INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El valor de la oración
2.- La moral espírita
3.- Pérdida de seres queridos
4- Las "Mancias" y otras "Artes Adivinatorias"
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EL VALOR DE LA ORACIÓN
Allan Kardec en el Libro de los Espíritus, en la pregunta 638, interroga a los Espíritus:
“¿Agrada a Dios la Oración?
Respuesta: La oración es siempre agradable a Dios, cuando es dictada por el corazón, pues para Él, la intención lo es todo. Así, preferible le es que sea del interior a la oración leída, por muy bella que sea si fuera leída sólo con los labios y no sentida con el corazón. Le agrada la oración cuando es dicha con fe, con fervor y sinceridad. Pero, no creáis que lo toque la del hombre fútil, orgulloso y egoísta, a menos que signifique, de su parte, un acto de sincero arrepentimiento y de verdadera humildad, pues, no siendo así nada tendrá valor.”
Oración es sentimiento. Podemos con las palabras, expresar lo que está en nuestro interior.
Richard Simonetti el conceptuado Escritor Espírita nos habla de dos tipos de oraciones: La oración horizontal y la oración vertical.
La primera tiene bastante significación con las oraciones proferidas en algunas denominaciones religiosas, que son volcadas, exclusivamente, por promesas de ventajas en la vida material, con exorcismos, curas, ceremonias, culto a las imágenes, buscando el dinero del religioso.
Ya la oración vertical está directamente envuelta con lo mejor del sentimiento de humildad y de sinceridad de quien ora para el prójimo y para Dios. Así, lo que importa, en la oración, no es su duración, la repetición, o ritual, la sofisticación de las expresiones, fundamental es la presencia del sentimiento y de la sinceridad.
Lo esencial no es orar mucho, sólo orar bien. Esas personas suponen que todo mérito está en el tamaño de la oración y cierran los ojos para sus propios defectos. Hacen de la oración una ocupación, un empleo, nunca sin embargo, un estudio de sí mismas. La ineficacia, en tales casos, no es del remedio y sí de la manera como la aplican Aquellos que colocan en la oración los ingredientes de la bondad y de la simplicidad y profunda voluntad de ayudar al prójimo, dispuestos a reconocer sus maldades con el propósito de la renovación, tienen sus dificultades disueltas por los manantiales de bendiciones que se derraman sobre sus cabezas emanadas del Creador.
En la oración podemos: Pedir Loar y Agradecer. Cuando pedimos directamente a Dios, sin el pago a alguien que sea intermediario, con el fervor del corazón y de acuerdo con nuestro merecimiento, por cierto, recibimos. Cuando loamos la obra Divina, las leyes que rigen la vida y el universo entramos en armonía con el Cosmos. Por último, cuando agradecemos estamos colocándonos en la condición de hijos que tenemos la obligación de colaborar con el progreso material y espiritual de nuestra casa planetaria.
Finalmente, tener fe es guardar en el corazón la luminosa seguridad en Dios, seguridad que superó el ámbito de la creencia religiosa y haciendo el corazón reposar en una energía constante de realización en la vida y en el bien.
¡Piense en esto !
João Batista Cabral –Presidente de la ADE-SERGIPE. Publicado en el Periódico Cinform/Aracaju – para 25.000 personas. – Noviembre de 2010. Traducción Isabel Porras -
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LA MORAL ESPÍRITA
¿Qué
es la moral en el Espiritismo? ¿Y a qué Dios y leyes nos referimos?
La
palabra moral viene del latín moralis, y originalmente se refería a las
costumbres humanas. Pero el Espiritismo le da un nuevo significado: la moral no
es una convención social, sino una brújula eterna inscrita en el espíritu,
guiándolo hacia el bien.
Allan
Kardec, en El Libro de los Espíritus, pregunta:
>
“¿Qué se debe entender por moral?”
Respuesta:
“La moral es la regla de la buena conducta, es decir, de la distinción entre el
bien y el mal. Se funda en la observancia de la ley de Dios.”
(LE,
pregunta 629)
¿Pero
a qué Dios nos referimos?
No
es el Dios colérico que castiga desde lo alto, como se representaba en tiempos
antiguos. El Espiritismo revela una imagen más elevada:
>
“Dios es la inteligencia suprema, causa primera de todas las cosas.”
(LE,
pregunta 1)
Este
Dios no cambia, no se contradice, no condena eternamente. Es la fuente del
amor, la justicia y la sabiduría que rige el universo. Sus leyes no son
escritas en tablas de piedra, sino en el interior del ser:
>
“¿Dónde está escrita la ley de Dios?”
“En
la conciencia.”
(LE,
pregunta 621)
La
moral, entonces, ¿es simplemente “portarse bien”?
No.
La moral espírita es el arte de vivir en armonía con las leyes universales que
rigen la evolución del espíritu. Es actuar con amor, con justicia, con
responsabilidad, aún cuando nadie nos ve. Es superar el egoísmo, dominar las
pasiones, buscar el bien no por temor al castigo, sino por comprensión del
propósito profundo de la existencia.
Las
llamadas Leyes Morales —enumeradas en la tercera parte de El Libro de los
Espíritus— no son mandatos religiosos, sino principios eternos que conducen al
ser desde el instinto hacia la conciencia plena:
1.
Adoración
2.
Trabajo
3.
Reproducción
4.
Conservación
5.
Destrucción
6.
Sociedad
7.
Progreso
8.
Igualdad
9.
Libertad
10.
Justicia, amor y caridad
Cada
una responde a una necesidad del espíritu en su viaje eterno hacia la
perfección.
Y
aquí está lo revelador:
El
Espiritismo nos dice que no nacemos en blanco ni por azar, sino que somos
espíritus inmortales en proceso de ascensión. La moral no es un código impuesto
desde fuera, sino una resonancia del bien que ya vive dentro de nosotros, y que
debemos despertar.
>
“El hombre lleva en su conciencia la regla del bien; pero el orgullo la sofoca
con frecuencia.”
(LE,
comentario a la pregunta 621)
Entender
esto cambia todo. Porque entonces, el bien no es una obligación, es un
descubrimiento. Y cada acto moral es un acto de liberación espiritual.
Reflexión
final:
La
moral, vista así, ya no es una lista de deberes. Es el lenguaje silencioso
entre tu conciencia y Dios. Cada vez que eliges el bien, estás diciendo: “yo sé
para qué he venido”.
Oración:
Padre,
despierta en mí la claridad para reconocer tu ley en mis decisiones. Que mis
pasos estén marcados por el amor
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PÉRDIDA DE SERES QUERIDOS

– La pérdida de personas que nos son queridas, ¿no es una de esas que nos causan un pesar tanto más legítimo en cuanto esa pérdida es irreparable e independiente de nuestra voluntad?
– Esta causa de pesar alcanza tanto al rico como al pobre: es una prueba o expiación, es la ley común. Pero es un consuelo poder comunicaros con vuestros amigos, por los medios que tenéis, esperando que tengáis otros más directos y más accesibles a vuestros sentidos.
935 – ¿Qué debe pensarse de la opinión de las personas que miran las comunicaciones de ultratumba como una profanación?
– No puede existir profanación cuando hay recogimiento y cuando la evocación es hecha con respeto y decoro. Y es prueba de ello que los Espíritus que os aprecian vienen con placer y son felices con vuestro recuerdo y por conversar con vosotros. Habría profanación de hacerlo con ligereza.
La posibilidad de establecer comunicación con los Espíritus es muy dulce consuelo, puesto que nos proporciona el medio de hablar con nuestros parientes y amigos, que han dejado la Tierra antes que nosotros. Con la evocación los aproximamos a nosotros; están a nuestro lado, nos oyen y nos responden, y, por decirlo así, concluye la separación entre ellos y nosotros. Nos ayudan con sus consejos, nos demuestran su afecto y la alegría que sienten con nuestro recuerdo.
Para nosotros es una satisfacción saber que son felices, saber por ellos mismos los pormenores de su nueva existencia y por nuestra parte adquirir la certeza de que nos reuniremos a ellos.
936 – ¿Cómo afectan los dolores inconsolables de los sobrevivientes a los Espíritus, que son objeto de ellos?
