martes, 26 de febrero de 2019

La reunión Mediúmnica (2)

ESPIRITISMO

   Hoy tenemos:

1,. El Poder del bien
2.-Tras las pisadas de Jesús
3.-La reunión Mediúmnica (2)
4.-Reuniones espíritas
  Evolución humana  ( A.Kardec)
5.-Los problemas de la existencia

               
                 * * * * * * * * * * * * * * *
                    El Poder del Bien
                                  


El Espiritismo nos enseña que somos seres espirituales que experimentamos la vida corporal. También comprendemos que a través de la reencarnación, múltiples vidas corporales, el ser espiritual tiene la oportunidad de desarrollarse, Moral e Intelectualmente para alcanzar niveles mayores de evolución y acercarse a la perfección de Dios.

En la pregunta 115 del Libro de los Espíritus nos informan que “Dios crea a los Espíritus, simples e ignorantes”. Quiere decir que todos hemos tenido un principio similar y que es a través de nuestras decisiones que vamos creando nuestra identidad como ser espiritual. La respuesta a la pregunta 115 amplia “y dio a cada uno de ellos una misión con objeto de ilustrarlos y de hacerles llegar progresivamente a la perfección por medio del conocimiento de la verdad, y aproximarse a él.” 

En conclusión, Dios ha puesto bajo nuestra responsabilidad nuestro propio progreso, esa es la misión encargada a cada uno de nosotros. En este progreso en busca de la perfección Dios no nos ha dejado solos, nos ha brindado herramientas, que nos pueden orientar en este proceso de aprendizaje. Las Leyes Naturales o Divinas. La pregunta 619 del Libro de los Espíritus dice 619. ¿Dios ha dado a todos los hombres medios de conocer su ley?
«Todos pueden conocerla; pero no todos la comprenden. Los que mejor la comprenden son los hombres de bien y los que quieren buscarla. Todos no obstante, la conocerán un día, porque es preciso que se realice el progreso».
621. ¿Dónde está escrita la ley de Dios?
«En la conciencia».
630. ¿Cómo puede distinguirse el bien del mal?
«El bien es todo lo que está conforme con la ley de Dios, y el mal todo lo que de ella se separa. Así, pues, hacer el bien es conformarse con la ley de Dios; hacer el mal es infringirla».
En la pregunta 648 del L.E. se enumeran las Leyes Divinas y al respecto nos dicen:
648. ¿Qué pensáis de la división de la ley moral en diez partes, comprendiendo las leyes sobre la adoración, el trabajo, la reproducción, la conservación, la destrucción, la sociedad, el progreso, la igualdad, la libertad, y en fin, las leyes de justicia, amor y caridad?
«Esta división de la ley de Dios en diez partes es la de Moisés, y puede abarcar todas las circunstancias de la vida, lo cual es esencial. Puedes, pues, adoptarla, sin que por ello tenga nada de absoluto lo mismo que todos los otros sistemas de clasificación, que dependen del aspecto bajo el cual se considera una cosa. La última ley es la más importante, y por su medio es como más puede adelantar el hombre en la vida espiritual, porque las resume todas».
    Podemos concluir que el conocimiento y la práctica de las leyes divinas o morales nos brindan la oportunidad de realizar nuestra misión de perfeccionamiento, evitando los tropiezos y caídas que resultan de la violación de estas leyes.
La ley de amor es aquella que resume todas las virtudes del hombre de bien, fue por eso que Jesús nos informó sobre el mayor de los mandamientos “Amar a Dios por sobre todas las cosas y al prójimo como a si mismo”

El Poder del Bien no es más que el Poder del Amor. El Poder de todo lo bueno que nos rodea y brindando siempre lo mejor a nuestro prójimo, mientras hacemos eso, cumplimos con nuestra mas importante misión, a la vez que resolvemos viejas diferencias y deudas del pasado, atrayendo hacia nosotros los buenos espíritus, encarnados y desencarnados, sintiendo la alegría y el consuelo de la compañia de los buenos.

El Bien en una fuerza poderosa, las buenas acciones mandan rayos luminosos que atraviesan la oscuridad, un corazón bueno escapa de las garras de la ignorancia y la maldad, simplemente desaparece.

“Fuera de la Caridad no hay salvación” nos dijo Allan Kardec. Practiquemos la Caridad que es una expresión de amor y bondad, para cumplir con la misión que se nos ha encargado, progresar, ser mejores cada día y acercarnos a la perfección.

Por Luís Salazar

                                                          ***********************************************



                       TRAS LAS PISADAS DE JESÚS


                                      
“Os tengo dicho estas cosas estando aun con vosotros; más el Paráclito, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, ese os enseñará todas las cosas y os hará  recordar todo cuanto os he dicho”
(Juan, XIV, 25:26,)

La Religión de Jesús es la eterna Religión de la Luz y de la Verdad. Ella no se limita a la práctica de simples virtudes, tal como los hombres la juzgan. Abrazando los amplios horizontes de la Vida Espiritual, nos enseña los medios indispensables para la adquisición de la inmortalidad.

¡La Religión de Jesús no desaparece con  el túmulo, sino que se yergue como un Sol majestuoso más allá del túmulo; donde todo parece sumergido en tinieblas, en la nada, la Verdad, la Vida se manifiesta con todo fulgor!

¡La Religión de Jesús no es la Religión de la Cruz, sino la Religión de la Luz! ¡No es la Religión de la Muerte, sino  la de la Vida! ¡No es la Religión del desespero, sino la de la Esperanza! ¡No es la Religión de la Venganza, sino la de la Caridad! ¡No es la Religión de los Sufrimientos, sino la de la Felicidad!

La muerte, el desespero, el martirio, los sufrimientos, son oriundos de las  religiones humanas, así como la Cruz es el instrumento de suplicio inventado por los verdugos de Babilonia, de la Roma Primitiva, cuyos señores masacraban cuerpos y almas, infringiendo los preceptos del Decálogo.

La Religión de Jesús no es la Religión de la Fuerza, sino la Religión del Derecho.

Cuando las multitudes absortas se aproximaban al Maestro querido, para escuchar sus predicas ungidas de Fe, perfumadas de Caridad y centelleantes de Esperanza, nunca el Nazareno les atendió con una Cruz; nunca pretendió colocar sobre los hombros de sus infelices hermanos el peso del madero infame.

Al contrario, los atraía con miradas de piedad y en sus sublimes exhortaciones en sus amorosos consejos, para todos tenia una palabras de perdón, de afecto, de consuelo.

A los afligidos y desanimados les decía: “Venid a mi vosotros que estáis sobrecargados; aprended de mi, que soy humilde de corazón; tomar sobre vosotros mi yugo, que es suave, mi fardo que es leve, y hallareis descanso para vuestras almas”.

La gran misión de Jesús fue abatir todas las cruces que el mundo había levantado; fue arrasar todos los calvarios. El fue el portador del bálsamo para todas las heridas, el consuelo para todas las aflicciones, la luz para todas las tinieblas.

Solo aquel  que tuviera la ventura de examinar las paginas del Nuevo Testamento y acompañar los pasos de Jesús desde su nacimiento hasta su muerte y gloriosa resurrección,  podría valorar bien  en que consiste la Doctrina del Resucitado.

¡Es admirable ver el Gran Evangelizador en medio de la plebe maltratada,repartiendo, con todos, los tesoros de su amor! Les hablaba el lenguaje del Cielo; los convidaba a la regeneración, a la perfección; les hacia entrever el futuro lleno de promesas saludables; los animaba a buscar las cosas de Dios; finalmente, procuraba grabar en aquellas almas, turbadas por el sufrimiento, el benévolo reflejo de la Vida Eterna, que él tenia por misión ofrecer a todas las almas.

Jesús no fue el emisario de la espada, el gladiador que lleva el luto y la muerte a la familia y a la sociedad; sino el Medico de las Almas; el Príncipe de la Paz, el Mensajero de la Concordia; el Gran Exponente de la Fraternidad y del Amor a Dios.

A lo lejos de las carreteras pedregosas por donde pasó, por las ciudades y aldeas, el Maestro invitaba a sus oyentes a ser buenos, les nombraba los tesoros del Cielo y a todos la garantía el auxilio de ese Dios Invisible, cuyo amparo se extiende a los pájaros del cielo, a los lirios del campo.

Después de su admirable Sermón  de la  Montaña, y para demostrar la acción de sus palabras, cura un leproso que, postrado a sus pies, lo adora, diciendo: “¡Señor, si tu quieres, bien me podías tornar limpio!

En su viaje para Cafarnaúm, un centurión se aproxima a él y  le pide la cura de su criado: la milicia celestial se agita y el enfermo se restablece.

Llegando a la ciudad de Cafarnaúm, entra en casa de Pedro y encuentra en cama, presa de fiebre maligna, a la suegra de este. Inmediatamente, al toque de sus manos compasivas, la pobre vieja se yergue.

Acompañado de sus discípulos, en una barca en el Mar de Galilea, la tempestad se desencadena, el viento sopla recio y las olas se agitan. Los discípulos, tomados de pavor, apelan al Maestro, y a  una palabra suya los vientos cesan, el mar se calma.

Llegados a la otra banda, el despide una legión de Espíritus malignos que obsesaban a un pobre hombre.

Al salir nuevamente a la tierra de los segadores y de vuelta a Cafarnaúm, unos hombres se aproximan al Nazareno y le llevan a un paralítico que yacía en el lecho. El enfermo recibe el perdón de sus faltas y el hombre, curado, rinde gracias a Dios.

Jairo, un jefe de la sinagoga, sabiendo los grandes prodigios operados por Jesús, corre a su encuentro, le pide liberar a su hija de la muerte. En cuanto Jesús camina para la casa de Jairo, una mujer que sufría, hacia doce años, enfermedad incurable, le tocó la túnica y sanó. Llegado el Maestro a la casa del fariseo, libra a la moza de las garras de la muerte.

Cuando sale Jesús de la casa de Jairo, dos ciegos corren tras del Maestro clamando: “¡Hijo de David, ten misericordia de nosotros! Sus ojos se abren y ellos salen a divulgar en la Galilea, las grandes cosas que el Señor les hizo.

En el mismo instante un grupo de hombres trae al hijo de Dios un mudo endemoniado; ¡Jesús expulsa al espíritu maligno y el mudo recupera el habla!
Y a medida que las gracias eran dadas, la multitud crecía, porque en ellas la palabra de Dios crecía  y Jesús por todas partes seguía anunciando a todos el reino de Dios: contaba parábolas, hacia comparaciones y, bajo la forma de alegoría, infundía en las almas la Voluntad Suprema para que todos, removiendo obstáculos, pudiesen, con el auxilio divino, liberarse de los sufrimientos agobiantes por los que pasaban.

Durante un largo periodo de tres años consecutivos, Jesús, dedicado todo a la alta misión que tan bien desempeño,  no perdió un solo momento para dejar bien esclarecida su tarea libertadora.

Gran Reformador Religioso, abolió todos los cultos, todos los ritos, todos los sacramentos de invención humana, que solo han servido para dividir a la Humanidad, formar sectas, constituir partidos, en perjuicio de la unificación de los pueblos, de la fraternidad que él supo proclamar bien alto.

Y fue por eso, que fariseos o escribas, sacerdotes, doctores de la Ley y pontífices congregados en reunión secreta maléfica, animaron a la turba bestializada contra el Medico Rabino, y, unidos a los Herodes, a los Caifases, a los Pilatos y a los Tartufos; unos por violencia sanguinaria, otros por ambición y orgullo, otros por la avaricia, vil mercancía, cobardía y subversión, llevaron al Mago Evangelizador al Patíbulo infame, torturándolo con una muerte maligna.

Más el triunfo de la Verdad no se hizo esperar; cuando  todos juzgaban muerto al Redentor del Mundo, cuando  creían haber sofocado su Doctrina de Amor, la Piedra del Sepulcro en donde habían depositado el cuerpo del Maestro Galileo, se estremece al toque de los luminosos espíritus; la cavidad de piedra se muestra vacía; Jesús se  aparece a María Magdalena,  y resuena por todas partes el eco de la resurrección!

¡Triunfante de las calumnias, de las injurias, de los tormentos de los suplicios, de la muerte, el Hijo Amado de Dios reafirma sus sustanciosas lecciones, embalsamando a sus amorosos discípulos con los efluvios de la inmortalidad, únicos que nos garantizan Fe viva, Esperanza  sincera y caridad eterna!

No valió la prevención de los sacerdotes, a la orden de Pilatos; no valieron los sellos que lacraban el sepulcro y los soldados que lo guardaban; al alborear del primer día de la semana todo fue derribado, y el Cristo, resucitado, volvió a la arena mundial, victorioso en la lucha contra sus terribles verdugos!

Y en su narrativa llena de simplicidad, dice el Evangelio, por todos los evangelistas, que el Cristo Jesús apareció después de muerto, se comunicó con los once apóstoles, apareció a los demás discípulos, y , después, a más de quinientas personas de las cercanías de Jerusalén; les explicó nuevamente las Escrituras, les repitió su Doctrina, que no puede quedar encerrada en el túmulo, ni en una iglesia; produjo delante de ellos fenómenos estupendos, como la pesca maravillosa, les anunció todas las cosas que debían acontecer, les garantizó la venida del Consolador, les prometió, más allá de eso, su asistencia hasta la consumación de los siglos, no solo a ellos, sino a todos los que le siguiesen los pasos y se elevó a las altas regiones del Espacio, desde donde velaría por todos.

La religión de Jesús no consiste en dogmas y promesas fáciles; es la religión de la Realidad.

Religión sin manifestaciones y comunicaciones de espíritus, es la misma cosa que ciudad sin habitantes o casa sin moradores.

La Religión consiste justamente en esa comunión de espíritus, en ese auxilio reciproco, en ese afección mutua.

¿Por qué es Cristo nuestra esperanza y nuestra fe? ¿Por qué le dedicamos amor, respeto y veneración? ¿Por qué le confiamos a El nuestras aflicciones? ¿Por qué le hacemos oraciones? ¿Por qué le rendimos devoción, admiración y le rendimos gracia?
Porque sabemos que él puede y viene a iluminarnos la vida, nos robustece la creencia, nos protege y ampara, nos auxilia y acaricia, como un padre devoto proporcionaría felicidad y bienestar a sus hijos.

¿Pues, siendo Cristo las primicias  del espíritu, como afirma el apóstol Pablo; estando en lo cierto de que él resucitó, apareció, se comunicó, ¿ por que no podrían hacer lo mismo aquellos espíritus  que fueron nuestros amigos y parientes, aquellos que Vivían con nosotros, manteniendo mutuo afecto?

En la Epístola a los Corintios dice el Apóstol de la Luz: “si los muertos no resucitan, tampoco Cristo resucitó y es vana nuestra fe”

¡La resurrección de Cristo implica la resurrección de los muertos; y si fuese contraria a la Ley de Dios, la manifestación, la aparición, la comunicación con los muertos, Jesús habría infringido esa Ley; habría ido en contra de su primer mandamiento, que dice estamos obligados a obedecer  a nuestro Padre celestial, a Amarlo con todo nuestro corazón, entendimiento y alma y con todas nuestras fuerzas!

Pero ya que el Cristo apareció y se comunicó, es señal cierta de que la Ley de dios, consiste en la comunicación de los Espíritus. ¿Jesús no invocó, en el monte Tabor, a los espíritus de Moisés y Elías?

Esta es la Religión de Jesús, pues se basa en actos irrefutables; esta es la Religión de la Fraternidad, porque tiene por base el afecto verdadero, que no termina en el túmulo; seguir las pisadas de Jesús es bastante para que seamos guiados por él y venzamos  también como el venció a  la muerte, con el triunfo de su resurrección.

-Mercedes Cruz-Rincón espírita

                                                    ******************************


           LA REUNIÓN MEDIÚMNICA (2)



                     LA REUNIÓN MEDIÚMNICA NO ES UN TRABAJO UNILATERAL

    ...//...

Por lo expuesto en la publicación anterior, podemos comprender que una reunión mediúmnica no es un trabajo unilateral, sino que por lo contrario, significa la participación conjugada de los encarnados y de los Benefactores espirituales. El rendimiento de la reunión, por tanto, depende del trabajo, tanto de unos como de otros. No podemos dejar toda la responsabilidad solamente para el equipo espiritual, sino, sobretodo a la labor de nuestros compañeros encarnados. Infelizmente aun se observa en las actividades espíritas los reflejos de condicionamientos heredados de las religiones tradicionales  donde estuvimos en esta o en otras encarnaciones, a la espera de que todo sea ejecutado y providenciado por los "guías", así como hacen los católicos, que lo esperan todo de sus santos.

   En realidad, seg´´un informaciones de los Espíritus, en las actividades espirituales, entran en juego tres clases de energías: la de los Benefactores espirituales, la del elemento encarnado (los participantes en la reunión), y aquellas tomadas de la Naturaleza. Para el buen desempeño de la reunión, no hay problemas en cuanto a las energías del equipo espiritual (fluidos superiores y sutiles), y de la Naturaleza, por ser apenas energéticos( neutros de propiedades malsanas). La 2ª energía, es la de los encarnados, que muchas veces han sido responsables por los resultados mediocres o limitados, ocurridos en las reuniones.

   Ahora, son muchas las obras que nos informan que el equipo espiritual recoge las energías mentales y vitales de los humanos, juntándolas con los fluidos de la Espiritualidad, formando un precioso almacén de beneficios para los infelices necesitados.

   También con rayos o energías emitidas por los participantes de la reunión, los Benefactores forman ciertas imágenes o cuadros fluídicos.

   En el cáp.I del libro Misioneros de la Luz, el autor espiritual describe un cuadro interesante: "Agrupados alrededor de la mesa, los participantes se concentraban elevadamente, con pureza de sentimientos,Cada criatura encarnada emitía rayos luminosos que se mezclaban, formándose una corriente de fuerza en círculo, a una distancia aproximada de 60 cm por encima de sus cabezas.

   Más adelante, en el cap. 17 de la misma obra, André Luiz señala que: "los trabajadores del plano espiritual recogían de los encarnados presentes, no solo fuerzas mentales procedentes de su concentración, sino las energías vitales que fluían de sus organismos. Con ese material, daban densidad al periespíritu de los Benefactores para que se hiciesen visibles a los infelices allí presentes. También era usado para formar provisionalmente ciertas imágenes o cuadros, indispensables para reavivar la emotividad y la confianza en las almas infelices".

   Ciertos aparatos fluídicos utilizados por los trabajadores de la Espiritualidad, como el "condensador ectoplamático", concentran en sí rayos de fuerza proyectados por los componentes de la reunión.Por eso, el mentor Aulus nos esclarece, en el libro "En los dominios de la Mediumnidad". cap.7. que el equipo espiritual planea la obra, después de examinar la psicosfera del equipo de los trabajadores encarnados, analizando las radiaciones mentales y vitales de los componentes de la actividad mediúmnica, pero amplios serán los recursos para que la reunión presente los mejores resultados.

   En algunos casos, aunque ya esté planificado el trabajo, el comparecimiento del tomador en condiciones fluídicas comprometidas, obligan a los Benefactores espirituales a hacer modificaciones en la planificación previamente elaborada.

  Solo para ilustrar un caso, de veras impresionante, nos remitimos al relato de André Luiz en el cáp.1 de su Obra "Misioneros de la Luz". En la programación original figuraban seis Entidades seleccionadas y que probablemente se comunicarían en los trabajos mediúmnicos de la noche, pero apenas compareció un médium en condiciones de atender. Por eso Alexandre, el dirigente espiritual de la reunión explicó a André Luiz que no todos consiguen lo intencionado a la misma hora. "Algunos son obligados a esperar semanas, meses, años...". Agregó a continuación que debido a la displicencia de los médiums, el trabajo sería limitado.... "El  grupo de aprendices y obreros terrestres solamente recibirá lo que se relaciona con el interés colectivo...."
     Por lo expuesto, podemos entender que el tomador de actividad mediúmnica debe comparecer a la reunión, mental y fluídicamente preparado, en situación de exteriorizar energías en condiciones adecuadas, colaborando dignamente con los Benefactores espirituales, o sea, ser una solución y no un problema. De ahí podemos asegurar que hay un trabajo muy importante antes de la actividad mediúmnica propiamente dicha: la debida preparación de los tomadores, para la reunión, asunto que pasaremos a tratar en la siguiente publicación.

FEB- ( Continúa el siguiente publicado)

                                                          *****************************



                                    

                REUNIONES ESPIRITAS 

Porque donde están dos o tres congregados en mí nombre, allí estoy en medio de ellos. (San Mateo, cap. XVIII, v. 20). 

Prefacio. Estar reunidos en nombre de Jesús, no quiere decir que basta estar reunidos materialmente, sino espiritualmente por la comunión e intención de pensamientos para el bien; entonces Jesús se encuentra en la reunión, o uno de los espíritus puros que le representan. El Espiritismo nos enseña de qué modo los espíritus pueden estar entre nosotros. Se presentan con su cuerpo fluídico espiritual y con la apariencia que nos los haría reconocer si se hicieran visibles. Cuanto más elevada su jerarquía, tanto más grande es su poder y radiación; así es que poseen el don de ubicuidad, y por lo mismo, pueden encontrarse en diferentes puntos simultáneamente: basta para ello un destello de su pensamiento. 


Por aquellas palabras Jesús quiso manifestar el efecto de la unión y de la fraternidad: no es el mayor o menor número lo que le atrae, puesto que, en vez de dos o tres personas, hubiera podido decir diez o veinte sino el sentimiento de caridad que anima a los unos y a los otros; pues para esto, basta que haya dos. Pero si estas dos personas ruegan cada una por su lado, aun cuando se dirijan a Jesús, no hay entre ellas comunión de pensamientos, sobre todo si no están movidas por un sentimiento de benevolencia mutua, si se miran también con prevención, con odio, envidia o celos, las corrientes fluídicas de sus pensamientos se rechazan en lugar de unirse con mucha simpatía, y entonces "no están unidas en nombre de Jesús"; Jesús sólo es el pretexto de la reunión y no el verdadero móvil. (Capítulo XXVII, núm. 9). 

Si El dijo: "Vendré por cualquiera que me llamare", eso no implica el que sea 
sordo a la voz de una sola persona; es que exige, ante todo, el amor al prójimo, del que 
se pueden dar más pruebas cuando son muchos que estando en el aislamiento, porque 
entonces todo sentimiento personal lo aleja; de todo esto se desprende, que si en una 
reunión numerosa, dos o tres personas solamente se unen de corazón por el sentimiento de una verdadera caridad, mientras que los otros se aíslan y se concentran en sus pensamientos egoístas y mundanos, él estará con los primeros y no con los otros. No es, pues, la simultaneidad de palabras, de cantos, o de actos exteriores lo que constituye la reunión en nombre de Jesús, sino la comunión de pensamientos conformes al espíritu de caridad personificado en Jesús. 

Tal debe ser el carácter de las reuniones espiritistas formales, en las que se espera sinceramente el concurso de los buenos espíritus. 

6. Oracíón. - (Al empezar la reuníón). - Rogamos al señor Dios omnipotente que nos envíe buenos espíritus para asistirnos, aleje a los que pudieren inducirnos en error, y que nos dé la luz necesaria para distinguir la verdad de la impostura. 


Separad también a los espíritus malévolos, encarnados o desencarnados, que intentaran poner la discordia entre nosotros y desviarnos de la caridad y amor al prójimo. Si alguno pretendiere introducirse aquí, haced que no encuentre acceso en ninguno de nosotros. 

Espíritus buenos que os dignáis venir a instruirnos, hacednos dóciles a vuestros consejos, y desviad de nosotros el egoísmo, el orgullo, la envidia y los celos; inspiradnos indulgencia y benevolencia para nuestros semejantes presentes y ausentes, amigos y enemigos; haced, en fin, que en los sentimientos de caridad, humildad y abnegación de que nos sintamos animados, reconozcamos vuestra saludable influencia. 

A los médiums a quienes encarguéis que nos transmitan vuestras enseñanzas, dadles la conciencia de la santidad del mandato que les ha sido confiado y de la gravedad del acto que van a cumplir, con el fin de que tengan el fervor y el recogimiento necesarios. 

Si en esta reunión se encontrasen personas que fuesen atraídas por otro sentimiento que no sea el del bien, abridles los ojos a la luz, y que Dios les perdone si vienen con malas intenciones. 
Rogamos muy parcialmente al espíritu de N... nuestro guía espiritual, que nos asista y vele sobre nosotros. 

7. (Al fin de la reunión). - Damos gracias a los buenos espíritus que han querido venir a comunicarse con nosotros; les rogamos que nos ayuden a poner en práctica las instrucciones que nos han dado, y que hagan que al salir de aquí, cada uno de nosotros se sienta fortificado en la práctica del bien y del amor del prójimo. 

Deseamos igualmente que estas instrucciones sean provechosas a los espíritus que sufren, ignorantes o viciosos que hayan asistido a esta reunión, y sobre las cuales imploramos la misericordia de Dios. 

EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.
                     
                           *************
                     
                                
Evolución humana

"A medida que el sentido moral  predomina, la sensibilidad se desarrolla, la necesidad de destrucción disminuye; termina incluso por apagarse y se vuelve odiosa; entonces el hombre tiene horror a la sangre..."
-A. Kardec-

                                              ***************


                                                      

LOS PROBLEMAS DE  LA EXISTENCIA
    Lo que le es importante al hombre saber por encima de todo, que es, de donde viene, donde va, cual es su destino. Las ideas que nos hacemos del Universo y de sus leyes, del papel que cada uno de nosotros debe jugar sobre este teatro vasto, son de una importancia capital. Es según ellas que dirigimos nuestros actos. Es consultándolas que fijamos un fin en nuestra vida y marchamos hacia ese fin. Allí está la base, el verdadero móvil de toda civilización. Tanto vale el ideal, tanto vale al hombre. Tanto para las colectividades, como para el individuo, es la concepción del mundo y de la vida que determina los deberes; fija la vía que hay que seguir; las resoluciones que hay que adoptar.
Pero, así como lo dijimos, la dificultad en resolver estos problemas no los hace rechazar demasiado a menudo. La opinión de la mayoría es inestable, indecisa; los actos, los caracteres se resienten de eso. Ahí está el mal de la época, la causa de la confusión en la cual está presa. Tenemos el instinto del progreso; queremos marchar, pero, ¿para ir a dónde? Es con lo qué no se sueña bastante. El hombre, ignorante de su destino, es como un viajero que recorre automáticamente un camino, sin conocer ni el punto de partida ni el punto de destino, y no sabe por qué viaja; que, como consecuencia, siempre está dispuesto a fijarse en el menor obstáculo, y pierde su tiempo descuidando el fin que hay que alcanzar.
La insuficiencia, la oscuridad de las doctrinas religiosas y los abusos que engendraron llevaron a buen número de espíritus al materialismo. Creemos de buena gana que todo acaba con la muerte, que el hombre no tiene otro destino que desvanecerse en la nada. Demostraremos más adelante cuánto esta manera de ver está en oposición flagrante con la experiencia y la razón. Digamos desde ahora que destruye toda noción de justicia y de progreso.
Si la vida está circunscrita entre la cuna y la tumba, si las perspectivas de la inmortalidad no vienen para alumbrar nuestra existencia, el hombre no tiene ya otra ley que la de sus instintos, la de sus apetitos, la de sus goces. Poca importancia tiene que le gusten el bien y la equidad. Si sólo aparece y sólo desaparece de este mundo, si se lleva con él, en el olvido, sus esperanzas y sus afectos, sufrirá tanto más cuanto más elevadas sean sus aspiraciones; amando la justicia, el soldado del derecho, se considera condenado por no ver casi nunca su consecución; apasionado por el progreso, sensible a los dolores de sus semejantes, se imagina que se apagará antes de haber visto triunfar sus principios.
Con la perspectiva de la nada, cuanto más habrá practicado la devoción y la justicia, más caerá su vida fértil en amarguras y en decepciones. El egoísmo bien comprendido sería la sabiduría suprema; la existencia perdería toda grandeza, toda dignidad. Las facultades más nobles, las tendencias más generosas del espíritu humano acabarían por marchitarse, por apagarse totalmente.
La negación de la vida futura suprime también toda sanción moral. Con ella, que sean buenos o malos, criminales o sublimes, todos los actos acaban con el mismo resultado. No hay compensaciones a las existencias miserables, a la oscuridad, a la opresión, al dolor; no hay más consuelo en la prueba, más esperanza para los afligidos. Ninguna diferencia espera, en el futuro, al egoísta que sólo vivió y a menudo a costa de sus semejantes, y el mártir o el apóstol que habrá sufrido, habrá sucumbido combatiendo por la emancipación y el progreso de la raza humana. La misma sombra servirá para ellos de mortaja. Si todo acaba con la muerte, el ser no tiene ninguna razón para esforzarse, para contener sus instintos, sus gustos. Aparte de las leyes terrestres, nada puede retenerlo. El bien y el mal, el justo y el injusto también se confunden y se unen en la nada. Y el suicidio será siempre un medio de escapar de los rigores de las leyes humanas.
La creencia en la nada, al mismo tiempo que arruina toda sanción moral, deja irresoluto el problema de la desigualdad de las existencias, en lo que toca a la diversidad de facultades, de aptitudes, de situaciones, de méritos. En efecto, ¿por qué a unos todos los dones del espíritu y del corazón, los favores de la fortuna, mientras que tantos otros, tienen en reparto sólo pobreza intelectual, vicios y miseria? ¿Por qué, en la misma familia, los padres y los hermanos, nacidos de la misma carne y de la misma sangre, difieren en tantos puntos? Muchas cuestiones insolubles para los materialistas, así como para muchos creyentes. Estas cuestiones, vamos a examinarlas brevemente a la luz de la razón.
 El porqué de la Vida, León Denis
                                                         ********************************



lunes, 25 de febrero de 2019

El Espíritu y su llegada al Más Allá


ESPIRITISMO

-El significado de la educación
- Reunión Mediúmnica (1)
- Esquema evolutivo
- Periodos del Espiritismo
- El Espíritu y su llegada al Más Allá

   

                                                          * * * * **** * * * * * * * ****** * *

                                                                       

          EL SIGNIFICADO DE LA EDUCACIÓN

   Una de las expresiones registradas por el poeta latino Quinto Horacio Flaco (de 65 a 8 a.C.), en sus Epístolas tiene profundo significado: "¡Atrévete a saber!, ¡Comienza ya !". Es una invitación dirigida a los indecisos,a quienes están a la espera de los acontecimientos de la vida.
   Horacio tenía plena conciencia de sus palabras, Era hijo de esclavos libertos y por tal razón debió superar innumerables dificultades hasta llegar a ser uno de los mayores poetas satíricos de todos los tiempos. Invitaba a ejercitar la osadía de buscar el saber, pues de otro modo no estarían dadas las condiciones requeridas para la renovación de los paradigmas, ni tampoco los seres humanos hubiésemos accedido a las importantes conquistas de la historia.
    Atreverse a saber y dar comienzo equivale a salir de la parálisis mental y ponerse en camino hacia el conocimiento de otras leyes, en especial aquellas que rigen la felicidad humana. Significa quitarse la ropa envejecida representada por los hábitos perjudiciales, generadores de sufrimiento, para encaminarse con valentía por otras sendas todavía inexploradas que conducen al hombre a la suprema felicidad. La osadía de la bondad, por ejemplo, es portadora de serenidad para el campo de la conciencia; la osadía de la compasión titila como un foco de luz en la psiquis de las criaturas.
     Atreverse por los caminos de la rectitud de carácter es componer la incomparable sinfonía de la paz interior. Atreverse a saber y comenzar es, por lo tanto, poner el saber al servicio del amor al prójimo. A esa singular fusión entre el saber y el amor, se debe la plenitud del alma, predisposición que la capacita para incursionar en las cimas de la espiritualidad liberada de las lágrimas del dolor.
     La educación como agente promotor de los cambios necesarios,hace posible la transformación de la animalidad en  la condición humana, de los instintos en sentimientos, de las exigencias de los valores materiales, en valores espirituales.
     El vocablo significa "empujar hacia afuera, extraer, optimizar potencialidades". Los procedimientos educativos específicos serán de inmenso valor para mejorar las posibilidades humanas y orientar la toma de conciencia en direcciòn a una vida interior más rica en principios y más noble en sentimientos. El corolario de todos los sistemas educativos es alcanzar la meta propuesta. Si la Humanidad no ha llegado todavía a ser totalmente feliz, se debe a que la educación no se propuso ese objetivo, ni trabajó en esa dirección. Fijar la meta facilita en buena medida el perfeccionamiento del sistema, evita el desperdicio de energías en una improductividad generalizada.
     La FEB, por ejemplo, cuando lanzó a escala nacional la campaña del Estudio sistematizado de la Doctrina Espírita (ESDE), determinó su meta y se concentró en ella. En la actualidad los espíritas de todo el Brasil estudian el Espiritismo, con lo que acceden a un mejor conocimiento de su contenido así como también se califican cada vez más. Por consiguiente, si es nuestro deseo ver a la sociedad humana más plena y feliz, tendremos que establecer esa meta, volver a trazar los caminos de la educación en función de ella, y trabajar de la mejor manera posible para conquistar ese objetivo.
     Los escritores norteamericanos Lowenfeld y Brittain manifiestan en su obra Desarrollo de la Capacidad Creadora, que la educación ha omitido desarrollar ciertos valores responsables de los campos de las necesidades emocionales y espirituales de las personas. Una educación debidamente equilibrada- agregan- no puede limitarse a un conjunto de valores que desprecian esas necesidades inherentes a la criatura humana. En tal sentido se concluye que el modelo educativo del presente tendrá que ser enmendado en algunos de sus aspectos, para que pueda contribuir eficazmente al desarrollo de la sensibilidad y el bienestar espiritual de la sociedad.
     Cuando el hombre carece de educación moral,reacciona con egoísmo cada vez que su mecanismo de conservación es activado por una emergencia social y, en consecuencia, desata una sutil guerra de competitividad y aniquilamiento de la solidaridad. Atiende las necesidades que lo apremian sin importarle sus características, sean materiales, fisiológicas, profesionales o incluso afectivas. Para eso, obviamente, atropella el sentimiento de fraternidad y justicia y da lugar a un conflicto de intereses en la comunidad. Cada vez que el egoísmo sustituye a la solidaridad brotan los conflictos. El egoísmo es un cáncer social, es el promotor de la disolución en todos los niveles del sistema administrativo de las organizaciones humanas.
      Allan Kardec identificó en la educación moral la única salida para resolver la grave crisis existencial que se expandía por todo el planeta. Lograrlo implica que el sistema educativo incorporara otros objetivos y avanzara por caminos diferentes. Educar al hombre para ser más, no solo para tener más. Educarlo para que cultive valores éticos, no solo para conferir brillo a una dudosa inteligencia. Educarlo, en síntesis, para "desarrollar armónicamente todas sus facultades", no solo las facultades que son la expresión de la cultura de los seres humanos.
      Muchos han sido los educadores que alertaron en su momento acerca de esta grave deficiencia de los sistemas educativos en general. Rousseau comprendió que era necesario un conocimiento más profundo de los niños para generar las condiciones que  permitieran educarlos a conciencia. Con él nació la Psicología Infantil. Pestozi, Piaget y Kant fueron coincidentes al afirmar que la finalidad de la educación era conducir al hombre a un estado moral o de madurez de conciencia. Para Theodor Adorno el propósito de la educación residía en forjar una conciencia recta. Otros educadores transitaron ese camino y expusieron sus técnicas de aprendizaje, al mismo tiempo que destacaron los auténticos objetivos de la educación. En presencia del fermento de la discordia, del sufrimiento y de la disolución de los valores sociales, se impone la necesidad de trabajar con los otros valores, con aquellos que todavía no han sido convenientemente incluidos en los procesos educativos, pese a su relevancia en relación con el equilibrio del sistema vigente en la Tierra.

- Jasón de Camargo- Educación de los Sentimientos-

                                                         ***********************





                                                                       


                         REUNIÓN MEDIÚMNICA
                              Introducción

Allan Kardec utilizó las reuniones mediúmnicas no solamente para recibir instrucciones doctrinarias, sino también para asistir a los Espíritus sufridores y aquellos extraviados del bien.

   En la 2ª Parte de su obra "El Cielo y el Infierno" tenemos el relato de un expresivo trabajo en ese sentido, en donde él hábilmente dialoga, orienta y ora en beneficio de los Espíritus necesitados. En la Revista Espírita, el Codificador también se refiere a varios trabajos relativos a ese asunto.
     Con todo, también en la época de la Codificación, hubo compañeros que cuestionaron la validez de aquel procedimiento, opinando que el intercambio mediúmnico debería limitarse solo a las comunicaciones de los Espíritus Superiores para que nos instruyeran. Argumentaban, entre otras cosas, que el intercambio con los Espíritus vulgares podría dejar secuelas en los médiums, resultantes de la absorción de fluidos deletéreos irradiados por esa clase de entidades.

   El Codificador reaccionó de inmediato a tal argumentación, insertando en El Libro de los Médiums, en el item 281, el siguiente esclarecimiento:

    " La evocación de los espíritus vulgares tiene, además de eso, la ventaja de que nos pone en contacto con Espíritus sufridores, que podemos aliviar y cuyo adelantamiento podemos facilitar, por medio de buenos consejos. Todos, pues, podemos tornarnos útiles, al mismo tiempo que nos instruimos. Hay egoísmo en aquel que solamente atiende a su propia satisfacción buscando las manifestaciones de los Espíritus, y da prueba de orgullo aquel que deja de ofrecer una mano de socorro a los desgraciados(...)- ¿Qué sería de los pobres enfermos, si los médicos se negasen a tocar sus llagas?"

    Hay una pregunta muy frecuente que ocurre cuando se enfoca el asunto de socorro a los desencarnados, y es la siguiente:

¿No podrían los Benefactores espirituales realizar la asistencia a los desencarnados necesitados en la propia Espiritualidad, sin utilizar el concurso de los médiums, o sea, de elementos encarnados?
     En realidad, ese tipo de socorro acontece en escala significativa en el plano espiritual. Entretanto, suceden situaciones en las que realmente hay la necesidad de la participación de los colaboradores encarnados, sobre todo cuando se trata de Espíritus todavía muy "materializados", o sea, demasiado fijados en las cuestiones terrenas.El Espíritu Emmanuel. en la obra Emmanuel, cáp. 30, nos esclarece que "muchos desencarnados no se encuentran aptos para comprender el lenguaje de los Benefactores espirituales u precisan oír la voz materializada de los encarnados". Y enfatiza:

    "Conducimos, por lo tanto, y frecuentemente, hasta vuestro medio, a aquellos de nuestros semejantes que aquí se encuentran impregnados de las sensaciones corporales".

    Además, Allan Kardec ya había insertado una orientación equivalente a ese respecto, en el item 254, cuestión nº 5 de El Libro de los Médiums, cuando esclarece que ciertos Espíritus tienen la tendencia de aproximarse más a los humanos que a los desencarnados. "En esa aproximación de los humanos, cuando encuentran alguno que los moralice, al principio no lo escuchan y hasta se ríen de él; después, si aquel los sabe prender, acaban por dejarse tocar"

    Y luego, seguidamente resalta:

"Los Espíritus elevados, solo en nombre de Dios les pueden hablar y esto les causa pánico. El hombre, indudablemente, no dispone de más poder que los Espíritus superiores, pero su lenguaje se identifica mejor con la naturaleza de aquellos otros" (desencarnados infelices).

    Esa cuestión relativa a la participación de los humanos en la operación de socorro a los desencarnados en desequilibrio y aflicción, también fue cuestionada por André Luiz al inicio de sus actividades en el mundo espiritual, en aquel estadio suyo de aprendizaje. En respuesta a la pregunta que formuló sobre el asunto, respondió así Aniceto, su instructor espiritual, en el libro Los Mensajeros :
     " El servicio de socorro es más eficiente con el contacto de las fuerzas magnéticas de los encarnados<8,,,<9 ellos se consuelan con el auxilio de los Bernefactores, pero el calor humano está lleno de un magnetismo de tenor más significativo, para ellos. Por esto, el trabajo de cooperaación en casas de esa especie (se refiere a casas espíritas), ofrece proporciones que usted por ahora no conseguiría imaginar".

F.E.B. ( Continúa)....


                                                                      ***************************
                                                                          


                                           ESQUEMA EVOLUTIVO

- Si hemos vivido otras vidas, y el nacimiento a la vida física no es el principio ¿cuál es entonces el principio de la vida del espíritu, si es que lo hay? 
* El espíritu es creado ignorante. En realidad lo que se crea es el principio espiritual, la chispa vital. A partir de ese momento, la chispa vital primigenia, a través de un proceso que dura millones de años, va experimentando un proceso de mejoramiento a través de la 
experiencia, que consigue al ligarse a las formas materiales adecuadas a su nivel evolutivo. 
Cuando el principio espiritual primigenio ya ha evolucionado bastante, y ya es mucho más que eso, le llamamos espíritu. El espíritu se liga a la forma material, que es el cuerpo, para aprender de esta experiencia. En etapas más primitivas, el principio espiritual primigenio se liga a formas materiales más simples, primero del reino mineral (primer nivel), luego del vegetal (segundo nivel), después del animal (tercer nivel), y más adelante, ya como espíritu en fase humana (cuarto nivel), y en cada una de esas experiencias físicas aprende. Este aprendizaje es retenido por el ser espiritual para siempre, de forma que cuando inicia una nueva encarnación lo hace con el conocimiento obtenido en la suma de las incontables encarnaciones anteriores. 


- ¿Qué es lo que se pretende conseguir con las encarnaciones sucesivas? 
* Que el ser espiritual avance tanto en conocimiento como en sentimiento, que crezca en sabiduría y en amor. 
- ¿Hay algún límite máximo al que podamos llegar? 

* El límite máximo al cual se puede llegar a través de la evolución progresiva es la capacidad de Dios. Y como ésta es infinita, llegamos a la conclusión de que no hay límites. Es un proceso de evolución constante e infinito. Pero si te refieres al proceso de encarnaciones materiales, a medida que el espíritu avanza, las encarnaciones se van espaciando cada vez más, y el tiempo que pasa el espíritu sin encarnar aumenta. Hasta que llega a un punto en el que el espíritu ya no necesita seguir encarnando en el mundo físico para evolucionar, y entonces continúa su evolución en los planos más sutiles de la existencia. 
Entraríamos entonces en el quinto nivel, habiendo otros dos más por encima de éste. Pero a los humanos de la Tierra todavía os falta bastante para llegar a ese punto, por lo que no tiene sentido que hablemos ahora de ello. 

- Si el espíritu tiene un principio, ¿tiene un final? Es decir, ¿el espíritu puede morir? 

* El espíritu no puede morir. Sería un contrasentido que, después de todo el esfuerzo realizado por el espíritu para avanzar, en el más elevado estado de su evolución dejara de existir. Tened clara una cosa: el espíritu es inmortal. Sólo mueren los distintos cuerpos en los que se encarna para evolucionar. 
- ¿Podría ocurrir que cuando estuviera muy evolucionado y cerca de Dios se fusionara con éste? 
*El espíritu, al evolucionar, se acerca a Dios, pero no se fusiona con él, es decir, no pierde su individualidad, ya que perder la individualidad sería casi como morir. Más bien su voluntad se vuelve cada vez más afín con la del Creador y se integra voluntariamente en el plan divino. 
V.G

                                                                       ***********************



                                                                          
                                                                                   

                               PERIODOS DEL ESPIRITISMO
                      LIBREPENSAMIENTO: LA MARCA DEL PERIODO INTERMEDIARIO

         En la Revista Espírita de diciembre/1863, Kardec proyectó seis periodos para el desarrollo del espiritismo. Después del periodo religioso, vendría el "intermediario" que recibiría mas tarde su denominación característica.  
¿Sería razonable denominarlo:    "Periodo de Libre Pensamiento"?

Los seis periodos
Con el título de Periodo de Lucha, en 1863, el artículo de Allan Kardec identificaba la fase entonces vivida por el espiritismo. El Auto de Fe de Barcelona (9/18/1860) fue la más característica señal de esa fase, cercada por un " rechazo de violencia increíble" materializado en "sermones furibundos. mandamientos, anatemas, excomuniones, persecuciones individuales, en las que libros, folletos, artículos de periódicos, nada lo fue en poca medida, ni tampoco la calumnia.
  Según Kardec el Espiritismo estaba viviendo su tercer periodo.Antes de él se había atravesado el periodo de la curiosidad, marcado por el fenómeno de las mesas giratorias, seguido del periodo filosófico, inaugurado en 1857 con el lanzamiento de El Libro de los Espíritus.

   Después del periodo de lucha que entonces transcurría, vendría el religioso. Este sería sucedido por el periodo intermediario, "que más tarde recibirá su denominación característica". "El periodo final, marcando la victoria definitiva de la unión, de la paz y de la fraternidad entre los hombres", o sea, el de la regeneración social.

Positivismo y Espiritismo
Con su artículo, Kardec no hizo ningún ejercicio de futurología. Usando el mismo método de análisis de los fenómenos sociales, del positivismo de Augusto Comte (periodos teológico, metafísico y positivo), pero con  base en la realidad del Espíritu y su evolución, el fundado del Espiritismo, proyecta la Historia como en donde la curiosidad del ser inteligente conduce, sucesivamente, al raciocinio, la lucha de ideas, las creencias, la renovación transformadora, y finalmente, a la unión y a la estabilidad, fundamentadas en el conocimiento.
     En la trayectoria del Espiritismo, el "periodo religioso· fue el de la fe en la " revelación espiritual ". A partir de sus ideas, se creó una nueva religión,capaz de dar soporte racional a las alegorías cristalizadas en dogmas de fe. En este periodo sobresalía el "criterio de la autoridad" de los espíritus y de instituciones que penosamente los representaban.
     El periodo intermediario, que parece que es el que vivimos ahora, invita al amplio ejercicio de la libertad de pensar. Parte de los principios básicos de la filosofía espírita, pero estimula el progreso de las ideas, construyendo un humanismo espiritualista que valora al ser humano, vislumbrando en el proceso reencarnatorio el eficaz instrumento de dignificación de ser y de perfeccionamiento de la sociedad.


- Opinión CEPA-
                                                                   *********************



El espíritu
Su llegada al más allá


   Inmensas caravanas de emigrantes de la Tierra, llegan al Más Allá, sin solución de continuidad.
     Procedentes de los más variados rincones del Orbe, llevan impreso en el espíritu, las señales vigorosas que reflejan los últimos instantes transcurridos en el vehículo celular.
      Llevan consigo el equipaje  de los hechos acumulados durante su tránsito por el mundo de las expresiones físicas. La desencarnación no modificó sus hábitos ni costumbres; no les otorgó títulos ni conquistas, no les quito méritos ni realizaciones. Cada uno se presenta  tal cual vivió. No existe el milagro de la transformación
       El deseo de la muerte es muy profundo cuando perdemos a un ser muy querido, la vida sin él, nos resulta imposible, y la primera opción es para muchos partir con él. Es el deseo interno de querer morir para   volver a encontrarse con el amor  en las regiones de la Espiritualidad.
     Con el corazón oprimido, inclinados hacia el ser que nos deja, , vemos extinguirse lentamente sobre sus facciones  la sombra del más allá. La lumbre interior solo lanza ya  pálidos y temblorosos resplandores; cada vez es más débil, y luego se extingue… Todos nos hemos preguntado alguna vez, sobre este misterio que es la muerte. Es un problema que a todos nos interesa, ya que en todos ha de cumplirse la ley. Nos interesa saber, si en esta hora, todo se ha terminado; si la muerte no es más que un taciturno reposo en el aniquilamiento o, por el contrario, es la entrada en otra esfera de sensaciones.
      Por todas partes se levantan problemas, en todas partes el sufrimiento reina como un soberano; por todas partes  el aguijón de la necesidad y del dolor estimula al movimiento desenfrenado, al vaivén terrible de la vida y de la muerte. La muerte es el signo de interrogación colocado siempre ante nosotros; la primea pregunta  a la cual suceden  innumerables preguntas y cuyo examen ha hecho la preocupación, la desesperación de las edades, la razón de ser de una multitud de sistemas filosóficos.
     Llorar a los muertos es hacerles sufrir, ya que la muerte no existe, a pesar del concepto  que tengan los materialistas  y muchos religiosos… Morir es renacer, volver el espíritu a su verdadera patria, que es la espiritual.  ¿Por qué entregarnos a la desesperación  o al desconsuelo, si los que suponemos muertos  están vivos?
      La ausencia del ser querido es la que nos suele torturar, a veces no existe en el ser la duda de que sigue viviendo. Pues lo que sentimos es la de su presencia a nuestro lado.
      Y este es el gran equivoco, la ausencia que nos falta es la del cuerpo, pues el Espíritu que ama  jamás se aparta de los que han quedado en la retaguardia, mientras se lo permitan sus nuevas posibilidades. Y cuando pueden  intentan, comunicarse…
      En las practicas  espiritas orientadas  según las enseñanzas de Kardec, los Espíritus se comunican sin ninguna evocación individual y siempre nos convocan a la meditación en torno a las responsabilidades que nos correspondan, reprendiéndonos con mansedumbre, guiándonos con sabiduría y hermanándose a nosotros  gracias a la experiencia que tienen, tras haber vencido  la jornada  en la densa organización corporal. Al testificar  la continuidad de la vida, comprueban que la justicia divina no falla y que concede a cada uno  lo que es merecedor, según como se haya conducido cuando estaba encarnado. Reaparecen con las características de la personalidad que les hemos conocido y se hacen identificar a la saciedad para que nos tranquilicemos, a fin de darnos coraje  para enfrentar nuestros necesarios embates.
   Es el Evangelio el que nos da exuberantes demostraciones de la inmortalidad y de la comunicabilidad de los pseudo-muertos. Toda la Biblia está salpicada de constantes noticias de la comunicación entre los dos planos de la vida.: el físico y el espiritual, expresándose de las más  variadas maneras: visiones, sueños, profecías, obsesiones, curas espirituales, bilocaciones, apariciones materializaciones, desmaterializaciones, intervenciones, etc.  Referida como un don por el Apóstol Páblo, la mediúmnidad está siempre presente en las páginas del Libro de los Libros, como un puente de luz entre los hombres encarnados y los Espíritu.
      Como una luz penetrante, la revelación de la vida más allá de la tumba es un incentivo y un consuelo para los que de la Tierra solamente conocen pruebas, dolores muy agudos, limitaciones y amarguras, y una bendición superior para los que dan amor al prójimo, sacrificándose por el bien general y practican la renuncia  y la dedicación a su prójimo.
       Son inherentes al hombre   las posibilidades  de los ideales superiores y sublimes, las aspiraciones mayores  y el tener el rostro vuelto  hacia las legítimas realidades espirituales.
       Nadie muere, la muerte es una ilusión de nuestros débiles sentidos, y de los  muy pobres códigos conque pretendemos  descifrar los designios divinos  no consiguen traducir l magnitud de las excelsas leyes de la vida.
      Siendo  la muerte un nuevo nacimiento  hace que los verdaderos amores, lejos de distanciarse ante la realidad del despertar espiritual, se estrechen aun más y se transformen en lazos de una incomparable belleza y en promesas de una luz insuperable y continúan palpitando los nobles sentimientos que se mantenían en la jornada vencida.
       Una vez que los tejidos se disgregan en el lodo del sepulcro y el espíritu liberado asciende si supo avanzar en las tareas elevadas, sin las amarras coercitivas de la retaguardia.
     Al principio, todo parece fascinante y deslumbrante. Es como una esfera de sueño y un país de encantamiento. Sin embargo, transcurridas las primeras horas y pasada la ligera turbación, se es atendido por dedicados amigos que han precedido y se empieza a comprender, a discernir y a establecerse, casi feliz, en la nueva realidad. Podríamos compararlo, como el que se despierta después de haber sufrido una operación quirúrgica, poco a poco se integra  en la Comunidad en la que se encuentre.
      Todo lo que poseemos es un préstamo de la vida. Todos poseemos  más fuerza y coraje de lo que suponemos. Las potencialidades del hombre  se desarrollan en la lucha. Además, con los espíritus Amigos, aprendemos, que  todos los dolores  y frustraciones  nos pertenecen por adquisición del pasado  y que podemos libertarnos  de los mismos en el presente o en el futuro.
     No conseguimos  entender las grandezas de nuestro Padre. En el Cielo  hay parajes, nidos de belleza, donde el espíritu ya supero las formas  y los límites  de la cárcel pegajosa de la carne, allí resplandecen el amor y la vida.
      ¿Por qué pensar solo apenas  en la encarnación transitoria, sin tener en cuenta  las expresiones del infinito? En el barro de la coyuntura actual  y en las altas temperaturas  del sufrimiento purificador, construyamos el indestructible castillo  de las venturas venideras.  Tengamos en mente que la Eternidad es el tiempo que es: ni pasado, ni futuro, y por lo tanto insistamos en la perpetua elaboración de lo correcto y de lo éticamente perfecto. Las aflicciones de ahora  se transformarán en tranquilidad para siempre  y el amor cantará su definitiva balada a los oídos de nuestra dichosa alegría.
   El alma una vez que termina su etapa reencarnacionista, continúa creciendo en amor y conocimiento, fuera de las vibraciones de la Tierra, en otros planos evolutivos.
      Se evoluciona por etapas. En una Encarnación adquirimos la corona de la cultura, en otra la palma del amor.  Son muy raros los que consiguen adquirir sabiduría y bondad, cultura  de la inteligencia y cultura del amor de en una sola vez.  Al conocimiento recogido en etapas anteriores y en la memoria, lo que no sucede con la cultura sin bondad.
    El hombre sabio, sin amor, puede tornarse un monstruo. Al desencarnar, notará  que habrá cultivado el cerebro, pero tendrá el corazón vacío, y deberá entonces iniciar una gran jornada  recorriendo la senda estrecha del sufrimiento, sin el conocimiento, en las expiaciones purificadoras.
El amor, en todas partes es el alma del Universo manifestación de Dios.
      Aun los espíritus  condenados a trabajos forzados, inveterados perseguidores de la paz de muchos otros espíritus - seres infelices que solo esparcen  la desdicha que poseen – no están privados del auxilio divino otorgado por los abnegados mensajeros que velan por ellos, los asisten y amparan.
     En cualquier lugar e incesantemente, la devoción de los buenos, refleja la paternal providencias Divina.
     Morir, lejos de significar  un descanso en las mansiones celestiales  o expurgar sin remisión en las zonas infernales, es pura y simplemente, comenzar a vivir…
       La muerte a todos nos espera, y la vida es la gran respuesta a todos los enigmas.
     Ya se ha escrito y hablado mucho sobre la vida más allá de la muerte, más es necesario repetir, divulgar, acostumbrar  al hombre a las cuestiones espirituales.
     En los tiempos actuales, el mensaje consolador y claro de las “Voces del Cielo” tiene régimen de urgencia y ante las perspectivas atrayentes del futuro con Jesús, se formulan votos de paz  con excusas sinceras hacia aquellos Espíritus valerosos, perspicaces y estudiosos, que ciertamente, no encontraran en la tierra lo que necesitan  para sedimentación de la cultura  y ampliación del conocimiento.
      La vida en el más allá prosigue sin grandes modificaciones, ofreciendo a cada alma  en el crisol evolutivo, las bendiciones o puniciones  a que se ha hecho acreedora.
     Están los atormentados por el sexo que continúan ansiosos. Esclavos del placer que prosiguen inquietos.
       Compañeros de la ilusión  que permanecen engañados.
       Aficionados a la mentira que se enloquecen  bajo la impresión de imágenes desordenadas.
       Amigos de la ignorancia que caminan perturbados.
    Solamente las almas esclarecidas y experimentadas en la batalla redentora, marchan en plena libertad, disfrutando de la dádiva de la esperanza entre sonrías y realizaciones.
    Allí se verifica el verdadero sentido de la fe. En vez de ser la aceptación pasiva de la creencia religiosa, es por sobre todas las cosas, un programa de ascensión y renovación interior.
     La conducción de la claridad pura del Cristianismo en la mente y en el corazón, es una elevada concesión del Cielo que nadie quebrantará impunemente.
     Para el hombre común, la felicidad se resume en el problema de la posesión. Generalmente se piensa que la felicidad es ser dueño de algunas monedas o esclavo de algunos millones. Muchos son los que anhelan el goce  que la posesión del dinero puede comprar. Otros se tranquilizan con lo que la posesión ya le dio. Sin embargo, se ha constatado, que los que poseen riquezas no son felices. La felicidad  no es una consecuencia  de lo que se tiene  o deja de tener. Es una construcción intima  que depende de nuestra actitud de encarar lo que tenemos o lo que dejamos de tener. Muchas veces, quien posee algo, queda dominado por lo que tiene, así como los otros que nada tienen, se tornan esclavos de ese “no tener nada”
       El hombre cuando desencarna es cuando comprende las palabras de Jesús cuando nos hablo de la “pureza de corazón” enseñándonos  a adquirir  los tesoros inalienables del espíritu, con los cuales el hombre es feliz.
     La vida espiritual es muy semejante a la corporal, a pesar de que la vida del encarnado no es semejante a la del más allá. Sin embargo, en el mundo de la erraticidad, el Espíritu puede adquirir  elucidaciones y enseñanzas  que no puede desdeñar, considerando el valor  de que son portadores.  Mientras marchamos por la carne, no disponemos  de los cuidados  especiales necesarios a la observación de los hechos, situándolos en su lugar correspondiente como beneficios celestiales a nuestros espíritus ansiosos de evolución. Es común que modifiquemos los conceptos de los mensajes que nos son dirigidos transfiriéndolos para el prójimo y jamás aceptándolo como rumbo cierto para nosotros mismos. Sin embargo, en la vida espirita eso no es posible, porque estando despiertos a la verdad y sedientos de ella, buscamos en cada acontecimiento o narración, aparentemente sin importancia lo que nos pueda ser útil, de manera  de poder apaciguar  los conflictos íntimos y disminuir las aflicciones del arrepentimiento.
    Desde la cuna al sepulcro, marchamos bajo la tutela del Señor, asistidos por abnegados desencarnados que no desfallecen en sus deberes de guiarnos por el rumbo ennoblecedor. Aquí, es la inspiración que nos llega ampliando el horizonte de nuestra alma, obligándonos a introducirnos en el sendero de las indagaciones fascinantes, levantando velos, aclarando conflictos, descifrando problemas, ofreciendo directivas. Allí, es la naturaleza vestida de luz: arroyos, ríos y mares, flores y pájaros, vetustos arboles y pequeños vegetales, animales e insectos  que existen en todas partes, alboradas y crepúsculos, sol y lluvia, minerales de diversos valores  que las ambiciones humanas, hijas del egoísmo y del orgullo convirtieron en preciosos  y vulgares, encendiendo el fuego de la posesión, por los cuales tantos se empeñan y luchan por obtener… Más allá, es el dolor – mensajero de la verdad, benefactor anónimo  e incomprendido – la voz del sufrimiento, invitando a la continencia  y al equilibrio, advirtiéndonos con relación al desgaste de la valiosa maquina física; el dolor moral, llamándonos a la meditación  y al análisis de las acciones; el dolor espiritual, manifestado en ausencias, frustraciones emocionales, agonías y soledad del alma, hablándonos en forma intuitiva sobre  el mal uso de la libertad, aprisionando la mente  en evocaciones dolorosas, que a pesar de esbozarse apenas en la tela mental, marcan los sentimientos con señales  angustiosas; el dolor  nostalgia y otros tantos dolores… todos perseverantes, llamándonos la atención, advirtiéndonos.
       Muchas almas cuando están al otro lado, se sumergen en los recuerdos, meditando seriamente sobre sus acciones en la tierra, y reparan en que el arrepentimiento es un gran colaborador para la paz interior, pero cuando solo nos ofrece la oportunidad del trabajo gracias al cual se opera nuestra renovación. Abatirse bajo  el peso del fardo de lo que está “hecho”, es desperdiciar la feliz oportunidad del resarcimiento. Hemos de tratar de resurgir íntimamente  del “túmulo de las cosas muertas”.
      Todos tenemos en el pasado, labores para reparar y caminos interrumpidos en la marcha evolutiva, que aun debemos vencer. El tiempo, ese amigo silencioso y confiado, nos enseña a no apresurarnos, para no sufrir el peligro de cansarnos y detenernos nuevamente, aunque también nos elucida con relación al estancamiento por las probabilidades que involucra criar raíces… Viajero incansable, él representa nuestras mejores y más caras esperanzas. Para nuestros espíritus endeudados, el tiempo, ligado al trabajo, es un tesoro que no podemos desdeñar, y a parte de ello, tenemos también la oración, ese tónico reconfortante que nos da coraje y que siendo de tan gran importancia, no sabemos valorizar.
        Con el tiempo, tenemos la oportunidad.
       Con el trabajo, conseguimos el aprovechamiento de la oportunidad.
       Y con la oración, santificamos la ocasión y la acción.
      Todos los que atraviesan el océano físico, se dan cuenta de cuan difíciles son los primeros tiempos después de la indumentaria carnal que nos vistió durante largos años, continua envolviéndonos y reteniéndonos en el laberinto cruel de la evocaciones y sensaciones habituales.
      La reencarnación, casi siempre, representa,  una inmersión en las aguas oscuras y peligrosas del mar del olvido. La gran mayoría de las almas vuelven a la carne como criminales en el exilio, para que dentro de ese olvido, logren considerar las actitudes mezquinas e infelices, rectificando pensamientos y aprendiendo a respetar la vida en el contacto con el dolor.
      El dolor físico desanuda químicamente  los lazos que encadenan al Espíritu en la carne; le aparta los fluidos groseros que le envuelven – aun después de la muerte – y le retienen en las regiones inferiores.
     No maldigamos el dolor; solo el nos arranca  de la indiferencia, de la voluptuosidad. Esculpe nuestra alma, le da su forma más pura, su más perfecta belleza.
     Estas enseñanzas nos hacen perder el carácter espantoso a la muerte; la dejan reducida a una transformación necesaria, a una renovación. En realidad, nada muere. La muerte no es más que aparente. Solo la forma exterior cambia; es el principio de la vida –el alma- continua en su unidad permanente, indestructible. Se recobra más allá de la tumba, ella y su cuerpo fluídico, en la plenitud de sus facultades, con todas sus adquisiciones, luces, aspiraciones, virtudes, potencias, con las que nos enriquecemos en las existencias terrenales. He aquí los bienes imperecederos del que nos habla el Evangelio cuando nos dice: “Ni los gusanos ni el moho corroen, y los ladrones no pueden arrebatárnoslos.” Estas son las únicas riquezas que nos es posible llevar con nosotros y utilizar en la vida del porvenir.
      La muerte y la reencarnación – esta que la sigue a aquella en un tiempo dado – son dos formas esenciales del progreso. Al romper  las costumbres estrechas que habíamos contraído, nos restituyen a otro medio diferente; dan a nuestro pensamiento un nuevo ímpetu: nos obligan a adaptar  el Espíritu a las mil fases del orden social universal.
      Cuando llega el atardecer de la vida; cuando nuestra existencia, semejante a la página de un libro, va a volverse para dejar su puesto a una página en blanco, a una página nueva, el bueno pasa revista a sus actos.
      El cuerpo humano, vestimenta de carne, despojo miserable, vuelve al laboratorio de la Naturaleza; pero el Espíritu, después de haber realizado su obra, se lanza a una vida más avanzada, hacia esa vida espiritual que sucede  a la existencia corporal como el día sucede a la noche, y separa cada una de nuestras encarnaciones.
      La muerte es la gran reveladora. En las horas de padecimiento, cuando la sombra se hace a nuestro alrededor, algunas veces nos hemos preguntado: ¿por qué nací? ¿por qué no me quedé en la profunda noche, allá donde no se siente,  donde no se sufre, donde se duerme el eterno sueño? Y en esas horas de dudas, de ahogo, de angustia, una voz suena en nuestro interior que nos dice:
       Sufre para engrandecerte y purificarte. Sabe que tu destino es grande. Esta fría tierra no será tu sepulcro. Los mundos que brillan en la superficie de los cielos son tus moradas del porvenir, la herencia que Dios  reserva a sus hijos. Eres por tanto un ciudadano del Universo; perteneces a los siglos futuros como a los siglos pasados, y en la hora presente  preparas tu elevación. Soporta, pues, con calma  los males elegidos por ti mismo. Siembra en el dolor  y en las lágrimas la semilla que brotará en tus próximas vidas; siembra también para los demás, como otros han sembrado para ti. Espíritu inmortal, avanza con paso firme por el sendero escarpado hacia las alturas desde donde el porvenir se te mostrará sin velo. La ascensión es ruda, y el sudor inundará con frecuencia tu rostro; pero, por la cima, veras asomarse la luz, verás brillar en el horizonte el sol de la verdad y de la justicia…
      La voz que  nos habla así es la de los muertos, la de las almas amadas que nos han precedido en la región de la verdadera vida, que muy lejos de dormir bajo las losas, velan por nosotros. Desde el fondo de lo invisible nos contemplan y nos sonríen. ¡Adorable y Divino misterio! Se comunican con nosotros. Nos dicen: Basta de dudas estériles; trabajad y amad, ¡Un día, cuando hayáis cumplido vuestra tarea, la muerte nos reunirá!
      Por la voz de los Espíritus, la voz de los muertos se ha hecho oír. La verdad ha salido de nuevo de la sombra, más bella y más esplendorosa que nunca. La voz ha dicho: muere para renacer, renace para engrandecerte y elévarte con la lucha y el sufrimiento. Y la muerte no es ya una causa de espanto, , pues detrás de ella vemos a la resurrección. Así, ha nacido el Espiritismo. A la vez ciencia experimental, filosofía y moral, que nos proporciona un concepto general del mundo y de la vida basado en la razón y en el estudio de los hechos y de las causas, concepto más vasto, más esclarecido y más completo que cuantos les han precedido.
       Las voces de nuestros hermanos mayores, nos dicen que recordemos que la vida es corta. Y que mientras dure debemos esforzarnos  en adquirir lo que venimos a buscar, que es el verdadero perfeccionamiento. Luchando con valor contra las viles pasiones, y de vemos hacerlo con el Espíritu y el corazón, corrigiendo nuestros defectos, suavizando el carácter y fortificando la voluntad. ¡ que el pensamientos se  aparte de las vulgaridades terrenales y se abra orientado hacia el cielo luminoso!
Recordando que todo lo que es material es efímero. Las generaciones pasan como las olas del mar; los imperios se derrumban, los mundos mismos desaparecen y los soles se apagan; todo pasa y se desvanece. Pero hay tres cosas que resplandecen por encima del espejismo de las glorias humanas, que son: la Sabiduría, la Virtud y el Amor. ¡ Conquistarlas con nuestros esfuerzos, y cuando las hayamos conseguido, nos elevaremos por encima de lo pasajero y transitorio, para empezar a gozar de lo que es eterno!

Trabajo realizado por Merchita, extraído del libro “Más Allá de la muerte” de Divaldo Pereira Franco y del libro “Después de la muerte” de León Denis

                                                                    **********************************