jueves, 27 de noviembre de 2014

Conversaciones con el Más Allá


LA MEDIÚMNIDAD
HOMBRES DE GENIO

La mediúmnidad, bajo los diversos nombres que ha tenido, se nos parecerá como lo que ha habido en el mundo de más grande y sublime. Casi todos los privilegiados: profetas, videntes, misioneros, mensajeros del amor, de verdad y de justicia, casi todos han sido verdaderos médiums, ya que se han comunicado con lo invisible, con lo infinito.
Se podría decir, desde muchos puntos de vista, que el genio es una de las formas de la mediúmnidad. Los hombres de genio son hombres inspirados en el sentido trascendental y fatídico de esta palabra; son los mensajeros del pensamiento superior. Su misión es necesaria. Por medio de ellos conversa Dios  con el mundo; por medio de ellos llama y atrae a la humanidad. Sus obras son faroles que enciende para alumbrar el largo camino de los siglos.
El genio, antes que nada, es, el resultado de pacientes estudios seculares, de una lenta y dolorosa iniciación, que ha desarrollado en el ser inmensas aptitudes, una profunda sensibilidad que le abre las puertas de las más elevadas influencias. Dios reserva la luz a aquel que, durante largo tiempo, la ha buscado, la ha deseado, y la ha pedido.
Los genios son hombres en lo que se refiere a su naturaleza terrestre, a sus pasiones, a sus debilidades. Sufren todas las miserias de la carne, las enfermedades los deseos materiales.  Pero son más que hombres por lo que en ellos constituye el genio, por la inmensa acumulación de riquezas del pensamiento, por esta lenta elaboración de la inteligencia y del sentimiento a través de innumerables caminos, fecundado todo por el influjo y por la inspiración de lo alto, por esta comunión constante en las esferas superiores del Universo.
El genio, bajo sus mil formas, es una colaboración con lo invisible, una verdadera ascensión del alma humana hacia Dios, son enviados del cielo, los ejecutores de los designios de Dios en el mundo. Orfeo, Hermes, Crisma, Pitágoras, Zoroastro, Platón, Moisés son los grandes iniciados del mundo antiguo, más tarde Juan Bautista, Cristo y todos los apóstoles vendrían después.
En los bosques, en las montañas, en el desprendimiento de todas las cosas sensibles, en la meditación y en la plegaria, es como el vidente y el inspirado se prepara para su obra. Lo invisible no se rebela  más que al hombre solitario y recogido. Platón recibía las grandes inspiraciones en la cima Imite; Mahoma en las montañas del Irá; Moisés en el Sinai; Jesús celebra la comunión con su Padre, en medio de plegarias y lágrimas, en el Monte de los Olivos.
Durante veinte siglos, la exégesis católica desnaturalizó el fenómeno, creía que todo se explicaba con una sola palabra: milagro.
El Espiritismo ha penetrado el  misterio de las cosas; proyecta claridades del más allá sobre la teología que completa y sobre la experimentación que ilumina.
Los profetas Israelitas fueron médiums inspirados, la historia de Israel es el más famoso poema medianímico, la epopeya espiritualista por excelencia. Un día la exégesis científica afirmará estos conceptos y con ello quedará disipadas las oscuridades de los libros sagrados, todo se explicará, todo será simple y a la vez grande.
Moisés eligió un día a 70 ancianos y los colocó en torno al tabernáculo. Jehová se muestra entonces, en forma de nube, y enseguida las poderosas facultades de Moisés se comunican a los ancianos, los cuales “profetizaron”.
El tabernáculo hace aquí el oficio de acumulador o condensador fluídico; es un medio de exteriorización, como lo son los espejos del metal bruñido, y contemplándolo se provoca el trance. En cuanto a la manifestación de Jehová en la nube, es un comienzo de materialización. Pues esta siempre comienza por un punto nubloso, vago primeramente, en el cual va precisándose  y dibujándole la aparición. Jehová es uno de los Elohin, espíritus protectores del pueblo judío y de Moisés en particular. Bajo su influencia, el poder espiritual de Moisés se transmite a los setenta ancianos, como el poder de Cristo se transmitió más tarde a los apóstoles en el Cenáculo, e igual en nuestros días vemos, en muchos casos, transmitirse la mediúmnidad de una a otra persona, por medio de pases y toques magnéticos. Así comenzó la mediúmnidad sagrada en Israel. Desde entonces, la mediúmnidad profética se hizo permanente en la raza judía, aunque algo intermitente en sus manifestaciones. Estuvo subordinada a ciertos estados psicológicos, que no siempre son constantes, ni en los individuos ni en los pueblos.
En la vida de las naciones, hay apocas de turbación intelectual y de depresión moral que obligan al espíritu a alejarse momentáneamente.
En tiempos de los Jueces, la mediúmnidad era cosa rara; reaparece con Samuel, brillando con nuevos resplandores. Samuel comprendió, que la mediúmnidad trascendental está subordinada a las disposiciones morales de los individuos y de las sociedades, instituyo escuelas de profetas, agrupaciones en las  cuales se iniciaba a los neófitos en los misterios de la comunicación fluídica.
Estas escuelas estaban en determinadas ciudades, pero principalmente en los valles solitarios, o en los repliegues de las montañas. El estudio, la contemplación del infinito en medio de la belleza y del silencio de las noches estrelladas, o en la luz de los días clarísimos de Oriente, preparaban al discípulo profeta para recibir el espíritu de lo alto.
La naturaleza entera, penetrada por la sustancia divina, es un médium, un verdadero intermediario entre el hombre y los Seres superiores. Una cadena magnética relaciona entre si a todos los seres, a todos los mundos.
Samuel fue profeta desde la infancia estando dormido en el templo, con frecuencia es despertado por voces que le llaman, le hablan durante la noche y le comunican las cosas futuras.
Esdras, reconstituye la Biblia entera, que se había perdido y esto lo hace en condiciones de diferentes géneros de mediumnidad.

Job tuvo una visión que es el tipo perfecto de la materialización espirita. Todo el libro de Job está lleno de iluminaciones y de inspiraciones medianimicas. Su vida atormentada por malos espíritus, es asunto de estudios muy sugestivos.
La Biblia menciona varios casos de Obsesión, entre otros los de Saúl, que frecuentemente se siente poseído por un poderoso espíritu colérico, es un fenómeno de inspiración bien caracterizado. Saúl fue primeramente un Médium “del Señor” pero a consecuencia de faltas graves y una vida desordenada perdió sus facultades. Esto son frecuentes en los que se dejan invadir por las malas pasiones.
Esos médiums inspirados tuvieron que sufrir humillaciones y sufrimientos además de luchas contra los impostores. Siempre ha habido falsos profetas, médiums movidos por espíritus perversos, cuyo único objeto es contrariar la acción de los verdaderos profetas, sembrando discordia en sus medios habituales.
Muchos grupos espiritas se han deshecho y disgregado bajo la influencia de espíritus inferiores. He aquí porque el gran arte del espiritualismo ha de consistir en preservar a los lugares que asisten de esas influencias nefastas que hayan placer en detener el paso de los misioneros de la paz y de la verdad.
La obra de los profetas hebreos ha sido considerable. Sus predicaciones monoteístas y moralizadoras prepararon el advenimiento del cristianismo y la evolución religiosa de la humanidad. Los médiums israelitas que eran hombres de meditación, de recogimiento, de plegaria, sabían y enseñaban que el comercio con lo invisible es un principio regenerador.
Los profetas combatían con energía el formalismo farisaico de la ley y decían a plena voz que la circuncisión del alma valía muchísimo más que la de la carne. Del mismo modo, en nuestros días, los Espíritus condenan las prácticas materiales y el fariseísmo estrecho de los falsos devotos y de todos aquellos que, bajo el pretexto de la religión, reemplazan preceptos del Evangelio por prácticas supersticiosas.

La virtud que los videntes de Israel recomendaban siempre más, era la Justicia. La palabra “justo” significaba el conjunto de todas las virtudes: “Dar a Dios lo que es de Dios y a los hombres lo que es de los hombres”.
Después del pecado de la idolatría, el de oprimir a los débiles y despreciar a los pobres, era el más duramente condenado por ellos.
Tres grandes revelaciones medianímicos dominan la historia: a los profetas de Israel siguió el médium divino Jesús. El Espiritismo es la última revelación, la difusión espiritual anunciada por Joel.
La acción psíquica del más allá ha de transformar el mundo futuro en una humanidad de videntes y auditivos. La mediúmnidad será el estado último de la raza humana caminando hacia el término de sus destinos.
En los actuales momentos una grandiosa labor se está cumpliendo en este sentido; una obra, potente se está elaborando. El estudio constante y profundo del mundo invisible, que es también el mundo de las causas, ha de ser el grandioso mar y la fuente inagotable de la que se alimenten el pensamiento y la vida del hombre sobre la tierra, y la mediumnidad será su llave. El hombre llegará a la ciencia que no se excluyen la una a la otra, sino que se unen para mutuamente fecundarse; se establecerá UNA MÁS INTIMA COMUNIÓN ENTRE LOS VIVOS Y LOS MUERTOS y se obtendrán más abundantes auxilios que descenderán de los espacios sobre la humanidad. El hombre del mañana sabrá mejor comprender y bendecir la vida; ya no temerá a la muerte… entonces realizará, con su propio esfuerzo, el reinado de Dios sobre la tierra, de paz y de justicia y al final del camino, su día postrero será luminoso y tranquilo, como el ocaso de las constelaciones celestes en los momentos en que el alba matutina apunta el horizonte.

Trabajo realizado por Merchita
Extraído del el libro “En lo Invisible de León Denis.

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El espiritismo es, sin duda alguna, la escuela filosófica que más engrandece al hombre, porque le da a su alma completa libertad para elegir camino, sin hacer a nadie responsable de sus actos; siendo el espíritu juez de sí mismo, y víctima de sus propios desaciertos. " 

Amalia Domingo Soler


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Médico de la Marina Francesa desde el Más Allá 
 Conversaciones  con  el Más Allá


Médico de la Marina y viajero naturalista, fallecido el 11 de diciembre de 1858; evocado el 24 del mismo mes a la edad de 64 años, por uno de sus amigos, el Sr. Sardou.

1. Evocación. Resp. Estoy aquí; ¿qué deseas?

2. ¿Cuál es tu estado actual?Resp. Estoy errante como los Espíritus que dejan la Tierra y que tienen el deseo de avanzar en la senda del bien. Nosotros buscamos, estudiamos y después elegimos.

3. ¿Se han modificado tus ideas sobre la naturaleza del hombre? Resp. Mucho; bien puedes evaluarlo.

4. ¿Qué juicio tienes ahora sobre el género de vida que has llevado durante la existencia que acabas de terminar en este mundo? Resp. Estoy contento porque he trabajado.

5. Creías que para el hombre todo acababa en la tumba: de ahí tu epicureísmo y el deseo que algunas veces expresabas de vivir siglos para gozar bien la vida. ¿Qué piensas de los vivos que no tienen otra filosofía que esa? – Resp. Me compadezco de ellos, no obstante esto les sirva: con tal sistema pueden apreciar fríamente todo lo que entusiasma a los otros hombres, y eso les permite juzgar sanamente muchas cosas que fascinan demasiado a los crédulos.

Observación – Es la opinión personal del Espíritu; nosotros la damos como tal y no como máxima.

6. El hombre que se esfuerza moralmente más que intelectualmente, ¿obra mejor que aquel que se apega sobre todo al progreso intelectual y descuida el progreso moral? Resp. Sí; el aspecto moral es más importante. Dios da espíritu como recompensa a los buenos, mientras que el progreso moral debe ser adquirido.

7. ¿Qué entiendes cuando dices que Dios da espíritu? – Resp. Una vasta inteligencia.

8. Sin embargo existen muchos seres malos que tienen una vasta inteligencia. 
– Resp. Ya lo he dicho. Habéis preguntado cuál de los dos progresos valía más adquirir; os he dicho que el progreso moral era preferible; pero aquel que trabaja en perfeccionar su Espíritu puede adquirir un alto grado de inteligencia. ¿Cuándo, pues, comprenderéis con medias palabras?


9. ¿Estás completamente desprendido de la influencia material del cuerpo? – Resp. Sí; lo que os ha sido dicho no comprende sino una cierta clase de la Humanidad.

Nota – Varias veces ha sucedido que los Espíritus evocados, incluso algunos meses después de su muerte, han declarado estar todavía bajo la influencia de la materia; pero todos esos Espíritus habían sido hombres que no progresaron ni moral ni intelectualmente. Es a esta clase de la Humanidad que se refiere el Espíritu Paul Gaimard.

10. ¿Has tenido en la Tierra otras existencias más allá de la última? Resp. Sí.

11. Esta última ¿es la consecuencia de la precedente?Resp. No; ha habido un gran espacio de tiempo entre ambas.

12. A pesar de ese largo intervalo, ¿no podría haber, entretanto, una cierta relación entre esas dos existencias? – Resp. Cada minuto de nuestra vida es la consecuencia del minuto anterior, si así lo prefieres.

Nota – El Dr. B..., que asistía a esta conversación, expresó la opinión de que ciertas tendencias, ciertos instintos que a veces se despiertan en nosotros, bien podrían ser como un reflejo de una existencia anterior. Él citó varios hechos perfectamente constatados de mujeres jóvenes que, en el embarazo, se han visto impelidas a cometer actos feroces, como, por ejemplo, la señora que se arrojó sobre el brazo de un empleado de la carnicería y lo mordió con fuerza; otra que cortó la cabeza de un niño y ella misma la llevó al comisario de la policía; una tercera mujer que mató a su marido, lo cortó en pequeños pedazos –a los que les puso sal– y con los cuales se alimentó durante varios días. El doctor preguntó si, en una existencia anterior, esas mujeres no habían sido antropófagas.

13. Has escuchado lo que acaba de decir el Dr. B...; ¿será que esos instintos, designados con el nombre de antojos de mujeres embarazadas, son consecuencia de hábitos contraídos en una existencia anterior? 

– Resp. No; son una locura transitoria; una pasión en su más alto grado; la voluntad del Espíritu está eclipsada.

Observación – El Dr. B... hace observar que efectivamente los médicos consideran esos actos como casos de locura transitoria. Nosotros compartimos esta opinión, pero no por los mismos motivos, puesto que aquellos que no están familiarizados con los fenómenos espíritas son generalmente llevados a atribuirlos únicamente a causas que ellos conocen. Estamos persuadidos de que debemos tener reminiscencias de ciertas disposiciones morales anteriores; incluso agregamos que es imposible que sea de otro modo, pues el progreso solamente se realiza gradualmente; pero éste no es el caso, y lo que lo prueba es que las personas de las cuales acabamos de hablar no daban ninguna señal de ferocidad, fuera de su estado patológico: evidentemente no había en ellas sino una perturbación momentánea de las facultades morales. Se reconoce el reflejo de las disposiciones anteriores a través de otras señales, de alguna manera inequívocas, y que desarrolla-remos en un artículo especial, con hechos en su apoyo.
14. En ti, en esta última existencia, ¿ha habido a la vez progreso moral y progreso intelectual? – Resp. Sí, sobre todo intelectual.

15. ¿Podrías decirnos cuál era el género de tu penúltima existencia? Resp. ¡Oh, yo fui sombrío! Tuve una familia a la que volví infeliz; penosamente lo he expiado más tarde. Pero ¿por qué me preguntas esto? Ha pasado hace mucho y ahora estoy en una nueva fase.

Nota – P. Gaimard murió soltero a la edad de 64 años. Más de una vez se hubo lamentado por no haber formado un hogar.

16. ¿Esperas reencarnar en poco tiempo? Resp. No; antes quiero investigar. Preferimos este estado de erraticidad, porque el alma se domina mejor; el Espíritu tiene más conciencia de su fuerza; la carne pesa, obnubila, obstaculiza.

Nota – Todos los Espíritus dicen que en el estado errante ellos investigan, estudian y observan para hacer su elección. ¿No es esta la contrapartida de la vida corporal? ¿No buscamos durante años, antes de elegir la carrera que creemos más apropiada para seguir nuestro camino? ¿A veces no la cambiamos, a medida que crecemos? ¿Cada día no es empleado en la búsqueda de lo que haremos al día siguiente?

Ahora bien, ¿qué son las diferentes existencias corporales para el Espíritu, sino fases, períodos, días de la vida espírita que es –como sabemos– la vida normal, no siendo la vida corporal más que transitoria y pasajera? ¿Habrá algo más sublime que esta teoría? ¿No está ella en relación con la grandiosa armonía del Universo? Una vez más: no hemos sido nosotros los que la inventamos, y nos lamentamos por no tener ese mérito; pero cuanto más la profundizamos, más fecunda la encontramos en la solución de problemas hasta ahora inexplicados.
17. ¿En qué planeta piensas o deseas reencarnar? 

– Resp. No sé; dame tiempo para buscar.

18. ¿Qué género de existencia pedirás a Dios? 

– Resp. La continuación de esta última; el mayor desarrollo posible de las facultades intelectuales.
19. Parece que siempre pones en primera línea el desarrollo de las facultades intelectuales, haciendo menos caso a las facultades morales, a pesar de lo que has dicho anteriormente. – Resp. Mi corazón no está aún lo bastante formado como para apreciar bien a las otras.

20. ¿Ves a otros Espíritus, y estás en relación con ellos? – Resp. Sí.

21. Entre esos Espíritus, ¿hay alguno que hayas conocido en la Tierra? Resp. Sí, Dumont d’Urville.3

22. ¿Ves también al Espíritu Jacques Arago,4 con el cual has viajado? Resp. Sí.

23. ¿Están esos Espíritus en la misma condición que tú? – Resp. No; unos más elevados, otros en condición más baja.

24. Nos referimos a los Espíritus Dumont d’Urville y Jacques Arago. Resp. No quiero particularizar.

25. ¿Estás satisfecho con que nosotros te hayamos evocado? Resp. Sí, sobre todo por una persona.

26. ¿Podemos hacer algo por ti? Resp. Sí.

27. Si te evocáramos dentro de algunos meses, ¿consentirías en responder aún a nuestras preguntas? Resp. Con placer. Adiós.

28. Nos dices adiós; haznos el favor de decirnos hacia adónde vas.Resp. En este paso (para hablar como lo habría hecho hace unos días) voy a cruzar un espacio mil veces más considerable que el camino que hice en la Tierra en mis viajes, que creía tan lejanos; y esto en menos de un segundo, de un pensamiento. Voy a una reunión de Espíritus donde tomaré lecciones y donde podré aprender mi nueva ciencia, mi nueva vida. Adiós.

Nota – Cualquiera que haya perfectamente conocido al Sr. Paul Gaimard, confesará que esta comunicación se encuentra bien marcada con el sello de su individualidad. Aprender, ver, conocer, era su pasión dominante: es lo que explica sus viajes alrededor del mundo y a las regiones del Polo Norte, así como sus expediciones a Rusia y a Polonia, en la primera aparición del cólera en Europa. Dominado por esta pasión y por la necesidad de satisfacerla, conservaba una rara sangre fría en los mayores peligros; ha sido de esta manera que por su calma y por su firmeza supo librarse de las manos de una tribu de antropófagos que lo habían sorprendido en el interior de una isla de Oceanía.

Una palabra suya caracteriza perfectamente esta avidez de ver hechos nuevos, de asistir al espectáculo de accidentes imprevistos. «¡Qué felicidad! –exclamó un día durante el período más dramático de 1848–, ¡qué felicidad vivir en una época tan fértil en eventos extraordinarios y repentinos!»

Su Espíritu, volcado casi exclusivamente hacia las Ciencias que tratan de la materia organizada, había descuidado bastante a las Ciencias filosóficas; por esto, se podría decir que le faltaba elevación en sus ideas. Sin embargo, ningún acto de su vida prueba que nunca hubiese desconocido las grandes leyes morales impuestas a la Humanidad. En suma, el Sr. Paul Gaimard tenía una bella inteligencia: esencialmente probo y honesto – naturalmente atento –, era incapaz de hacer el menor daño a nadie. Quizá se le puede reprochar solamente el haber sido demasiado amigo de los placeres; pero el mundo y los placeres no corrompieron su juicio ni su corazón: por eso, el Sr. Paul Gaimard ha merecido las añoranzas de sus amigos y de todos aquellos que lo han conocido.

Sardou 
Allan Kardec - Revista Espírita de 
marzo de 1859
Traducción de los originales y notas de Enrique Baldovino


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                MEDITANDO CON MERCHE


Muchas veces la vida, nos presenta a compañeros que son totalmente desconocidos para nosotros,  llegan a nuestras vidas y rápidamente nos damos cuenta de que esto pasa porque debe de ser así, para servir un propósito, para enseñar una lección, para descubrir quienes somos en realidad, para enseñarnos lo que deseamos alcanzar.

Tú no sabes quiénes son estas personas, pero cuando fijas tus ojos en ellas, sabes y comprendes que afectarán tu vida de una manera profunda. Que han venido para quedarse contigo por algún tiempo, y que debes aceptarlas, para realizar ciertas actividades que aun desconoces, pero que en el día a día ellas se irán dando. Sean buenas o malas, agradables o desagradables, debes procurar saber caminar con ellas por el camino que la vida te ha trazado. (Donde una esposa joven puede ser el amor más grande de tu vida, puede aparecer a su lado, tu suegra mujer vulnerable que no te comprende y a la que tú no puedes amar). En tu puesto de trabajo donde te sientes a gusto y realizado, puede aparecer el nuevo jefe, con su aversión hacia ti, cosa que cambiará toda la estructura de tus tareas cotidianas dentro de la oficina, o trabajo que te encuentras o realizas.

Algunas veces te pasan cosas que parecen horribles, dolorosas e injustas, pero en realidad entiendes que si no superas estas cosas nunca habrías realizado tu potencial, tu fuerza, o el poder de tu corazón.

Todo pasa por una razón en la vida. Nada sucede por casualidad o por la suerte... Enfermedades, heridas, el amor, momentos perdidos de grandeza o de puras tonterías, todo ocurre para probar los límites de tu alma.

