domingo, 26 de junio de 2011

Madres


“El trabajo de la mujer es siempre la misión de amor, extendiéndose hasta el infinito.”

(Waldo Vieira)

¿Te gustan los niños?;  ¿Eres madre?
Verdad que la mujer se siente totalmente realizada cuando es madre, cuantas mujeres desean obtener esa ventura, y la vida no se lo permite, y cuantas son aquellas que enredadas en los torbellinos terrenales se ven sorprendidas con ese evento y se convierten en asesinas de su propia sangre.

Un niño es la alegría de una casa, nunca en un hogar debería faltar un niño, hay tantas historias de los niños, que podríamos pasar aquí muchos años contándolas y nunca terminaríamos.

Es muy triste ver a los padres el quejarse por los hijos ingratos, siempre dicen que no se lo merecen, que a un buen padre no corresponde un mal hijo.

Pero los espiritas sabemos muy bien que nada sucede porque si, que la vida, nos devuelve aquello que sembramos, quizás en otra existencia fuimos un mal hijo, y ahora venimos a sufrir en la propia familia las ingratitudes que nosotros les ofrecimos a nuestros padres.

Por eso en los casos de los hijos difíciles, la madre debe intentar llegar al corazón de su hijo, hacerle razonar, y no cansarse, porque el hijo rebelde no se cambia de la noche a la mañana, diremos que es algo difícil, de hecho lo es, pero no imposible.

Solo una madre con amor en el corazón, está capacitada para llevar tareas tan difíciles, y meritorias, porque en su sacrificio y en su amor, recibe en la generalidad ingratitudes, y solo un amor como es el de una buena madre es capaz de olvidar y perdonar, sin rencor en su corazón, solo con su sacrificio y abnegación es que ella llevara adelante su trabajo de educarle.

¿Cuidas tu de tus hijos?
¿Qué tiempo les dedicas?
¿Hablas con ellos?
¿Trabajas, y por eso lo llevas a las guarderías o al jardín de infancia?
¿Realmente te justifica la necesidad?
¿O lo haces porque te ahogas en el hogar, y deseas huir de el?
¿Has meditado en tu responsabilidad como madre?

Un hijo no es un ser  al que debemos alimentar, hacerlo estudiar, y darle un techo, no es un animalito como los que tenemos en casa, al cual con alimentarle, llevarle al veterinario, para que le ponga las vacunas, tenerle la casita donde duerme limpia, y poco más.

Un hijo es alguien que necesita de nuestros cuidados, de nuestro tiempo, de nuestra educación, de nuestra amistad, de nuestra renuncia a veces, de nuestro sacrificio, es una misión tan importante la de una madre, para con sus hijos, que no debe pasar por alto, la mujer debe reflexionar, ante este evento, pues es una falta grave, abandonar nuestro compromisos para con nuestros hijos.

Aquí quizás logremos callar la boca a quien se atreve a amonestarnos, por nuestro desinterés, por nuestro alejamiento intencionado, con el pretexto de que necesitamos dinero, pero allí no, allí veremos reflejado en nuestra conciencia la verdad, y nos sentiremos muy mal, porque la mayoría de las madres han olvidado esa misión, porque en realidad no la desean.

Luego cuando los hijos crecen, se quejan, de que no los conocen, que parecen extraños, reclaman algo a lo que no tienen derecho, puesto que nada sembraron, no dedicaron tiempo a conocer a sus hijos, a ver que clase de almas son, y procurar en sus deficiencias, sembrar con su gracia y amor, la rectificación de las cosas imperfectas que el hijo porta.

Más tarde cuando alcanzan la edad de 17 años quizás más temprano, asoma en su totalidad el espíritu que es, y ella se asusta, no comprende realmente lo que tienen ante si, descubren raíces muy profundas que derivan en maldades que las impresionan, escandalizándose por un comportamiento antinatural, a todos hecha la culpa, pero ya es demasiado tarde, el hijo se hizo hombre, y lo que no ha tenido en la niñez lo detesta, de ahí que muchas veces las madres se sientan rechazadas,

Son mucho los padres infelices, porque ignoran las deficiencias del hijo y por eso no las combatieron desde el principio. Por dejadez y debilidad dejaron que en ellos se desarrollaran los gérmenes del orgullo, del egoísmo, y de la vanidad, que produjeron la sequedad de su corazón.

Más tarde cuando recogen lo que sembraron, se asombran y lloran desconsolados, porque ven en realidad que no los conocen, que han perdido la oportunidad de enderezar el árbol, ya torcido y duro, cuando sienten su rechazo, sienten a la vez su fracaso, tienen de todo, gozan de dinero, de comodidades, pero carecen de lo esencial de la paz en el hogar , pues los hijos se han convertido en una pesadilla, ellos, día si y día no, traen al hogar problemas, y bastantes serios, de difícil solución , y lo mismo que antes pasaban por su trabajo, y nada las amonestaba, ahora son ellos, los que a base de reproches e ingratitudes les pasa la factura.

¿Eres joven?
¿Quieres disfrutar de la vida?
¿Realmente no deseas atarte a nada?

Entonces amiga, procura defender tu estado de soltera, llena tu tiempo con deportes, trabajo, emprendimientos sanos, pero no te encierres en tu propia cárcel, en un matrimonio donde adquieres unos compromisos que siempre tendrás que rendir cuentas de ellos.

La vida y Dios nos pasará factura, como vemos no podemos pasar por alto, con los tiempos modernos, compromisos tan graves para el espíritu.

“En el ambiente doméstico, el corazón maternal debe ser el exponente divino de toda la comprensión espiritual y de todos los sacrificios por la paz de la familia. Dentro de esa esfera de trabajo, en la más santificada tarea de renuncia personal, la mujer cristiana enciende la verdadera luz para el camino de los hijos a través de la vida.”

Una madre es como una brújula guiando a sus hijos, ella debe siempre marcar el norte, para que ellos sepan dirigir sus pasos por el buen camino.

¿Qué punto marcas tú?
¿Crees que lo estas haciendo bien?
¿Realmente te lo has preguntado a ti misma alguna vez?
Piénsalo, ¿eres merecedora de ser realmente llamada madre?
¿Sientes el regocijo y la alegría cuando tus hijos se acercan a ti, y te importunan  con sus cosas?
¿Conoces sus sueños, te has convertido en niña, al jugar con ellos, les has tocado el corazón, conoces sus puntos debiles?

¿Te sientes  madre, en realidad?

¡Madres, haceros merecedoras de los gozos divinos que Dios conjugo a la maternidad, enseñando a vuestros hijos que están en la Tierra a perfeccionarse, a amar y a bendecir.

Tenéis la misión de eliminar por medio de la educación los malos principios innatos de otras existencias anteriores, por ello, no debéis relegarlos al olvido, es vuestra función, vuestra tarea, y si no la cumplís, habréis fracasado.

Trabajo realizado por Merchita

( visitar el blog  elespiritadealbacete.blogspot.com )

No hay comentarios: