INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Reuniones espíritas
2.- Los enemigos desencarnados
3.-La Paz es fruto de la fraternidad
4.-León Denis nos invita a meditar
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REUNIONES ESPIRITAS
Porque donde están dos o tres congregados en mí nombre, allí estoy en medio de ellos. (San Mateo, cap. XVIII, v. 20).
Prefacio. Estar reunidos en nombre de Jesús, no quiere decir que basta estar reunidos materialmente, sino espiritualmente por la comunión e intención de pensamientos para el bien; entonces Jesús se encuentra en la reunión, o uno de los espíritus puros que le representan. El Espiritismo nos enseña de qué modo los espíritus pueden estar entre nosotros. Se presentan con su cuerpo fluídico espiritual y con la apariencia que nos los haría reconocer si se hicieran visibles. Cuanto más elevada su jerarquía, tanto más grande es su poder y radiación; así es que poseen el don de ubicuidad, y por lo mismo, pueden encontrarse en diferentes puntos simultáneamente: basta para ello un destello de su pensamiento.
Por aquellas palabras Jesús quiso manifestar el efecto de la unión y de la fraternidad: no es el mayor o menor número lo que le atrae, puesto que, en vez de dos o tres personas, hubiera podido decir diez o veinte sino el sentimiento de caridad que anima a los unos y a los otros; pues para esto, basta que haya dos. Pero si estas dos personas ruegan cada una por su lado, aun cuando se dirijan a Jesús, no hay entre ellas comunión de pensamientos, sobre todo cuando no están movidas por un sentimiento de benevolencia mutua, si se miran también con prevención, con odio, envidia o celos, las corrientes fluídicas de sus pensamientos se rechazan en lugar de unirse con mucha simpatía, y entonces "no están unidas en nombre de Jesús"; Jesús sólo es el pretexto de la reunión y no el verdadero móvil. (Capítulo XXVII, núm. 9).
Si Él dijo: "Vendré por cualquiera que me llamare", eso no implica el que sea sordo a la voz de una sola persona; es que exige, ante todo, el amor al prójimo, del que se pueden dar más pruebas cuando son muchos que estando en el aislamiento, porque entonces todo sentimiento personal lo aleja; de todo esto se desprende, que si en una reunión numerosa, dos o tres personas solamente se unen de corazón por el sentimiento de una verdadera caridad, mientras que los otros se aíslan y se concentran en sus pensamientos egoístas y mundanos, él estará con los primeros y no con los otros. No es, pues, la simultaneidad de palabras, de cantos, o de actos exteriores lo que constituye la reunión en nombre de Jesús, sino la comunión de pensamientos conformes al espíritu de caridad personificado en Jesús.
Tal debe ser el carácter de las reuniones espiritistas formales, en las que se espera sinceramente el concurso de los buenos espíritus.
6. Oracíón. - (Al empezar la reuníón). - Rogamos al señor Dios omnipotente que nos envíe buenos espíritus para asistirnos, aleje a los que pudieren inducirnos en error, y que nos dé la luz necesaria para distinguir la verdad de la impostura.
Separad también a los espíritus malévolos, encarnados o desencarnados, que intentaran poner la discordia entre nosotros y desviarnos de la caridad y amor al prójimo. Si alguno pretendiere introducirse aquí, haced que no encuentre acceso en ninguno de nosotros.
Espíritus buenos que os dignáis venir a instruirnos, hacednos dóciles a vuestros consejos, y desviad de nosotros el egoísmo, el orgullo, la envidia y los celos; inspiradnos indulgencia y benevolencia para nuestros semejantes presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los sentimientos de caridad, humildad y abnegación de que nos sintamos animados, reconozcamos vuestra saludable influencia.
A los médiums a quienes encarguéis transmitir vuestras enseñanzas, dadles la conciencia de la santidad del mandato que les ha sido confiado y de la gravedad del acto que van a cumplir, con el fin de que tengan el fervor y el recogimiento necesarios.
Si en esta reunión se encontrasen personas que fuesen atraídas por otro sentimiento que no sea el del bien, abridles los ojos a la luz, y que Dios les perdone si vienen con malas intenciones.
Rogamos muy parcialmente al espíritu de N... nuestro guía espiritual, que nos asista y vele sobre nosotros.
7. (Al final de la reunión). - Damos gracias a los buenos espíritus que han querido venir a comunicarse con nosotros; les rogamos que nos ayuden a poner en práctica las instrucciones que nos han dado, y que hagan que al salir de aquí, cada uno de nosotros se sienta fortificado en la práctica del bien y del amor del prójimo.
Deseamos igualmente que estas instrucciones sean provechosas a los espíritus que sufren, ignorantes o viciosos que hayan asistido a esta reunión, y sobre las cuales imploramos la misericordia de Dios.
EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC
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LOS ENEMIGOS DESENCARNADOS
No siendo la muerte física la aniquilación de la vida, es natural que todos aquellos Espíritus que se transfieren de retorno para el mundo espiritual mantengan las características morales que caracterizaban su individualidad.