 Sin estas pequeñas pruebas la vida sería como una carretera recién pavimentada, suave y lisa. Una carretera directa sin rumbo a ningún lugar, plana, cómoda y segura, más empañada y sin razón.

La gente que conoces afecta tu vida; las caídas y los triunfos que tú experimentas crean la persona que eres.


Inclusive se puede aprender de las malas experiencias.

Es más, quizás sean las más significativas en nuestras vidas.

Si alguien te hiere, te traiciona o rompe tu corazón, le das las gracias porque te ha enseñado la importancia de perdonar, de dar confianza y de tener más cuidado de a quien le abres tu corazón.

Si alguien te ama, ámalo tú también no porque él o ella te amen, sino porque te han enseñado a amar y a abrir tu corazón y tus ojos a las cosas pequeñas de la vida.

Haz que cada día cuente y aprecia cada momento, además de aprender de todo lo que puedas, porque quizás más adelante no tengas la oportunidad de aprender lo que tienes que aprender de este momento. Todas las horas del día son importantes, no desprecies ninguna. porque conforme vamos avanzando en edad, las horas son más breves, porque necesitas de más esfuerzos para trabajar, la ligereza y soltura son propias de la juventud, por eso si ejercitamos el espíritu desde joven todo nos será más fácil ya que llevaremos muchas tareas hechas, superadas, como patrimonio para cuando nuestras energías se gasten.  

Entabla una conversación con gente con quien no hayas dialogado nunca, escúchalos y presta atención.

Permítete enamorarte, liberarte y poner tu vista en un lugar bien alto.

Mantén tu cabeza en alto porque tienes todo el derecho de hacerlo. Repítete a ti mismo que eres un individuo magnífico y créelo; si no crees en ti mismo nadie más lo hará tampoco.

Crea tu propia vida, encuéntrala y luego vívela... No olvides que Dios tiene un plan maravilloso para cada uno de nosotros, y debemos aprender a descubrirlo.

¿Has descubierto el tuyo?

Si es así, espero que Dios te ayude y que sigas creciendo para el bien y por el bien.

Con mis sinceros deseos de bien para todos:  Merchita

                                                                    ************************


miércoles, 26 de noviembre de 2014

El valor de la mujer




La recriminación y 

el suicidio


El suicidio es un acto grave para el que debemos tener una amplitud de espíritu y una actitud de comprensión y tolerancia. Sabemos que poner fin a sus días, es interrumpir una evolución que de todos modos tendrá que continuar. Sabemos el riesgo de encontrarse después de esta desencarnación en un estado de turbación más o menos profundo; resumiendo, sabemos que el suicidio no arregla nada, pero al mismo tiempo conocemos la dificultad y el dolor de vivir ciertas existencias.

El suicidio es un acto grave para el que debemos tener una amplitud de espíritu y una actitud de comprensión y tolerancia. Sabemos que poner fin a sus días, es interrumpir una evolución que de todos modos tendrá que continuar. Sabemos el riesgo de encontrarse después de esta desencarnación en un estado de turbación más o menos profundo; resumiendo, sabemos que el suicidio no arregla nada, pero al mismo tiempo conocemos la dificultad y el dolor de vivir ciertas existencias.

Los espíritus no han dejado de llamar nuestra atención respecto a las verdaderas causas del suicidio. León Denis, en un mensaje de 1989, viene a establecer un diagnóstico espirita sobre este asunto. He aquí sus palabras: “Estamos frente a un problema real que no puede resumirse en una respuesta moral simplista. Dios no prohíbe el suicidio, pues solamente el hombre es responsable ante su muerte, el suicidio no es pues un acto inmoral y no debe ser considerado como una falta. El suicidio es un estado de desamparo enfermizo cuyas causas son a menudo extrañas al sujeto que va a cometer ese acto.
Las principales causas del suicidio son las siguientes: la falta de amor procedente esencialmente de la familia, de los amigos cercanos que no lo son o que ya no lo son más; el decaimiento en el trabajo si el trabajo es envilecedor, repetitivo y vuelve al espíritu esclavo; el sentimiento de inutilidad en una sociedad no igualitaria que no reconoce el valor de un hombre sino su éxito financiero, tratando al otro de «fracasado»: este adjetivo hace mucho mal y mata ; el sentimiento de inferioridad, marcado por el odio social y la negativa de las diferencias, y por último el despertar repentino de una vida anterior ya suicida podría llevar a una neurosis obsesiva que conduce al acto. En realidad, y en la mayoría de los casos, el suicidio es un crimen familiar, social y político. Es pues tiempo de considerar la desesperación como un llamado a la esperanza, es pues tiempo de considerar el suicidio como una enfermedad del alma que se ahoga en el cuerpo social. No comprometáis nunca vuestro porvenir en este campo, pues la ausencia de amor es una enfermedad que acecha a todos los hombres”.
No maltratéis a aquellos que se equivocan, que no aciertan en su forma de comportarse, están los que siendo padres fracasan en su función educadora, están los que en su misión de amigos, defraudan la amistad con la traición despiadada, están los que en su función de médicos por su poca dedicación a la tarea de curar y sanar, se equivocan por no prestar la debida medicación, enfermando aun más a los que acudieron para que los cure, todos tenemos una labor y una tarea que no siempre efectuamos debidamente, y lejos de emitir la reprobación es un deber el tratar con la dulzura reparadora y animadora, desechando el látigo de la reprimenda rígida, que hace al enfermo lanzarse muchas veces a la desesperación, al suicidio, sin apenas hacer ruido.

Procuremos aliviar a los que enferman, o no cumplen bien su cometido, acordémonos del Padre que apiadado de sus criaturas no deja a nadie desamparados dejados a su suerte.

