martes, 4 de agosto de 2020

Médiums y Mediumnidad

  
    INQUIETUDES  ESPÍRITAS

1.- Percepciones, sensaciones y sufrimientos de los Espíritus
2-  La facultad mediúmnica
3.- Médiums y mediumnidad
4.-¿ De dónde venimos ?






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PERCEPCIONES, SENSACIONES Y
SUFRIMIENTOS DE LOS ESPÍRITUS


237 – De regreso al mundo de los Espíritus, ¿conserva aún el alma las percepciones que tenía durante su vida física?
– Sí, y otras que no poseía; porque su cuerpo era como un
velo que las obscurecía. La inteligencia es un atributo del Espíritu,
pero se manifiesta más libremente cuando no tiene trabas.

238 – ¿Las percepciones y los conocimientos de los Espíritus son indefinidos; en una palabra, saben ellos todas las cosas?
– Mientras más se aproximan a la perfección, más saben; si son superiores, saben mucho. Los Espíritus inferiores están más o menos ignorantes de todas las cosas.

239 – ¿Conocen los Espíritus el principio de las cosas?
– Lo conocen según su elevación y su pureza. Con respecto a esto los Espíritus inferiores, no saben más que los hombres.

240 – ¿Comprenden los Espíritus la duración del tiempo como nosotros?
– No, y por esto no los comprendéis siempre, cuando se trata de fijar fechas o épocas. 
Los Espíritus viven fuera del tiempo, tal como lo comprendemos; el tiempo
para ellos se anula, por decirlo así, y los siglos, tan largos para nosotros, no son
a sus ojos más que instantes que se desvanecen en la eternidad, como las desigualdades
del suelo para los que se elevan en el espacio.

Allan Kardec.

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                                    LA FACULTAD MEDIÚMNICA


Debemos considerar que: " la mediumnidad no es una gracia o un don especial concedido a las criaturas privilegiadas, pero es una facultad humana como las demás.
La moral del médium determina su comportamiento como criatura humana y regula sus relaciones con los Espíritus. La cuestión moral no surge de la facultad mediúmnica, sino de su conciencia. No se puede decir que un médium entregado a prácticas maliciosas o a objetivos condenables, contrarios al sentido moral, no sea médium. Así como hay criaturas buenas y malas en la Tierra, hay Espíritus malos y buenos que con ellas se afinan y se sirven de la mediumnidad para fines malos o buenos. Si el médium sin moral se corrige y pasara a portarse por los principios morales, pasará a servir a los Espíritus buenos a través de su mediumnidad. Así ocurre con todas las facultades humanas. El hombre puede aplicar su inteligencia para el mal o para el bien, pero su inteligencia es siempre la misma, actúe en un campo o en otro".
H. Pires. La Moral Mediúmnica. Mediumnidad.

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MÉDIUMS Y MEDIUMNIDAD


El problema de la mediúmnidad es, fundamentalmente, el problema del médium.
El problema del médium es, esencialmente, problema de la mente.
El problema de la mente es sobre todo, problema del Espíritu.
El problema del Espíritu es, principalmente, consecuencia de la moral.

Buena mediúmnidad implica una vida mediúmnica sana que, a su vez, deriva de una mente equilibrada, y ésta es consecuencia de un Espíritu metodizado, acostumbrado al ejercicio de una moral consolidada, ya sea en la vida pública y en la privada.

No existe mediúmnidad mayor ni mediúmnidad menor. Existe médium más dedicado, celoso de sus deberes, y médium irresponsable, negligente ante sus obligaciones.

No existen médiums mejores ni peores. Existen mentes ajustadas al programa de Cristo y mentes asaltadas por el torbellino de las sensaciones de la carne.

No existen mensajes más profundos ni mensajes superficiales. Existen Espíritus más profundos y Espíritus más triviales que se dedican a cuestiones más elevadas de la verdadera vida o que se pierden en pequeñeces de la vida diaria, lejos del respeto y de la dignidad.

