INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Las pruebas del Espíritu
2.- Dinamopsiquismo universal
3.- La base para la transformación moral
4.- Diferencias entre el Espiritismo y las religiones
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LAS PRUEBAS DEL ESPÍRITU
261. En las pruebas que debe arrostrar el Espíritu para alcanzar la perfección- ¿tiene que experimentar toda clase de tentaciones, debe pasar por todas las circunstancias capaces de despertar en él el orgullo y la envidia, la avaricia y la sensualidad, etcétera?
- Ciertamente que no, puesto que sabéis que hay entre ellos quienes toman desde el comienzo una senda que los exime de muchas pruebas. Pero el que se deje conducir por el mal camino corre todos los peligros que en el mismo existen. Puede un Espíritu, por ejemplo, pedir riqueza, y podrá concedérsela. Entonces, conforme a su carácter, es posible que se torne avaro o pródigo, egoísta o generoso; o si no, se entregará a todos los goces de la sensualidad. Pero esto no significa que deba pasar forzosamente por la serie de pruebas de todas esas características.
262. ¿Cómo el Espíritu, que en su origen es simple, ignorante y desprovisto de experiencia, puede escoger con conocimiento de causa una vida determinada y ser responsable de tal elección?
- Dios suple a su inexperiencia trazándole la vía que debe seguir, como haces tú con un niño desde que está en la cuna. Pero, poco a poco le va dejando ser dueño de escoger, a medida que se desarrolla su libre albedrío, y entonces precisamente es cuando se suele extraviar, tomando el mal camino y desoyendo los consejos de los Espíritus buenos. Es eso lo que puede llamarse la caída del hombre.
262 a. Cuando el Espíritu goza de su libre arbitrio, la elección de la existencia corpórea ¿depende siempre en forma exclusiva de su voluntad, o esa vida puede serle impuesta por voluntad de Dios y a título de expiación?
- Dios sabe aguardar. No apresura la expiación. Con todo, puede imponer una existencia a un Espíritu cuando éste, por su inferioridad o su mala voluntad, no es apto para comprender lo que le sería más saludable, y cuando ve que esa vida puede servir para su purificación y adelanto, al paso que encuentre en ella una expiación.
263. ¿Hace su elección el Espíritu inmediatamente después de la muerte?
- No: Muchos creen en la eternidad de las penas. Ya se os dijo: Es un castigo.
264. ¿Qué es lo que orienta al Espíritu en la elección de las pruebas que desea sufrir?
- Opta por aquellas que pueden ser para él una expiación, por la índole de las faltas que haya cometido, y hacerle adelantar más de prisa. Unos pueden, pues, imponerse una vida de miseria y privaciones, para tratar de arrostrarla con valor. Otros, querer probarse mediante las tentaciones de la fortuna y el poder, harto más peligrosas, por el abuso y el empleo inadecuado que de ellos es posible hacer, y por las pasiones viles que desencadenan. Otros, por último, quieren probarse por medio de las luchas que han de sostener en su contacto con el vicio.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
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DINAMO PSIQUISMO UNIVERSAL
Por David Grossvater
El hombre fósil de la prehistoria, fue el hombre viviente de ayer y el Homo Sapiensl de hoy será el fósil de mañana.
Nadie puede asegurar lo que será el hombre del porvenir, pero siguiendo la trayectoria de su evolución ascendente, se puede prever, lo que llegará a ser dentro de algunos millones de años; y bien seguro que el hombre de entonces, al contemplar desde su elevación nuestro atraso y nuestra animalidad casi primitiva, quizás desdeñe nuestro parentesco, así como nosotros desdeñamos del que nos une al simio.
Pero más inteligente que nosotros y con un concepto dinámico genético, y una dialéctica superior, sabrá comprender mejor que nosotros, que todo en la vida se encadena en series y en ciclos, que a su vez se relacionan entre sí.
Que todo cuanto existe, desde el átomo a la estrella, desde el protozoario al hombre y aún más allá de él, todo es concurrente y solidario.
Que todo vive, respira, siente, piensa y quiere, animado por la misma vida, por el mismo espíritu, por el mismo Dinamo Psiquismo Universal.
(Adaptación: Oswaldo E. Porras Dorta),
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LA BASE PARA LA TRANSFORMACIÓN MORAL
En el
transcurso de los milenios el hombre fue descubriendo formulas para lidiar con
la naturaleza ante los impositivos de la sociedad. Dominó el fuego, adaptó la
rueda, inventó la pólvora, conquistó las letras, materializó
representaciones artísticas, hizo la luz eléctrica, creó el avión, mejoró las
comunicaciones, desenvolvió el superconductor, construyó el
computador y una inmensa lista más de inventos e
innovaciones que mejoran la calidad de vida en la tierra. Y en
ese recorrido las ideas de los pensadores fueron dictando preceptos,
alterando el formato de percepción del mundo, de la vida después de la
muerte y de la noción del destino.
Investigadores actuales
afirman que “la trayectoria humana está repleta de cambios
justamente por el hecho de que el hombre tiene la capacidad de guiar su
historia en el campo de las ideas, que son agentes transformadores
poderosos.” Realmente, el mundo es el reflejo de ideas, aunque no siempre
percibimos cuales de ellas están por detrás de comportamientos y situaciones
cotidianas. En rigor, lo que existe son múltiples ideas y o “filosofías”,
o sea: varias concepciones diferentes sobre la existencia.
En la clásica Grecia,
Sócrates forjó el pensamiento de Platón, que influenció la mente de
Aristóteles, que a su vez fue maestro de Alexandre, el Gran Macedonio.
Transcurrido un milenio y medio después de Sócrates, el sacerdote
Tomás de Aquino retomó el trabajo de Aristóteles, adaptándolo al
Cristianismo. Siglos después el filosofo Descartes, plasmó su inclinación en los escritos de Aquino, filosofo en matemáticas,
siendo hoy considerado uno de los pensadores más
importantes e influyentes de la Historia del Pensamiento Occidental. En rigor las ideas subsisten, viven, se alteran, se adaptan. Ellas son forjadoras
de incalculables impactos de las circunstancias sobre las utopías y los sueños
humanos. La mayoría de las personas, en casi todos los contextos históricos, ven el conjunto acumulado de las ideas de una civilización como un legado que puede
tornarlos mejores.
Algunos hombres realizaran hazañas que afectaron las vidas de millares o millones de personas. En cientos de casos el impacto de tales influencias solo tiene mayor importancia en relación a aquel momento especifico, en otros casos, el impacto transciende y se hace sentir por muchas generaciones, llegando a ser decisivo en todo lo que ocurre desde aquel momento en adelante.
Los ejemplos de Moisés. Jesús, Buda, Gutenberg, Lutero, Kardec permanecen como paradigmas para billones de personas hasta hoy, influencias que hasta el mismo Hitler, Stalin, Mao Tse-Tung, aún son recordados, aunque tales dictadores sean la representación del destrozo de la libertad y de la vida de millones de seres humanos. ¿Gracias a Dios! Los dictadores desencarnan, las armas se oxidan, sin embargo los sueños de quien ama la libertad no se pueden destruir.
Karl Marx aseveró que: “Los filósofos se limitaron a interpretar el mundo de diferentes maneras; era preciso, sin embargo, transformarlo". Con la publicación de El Libro de los Espíritus, a mediados del siglo XIX surge la propuesta de una filosofía transformadora y, en cierto modo, revolucionaria, proponiendo una nueva reflexión sobre los fundamentos de la existencia de Dios, del Ser, del destino y del dolor. El Espiritismo, por tanto, inauguró otra etapa del pensamiento filosófico. Es, efectivamente, un nuevo paradigma del conocimiento, poseyendo un solido aliciente de ideales concretos, sin tornarse temporalizado, herméticamente cerrado, porque acompaña el avance de las nuevas informaciones y saberes, en la medida en que busca explicar la realidad a través de la razón, de la lógica y de la fe, utilizando el discurso científico, filosófico y religioso.
Allan Kardec fue el mayor
librepensador del movimiento de ideas progresistas y transformadoras unidas a
los temas sociológicos, antológicos, transcendentes y espirituales. El genial
lionés percibió el proyecto doctrinario como una nueva visión histórica del
mundo, que revolucionaría los debates filosóficos con sus principios y sus propuestas
liberales. Urge, sin embargo, reconocer que la construcción
mental [el modo de pensar] de Kardec [el buen sentido encarnado,
según Flammarión] fue decisivo y determinante para contribuir con el nuevo orden de acontecimientos sociales posteriores al siglo XIX. El ex-druida
concibió un nuevo modelo de un principio filosófico de profundas consecuencias
éticas y morales sin las amarras separatistas de las religiones, lo que hace
actualmente de la Doctrina Espirita una de las propuestas de transformación
social más consistente jamás vista en la Historia.
El Codificador consultó a los pensadores del más allá (Espíritus) sobre un universo de cuestiones que siempre inquietaron el pensamiento humano: Dios, el alma, el origen de la vida, el hombre en la condición de espíritu inmortal y pluri-existencial, la muerte, los problemas sociales y familiares, la libertad, el sufrimiento, el destino y la felicidad, entre otros. Pero convengamos que el legado del Rivail impone una necesaria renovación en la mentalidad de todos los “practicantes espiritas”, sobre todo los que aun ejercen un Espiritismo solamente en los límites de los fenómenos mediúmnicos en los Centros Espiritas. Es necesario una efectiva participación de los Espiritas en las cuestiones sociales del país, aunque sin absoluta necesidad de militancia en partidos políticos, porque para ese propósito nuestra política es la del Evangelio.