El reproche a la ingratitud es una animación para la caída incontrolada en la desesperación, en cambio el amor hace el milagro de animar al enfermo para que de nuevo recobre la salud, y la esperanza en un mañana más esclarecedor y más luminoso. Nadie debe entregarse a la desesperación ella es mala consejera, ni tampoco ofrecer la recriminación a los hermanos desafortunados, siempre hemos de emitir un hilo de esperanza, de luz para que el enfermo se anime y deje de verse como un vicho raro, que no merece la conmiseración.

El suicidio es un acto de cobardía, y no debemos reflejarlo como solución a nuestros problemas, el por el contrario los agrava, nos encierra en la cárcel de la amargura, del fracaso, de la desesperación, lejos de encontrar la muerte el fin con todo, nos pone frente al verdugo de nuestra conciencia haciéndonos sentir de nuevo el mismo mal, más acentuado, menos fácil de solución, agravado por nuestra actitud que nos hace revivir el instante de la muerte y sus efectos dañinos en nuestro organismos periespiritual, que los siente y manifiesta con más intensidad.

Amemos la vida, hasta el punto de que si ella no nos serie, nosotros si lo hagamos, ofreciéndole luz y coraje para enfrentarla en toda sus manifestaciones, porque debemos recordar que Dios no nos da una cruz que no podamos portar sobre nuestros hombros, eso nos debe animar a estudiar todas las oportunidades bajo un prisma de ánimo y esperanza, sin creer que todo está perdido, por nuestro mal actuar, todo lo que tenga que ser será, y mucho más si está escrito en el libro de nuestra vida, aquel que comenzamos a escribir y en el cual anotamos nuevos datos conforme la vida se desarrolla sea de luz o de sombras, todo queda escrito y nada se perderá, no esperemos a ser más adultos para comenzar la tarea de nuestra redención la vida pasa deprisa y no podemos esperar a que el tiempo pase sin productividad positiva que nos pueda vivificar el espíritu, que en fin es el que permanece siempre pese a que no nos guste. Nadie muere, solo por esa gran verdad, debemos ser fieles a nuestro organismo físico, tratándolo como es debido, para que al volver al otro lado de la vida, cuando miremos nuestro comportamiento sobre la verdad de la vida, podamos sentir que fuimos fuerte y que pese a todas las contrariedades supimos mantenernos en pie, intentando por todos los medios llegar hasta el fin, no el fin marcado por nosotros, y si el fin que Dios nos señalo para volver a la patria del espíritu.

Si tu estas perdido, despreciado por los que te rodean, no dudes en consolarte con Jesús, El, fiel cumplidor de Su tarea Redentora, en su Evangelio de Amor, te da la oportunidad de esclarecerte y de proporcionarte una respuesta acertada para tus pesares, perdona sin dudarlo a aquellos que no te comprenden, piensa que un día tendrán la oportunidad de comprender que los que se equivocan y caen deben ser levantados y nunca recriminados. La recriminación en un mal que muchos sufren y a través del cual se arrojan a la desesperación una puerta farsa, por la que entramos al foso de las lamentaciones, donde la comprensión de nuestra cobardía, nos lleva a desesperarnos aun más.

Frente a la imperfección de aquellos que te rodean, ofrece el ejemplo oportuno, la palabra edificante, la llamada de atención en tu gesto amable, de amor y de ternura, y sentirás un día la alegría y el bienestar de haber servido a la causa de Cristo, con amor y dedicación, y no con el látigo de reproche que puede siempre agravar y generar un mal mayor, del cual aunque tú no lo hayas cometido, influenciado por ti, arrojaste al desespero a tu atribulado hermano, que no supo soportar tu descaro tu recriminación. Es como tratar al enfermo en vez de con la medicina que cura, con el analgésico severo que lo puede empeorar aun más.

Acordémonos de la conducta de Jesús ante los pecadores, que era siempre de amor y luz, frente a la pecadora el se dirigió a los que la acusaban, diciéndoles que los que estuviesen libres de culpas le lanzasen la primera piedra. Todos portamos la imperfección, y si queremos comprensión, hemos de ofrecerla, por eso amemos a los débiles y ayudémosles, no desechándoles de nuestro lado, Dios nos ha puesto en la Tierra a todos juntos, para conseguir el mismo fin, que es llegar a El, ofreciéndonos el libre albedrio, para que nunca podamos echar a nadie la culpa de nuestros pesares y desequilibrios. Solo en la amonestación severa, encontraremos el látigo de la desesperación que nos acusará de haber causado males mayores y del cual sentiremos nuestras culpas.

- Merchita -

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NOTA : Os recomiendo que entreis en la dirección de you tube que sigue, para ver vídeos muy bellos basados en enseñanzas de la Codificación Espírita, sobre el tema de la "Perdida de Seres queridos" y de las "Muertes prematuras".

http://www.youtube.com/watch?v=AonVrMvtssM#t=14

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LA CARIDAD ES EL ALMA DEL ESPIRITISMO

¿Cual es, pues, el lazo que debe existir entre los espiritas? Ellos no están unidos entre sí por ningún contrato material, por ninguna práctica obligatoria. ¿Cuál es el sentimiento en el cual se debe confundir todos los pensamientos?
Es un sentimiento todo moral, todo espiritual, todo humanitario: el de la caridad para con todos o, en otras palabras: el amor al prójimo, que comprende a los vivos y a los muertos, pues sabemos que los muertos siempre forman parte de la Humanidad.
La caridad es el alma del espiritismo; ella resume todos los deberes del hombre para consigo mismo y para con sus semejantes, razón por lo que se puede decir que no hay verdadero espirita sin caridad.

Mas la caridad es aun una de esas palabras de múltiple sentido, cuyo entero alcance debe ser bien comprendido; y si los Espíritus no cesan de predicarla y definirla, es que, probablemente, reconocen que esto es aun necesario.
El campo de la caridad es muy vasto; comprende dos grandes divisiones que, en falta de términos especiales, pueden designarse por las expresiones Caridad beneficiosa y caridad benevolente. Se comprende fácilmente la primera, que es naturalmente proporcional a los recursos materiales de que se dispone; más la segunda está al alcance de todos, del más pobre como la del más rico. Si la beneficencia es forzosamente limitada, nada más allá de la voluntad podría establecer límites a la benevolencia.

¿Que es preciso, entonces, para practicar la caridad benevolente? Amar al prójimo como a sí mismo. Ahora si se ama al prójimo tanto como a si, el amarse a sí mismo es actuar con el otro como se quiere que los otros actúen contigo.

Amar al prójimo es, pues, abjurar todo sentimiento de odio, de animosidad, de rencor, de envidia, de celos, de venganza, en una palabra, todo deseo y todo pensamiento de perjudicar; es perdonar a los enemigos y retribuir el mal con el bien; es ser indulgente para las imperfecciones de sus semejantes y no procurar la paja en el ojo del vecino, en vez de complacerse en ponerlas de relieve, por espíritu de maledicencia; es no hacerse valer a costa de los otros; no procurar hacer de menos a nadie bajo el peso de su superioridad; no despreciar a nadie por el orgullo.

Es la verdadera caridad benevolente, la caridad práctica, sin la cual la caridad es vana palabra; es la caridad del verdadero espirita, como la del verdadero cristiano; aquella sin la cual aquel que dice: Fuera de la caridad no hay salvación, pronuncia su condenación, tanto en este como en el otro mundo.

¡Cuántas cosas habría que decir sobre este asunto! ¡Qué bellas instrucciones nos dan los Espíritus incesantemente! No deseo alargarme mucho y abusar de vuestra paciencia, señores, sería fácil demostrar que, colocándose en el punto de vista del interés personal, egoísta, si se quiere , porque no todos los hombres están aun maduros para una completa abnegación, para hacer el bien únicamente por amor al bien, digo que sería fácil demostrar que tiene todo a ganar en actuar de ese modo, y todo que perder actuando diversamente, aun mismo en sus relaciones sociales; después, el bien atrae el bien y la protección de los Espíritus buenos; el mal atrae al mal y abre la puerta a la malevolencia de los malos.

Más temprano o más tarde el orgulloso será castigado por la humillación, el ambicioso por las decepciones, el egoísta por la ruina de sus esperanzas, el hipócrita por la vergüenza de ser desenmascarado; aquel que abandona a los espíritus buenos es abandonado por estos, de caída en caída, finalmente se ve en el fondo del abismo, al paso que los Espíritus buenos yerguen amparan a aquel que, en las mayores pruebas, no deja de confiar en la Providencia y jamás se desvía del camino recto; aquel, en fin, cuyos secretos sentimientos no disimulan ningún pensamiento oculto de vanidad o interés personal.

Siendo así, por un lado, ganancia asegurada; por otro, perdida cierta; cada uno, en virtud de su libre albedrio, puede elegir la suerte que quiere correr, más no podrá quejarse sino a si mismo por las consecuencias de su elección.

Creer en un Dios Todo Poderoso, soberanamente justo y bueno; creer en el alma y en su inmortalidad; en la preexistencia del alma como única justificación del presente; en la pluralidad de las existencias como medio de expiación, de reparación y de adelantamiento intelectual y moral; en la perfectibilidad de los seres más imperfectos; en la felicidad creciente con la perfección; en la equitativa remuneración del bien y del mal, según el principio: a cada uno según sus obras; en la igualdad de la justicia para todos, sin excepciones, favores ni privilegios para ninguna criatura; en la duración de la expiación limitada a la de la perfección; en el libre albedrio del hombre, que le deja siempre la elección entre el bien y el mal; creer en la continuidad de las relaciones entre el mundo visible y el mundo invisible; en la solidaridad de las relaciones entre el mundo visible y el mundo invisible; en la solidaridad que religa a todos los seres pasados, presentes y futuros, encarnados y desencarnados;
Considerar la vida terrestre como transitoria es una de las fases de la vida del Espíritu, que es eterno; aceptar corajosamente las pruebas, en vista de un futuro más envidiable que el actual; practicar la caridad en pensamientos, en palabras y en obras en la más larga acepción del término;

Esforzarse cada día para ser mejor que en la víspera, extirpando toda imperfección de su alma; someter odas las creencias al control del libre examen y de la razón, y no aceptar nada por la fe ciega; respetar todas las creencias sinceras, por más irracionales que nos parezcan, y no violentar la conciencia de nadie; ver, en fin, en los descubrimientos de la Ciencia, la revelación de las leyes de la Naturaleza, que son las leyes de Dios: es el Credo, la religión del espiritismo, religión que puede conciliarse con todos los cultos, esto es, con todas las maneras de adorar a Dios.

Es el lazo que debe unir a todos los espiritas en una santa comunión de pensamientos, esperando que ligue a todos los hombres bajo la bandera de la fraternidad universal.

Con la fraternidad, hija de la caridad, los hombres vivirán en paz y se ahorraran innumerables males, que nacen de la discordia que a su vez es hija del orgullo, del egoísmo, de la ambición, de la envidia y de todas las imperfecciones de la humanidad.