No conocemos médiums auténticos ni médiums inauténticos. Estamos acostumbrados a ver conductas nobles y conductas innobles; vida moral tortuosa y vida moral pura.

Por tales razones el problema de la mediúmnidad es, igualmente, problema del carácter.

El médium es, en todo lugar y en todos los tiempos, alguien que cumple un mandato, paga deudas y crece interiormente, adquiriendo bendiciones de la misericordia divina.

Es inútil querer ser intérprete de exposiciones vibrantes, viviendo desajustadamente una vida plena de perturbaciones emocionales.

De poca valía es la manifestación brillante, ornada con bellas palabras, cuando no se es lo suficientemente fuerte para transformar el mundo íntimo del instrumento.

¿Conservará su aroma el perfume exhalado por un vaso enlodado? De la misma manera, ¿quién se anima a beber agua, por más pura que ésta sea, si el vaso que la contiene es sucio y emana mal olor?

Por igual motivo, ¿cuál es el hombre que se atreva a tomar el cieno con la esperanza de hallar algo de valor dentro del lodo miasmático?

El médium que es portavoz de Espíritus brillantes, con nombres y títulos que impresionan a primera vista, pero que no vive el programa establecido por las leyes morales, es semejante a esos vaso ordinarios rotulados de valiosos y portadores de perfumes exquisitos. Ninguno de ellos es utilizado.

Por tal razón decimos que el problema de la mediúmnidad es, fundamentalmente, problema del médium.

La mediúmnidad es una facultad. El médium es un instrumento.
La mediúmnidad es un ministerio. El médium es un servidor.
Sin el instrumento bueno y útil, no hay ministerio elevado y digno.

Sin sufrimiento es imposible la mediúmnidad. El médium debe ser siempre consciente de su responsabilidad, disponiendo su corazón y su alma, su Espíritu y su cuerpo, su conducta y su pensamiento para colaborar eficientemente en la transmisión fiel del mensaje de que es portador.

El agua sin filtrar, es siempre una amenaza para la salud de quien la bebe. El agua sin hervir es siempre susceptible de ser foco de innumerables bacterias.

El médium que no haya alcanzado el hervor a través del sufrimiento, es propenso a conducir enfermedades en las comunicaciones que transmite. Médium que no pasó por el filtro del testimonio, es casi siempre alguien que puede transmitir terribles males a quienes beben en su fuente.

En Jesús tenemos el ejemplo: Médium de Dios. En Él tenemos el ejemplo de la vida. Llevado a la angustia y a los testimonios, permaneció fiel. Quien aspire a los servicios de la mediúmnidad debe aspirar a los sufrimientos del Señor.

Antes del deseo de brindar comunicaciones, es preciso guardar en lo íntimo el ansia de equilibrar la propia alma. Antes de ser vehículo de Espíritus desencarnados, muéstrese intermediario feliz de sí mismo. De lo contrario estará expuesto a repetir errores, sustituyendo personas y conservando los mismos defectos. Varían los médiums y continúan las causas deplorables de las comunicaciones insulsas, defectuosas, cuyos resultados, poco útiles, son frutos estériles.

Mejórese el médium, y tendremos la mediúmnidad provechosa y nítida. Perfecciónese el Espíritu y tendremos comunicaciones más lúcidas. Elévese la moral y tendremos intercambio más identificado con la verdad.

Sirva el médium a los objetivos sagrados de su mandato y tendremos médiums seguros. A ellos los conocemos por seguros e inseguros, conforme a la clasificación del eminente codificador Allan Kardec.

Por tanto, tengamos cuidado. El gran escollo de la mediúmnidad es el médium. El gran problema del médium es su moral.

De ahí la razón del Maestro al aseverar claramente: Se conoce al cristiano por sus obras.


Página psicografiado por  el médium Divaldo Pereira


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          ¿ DE DÓNDE VENIMOS ?