Allan Kardec explica que el propósito pragmático de el Libro de los Espíritus “es proponer guiar a los hombres que desean esclarecerse, mostrándoles, en los estudios, un fin grandioso y sublime: el del progreso individual y social y el de indicarles el método que conduce a ese fin.”
El Codificador nos llama
atención en un punto fundamental: no podemos suponer que la naturaleza humana
pueda transformarse de inmediato, por efecto de las ideas espiritas, porque la influencia transformadora que estas ejercen no es
idéntica, ni del mismo grado, en todos los espiritas. Con todo, el resultado de
esa influencia, cualquiera que sea, aunque extremadamente débil,
representa siempre una mejora, principalmente en lo que atiende a dar la prueba
de la existencia de un mundo extra físico, lo cual implica la negación de las
doctrinas materialistas.
El Espiritismo “camina a la par con el progreso y jamás será ultrapasado, porque si nuevas conquistas [científicas, filosóficas] le demostraran estar en el error acerca de un punto cualquiera, el se modificará en ese punto. Si una verdad nueva se revelara, él la aceptará.”
Distantes, pues, de los conflictos ideológicos, consecuentes de discusiones estériles en el campo intelectual, con el objetivo de entronizarse el pensamiento racionalista basado en las “certezas” decantadas por las ciencias exactas, que temen confrontar con las ciencias humanas, los Pensamientos de Cristo, difundidos por la Doctrina de los Espíritus representara el asilo de los afligidos, sobre todo para los que oyeron aquella misericordiosa exhortación: “Venid a mí, vosotros que sufrís y tenéis hambre de justicia, porque Yo os saciaré.” Aunque, para eso es necesario que estemos dispuestos a seguir al Maestro, tomándole la cruz y siguiéndole los pasos.
Jorge Hessen
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Diferencias entre el Espiritismo y las religiones
De
entrada hay que señalar que la principal diferencia que existe entre el
Espiritismo y las religiones, precisamente es que el Espiritismo no es una
religión, sino simplemente una doctrina filosófica de consecuencias
morales, y carece de los aspectos comunes de todas las religiones, como son los
dogmas, rituales, sacerdocios, sacramentos, rituales, jerarquías, velas,
inciensos, cánticos, etc.
Según las doctrinas de las iglesias cristianas, el demonio es una entidad real
y existente, creada por Dios y condenada para toda la eternidad, dedicado a
hacer y a promover permanente el mal entre los humanos para que se condenen
para siempre en un infierno o castigo eterno, al igual que él lo está, aunque no sea en un lugar determinado en ninguna parte del Universo. La
filosofía del Espiritismo con la reencarnación nos dice en este punto, que
si Dios hubiese creado a ese ser “ con el propósito de ser eternamente malo”,
para destinarlo a una condenación eterna, permitiéndole además que hiciese que
los humanos nos condenásemos también eternamente con su perniciosa influencia,
no sería un Dios infinitamente bueno ni justo, sino infinitamente malvado, por
lo que tal Ser no podría ser Dios, que por definición es el Bien Supremo; Dios
no puede haber creado a un ser o a unos seres así, con las características que las religiones le han atribuido al legendario demonio; y si es que cuando creó a los
demonios y a los humanos no sabía que después los iba a tener que condenar para
siempre, es porque no era infinitamente perfecto ni previsor, luego en ese caso también habría sido imperfecto, por lo que tampoco podría ser Dios. Sostener esta idea supone sostener la imagen de
un dios menor, imperfecto y tarado en sus atributos en el cual es
muy difícil de creer, porque Dios es la Perfección Absoluta.
Para el
Cristianismo la salvación se consigue a través de la filiación en sus iglesias, asumiendo sus teologías y la participando en sus rituales, liturgias y sacramentos. La Iglesia
Católica ha llegado a afirmar no hace mucho tiempo, que “fuera de
la Iglesia no hay salvación”, ignorando a las demás religiones e iglesias
cristianas y considerándose como
la única verdadera capaz de salvar a las almas de un castigo eterno, mientras
que sin embargo, las tesis morales espíritas, mantienen que
solamente fuera de la Caridad no hay salvación.
Los
males de la vida que afectan a los humanos, son para el Cristianismo oficial
una intervención personal de Dios con cada uno ( ¡ que dios tan malo que se
dedica a torturar a sus criaturas¡ ) y así, “ a base de
palos”, controla y dirige a sus hijos para que de modo
obligado vayan “por el buen camino” ( no existiría así el libre
albedrío), al igual que un pastor cuida y dirige personalmente cada res de
su rebaño para que caminen en una misma dirección . Con
la parábola del “Buen Pastor”, puesta en boca de Jesús, este pone al ser humano
en similitud a los animales de un rebaño de ganado que necesitan de un pastor
para no extraviarse fuera del redil. Sin embargo parece poco
probable que Jesús hablara de esto, cuando su verdadera misión era libertar al
hombre enseñándole el camino del Padre. Mas bien es probable que
Jesús nos enseñase a ser pastores o responsables de nosotros mismos durante
nuestro caminar evolutivo hacia Dios. Las distintas iglesias cristianas
confunden a las sumisas ovejas que viven en rebaño, con los seres humanos, sociales por naturaleza pero con un libre albedrío que nos hace
responsables de nuestras vidas y una capacidad de actuación muy superior al de
las ovejas y demás animales.
Nuestra
relación con Dios es personal e intransferible, por lo que cada uno
dirigiendo consciente y libremente su vida y su evolución espiritual,
siendo cada vez un poco mejores, debemos de ser ante Dios
sacerdotes de nosotros mismos, dando cada día ejemplo de virtud ante
la sociedad.
La
doctrina espírita nos enseña que Dios ante todo respeta nuestra libertad
para actuar bien o mal, y nuestro derecho de equivocarnos para aprender,
en el engranaje de las Leyes de Consecuencias y de la Reencarnación, dándonos,
como exponente de Su Justicia, para nuestro aprendizaje y evolución
espiritual, tantas oportunidades como necesitemos cada uno.
Dios no
está con el palo amenazador levantado, pendiente de cada uno, imponiendo
caprichosamente dolores para unos, mientras que a otros les otorga toda clase
de dichas. Existen unas Leyes espirituales que son naturales y perfectas, pero desgraciadamente bastante desconocidas por lo general, que nos rigen
permanentemente, y estas Leyes son sabias y justas, porque emanan de la Mente Divina, que es la
Suprema Perfección, y actúan continuamente sobre todos y cada uno de nosotros,
pero siempre respetando nuestra libertad para escoger la opción de cómo actuar
o dejar de actuar, teniendo que responder todos antes o después de
los actos u omisiones cometidos en uso de su libertad. Mediante ellas, podemos
avanzar en nuestro progreso evolutivo, por el Amor o si no es así, entonces es
el dolor corrector el que entra en escena, como señal inequívoca de nuestros errores.
El
Cristianismo sostiene que Jesús Cristo es el mismo Dios encarnado como ser
humano; mientras que para el Espiritismo que sostiene la idea de la
evolución mediante la reencarnación, Jesús es el más evolucionado y
elevado Ser que ha encarnado alguna vez en nuestro planeta, al
que dirige, desde su formación, en su evolución global hacia un destino superior, más perfecto
y feliz, pero Jesús–Cristo no es el Padre, aún estando muy próximo a Él. Jesús de Nazaret nunca afirmó que Él fuese Dios, sino Hijo de Dios, y
sin embargo para que sus seguidores comprendiesen hasta donde llegaba su
grado de cercanía y compenetración con el “Padre”, llegó a afirmar que quien
lo veía a él era como si viese al Padre que lo había enviado, indicando
así que su Ser era de la misma Esencia que el Padre, que es la Esencia
del Amor otorgado por Dios a todos sus hijos cuando estos se sienten
hijos suyos e inmortales con El.
El Cristianismo venera “imágenes sagradas”, y siendo esta veneración muy respetable, por la reencarnación y el Espiritismo comprendemos que no es a las imágenes a quienes hay que venerar, sino a las obras, enseñanzas y ejemplos que nos legaron esos seres cuando pasaron por la Tierra y asimismo solamente se guarda el recuerdo de los Seres que partieron y que sabemos que algún día regresarán.
De todos modos, es de justicia reconocer que el Cristianismo trajo al mundo la
idea de una “Humanidad global ”,con la necesidad de actuar fraternalmente, lo que en la antigüedad no se conocía en su
sentido más amplio.
En
definitiva, tanto los conceptos cristianos religiosos como los conceptos
espíritas laicos, tratan de dos formas diferentes de ver y de interpretar la Vida y lo
trascendente. No afirmo aquí que el uno sea superior o mejor que
el otro; solamente lo será cuando la persona sepa vivir predispuesta para
ayudar y sacrificarse por los demás cuanto sea necesario, encontrando en
ese camino de perfección su propia satisfacción.
- José Luis Martín-
“No
digáis: he encontrado el sendero del alma. Decid más bien : he encontrado
el alma caminando por Mi sendero”.
- Khalil Gibran -
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