– El Espíritu es sensible al recuerdo y pesares de los que amó, pero un dolor incesante e irracional le afecta penosamente, porque ve en ese dolor excesivo una falta de fe en el futuro y de confianza en Dios, y por consiguiente un obstáculo al progreso y tal vez, al reencuentro.
Estando el Espíritu más feliz que en la Tierra, lamentar su vida es lamentar que sea feliz. Dos amigos son prisioneros y están encerrados en la misma cárcel; ambos obtendrán un día la libertad, pero uno de ellos la obtiene antes que el otro. ¿Sería caritativo que el que permanece encarcelado estuviera descontento de que su amigo sea liberado antes que él? ¿No habría de su parte más egoísmo que afecto, queriendo que participe de su cautiverio y sus sufrimientos por tanto tiempo como él? Pues lo mismo sucede con dos seres que se aman en la Tierra: el que primero parte es el primero en ser libre, y debemos felicitarle por eso, esperando con paciencia el momento en que también lo seremos.
Haremos otra comparación sobre este asunto. Tenéis cerca de vosotros a un amigo que está en una situación muy penosa; su salud o su interés exigen que vaya a otro país, donde bajo todos los aspectos estará mejor. Momentáneamente no estará ya a vuestro lado, pero siempre estaréis en correspondencia con él, la separación no pasará de ser material. ¿Estaríais descontentos con su alejamiento, puesto que sería para su bien?
La Doctrina Espírita, por las pruebas patentes que da de la vida futura, de la presencia a nuestro alrededor de aquellos que amamos, de la continuidad de su afecto y solicitud, por las relaciones que nos posibilita mantener con ellos, nos ofrece un supremo consuelo en una de las causas más legítimas de dolor.
Con el Espiritismo cesan la soledad y el abandono, porque el hombre más aislado, tiene siempre amigos a su lado con los que puede conversar.
Soportamos con impaciencia las tribulaciones de la vida; nos parecen tan insoportables, que no comprendemos que podamos sobrellevarlas. Sin embargo, si las soportamos con valor, si hubiéremos impuesto silencio a nuestras murmuraciones, nos felicitaremos de ello cuando estemos fuera de esta prisión terrestre, como el paciente que sufre se felicita, cuando está curado, de haberse resignado a un tratamiento doloroso.
El libro de los espíritus. Allan Kardec
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LAS "MANCIAS" Y OTRAS ARTES
ADIVINATORIAS
El Ser humano necesitó siempre creer en algo maravilloso y mágico, aunque sea en individuos que afirmen “leer el futuro” en las manos, en los posos del café, en la bola de cristal, en las hortalizas o en los astros.
Es evidente que en la actualidad existen dos tendencias sociales bien definidas y diferenciadas: Una son las de las personas imbuidas en una especie de predisposición para la credulidad colectiva en tantas magias, “Mancias”, adivinaciones, fe religiosa, rituales mágicos, esoterismos, o en lo que sea. La otra es otra corriente totalmente opuesta como lo es el ateísmo, el agnosticismo, el materialismo puro y la incredulidad en todo lo que no sea materia palpable, tangible y experimentable por la ciencia empírica; esta segunda corriente está ocasionada tanto por los absurdos sostenimientos dogmáticos de carácter religioso y muchas veces irracional que determinados cultos y personas sostienen, como por la falta de respuestas íntimas coherentes con la razón y la lógica que presentan las religiones vacías de contenido y de esencia , así como por tantos desengaños originados por los abundantes casos de mentiras, estafas o fraudes de personas que se dedican profesionalmente a engañar a los demás y a vivir a costa de la buena fe, la credulidad y hasta del fanatismo de otras personas. Así con la corriente atea y materialista, se han formado sus propios dogmas y creencias materialistas, de modo que a quien se sale de la norma del materialismo establecida en ellos se le mira con cierta condescendencia porque se le supone "creyente" de otros dogmas de carácter religioso, sin caer en la cuenta de que desde sus creencias materialistas, ellos se atrincheran en sus dogmas descreyentes, ahora tan de moda.
