lunes, 24 de marzo de 2014

El Espiritismo, un compromiso social

EL  ESPIRITISMO, UN COMPROMISO SOCIAL


 “Para saber quiénes somos, el espiritismo enseña a vivir mejor; para saber de dónde venimos, el espiritismo enseña a comprender mejor la Tierra y el universo; para saber a dónde vamos, el espiritismo explica el mañana, borrando los miedos y las angustias de una muerte desconocida”.
Extracto del libro de Karine Chateigner Entre cielo y tierra —espírita y médium.
Ser espírita, es tener en sí la convicción y la certeza de la existencia del alma y de su supervivencia más allá de la muerte; es comunicarse con esa misma muerte; es aportar, por una parte, la ayuda de los espíritus sufrientes y por otra, recibir el fruto de la reflexión de aquellos que, conscientes de su vida espiritual, vienen a compartirla con nosotros.
Igualmente, ser espírita es actuar. En efecto, si bien el mundo de los espíritus tiene su existencia propia en otra dimensión, no por ello está tan desvinculado del mundo de los humanos. Los espíritus observan nuestro planeta y vienen en sesión para alertarnos sobre nuestro mundo y sobre nuestra condición. Vivimos en un planeta inferior en evolución moral donde reinan el orgullo, el egoísmo y la voluntad de dominar al otro para someterlo mejor. Los mensajes que se nos dan nos ayudan a comprender la razón de la vida, de las vidas sucesivas, de nuestra presencia en esta Tierra y del vínculo fraternal que existe entre todos sus habitantes, pues todos proceden del pensamiento divino.
Hemos vivido ya, y porque ya hemos vivido, hemos  podido vivir en otras comarcas, en otras latitudes y por consiguiente, haber tenido un color de piel diferente o  un sexo diferente. Hemos podido ser hombre o mujer, vivir en África, en la India o incluso hasta en China.
Nuestra psicología, nuestra forma de pensar, nuestros temores, nuestras angustias, nuestros gustos o nuestros centros de interés son el resultado de todo ese pasado, vivido y registrado en nuestra memoria espiritual.
En ese caso, ser espírita nos hace tener una visión diferente sobre los  hombres y mujeres que componen por la población de nuestro planeta. El miedo al extranjero, dentro de su diferencia tanto física como social o religiosa, y la idea racista que de él deriva se atenúa en pro del reconocimiento de un hermano, él también reencarnado, para avanzar por su camino evolutivo.
Los seres humanos que somos deben aprender a vivir juntos dentro del respeto y la dignidad de cada uno, en el seno de una sociedad mundial donde la dominación, bien sea ésta religiosa, militar, social o financiera, sería abolida. Así, un reparto equilibrado permitiría a todos vivir y desarrollarse juntos. Ciertos espíritas se comprometen entonces, según las afinidades y atracciones de unos u otros, en organizaciones humanistas que trabajan, por ejemplo, por la supresión de la pena de muerte y dan su apoyo a los reclusos norteamericanos que esperan su ejecución en el corredor de la muerte; se incorporan a asociaciones, como la ayuda a los más desposeídos, y participan en diversas manifestaciones para tener siempre más justicia social.
Con sus cadenas de pensamiento, los espíritas luchan por la paz en el mundo y por el fin de las dictaduras y de todas las injusticias, y saben aunar así el combate de los humanistas y no espíritas que también han comprendido que sólo se crece junto con los demás.
Los espíritas piensan y trabajan por una sociedad más justa, en ello el compromiso espírita es igualmente un compromiso social.
Extracto de un mensaje de Jean Jaurès en 1989: “El espiritismo abraza todos los campos referentes a la naturaleza de los hombres. Por consiguiente, el espiritismo no puede ser, y nunca ha sido, apolítico. Quien afirme lo contrario no conoce bien y no ha estudiado la fórmula espírita, o hasta más grave aún, se engaña a sí mismo…
¿Estarían ustedes solos dormidos en un mundo que cambia, en un mundo que vive? ¿Serían indiferentes a las injusticias sociales? No pueden y lo saben bien. Al saberlo, ya hacen política.
Hacer política no consiste simplemente en hablar y charlar. Consiste en comprometerse y en ser, tan claro como se pueda, en el sentido de su compromiso. La fórmula espírita, que es cristiana, sólo puede ser una fórmula de reparto, justicia, libertad y dignidad para todos los hombres, para todos los pueblos y todas las razas…
Ustedes siempre están invitados a un mejor ser, es decir a otro mundo, y allí están invitados como agentes y participantes. Ayúdennos en la lucha social, ayúdennos en la transformación de la sociedad. No se disfracen de falsos revolucionarios. Sean verdaderos revolucionarios y no tengan miedo a la palabra.
Revolucionario no quiere decir homicida o sanguinario.
Revolucionario quiere decir tener el corazón, la inteligencia y el ardor, tener el coraje y la voluntad de hacer evolucionar al planeta completo. Es juntos como lo conseguiremos…”

CATHERINE GOUTTIÈRE
TOMADO DEL LA REVISTA ESPIRITISMO EUROPEO 

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     Buscad la      verdad

Si sois de  veras discípulos míos
os mantenéis firmes en mi doctrina, Jesús dijo a los judíos que habían creído en él:  conoceréis la Verdad y la Verdad os hará libres.” (Juan, VIII, 31-32).

