jueves, 24 de diciembre de 2009

Jesus de Nazaret



Hace dos mil años surgió un Hombre, entre los millones de habitantes terrestres... Y ese Hombre vino a tornarse el centro de la historia de la Humanidad. Mucho mas que eso: El forjó un hito en la historia de la humanidad, de tal modo que hasta el tiempo histórico lo tiene en cuenta como referencia.....

Fue como una luminosa oscuridad- Ese hombre...que no adulaba a ningún poderoso y no despreciaba a ningún miserable. Transparente como el cristal era su carácter , pero sin embargo fue el mayor misterio habido a lo largo de todos los siglos.(1)

Ningún poeta consiguió aumentar aun más su grandeza – Ningún filósofo llegó a penetrar en sus profundidades.... Ese hombre no repudiaba "madalenas" ni apedreaba adúlteras- sin embargo lanzaba a los penitentes palabras del perdón y de la vida.

No hizo nada de aquello que a otros hombres parecía garantizar la inmortalidad entre los mortales- Lo que en Él había de superioridad, era Él mismo.

Trataba a los inocentes con la sonrisa en los labios- y a los dolientes con lágrimas en los ojos. Tenía apóstoles y apóstatas... Recorría los caminos que ese hombre convertía en la más bella de las primaveras, pero al final de sus pasos le aguardaba la más negra de las muertes.(2)


Sobre sus prédicas, Mahatma Gandhi decía que fueron las más bellas que se conocieran sobre la faz de la Tierra y que bastaría que 1/3 de aquellos que dicen seguirlo, pusiesen en práctica su doctrina para cambiar socialmente este mundo. Para el Iluminado de la India, el Sermón de la Montaña es la más bella página de la humanidad y por sí solo podría preservar los patrimonios espirituales humanos, aunque se perdiesen los libros sagrados de todas las religiones.


Aunque Él fuese un mito, alguien tendría que haber concebido Sus ideas superiores que llegan hasta nosotros. Él era un hombre de singular virtud, al que sus compañeros llamaban Hijo de Dios.


Públio Lentulos decía que Él curaba los enfermos y levantaba los muertos; que era bello de figura y atraía las miradas. Su rostro inspiraba amor y temor al mismo tiempo. Sus cabellos eran largos y lisos hasta las orejas y a partir de ahí caían hacia abajo en bucles rizados. Los llevaba divididos por una raya en medio y le llegaban a los hombros, según la costumbre de la gente de Nazaret. En la cara mostraba como con un leve rubor. Su nariz bien contorneada, y una barba un poco más oscura que los cabellos, quedaba dividida en el mentón en dos puntas. " Su mirar revelaba sabiduría y candidez al mismo tiempo. Tenía los ojos azules con reflejos de varios colores. Este hombre amable al conversar, sin embargo se tornaba terrible cuando hacía cualquier reprensión. Mas, aun así se percibía en Él un sentimiento de seguridad y serenidad. Nadie nunca lo vio reír. Muchos sin embargo, lo vieron llorar. Era de estatura normal, cuerpo derecho, manos y brazos tan bellos que era un placer contemplarlos. Su voz era grave. Hablaba poco. Era modesto. Era todo lo bello que un hombre podía serlo. Le llamaban Jesús".(3)


Él, viviendo en aquella época, construyó valores universales únicos, que, por su profundidad y extensión, modificaron los aspectos culturales, sociales, políticos y económicos de la humanidad. Él es el camino, la verdad y la vida en su multiplicidad, diversidad, alternancia. Es el ejemplo claro de comportamiento moral que refleja la identidad del ser con el Universo y con Dios.(4)

Para la mayoría de los teólogos, es objeto de estudio, en el Viejo y en el Nuevo Testamento, imprimiendo un nuevo rumbo a las interpretaciones de la fe. Para los filósofos, Él es el centro de polémicas e interpretaciones infinitas. Para nosotros los espíritas, Jesús fue, es y será siempre, la síntesis de la Ciencia, de la Filosofía y de la Religión. "Todo ha pasado en la Tierra en estos dos mil años, pero Su palabra continúa brillando como un Sol sin ocaso, guiando las ovejas descarriadas, los corderos perdidos del Rebaño de Israel, apartados del aprisco, para restituirlos al Buen Pastor".(5)

La figura de fulgor resplandeciente del Hijo de Dios continúa siempre, en todos los tiempos, como Guía Espiritual de la Humanidad terrena, amándola e instruyéndola con paciencia infinita.