Se ha entrado así de lleno en el campo de lo supersticioso, pues todas esas llamadas “Ciencias Ocultas”, así como el Esoterismo , el Ocultismo así como lo “Sobrenatural”, lo “Mágico” y el misterio, promulgan algunas verdades o verdades a medias, que mezclan con ciertas afirmaciones sin sentido, aunque bien aliñadas con el correspondiente tinte del misterio y tienden a llenar el vacío que han ido dejado las religiones trasnochadas con sus rituales un tanto vacíos y con sus dogmas carentes de sentido, credibilidad y su falta de sentido; llenas de fantasía, aunque a veces lógica ante tantos interrogantes y planteamientos que inquietan alguna vez a los seres humanos en lo más profundo, dando lugar también con ello a esa otra corriente de agnosticismo e incredulidad que se han ido forjando y asentando con sus particulares conceptos de la Verdad tan desfigurados y a veces tan absurdos, de modo que en esta época de descreencia y materialismo, estas cuestiones no contestadas o emborronadas han abonado la incredulidad y al ateísmo.
Sería injusto y erróneo no reconocer que, en el extremo opuesto, también existen algunas personas dotadas de ciertas capacidades psíquicas, capaces de poder “ver” o presentir el futuro individual o colectivo a grandes rasgos poco matizados, pero los realmente dotados de percepción o conocimiento paranormal, hay que reconocer que son los menos, aunque esto no quita ni un ápice de valor a la existencia de los llamados “psíquicos” bien dotados de su facultad. En realidad se trata de personas dotadas psíquicamente y de médiums pues para ser médium no hace falta ser previamente espírita, como para ser espírita no es necesario tampoco ser médium. Estas personas profesionalizadas, reciben dinero por sus previsiones y sus facultades intuitivas, y como tales “psíquicos” o “médiums”, funcionan mediante un estímulo sensorial sobre el que fijan su mente y concentración, dentro de las normas particulares de cada especialidad, tal como por ejemplo, por medio de las cartas (cartomancia), de las manos (quiromancia), los astros (astrología), los posos del café, etc. En sus consejos y directrices, cuando son serios y sin afirmaciones disparatadas, suelen emplear un método psicológico y una lógica general y procuran no arriesgar demasiado en afirmaciones muy concretas e individualizadas, actuando como auténticos y audaces psicólogos dentro de un tono de optimismo.

En el caso de la cartomancia, puede haber una parte de inspiración con apoyo de un método prefijado del simbolismo de los naipes. Cuando el consultante es invitado a sacar una carta, parece ser que su subconsciente participa de ese gesto que es el que desencadena este “arte adivinatorio”, que puede ser real o ser solo una farsa. Las cartas son inmutables y sus imágenes fijadas en la mente de sus practicantes, se transforman en símbolos significativos, hablando una sola lengua para todos. No obstante el operador puede tener sus propios códigos establecidos para interpretarlas. Otras veces las cartas no pasan de ser un simple vehículo condicionante o acondicionador mental para desencadenar una facultad de precognición.
La quiromancia como ya se ha dicho, es un arte adivinatorio procedente de la India, basado en la lectura de las rayas naturales de las manos. A veces mediante esta observación de las líneas de la mano y la inspiración del “vidente”, se dicen cosas verdaderas, pero el sistema en realidad se basa en lo mismo que sucede con la adivinación por los posos del café, o de las cartas, etc. Y es que muchas veces esas personas están dotadas del sentido de la “doble vista”, con la capacidad psíquica de percibir cosas ausentes o pasadas, o

incluso de penetrar también, aunque mucho más raramente , en cosas que están por venir en el futuro. Son como verdaderos sonámbulos para los que los objetos no son más que medios o apoyos para fijar su atención, provocando una especie de éxtasis momentáneo. Por otra parte en el caso de la quiromancia se entra en contacto directo con el consultante, estableciendo una mayor relación magnética entre consultor y consultado, que se comunican a nivel de periespíritu ( sus mentes intuitivas), y el sujeto dotado habla así inspirado a la manera de los sonámbulos, haciendo una lectura de sus sensaciones psíquicas más que de las manos propiamente dichas, que al igual que las cartas también tienen atribuido un significado y un simbolismo para cada línea.