Recuperando la lucidez después del deceso celular, vuelven a la conciencia los mensajes que fueron almacenados durante la trayectoria orgánica, auxiliándolos en la evocación de acontecimientos y hechos en los cuales participaron.
En algunas ocasiones no ocurre ese fenómeno en razón del estado de perturbación en el que se encuentran después del túmulo, manteniendo fijaciones enfermizas y conductas infelices.
Comprensiblemente, en el primer caso, resuenan con más facilidad las impresiones vigorosas, aquellas que fuertemente herirán o dignificaran las emociones.
En ese capitulo, los sentimientos de animosidad que tipifican los Espíritus inferiores resurgen, llevándolos a los procesos de angustia y resentimiento, que procuran contornar mediante el esfuerzo a que se proponen contra aquellos que los afligieron y que permanecen en el viaje carnal.
Es comprensible que no poseyendo los tesoros morales de nobleza ni de elevación, se dejan consumir por el odio, siendo llevados a las fuentes generadoras del sufrimiento que experimentan, en el caso, de las personas que se hicieron responsables por su desdicha.
Surgen, en esa fase, las vinculaciones psíquicas con los antiguos desafectos, aquellos que se tornaron motivo de su aflicción.
Reconociendo la razón del sufrimiento, sin, no en tanto, entender las causas profundas, aquellas que dicen respecto a la Justicia Divina, cara al conocimiento de la reencarnación y su ley de Causa y Efecto, se convierten en inclementes cobradores de lo que suponen ser deudas por ellos contraídas.
Disponiendo de movilidad y fijándose mentalmente al adversario mediante la afinidad moral, se inicia el doloroso proceso de obsesión, que tanto se presenta en forma de surto patológico, en el área de los disturbios psicológicos de conducta y de emoción, bien como en lenta y perversa inspiración enfermiza que termina por transformarse en trastorno más grave.
Cuando no se encuentran lucidos, son igualmente atraídos, en razón de la ley de sintonía existente entre deudor y cobrador, proveniente de la convivencia espiritual en las mismas fajas de inferioridad en el que se movimentan los encarnados y los desencarnados.
No sienta ninguna duda en cuanto a la influencia ejercida por los Espíritus en la convivencia con las criaturas humanas, especialmente con aquellas de naturaleza permisiva y vulgar, cruel e indiferente, en razón del estado moral en que aun se encuentran.
Pululan alrededor del planeta billones de seres espirituales en un estado primario de evolución, aguardando la oportunidad de reencarnar de nuevo, ya que se encuentran en un estado de penuria y de sufrimiento por la cual se transforma en parásitos dependientes de energías especificas, que exploran y usurpan de los seres humanos que se les asemejan.
De ese modo, aquellos que se sienten perjudicados de alguna forma, tiene mayor facilidad en inmiscuirse en la economía mental y emocional de aquellos que consideran sus adversarios por los prejuicios que les han causado, persiguiéndolos de manera consciente o no.
Los enemigos desencarnados constituyen un factor de desequilibrio en la sociedad terrestre que debe ser tomado en cuenta por los estudiosos del comportamiento y de las directrices sociológicas.
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El mundo espiritual es preexistente al fisico, real y fundamental de donde vienen las poblaciones humanas para donde retornan mediante el vehículo de la desencarnación.
El objetivo esencial de la desencarnación es propiciar el desenvolvimiento intelecto moral del Espíritu en su trayectoria evolutiva.
Poseyendo el psiquismo divino embrionario, en cada etapa del proceso de crecimiento se les desdoblan facultades y funciones adormecidas que se agigantaran a través de la eternidad, hasta que sea alcanzada la plenitud.
No obstante, los atavismos que permanecen como tendencias para repetir los gravámenes y conceptos erróneos a los que están acostumbrados, ejercen mayor predominancia en la naturaleza de todos, aunque el Deotropismo que lo atrae en la dirección fecunda y original de su casualidad.
La elección de conducta que define el rumbo de la ascensión o de la caída, a fin de permanecer en el obscurantismo en relación a la verdad o en el esfuerzo dignificantes del auto iluminación.
Cuando se esfuerza por el buen proceder, prosiguiendo en la vivencia de las reglas de la moral y del bien, liberándose de los grilletes de los vicios, más fácilmente alcanza los niveles elevados de armonía interior y los planos espirituales de felicidad, donde pasa a habitar. Todavía, cuando se compromete en la acción del mal, es inducido a reescribir las paginas aflictivas que quedaron en la retaguardia, rescatando los delitos practicados a través del sufrimiento o mediante las acciones de beneficencia que lo dignifican.
En razón de la comodidad moral y de pereza mental, se sitúa, no raro, en la incerteza, en la indiferencia en relación al engrandecimiento o complaciéndose en las sensaciones nefastas, cuando podría elegir las emociones superiores para auxiliarse y para socorrer a aquellos a quien hay perjudicado, reparando los males que fueron generados mediante los contribuciones de amor educativo ofrecidos.
Los enemigos desencarnados, de ese modo, se vinculan a los seres humanos atraídos por las afinidades morales, por los sentimientos del mismo tenor, por las conductas extravagantes que se permiten.
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Nunca desperdicies la oportunidad de ser aquel que cede en contiendas inútiles como perniciosas; de perder, en el campeonato de la insensatez, a fin de ganar en la paz interior; de servir con devoción, aunque otros se sirvan, explorando la bondad de su prójimo; de ofrecer comprensión y compasión en toda y cualquier circunstancia que se te deparen; de edificar el bien donde te encuentres, en la alegría o en la tristeza, en la abundancia o en la escasez; de ofrecer esperanza, aun mismo cuando reine el pesimismo y la crueldad llevando a al desanimo y a la indiferencia; de ser aquel que ama, a pesar de las circunstancias perversas; de silenciar el mal, a fin de referirte aquello que contribuya a favor de la fraternidad; de perdonar, aun mismo aquello y a aquel que, aparentemente no merezcan perdón; de enseñar correctamente aunque predomine la prepotencia, y por esa razón mismo…
Nunca te canses de confiar en Dios, sea cual sea la situación en la que te encuentres.
Vistiendo la coraza de la fe y esgrimiendo el equipo del amor, tus enemigos desencarnados no encontraran campo emocional ni vibratorio en ti para instalar sus matrices obsesivas, permitiéndote seguir en paz, cantando la alegría de vivir e iniciando la Era Nueva de felicidad en la Tierra.
Joanna de Ángelis
Página psicografiado por el médium DIVALDO P. Franco, en la sesión mediúmnica la noche 28 de febrero del 2005, en el Centro Espirita Camino de Redención, en Salvador de Bahía.
Traducido al español por: M. C. R
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LA PAZ ES FRUTO DE LA FRATERNIDAD
El preclaro filósofo brasileiro José Herculano
Pires, visualizó en el Espiritismo un arquetipo cargado de futuro.
Obra de
seres humanos, encarnados o desencarnados, pero esencialmente humanos, la
filosofía espírita contempla el mundo como la morada de seres inteligentes
imperfectos, dotados todavía de una “naturaleza animal”, que en muchos casos
predomina sobre la “naturaleza espiritual”.
Y
exactamente es en ese contexto que se utilizan las expresiones citadas, que en las cuestiones 742 y 743 de El Libro de los
Espíritus, se inserta el problema de las guerras, que habrán de desaparecer “ cuando los hombres comprendan la justicia
y practiquen la Ley de Dios “, reconociéndose todos los pueblos como “hermanos”.
La explosión
de una guerra, siempre posibilita analizar sus causas bajo diferentes ópticas.
Los lados que luchan, invariablemente suscitan razones reconocibles como
legítimas. Y quien las analice, podrá sensibilizarse tanto con las razones de
una parte como de la otra.
Sin embargo,
sean cuales fueren esas razones, sobre ellas tendrán que flotar sentimientos de
paz y conciliación. Esos sentimientos serán más fácilmente conquistados cuando
están inspirados en la convicción de que
los grupos antagónicos de un conflicto, quieran o no, se reconozcan o no, son verdaderamente
hermanos.
El
sentimiento de fraternidad, hoy restringido apenas a grupos familiares, o
étnicos, religiosos, políticos, nacionalistas o económicos, cuando esté
extendido para toda la Humanidad como un todo, estará marcando la comprensión
de la verdadera justicia contenida en la “Ley de Dios”, que es la misma Ley
Natural. En ese contexto, no habrá más guerras.
En el núcleo
de la filosofía espirita, donde todos los espíritus son iguales, porque todos fueron
creados sencillos e ignorantes ( el origen común), está pues, el sentimiento de
la auténtica fraternidad.
Ciertamente,
los promotores de las guerras, aun tan frecuentes en el mundo, no están
capacitados para asimilar tal sentimiento de fraternidad. Pero ese “arquetipo
cargado de futuro” que es el Espiritismo, precisa ser expresado, donde, cuando
y como se pueda. Esta es la forma de contribuir, aunque modestamente, para que
ese futuro esté más próximo.
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Manifiesto
de CEPA Brasil- Redacción de CEPA
Traducción de José L. Martín
León Dennis.
Parece brillante nuestra civilización, y, todavía, ¡cuántas manchas oscurecen su esplendor! El bienestar y la riqueza se han propagado, mas, ¿ es acaso por sus riquezas por lo que que una sociedad se engrandece? ¿ Es el objetivo del hombre en la tierra, por ventura, llevar una vida fastuosa y sensual? ¡No!. Un pueblo no es grande, un pueblo no se eleva sino es por el trabajo, por el culto a la justicia y a la verdad. ¿En que se convirtieron las civilizaciones del pasado, aquellas en las que el individuo no se preocupaba mas que por su cuerpo, con sus necesidades y sus fantasías? Se encuentran en ruinas; están muertas. Volvemos a encontrar, precisamente en nuestra época, las mismas tendencias peligrosas que las perdieron: son las que consisten en tornar todo lo circunscrito a la vida material, en hacerlo el objeto y el fin de la existencia para la conquista de los placeres físicos.
León Dennis. Cristianismo y Espiritismo.
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