viernes, 24 de junio de 2011

Pedagogía espírita y niños índigo


Alessandro

Alessandro Cesar Bigheto




“Debiendo fundar la era del progreso moral, la nueva generación se distingue por una inteligencia y una razón generalmente precoces, aliadas al sentimiento innato del bien y de las creencias espiritualistas, lo que constituye señal indudable de un cierto grado de progreso anterior.” Allan Kardec

Cabe a la asociación Brasileña de Pedagogía Espírita manifestarse públicamente a respecto del tema niños índigo, ya que se trata de un tema eminentemente pedagógico. Es lamentable que dentro de la tradición pedagógica espírita que tenemos en Brasil, desde Eurípedes Barsanulfo, pasando por Anália Franco, Ney Lobo, Herculano Pires y hoy, alcanzando foros de movimiento nacional, con ciudadanía académica, aparezca en nuestro medio un modismo pedagógicamente peligroso como ese de los niños índigo.

Algunas cuestiones son muy graves desde el punto de vista pedagógico: en primer lugar, es una concepción elitista, eugenista, de clasificar a los seres humanos, que hiere el principio de la igualdad entre todos. Hijos genéticamente modificados serian superiores (físicamente) a los padres y en toda la literatura índigo, ¡la interferencia educacional de la familia parece un estorbo en la vida de las realezas índigo!

Segundo punto que nos parece particularmente problemático es justamente la recomendación de una cierta renuncia a la función educativa de los padres y responsables, ya que los niños índigos ya vienen listos. A propósito, en la teoría original, ¡son ángeles extraterrestres! Si bien sabemos que todos los espíritus que reencarnan en la tierra, incluso los más evolucionados (que no es el caso de este modelo presentado por Lee Carrol y Jan Tober y, más particularmente por Nancy Ann Tappe, de niños que matan, que roban y con tendencias viciosas), precisan de un proceso educativo.

Está claro, que la educación debe ser amorosa, respetuosa de la personalidad reencarnante – pero eso vale para todos y cualquier niño, más aún, para todo y cualquier ser humano.

En el libro “Educando niños índigos” entre otras herejías pedagógicas, que llevarían a Comenius y Pestalozzi perder los estribos, el autor Egidio Vecchio dice que los niños índigos:

“Necesitan que sus padres y profesores se adapten a su condición atípica, en lugar de, como ocurre frecuentemente, pretender adaptarles a una educación dirigida a los que no poseen los mismos recursos que los índigo tienen”. Es decir, ellos son tan diferentes, que todos necesitan adaptarse a ellos y sólo ellos deben tener una educación nueva y diferente.

Desde el siglo de Comenius, los grandes educadores venían luchando para promover una reforma completa en la forma de educar, que alcanzase a todos los seres humanos indistintamente y no para unos pocos privilegiados que supuestamente sean mejores que los otros.

¿Se ha llegado ya a imaginar la vanidad, prepotencia y orgullo que ese absurdo educacional puede provocar en las mentes que están llegando? Decir a un niño que hay que aceptar “ que es un ser distinto de los demás” crea de inmediato un abismo en las relaciones humanas y un soberano desprecio hacia el resto de la humanidad.

La propuesta puede crear monstruitos que se crean por encima del bien y del mal y que no tengan la mínima noción de convivencia igualitaria con su prójimo.

Y pensar que estamos desarrollando seriamente una propuesta basada en Comenius, Rousseau, Pestalozzi, Kardec con inspiración en los grandes educadores espíritas brasileños, y dentro del propio medio espírita, ignorando ostensivamente el esfuerzo de reafirmar una Pedagogía Espírita consistente y actual, se escapa por ese delirio pedagógico que, si se aplicase, ¡tenderá a deformar la personalidad del futuro!


Directrices de la Pedagogía Espírita:

• Todos los niños son iguales y todos son diferentes, cada uno trae su bagaje milenario. No pueden ser clasificados en categorías. Cada niño es único.

• Los niños que están llegando pueden ser más avanzados que las generaciones pasadas, pero esto forma parte de un proceso natural de evolución del ser humano. Ese progreso puede ser sectorial: en algunos campos específicos, pero no se trata de espíritus puros, que ya desarrollaron sus potencialidades. Espíritus inteligentes pueden tener aún graves desajustes emocionales, que necesitan ser cuidados.

• Todos los seres humanos necesitan de la educación. Educación con libertad, amor, respecto, actividad. Pero nadie puede desarrollarse en la tierra sin un proceso pedagógico.

• Existe la urgencia de una nueva educación, que atienda las aspiraciones de espíritus que están volviendo, todavía más sedientos de aprendizaje, con más preguntas. La educación tradicional ya no sirve en el siglo XXI. Pero esta revolución pedagógica es para todos.

• Toda la teoría pedagógica tiene que tener base científica, coherencia filosófica y parámetros altamente morales. Lidiar con la mente infantil es una grave responsabilidad.

• Intuiciones, revelaciones y orientaciones del mundo espiritual para la práctica pedagógica deben ser siempre analizadas con mucho criterio y espíritu crítico y los vivos de la Tierra son los que tienen la responsabilidad de construir nuevas propuestas pedagógicas.

• La Pedagogía Espírita da énfasis en el aspecto moral de la educación, pues se trata del mayor déficit de la humanidad. Necesitamos desarrollar las potencialidades divinas del ser humano (de todos los seres humanos).

• La Pedagogía Espírita es necesariamente inclusiva, dirigiéndose a todas las personas, de todas las edades, de todas las condiciones, porque ve siempre en todas las criaturas el alma inmortal, heredera de la divinidad.

Associação Brasileira de Pedagogia Espírita

( ver el blog  elespiritadealbacete.blogspot.com )

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