INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Fe y destino
2.-Conmemoración de los muertos- Funerales
3.- ¡ El día de los Finados !
4.- Facultad de Bicorporeidad
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NOTA: Hoy publico al fin lo que tenía preparado para el Día de los Santos, y no ha podido ser antes por avería en mi ordenador.
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FE Y DESTINO
La descreencia nos lleva a dejar a un lado los
valores primordiales que debemos procurar dentro de la familia a procurar los
desordenes que nos corroen, porque al no tener fe en el futuro, solo
buscamos los goces efímeros de la vida. En cambio con la Doctrina Espirita que
nos enseña la inmortalidad del alma nos reanima la fe en el porvenir, se
presenta como un campo en el cual seguiremos viviendo y al cual llevaremos
nuestros enseres, sean buenos o malos, y al saber que los buenos nos darán
goces y que los malos solo podrán ofrecernos dolores y angustias nos anima a
sufrir resignadamente y a procurar los valores morales que son los que nos
elevaran por encima de las miseria humanas.
Basta que miremos a los pájaros de nuestro
país durante los meses de invierno, cuando el cielo está sombrío, cuando la
tierra está cubierta con un blanco manto de nieve, agarrados unos a los otros,
en el borde de un tejado, ellos se acarician mutuamente, en silencio. La
necesidad los une. Con todo, en los bellos días, con el sol resplandeciente y
la provisión abundante, ellos pián cuanto pueden, se persiguen, se baten, se
machucan. Así es el hombre. Dócil y afectuoso para con sus semejantes en los
días de tristeza, con la posesión de los bienes materiales muchas veces
se torna olvidadizo e insensible.
Una condición modesta hace más bien al
espíritu deseoso de progresar, de adquirir las virtudes necesarias para su
progreso moral. Lejos del torbellino de los placeres fugaces, el juzgará
mejor la vida, dará a la materia lo que es necesario para la conservación
de sus órganos, sin embargo evitará caer en hábitos perniciosos, se torna
presa de innumerables necesidades ficticias que son el flagelo de la
humanidad. El será sobrio y laborioso, contentándose con poco, apegándose a los
placeres de la inteligencia y a las alegrías del corazón.
Fortificado así contra los asaltos de la
materia, el sabio, bajo la pura luz de la Razón, verá resplandecer su destino.
Esclarecido en cuanto al objetivo de la vida y al porque de las cosas,
quedará firme y resignado ante el dolor, que aprovechará para su depuración y
su progreso.
Enfrentará la prueba con coraje, sabiendo que
ella es saludable, que ella es el choque que rasga nuestras almas y que
solo por este rasgón se derrama todo cuanto de hiel y amargura hay en
nosotros.
Y si los hombres se ríen de él, si él es
víctima de la intriga y de la injusticia, el aprenderá a soportar pacientemente
sus males, alzando su mirada para vosotros; ¡oh! Nuestros hermanos más viejos,
para Sócrates bebiendo la cicuta, para >Jesús crucificado y para Joanna en
la hoguera. Habrá consolación en el pensamiento que los mayores, los más
virtuosos y los más dignos sufrieron y murieron por la humanidad.
Después de una existencia bien completada,
llegará la hora solemne y es con calma, sin disgusto que verá la muerte,
la muerte que los hombres rodean con un siniestro aparato, la muerte, espantajo
de los poderosos y de los sensuales y que, para el pensador austero, es la
liberación, la hora de la transformación, la puerta que se abre para el imperio
luminoso de los espíritus.
Ese pórtico de las regiones extraterrestres
será penetrado con serenidad si la conciencia, separada de la sombra de
la materia, se yergue como un juez, representante de Dios, preguntando:
“¿Qué hiciste de la vida?” y el responde: “Luche, sufrí, ame! Enseñé el
Bien, la Verdad y la Justicia; di a mis hermanos el ejemplo de lo
correcto y de la dulzura; alivié los dolores de los que sufren y consolé
a los que lloran. Ahora, que el Eterno me juzgue, pues estoy en sus manos!”
