miércoles, 12 de junio de 2013

Evolución Anímica / Legiones del mal


Gabriel Delanne


 Todo el que sabe mirar la Naturaleza con ojos filosóficos descubre que ella es la gran educadora, donde reside toda la verdad, y observando ve los secretos que permanecen velados para los ignorantes. Nada aparece súbitamente  y en el estado perfecto, así lo dicen las leyes que rigen las múltiples evoluciones  de la materia física o viva.
 El sistema solar, nuestro planeta, los vegetales, los animales, el lenguaje, las artes, las ciencias, todo, lejos de haber brotado espontáneamente, es el resultado de una larga y gradual ascensión, desde las formas rudimentarias hasta las modalidades que en nuestros días conocemos.
 En el alma humana, sucede lo mismo, vemos en la Tierra que pasa por fases de diversas manifestaciones, desde el salvaje hasta el genio de las naciones civilizadas.
 El alma tanto en el ser humano como en el animal  es indivisible, dado que  los primeros fulgores   del instinto  son los signos reveladores  de su acción. A partir de los animales simples como los zoófitos, ha adquirido sucesivamente  el periespiritu, mediante transformaciones incesantes, sus propiedades funcionales.
 La envoltura del alma es el  “periespiritu”, tanto en los animales como en el hombre, individualiza al principio pensante por medio del fluido universal que lo constituye.
Este punto poco estudiado, ha sido corroborado y comprobado, con la intervención  de médiums videntes, que el alma animal no se destruye con la muerte.
 Si el principio inteligente del animal sobrevive a la materia, si goza de individualidad, es posible aplicarle  las mismas reglas que rigen al alma humana, explicándose así todo.
Por medio del Espiritismo  se comprobó  experimentalmente  la necesidad de la reencarnación del alma humana; la ley de continuidad  en los seres vivos, permite  creer que el alma del animal está sometida a ese mismo proceso: de este modo el principio inteligente  animaría sucesivamente  organismos y más organismos cada vez más perfeccionados, a medida que fuera adquiriendo capacidad  para dirigirlos.
 El Espiritismo, no inventa nada,  al proclamar la existencia del periespiritu, demuestra que tal órgano  reproduce fluídicamente la forma corporal de los animales, que es permanente  en medio del flujo perpetuo de las moléculas vivas y, consecuentemente  que en él es donde radican  los instintos  y las modificaciones de la herencia. Por ser inmutable, pese  a los incesantes  cambios de que  es testimonio el hombre contiene – digámoslo así -  los estatutos y las leyes  que dirigen la evolución del Ser; no se disgrega con la muerte, sino que se constituye  la individualidad  póstuma  del principio intelectivo; tomando en registro  todas las modificaciones que le proporciona  las numerosas y sucesivas existencias, acabando por hacerse apto, después de haber recorrido toda la serie, no solo para organizar y dirigir organismos  muy complicados, sino para hacerlo sin conocimiento del alma.
 Si no sabemos como  están constituidos los seres vivos, es difícil comprender  el papel de periespiritu y del sistema nervioso. Los médicos, los naturalistas  y los filósofos hablan constantemente  en sus escritos de las sustancias vivas, de moléculas orgánicas, de materia organizada, de tejidos, de órganos, etcétera; pero pocos dan una definición precisa de tales frases.
 En los animales superiores se advierte la carne, los huesos, los tendones, los nervios, los vasos, las membranas, etcétera.  Se ha adquirido la certeza  de que el organismo de un vegetal o animal cualquiera, proviene  de la reunión,  de la asociación  de un número inmenso de células, y las partes diferentes del cuerpo animal o vegetal  son debido a las modificaciones  que las células sufren. 
En química, por descomposiciones  sucesivas, los productos más complejos pueden siempre reducirse  a los elementos primordiales, a los cuerpos simples  de que están formados; en historia natural, la célula aparece  como el residuo último  de toda clase de residuos. La molécula orgánica, es el elemento  anatómico por excelencia de que están formados todos los seres vivos.
 La célula esta compuesta de tres partes: aunque varia en su forma, siempre  se compone de tres partes 1ª) un núcleo solidó que está en el interior 2ª) un liquido que baña al núcleo, y la 3ª) una membrana que lo envuelve todo.
 La parte esencial, la parte verdaderamente viva, es el líquido, al que se ha dado el nombre de protoplasma; de manera que este líquido gelatinoso es el que constituye realmente el fundamento de la vida orgánica. En tanto él vive en los millones de células que forman un cuerpo, el cuerpo vive también; cuando él muere en una parte cualquiera de las células que componen un miembro, el miembro muere; si se destruye, en fin, el protoplasma en la totalidad de las células, el cuerpo entero muere.
 Si la teoría de la evolución es exacta, la vida debió principiar en la Tierra por la formación del protoplasma. Este hecho se verifica en nuestros días. Las exploraciones de los grandes fondos submarinos han dado a conocer una sustancia gelatinosa que parece ser la primera manifestación vital".
Los notabilísimos trabajos de Haeckel respecto a tales seres rudimentarios, confirman plenamente las deducciones de Darwin y dan al transformismo una base seria.
 El modo de reproducción de las células  es muy simple: cuando a alcanzado cierto volumen, se producen  una o muchas divisiones en su masa, se fracciona en dos o más partes, y cada una de ellas, se hace independiente, se nutre y crece como la célula, madre, hasta que llega el momento que a su vez da  nacimientos a otras células semejantes. Algunas veces las células originarias de la primera nos se separan, sino que forman una serie de células  asociadas, que dan nacimiento a su vez a otras y otras,  también unidas, según el grado de vitalidad que posean. Esto es lo que acontece a los animales, vegetales  y al hombre.
