domingo, 11 de mayo de 2014

Mundos Superiores e Inferiores


MUNDOS SUPERIORES Y MUNDOS INFERIORES



8. La calificación de mundos inferiores y mundos superiores es más bien relativa que absoluta, porque un mundo es inferior o superior con relación a los que están encima o debajo de él en la escala progresiva.
Tomando la Tierra como punto de comparación, se puede formar una idea del estado de un mundo inferior, suponiendo al hombre en el grado de las razas salvajes o de las naciones bárbaras que aún se encuentran en su superficie y que son restos de su estado primitivo. En los mundos más atrasados los seres que los habitan son de algún modo rudimentarios; tienen la forma humana, pero sin ninguna belleza; sus instintos  no están templados por ningún sentimiento de delicadeza o de benevolencia, ni por nociones de lo justo o injusto; la única ley es allí la fuerza brutal. Sin industria y sin invenciones, emplean su vida en conquistar su alimentación.
Sin embargo, Dios no abandona a ninguna de sus criaturas: en el fondo de las tinieblas de la inteligencia, yace latente la vaga intuición de un Ser Supremo, más o menos desarrollada. Este instinto basta para hacer que unos sean superiores a otros, preparando su eclosión para una vida más completa; porque éstos no son seres degradados sino niños que crecen.
Entre estos grados inferiores y los más elevados, hay innumerables escalones, y entre los Espíritus puros,desmaterializados y resplandecientes de gloria, con dificultad se reconocen aquellos que animaron a esos seres primitivos, de la misma manera que en el hombre adulto es difícil reconocer el embrión.

9. En los mundos llegados ya al grado superior, las condiciones de la vida moral y material son muy diferentes que las de la Tierra. La forma del cuerpo es siempre, como por todas partes,la forma humana, pero embellecida, perfeccionada y sobre todo, purificada. El cuerpo allí nada tiene de la materialid  terrestre y por consiguiente no está sujeto, ni a las necesidades ni a las enfermedades, ni a los deterioros que engendra el predominio de la materia; los sentidos, más delicados, tienen percepciones que lo grosero de los órganos sofoca en este mundo; la ligereza específica de los cuerpos hace la locomoción rápida y fácil: en vez de arrastrarse penosamente por el suelo, se deslizan, por decirlo así, por la superficie, o se suspenden en la atmósfera sin otro esfuerzo que el de su voluntad, así como se pintan los ángeles y como los antiguos representaban a los manes en los Campos Elíseos. Los hombres conservan a voluntad los rasgos de sus emigraciones aparecen a sus amigos tal como les conocieron, pero iluminados por una luz divina, transfigurados por las impresiones interiores, que son siempre elevadas. En vez de rostros deslucidos,demacrados por los sufrimientos y por las pasiones, la inteligencia y la vida irradian con ese esplendor que los pintores han traducido por diadema o aureola de los santos.
La poca resistencia que ofrece la materia a los Espíritus ya desarrollo de los cuerpos sea más rápido y la infancia corta o casi nula; la vida, exenta de inquietudes y de angustias, es proporcionalmente mucho más larga que en la Tierra. En principio la longevidad es proporcional al grado de adelantamiento de los mundos. La muerte no tiene ninguno de los
horrores de la descomposición; lejos de ser un motivo de espanto,es considerada como una transformación feliz, porque la duda sobre el porvenir no existe. Durante la vida, no estando el alma encerrada en una materia compacta, irradia y goza de una lucidez que la coloca en un estado casi permanente de emancipación, y permite la libre transmisión del pensamiento.

10. En esos mundos felices, las relaciones de pueblo a pueblo, siempre amigables, nunca se turban por la ambición de dominar a su vecino, ni por la guerra consecuencia de aquella. Allí no hay ni señores, ni esclavos, ni privilegios de nacimiento; sólo la superioridad moral e inteligente establece la diferencia de las siempre respetrespetada, porque sólo se da al mérito y porque siempre se ejerce con justicia.
El hombre no procura elevarse sobre el hombre, sino sobre sí mismo, perfeccionándose. Su objetivo es alcanzar el rango de los Espíritus puros, y este deseo incesante no es un tormento sino una noble ambición que le hace estudiar con ardor para llegar a
igualarles. Todos los sentimientos tiernos y elevados de la naturaleza humana se encuentran allí aumentados y purificados;los odios, los celos mezquinos y las bajas codicias de la envidianson desconocidos; un lazo de amor y de fraternidad reúne a todos los hombres, y los más fuertes ayudan a los más débiles. Poseen más o menos según lo que han adquirido por su inteligencia, pero nadie sufre por falta de lo necesario, porque nadie está allí por
expiación; en una palabra, el mal no existe.

11. En vuestro mundo tenéis necesidad del mal para sentir el bien, de la noche para admirar la luz, de la enfermedad para apreciar la salud; en los mundos superiores, esos contrastes no son necesarios;la eterna luz, la eterna belleza, la eterna serenidad del alma, proporcionan una eterna alegría que no es turbada ni por las angustias de la vida material, ni por el contacto de los malos que no tienen entrada. Esto es lo que el espíritu humano tiene más dificultad en comprender, pues,siendo ingenioso para pintar los tormentos del infierno, nunca pudo representarse los goces del cielo. Y eso, ¿por qué será? Porque siendo
inferior sólo soportó penas y miserias, y no entrevió los esplendores celestes; sólo puede hablar de lo que conoce; pero, a medida que se eleva y se depura, el horizonte se ilumina, y comprende el bien que tiene ante sí, como comprendió el mal que dejó atrás.