                        
   Dios es. Todo cuanto existe es su obra. Él es la Infinita y Absoluta Grandeza, Sabiduría, Justicia y Bondad. Luego el destino de los seres, el fin para el que fueron creados, tiene que ser y es infinita y absolutamente grande, sabio, justo  y bueno. Luego, la vida humana con sus infinitos trabajos, luchas, dolores, sinsabores y sufrimientos, es justa . buena y necesaria para el cumplimiento del plan divino.
   ¿ De dónde procede el ser cuando viene a la tierra bajo  forma de un niño?
   ¿Cual es el fin que se propone al bajar a esta mansión de lágrimas, que sin temor de equivocarnos, podemos llamar cárcel y hospital del espacio?
   ¿ A dónde va el ser cuando vencido el organismo material que lo cubría, cuando gastada la fuerza vital que lo animaba, cae para no levantarse más, dejando libre de sus trabas al Yo consciente que él habitaba?.
   ¿A dónde va el Yo consciente, el alma, o sea, el Espíritu?
   Serie de tremendas preguntas que no se han podido contestar con lógica sin ofender la razón humana, por ninguna religión ni ciencia, antes de que naciese la ciencia espírita. Sí, el Espiritismo contesta victoriosamente a esas preguntas y resuelve lógica y racionalmente esos arduos problemas.
   No hay creación del alma, en el momento de la concepción del cuerpo humano, en el que debe habitar, según dicen las religiones positivas, nacidas a la sombra del primitivo cristianismo, no. El alma, el Yo, o sea, la chispa espiritual desprendida del foco potencial de Dios, es eterna, como su Creador, y por lo tanto, preexistente a todas sus encarnaciones, como ser concreto, individualizado por su cuerpo espiritual (según San Páblo), o perispíritu (según Allan Kardec). Ese Yo preexiste a todas sus manifestaciones en la materia grosera de los planetas, y vive la vida espiritual dotado de las facultades de  pensar, sentir y quererque informan precisamente su propia personalidad.
   No, el alma no viene del no ser, que cual nuevo luchador se presenta en el campo de batalla de la vida terrestre. Meditemos un poco y nos convenceremos de ello.
   He aquí una familia que tiene seis hijos. Los padres se desviven con todos ellos para no dejar penetrar en sus almas ni un átomo de lodo humano. Es más, los educan ellos mismos, juntos en el hogar, no enseñándoles nada más que lo bueno, con lecciones teóricas, con el consejo y con el ejemplo.
   Aquellos niños están preparados para el bien, pero a medida que alcanzan los siete u ocho años, se aperciben los padres, con verdadero dolor, que uno de ellos demuestra soberbia. En otro notan inclinaciones viciosas y denota ser terriblemente egoísta; en fin, y para concluir, los seis ya llegados a la edad citada, separan por completo su modo de ser y de obrar del de los demás, y cada uno se manifiesta diferente a sus hermanos, sino muy distinto a lo que hasta entonces había parecido ser.
   Esto es exactamente así. Con este ejemplo tenemos una demostración práctica de que la mayor parte de las almas que encarnan en la Tierra, tienen, al ingresar en la humanidad, hábitos y costumbres viciosas, defectos e inclina ciones, que si bien no se manifiestan enseguida en el niño, es porque su organismo no se lo permite y aguardan cierto desarrollo del mismo para presentarse; resultando que, si fuera exacto que Dios crea las almas al mismo tiempo que los cuerpos; si, efectivamente, esas almas saliesen del no ser en el momento de la  concepción y por lo tanto, no hubiesen vivido antes, Dios sería imperfecto, injusto y malo, puesto que era preciso atribuirle la imperfección de esas almas, creadas así por Él, porque sí;  las unas orgullosas, las otras egoístas, las otras pasionales, y solo algunas pocas, muy pocas por cierto, dispuestas a practicar la virtud y el Bien, quedando así la Justicia Infinita del Eterno Hacedor a la altura de la humana justicia, por no decir más bajo.
   Dios existe porque existe; es infinita y absolutamente Sabio, Justo y Bueno. Esas imperfecciones no son obra del Creador Supremo, sino resultado de todos los hábitos e inclinaciones adquiridos por el Yo espiritual en sus múltiples encarnaciones en la Tierra, para alcanzar el fin glorioso de su purificación y elevación, de su progreso, en fin.
    No es exacta la creencia en la creación de las almas en el momento de la concepción del cuerpo, porque constituye una verdadera blasfemia, desmintiendo la justicia, la sabiduría y el amor paternal del Padre de todos.
   ¿De dónde venimos pues?.- Puesto que decimos que no existe el caos, la nada, el no ser, pues por el contrario, decimos que preexiste el alma a la encarnación terrestre, con todas sus facultades. ¿De dónde vienen esas almas que bajan a revestirse de un organismo material en este mundo de pruebas y expiaciones?.
   Esas almas vienen del espacio, que es el lugar habitado por los seres espirituales.
   Allí están el tiempo que media entre sus encarnaciones, conservando sus facultades y el grado de progreso adquirido; gozando o sufriendo, según su estado de conciencia; según el bien o el mal que han realizado, y preparando sus futuras existencias materiales.

( Trabajo extraído de la Rev. Fraternidad Cristiana Espírita, nº 26)


                                                   
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sábado, 1 de agosto de 2020

La mediumnidad y la visión de colores y objetos

    INQUIETUDES  ESPIRITAS

1.- La indulgencia
      Frase de J.Herculano Pires
2.-La mediumnidad y la visión de colores y objetos
3.- Serenidad ante todo
4.- Controlar la ansiedad






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                                       LA INDULGENCIA

                            
     La indulgencia es una manifestación de la verdadera Caridad. Ser indulgente significa optar por el perdón.
    Jesús en muchos momentos de su enseñanza evangélica, hace mucho hincapié en esta virtud. Vemos por ejemplo, como en la oración que enseñó a sus discípulos les enseñó como se debían dirigir al Padre.  La idea de la indulgencia aparece en la frase: “Perdónanos nuestras deudas así como nosotros perdonamos a nuestros deudores”; esto es como decir: “Te pido que me perdones en la misma medida que yo también perdono”.
   Para ser perdonados por Dios,  antes es necesario saber y querer  perdonar de corazón nosotros mismos.
   Para perdonar, en el más completo sentido, no basta con olvidar las ofensas, sino que además hay que saber amar en un acto de indulgencia, misericordia y Caridad. A veces se oye decir: “ yo perdono, pero no olvido”. O sea, que están afirmando que tienen en cuenta las ofensas pasadas, aunque perdonen de labios para afuera. Realmente eso no es perdonar.
   Con esta virtud de amor y generosidad, se trata de sacar a flote nuestro potencial divino y aun siendo nosotros todavía espíritus imperfectos y atrasados, debemos intentar  imitar al Padre, o al menos tratar de ser un reflejo de Su misericordia y Amor infinitos.
    Para ser indulgente es también necesario ser humilde y ante lo que nos pueda herir viniendo de los demás, disculparlo siempre tal como Jesús hizo con los que lo torturaron y mataron: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”. ¡ Qué gran indulgencia la de aquel ser humano, atormentado y a las puertas de una dolorosa y degradante muerte, que en esos momentos tan humanamente angustiosos, su  generosidad y su amor eran manifestados pidiendo al Padre  perdón para sus crueles verdugos, con una disculpa por el acto criminal que cometían con El !; ¡ y es que en verdad, los criminales que ejecutan entre odios su impiedoso acto, no saben lo que hacen !.
    En el Evangelio según el Espiritismo se señala que debemos animar a los fuertes de espíritu para que perseveren en sus actitudes y también que debemos dar fuerza y ánimo a los débiles para que  se venzan a sí mismos y a sus defectos, tomando cada día, con valentía,  la cruz de las pruebas que les toque afrontar y con la Fe puesta en Jesús siguiendo su camino y ejemplo.
    Sobre todo es importante subrayar que la mejor prédica ante los demás, es el buen ejemplo y esto es un compromiso que, desde el verdadero conocimiento espiritual, debemos asumir esforzándonos por demostrar y demostrarnos a nosotros mismos cada día, que la indulgencia, el Amor y la Caridad no son solo bellas palabras o conceptos teóricos, sino realidades que sean como luces en medio de las tinieblas de este mundo en donde nos desenvolvemos ahora.

   Finalmente, que al igual que Pablo de Tarso, todos podamos decir: “vivo, mas no yo; es Cristo quien vive en mí”. Que Él lo haga también  en nosotros.

- Jose Luis Martín-

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"Si los espíritas supiesen lo que es el Centro Espírita, cuales son realmente sus funciones y su significado, el Espiritismo sería hoy el más importante movimiento cultural y espiritual de la Tierra ".
- Herculano Pires -
                                                                        
                                             

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  LA MEDIUMNIDAD Y LA VISIÓN DE                  LOS COLORES Y OBJETOS





   Están delante de mi tres objetos. Una manzana roja, un bolígrafo negro y una bella flor azul. ¿Cómo puedo ver el color de cada uno de ellos ?.                     La luz que ellos reflejan alcanza mi retina en donde se estimulan pequeños terminales nerviosos que conocemos como conos. Allí ocurren reacciones químicas que producen una corriente eléctrica que alcanza los nervios ópticos. Esa corriente entra en el cerebro hasta el área occipital en donde existen regiones específicas para registrar los estímulos que vieron de cada uno de mis objetos.

¿Cómo serán "vistos" por el cerebro esos tres objetos?

Estos son presentados juntos en mi frente, pero, en el cerebro no estarán encontrados en un mismo punto. La palabra clave en el cerebro es distribución. Cada objeto irá para un lugar y, descubrimientos sorprendentes mostraron que las propiedades de cada objeto serán fragmentadas y archivadas en puntos específicos.
FIOC
.Así, como cada objeto tiene  formas diferente, colores propios, con dimensiones particulares, movimientos y finalidades, posibles de ser ya conocidos, cada una de esas características irá a marcar grupos de neuronas diferentes.
Más sorprendente aún es que la imagen de mi manzana roja está archivada también en  blanco y negro, en una determinada zona diferente de donde ella me aparece colorida.

Teóricamente, yo puedo tener acceso independiente a cada uno de esos registros, y hago asociaciones independientes con cada manzana parecida a la mía. En pacientes con epilepsia, en el momento de una crisis, ellos pueden registrar la manzana sin color ni  dimensiones, o si ella está lejos o cerca de mí.

Para el bolígrafo, tengo hasta un área para registrar el día en que lo recibí como regalo de mi nieto, y el colibrí, además de sus propiedades físicas, que también serán fragmentadas y repartidas por el cerebro, tengo imágenes de sus vuelos por mi patio trasero..

La videncia y la Clarividencia

Estos son dos modelos óptimos para que comprendamos lo que pasa en el cerebro de los médiums cuando relatan sus visiones de la espiritualidad.

Ese fenómeno mediúmnico no es el mismo fenómeno visual que relatamos para las vías nerviosas y para el cerebro físico del que todos nos servimos en este mundo por el que circulamos. 

Se dice popularmente, que los médiums "ven con los ojos de la mente". Científicamente sabemos que es el cuerpo espiritual (periespíritu) el que está captando las imágenes. Allan Kardec enseña que el Espiritu se apropia de las propiedades de los objetos- mas o menos como apuntamos arriba, sobre la fragmentación de los objetos que alcanza nuestra visión. Entretanto, después del registro anotado por el cerebro espiritual, precisamos tomar conocimiento de lo que fue visto. Y, del periespíritu para nosotros, es nuestro cerebro el que será accionado para que nuestra percepción se procese. 

¿ Cómo transfiere el periespíritu las informaciones  para el cerebro físico?.

Solo hay una forma: distribuyendo las características de los objetos para que el cerebro pueda comprender lo que fue visto del otro lado de la vida.

¿Entonces, cómo ve el médium ?

En el otro lado, en la dimensión espiritual, hay una manzana, un bolígrafo y una bella flor o un vistoso pájaro- los mismos objetos que nos sirvieron de ejemplo en el campo físico.

Los videntes y los clarividentes verán los varios aspectos por separado. Por eso los relatos mediúmnicos pueden divergir en cuanto a la coincidencia o no de los colores, localización, movimiento, dimensiones, etc, a quien pertenecería y las experiencias previas- cada médium puede ver apenas uno o más fragmentos de la información. 

Eso revela la complejidad del fenómeno de la videncia y de la clarividencia, y principalmente el grado de dificultad para aceptar la fidelidad de sus relatos.

Allan Kardec enseña que la mediunidad es un fenómeno que se procesa a través del cerebro del médium

(Las interpretaciones que aquí figuran son solamente mis sugestiones para el estudio – no proceden del cuerpo doctrinario de la Doctrina Espírita)

.Dr. Nubor Facure hablando sobre Mediumnidad y Dolencias Espirituales

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       SERENIDAD ANTE TODO





Todo en la vida necesita de sus procesos, de su tiempo para madurar. El ser humano, que forma parte de la misma, de todo aquello que le rodea, ha de ser consciente de la realidad que a cada momento le afecta, pero siempre es mucho mejor afrontarla con serenidad para hacer un análisis correcto de cada situación y actuar de la mejor forma posible.

Existe una frase memorable atribuida a Francisco de Asís que dice: “Luchemos por alcanzar la serenidad de aceptar las cosas inevitables, el valor de cambiar las cosas que podamos y la sabiduría para poder distinguir unas de otras”.

Vivimos inmersos en un proceso evolutivo sabiamente dirigido por lo Alto, donde el acaso, el azar, la casualidad o la suerte no existen de la forma en que se entiende vulgarmente. Hay marcadas unas directrices que se adecuan a las necesidades de crecimiento espiritual, la mayoría de ellas programadas antes de encarnar; no obstante, alejadas de un falso determinismo que le condene irremediablemente.

Por tanto, la serenidad, cuando se cultiva y trabaja, se convierte en un valioso recurso que puede sustentar al ser humano en los procesos naturales de la vida para seguir creciendo, y así evitar muchos errores fruto de la imprevisión, el descontrol o la precipitación.

La serenidad sustenta la prudencia, la paciencia; es la consecuencia directa de la fe en Dios Padre y un signo inequívoco de la confianza en el porvenir que está reservado.

Como siempre, la mentora Joanna de Ângelis amplía los horizontes con sus sabios consejos y comenta al respecto:

Necesitas de serenidad a cada paso. Serenidad para discernir, actuar y vivir. (*)

La serenidad es imprescindible en todas las circunstancias de la vida, para discernir lo más adecuado y actuar en consecuencia. Forma parte de la esencia de vivir. No es en absoluto incompatible con la determinación, el coraje o la diligencia a la hora de acometer algo.

Nadie dice que sea tarea fácil, o que simplemente con proponérselo se pueda lograr sin autodisciplina o autocontrol.

La vida es galopante y cambia sus escenarios a cada minuto, exigiendo permanente serenidad a fin de no aplastar a las personas.

El ser humano vive inmerso en constantes vaivenes, tanto sociales como laborales, familiares y de carácter personal.

La exigencia es permanente. Casi de repente, sin proponérselo, se puede pasar de los momentos de sosiego y de tregua, a otros mucho más agitados,. Quien se deja llevar por las situaciones, por las corrientes sin control, será arrastrado por los caminos del desequilibrio, la incertidumbre y el desasosiego.

Quien se aflija e intente seguir la velocidad gigantesca de estos días se destruirá, porque sale de una para otra situación con mucha rapidez, sin tiempo para adaptarse en la fase anterior.

Nadie se debe sentir obligado a dejarse arrastrar por nada ni por nadie. Todo transcurre, como comenta la venerable benefactora, con mucha rapidez, sin apenas tiempo para adaptarse, y en consecuencia, sin poder aprovechar las enseñanzas que el momento y las circunstancias  proponen.

Por tanto, es muy necesario un respiro, para que las personas no se dejen avasallar ni envolver por los prejuicios, o también, quizás, por aquellos que, de forma precipitada, buscan aliados fieles en esta carrera sin control y sin un fin determinado.

Las noticias llegan y los acontecimientos pasan, produciendo inmenso desgaste emocional, mental y físico.

Un ejemplo claro es la pandemia que afecta actualmente a toda la sociedad mundial. Noticias y contranoticias se confunden y aturden todavía más. El miedo y una enorme inseguridad se instala en las personas; y en lugar de educarse en valores para una mejor convivencia se señalan unos a otros, acusándose de insolidarios, convirtiéndose en jueces y policías del prójimo. Todo ello provoca un inmenso desgaste que no conduce a nada positivo.

En resumen: A mayor ansiedad, angustia y miedo, menor autocontrol y claridad de ideas.

Por tanto, resulta impostergable la necesidad de trabajar íntimamente la serenidad para comprender que hay momentos para la reflexión, momentos para el silencio, momentos para opinar en diálogo constructivo y momentos para actuar con equidad, templanza; y sobre todo, coherencia.

Todo pasa, como ya pasaron otras pandemias, así como otros desastres; situaciones puntuales que sirven para reforzar aquello muy necesario que pudo haberse dejado de lado, eliminando pautas de comportamiento social que no son positivas para el conjunto. Históricamente está demostrado que, después de una catástrofe, viene una época de crecimiento y maduración de comportamientos, de nuevas posibilidades beneficiosas para la sociedad, lo que estimula el ingenio y obliga al ser humano a poner el foco en la dirección correcta; eliminando, por ejemplo,  ocupaciones estériles que hasta ahora podían estar absorbiendo negativamente.

Resguárdate en la serenidad, preservando los equipamientos de tu existencia, que están programados para un uso adecuado y no para el abuso.

La serenidad resguarda de muchas equivocaciones, de muchos desequilibrios. Por el contrario, la falta de vigilancia, de autocontrol, conduce al desgaste de esos equipamientos naturales que posee el ser humano, destinados para el crecimiento en todos los órdenes de la vida.

Es conveniente, por tanto, reflexionar sobre su conveniencia y necesidad permanente. Para ello se requiere autodisciplina, control de los pensamientos, porque ahí es donde nacen las edificaciones beneficiosas, así como también los grandes desastres cuando no están los pensamientos bien gobernados.

Si por acaso, en algún momento se pierde el control, resulta necesario recurrir a la oración revitalizadora, como una forma para reconectar con el yo interno, solicitando ayuda a lo Alto, a los benefactores que asisten y ayudan. Es humano errar, pero existe la oportunidad y también el deber de buscar la forma de restablecer el equilibrio perdido lo antes posible.

En definitiva, la serenidad permite ganar tiempo para madurar las cosas y optar por las mejores resoluciones que beneficien a todos. Es una forma clara de amor y respeto hacia uno mismo. Ayuda a escuchar el interior de cada uno para vislumbrar el auténtico camino; para ello es preciso silenciar el ruido exterior, haciendo un pequeño alto en el camino para sintonizar con la fuente Divina, lo que los guías espirituales sugieren, adquiriendo unas directrices que  marquen un rumbo seguro, lleno de confianza, asumiendo las responsabilidades auténticas en dirección al destino feliz.