La quiromancia nada tiene que ver con el Espiritismo, así como tampoco ninguna de las otras artes adivinatorias. Es de tener en cuenta que a pesar de que cada línea y señal tiene su descripción pormenorizada y su significado, con el paso del tiempo estas líneas se modifican, lo que de ser cierto y comprobado este “arte” esotérico, haría necesaria una lectura nueva cada cierto periodo de tiempo.
Muchos de estos adivinos en busca de dinero, poder o prestigio entre sus creyentes, con sus actuaciones han originado la “nigromancia” o “necromancia”, por la que han pretendido adivinar o conocer el futuro evocando a los muertos para obtener de ellos revelaciones. Por extensión, a todas las “artes” de adivinación se les ha denominado como “necromantes”, debido a la creencia popular de que en todos los medios de adivinación son las almas de los muertos las que actúan. Así se le ha relacionado con la “magia negra” y con el demonio; esto ha dado lugar a que esta idea de adivinar el futuro consultando a los muertos, se las confundiese con lo que es y para qué es la mediumnidad y el Espiritismo que nada tiene que ver en absoluto con todo esto, pues en él se emplea la mediumnidad solamente como herramienta de investigación , información y ayuda espiritual mediante el intercambio de comunicación con Seres del más allá, seleccionando los espíritus que por este medio se pueden manifestar para enseñar algo positivo y fiable que ayude y oriente a los seres humanos y a otros Seres espirituales que no pueden aprender directamente de ellos por permanecer en una faja de existencia vibratoria espiritual diferente, pero que a las reuniones mediúmnicas pueden acudir, aunque no participen directamente en ellas.
Estas enseñanzas se obtienen después de analizar la fiabilidad de la calidad ética , la sabiduría y la moral del Ser comunicante o manifestante siguiendo los criterios señalados en la Codificación Espírita que dejó plasmada en sus obras Allan Kardec, con el objetivo definido de un crecimiento moral y espiritual que se puede extraer de los sabios y buenos consejos y enseñanzas ofrecidos por estos evolucionados y elevados Seres espirituales del “Más Allá”.
Ante el tema de la Astrología, que para mucha gente es casi una religión, he de

afirmar que tampoco tiene ningún fundamento científico, a pesar de que como entretenimiento cotidiano proliferan en los periódicos, televisión, revistas, etc. Suelen hablar del futuro o de nuestras características relacionadas con un determinado signo zodiacal. Según las figuras estelares que se forman con líneas imaginarias que unen entre sí a esos astros que se observan en el cielo por las noches, estos signos se establecen en un número de doce, que se reparten a lo largo de los doce meses del año, influyendo cada uno de ellos sobre los humanos, en especial los que nacieron bajo la predominancia de determinado signo. Lo malo de esta creencia fantástica está en la gente que lo cree y que se puede convencer de ciertos aspectos negativos personales, tal como que su signo no se puede llevar bien con tal otro por ser antagonistas, etc. Mucho se podría profundizar en el tema de la Astrología, pero sin embargo, vemos como, por ejemplo, dos personas gemelas, nacidas a la misma hora en el mismo lugar, pueden ser dos almas totalmente diferentes en gustos, aptitudes y temperamentos. Sabemos cómo en los pronósticos astrológicos intervienen (o debieran intervenir), la posición del Sol y de los planetas en cada momento, pero no se tiene en cuenta por ejemplo a los satélites de Júpiter o de Saturno, que son cuerpos mayores que Mercurio o Plutón por lo que en buena lógica su influencia magnética debiera ser mayor, ni tampoco se tienen en cuenta los llamados por la Astronomía agujeros negros, ni los Cuasares, etc. Por ejemplo se sabe que Plutón no fue descubierto hasta 1.930, por lo que los horóscopos que se habían hecho hasta entonces debían estar todos equivocados. Incluso en nuestros días aún se descubrió recientemente un nuevo planeta, aunque muy pequeño, dentro del sistema solar, que también estaría aportando sus influencias que no se han tenido en cuenta por ignorar su existencia. Sobre este tema también se podría considerar que las constelaciones del zodiaco en realidad no existen, pues como ya afirmé antes, solo son figuras mitológicas construidas en el cielo de las noches por la fantasía de quienes intuyen o atribuyen un poder influyente de las estrellas y planetas sobre los seres humanos, que llega hasta la Tierra desde más allá de las estrellas. En fin, se podría alegar mucho más sobre esto, pero la realidad pura y simple es que los astros si tienen una influencia magnética entre ellos, pero no tienen ninguna influencia de otra clase en nuestras vidas, a excepción de las influencias magnéticas naturales que afectan a nuestro planeta y a los organismos de los seres que estamos en él, tal como las mareas o los vientos generados por la influencia magnética de la Luna, del Sol y de algunos planetas cercanos.
Resulta de esta creencia que al ser los astros quienes dirigen e influyen en nuestras vidas, destinos, caracteres, etc, si así fuese, pondrían en entredicho nuestra libertad íntima y natural para decidir a cada paso nuestro destino individual, y así el esfuerzo por labrar el propio destino, el de vivir y el convivir con los demás, no tendría ningún sentido, pues todo dependería del signo zodiacal establecido en el momento de nuestro nacimiento,( la llamada “carta astral”), con su influencia fatal e inevitable, exonerándonos así de toda responsabilidad en los defectos de nuestros caracteres y del esfuerzo por corregir esos defectos morales , lo cual nos hace seres realmente libres.
En cualquier caso la Astrología prevé tendencias generales y no acontecimientos concretos, pues el ser humano con su voluntad y libre albedrío podría orientar o cambiar las supuestas influencias de los astros. Si acaso, en su ambigüedad , la Astrología puede servir , según quien interprete los signos, para orientar a las personas en su vida, teniendo en cuenta los resultados que finalmente determina el libre albedrío humano, pero esta misma función que señalamos para la Astrología, también la realiza la Psicología y el Psicoanálisis sin recurrir a los astros.
En cuanto a las “videncias” de los echadores de cartas y otras especialidades afines, me atrevo a afirmar que, salvo rarísimas y honrosas excepciones que confirmarían esta regla, la inmensa mayoría de esos “videntes” que viven de sus “especialidades adivinatorias”, me parecen unos grandes embaucadores y vividores que explotan la credulidad, la buena fe y la ilusión de tantas gentes que confían en ellos. No se debe confundir la verdadera videncia, que no es sino una facultad mediúmnica intuitiva, con la prestidigitación o "magia blanca".
Si los actos del futuro, no permaneciesen ocultos y conociésemos todos los detalles de nuestro destino individual por venir, descuidaríamos nuestro presente, y condicionaríamos nuestra libertad para actuar en la vida en cada momento, porque el conocer algo que hubiese de suceder fatídica e irremediablemente nos haría descuidar los actos comunes de la vida cotidiana, o bien nos obsesionaríamos por evitarlo en unos casos, o por adelantarlo en otros.
Al tener oculto el futuro, aun sin ser conscientes de ello, con nuestras actuaciones y pensamientos estamos preparando lo que realmente sucederá antes o después en ese futuro, aún en cosas de las que no desearíamos que transcurriesen así..
Si nuestros actos estuviesen fijados invariablemente por la fuerza del destino o porque “lo dijesen los astros”, no tendríamos responsabilidad en ellos, por carecer de la libertad moral de crear nuestras propias causas y efectos; estaríamos a merced de la fatalidad . Como consecuencia no seríamos capaces de poder evolucionar espiritualmente al despreocuparnos de todo y no esforzarnos por nada, porque lo esperaríamos todo del destino o de los astros, quedando sumidos en una resignada y lógica indolencia.
Otro tema bien distinto es el de los Profetas que descartando también a muchos falsos y fraudulentos, los que de verdad lo son, es gracias a una facultad extrasensorial de clarividencia o precognición más o menos desarrollada, y generalmente suelen ser personas con un elevado nivel moral, que ejercitan su capacidad sin interés económico alguno. Estos raros casos, en efecto, a veces pueden percibir a grandes rasgos algunos sucesos generales previstos para el futuro, pero que siempre son susceptibles de poder ser modificados desde el presente.
- José Luis Martín-
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