Aun en las asociaciones más complejas las células que constituyen un ser vivo no pierden por completo su independencia: cada una de ellas vive por su cuenta, y las diversas funciones fisiológicas del animal, no son otra cosa que la resultante de los actos cumplidos por un cierto grupo de células.
 El objeto de todo organismo es vivir, y cada parte concurre a la consecución de este resultado en la esfera que le es propia. Se puede comparar el cuerpo vivo a una manufactura, cada órgano a un conjunto de obreros y cada obrero a una célula. Cada obrero tiene que efectuar un trabajo especial, pero uniendo las piezas elaboradas de este modo, se obtiene el objeto manufacturado.
 "La comunidad, como el individuo, tiene su unidad abstracta y su existencia colectiva; es una reunión de individuos, frecuentemente en número inmenso, que no obstante puede ser considerada como un individuo solo, como un ser único, aunque compuesto. Y es así, no solamente para la abstracción más o menos racional, sino para la realidad, materialmente, lo mismo para nuestra inteligencia que para nuestros sentidos, porque está constituida como un ser organizado, de partes continuas y recíprocamente dependientes, todas ellas fragmentos de un mismo todo, aunque cada una por sí sea a su vez un todo más o menos bien circunscrito; todas ellas miembros de un mismo cuerpo, aunque cada una constituye un cuerpo organizado, un pequeño colectivo...
 "Como la familia y la sociedad, la comunidad puede estar muy diversamente constituida. La fusión anatómica, y, por consecuencia, la solidaridad fisiológica de los individuos así reunidos, puede estar limitada a unos pocos puntos y a unas pocas funciones vitales, o extenderse a la casi totalidad de los órganos y de las funciones. Todos los grados intermedios pueden presentarse también, y se pasa por gradaciones insensibles de seres organizados en quienes las vidas colectivas permanecen aún casi independientes y los individuos claramente diferenciados, a otras en que los individuos son de más en más dependientes y mixtos, y tras éstas a otras en que todas las vidas se confunden en una vida común y las individualidades propiamente dichas desaparecen más o menos completamente en la individualidad colectiva".
 Los animales superiores son estas individualidades colectivas, aunque sólo desde el punto de vista vital. Hemos visto ya que la fuerza vital es un principio y un efecto: un principio porque es necesario un ser vivo para comunicar la vida, y un efecto, porque una vez fecundado el germen, las leyes físicas y químicas se encargan del mantenimiento de la vida. Aquí no caben equívocos: la fuerza vital tiene existencia propia, puesto que cada ser puede reproducirse en un semejante suyo, y puesto que no se puede dar vida artificialmente a un compuesto inorgánico. Más todavía: suponiendo que se llegara, por ejemplo, a fabricar un músculo sensible de manera que produjese los mismo fenómenos que un músculo ordinario, el músculo fabricado no podría regenerarse, como acontece incesantemente en el organismo vivo. Luego, aunque el principio vital opere y se mantenga por medio de leyes naturales, no cabe ninguna duda de que es distinto de tales leyes. Aquel principio es una fuerza, una transformación especial de la energía; no goza de existencia sobrenatural, pero sí es el producto necesario de la evolución ascendente, el primer grado, no de la organización, pero sí del mantenimiento, de la reparación de la materia viva. Pueden hallarse indicios de este principio reparador hasta en la materia bruta: un cristal está capacitado para cicatrizar sus heridas. Pasteur ha puesto este hecho en evidencia (véase Comptes rendus, del 16 de mayo de 1881).
 Si a un cristal roto en cualquiera de sus partes se le coloca en la disolución a que debe su origen, se observará que no solamente crece en todas sus caras, sino que se inicia un trabajo de reconstitución mucho más activo en la parte lesionada, hasta que el daño queda reparado; una vez conseguido esto, se reestablece la simetría. Si se colora el agua madre con una sustancia violeta, por ejemplo, se verá distintamente el trabajo suplementario que se realiza para la reconstitución de la parte destruida.
 El principio vital, por consiguiente, es una fuerza esencialmente organizadora y reparadora y, en los vegetales y los animales, él es quien repara las células destruidas por el uso, siguiendo un plan determinado. Podemos considerarle en cierto modo como el desenvolvimiento, el grado superior, la transformación exaltada de esa fuerza que en los cuerpos brutos conocemos por afinidad. Además, el fluido vital obra sobre las moléculas que produce el fantasma magnético. Si se niega la existencia de una fuerza vital, aunque invisible e imponderable, no es posible comprender cómo un cuerpo vivo conserva una forma fija, invariable, según la especie a que pertenezca, a pesar de la renovación incesante de las moléculas del cuerpo.
  En tanto la vida es difusa, como en los animales inferiores; en tanto todas las células pueden vivir individualmente sin necesitarse unas a otras, el principio inteligente no se revela en ellas de un modo claro, puesto que en estos seres rudimentarios no se observa sino la irritabilidad, es decir, la reacción a una influencia externa sin sensibilidad apreciable; pero desde el momento en que el sistema nervioso aparece, se concentran en él las funciones animales, la comunidad viviente se transforma en individuo, y el principio inteligente toma a su cargo el gobierno del cuerpo, manifestando su presencia por los primeros fulgores del instinto.
Extraído del libro Evolución Anímica de Gabriel Delanne
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LEGIONES DEL MAL


"Y le preguntó: ¿Cual es tú nombre? - A lo que él respondió: Legión es mi nombre, porque somos muchos." - (Marcos, 5:9.)

El Maestro legó una inolvidable lección a los discípulos en este pasaje de los Evangelios.
Dispensador del bien y de la paz, se aproxima Jesús al Espíritu perverso que tú recibes desesperado.

Cristo no se impacienta e indaga cariñosamente por su nombre, respondiéndole el interpelado: "Me llamo Legión, porque somos muchos".

Los aprendices que lo seguían no supieron interpretar la escena, en toda su expresión simbólica. Y hasta hoy se pregunta por el contenido de la ocurrencia con justificable extrañeza.

Es que el Señor deseaba transmitir inmortal enseñanza a los compañeros de su tarea redentora.

Al frente del Espíritu delincuente y perturbado, este era solamente uno, el interlocutor, pero se dominaba "Legión" porque representaba a una mayoría abrumadora, que personificaba la masa vastísima de las intenciones inferiores y criminales. Revelaba el Maestro que, por indeterminado tiempo, el bien estaría en proporción muy inferior comparado al mal que se presentaba en aludes arrasadores.

Si te encuentras, pues, al servicio de Cristo en la Tierra, no te olvides de perseverar en el bien, dentro de todas las horas de la vida, convencido de que el mal se hace sentir alrededor, a la manera de legión amenazadora, exigiendo profunda serenidad y gran confianza en Cristo, con trabajo y vigilancia, hasta la victoria final.


Reflexión ante este tema.- Ante este pasaje del Evangelio, se pueden sacar algunas conclusiones:
     En primer lugar, es preciso recordar que existe y nos rodea todo un mundo espiritual, que en esta fase evolutiva de nuestro planeta, denominamos como “ astral inferior”, precisamente por existir en una franja cercana a la corteza terrestre, en una vecindad inmediata que se interpenetra con los espíritus encarnados que en ella habitamos. Este plano invisible a nuestros ojos, pero no por eso menos real, está formado por innumerable cantidad de seres espirituales, que se agrupan por una malévola afinidad con el objetivo de trasladar su desesperación por permanecer en las tinieblas , cegados por la cercanía de la materia que ya no tienen ni alcanzan, y por eso su envidia , malquerencia y hasta odio hacia el ser humano en general, al cual tratan de apartar de una posible felicidad, tratando de dominarlo, llevándolo a su terreno de odio y tristeza. Estos agrupamientos de seres espirituales en lamentable estado son los que ante Cristo se identifican como “Legión”, y ocultados tras su invisibilidad ante el ser humano, se gozan en poner celadas para nuestra caída en sus vibraciones mentales inferiores. Son los demonios de las religiones, de la misma clase de los que expulsó alguna vez Jesús de algún “endemoniado”.

     Ante el conocimiento de su realidad existencial, deberíamos ser conscientes de ello y permanecer sin darles opción de transmitirnos su influencia negativa.

     También debemos tener en cuenta de que en el Universo todo es vibración en muy diversas frecuencias y que existe una Ley de Atracción o Afinidad que las regula, esta protección de ellos la conseguiremos por medio de mantenernos cada uno en un estado de vibración mental y espiritual positiva, o sea, diferente y más elevada que la de ellos. Para ello será necesaria la oración y la unión permanente con nuestros Guías espirituales, con Jesús Cristo y con el mismo Padre Celestial, lo cual nos dará las fuerzas y la Luz espiritual necesarias para salir victoriosos de estos embates, pero no debemos bajar nunca la guardia pues ellos, aunque a distancia, no dejan de acecharnos y esperan el mínimo momento de descuido o debilidad para penetrar en nuestra psiquis, influenciándonos negativamente, al igual que el viento penetra por cualquier resquicio.
En segundo lugar, también debemos tener en cuenta que en este mundo de expiaciones y de pruebas, ciertamente abunda mucho más el mal que el bien; más todavía en los tiempos actuales en los que vivimos ahora, en los que tantos acontecimientos trágicos y pruebas humanas difíciles se están precipitando cada vez más con mayor profusión, debido a las sacudidas producidas por el esperado cambio de ciclo evolutivo del planeta, en donde como sabemos, finalmente el grano deberá ser separado de la paja. En estas circunstancias que rodean actualmente a la sociedad humana, debemos ser conscientes de qué es lo que en el fondo nos está aconteciendo y sus consecuencias, optando por la elección más sabia de no dejarnos arrastrar por el lodo del materialismo , el comodismo, la desesperanza y la falta de unos objetivos elevados de carácter espiritual, claros y definidos. Así, en medio de las posibles acometidas de tantas legiones de maldad, debemos tener conciencia clara de nuestra responsabilidad, esforzándonos por ser, ahora más que nunca, la “ sal de la Tierra”, con nuestro ejemplo positivo, nuestra actitud siempre ética, y cuando llegue el caso, también con nuestra palabra esclarecedora, pues tenemos el compromiso de no esconder la Luz debajo del celemín, según otra parábola de Jesús.

     Sabemos que en nuestro mundo parece que hay mucho más mal que bien, y ciertamente todavía es así , porque vemos como el egoísmo y el desamor son moneda corriente, como también es muy cierto que el mal es mucho más ruidoso y llamativo, haciéndose notar más. El bien sin embargo, también es muy abundante, pero es callado y silencioso, convive entre el mal y coexiste con él como si pasara de puntillas, sin hacer ruidos, por lo que a veces no se nota su presencia, pero no por eso deja de existir y estar también presente. Vemos como entre la masa de gentes sufridas, calladas y a veces hasta un poco ignorantes , existen valores sorprendentes de sencillez, solidaridad, caridad, abnegación, humildad, etc, lo cual nos puede inducir a creer con fundamento que el ser humano tiene un horizonte luminoso; que el bien abunda, y aunque no siempre se le distingue, ahí está silencioso pero firme, en la conciencia colectiva de tantos grupos humanos, que a su vez también permanecen influenciados y alimentados mentalmente por grupos o legiones del bien, espíritus buenos o positivos con los que sintonizan.

     Ciertamente el mal además de ser ruidoso y de hacerse notar, abunda en todos los niveles: en lo que se refiere a influencias espirituales, y en lo que se refiere a las pruebas duras o difíciles que el ser humano genera con su actitud equivocada o con sus errores al transitar fuera del camino del Amor, y que a nivel humano también se le llama mal, cuando su presencia suele indicar muchas veces, nuevas oportunidades de rectificar actitudes y de alcanzar finalmente un bien. Por eso es que la presencia del mal es tan popular y tan constante, que se llega a decir popularmente al respecto: “ 

     Bienvenido seas mal, si vienes solo”, y es que verdaderamente cuando se manifiesta en cualquier sentido, lo hace con abundancia y proliferación porque es el elemento que caracteriza todavía a nuestro mundo actual. Por eso, estemos prevenidos ante él, y demos gracias al Padre cuando seamos capaces de sentir que esta presencia del mal no nos ha derrotado con sus envites , porque con la ayuda del Padre y de los buenos espíritus, esta prueba a la que humanamente se le puede llamar mal, o que puede parecer un mal, nos ha fortalecido, por lo que hemos sido capaces de transmutarlo en un bien con nuestra actitud positiva y transformadora.
     Finalmente, no olvidemos que a pesar de las apariencias, definitivamente, el mal no tiene existencia propia, sino que simplemente es la ausencia del bien, como la oscuridad es ausencia de la luz. Por tanto seamos cada uno como antorchas que iluminemos nuestras vidas y las de quienes nos acompañan en el camino.
- Jose Luis Martín-
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                 NOTA IMPORTANTE: Los lunes,miércoles y jueves a las 22,30 horas, pueden participar en el chat de la Federación Espírita Española.
Los viernes a las 23,00 horas se os invita a asistir a una conferencia en la misma sala.
  Los domingos a las 21,30 horas  tenemos  la clase de Estudio del Espiritismo por el "Grupo espírita Sin Fronteras".dirigido por Carlos Campetti-
Y además recomiendo los Blogs:
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Albacete espírita: espiritismoalbacete.blogspot.com.es
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