El hombre es un ser dotado de razón y sentimiento. Estos son los dos polos de la Vida Psíquica a través de la cual se realza el eje del Ideal mantenedor de la evolución gradual del Espíritu. El hombre es un ser polarizado por el raciocinio y animado por sentimientos de virtud, por afectos que lo prenden a la Fraternidad y sólo cuando utiliza esos atributos en busca de la Verdad, se levanta, se dignifica, se eleva y se santifica. ¡Fuera de esa esfera de acción y de educación el hombre es una bestia! ¡Bestia porque no siente, bestia porque no piensa! Pensar es existir; asimilar afectos, virtudes, amor; es vivir: ¡Cogito, ergo sum! “¡Pienso, luego existo!”

Hay hombres que piensan; hay hombres que sienten; unos y otros están en los principios de la vida. Es necesario, entre tanto, que el pensamiento vaya acompañado del sentimiento, porque el pensamiento sin el sentimiento, y el sentimiento sin el pensamiento, son facultades abstractas que encaminan al alma hacia el gran Ideal, pero no lo liberan completamente de la ignorancia y del atraso. En el alma libre el pensar se completa con el sentir, y el sentir, con el pensar, porque la Verdad no teme al error, la luz no puede ser absorbida por las tinieblas.

Todos los grandes pensamientos sólo pueden ser asimilados después de ser sentidos, y todos los nobles sentimientos sólo pueden ser comprendidos después de ser pensados. Cuando Descartes proclamó: Cogito, ergo sum, no sólo pensó, sino que también sintió; pensó existir y sintió la vida en sí mismo. La comprensión no viene sólo del raciocinio, sino del raciocinio unido al sentimiento: estos son los dos grandes faros resplandecientes de la Senda de la Vida.

Abrid claros a vuestro entendimiento por el raciocinio; alargad las esferas del sentimiento; no os atemoricéis ante las alturas y las lejanías, porque el águila y el cóndor no traspasan el círculo de su vuelo; los pájaros tienen sus límites en los aires. ¡Hombres! Volad, desprendeos de la oscuridad de la ignorancia que cercena vuestra inteligencia y os ata a pesados dogmas. ¡Volad! ¡Dad expansión a vuestra razón, dejad palpitar vuestros corazones a los generosos sentimientos para ascender a las esferas de la Ciencia y del Amor, donde la Verdad brilla con todos sus esplendores! ¡Recordaos, oh hombres, que estáis dotados de razón y sentimiento! ¡Buscad la Palabra de Jesús, permaneced en su palabra, sed verdaderamente sus discípulos, y “conoceréis la Verdad, y la Verdad os hará libres”!

Cairbar Schutel

Extraído del libro "Parábola y Enseñanza de Jesús"

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Sirve, aún después de que la incomprensión de los que se beneficiaron con tu afecto haya debilitado tu coraje.
La caridad no sólo dilata beneficios inmediatos, sino también las luces de la compresión y del amor.

Espiritu MARCO PRISCO
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      LIBRO DE LOS MEDIUMS - ALLAN KARDEC


32. El estudio previo de la teoría, tiene otra ventaja, es la mostrar inmediatamente la grandeza del objeto y el alcance de esta ciencia; aquel que debuta viendo girar o golpear una mesa, está más inclinado a la burla, porque difícilmente cree que de una mesa pueda salir una doctrina regeneradora de la Humanidad. Hemos mencionado siempre que aquellos que creen antes de haber visto, sólo porque han leído y comprendido, lejos de ser superficiales son al contrario los que más reflexionan; adhiriéndose más al fondo que a la forma, para ellos la parte filosófica es la principal, los fenómenos propiamente dichos, son lo accesorio, y dicen que aun cuando los fenómenos no existieran, no dejaría de quedar una filosofía, que por sí sola resuelve problemas insolubles hasta hoy; que por si sola da al pasado del hombre y a su porvenir la teoría más racional; pues prefieren una doctrina que explica, a las que no explican o explican mal. El que reflexiona comprende muy bien, que se podría hacer abstracción de las manifestaciones y que por eso no subsistiría menos la doctrina, las manifestaciones vienen a corroborarla, a confirmarla, pero no son la base esencial;el observador formal no las rechaza, al contrario, espera las circunstancias favorables que le permitirán ser testigo. La prueba de los que avanzamos, es que antes de haber oído hablar de las manifestaciones, muchas personas tenían la intuición de esta doctrina, que no ha hecho si no dar un cuerpo, un conjunto a sus ideas.
33. Por otra parte no sería exacto decir que los que empiezan por la teoría, no tengan objetos prácticos de observación; por el contrario, los hay que a sus ojos deben tener mayor valor que los que puedan producir en su presencia, éstos son los hechos numerosos de las manifestaciones espontáneas, de las cuales hablaremos en los capítulos siguientes. Hay pocas personas que no tengan conocimiento de éstas al menos de oídas; muchas las han tenido ellas mismas, a las cuales sólo habían prestado una mediana atención. La teoría tiene por efecto darles la explicación de esto mismo; y decimos que estos hechos son de un gran valor, cuando se apoyan sobre testimonios irrecusables, porque no se puede suponer ni preparación ni connivencia. Si los fenómenos provocados no existían, no menos subsistirían los fenómeno espontáneos, y aunque el Espiritismo no tuviese otro resultado que el de darles una solución racional, esto sería ya mucho. Así es que la mayor parte de los que leen por adelantado, transportan sus recuerdos sobre estos hechos, que son para ellos una confirmación de la teoría.

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