12. Sin embargo, estos mundos afortunados no son mundos privilegiados, porque Dios no tiene parcialidades para ninguno de sus hijos; da a todos los mismos derechos y las mismas facilidades para alcanzarlos; a todos hace partir de un mismo punto, y no dota a unos más que a otros; las primeras posiciones son accesibles a todos: a ellos corresponde conquistarlas por medio del trabajo,alcanzarlas lo más rápido posible, o arrastrarse durante siglos y siglos en las clases bajas de la Humanidad. (Resumen de la enseñanza de todos los Espíritus superiores).

Tomado del Evangelio Según el Espiritismo. Allan Kardec.

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    Comentando sobre el Suicidio                                          

Todos  pasamos por momentos difíciles en la vida, los dramas que vemos anunciar en los medios de comunicación, no es mera afición, es una triste realidad, que deja el alma rota en mil pedazos, sobre todo en aquellos que los sufren.  Hay hermanos que no lo resisten y acuden al suicidio,  esto sabemos que es una cobardía, que lo difícil es afrontar la realidad, y el que escapa de la vida material, a través del suicidio, lo hace por una puerta falsa,  ya que su dolor continua, y lo acompaña a todas partes, que si lo hace por  una ruina, por una muerte de un ser muy querido, en fin por lo que sea, el problema sigue  al otro lado de la vida, pero a él hay que añadirle, el dolor de la experiencia a la que hemos recurrido para hacerlo, y el pesar por haber fallado ante las leyes de Dios.
La suerte de un suicidado en el más allá es, invariablemente, la de la más profunda de las miserias; su acto irreflexivo lo retiene en la esfera terrestre hasta el momento en que habría tenido que morir naturalmente.
El gran error del que se suicida es creer que  quitándose la vida se podrá enterrar a sí mismo en el más allá.

Solamente el espiritismo trae los esclarecimientos racionales para el fortalecimiento del hombre, en el enfrentamiento de esas dificultades, evitándose la locura y el suicidio.
          La doctrina espírita, demostrando que cada uno es responsable por lo que, heredero de sí mismo en el transcurrir de su evolución, a través de las  vidas sucesivas y de la ley de causa y efecto, facilita al hombre la certeza de que él puede deshacer los equívocos que él mismo hizo de cuando en cuando para sí mismo.
           Basta con que perciba que la voluntad que usó para caminar por los atajos del egoísmo, del orgullo,  que en sí mismo puede actuar para eliminarlos, subordinándose resignadamente a las consecuencias difíciles y desagradables que él provocó, cuando no poseía los conocimientos que hoy esta doctrina pone a disposición de todos.
La doctrina espírita, demostrando la continuidad de la vida más allá del túmulo, con la individualidad consciente del Espíritu, con sus conquistas, con su imperfección, continuando  perfeccionándose, desaparece el principal motivo del suicidio: terminar con la vida de sufrimientos.  
El Espiritismo prueba que el suicidio nada resuelve, sino que agrava los sufrimientos actuales, retardando o dificultando un progreso que estaba siendo realizado, pues muchas veces serán necesarias varias existencias para deshacer sus consecuencias en el periespiritu y en el Espíritu inmortal.     
Lo más grave es que el suicida acarrea daños a su periespiritu. Cuando reencarnando, más allá de enfrentar los viejos problemas aun no solucionados, verá crecida la necesidad de reajustar su lesión periespiritual. Por tanto, dejar la vida significa reencontrarla más tarde, con juros cuidadosamente calculados y cobrados, sin moratoria. La cuestión 920, de el Libro de los Espíritus, registra que la vida en la Tierra fue dada como prueba y expiación, y depende del propio hombre luchar, con todas las fuerzas, para ser feliz cuanto se pueda, amenizando sus dolores.
Ante el impositivo de la Ley de la fraternidad, debemos orar por nuestros hermanos que dieron fin a sus vidas, compadeciéndonos de sus angustias, sin condenarlos. Hasta porque, todos los suicidas, sin excepción, lamentan el acto practicado y son acordes en la información de que solamente la oración en su favor alivian los atroces dolores de la conciénciales en que se encuentran y que les parecen eternos.
 Los suicidios  en la actualidad se multiplican al  estar el hombre falto de energías  y de sentido moral se refugian en lo que creen es el fin, todo porque el hombre se ignora aun a sí mismo. Sabe poco de las leyes del Universo  y no sabe nada de las fuerzas  que están en el. El conócete a ti mismo es ignorado, no se preocupa en saber de dónde vino, hacia donde va, y para que  está en este mundo.
Pensemos en los que están pasando por pruebas dolorosas, y oremos con fervor para que la luz del Padre no les falte, para que recurran al auxilio Divino, lo que a nosotros nos vale para afrontar las vicisitudes de la vida, no nos quepa la menor duda les puede servir a ellos, por eso ante el sufrimiento ajeno no dudemos de dar el auxilio de la palabra esclarecedora, de la comprensión, y de la ayuda desinteresada. Todo bajo la Luz de la Doctrina Espirita que nos explica de dónde venimos,  donde estamos y para  donde iremos.
_ Merchita-

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