José M. MeseguerAmor, Paz y Caridad.
(*) El texto en negrita pertenece a la obra VIDA FELIZ, Ítem: 101; Joanna de Ângelis – Divaldo Pereira Franco.

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     CONTROLAR LA ANSIEDAD

                       
Controlar la ansiedad va más allá de un ansiolítico

Quienes han sufrido de ansiedad en cualquiera de sus formas, podrán haber recurrido con o sin recomendación médica al uso de fármacos, bien sea ansiolíticos, recaptadores de serotonina, antidepresivos o alguna combinación, para salir de los síntomas de forma rápida.

Sin embargo, esto no resulta sino en un atajo de un proceso que va más allá de adormecer los síntomas a través de un medicamento que por lo general trae consigo más efectos colaterales que lo que intentamos tratar. La desesperación que se siente al perder el control, hace que la persona afectada tome cualquier sugerencia como válida, para sumergirse en un problema que puede volverse más complejo que el original.

  Ansiedad

Quienes han controlado o mejor aún, han desaparecido la ansiedad de sus vidas, no lo han hecho a través de medicamentos. Quizás algunos los han utilizado en momentos en los cuales han sentido demasiada sensibilidad ante los síntomas de la ansiedad, pero para realmente liberarse de ese estado para nada deseado, se han convencido de que la solución a su problema no se encuentra en un blíster de pastillas recetadas.

La ansiedad no se debe ver como a una enemiga, por más indeseable que parezca, de hecho podemos verla como una alarma que se dispara cuando estamos viviendo nuestras vidas de manera inadecuada, donde no le estamos dando valor a las cosas importantes, donde estamos invirtiendo nuestro tiempo en cosas que no nos nutren el alma, donde nos encadenamos a relaciones tóxicas o sencillamente nos cuesta ver el lado amable de la vida.

Optimismo

No tiene sentido vaciar la bandeja de entrada sin haber leído el mensaje, si se quiere dormir los síntomas de la ansiedad, sin entenderla, sin escuchar lo que viene a decir, su existencia no valdrá la pena, pero no significa que desaparecerá, estará allí hasta que se generen los cambios de raíz que se requieren.

Escuchar al cuerpo en cada una de sus manifestaciones, sin volverse hipocondriaco o un traductor de dolencias del alma, nos puede ahorrar muchos problemas de salud física y mental. Entender cómo funciona nuestro sistema es vital, saber que por ejemplo la ansiedad en sí misma no puede hacernos un daño físico real, pero que el daño que le hacemos a través del uso indiscriminado de medicamentos para combatir su presencia sí lo es y no hace más que complicar el cuadro y alejarnos de la verdadera salida del problema.

La ansiedad no permite pensar con tranquilidad, de hecho se teme por perder la cordura, se limita la capacidad de meditar, de respirar, de estar… pero se debe buscar en lo profundo del ser, donde todo está en orden perfecto, los recursos que todos poseemos para sanar, para entender, para trascender.

Cómo-curar-la-herida-del-rechazo

Desde un nivel de consciencia superior sabemos que nuestro cuerpo tiene la sabiduría divina para hacer lo que le corresponda cuando le corresponda, que no será necesario tomarnos el pulso o la tensión, para verificar que podemos continuar o debemos pausar nuestras vidas y que sencillamente podemos dedicarnos a vivir con confianza en nuestro sistema y dejar de vivir desde el miedo, desde la duda, desde la angustia y sencillamente dejarnos ser, porque todo lo que tenga que pasar, pasará y de manera natural. Así que dediquémonos a vivir, no a sobrevivir y no deleguemos en un medicamento la sanación que solo de nuestro interior puede provenir
- Viviana Clara Gianitelli-
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