Hombre, mi hermano, ten fe en tu destino,
porque el es grande. Confía en las amplias perspectivas porque el pone en tu
pensamiento la energía necesaria para enfrentar los vientos y las
tempestades del mundo. Camina, valiente luchador, sube la cuesta que conduce a
esas cimas que se llaman Virtud, Deber y Sacrificio. No pares en el camino para
coger las florecillas del campo, para brincar con los guijarros dorados. Para
el frente, siempre hacia adelante.
Mira en los esplendidos cielos esos astros
brillantes, esos soles incontables que cargan en su evolución prodigiosa,
brillantes cortejos de planetas. Cuantos siglos acumulados fueron precisos para
formarlos y cuantos siglos serán precisos para disolverlos.
Pues bien, llegará un día en que todos esos
soles serán extinguidos, o esos mundos gigantescos desaparecerán para dar
lugar a nuevos globos y a otras familias de astros emergiendo de las
profundidades. Nada de lo que ves hoy existirá. El viento de los espacios habrá
barrido para siempre el polvo de esos mundos, sin embargo tú vivirás siempre,
prosiguiendo tu marcha eterna en el seno de una creación renovada
incesantemente. ¿Que será entonces, para tu alma depurada y engrandecida,
las sombras y lo cuidados del presente? Accidentes fugaces de nuestro caminar
que solo dejaran, en el fondo de nuestra memoria, recuerdos tristes y dulces.
Ante los horizontes infinitos de la
inmortalidad, los males del pasado y las pruebas sufridas serán cual nube
pasajera en medio de un cielo sereno.
Considera, por tanto, en su justo valor, las
cosas de la Tierra. No las desdeñes porque, sin duda, ellas son
necesarias para tu progreso, y tu misión es contribuir para su
perfeccionamiento, mejorándote a ti mismo, más que tu alma no se agarre
exclusivamente a ellas y que busques, ante todo, las enseñanzas en ellas
contenidas.
Gracias a ellas comprenderás que el objetivo de la vida no es el gozo, ni la felicidad, sin embargo si es el desenvolvimiento por medio del trabajo, del estudio y del cumplimiento del deber, de esa alma, de esa personalidad que encontrarás en el más allá del túmulo, tal como la hayas hecho, tú mismo, en el curso de esa existencia terrestre.
Mercedes Cruz Reyes
Extraído de libros
espiritas
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CONMEMORACIÓN DE LOS MUERTOS- FUNERALES
Cuando recordamos de forma equilibrada y amorosa a aquellos que partieron para el plano espiritual, este recuerdo podrá aumentarles la felicidad o servirles de alivio en sus sufrimientos. Esto es independiente de que sea el día de la conmemoración de los muertos. En el día de finados, solo acuden al cementerio atraídos por las personas que los llaman con el pensamiento.
Los olvidados, cuyos túmulos ya no son visitados, a ellos ya nada más hay que los ligue a la Tierra. En todo caso lo que importa es el recuerdo y el afecto que les tributamos.
Por su parte, la oración santifica el acto de la conmemoración, independientemente del lugar, siempre que sea hecha con el corazón.
La preferencia para ser enterrado en este o en otro lugar, solo denota inferioridad moral, ya que se sabe que el alma se reunirá, más pronto o más tarde, con los Espíritus que les son queridos, sin depender del lugar en donde estén sus restos mortales. Es una costumbre piadosa el reunir en un mismo lugar los restos mortales de los miembros de una misma familia, pero carece de importancia para los Espíritus.
Aquellos Espíritus que ya poseen cierta elevación, liberados de las vanidades terrenales, ven como algo futil las honras u honores que se prestan a sus despojos mortales, al contrario que los Espíritus aún poco elevados, que sienten un gran placer por ello y hasta se enfadan si les hacen poco caso.
Generalmente el Espíritu asiste al entierro de su cuerpo, pero tal cosa no ocurre si se encuentra en estado de turbación. Casi siempre asiste a los lances del inventario de la herencia y partición de los bienes que haya dejado, y toma conocimiento del comportamiento de sus herederos, evaluando, para su tristeza o alegría, los verdaderos sentimientos de ellos.
Joanna de Ángelis a través de Divaldo Pereira Franco-
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