El espiritismo da a los hombres todo lo que es preciso para su felicidad aquí en la Tierra, porque les enseña a contentarse con lo que tiene. Que los espiritas sean, pues, los primeros en aprovechar los beneficios que el trae, y que inauguren entre si el reino de la harmonía, que resplandecerá en las generaciones futuras.
Los Espíritus que nos rodean aquí son innumerables, atraídos por el objetivo que nos propusimos al reunirnos, a fin de dar a nuestros pensamientos la fuerza que nace de la unión. Ofrezcamos a los que nos son queridos un buen recuerdo y el compromiso de nuestro afecto, aliento y consuelo a los que de ellos necesitan.
Hagamos que cada uno recoja su parte de los sentimientos de caridad benevolente, de que estuviéramos animados, y que esta reunión de los frutos que todos tienen derecho de esperar.

-Allan Kardec.-   Revista Espírita 

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                               EL VALOR DE LA MUJER


  La mujer en los tiempos actuales suele ser la víctima, lo confirman las noticias y los medios de comunicación delatando los crímenes que  se cometen en el día a día. Algunos  hombres cuando no son correspondidos en el amor que sienten por la mujer,  suele ser un mal perdedor y la forma de demostrarlo es quitándoles  la vida, maltratándola psicológicamente, o físicamente, cosa que lo animaliza y embrutece.
Francisco Cándido Xavier   nos dice que “El equipo familiar en el mundo no siempre es un jardín de flores. A veces, es una espina de preocupaciones y de angustias, reclamándonos sacrificio. Con todo, aunque necesitemos de firmeza en las actitudes  para la temperancia de la afectividad que nos es propia, jamás conseguiremos sanar las heridas de nuestro ambiente particular con el látigo de la violencia o con el emplasto de la dejadez.
En todas las épocas y pueblos, la mujer siempre tuvo su posición atormentada por las dificultades del no reconocimiento de su valor y de su papel.
Ella se esfuerza, rompe barreras, pero continúa asombrada por un cierto desprecio, nacido de la aparente fragilidad que tienen.
En algunos lugares el estigma es fuerte, y bien visible, porque se la  oprime,  se la hiere, y se la  humilla.
Si nos cabe reconocer en el hombre el conductor de la Civilización y el administrador de los patrimonios materiales, en la Tierra, no podemos olvidar de identificar en la mujer el ángel de la esperanza, ternura y amor.
La misión femenina es espinosa. Pero, efectivamente, sólo la mujer tiene bastante poder para transformar las espinas en flores.
El hombre y la mujer han nacido para desempeñar deberes distintos, pero complementarios bajo el punto de vista de la acción social. La lucha por el respeto a los derechos  humanos es deber de todos.
El espiritualismo moderno, con sus prácticas y sus doctrinas, todas de ideal, de amor, devuelve á la mujer su verdadero lugar en la familia y en la obra social, mostrándole el sublime cargo que le corresponde en educación y en el adelanto de la humanidad. Hace más aún. Por el espiritualismo vuelve ella á ser  mediadora  predestinado, el lazo de unión entre las sociedades de la tierra y las del espacio.
La gran sensibilidad de la mujer hace de ella e médium por excelencia, capaz de expresar, de traducir, los pensamientos, las emociones los padecimientos de las almas, las divinas enseñanzas de los espíritus celestes. En la aplicación de sus facultades encuentra goces profundos, una fuente viva de consuelos. La parte religiosa del Espiritismo la atrae y satisface las aspiraciones de su corazón, su necesidad de ternura que se extiende más allá de la tumba sobre los seres desaparecidos. El escollo para ella, lo mismo que para el hombre, es el orgullo de los poderes adquiridos, es la excesiva susceptibilidad. Los celos, al suscitar rivalidades entre los médium, son á menudo una causa de desagregación en los grupos.
 Con el espiritualismo, la mujer levanta de nuevo su frente inspirada. Se asocia estrechamente á la obra de armonía social, al movimiento general de las ideas. El cuerpo no es más que una forma prestada, la esencia de la vida es el espíritu, y bajo este respeto, el hombre y la mujer son iguales. De esta manera, el espiritualismo moderno vuelve á las ideas de nuestro Padre, los celtas, establecen la igualdad de los sexos sobre la identidad de la naturaleza psíquica y el carácter imperecedero del ser humano. Les señala un puesto igual en los grupos de estudios.
Por el espiritualismo, la mujer se desprende del abismo de los sentidos y se remonta hacia la vida superior. Una luz más pura ilumina su alma, su corazón es un foco de tiernos sentimientos y de nobles pasiones. Recobra en el hogar su misión toda de gracia, de piedad, de abnegación, su grande y divino cargo de madre, de hermana, de educadora, de tierna consejera.
Desde entonces termina la lucha entre los dos sexos. Las dos mitades de la humanidad se unen, se equilibran en el amor para cooperar, reunidas, al plan providencial, á las obras de la inteligencia divina.
La sensibilidad de la mujer, su ternura, feminidad, y su gran sentimentalismo, la permiten siempre adentrarse en los dramas de la vida, donde ella siempre elabora trabajos, ensaya métodos, y derrama esplendor, cuando la experiencia la hace ganadora de galardones imperecederos. Con el amor, todas las puertas le son accesibles, porque ella sabe muy bien habilitarse para toda ocasión, como femenina y delicada, ella se adorna según las circunstancias, con el fin, de procurar siempre ejecutar  bien su papel. Instalemos el amor en nuestros corazones,  y tendremos en el futuro un gran tesoro, de donde sacaremos el material necesario, para elaborar un trabajo digno en nuestro cometido, en el área de servicio que nos toca elaborar en esta vida. 
Amigos os deseo un feliz  Día, como siempre con mucho amor y cariño :  Merchita 

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