INQUIETUDES ESPIRITISTAS
1.- Religiones y Sectas
2.-Responsabilidad y conocimiento de tu hijo.
3.- El hombre, como ser espiritual.
4.- Saludos de Merchita
********************************
RELIGIONES Y SECTAS
En todas las épocas humanas, han venido a la Tierra, Enviados, Profetas, Mesías, o Avatares, alrededor de cuyas enseñanzas directas y de su ejemplo de vida y hasta de muerte., las civilizaciones que las recibieron directamente, fueron forjando las diversas religiones, cuya esencia moral es bastante común y semejante entre sí. Así constituidas, todas las grandes religiones podrían constituir una gran obra original con unos postulados de espiritualidad bastante comunes.
De la diversidad de criterios y de niveles evolutivos, intelectuales y morales, cual brazos desgajados del tronco principal, se fueron forjando alrededor de cada una de las religiones, Sectas o grupos que discrepaban de sus religiones de procedencia por algunos aspectos en sus postulados teológicos particulares, o por detalles intrascendentes, o bien por discrepancias en aspectos doctrinarios internos, o incluso por intereses particulares de algún líder que para serlo, optó por ir creando su propio cuerpo de doctrina y formar su propio grupo de seguidores en los que se apoyó y a los que sedujo y dirigió moldeando y esclavizando sus conciencias, de modo que terminaron actuando como autómatas al servicio de lo que dispuso su líder en nombre de Dios. De este modo el líder o "maestro" pensaba y decidía por todos sus seguidores, fomentando el fanatismo con conceptos nuevos más o menos lógicos o absurdos, al tiempo que atacaba y ponía en zozobra la religión de procedencia con la que así establecía diferencias.
Las sectas sin
embargo, no tienen ese profeta o Enviado propio, al igual que las
religiones originales de cuyas enseñanzas se forjaron, pero siempre se forman
alrededor de algún sucedáneo o líder, "gurú", “ maestro” “o
"iluminado" (según los definen), que tratando de adquirir un
prestigio y una admiración, les lleva a sacar conclusiones discrepantes y
muchas veces contradictorios con los criterios originales sostenidos por la
religión de cuyo tronco se desgajaron y separaron como se desgaja la rama de un
árbol en un día de vendaval.
Los líderes de las sectas, manipulan muy hábilmente
las conciencias de sus seguidores, formando lo que hoy se podría definir como
una "dictadura espiritual", que por supuesto, ellos nunca reconocen.
Existen
muchas más sectas religiosas que religiones. Esto no tendría mayor importancia
siempre que el mensaje moral a sus seguidores, fuese un mensaje claro, recto y
positivo, llegando a ser el Amor y la Caridad entre todas las personas el
factor común, que las fundamentase a todas ellas para elevarnos hasta Dios,
pero sin embargo, desgraciadamente esto no siempre es así, pues demostrado está
que algunas de ellas han sido o son totalmente nefastas, debido a sus
enseñanzas poco éticas, o por ser manipuladoras de las voluntades y hasta de
las mentes de sus fieles, o por otras oscuras razones, de modo que son tildadas
de negativas con más o menos razón, siendo finalmente repudiadas por el resto
de la sociedad en donde se implantaron con sus tesis, dogmas y rituales, muchas
veces tildados y autoreconocidos en ocasiones como “satánicos”.
Entre las religiones que se consideran tales, pero que en realidad son Sectas,
podemos contemplar el caso de ciertas "religiones cristianas", pues es
paradójico ver que todas ellas, cuyas enseñanzas morales y espirituales giran
alrededor de las enseñanzas de Cristo, se dan la espalda entre ellas y todas
pretenden ser la "verdadera", excluyendo e ignorando a las demás. Todas ellas se derivan del
Cristianismo primitivo, que no era una religión, sino una forma de vida, un
modo de convivencia con arreglo a unos principios filosóficos, morales y éticos, según las
enseñanzas y ejemplos del Maestro Jesús
de Nazaret, "el Cristo". Pero después la masa de cristianos primitivos,
se fue disgregando y separando en grupos
y se fueron extendiendo según mentalidades, zonas geográficas diferencias e
intereses de todo tipo, y dieron como resultado unas "religiones"
impuestas a sus fieles, en donde al contrario del ejemplo de Jesús, en vez de
practicar el amor y la caridad, practicaron muchas veces las guerras y las
disputas entre ellas. Observemos el caso de las Iglesias Católica, Protestante,
Ortodoxa, Evangelista, Luterana, etc, y todas con sus
correspondientes sectas creadas a la sombra de todas estas ramificaciones del
Cristianismo primitivo...
´Jose Luis Martín-
“ ¡Ah de aquellos que no sabiendo lo que hacen, se visten con el ropaje de las religiones y oscurecen la Luz; porque poco a poco la Luz vencerá sus tinieblas y ellos serán los primeros desnudos públicamente¡”
Cayetano Arroyo- “Diálogos con Abul Beka” –
***************************
RESPONSABILIDAD Y CONOCIMIENTO DE TU HIJO
La generación de un cuerpo humano para que en él se instale
un espíritu es una decisión grave, llena de implicaciones y consecuencias.
Representa una invitación formal a alguien que existe en una dimensión que
escapa a nuestros sentidos habituales, a quien proponemos recibirlo, criarlo y
educarlo, ofreciéndole una nueva oportunidad de vida. El bebé no debe ser fruto
de una decisión de momento, de un impulso impensado, de una unión fortuita y
como alienada. Hombre y mujer, generalmente jóvenes, que se unen, aunque no sea
más que por una única y pasajera vez en la vida, han de estar atentos al hecho
de que puede surgir de aquel momento fugaz una nueva existencia para alguien.
Cada
ser es único en su estructura psicológica, preferencias, inclinaciones e
idiosincrasias, solamente las características físicas son genéticamente
transmisibles, como es, el color de la piel, de los ojos o de los cabellos, la
tendencia a cierta conformación física, la predisposición a alguna enfermedad,
o a una salud más estable, los rasgos fisionómicos y cosas así. Por tanto lo
que hay que tener claro es que ellos no heredan características psicológicas,
como inteligencia, dotes artísticas, temperamento, buen o mal gusto, simpatía o
antipatía, dulzura o agresividad.
Padres
inteligentísimos pueden tener hijos mediocres, lo mismo que padres
aparentemente poco dotados pueden tener hijos geniales. Personas pacíficas
engendran hijos turbulentos y, viceversa, padres desarmonizados producen
criaturas excelentes, equilibradas y sensatas.
Cada
persona, cada niño, es único, es diferente, y aunque dos o más puedan tener
ciertas características en común o muy semejantes, cada uno de ellos es un
universo propio, individualizado. Incluso los gemelos univitelinos, o sea,
engendrados a partir del mismo huevo, traen en la similitud de ciertos rasgos
físicos, diferencias fundamentales de temperamento y carácter que los
identifican con precisión como individuos perfectamente autónomos y singulares.
Los
hijos que traemos al mundo, esos espíritus o almas que nos son confiados, ya
empaquetados en cuerpos físicos que nosotros mismos les proporcionamos, a
través del proceso generador, ¡no son creados nuevecitos, sin pasado y sin
historia! Ellos ya existían antes, en algún lugar, tienen una biografía
personal, traen vivencias y experiencias y arriban aquí para revivir y no para
vivir. Están, por tanto, renaciendo y no únicamente naciendo.
El
propio Cristo enseñaba que Juan Bautista era el profeta Elías renacido, aunque
no fuese reconocido por sus contemporáneos. En otro pasaje, hablando a
Nicodemo, se admiró de que el ilustrado miembro del Sinedrio ignorase verdad
tan elemental, o sea, la de que es preciso nacer de nuevo para alcanzar la paz
espiritual, a la que Jesús daba el nombre de Reino de Dios o Reino de los
Cielos.
Todos
somos seres creados por Dios sí, pero hace mucho, mucho tiempo, y no en el
momento de la concepción o en el instante del nacimiento, para “ocupar” un nuevo
cuerpo físico.
Lo
cierto es que todos al traer un hijo al mundo tenemos una responsabilidad sea
cual fuere el hijo o hija, brillante o deficiente, amigo o no tan amigo, sano o
enfermo, comprensivo o rebelde.
Por
algún motivo, que un día llegarás a conocer, él fue encaminado, atraído o
invitado a venir para tu compañía. Difícilmente será un extraño total, cuyos
caminos jamás se hayan cruzado con los tuyos en el pasado. No olvides que
también tú eres un ser renacido. El niño es un espíritu que nos ha sido
confiado durante cierto tiempo. Raramente es un ser moralmente perfecto y
acabado. No es, tampoco, a no ser en casos
raros, un demonio de maldad espantosa. La condición de ángel y los más
tenebrosos grados del descarriamiento moral son extremos que, al revés de lo
que solemos decir, no se tocan. Aquel que se pasa milenios, vida tras vida, en
la sistemática práctica del error deliberado, acaba por descender tan hondo en
la escala de los valores morales, que habrá de recorrer un larguísimo y penoso
camino para retornar. Es difícil, pero no imposible, la tarea de la conquista
de la paz.
No
hay ángeles, ni demonios, únicamente criaturas que mucho se han perfeccionado o
se descarriaron, pero que siguen siendo seres humanos. Las almas o espíritus
designados para animar los cuerpos físicos de nuestros hijos son seres en
evolución, como nosotros mismos, y por alguna razón estamos ligados a ellos por
ciertos vínculos o compromisos.
El
niño tiene que emprender un nuevo aprendizaje de la vida en las condiciones en
que ha renacido. Tendrá, en fin, que readaptarse al medio en que ha venido a
vivir, lo mismo que a las personas que le rodean como padres, hermanos,
parientes, vecinos, amigos, etc., muchos de los cuales puede que incluso ya los
conozca de vidas pasadas.
Es inevitable
y necesario ese nuevo aprendizaje porque el recuerdo inconsciente del pasado se
va borrando, para él, en el momento en que empieza a despertar en el cuerpo
físico. La conciencia de un lado de la vida generalmente se conecta cuando se
apaga la del otro lado. Es como si estuviésemos dotados de un interruptor con
dos terminales. Al encender una lámpara, automáticamente apagas la otra. Para
acordarte de tu pasado, es preciso desligarte del cuerpo físico, cuando
duermes, por ejemplo, o cuando estás desmayado. En esos momentos la conciencia
no está presente. A decir verdad, la conciencia no se apaga en un lado para
encenderse en el otro, sino que únicamente se desplaza de uno al otro lado, o
sea, va juntamente con el espíritu, que tiene la costumbre de desligarse
parcial y temporalmente del cuerpo físico que le sirve de albergue y de
instrumento.
No
asumas, para ante el hijo que está por nacer, una actitud hostil, negativa, de
rechazo o de desamor e indiferencia. Si se ha iniciado el proceso de gestación,
sean cuales fueren las condiciones, alguna razón habrá para que aquel espíritu
se haya aproximado para acoplarse al cuerpo físico en formación en el vientre
de su futura madre.
La
gestación de un cuerpo físico puede resultar de una aventura irresponsable,
pero el espíritu que en él ha venido a habitar no resulta de un mero juego de
imponderables y casualidades – es una criatura humana preexistente, que se
prepara para una nueva pasantía en la carne. No lo despaches de vuelta, no
empieces a agredirlo con pensamientos negativos de rechazo y desamor, no lo
hostilices.
Sea
cual fuere la situación, no es por casualidad que un espíritu se acerca a ti,
en busca de la oportunidad del renacimiento.
El
compromiso maternal y paternal, no pueden ser dejados de lado, Dios siempre te
pedirá cuentas de los espíritus que dejó a tu cargo y por los cuales deberás
responder frente a la tarea que te compete ante ellos.
Extraído por Merche del libro “Nuestros Hijos” de HERMÍNIO
C. MIRANDA
**********************
EL HOMBRE COMO SER ESPIRITUAL
En un universo donde todo expresa orden, causalidad, indestructibilidad; en todo está ligado por una red de reacciones en un funcionamiento matemático del vasto organismo cósmico; en el que todo tiene una razón y una consecuencia lógica; resulta inaceptable la existencia del hombre como accidente, cual es el que todo termina con la muerte; como algunas pseudo-ideologías sostienen.
Argumentos teológicos de milenios, por otro lado, obstruyeron y obstruyen todavía los canales de la inteligencia humana en cuanto a las realidades divinas. Pero, por ventura, ha llegado ya el momento de que la verdad sea conocida, de lo que dan prueba los descubrimientos y acontecimientos de los últimos tiempos, a través de los cuales vemos que la humanidad se encamina hacia la búsqueda de la Verdad, hacia la unidad espiritual y política. Pero, tanto en uno como en otro campo, el orgullo y el egoísmo humano, hacen todo el esfuerzo posible para detener ese avance.
Debemos elevarnos sobre el materialismo asfixiante que nos rodea, y lograr que nuestro espíritu vibre a una tónica más sutil. Y aun cuando las necesidades de nuestra vida humana presente, absorben la mayor parte de nuestro tiempo, llevemos a un segundo plano el aspecto material de nuestra vida (sin desatender nuestras obligaciones), si queremos avanzar, si queremos cumplir el verdadero objeto de la Vida, que es avance, progreso, evolución espiritual hacia estados de conciencia de una mayor felicidad. Los bienes materiales jamás satisfarán las ansias de nuestro espíritu.
Sebastian de Arauco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario