardiente de ayudar provoca una mayor fuerza de penetración, y de la acción del pensamiento, dirigiendo los fluidos en su aplicación.

La mediumnidad de cura, sin embargo, es muy rara, espontánea y se caracteriza por la energía e instantaneidad de la acción. El médium de cura obra por el simple contacto, por la imposición de las manos, por la mirada, por un gesto, incluso sin el uso de ningún medicamento. En el Evangelio, existen numerosos relatos donde Jesús o sus seguidores curan por la acción fluídica, algunos de ellos examinados por Allan Kardec, en el libro La Génesis, capítulo XV.


Condiciones fundamentales para la cura

Es lícito buscar la cura, pero no se puede exigirla, pues ella dependerá de la atracción y fijación de los fluidos curadores por parte de aquellos que deben recibirlos. La cura se procesa conforme nuestra fe, merecimiento o necesidad.

Cuando una persona tiene merecimiento, su existencia necesita continuar o las tareas a su cargo exigen buena salud, la cura podrá ocurrir en cualquier tiempo y lugar, hasta sin intermediarios (aparentemente, porque la ayuda espiritual siempre habrá). No obstante, a veces, el bien del enfermo está en continuar sufriendo aquel dolor o limitación, que lo reajusta y equilibra espiritualmente, lo que nos hace pensar que nuestra oración no fue oída.

Para eso, veamos lo que dice Emmanuel, en el libro Siembra de los Médiums, en el capítulo “Oración y Cura”: “Acordemosno de que las lesiones y llagas, frustraciones y defectos en nuestra forma externa son remedios del alma que nosotros mismos pedimos a la farmacia de Dios.
La cura sólo se dará con carácter duradero si corregimos nuestras actuales condiciones materiales y espirituales. La verdadera salud y equilibrio viene de la paz que en espíritu supimos mantener, dónde, cuándo cómo y con quién estuviéramos. Empeñémosno en curar males físicos, si es posible, pero recordemos que el Espiritismo cura sobre todo las molestias morales.”

De una manera primorosa, Allan Kardec nos sitúa sobre el asunto: “La cura se opera mediante la sustitución de una molécula malsana por una molécula sana. El poder curativo está, pues, en la razón directa de la pureza de la sustancia inoculada, pero depende también de la energía de la voluntad que, cuanto mayor fuera, más abundante emisión fluídica provocará y tanto mayor fuerza de penetración dará al fluido. Depende aun de las intenciones de aquel que desee realizar la cura, sea hombre o espíritu.”

De ahí se desprende que son cuatro las condiciones fundamentales de las cuales depende el éxito de la cura: el poder curativo del fluido magnético animalizado del propio médium, la voluntad del médium en la donación de su fuerza, la influenciació n de los espíritus para dirigir y aumentar la fuerza del hombre y las intenciones, méritos y fe de aquel que desea curarse.

 Por Edvaldo Kulcheski
Este artículo fue publicado en la Revista Cristiana de Espiritismo, edición especial 02.

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