INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Allan Kardec, arquitecto del Espiritismo ( I )
2.-Inconvenientes y peligros de la Mediumnidad
3.- Velatorio y cremación
4.- ¿ Quien pudo ser el temido "Jehová" del A,T, de la Biblia?
****************************
ALLAN KARDEC, ARQUITECTO DELESPIRITISMO ( I )“El espiritismo es una ciencia que trata de la naturaleza, origen, y destino de los espíritus, y sus relaciones con el mundo corporal. Esta nueva ciencia, cuyo nacimiento en Francia se sitúa a mediados del siglo XIX, es a la vez una ciencia de observación y una doctrina filosófica como ciencia práctica”.Allan Kardec (¿Qué es el Espiritismo?)El destino del espiritismo está íntimamente ligado a su definición.Cuando una noción es demasiado amplia y cubre un perímetro demasiado ilimitado, se hace imprecisa y, lo que es peor, ya no significa nada. En la palabra “espiritismo”, se encuentra a menudo la broma, la incredulidad, cuando no es el desprecio. En nuestro mundo, víctima demasiado fácilmente del prejuicio, su interlocutor “sabe” ya de antemano de qué le quieren ustedes hablar: “mesas giratorias, fantasmas y casas encantadas, ‘espíritu, ¿estás ahí’?”, locos más o menos charlatanes…”Para vencer las deformaciones malintencionadas y salir de los carriles del prejuicio que establecen atajos que conducen al ridículo, es preciso saber volver a su fundador: Allan Kardec. ¿El objetivo? Comprender bien la verdadera naturaleza del espiritismo, encontrar su verdadera definición así como sus actitudes filosóficas.Si el espiritismo no es “ni una concepción personal, ni el resultado de un hombre”, como lo decía él mismo, veremos que es indisociable de su fundador, en lo que fue como hombre y espíritu encarnado a mediados del siglo XIX. Antes de Allan Kardec, el Espiritismo no existía como tal, aunque la comunicación con el alma de los muertos sea una práctica secular.Este hombre supo efectuar un considerable trabajo de síntesis para construir todo un edificio filosófico y científico de referencia que define los grandes principios y la comprensión de las leyes naturales que rigen en la relación entre el mundo material y el espiritual, y sin el cual el Espiritismo no sería lo que es, ni como lo conocemos hoy en día.El espiritismo antes de Allan Kardec, los precursoresSi bien el campo de investigación espírita referente al mundo de los espíritus encontró su enfoque hace más de 150 años, es evidente que los fenómenos de orden espírita han ocurrido desde los tiempos más lejanos de la historia de la humanidad.El mundo invisible se adapta a las civilizaciones, las épocas y las comarcas, donde las prácticas se remiten a la magia y las ceremonias revisten el aspecto de cultos. A ratos se mezclan las almas de los antepasados, los dioses familiares, las intervenciones o fenómenos milagrosos, y el carácter o núcleo científico del hecho manifestado (núcleo que Allan Kardec se esforzó por poner en evidencia) es ahogado por las creencias y la religiosidad que lo envuelven a falta de algo más elaborado y más codificado. Es pues difícil sintetizar de manera exhaustiva lo que precedió a Allan Kardec.Sin embargo, es interesante señalar aquí y allá en la historia moderna de los hombres, tentativas de análisis de estas experiencias y hechos espíritas empíricos, por lo menos existe un conjunto de actas, tratados y textos que quieren recolectar y reunir lo vivido al respecto por el hombre, a falta de tener aún el material y la metodología para comprenderlo. De manera anecdótica, podemos citar la publicación en 1475 en la Suiza alemana, en Burgdorf específicamente, de un "Tractatus de apparitionibus post exitum ", del teólogo polaco Jacques Junterbuck. Citemos también un mamotreto de mil páginas publicado en Angers en 1586 por el demonógrafo Pierre Le Loyer y titulado (¡respiren profundo!): Discursos e historias de los espectros, visiones y apariciones de los espíritus, ángeles, demonios y almas, haciéndose visibles a los hombres, dividido en ocho libros, los cuales por las visiones maravillosas y prodigiosas apariciones ocurridas, tanto sagradas como profanas, se manifiesta la certeza de los espectros y visiones de los espíritus, y se entreabren las causas de las diversas clases de apariciones de éstos, sus efectos, sus diferencias y los medios para reconocer los buenos y los malos, y cazar los demonios. Dos años más tarde apareció en Ruán, de la pluma de Noël Taillepied, doctor en teología (1540-1589) una obra más sobriamente impresa Psicología o tratado de la aparición de los espíritus, a saber, de las almas separadas, fantasmas, prodigios, accidentes maravillosos. Finalmente, recordemos en forma divertida la aparición en Sajonia en 1804, año de la consagración de Napoleón I en Notre-Dame, pero también año del nacimiento de Allan Kardec, de un libro, que por cierto hizo algún ruido, de un tal Dr. Karl Wötzel de Chemnitz: Apariciones de mi esposa después de su muerte…El moderno precursor del espiritismo fue sin duda alguna el sueco Emmanuel Swedenborg (1688-1772), político, filósofo místico, científico, personaje muy erudito, reconocido por su saber, su mérito y sus conocimientos; miembro de la Real Academia de Ciencias de Suecia, y ennoblecido por la reina Ulrica. Preocupado por la noción de Dios, la felicidad eterna y los sufrimientos morales del hombre, Swedemborg fue un precursor y un visionario en la medida en que intentó descubrir al Creador, escrutando la Creación, en una época en que la ciencia moderna daba sus primeros pasos, aportando una dosis de racionalismo calificado de científico, e impulsó la transición entre una verdad revelada de manera profética desde hacía siglos, y un enfoque razonado de realidades filosóficas y científicas.
Abrió la vía hacia esta metodología rigurosa de la observación de los hechos y los testimonios que envolvió de manera notable el conjunto de trabajos adelantados por A. Kardec más de un siglo más tarde. Su búsqueda y su actuación estaban dirigidas hacia la comprensión progresiva de Dios sobre la base de enseñanzas obtenidas por revelación a través de una mediumnidad surgida en 1745. Lo que recibió por videncia y escritura le permitió establecer una doctrina que encontró ciertas similitudes con el espiritismo: existencia de un mundo invisible o espiritual que está en permanente correspondencia con el mundo natural o material, posibilidad de comunicarse con él, unicidad de Dios. Entre los espíritus que apoyaron a Allan Kardec en el momento del desarrollo de la tercera revelación, E. Swedenborg fue de los que se comunicó con él y hasta respondió numerosas preguntas de su parte (sesiones en septiembre de 1859). Reconoció además, haber cometido grandes errores en la elaboración de su doctrina, tales como el carácter eterno de las penas o el mundo de los ángeles y de los santos. En su descargo, explicó haber tenido que luchar contra más ignorancia y sobre todo más superstición, en una época donde la impronta religiosa era de las más fuertes, pero donde ya se hacía sentir la emancipación traída por los filósofos de las Luces. Si bien Allan Kardec estuvo plenamente consciente de los aspectos refutables de su doctrina, supo reconocer en él las verdaderas cualidades de aquel hombre y su aporte en las bases del naciente espiritismo: “A pesar de sus errores de sistema, Swedenborg no deja de ser una de las grandes figuras cuyo recuerdo permanecerá unido a la historia del espiritismo, del que fue uno de los primeros y más celosos promotores”. (La Revue Spirite - Noviembre de 1859)Poco tiempo antes del comienzo de los trabajos de Kardec en espiritismo, un acontecimiento mayor fue también origen de un considerable número de hechos y experiencias que marcó en un contexto particular el período de definición del espiritismo.Se trata de la conocidísima historia de las Hermanas Fox, Margaret y Katie, que en 1848 percibían golpecitos y ruidos insólitos en la casita familiar de Hydesville, estado de Nueva York, en los Estados Unidos. Esos fenómenos eran producto del espíritu de un hombre cuyos restos se encontraron debajo del sótano. Era el antiguo arrendatario, un tal Charles Ryan, asesinado por el vecino. Por este suceso, del que por otra parte la historia humana puede conocer miles, el descubrimiento de un medio de comunicación con los espíritus se apoderó de toda Norteamérica y fue el origen de la considerable atracción hacia esa disciplina. En 1852, tuvo lugar el primer Congreso Espírita en Cleveland. Si bien en ese fausto contexto, pueden citarse algunos autores norteamericanos, como el médium
Andrew Jackson Davis (1826-1910) o el Dr. John Worth Edmonds que realizó los primeros enfoques teóricos, finalmente el espiritualismo anglosajón no tuvo verdadera consistencia filosófica pues las leyes naturales en el origen de los fenómenos todavía no estaban bien delimitadas. y permanecían mal definidas. Aunque los hechos estaban allí, bien demostrados, sus interpretaciones de acuerdo a las creencias de cada uno daban lugar a grandes contradicciones no resueltas, como por ejemplo la idea de la reencarnación, aceptada por unos, rechazada por otros.
Fue la moda de las mesas giratorias o del baile de las mesas, muy apreciada en los tranquilos salones de cierta burguesía carente de sensaciones y que se propagó tanto en el Nuevo como en el Viejo Continente. Esa moda, un tanto superficial, concordaba sin duda alguna con ese siglo ávido de romanticismo donde sus más ilustres representantes, contemporáneos de Allan Kardec, no escondían sus relaciones con aquel espiritismo naciente: C. Nodier, G. Sand, G. de V. Hugo Nerval, T. Gautier, V.Hugo, H. de Balzac, A. de Vigny, A. de Lamartine.
Todos estos místicos, estremecidos por los ideales de las Luces canalizados por la Revolución todavía cercana, habían soñado con una religión hermosa, universal, y con una sociedad fraterna en armonía con la naturaleza y con el espíritu. Y es dentro de ese contexto nutritivo y fértil que llegó Allan Kardec, o más bien Hippolyte-Léon-Denizard Rivail…
Antes de convertirse en Allan Kardec a los 50 años, tuvo una vida que, no por azar, preparó y anunció este doble nacimiento, el del espírita y el del verdadero espiritismo. Detengámonos un instante en este período. Criado en una atmósfera más bien estricta, pero dentro de un espíritu de justicia y honestidad, asistió durante cerca de 15 años a una escuela famosa, multicultural e internacional, fundada por un cierto Henri Pestalozzi en Yverdon, Suiza. Influenciado por los preceptos de J. J. Rousseau, la enseñanza se quería universal, insistiendo en la espontaneidad natural del ser humano, a quien debía permitírsele desarrollar el espíritu de observación, memoria, análisis, curiosidad al contacto con la naturaleza y las cosas de la vida, allí se cultivaba más bien el arte de aprender. La educación que insistía en los sentimientos de fraternidad, igualdad, tolerancia y respeto, era a la vez, suave y severa, justa y caritativa,paternal y liberal. Esta savia construyó el niño Rivail, luego al adolescente, y forjó al hombre íntegro y erudito que fue, impregnado de claridad, método, y brevedad, que sabía ir a lo esencial dentro de un rigor muy cartesiano. Desarrolló también su sentido humanista, que toma conciencia del hombre como ser libre y universal, donde el espíritu de tolerancia y caridad debe privar sobre toda pertenencia política, religiosa, o social.Por otra parte, el joven Rivail tuvo más tarde afinidades con las ideas de la Francmasonería, que predica el mejoramiento moral y material del hombre dentro de los principios heredados del siglo de las Luces y que uno encontrará después entre las consecuencias morales y sociales del espiritismo.Convertido en pedagogo al servicio de la instrucción pública y de la educación, aplicó esa enseñanza al servicio de los demás, hasta su encuentro en 1854 con los textos espíritas que orientaron la vida que se le conoce al servicio del espiritismo.( Sigue en la siguiente publicación)
NOTA IMPORTANTE: Ruego disculpéis el error de haber publicado en la anterior, la segunda parte de este artículo antes que la presente primera parte.
*******************************

¿ Quien pudo ser el temido “ Jehová” del Antiguo Testamento de la Biblia?

. Realmente muchas personas nos hemos planteado alguna vez, sobre quién era realmente aquel severo y amenazante “Yavé” o “Jehová” que aparece en la Bíblia, y que desde su “Nube”, o desde un “Carro de Fuego”, intervino tan de cerca de aquél pueblo primitivo y nómada, al que durante cuarenta años, fue controlando cotidianamente y conduciendo, dando vueltas por un desierto, pero sin sacarlo nunca de él, camino de una tierra que había prometido a Moisés; siempre los dirigió con mano dura, amenazando y aterrorizando algunas veces, mientras por otra parte, cuidaba de sus necesidades materiales, arrojando cotidianamente desde su nube ( o nave camuflada bajo ese aspecto), el alimento necesario para sobrevivir a las necesidades naturales (el maná) , así como más tarde, ante las quejas y amotinamiento de los hebreos por tanto “maná” como alimento exclusivo, les contentó arrojándoles también bandadas de codornices.
El pueblo hebreo fue el “pueblo elegido”, pero esclavizado por ese enigmático "dios" al que sobre todo temían, y que no les permitió elegir el momento de salir de aquel desierto.
No es extraña la descripción de "nube" en la que se ocultaba Yavé ( también mencionado como Jehová), pues de los ufólogos es conocido el dato de que con frecuencia y bajo la apariencia de una nube, se oculta en realidad un OVNI, y hasta muchas veces una “ Nave Nodriza“, capaz de iluminar la zona próxima a su presencia, aun desde el interior de la nube.
La situación de estrecho control y dominio de Yavé o Jehová sobre aquel pueblo hebreo, después de la salida del desierto, continuó durante muchas generaciones, hasta el día en que vino a nacer en el seno de ese pueblo Jesús de Nazaret.
¿Pero, quién pudo ser aquel enigmático personaje que bajo esas descripciones aparece tantas veces en diversos pasajes del Antiguo Testamento y que tomaron por Dios?. Desde hace mucho tiempo tengo la impresión de que este Yavé bíblico, fue un Ser extraterrestre, no muy evolucionado espiritualmente, pero con aptitudes para ejercer como látigo para aquel pueblo primitivo y salvaje que fue aquel poblado de raza Adámica durante su estancia en el destierro que para ellos era su permanencia en la Tierra, hasta la llegada en medio de aquel pueblo de Cristo, el Espíritu Guía de la Humanidad terrestre que encarnó en la persona de Jesús de Nazaret.
Jehová o Yavé, muy bien pudo ser el Comandante y responsable de una nave nodriza extraterrestre, al mando de un numeroso grupo de Seres extraterrestres o “ángeles” que aparecen
físicamente en ciertos pasajes del Antiguo Testamento, como por ejemplo en el relato de “Tobías”.
Tengo la impresión de que su misión fue principalmente la de controlar y vigilar la adaptación de aquella parte de la humanidad, que eran aquellos primitivos hebreos sobre los que tenía la responsabilidad de su traslado desde su planeta de procedencia (“ el Paraíso perdido”). hasta el mundo, la Tierra, en donde aún permaneció un tiempo en misión de vigilancia y control. Vamos, que se podría comparar a un papel similar al de un tratante de ganado, que trasporta a este a otro lugar y después queda un tiempo vigilando las reses, comprobando que todo va bien,
Desde luego, queda claro que este Yavé o Jehová no fue ningún dios de amor, pues según el relato bíblico no parece que se comportó como un Ser de muy elevada condición moral, dado a utilizar “mano dura”, incluso con crueldad, que empleó tantas veces contra los débiles humanos del pueblo que tenía sometido, ( le llaman en la Biblia el pueblo elegido), aunque tal vez a veces fuese necesaria tanta mano dura para guiar a un pueblo tan primitivo y salvaje, que tendría que estar preparado para acoger más adelante en su seno a tan extraordinario y elevado Ser como lo iba a ser el Cristo.
La misión a lo largo de la historia de la intervención de Jehová acerca del pueblo hebreo, pudo ser la de formar y seleccionar genéticamente durante varias generaciones, la estirpe humana en aquel pueblo, de la que finalmente nacería Jesús, el Cristo.
- José Luis Martín-
“En efecto, es muy frecuente encontrar alguna clase de nube cuando Yahvé quiere comunicarse con su pueblo, y esto no solo en el Pentateuco, sino a lo largo de todo el Antiguo y aún del Nuevo Testamento”.
Salvador Freixedo -
No hay comentarios:
Publicar un comentario