Proclamando las bienaventuranzas a la multitud en aquel monte, no la indujo a la violencia para asaltar el sustento de los otros. Él mismo, multiplicó el pan que reconforta y alimenta. No invitó al pueblo a hacer reivindicaciones. Aconsejó respeto a los patrimonios de la dirección política, una sabia fórmula con la que recomendaba que “ sea dado al Cesar lo que es del Cesar". Demostrando las preocupaciones que tenía para la renovación de todo el mundo, no se contentó con sentarse en un trono de directivo, como el que los generales y los legisladores acostumbraban a ocupar, dictando sus determinaciones.... Descendió Él mismo hasta su pueblo y se entendió personalmente con los viejos y con los enfermos, con las mujeres y con los niños.

Se entretenía en dilatadas conversaciones con las criaturas extraviadas y reconocidamente infelices. Usó de la bondad fraternal para con Magdalena, la obsesada, y empleó la gentileza y el buen trato con Zaqueo, el rico.

Reconociendo que la tiranía y el dolor deberían permanecer aún por largo tiempo en la Tierra, en la condición de males necesarios para rectificar las inteligencias, el Benefactor Celeste, fue por encima de todo, el orientador para la transformación moral individual, el único movimiento de liberación del espíritu, con bases en el esfuerzo propio y en la renuncia del propio "yo". Para eso, luchó, amó, sirvió y sufrió hasta la cruz, confirmando con el propio sacrificio, su Doctrina de Revolución Interior, cuando dice: " aquel que quiera hacerse mayor en el Reino de los Cielos, sea en el mundo el servidor de todos."(6)


El Espiritismo viene a colocar el Evangelio de Cristo en el lenguaje de la razón, con explicaciones racionales, filosóficas y científicas, pero, entiéndase bien, sin abandonar ni dejar de lado el aspecto emocional que ha colocado en su expresión más elevada, tal como pretendió Jesús, o sea, el sentimiento sublimado, demostrando así que el sentimiento y la razón pueden y deben caminar por la misma vía, pues constituyen los dos pilares de la libertad definitiva del ser humano.

Sabemos que la experiencia humana no es una estación de placer, por eso, continuemos trabajando en el ministerio de Cristo, recordando que debemos servir a los otros, con humildad, sin violencias ni presunciones. El fue tenido por imprudente y rebelde, transgresor de la ley y enemigo del pueblo, siendo escogido por esa misma multitud para recibir con la cruz, la gloriosa corona de espinas, pero bajo el influjo de su buen ánimo, Él venció al mundo, porque su sacrificio no debe ser valorado solo por la dolorosa expresión del Calvario. El Gólgota representó el coronamiento de la obra del Señor, pero el sacrificio con su ejemplo, se verificó todos los días de su paso por el planeta.

Numerosos discípulos del Evangelio consideran que el sacrificio del Gólgota no habría sido completo sin el máximo dolor físico para el Divino Maestro. Entre tanto el dolor físico es un fenómeno como el de los fuegos de artificio, de cara a los legítimos valores espirituales. Hombres del mundo, que murieron por una idea, muchas veces no llegaron a experimentar dolor físico, sintiendo sobre todo la amargura de la incomprensión de su ideal. Imaginad pues, a Cristo, que se sacrificó por la Humanidad entera, y llegareis a contemplarlo en la inmensidad de su dolor espiritual, augusto e indefinible para nuestra apreciación simple y limitada(7).

En realidad, cualquier palabra, expresión poética, artística, filosófica y cualquier labor en Su memoria, significarán el debido homenaje cara a lo que Él representa para cada uno de nosotros.

Jorge Hessen (desde Espiritismo estudios, traducido por Jose Luis Martín)

FUENTES:
1- Rohden, Humberto. De alma para alma, SP: Editora: Martin Claret, 20ª ed, 2001
2- Idem
3- Descripción hecha por el pró-consul Públios Lentulos
4- Disponible en acessado en 06/01/06
5- SCHUTEL, Cairbar. Parábolas e enseñanzas de Jesús, SP: ed. O Clarim- Matão, 1993, p. s/n
6- Xavier, Francisco Cândido. Roteiro, Dictado por el Espíritu Emmanuel, RJ: Ed FEB - 10a ed.

No hay comentarios: