INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Consulta sobre la oración
2.- ¿ Existen los milagros?
3.- ¿ La figura del Infierno es aceptada por todas las religiones?
4.- Destinos y pruebas
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CONSULTA SOBRE LA ORACIÓN
Sobre la oración, hemos preguntado a las entidades protectoras si la realizadas en conjunto son más poderosas y eficientes que la oración aislada.. Nos contestaron que la oración en conjunto, hecha en las iglesias, no tiene siempre la coordinación necesaria para alcanzar un fin elevado; frecuentemente ella se pierde en el Espacio, antes de alcanzar las esferas divinas. Seria preciso que de cada alma emanase una plegaria que tuviese el mismo objetivo: plegaria para los infelices, con la intención de aliviar sus males; plegaria para los que tienen necesidad de evolucionar, etc.
La oración está generalmente marcada por un pequeño sentimiento de egoísmo; ella, con frecuencia, pide a Dios ventajas personales. Aun cuando no alcance el fin pretendido, la oración contribuye a sanear la atmósfera, a mejorar el ambiente de los mundos inferiores.
Cuando la plegaria en conjunto se hace en buenas condiciones, ella reacciona contra las vibraciones materiales. Bajo este punto de vista, las religiones tienen su utilidad. La plegaria genera la fe que inspira las acciones grandiosas y nobles. Es la fe esclarecida que nos acerca a Dios, foco radiante de vida, de sabiduría y de amor....
Incluso en una escala más material, diremos: ¿No es la fe lo que inspira los grandes sacrificios? Es la fe patriótica, lo que ha hecho a nuestros soldados ser invencibles, lo que los ha ayudado a soportar los sufrimientos, la enfermedad, la muerte, y a repeler los ataques de un enemigo más fuerte. .. Es la fe en un ideal social lo que ha inspirado, engrandecido, en todas las épocas, a los mártires del derecho, de la justicia y de la libertad. Es la fe en la Ciencia lo que en nuestros días, ha inspirado desvelos como los del Dr. Vaillant y tantos otros, victimas de su empeño por administrar fuerzas terribles...
La voluntad sostenida por la fe es, por lo tanto, la mejor fuerza motriz para dirigir las fuerzas psiquicas del ser y proyectarlas hacia un objetivo sublime. .. El hombre debe, en fin, comprender que todas las fuerzas del Universo, tanto físicas como morales, en él se reflejan; su voluntad puede comandar a unas y otras, que se manifiestan en su consciencia...
Aprender a armonizarlas, trabajar para desarrollarlas en vidas sucesivas, tal es la ley de su destino. Bajo este punto de vista, recordemos que tenemos una obra admirable que cumplir..
Ésta consiste en crear en nosotros una personalidad siempre más radiante y, para ello, tenemos el tiempo sin límites, el camino sin final y la vida eterna en la acción perpetua.
Léon Denis.
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¿ Existen los “Milagros”?
Los evangelistas, en su papel de cronistas narradores de la historia de Jesús, no fueron, salvo Juan, testigos directos de los hechos milagrosos narrados en ellos. Sin embargo todos los evangelistas pretendieron agrandar la figura del Maestro, que ya era suficientemente grande por si misma , sin necesidad de las exageraciones de sus entusiastas seguidores, tal como lo era el relato de ciertos milagros que cuentan que obró Jesús, planteados como hechos extraordinarios, maravillosos y sobrenaturales, porque se habían producido por encima de cualquier norma natural establecida. Con su ardiente fe, entusiasmo y deseos de engrandecer más al “Maestro”, los relatos sobre su vida y obras lo han mitificado en exceso.
Consecuentemente, si según las creencias comunes Dios es Todopoderoso, lo normal es admitir que puede hacer caprichosamente lo que quiera cuando quiera y como quiera en medio de su creación; eso es el “milagro”, y claro está, como Jesús se proclamó “Hijo de Dios”, también debía Él mismo de ser Dios y tener los mismos poderes y facultades que su “Padre”..... pues entonces Él también podría hacer los milagros que quisiera.
Jesús, durante su vida pública, no resucitó muertos ni hizo tales milagros, como lo sería el poder alterar de forma extraordinaria lo que está sujeto a unas normas y leyes de la Naturaleza. Eso sí que hubiese sido algo “sobrenatural” o “milagroso”, pero nada existe fuera de la Naturaleza, o por encima de ella, pues esta constituye el orden establecido por el Padre para toda la Creación. Desde luego, si que existen los fenómenos paranormales o extraordinarios, pero no sobrenaturales, porque no puede contradecirse Dios a Sí mismo en su Creación, ya que eso supondría una inestabilidad en Su Obra y en Él mismo, pero Dios es Inmutable y Perfecto.
Jesús no vino a este mundo para hacer de mago prestidigitador ni para romper las Leyes Naturales establecidas por el Padre. Además, Él no dijo en ningún momento que Él mismo fuese Dios, y desde luego que no lo era. Él solamente dijo ser Hijo de Dios, y por extensión también afirmó que todos somos al igual que Él, hijos del mismo Padre. Dios, que es nuestro Padre Celestial, porque de Él procedemos.
También, es de señalar que Dios solo se
manifiesta mediante unas normas fijas, que son las leyes cósmicas naturales creadas
por Él, por lo que Dios no se dedica a resucitar cadáveres en este pequeño
planeta Tierra, ni a hacer grandes milagros para impresionarnos con su poder. Si
tales milagros fuesen reales, tal como se entienden, Dios estaría actuando
contra sus propias Leyes establecidas por Él. que tienen un carácter universal. Creer en esa
falacia es como pretender rebajar la
infinita grandeza y sabiduría del Creador.
Dicho esto, no cabe en ninguna mente racional la concepción de un Dios que se Enmienda, caprichosamente, a Si mismo en Su Obra, o que lo hace solamente para demostrar al orgulloso Ser humano, lo poderoso y superior que le es, pues esto lo acreditaría como un Dios más orgulloso aún que el propio ser humano, con lo que admitir esa falacia supondría atribuir a Dios una connotación negativa que contradeciría su infinita Perfección.
Realmente Jesús de Nazaret por su gran evolución espiritual y su enorme poder magnetizador, como por las propias capacidades naturales de su elevado rango divino que le facultaban un poder extraordinario sobre la materia y sobre los espíritus de rango inferior a Él, así también como por estar permanentemente asistido por otros Seres espirituales ,también de elevada rango y poder, con la misión de colaborar con el Cristo Planetario en Su elevada misión, protagonizó hechos que a los ojos de la ignorancia popular parecían salir del ámbito de la naturaleza conforme esta es conocida e interpretada normalmente en el mundo, por lo que al no encontrarles una explicación racional, y salirse del ámbito de lo conocido como natural o normal, no podían ser sino “milagros”. Estos se entendían como una especie de intervención “maravillosa” o “sobrenatural “ de Dios, consistente en modificar o alterar lo considerado como normal y establecido dentro de la Naturaleza .
Los prodigios de Jesús fueron reales, pero no sobrenaturales; estuvieron basados en el dominio natural y la autoridad que Su Espíritu tenía sobre la Naturaleza, como magnetizador y manejador de las energías cósmicas, además de por su enorme ascendiente y poder sobre todos los seres espirituales que ante Su sola presencia le quedaban sometidos. Jesús realizó sus prodigios mediante ese gran poder mental y magnetizador que irradiaba, así como por la potente energía sanadora que dirigía y controlaba desde la mente mediante Su voluntad. El tenía estas capacidades de modo natural, sin tener que hacer para ejercerlas esfuerzos extraordinarios, debido a su elevadísimo nivel de evolución en todos los sentidos. De hecho, el único “secreto” que Él podía tener para mantener y aplicar esas capacidades, era su permanente conexión espiritual con el Padre y con todo el cortejo de grandes Seres espirituales que lo acompañaban permanentemente.
Él no vino a este mundo para lucirse con su poder de hacer mágicos y maravillosos milagros que pareciesen trastocar el orden Divino de la Creación, de la vida y de la muerte, establecidos por el Padre, derogando así la Ley Natural establecida, ni ninguna otra ley divina, porque estas leyes fueron establecidas por el mismo Dios Creador, infinitamente superior en Jerarquía a todas sus criaturas, incluidos los “Arcángeles” y todos los “Cristos Planetarios”.
Los “cronistas evangélicos “ a los que arriba aludía, admirados por los fenómenos extraños pero naturales que protagonizó el Maestro y que no comprendían, exageraron los relatos tal como el de la presunta “resurección” de Lázaro, a la que para añadir más mérito y mayor asombro, describen el estado del cadáver como en proceso de descomposición , afirmando que “ya olía”. De este modo resaltaban que Jesús no era un hombre como los demás hombres – y desde luego que no lo era- ; pero tampoco comprendieron quien fue realmente. Por eso, primero lo exaltan como “el Hijo único de Dios”, y más tarde como Dios mismo, pues solamente el mismísimo Dios podría hacer aquellos prodigios. La realidad de este episodio debió de ser que Lázaro estaba en estado de catalepsia o muerte aparente, y Jesús con su gran poder magnético lo devolvió al estado normal; el detalle de los días transcurridos y de que ya olía, no pasan de ser exageraciones del relator evangelista para exaltar más aún aquel extraordinario episodio. En el Evangelio de S.Juan, cap. 11, se puede comprobar que cuando avisan a Jesús para que fuese a curar a Lázaro, él les contesta que “esta enfermedad no es de muerte, sino para gloria de Dios”, y mas adelante añade: “nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo”. Es de resaltar este detalle: dice que va a despertarlo porque duerme, pero en ningún momento dice que va a resucitarlo porque está muerto.
En el caso de la resurección de la hija de Jairo, Jesús nuevamente afirma que solo duerme, tal como se puede comprobar en el Evangelio de Mateo 18-26, y añade: “no lloréis, no ha muerto: está dormida.”. Aquí tenemos la misma explicación y evidencia que en el episodio de la “resurección” de Lázaro. Otro indicio que nos sugiere que cuando Jesús habló de resurección, no se refería a la del cuerpo, sino a la del alma, lo encontramos en el Evangelio de S.Marcos cap. 12, cuando los Saduceos plantean a Jesús el problema de la resurección en el matrimonio de personas que se casaron varias veces por haber enviudado, preguntándole quién sería de todos el cónyuge después de la resurección, Jesús contesta que “en la resurección, ni ellos tomarán mujer, ni ellas marido, sino que serán como ángeles en el Cielo”, o sea espíritus sin cuerpo físico.
Otro tipo de milagros, como el de la
multiplicación de panes y peces, o el del vino en la boda de Canaan,
etc, se explican modernamente por el conocimiento del fenómeno constatado por
la Parapsicología y el Espiritismo de los “Aportes y materialización de objetos”; o al igual que el milagro de andar sobre las
aguas, se comprende solamente como la manifestación de Jesús en su cuerpo
espiritual, que caminaba sobre las
aguas y no se hundía. En otra ocasión
se dejó ver de sus discípulos durante el episodio de la “pesca
milagrosa” mientras que su cuerpo
físico dormía fuera del lugar del “prodigio”. cuando se le vio caminar sobre
las aguas, en efecto era Él, pero no con su cuerpo carnal sólido y pesado,
sino en su cuerpo astral, ligero y
vaporoso, pues por ley física natural,
el cuerpo sólido y pesado de una persona
de pie sobre el agua, se hunde de inmediato, por mucha densidad salina que
tenga este agua.
Cualquier parapsicólogo hoy en día conoce el fenómeno de los “desdoblamientos astrales” o de la "bilocación" que pueden explicar lo que sucedió en el episodio de la citada pesca milagrosa, así como también el citado fenómeno de “aportes”, aunque todavía no se haya encontrado una explicación racional al mecanismo de cómo suceden estos fenómenos.
No esperemos milagros a capricho o a medida del Ser humano, como si de maravillosos juegos de magia se tratasen. Si somos así de ingenuos, no tardaremos en desengañarnos del dios de nuestra particular creencia, que nada tiene que ver con el auténtico Dios Universal, tan desconocido aún a pesar de que nos acompaña siempre interiormente.
Dios es inmutable y no cambia el orden natural de las cosas al gusto particular de cada uno, y lo que desde una óptica humana puede parecer un mal, este viene impuesto por unas leyes perfectas y justas establecidas y ese aparente mal puede ser necesario para acceder a un verdadero bien espiritual.
Todas las “apariciones” de Jesús que
tras su muerte testifican los
evangelistas, no son sino apariciones de Jesús en su cuerpo espiritual
materializado y no con el cuerpo físico
que naturalmente abandonó con la muerte,
y no son un caso único en la historia, pues apariciones de “difuntos”, las ha
habido siempre, como atestigua la Parapsicología y el Espiritismo.
Hablando de apariciones, la Iglesia ha reconocido muchas y las ha señalado como "Milagros", pero siempre se referían a Seres venerados por la religión, como son las apariciones Marianas o las de algún Santo reconocido; sin embargo, apariciones de Seres espirituales se han registrado muchas en la historia del Espiritismo y de la Parapsicología, pero estas han sido ignoradas por ella o si acaso calificadas como "demoniacas".
Es cierto que Jesús protagonizó todos los “milagros” que cuentan los Evangelios así como otros muchos que no se relatan, porque Él no tenía interés alguno de que su presencia en este mundo pasase a la historia como un gran taumaturgo o “milagrero” y una mayor abundancia de atención a estos hechos hubiese entorpecido aún más si cabe, la comprensión de su verdadera misión que era de carácter puramente espiritual y moral.
Jesús fue un profundo conocedor del espíritu humano y de su psicología, y sabía como despertarlo al interés por una comprensión espiritual y guiarlo por el camino para realizar una reforma moral que nos impulsase en el proceso evolutivo. Por eso, a veces obró prodigios de sanación mediante su gran potencia de magnetismo, cuando las leyes de Causa y Efecto lo permitían, pero lo que no hizo nunca, a pesar de las apariencias, fue resucitar cadáveres en el literal sentido de su significado, derogando así una ley natural establecida por el Padre, ni menos aún pretendiendo impresionar a nadie haciendo que ningún espíritu ya libre de la materia regresara desde el Más Allá a la misma materia abandonada con la muerte, pues además para ser creído y llegar al corazón de los que le escuchaban, no necesitaba ejercer magias, ni romper con las Leyes Naturales establecidas, por Dios, sino que lo lograba llegando al corazón de quienes le seguían por la pureza y elevada irradiación mental o por el enorme magnetismo que le caracterizaba. Tenemos por ejemplo, el episodio evangélico de la “resurección” de su amigo Lázaro, de la que el evangelista señala, para remarcar más el hecho en sí mismo, que el cadáver ya olía, para dejar claro que no había otro sentido en el cuadro descrito, que el de la verdadera y auténtica muerte, y que Jesús, impresionado ante la muerte de su amigo, sollozó, lo que vendría a señalar que el mismo Jesús era un Ser humano, tan sensible como cualquiera, y que lo tuvo por muerto, no sabiendo lo que poco después acontecería con el amigo por su mediación. Sin embargo, este caso, como tantos otros conocidos o desconocidos que se han dado a lo largo de la historia humana, bien pudo ser en realidad, un estado de catalepsia o muerte aparente, del que Cristo lo sacó por su gran poder magnetizador y su autoridad sobre todos los Espíritus.
Por esos
poderes hizo también otros muchos “milagros”, pero discretamente, de
modo que no transcendieron y por eso no han pasado a la historia a través de aquellas
ancestrales crónicas primero relatadas y
luego escritas que fueron seleccionadas en los textos Evangélicos, pues queda
claro que a Jesús no le interesaba captar la atención de ese modo, no era esa
su misión, porque además esto hubiera
sido más bien una rémora para cumplir
con la misión de llegar a despertar el verdadero sentimiento y el corazón de
las personas.
- Jose Luis Martín-
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¿La figura del infierno es aceptada por todas las religiones ?
Esta idea está presente en casi todas las religiones, aunque con distintas acepciones y con diferentes conceptos de eternidad y castigo.
Los pueblos paganos lo llamaban el Tártaro y su contrapuesto, equivalente al
Cielo, Campos Elíseos.
La civilización griega lo llamó Hádes y la hebrea Seol . El Hades, según las Escuelas de Sabiduría Pitagórica u Orfica, era un lugar de sufrimiento en donde el Alma impura se purificaba, y su oponente situado en las regiones superiores y equivalente al Cielo, era el Olimpo, mansión de los dioses y de los hombres divinizados
Orígenes de Alejandría, San Ambrosio, San Jerónimo y
otros de los llamados Primeros Padres de la Iglesia, consideraron
que el Infierno no podía ser un estado eterno sino un periodo de
transición mas o menos duradero.
Los pueblos paganos tenían a Plutón como al rey del Infierno, y entre los cristianos surgió paralelamente la figura del Demonio o Satanás, que aún superó a Plutón en malignidad, porque según los conceptos religiosos de las civilizaciones que mantenían estos criterios, Plutón solamente se limitaba a guardar las almas de los condenados, mientras que Satán además también las inducía a caer en el mal con engaños y sugestiones para que se condenasen.
Como es notorio, el Cristianismo también adoptó esta idea y la ha utilizado siempre como medida de
amenaza para obligar a los cristianos a seguir y aceptar ciegamente unas normas
evangélicas y eclesiales. Según los Evangelios cristianos, Jesús descendió a
los infiernos , situados en los lugares bajos, para sacar de allí a las almas
que esperaban su venida. En las diversas religiones cristianas estos conceptos
difieren mas o menos así:
Los Católicos admiten
un cielo de gloria y eterna beatitud y felicidad, en donde solo ingresan
directamente unos pocos católicos que han tenido una vida pura y de gran
santidad. La mayoría van al purgatorio que es como el infierno pero no es para
siempre, sino un lugar o estado de castigo que no es eterno y puede ser
acortado por la intercesión de las oraciones que por ellos hagan los vivos. Los
no católicos, salvo raras excepciones, van directamente al infierno de fuego
eterno.
Los Evangélicos en
general, creen que se va directamente al cielo o al infierno. El llamado día del Juicio Final, resucitarán todos con los mismos cuerpos carnales que tuvieron y después volverán al
lugar o estado que estaban con un cuerpo incorruptible.
Los Ortodoxos afirman
que todos van al Hades donde pueden permanecer con felicidad o con sufrimiento,
según hayan sido las vidas de cada cual y como un anticipo del Juicio Final.
Pero después del juicio final encuentran la reconciliación total con Dios y
todos quedan en el Hades en estado de felicidad.
Para los Adventistas
del 7º día, tras la muerte todos duermen y en el juicio final los justos
resucitarán y serán felices, y los inícuos serán aniquilados. Niegan el cielo y
el infierno tal como los admiten las otras religiones cristianas.
Los Mormones afirman que hay tres cielos: en el primero, que es el mejor y el más feliz, van los mormones
justos que han tenido hijos. En el segundo los mormones sin hijos y en el
tercero los mormones que hayan sido injustos y servirán para siempre a los de
los dos cielos anteriores. Los mormones apóstatas irán al infierno.
Y por último, los Testigos de Jehová creen que tras la muerte dejarán de existir y en el juicio
final todos resucitarán ( si no existen ¿ cómo podrían resucitar?). Afirman que
los buenos testigos de Jehová quedarán en el paraíso que será la Tierra pero
solamente por un número predeterminado por su Biblia y los demás dejarán de
existir. ¿Qué pasaría si los buenos al final fuesen más que ese número limitado
que sostienen?; ¿ Se salvarían rompiendo ese limitado número, o se condenarían
igualmente por no caber ya en ese cielo que aguarda a los que forman el número
prefijado y donde parece que ya no pueden caber más? Para caber o no caber en un
lugar limitado, es preciso que ese recinto sea material o físico y que los que
caben o no caben fuesen también físicos o materiales, pero si hablamos de almas
que se salvan o no se salvan... y sabemos que las almas no son físicas ni
materiales, ¿Entonces?... .
Ellos también niegan
el infierno tal como lo entienden las demás religiones, por lo que a los no
salvos parece ser que los ven condenados a dejar de existir, como si nunca
hubiesen existido...... De todos modos es mejor dejar de existir y quedar en la
nada, que existir eternamente en un fuego eterno y sin remisión. Llegados a
estos galimatías filosóficos, es mejor no profundizar más en estas cuestiones
que no conducen sino a nadar en lo absurdo y en el sin sentido.
Según la Revelación
Espírita, el Cielo y el Infierno no son lugares materiales, sino estados del
espíritu desencarnado, con arreglo al nivel vibratorio alcanzado durante su
vida humana, que puede ser más o menos elevado, y viene dado por del bagaje de buenas o malas acciones que haya
podido cometer con arreglo a la Justicia Divina, que, mediante la Ley
de Consecuencias actúa sobre ellos tras la muerte, situándolos en un plano
vibratorio de existencia acorde a su propia vibración, y esto puede suponer
estar agrupados en mundos inmateriales de Luz, llenos de Paz, Belleza y
Armonía, o en zonas de oscuridad situadas vibratoriamente a nivel de la corteza
terrestre o incluso en un nivel inferior por debajo de la misma. Pero tras un tiempo de
preparación y evolución de unos y de sufrimiento y purga en otros, estos
últimos Seres espirituales mencionados, son finalmente rescatados de esas zonas
purgatoriales, y llevados a zonas de vibración más elevadas, para su recuperación y aprendizaje, prosiguiendo
así su evolución hasta que comprendan, pidan o les sea dispuesta una nueva
encarnación para continuar el camino de su evolución espiritual.
Comprendemos así que
nadie es condenado a ningún sufrimiento eterno y sí a una felicidad que Dios
permite que TODOS alcancemos, por el mérito de nuestro esfuerzo y la ayuda
espiritual que recibimos en Su nombre, por parte de Espíritus cuya misión es
precisamente la de inspirarnos en el bien para dejarnos la libertad de elegir
entre el camino correcto y el equivocado que nos sugieren los otros seres
espirituales oscurecidos y negativos, que por envidia nos pretenden atrasar y
equivocar para que no estemos mejor que ellos cuando dejemos la Tierra.
- José Luis Martín-
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DESTINOS Y PRUEBAS
Jamás os lamentéis. Todo lamento debilita las fuerzas internas, necesarias para superar las dificultades.
No obstante, si cambiamos de actitud mental, enfrentándonos a las vicisitudes adversas de la vida, con valentía, con determinación firme de superación; quedaremos sorprendidos al apreciar que tales dificultades u obstáculos, no son tan grandes y tremendos como parecían.
Y a los más jóvenes, os decimos: No temáis nunca a los obstáculos y vicisitudes adversas que la vida os presente, porque ellos son necesarios para fortalecer vuestra voluntad. Por adversas que sean las circunstancias y vicisitudes que la vida nos presente, pensad siempre que, en vosotros existen las fuerzas mentales necesarias para superarlas. Mantened una actitud mental de triunfadores (sin jactancia). Pensar siempre en el éxito en todo trabajo que realicéis, en toda idea que deseéis realizar; y de ese modo estaréis poniendo en acción vuestras fuerzas mentales que os llevarán al éxito en todo lo que os propongáis, con altitud de miras.
Poned todo vuestro entusiasmo en vuestro trabajo y estudio, con lo cual os será más fácil y agradable, y os ayudará a progresar en vuestra ocupación, cual ella sea. Poned vuestro empeño y agrado en las tareas difíciles, y estas perderán su fuerza de resistencia y dejarán de ser difíciles.
Toda tarea por difícil que parezca, deja de serlo cuando se aprende a superarla. Y la primera condición necesaria para superarla, es no tomar la actitud desacertada de rechazo, porque debilita la voluntad. Y sí, aceptarla, pero con una actitud mental de firmeza y realización, que es la de los triunfadores.
Nadie ni nada podrá vencer, a quien está firmemente determinado a triunfar en lo que se proponga. Sabido es y comprobado está, que el pensamiento es energía mental, y por ley de vibración y afinidad, pueden atraerse a la mente, energías realizadoras, que ayudarán a vencer toda dificultad. Por esa misma ley mental, todo aquél que piensa y tema las dificultades, atraerá hacia sí fuerzas debilitantes.
Todo aquél, cual sea su condición y sus vicisitudes, que mantenga una actitud mental realizadora y se determine firmemente a la superación de las vicisitudes adversas, las superará. De ello, no tengáis la menor duda. Con la ventaja de que en cada superación irá acrecentando su fortaleza.
Resumiendo, en toda prueba que nos corresponda pasar, ¡no desfallezcamos!, aceptémosla, abracémosla con firme intención de superarla. Confiemos plenamente en la ayuda de Dios y recibiremos las fuerzas necesarias para superarlas.
Ahora vamos a exponer otros argumentos recibidos en un mensaje, en relación con este tema, cuya procedencia podemos identificar por su contenido:
“El hombre vive envuelto en la niebla que su egocentrismo le crea, y de ese modo no puede percibir las maravillosas vibraciones espirituales que le rodean. Su empeño constante en la búsqueda de satisfacciones humanas y materiales, le incapacita para captar la armonía de esas vibraciones.
Los humanos pensáis sólo en vosotros mismos, en la satisfacción de vuestras necesidades humanas, de vuestras ambiciones, de vuestros deseos humanos; olvidando que todo eso que consideráis primordial en vuestra vida, es menos que secundario.
Aun cuando vivís en un mundo físico y denso, cuyas vibraciones están en armonía con la naturaleza física, tenéis en vosotros una fuerza inmensamente superior que desconocéis, una fuerza que puede conectaros con los planos de vibraciones sutiles, si las empleáis; pero, no les dais importancia y no las utilizáis.
No obstante, sabed que esa fuerza maravillosa, fuerza espiritual que poseéis, puede realizar todo aquello tras lo cual corréis enloquecidos, descuidando la Verdad en vosotros y la verdadera finalidad de vuestra existencia humana.
Necesario es que vuestras fuerzas espirituales comiencen a actuar sobre las vibraciones físicas densas. Para ayudaros a lograr esa realización que os corresponde, os ponemos ante problemas humanos que constituyen para vosotros verdaderas pruebas que debéis superar. Pero, muchos de vosotros os enredáis en las mallas de esas pruebas. Algunos llegáis a superarlas y otros os quedáis por tiempo enredados en ellas, sin pensar que tenéis en vosotros fuerzas poderosas, que fácilmente podríais liberaros de ellas. Son pruebas imprescindibles para vosotros, son pruebas cuya superación constituye el “sello espiritual ” que necesitáis para entrar en la verdadera acción misionera a la cual sois llamados… ”
Sebastián de Arauco
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