jueves, 6 de noviembre de 2025

Espejo del alma

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Historia de la Civilización a la luz del Espiritismo

2.- Responsabilidad y conocimiento de tu hijo

3.-  Orgullo ( 1ª Parte)

4.- Espejo del alma

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HISTORIA DE LA CIVILIZACIÓN A LA LUZ DEL ESPIRITISMO


                    LA VENIDA DE JESÚS
                                   EL PESEBRE

El pesebre señalaba el punto inicial de las enseñanzas salvadoras de Cristo, como expresando que la humildad representa la llave de todas las virtudes. Comenzaba la era definitiva de la mayoría de edad espiritual de la humanidad terrestre, al tiempo que Jesús, con Su ejemplo divino, entregaría el código de fraternidad y amor a todos los corazones.
Inútilmente los escritores materialistas de todos los tiempos habían vulgarizado el gran acontecimiento, ironizando sobre los altos fenómenos mediúmnicos que le precedieron. Las figuras de Simeón, Ana Isabel, Juan Bautista, José, así como la sublime persona de María, han sido muchas veces objeto de observaciones injustas y maliciosas. Pero la realidad es que sólo con la ayuda de aquellos mensajeros de la Buena Nueva, portadores de la contribución de fervor, creencia y vida, podría Jesús lanzar en la Tierra los fundamentos de la verdad inamovible.

                                                          CRISTO Y LOS ESENIOS
Muchos siglos después de Su ejemplo incomprendido, hay quien Le ve entre los esenios, aprendiendo sus doctrinas, antes de su labor mesiánica de amor y redención. Las mismas esferas más próximas a la Tierra, que por fuerza de las circunstancias se acercan más a las controversias de los hombres que al sincero aprendizaje de los espíritus estudiosos y desprendidos del orbe, reflejan las opiniones contradictorias de la humanidad, con respecto al Salvador de todas las criaturas.
El Maestro, sin embargo, a pesar de la elevada cultura de las escuelas esenias, no necesitó de su contribución. Desde sus primeros días en la Tierra, se mostró tal cual era, con la superioridad que el planeta Le conocía desde los lejanos tiempos de su principio.


           CUMPLIMIENTO DE LAS PROFECÍAS DE ISRAEL
Nada podemos decir de más de Su divino apostolado de lo que la cultura evan-gélica presentó en todos los siglos posteriores a Su venida a la Tierra, reafirmando que Su enseñanza de amor y humildad fue única en todos los tiempos de la humanidad.
De Él afirmaron los profetas de Israel, mucho tiempo antes del pesebre y del calvario: “Se levantará como un arbusto verde, viviendo en la ingratitud de un suelo árido, donde no habrá gracia ni belleza. Cargado de oprobios y despreciado por los hombres, todos le volverán la cara. Cubierto de ignominia, no merecerá ninguna consideración. Él cargará el fardo pesado de nuestras culpas y sufrimientos, tomando sobre sí todos nuestros dolores. Creeréis ver en Su figura un hombre doblado por el peso de la cólera de Dios, pero serán nuestro s pecados los que Le cubrirán de llagas sangrantes y Sus heridas serán nuestra redención. Somos un inmenso rebaño desgarra-do, pero para reunirnos en el camino de Dios, Él sufrirá el peso de nuestras iniquidades. Humillado y herido, no expresará la menor queja, dejándose conducir como un cordero al sacrificio. Su tumba será como la de un malvado y su muerte como la de un impío. Pero, desde el momento en que ofrezca Su vida, verá nacer la posteridad y los intereses de Dios han de prosperar en Sus manos”.

                                                                           LA GRAN ENSEÑANZA
Sí, el mundo era un inmenso rebaño desgarrado. Cada pueblo hacía de la religión una nueva fuente de vanidad, resaltando que muchos cultos religiosos de Oriente derivaban hacia el terreno disoluto de la inmoralidad, pero Cristo venía a traer al mundo los fundamentos eternos de la verdad y el amor. Su palabra, mansa y generosa, reunía a todos los infortunados y a todos los pecadores. Escogió los ambientes más pobres y humildes para vivir la intensidad de sus enseñanzas sublimes, mostrando a los hombres que la verdad no necesitaba el escenario suntuoso de los areópagos, los foros o los templos para hacerse oír en su misteriosa belleza.
Sus sermones, en la plaza pública, se dirigían a los seres más desprotegidos y abandonados, como para demostrar que Su palabra venía a reunir a todas las criaturas en la misma vibración de fraternidad y en el mismo camino luminoso del amor. Com-batió pacíficamente todas las violencias oficiales del judaísmo, renovando la ley anti-gua con la doctrina del esclarecimiento, la tolerancia y el perdón.

                            LA PALABRA DIVINA
No nos compete proporcionar una nueva interpretación de las palabras eternas de Cristo, en los Evangelios. Dicha interpretación está realizada por casi todas las escuelas religiosas del mundo, debiendo sólo sus comunidades y adeptos observar la enseñanza inmortal, aplicándola a sí mismos en el mecanismo de la vida de relación, de manera que se produzca la renovación general siguiendo el sublime ejemplo, ya que si el pesebre y la cruz constituyen una enseñanza inolvidable, mucho más deben representar para nosotros, los ejemplos del Divino Maestro, en Su trato con las vicisitudes de la vida terrestre.
De sus enseñanzas inolvidables se desprenden consecuencias para todas las áreas de la existencia planetaria, en el sentido de renovar los elementos sociales y políticos de la humanidad, mediante la transformación moral de los hombres dentro de una nueva era de justicia económica y concordia universal. Puede parecer que las conquistas del verdadero Cristianismo todavía sean remotas, observando las doctrinas imperialistas de la actualidad, pero hay que reconocer que han transcurrido dos mil años desde la palabra divina.
Dos mil años en que los hombres se han destrozado en Su nombre, inventando banderas de separación y destrucción. Han incendiado y se han aniquilado en el nombre de Sus enseñanzas de perdón y amor, masacrando esperanzas en todos los corazones. De todas formas, el siglo presente7 debe señalar una transformación visceral en la vida humana. El dolor completará las obras generosas de la verdad cristiana, porque los hombres han rechazado el amor en su marcha hacia el progreso.


            EL CREPÚSCULO DE UNA CIVILIZACIÓN
Se viene formando, hace mucho tiempo, una nube de humos, en los horizontes de la Tierra, llena de industrias de muerte y destrucción. Todos los países están convocados a conferir los valores de la madurez espiritual de la humanidad, vertidos en el planeta hace dos milenios. El progreso científico de los pueblos y sus más nobles y generosas conquistas están llamados al banquete de la matanza y la ambición, mientras la política del mundo se siente maniatada ante los dolorosos fenómenos del siglo actual, se realizan en el espacio nuevas actividades de trabajo, porque la dirección de la Tierra está en las manos misericordiosas y augustas del  Cordero.


                       EL EJEMPLO DE CRISTO
Sin referirnos a los problemas de la política transitoria del mundo, acordémonos que la enseñanza de Cristo quedó para siempre en la Tierra, como un tesoro para todos los infortunados y desvalidos. Su palabra construyó la fe en las almas humanas, haciéndolas   entrever sus gloriosos destinos. Es necesario volver a ver la creencia y la esperanza reuniéndose en nuevas catacumbas romanas para levantar el sentido cristiano de la civilización de la humanidad.
Muchas veces vamos a encontrar la divina palabra en los corazones humildes y afligidos, cantando el himno maravilloso de los bienaventurados. Y, para cerrar este capítulo, recordando la influencia del Divino Maestro en todos los corazones sufridores de la Tierra, recordemos el episodio del monje de Manila que, acusado de intentar la libertad de su patria contra el yugo de los españoles, es condenado a muerte y conducido al cadalso.
En el instante del suplicio, dice sollozando desesperadamente el pobre condenado:
–¿Cómo es posible que muera así, siendo inocente? ¿Dónde está la justicia? ¿Qué hice para merecer tan horrendo suplicio?
Pero un compañero corre a su lado y le dice al oído:
–¡Jesús también era inocente!...
Ante los ojos de la víctima pasa entonces una claridad de misteriosa belleza. Se secan sus lágrimas y la serenidad vuelve a su semblante pálido, y cuando el verdugo le pide perdón, antes de apretar el siniestro tornillo, le responde resignado:
–Hijo mío, no sólo te perdono sino que te ruego que cumplas con tu deber.

 Del libro  "A camino de la luz "
Historia de la civilización a la luz del Espiritismo.
Francisco Candido Xavier. Por el espíritu Emmanuel.


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RESPONSABILIDAD Y                            CONOCIMIENTO DE TU HIJO

La generación de un cuerpo humano para que en él se instale un espíritu, es una decisión grave, llena de implicaciones y consecuencias. Representa una invitación formal a alguien que existe en una dimensión que escapa a nuestros sentidos habituales, a quien proponemos recibirlo, criarlo y educarlo, ofreciéndole una nueva oportunidad de vida. El bebé no debe ser fruto de una decisión momentánea, de un impulso impensado, de una unión fortuita y como alienada. Hombre y mujer, generalmente jóvenes. que se unen, aunque no sea nada más que por una única y pasajera vez en su vida, deben de estar atentos de que de aquel momento fugaz puede surgir una nueva existencia para alguien.
 
   Cada ser es único en su estructura psicológica, preferencias, inclinaciones e idiosincrasia, solamente las características físicas son genéticamente transmisibles, como es, el color de la piel, de los ojos o del cabello, la tendencia a cierta conformación física, la predisposición a alguna enfermedad, o una salud más estable, los rasgos fisionómicos y cosas así. Por tanto, lo que hay que tener claro es que ellos no heredan características psicológicas como la inteligencia, o dotes artísticas, temperamento, buen o mal gusto, simpatía o antipatía, dulzura o agresividad.

  Padres inteligentísimos pueden tener hijos mediocres, lo mismo que padres aparentemente  poco dotados pueden tener hijos geniales. Personas pacíficas, generan hijos turbulentos y viceversa; padres desarmonizados producen hijos excelentes, equilibrados y sensibles.

Cada persona, cada niño, es único, es diferente, y aunque dos o más puedan tener en común algunas características o ser muy semejantes, cada uno de ellos es un universo propio, individualizado. Incluso los gemelos univitelinos, o sea, engendrados a partir del mismo huevo, traen en la similitud de ciertos rasgos físicos, diferencias fundamentales de temperamento y carácter que los identifican con precisión como individuos perfectamente autónomos y singulares.

Los hijos que traemos al mundo, esos espíritus o almas que nos son confiados, ya  en los cuerpos físicos que nosotros les proporcionamos a través del proceso generador, ¡ no son creados nuevecitos, sin pasado y sin historia !. Ellos ya existían antes, en algún lugar, tienen una biografía personal, tienen vivencias y experiencias, y vienen aquí a revivir y no a vivir. Están, por tanto, renaciendo, y no solamente naciendo.

El propio Cristo señaló que Juan el Bautista era el profeta Elías renacido, aunque no fuese reconocido por sus contemporáneos. En otro pasaje, hablando a Nicodemo, se admiró de que el ilustre miembro del Sanedrín ignorase esta verdad elemental, o sea, la de que es preciso nacer de nuevo para alcanzar la paz espiritual, a la que Jesús daba el nombre de el Reino de los Cielos o el Reino de Dios.

  Todos fuimos creados por ´Dios, sí, pero hace mucho, mucho tiempo. y no en el momento de la concepción o del mismo nacimiento. para "ocupar" nuestro cuerpo físico.

 Lo cierto, es que todos, al traer un hijo al mundo, tenemos una responsabilidad, sea cual fuere nuestro hijo o hija, brillante o deficiente, amigo o no tan amigo, sano o enfermo, comprensivo o rebelde.

 Por algún motivo que un día llegarás a conocer, él fue encaminado, atraído o invitado a venir en tu compañía. Difícilmente será un extraño total  cuyos caminos jamás se hayan cruzado con los tuyos en el pasado. No olvides que también tú eres un ser renacido. El niño es un espíritu que nos ha sido confiado durante cierto tiempo. Raramente es un ser moralmente perfecto y acabado. No es, tampoco, a no ser en casos raros, un demonio de maldad espantosa. La condición de ángel y los más tenebrosos grados del descarriamiento moral son extremos que, al revés de lo que solemos decir, no se tocan. Aquel que se pasa milenios, vida tras vida, en la sistemática práctica del error deliberado, acaba por descender tan hondo en la escala de los valores morales, que habrá de recorrer un larguísimo y penoso camino para retornar. Es difícil, pero no imposible, la tarea de la conquista de la paz.

No hay ángeles, ni demonios, únicamente criaturas que mucho se han perfeccionado o se descarriaron, pero que siguen siendo seres humanos. Las almas o espíritus designados para animar los cuerpos físicos de nuestros hijos son seres en evolución, como nosotros mismos, y por alguna razón estamos ligados a ellos por ciertos vínculos o compromisos.

El niño tiene que emprender un nuevo aprendizaje de la vida en las condiciones en que ha renacido. Tendrá, en fin, que readaptarse al medio en que ha venido a vivir, lo mismo que a las personas que le rodean como padres, hermanos, parientes, vecinos, amigos, etc., muchos de los cuales puede que incluso ya los conozca de vidas pasadas.

Es inevitable y necesario ese nuevo aprendizaje porque el recuerdo inconsciente del pasado se va borrando, para él, en el momento en que empieza a despertar en el cuerpo físico. La conciencia de un lado de la vida generalmente se conecta cuando se apaga la del otro lado. Es como si estuviésemos dotados de un interruptor con dos terminales. Al encender una lámpara, automáticamente apagas la otra. Para acordarte de tu pasado, es preciso desligarte del cuerpo físico, cuando duermes, por ejemplo, o cuando estás desmayado. En esos momentos la conciencia no está presente. A decir verdad, la conciencia no se apaga en un lado para encenderse en el otro, sino que únicamente se desplaza de uno al otro lado, o sea, va juntamente con el espíritu, que tiene la costumbre de desligarse parcial y temporalmente del cuerpo físico que le sirve de albergue y de instrumento.

No asumas, para ante el hijo que está por nacer, una actitud hostil, negativa, de rechazo o de desamor e indiferencia. Si se ha iniciado el proceso de gestación, sean cuales fueren las condiciones, alguna razón habrá para que aquel espíritu se haya aproximado para acoplarse al cuerpo físico en formación en el vientre de su futura madre.

La gestación de un cuerpo físico puede resultar de una aventura irresponsable, pero el espíritu que en él ha venido a habitar no resulta de un mero juego de imponderables y casualidades – es una criatura humana preexistente, que se prepara para una nueva pasantía en la carne. No lo despaches de vuelta, no empieces a agredirlo con pensamientos negativos de rechazo y desamor, no lo hostilices.

Sea cual fuere la situación, no es por casualidad que un espíritu se acerca a ti, en busca de la oportunidad del renacimiento.

El compromiso maternal y paternal, no pueden ser dejados de lado, Dios siempre te pedirá cuentas de los espíritus que dejo a tu cargo y por los cuales deberás responder frente a la tarea que te compete ante ellos.

Extraído del libro “Nuestros Hijos” de HERMÍNIO C. MIRANDA

            

                       ANALISIS DEL ORGULLO 
( 1ª Parte)

¿Qué es el orgullo?

Es el elevado concepto que alguien se hace de sí mismo; es una especie de amor propio que nos inspira una idea exagerada de nuestro merito que nos incita a inculcarlo a otros; es un defecto del alma humana, invadiendo lo más intimo de la persona; es el vicio de la inteligencia, así como la humildad es su virtud. Como la inteligencia es la parte más noble del ser humano, su virtud es la mayor de todas las virtudes y su vicio es el peor de todos sus vicios.

 El orgullo no encuentra hospedaje en una persona de inteligencia equilibrada; esta se rinde a la constatación de la verdad, que acabó con cualquier presunción. La realidad de nuestras propias limitaciones es el más eficaz de los convites a la humildad.

 Es de los labios de los científicos y filósofos, esto es, de las personas realmente sabias que se recogen las más sorprendentes manifestaciones condenando cualquier tipo de orgullo. Una cultura que despertase el orgullo no sería una cultura con (mayúscula) – que se coloca ante la realidad con la intención de comprenderla – pues sería una cultura que presta culto a su propio ego.

 El orgulloso no se preocupa de conocer la verdad, sino en ocupar una posición en la que pueda ser el centro la norma; libre de cualquier subordinado, pretende que todo este sujeto a sí mismo.

La afirmación de que el orgullo es el padre de todos los vicios no es un lugar común, repetido por el uso, sino una verdad que justifica esa afirmación.

 El orgulloso posee todos los vicios:

 Es egoísta. Coloca su persona en el centro de todo, sirviéndose de una inteligencia incensada por el orgullo para justificar este egoísmo suyo.

 Es injusto De hecho, justicia significa respetar los derechos de los demás, mientras que el orgulloso solo reconoce un derecho; el suyo, que no le impone ninguna especie de obligación, pues él ignora la correlatividad de los términos y la dialéctica de las relaciones en la vida en sociedad.

 Es ingrato. Solo el recuerdo de cualquier dependencia, próxima o remota, ya lo hace sufrir y se libera de ella rechazándola; mientras que la gratitud envuelve el reconocimiento de que una mano extraña nos ayudó a ser lo que somos. Él es fruto solo de sí mismo, pues el orgullo no le permite compartir con otros sus merecimientos.

 El no tiene religión. Quien no admite ninguna dependencia de Dios. ¿Cómo podría tolerar que su alma se vuelva agradecida al Creador? El sentimiento religioso se basa en el reconocimiento de que fuimos creados y de que existe un Dios que cuida de todo; sin embargo, el orgulloso, no precisó que lo ayudasen a nacer y tampoco precisa que lo ayuden a vivir: ¡Su orgullo cuidará de todo!

 Es inmoral. Es incapaz de admitir vínculos morales para su comportamiento quien se juzga superior a las leyes. Sus actos no precisan respetar moral alguna, pero imponen a otras normas morales.

 Es fanfarrón. Está siempre hablando de si, atribuyéndose elogios por hazañas jamás realizadas; expone como proezas actos que solamente su exagerada jactancia considera como tales. 

Es prepotente, arrogante, insolente y violento. Y se podría señalar, no para demostrar que el orgullo es de hecho el padre de todos los vicios, sino porque  el orgulloso realmente los posee todos, incluso el de presentarse con actitudes humildes y modestas.

 Cuando el orgulloso habla de los otros, lo hace con desprecio y con sentimientos de compasión. Está claro que conversar contigo sobre ti y sobre los otros ya sería un acto excepcional; habitualmente evita la compañía de los demás, incapaces de comprenderlo, recogiéndose a meditar sobre su incomprendida grandeza.

 Solamente el orgulloso es capaz de entender su ego y de dialogar con su orgullo, los otros son míseros mortales que merecen el desprecio, o si él quisiera ser benévolo, su compasión. Ya que lo quiere así, déjenlo solo; no lo perturben en la meditación sobre sus merecimientos. De eso se encargará la amarga soledad, que lo punirá por su orgullo. Cuando tuviere necesidad de los otros, no los encontrará. Es el castigo que se merece. Solo que, entonces, nos acusará a todos de ser orgullosos. Es muy cierto que los defectos de los demás son los nuestros vistos en los otros.

Pero, ¿será que esta meticulosa excavación hecha en el alma vivida del orgulloso estará realmente exenta de un secreto deseo de  descubrir en él algo que existe dentro de nosotros mismos?

 Está claro que el orgulloso hace mal en acusar a los otros de orgullo; pero, ¿Quién de nosotros estará totalmente inmune de un vicio que nació junto con el ser humano y que tal vez lo verá morir? Que no seamos totalmente víctimas de un vicio no significa que estemos totalmente exentos de el. Existen dos cosas irreales: un ser humano que sólo tenga vicios y por otro lado, un ser humano que solo tenga virtudes. 2Por detrás de la cortina del Yo” conservamos lamentable ceguera frente a la vida.8…)

 En todo y en todas partes, nos apasionamos por nuestra propia imagen.

 En los seres queridos, habitualmente nos amamos a nosotros mismos, porque, si demuestran puntos de vistas diferentes de los nuestros, aunque estos sean superiores a los principios que abrazamos, instintivamente disminuimos el cariño que les consagrábamos.

 En las obras que hacemos del bien a que nos dedicamos, estimamos, por encima de todo, los métodos y procesos que se exteriorizan de nuestro modo de ser y entender, porque si el trabajo evoluciona o se perfecciona, reflejando el pensamiento de otras personalidades por encima de la nuestra, operamos casi sin percibirlo, con una disminución de nuestro interés  en los trabajos iniciados.

 Aceptamos la colaboración ajena, pero sentimos dificultades para ofrecer el concurso que nos compete. Si  nos hallamos en una posición superior, donamos con alegría una fortuna al hermano necesitado que sigue con nosotros en condición de subalterno, a fin de contemplar con voluptuosidad nuestras cualidades nobles en el reconocimiento de largo curso al que se siente constreñido, pero rara vez concedemos una sonrisa de buena voluntad al compañero más rico o más fuerte, puesto por los designios divinos a nuestro frente.

 En todos los pasos de la lucha humana, encontramos la virtud rodeada de vicios y el conocimiento dignificante casi sofocado por los espinos de la ignorancia, porque, infelizmente, cada uno de nosotros de modo general, vive buscando su propio “Yo”

Entre tanto, gracias a la Bondad de dios, el sufrimiento y la muerte nos sorprenden en la experiencia del cuerpo y más allá de ella, arrebatándonos a los vastos continentes de  la meditación y de la humildad, donde aprenderemos, poco a poco, a buscar lo que pertenece a Jesucristo, a favor de nuestra verdadera felicidad, dentro de la gloria de vivir.

 ( Continúa ....)

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                      ESPEJO DEL ALMA


     Cuando somos jóvenes, generalmente tenemos una buena relación con el espejo.
     Paramos ante él y nos miramos de cuerpo entero y desde todos los ángulos.
     Tenemos el coraje de observarnos y de enfrentar posibles desajustes físicos,  y el futuro está a nuestro favor.
     Somos más flexibles, desarmados, versátiles, y mas dispuestos a los cambios. Gustamos de cambiar opiniones y acatamos ideas nuevas con facilidad.
     Nuestra alma, tanto como nuestro cuerpo, está en constante transformación. Estamos siempre buscando nuevos significados para las viejas ideas.
     Con el paso del tiempo vamos evitando espejos que reflejen nuestro cuerpo por entero. Buscamos si  acaso aquellos que reflejen solo del cuello hacia arriba.
     Huímos de nuestra apariencia porque no nos gusta o porque aún deseamos ver reflejado aquel cuerpo joven de cabello abundante y piel lisa y brillante.
     Y porque no nos gusta nuestra imagen huímos del espejo, como si eso resolviese nuestro problema.
     Así  también acontece con las cuestiones del alma´
     Cuando somos jóvenes tenemos el coraje de reflexionar sobre nuestras actitudes, nos gusta aprender cosas nuevas y estamos dispuestos a enfrentar desafíos.
     Buscamos respuestas para nuestras dudas y no tememos las críticas por entender que ellas nos ayudan a crecer.
     Pero cuando las gorduras del comodismo se van acumulando en nuestra alma, comenzamos a huír de espejos que nos muestren tal como somos.
     Las ideas se van cristalizando y ya no tenemos tanta disposición para reciclar nuestra memoria.
     Nos posicionamos en un área de confort y nos dejamos llevar por las circunstancias, sin tantos esfuerzos.
     Para muchos es como si una influencia paralizante les tomase por asalto.
     Ya no se interesan más por el conocimiento ni por hacer nuevas amistades o cuidar un poco su cuerpo y su salud.
     Olvidados de que la sabiduría no está en la espina dorsal ni en la piel joven o en una espesa cabellera, se entregan al desánimo como si estuviesen llegando al final de la línea.
     No se dan cuenta de que en cuanto respiramos ya es tiempo de aprender a crecer, de hacer ejercicio y eliminar las gorduras indeseables.
     En cuanto podemos contemplar el espejo físico, nos podemos observar y hacer esfuerzos para corregir lo que juzguemos necesario.
     En cuanto la vida nos lo permite, debemos volver a mirar el espejo de la conciencia y ajustar lo que sea preciso, para que quedemos más bellos y más sabios.
     Arreglar los pensamientos y reciclar las memorias infelices que teníamos archivadas en los rincones del ser.
     Repensar conceptos, rehacer ideas, resisar actitudes y posturas.
     Solo así anularemos el deseo constante de huír del espejo, de huír de nosotros mismos, fingiendo que somos felices enmascarando la realidad.
     No luche contra la naturaleza, deseando asegurar el tiempo con las manos.
     No deje que su sabiduría se esconda en las arrugas de la piel, ni pierda el brillo de los cabellos blancos.
     La belleza de su alma es independiente del cuerpo físico.
     Que su grandeza se refleje en su forma de pensar, sentir y actuar, y no en la imagen proyectada en el espejo.
     Piense en eso y obsérvese de cuerpo y alma, por entero.
     Acuérdese que solo a usted cabe la decisión de asumir la realidad y modificarla cuando y como se juzgue necesario.
¡ Piense en eso !
      Es peor estar insatisfecho con el cuerpo y con la insatisfacción de la propia conciencia. Esa insatisfacción le roba la paz, la alegría, la voluntad de crecer y ser feliz. Por eso es importante recordar que usted puede modificar esa realidad cuando lo desee.
     Basta invertir en su mejoría íntima aireando su mente, eliminando preconceptos y adquiriendo conocimientos que le traigan satisfacción y paz de conciencia.
¡ Piense en eso, pero piense ahora, antes de que sea tarde!
(Eliane de Pádua)
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"Enseñar no es herir. Es orientar al prójimo, amorosamente, para el reino de la comprensión y de la paz."
- Andre Luiz-
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martes, 4 de noviembre de 2025

Autodescubrimiento: Una búsqueda interior

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Tiempos de transición ( continuación)

2.- Conversando con Espíritus

3.- Niveles de conciencia

4.-  Autodescubrimiento: Una búsqueda interior


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                     TIEMPOS DE TRANSICIÓN               ( Continuación...)


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     Nos dan toda su ayuda, orientación, consejos, y se comienza a trabajar por la reparación, ya conscientes del retraso espiritual y de lo lamentable que es permanecer atados al rencor, pensando solo en la venganza y en causar más dolor y sufrimiento. Todos ponen de su parte para emprender una nueva experiencia en la carne, en la que cada uno tomará la responsabilidad que le competa y le permita el reajuste y la liberación, por fin, de todas aquellas deudas que les impiden elevarse y engrandecerse.        

   Porque mientras en nuestro interior se halle el veneno del odio y la venganza, el alma ni puede elevarse ni comprender ni razonar ni verse libre de esa cadena que es la ignorancia, que nos vincula a los planos de oscuridad y confusión.                             

  Cada nueva vida podría decirse que es una transición hacia el encuentro con nosotros mismos y con todos aquellos que apartamos de nuestro lado por motivos egoístas y materiales; por eso siempre nos falta algo, porque hasta el mismo momento de la muerte tenemos que trabajar y trabajar para ir reconciliándonos, con nosotros mismos por un lado, y por otro con todos nuestros hermanos de camino, a los que unas veces hemos atropellado y otras tan solo les hemos puesto una pequeña zancadilla. Pero todo se tiene que resolver, de otro modo, esas cuantiosas semillas de luz y de amor que permanecen adormecidas en nuestro fuero interno no pueden salir al aire y dar sus frutos.         

     Pero esto es solo una parte del capítulo, porque la ley del progreso, además, nos presenta nuevas lecciones que aprender, ya que la vida y la sociedad progresa, y ese progreso no siempre obedece a la ley natural, no siempre responde de manera positiva a lo que, como seres en proceso de evolución, hemos de ir mejorando en la Tierra. Está claro que tenemos que progresar y mejorar las condiciones de vida. ¿Para qué? Para hacer de este un mundo mucho mejor, más igualitario, más justo, más armónico, en donde todos podamos disponer de las mismas oportunidades de alcanzar la meta de la felicidad y el desarrollo personal; en el que todos nos sintamos iguales y solo nos puedan estorbar o aplacar las propias debilidades y faltas del carácter. Esto cada uno debe ir resolviéndolo por sí mismo.                          

      El karma es cierto que nos va reajustando y poniendo en el camino los detalles que cada uno necesita para su elevación, así que no hay que pensar en el karma que, tanto individual como colectivo, tenemos, sino que debemos luchar por hacer que esta nuestra sociedad evolucione a mejor, siempre dentro de los cauces de la espiritualidad. Hay que tener conciencia para saber discernir lo verdadero de lo falso, lo justo de lo injusto, lo necesario de lo superfluo, y así sucesivamente. Por eso es preciso un estudio y análisis de todos aquellos avances y conquistas de la sociedad, que sin duda tiene mucho en lo que mejorar.               

     Pero una cosa es mejorar por el camino adecuado y otra es crear o instituir nuevas formas de vida y comportamientos que quizás no rimen en consonancia con la espiritualidad. Debemos reflexionar para llegar a comprender lo mejor posible todos los cambios y los avances que estamos experimentado en la sociedad en las últimas décadas, unos debidos a los grandiosos avances de la medicina y de la tecnología y otros debidos a la necesidad que se tenía de ir transformando la sociedad en libertades, derechos, justicia… y la emancipación de la mujer, que concretamente estaba necesitada de irrumpir en la vida social y colaborar en ella como un elemento igualitario al hombre. Luego, muchos cambios se están produciendo en nuestra sociedad, ¿están todos ellos de acuerdo con la espiritualidad? ¿Son todos ellos un beneficio para el ser humano? ¿Propician todos ellos nuestro adelanto y elevación espiritual?                           

     En esto es en lo que debemos profundizar con rigor y seriedad, bajo la luz y los principios fundamentales del espiritismo. Para eso nos legaron las leyes morales en el Libro de los Espíritus y para eso siguen dándonos instrucciones continuamente.               

      Es este un trabajo de análisis que nos propusimos estudiar y profundizar, y que en próximos artículos iremos desarrollando. Por ejemplo, con el importantísimo tema de la familia, el matrimonio, los hijos, la educación y muchos más aspectos que giran en torno al núcleo familiar, el cual está experimentado cambios profundos; y siendo a mi entender el crisol en donde debe forjarse la educación y el porvenir de los hijos, hemos de dedicarle una mención especial.

 Fermín Hernández – Amor, Paz y Caridad 

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CONVERSANDO CON ESPÍRITUS                                        

                                                                      


 Ya que el Espiritismo no admite, en hipótesis alguna, la fe ciega, el fanatismo, el creer por creer, el aceptar con base en la influencia de los otros y la práctica religiosa sin racionalidad, le cumple al espirita  serio orientar a las personas acerca de esa cuestión de hablar con los espíritus, hablar con personas que “ya fallecieron”, participar de una “sesión espirita” de un “trabajo mediúmnico” que es una cosa que mucha gente tiene la curiosidad en saber.

Al principio, la persona no debe dejarse llevar por ciertas argumentaciones basadas en “la Biblia dice”, porque determinadas personas "consejeras” religiosas, se refieren mucho a “la Biblia dice...” sin analizar profundamente el mismo cuestionamiento en  varios otros pasajes de la misma Biblia.

Por ejemplo: Dicen que Moisés prohibió la  comunicación  con los “muertos”. Todavía él mismo, que ya había muerto, apareció y se comunicó con Jesús, Pedro y Tiago, en el Tabor, para dejar bien claro  que la historia fue mal contada o mal interpretada. Detalle: Jesús concordó, porque  condujo la comunicación normalmente, con el testimonio de los apóstoles.

El Vaticano, recientemente, a través de larga entrevista del Cardenal Gino Cosseti, en el “Conservatorio Romano”, órgano oficial de Santa Sede, afirmó categóricamente que existe, que es posible  y que debe ser hecha la comunicación con los llamados “muertos”, desde que sea hecha con responsabilidad, con motivos útiles, con seriedad y sin broma o mala intención.

Es exactamente eso lo que el Espiritismo enseña, hace más de 160 años.

A pesar de la seriedad con que la Doctrina Espirita presenta la cuestión recomendada a los practicantes del Espiritismo, infelizmente existe aún mucha gente en busca de fama a costa de ella, queriendo aparecer de cualquier manera, haciendo del Centro Espirita un  verdadero picadero de circo.

Es ahí cuando usted en algunos centros, rotulados con el nombre de “espirita” médiums fingiendo, golpeando en las mesas, sacudiendo a las personas, dando empujones en  los brazos de los frecuentadores, cerca de aquí, cerca de allí, gesticula, habla alto, sacude la cabeza, respira fuerte y hace una gran cantidad de gestos.

¿El Espiritismo es eso?

¡No! ¡Eso son payasadas!¡Exhibicionismo!  es la necesidad de ser el centro de las atenciones para los frecuentadores de la casa.

Cuando el centro “espirita” coloca un montón de gente para participar del trabajo mediúmnico, inclusive a personas que va a la casa por primera vez, la mayoría por curiosidad y  abriendo ese trabajo para el público; con todo respeto a los dirigentes de los centros que practican eso, la verdad es que están cometiendo un acto de mucha irresponsabilidad, desconsideración al frecuentador  y de poco respeto para con la Doctrina Espirita.

En determinados “centros” ,cuando el frecuentador tiene dinero. o es alguien de cierto destaque en la sociedad, todas las atenciones son volcadas hacia esa persona, que es invitada a participar de la sesión o a sentarse en tal mesa, que muchas  casas adoptan, siempre forradas con toallas blancas (no se porque insisten en tener que ser blancas)

 Entonces aparecen un montón de “espíritus” con mensajes para el “ilustre” visitante  y toda aquella charlotada.

Es bueno resaltar que ese psiquismo existe también en todo cuanto es religión principalmente en aquellas   que adoran los signos de dinero ( creo  que son todas ).

 Repito que el Centro Espirita no puede ser presentado como si fuese un espectáculo  de circo.

El centro Espirita no es un lugar para curiosos. Se aceptan,  si, la visita de personas que desean indagar, observar, comprobar, preguntar y cuestionar, sin problema alguno, desde que  se obre con seriedad, sinceridad y responsabilidad, jamás con engaños o con libertinaje.

Para participar de un trabajo mediúmnico, la persona  debe estar, indispensablemente, orientada sobre lo que es el Espiritismo, cual es su razón,  sus objetivos, sus propuestas, cómo son sus postulados, cómo viven los  espíritus, cómo se procesa una comunicación de un desencarnado con un encarnado etc.

Esas cosas solo pueden ser conocidas con la lectura de las obras básicas del Espiritismo, comenzando por “El Libro de los Espíritus” seguido por el “Libro de los Mediums” y demás obras espíritas de otros autores científicos o filosóficos .

Quiero esclarecer que estos son libros  de bastantes páginas cada uno. Si a usted no le gusta leer, no está dispuesto a leer, le da pereza leer, es mejor que se olvide de participar en una “sesión espirita”.

Si a alguien le gusta conducir, pero no desea aprender hacerlo, al intentar conducir un vehículo  correrá un serio riesgo de sufrir un accidente y hasta incluso de matar, o de  herir  a otros.

Al contactar con un espíritu en el Centro, en primer lugar es bueno  verificar si se trata de  un espíritu desencarnado  el que se está comunicando o si es el propio médium que está mistificando o practicando el animismo. Eso solo podrá saberlo, estudiando los libros propuestos. Identificar espíritus  y sus intenciones, resulta demasiado fácil. Solo aquellos que no tienen cualificación racional y son poseedores de una inteligencia mediocre, son capaces de decir que todos los espíritus son demonios o que todos son buenos orientadores.

Un Espíritu verdaderamente bueno y honesto jamás se enojará  si usted le pregunta, duda, rechaza determinadas orientaciones y conversa naturalmente con él, como si fuese con otra persona  cualquiera.

Si comienza a irritarse, puede tener la certeza de que es una mistificación, desequilibrio del médium o incluso una farsa.

En fin, el Espiritismo es serio, ético, sensible, racional y de mucha  responsabilidad.

Por Alamar Régis Carvalho

( Tomado de el Blog de los Espíritas )

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             NIVELES DE CONCIENCIA                                                 

          

  La actividad del ser encarnado, abarca tres niveles o compartimentos: Consciente, Subconsciente e Inconsciente. La conciencia corresponde al estado de vigilia, en el cual se manifiesta el yo, es decir, sus actuales pensamientos, sentimientos que se expresan a partir de una memoria inmediata.

  Con el paso del tiempo, los conocimientos y experiencias que no se usan continuamente, ni se refuerzan, se van desplazando hasta el Subconsciente; han sido olvidados, pero no han desaparecido ni han perdido su dinamismo. En caso de necesidad, la mente es forzada a un esfuerzo mnemónico y los trae de vuelta al Consciente . Las experiencias conscientes y subconscientes, se sintetizan en el espíritu y cada existencia se acumulan en un proceso acumulativo, formando el nivel Inconsciente. Los reflejos condicionados o aprendidos, son adquiridos en la vida social, pertenecen a la conciencia y subconsciencia, y se van haciendo incondicionados o innatos, alojándose en el Inconsciente. Así, la memoria cerebral abarca los niveles consciente y subconsciente, y la memoria espiritual es el propio Inconsciente; ahí se han almacenado conocimientos y experiencias de múltiples vidas, con sus gratas realizaciones y amargas frustraciones, las cuales se muestran sintetizadas en la idiosincrasia que revela cada espíritu encarnado o desencarnado.

  Es fácil comprender así, el por qué no recordamos habitualmente nuestras vidas anteriores, ya que la memoria cerebral no posee tal información. Sin embargo cuando se realiza una regresión hipnótica que lleva a un sujeto a retroceder en el tiempo, sí se profundiza en su memoria espiritual o inconsciente, en donde están archivados los recuerdos de sus existencias previas.

  De acuerdo con la evolución de la Física, la Biología, la Psicología y  otras ciencias, en el siglo XX, cada vez concebimos un Universo menos material, más pensamiento y energía, más espíritu.

- Jon Aizpúrua- "Tratado de Espiritismo".

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             AUTODESCUBRIMIENTO : UNA 
                    BÚSQUEDA  INTERIOR
    


 Sócrates nació en el año 470 y desencarnó en el 399 a.C. Fue considerado el padre de la filosofía. Estudió filosofía con Anaxágoras, uno de los más notables pensadores de Atenas y posteriormente estudió medicina con Arkelao. Un día su madre lo llevo consigo para que observara un parto y así nació ese interés extraordinario de Sócrates por la filosofía, creando una doctrina muy especial, que en griego se llama mayéutica, es decir, el parto del alma.

   Sabía Sócrates que nosotros venimos del mundo de las ideas, el mundo causal, que tenemos el conocimiento dentro y que el verdadero estudio de la vida era hacer brotar del mundo interior ese conocimiento. Y por ello es el primer pensador en proponer el autodescubrimiento, un viaje interior. Porque dentro nuestro está la verdad y por eso cuando se dedicó a la educación, su pensamiento filosófico tenía como fundamento esencial el bien, la verdad y la transformación moral del ser humano. Y explica que una vida que no tiene reflexión no merece la pena ser vivida. Es necesario, por lo tanto, que el ser humano realice un viaje tanto hacia fuera, como hacia dentro, hacia el auto-encuentro.

 En la entrada del santuario de Delfos había un pórtico muy antiguo y allí estaba escrito un pensamiento de la Magna Grecia. Estaba allí inscrito que era necesario al individuo volverse hacia dentro «gnóthi seautón» «Conócete a ti mismo» y este pensamiento que era atribuido a Sócrates, ya era conocido por los antiguos griegos que mantenían contacto con el mundo transpersonal. Sócrates, dominado por una emoción extraña porque eso confirmaba lo que ya sabía, cuando volvió a Atenas se propuso invitar a todos a que hicieran este viaje:   ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es mi misión en la Tierra? Y de esta forma comenzó a divulgar esa necesidad imperiosa del ser transformándose cada día para mejor.

    Era inevitable que los enemigos tramaran algo en contra suyo. Como él hablaba de la reencarnación, de las vidas sucesivas, los enemigos tramaron y lo presentaron a los jueces. Sin embargo, durante este juicio arbitrario que recuerda al de Jesucristo, Sócrates se mantuvo callado hasta el momento en que el juez le dijo que lo condenaba a muerte. Entonces Sócrates comenzó a reírse y dijo «Magistrado, todos nosotros cuando nacemos ya nacemos condenados a la muerte. No es para mí sorpresa ninguna que usted ponga una fecha para que eso se cumpla» Y así fue a la cárcel. Allí mantenía la tranquilidad de una conciencia recta, de una conducta correcta, de pensamientos nobles y tuvo que quedarse allí durante casi un mes, con el permiso para seguir hablando a sus discípulos. Y los reunía para hablarles de la vida, de la muerte, diciendo que el sentido de la vida es entender la del espíritu. 

     La vida física es tan corta, tan insignificante ante la realidad inmortal, que el ser no debe preocuparse mucho en acumular, en tener, en disfrutar. Tiene que tener la conciencia tranquila que le propicie la verdadera armonía. Cuando estaba cerca el día de su muerte, Critón, uno de sus discípulos más queridos, le propuso liberarlo sobornando a sus guardianes. Sócrates no aceptó de ningún modo, diciéndole: «No, Critón,  encarcelada está la materia, yo soy libre, porque sé pensar. Donde vaya mi pensamiento, allí voy yo. No hay prisión para un hombre que es libre interiormente. Y dile a mis discípulos que no huiré, aquí permaneceré, porque después de concordar con un crimen ¿con qué coraje iría a hablar del valor moral, de la verdad, de la divinidad?... Yo soy inmortal.» Y en este momento final, Sócrates sale de la Tierra sin tener ninguna deuda, perfectamente tranquilo, enseñando que el ser humano es su alma.

     Es esta realidad transpersonal y su doctrina posteriormente divulgada por Platón y por otros pensadores discípulos suyos, porque él nada escribió a semejanza de Jesús, la base de la doctrina ética espiritualista, la doctrina cristiana que Jesucristo tendrá la oportunidad de presentar a la humanidad casi 400 años después.

    La doctrina, por tanto, de Sócrates no es solamente filosófica, porque aproximadamente 22 siglos posteriormente Carl Gustav Jung, ese notable padre de la psicología analítica, viene a proponer que la vida tiene un sentido y que es necesario que ese sentido sea encontrado. Jung, cuando se distancia de Freud, comienza a pensar y experimenta un profundo trance, una depresión profunda. En la búsqueda dirá: Tenía que bajar al fondo del pozo, este pantano, como lo llama el psicólogo norteamericano James Hollis. Tenemos que bajar hasta el fondo nuestro, hasta el pantano del alma donde están archivadas nuestras herencias antropológicas, nuestros conflictos de personalidad. Y Jung tuvo una depresión profunda, después de la cual, después de estar en el pantano, se descubrió a sí mismo, que la vida no es del azar, no es casual, es causal y adoptó un concepto diferenciado de Freud. Este concepto junguiano tiene una característica muy bella porque él necesitaba una palabra para explicar la realidad del ser, del psiquismo, de la emoción, era el “arquetipo”, que significa marcas, señales antiguas. Jung estableció que todos nosotros somos herederos de nuestras señales antiguas de la evolución. Estas marcas están representadas en arquetipos, que son: el ego (aquello que aparentamos), la personalidad y el self.

    El arquetipo central, el viejo, que nosotros espiritistas consideramos que es Dios, la causa primera, la inteligencia suprema del universo, y de este arquetipo básico derivan los arquetipos que constituyen los sueños. Decía que todos ignoramos mucho y esto es una sombra en nuestra conciencia, porque somos esencialmente seres inconscientes. Para Jung, el inconsciente humano era tan grande como un iceberg, el 95% de nuestra realidad.

    Nosotros actuamos automáticamente. Vivimos en nuestro inconsciente profundo y estableció que poseemos dos inconscientes: el individual, que es el inconsciente mío desde la cuna hasta la muerte, y el inconsciente colectivo, que es una herencia de todo lo que ha pasado en la Tierra. Y porque el propio Jung no sabe explicarlo, el espiritismo viene a decir que tenemos estos archivos del inconsciente colectivo porque vivimos en los diferentes periodos, estuvimos reencarnados en las eras pasadas y tenemos este archivo que se encuentra en el periespíritu, en el cuerpo astral, en el órgano modelador de la forma como dice la parapsicología. Es que nuestro inconsciente tiene los archivos de las cuestiones positivas y de las cuestiones negativas.

    Tenemos una sombra que es la característica de nuestra evolución. Todo aquello que ignoramos es una sombra. El self es la labor de nuestro autoconocimiento, tiene que trabajar para identificar la sombra, el conflicto. La finalidad de la Tierra es hacer la fusión en una realidad profunda y al mismo tiempo consoladora. Dice también Jung que a medida que vamos descubriendo la realidad, la sombra se hace claridad. Y que la fatalidad de la vida es llegar al estado luminoso. Jesús dijo que el Reino de los Cielos está dentro de nosotros. Es necesario conquistarlo por asalto. Si el reino del cielo está dentro de mí, yo tengo que hacer un viaje interior para descubrirlo.

     Jung nos invita a la meditación, a la búsqueda de la realidad, a momentos de silencio interior. Es necesario calmar el ego para que el ser que somos pueda  iluminarse por intermedio de eso que Jung llamaría la individuación, un estado de individualidad, porque nosotros estamos constituidos de cinco elementos: la personalidad, el conocimiento, la identificación, la conciencia y la individualidad.

    Vamos a intentar hablar de esto de una forma sencilla: Un hombre vivía cerca de un bosque, era leñador, era un hombre pobre. Y un día se acercó a su casa un hombre santo y lo recibió con bondad, con ternura, y al salir el hombre santo le dijo: «Hombre, entra en el bosque» y se marchó. El leñador se dio cuenta que vivía en el borde del bosque, pero nunca había entrado en él y gracias a esta indicación entró y quedó sorprendido, porque el bosque tenía caobas, jacarandas, cedros, maderas fantásticas de mucho valor. Se quedó muy emocionado y llegando a la ciudad constató que aquellas eran tierras desocupadas, que no tenían dueño. Contrató a un abogado y las registró a su nombre, se hizo maderero y se hizo rico, cambió de casa, de residencia, puso a sus hijos a estudiar. Adquirió vehículos para transportarse de un lado a otro…

    Y 10 años después, más o menos a los 40 años, estaba meditando y recordó el pensamiento de la propuesta del hombre santo «Hombre, entra en el bosque». Tuvo la idea de adentrarse todavía más en el bosque. Contrató amigos geólogos y al fondo descubrió una montaña especial. Los geólogos mirando a la tierra: «Señor es una mina de cobre» y entonces él que era maderero, se transformó en minero, y su fortuna se hizo más amplia, consiguió construir un verdadero palacio, vivir regaladamente. Sus hijos fueron a estudiar a otro país…

    Cuando tenía 50 años, prácticamente feliz, le volvió a la mente la propuesta del hombre santo «Hombre, entra en el bosque» Ahora, que era muy listo, solicitó un helicóptero. Con especialistas sobrevoló el bosque hasta que vio un río que salía de una cueva, descendió y con aquellos que le acompañaban se dio cuenta que había piedras muy especiales en el lecho del río, diamantes. Y a partir de este momento se dedicó al comercio de diamantes.

    Ahora era un hombre de 60 años. La fortuna era fantástica, porque era maderero, minero y ahora exportador de piedras preciosas, pero tenía muchos problemas. Tenía a los hijos que querían parte de la fortuna. La mujer siempre protestando y todo aquello que poseía prácticamente no le valía nada.

    Entonces un día, mirando a la luna, y ahora ya mayor recordó la enseñanza de aquel hombre santo «Hombre, entra en el bosque». Se dio cuenta que era necesario entrar en el bosque de su propio yo. Hizo el viaje hacia dentro y adentrándose descubrió el tesoro más extraordinario: La paz, la paz que no tiene apariencia, la paz que no pesa, la paz que solamente irradia tranquilidad, dulzura, y en ese momento en que adquirió la paz se transformó tan completamente, que las cosas que tenía no le valían de nada.

    Cierta vez, estaba un día meditando sobre las cosas de la Tierra, cuando el espíritu Juana de Angelis me dijo: «Hay una historia extraordinaria del despojamiento de la búsqueda del ser interior, este viaje que todos tenemos que hacer hoy o posteriormente para encontrar la esencia que somos y no la apariencia que demostramos». Y narró que un muchacho norteamericano, acostumbrado a mucha tecnología, era discípulo de un sabio egipcio. Hizo un viaje hasta El Cairo y fue a la casa de su maestro, de su gurú. Y cuando llegó la sala estaba vacía, encontrando al gurú en postura de loto, estaba en el centro de la sala en meditación. El muchacho lo saludó «Salam Aleikum» (La paz de Alá esté con usted) y entonces el sabio le contestó.

    Él mirando la sala vacía le preguntó –¿Dónde me sentaré? ¿Dónde están los muebles?

Y el maestro dijo: – ¿Dónde están los muebles suyos?

 – No, no los tengo, estoy de paso.
– También yo estoy de paso.
    Porque todos nosotros estamos viajando, nos apegamos a esto o a aquello y nos desapegamos de nosotros mismos. Somos esclavos de cosas. Luchamos, el egoísmo, la avaricia, nos conducen a esta amargura, a esta inquietud, porque nos olvidamos de ser lo que deberemos para ser la apariencia.

    Tenemos tanta preocupación con el juzgamiento. Esto es el ego. Al ego le gusta el aplauso, la apariencia, porque el ego es un conflicto. Cuando tenemos seguridad de nuestros actos, no es importante que nos comprendan o que no nos comprendan. Tenemos el aplauso de la conciencia ¿no es esto lo que nos ha enseñado Jesucristo? Cuando llegó a Jerusalén, en la entrada triunfal, la gente se engalanó, puso tapices, puso velos, para que él los pisara. Curiosamente él estaba montado en un burrito y ese burrito era quien pisaba estas donaciones, porque él estaba entre la Tierra y el Cielo. Jesús es incomparable porque no está en la Tierra, no está en el Cielo, está como un puente que liga dos abismos, el ego y el self de la criatura humana. Porque menos de una semana después estaba siendo juzgado y una obsesión colectiva de los espíritus de las tinieblas y de la alucinación del pueblo pedía para que fuera crucificado. Y él estaba absolutamente tranquilo. Estaba a solas con la conciencia. Mejor estar a solas con la conciencia que con toda la gente y con un conflicto íntimo.

    ¿Cuál es el punto evento de vida? Es la soledad. Somos una sociedad con 7200 millones de personas. Y cada uno está solo dentro de sí mismo. ¿Por qué somos solitarios? porque no somos solidarios. Cuando somos solidarios, cuando salimos de nuestro ego para el self, salimos de nuestra apariencia para el espíritu que somos y ya no estamos a solas, estamos acompañados por aquel a quien hacemos el bien.

    El notable Dr. Siegel afirma que aquellos que tienen autoconocimiento pueden controlar el mundo, porque controlan sus pensamientos. La ciencia espírita es la ciencia del autoconocimiento. Dice Campetti que mucha gente cuando se hace espiritista tiene la preocupación de hacer a otro espiritista, sin la preocupación de auto-iluminarse.

   Un día me dijo Joanna de Angelis: «Haz de tu vida una vía donde tus acciones sean huellas luminosas, para todos los que vengan después de ti »

    Estamos clausurando el XX Congreso Espírita Nacional. Este congreso nos ha proporcionado reflexiones. No nos olvidemos de la responsabilidad nuestra como espiritistas. Allan Kardec dice en la presentación de El Evangelio según el Espiritismo «Los espíritus que son las voces el cielo descienden para proclamar la era nueva, son estrellas que caen para iluminar la Tierra». En la cuestión 919 de El Libro de los Espíritus, Allan Kardec pregunta: «¿Cuál es el método más eficaz para ser feliz en este mundo y liberarse de las malas inclinaciones?» –Un sabio de la Antigüedad ya os dijo «Conócete a ti mismo» y San Agustín comentando decía «haced como yo cuando estaba en la Tierra, diariamente al acostarme hacía una reflexión, cuando descubría que me había equivocado me rehabilitaba al día siguiente. Y cuando constataba que había actuado con rectitud, entonces proseguía». Es el autodescubrimiento que nos da la conciencia. Si nosotros defraudamos a la confianza de nuestros guías, nosotros nos alejamos de ellos.

    Es necesario por lo tanto que, después de este congreso, asumamos el compromiso de ser Cartas vivas del Evangelio. Menos palabras, más demostraciones, más perdón, más fraternidad, más sentimiento de ternura. El mundo llora, el mundo sufre. Buenos oradores, la humanidad siempre los ha tenido desde Pericles en el siglo V hasta los oradores clásicos. Lo que necesitamos es amor, porque solamente por el amor el mundo será salvado. Y un día que no está muy lejano, ni muy cerca, un ángel silencioso lo llamará al ángel de la conciencia. Entonces, en este periodo que todos nosotros tengamos el valor de rendir gracias a Dios.

(Resumen de la conferencia proferida por Divaldo Franco, cuyo texto completo se encuentra disponible en la web de la fee)

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