sábado, 20 de agosto de 2011

Extinción del mal

Dr. Bezerra



  En la didáctica de Dios, el mal no es recibido con el énfasis que caracteriza mucha gente en la Tierra, cuando se proponen a combatirlo. 
Por eso, la condenación no entra en la lista de cuenta de las manifestaciones de la Misericordia Divina. 
Nada de anatemas, gritos, maldiciones o plagas. 
La Ley de Dios determina en cualquier parte, que el mal sea destruido, no por la violencia, sino por la fuerza pacífica y edificante del bien. 
A propósito de esto, meditemos. 
El Señor corrige: 
La ignorancia con instrucción. 
El odio con amor. 
La necesidad con el socorro. 
El desequilibrio con el reajuste. 
La herida con el bálsamo. 
El dolor con un sedativo. 
La dolencia con un remedio.
La sombra con la luz.
 El hambre con el alimento. 
El fuego con el agua. 
La ofensa con el perdón. 
El desánimo con la esperanza.
La maldición con la bendición.
 Solamente nosotros, criaturas humanas, a veces creemos que un golpe es capaz de sanar otro golpe. 
El mal no suprime al mal. En razón de eso, Jesús nos recomendó amar a los enemigos y nos advierte de que la única energía susceptible de removerlo y extinguirlo, es y será siempre la fuerza suprema del bien.
Bezerra de Menezes

(Visitar "El espírita albaceteño".- elespiritadealbacete.blogspot.com )

viernes, 19 de agosto de 2011

Promesas matrimoniales



En el acto del consorcio matrimonial, los conyugues realizan algunas promesas.
Prometen amar y respetar uno al otro, en la salud y en la enfermedad, en la riqueza y en la pobreza, hasta que la muerte los separe.
Extrañamente, muchas veces los votos formulados son olvidados en poco tiempo.
Los esposos se antagonizan. Crean dificultades uno para el otro. Y lo que comienza como un lindo sueño de amor, en muchos casos acaba con el   deshacer de la alianza, en medio de mucha amargura.
¿Dónde quedan las promesas del casamiento? ¿Dónde el amor eterno jurado tantas  veces, durante el noviazgo?
Tal vez se debería pensar en algunas promesas diferentes para el momento en que las personas se decidan a casarse.
Preguntas que los lleven a reflexionar. O que digan, de forma más explícita, lo que es amar y respetar uno al otro.
Estas son algunas de ellas:
¿Promete no dejar asumir el control de la vida del otro? ¿Promete tener en mente que él es un ser que antes de conocerle a usted, hacia parte de una familia,  y tenía amigos e ideales?
¿Promete respetar sus gustos musicales, aun mismo que usted no aprecie el tipo de música que a la persona le gusta?
Al final, ustedes  hacer un acuerdo de forma  de que cada uno oiga, en determinado tiempo, y en un volumen  acordado, la música que le guste.
¿Promete acompañar a su pareja cuando este desee ir al cine, al teatro o a la playa?
Puede ser que usted prefiera el futbol, conversar con los amigos. Más siempre hay la posibilidad de dialogar y establecer un momento para cada cosa, sin que nada quede olvidado o despreciado.
¿Usted promete ser paciente cuando encuentre la toalla de baño mojada  sobre la cama y pedirá otra vez y otra vez más para que el hecho no se repita?
¿Usted promete que dejará a su pareja conducir el automóvil, sin estar todo el tiempo diciendo que puso la marcha equivocada, que debe ir más rápido, que debe ir más despacio, que no sabe conducir?
¿Usted promete que, aunque la comida no sea la mejor del mundo, usted agradecerá el plato que fue hecho?
¿Usted promete no enojarse cuando las facturas acumuladas a final de mes,  aunque ambos hayan hecho lo posible para apretar el cinturón para reducir gastos?
 ¿Usted promete que amara a los hijos que generen o que adopten, sin jamás dejar se amarse uno al otro?
¿Usted promete que no se olvidará de decir Yo lo amo? ¿Y también usted es importante en mi vida?
¿Usted promete  no descuidarse, simplemente  porque se casó?  ¿Qué continuará  con su perfume,  tintar el cabello, prepararse para el otro, exactamente igual que lo hacía en el noviazgo.
¿Usted promete que no dejará al amor enfriarse, ni irse a la  pasión?
¿Usted promete que no contará todos los días las arrugas que fueron marcando el rostro de uno y el otro?
¿Ni hará comentarios desagradables con sus amigos sobre las dificultades de su pareja?
¿Usted promete que, al menos en el día del aniversario de la boda, sorprenderá  al otro con un delicioso café en la cama?
¿Usted promete ser eterno enamorado, aun mismo que no haya luna en el cielo, ni las estrellar brillando?
¿Con lluvia, frio o tempestad, quedará con su pareja?
¿En fin, usted promete que va a esforzarse para cumplir todas esas promesas?
Si a todo eso, uno al otro dijera si, entonces, con certeza, el casamiento duraría mucho tiempo, porque ambos no serán solamente marido y mujer.
Serán dos personas maduras, conscientes de que ambos  tienen defectos. También virtudes.
Y cada día, uno  en el otro buscará descubrir la virtud aun no desvelada.
Uno al otro incentivará en aquello en que aun no es tan bueno. Y uno al otro pedirá por favor, ayúdame, cuando lo precisara.
Y dará las gracias, toda vez que recibiera una dadiva, un cariño, una atención
Quien quiera que se adentre en el barco matrimonial y no desee ceder al otro, tiempo, comprensión y auxilio, difícilmente llegará al puerto de la felicidad.
¡Piense en eso!
Redacción de Momento Espirita


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jueves, 18 de agosto de 2011

Compasión

Escasea, en la actual coyuntura terrestre, el sentimiento de la compasión.  Habituándose a  los propios problemas y aflicciones, el hombre deja de percibir los sufrimientos de su prójimo. 

Meditando en sus necesidades, queda ajeno a las de su hermano, a veces , resguardándose tras una coraza de indiferencia a fin de protegerse de una mayor suma de dolores.


Dejando de interesarse por los otros, estos se olvidan de ellos y la vida social no pasa de las superficialidades inmediatas e insignificantes.


Desechado el sentimiento de la compasión, la criatura avanza para la impiedad y hasta para el crimen.


Se olvidan de la gratitud a los padres y a los benefactores, volviéndose de hecho  soberbios, con lo que la presunción domina con arbitrariedad.
Moviéndose entre la multitud, el individuo que huye de la compasión se distancia de todos, pensando y viviendo exclusivamente para sí mismo o para los suyos. Mientras tanto, sin una relación saludable que favorece la alegría y la amistad, los sentimientos se deterioran y los objetivos de la vida pierden su alto significado, volviéndose más estrechos y egoístas.


  La compasión  es un puente de mano doble, propiciando el sentimiento que avanza en socorro o que retorna en aflicción.


Es el primer paso para la vigencia activa de las virtudes morales, abriendo espacios para la paz y el bien estar personal.


El individualismo le es una gran barrera que hace su  dolorosa programación establecida en las bases del egocentrismo, que impide el desenvolvimiento de las colosales potencialidades de la vida, que yacen en todos los individuos.


La compasión auxilia el equilibrio psicológico, por hacer que se reflexiones en torno a las ocurrencias que afectan a todos los transeúntes en la experiencia humana.

Es posible que ese sentimiento no resuelva grandes problemas, ni ejecute excelentes programas. No obstante, el simple deseo de auxiliar a los otros proporciona saludables disposiciones físicas y mentales, que se transformarán en recursos de socorro en próximas oportunidades.
Mediante el hábito de la compasión, el hombre aprende a sacrificar los sentimientos inferiores y abrir el corazón.
Poco importa si el otro, el beneficiado por la compasión, no lo valora ni lo reconoce, o ni siquiera  la identifique. Lo esencial es el sentimiento de edificación, el júbilo de la realización por pequeña que sea en quien lo experimenta.

Extender ese sentimiento es dar significado a la vida.
La compasión esta por encima de la emotividad desequilibrada y vacía. Ella hace, mientras la otra lamenta; realiza el socorro mientras la última apenas se apiada.

Cuando se es capaz de participar en los sufrimientos ajenos, los propios no parecen tan importantes y significativos.

Repartiendo atención en los demás, desaparece el tiempo vacío para las lamentaciones personales.

Gracias a la compasión, el poder de destrucción humana cede lugar a las ansias de armonía y de belleza en la Tierra.
Desenvuelve ese sentimiento de compasión para con tu prójimo, el mundo, y compadeciéndote de sus limitaciones y deficiencias, crece en acción rumbo al Gran Poder.
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Divaldo P. Franco. De la obra: Responsabilidad. Dictado por el Espíritu Joanna de Ângelis.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Una historia espírita



Para introducir este artículo que cuenta una historia que fue también la mía, debo indicar que, si como dice la canción, Dios reúne a los que se aman, eso no siempre es necesariamente en el más allá. Así, he encontrado a la que fue mi compañera y que se marchó prematuramente luego de haber luchado contra la enfermedad. Cuando digo que la he encontrado, quiero precisar que es gracias a la reencarnación. El extracto que sigue,ha sido redactado por una amiga espírita. Transmite y explica el desarrollo de una vida que terminó en la tierra, que siguió en el más allá y que todavía hoy continúa. Agnès se haconvertido en Sacha, el hijo de Fabienne y yo.La vida de una espírita: antes, durante y después de la muerte
Por Patricia Caldéran
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“Había una vez una estrella que vivía en la Tierra y que fue a encontrarse con sus pares. Endeble y frágil entre los hombres, conoció su salvación regresando a los éteres.
Es así como podríamos resumir el breve paso entre nosotros, de Agnès Jacquet, si la realidad del espiritismo
y sus comunicaciones con nuestros difuntos no hubiera traído su magia encantadora que conjuga el pasado, el
presente y el porvenir. Agnès era una chica de veintiocho años, dulce y delicada, con rostro de porcelana resaltado por unos ojos chispeantes y algo maliciosos, envoltorio de un aura de las más cálidas. Tenía siempre  la postura más esmerada. Antes de adherirse compartió la filosofía espírita por intermedio de su padre, Gilbert, miembro de nuestra asociación. Su actividad profesional artística muy absorbente, la distinguía como bailarina estrella en un cuerpo de baile de la región parisiense. Fue en esa época,finales de los años 80, que el temible mal de los cuerpos, el cáncer, solapadamente se impuso en su ser, para sustraerle poco a poco su vitalidad y despojarla en un primer momento de sus atributos femeninos (los senos). Su padre,legítimamente inquieto, había recibido consejos que el espíritu le transmitió para que dejara las turbulencias de la capital. De regreso en Nancy, para descansar y encontrar fuerza y amor cerca de los suyos, se comprometió en la lucha común de los espíritas, en 1989”.
Agnès tuvo la revelación de una vida anterior en Francia bajo el nombre de Cyrille de Fontanges en el siglo XVI, y luego de una vida en Inglaterra en el siglo XIX. Tuvo luego otra vida junto al que más tarde se convertiría en su compañero, Igor Manouchian:

“Los lazos afectivos trenzados entre ellos desde hace tiempo habrían permanecido inadvertidos, de no haber
conocido la revelación espírita. Pues a principios del siglo XX, en los años 30, la vida ya los había reunido dentro de una misma familia. Agnès que entonces se llamaba Caroline era hija de Igor. Tenía un hermano menor. Su madre,Marthe, a la que conoció poco, murió accidentalmente por ahogamiento. Este drama había golpeado profundamente a la familia; hasta el día en que el padre descubrió el espiritismo por la lectura de las obras de Gabriel Delanne y de Allan Kardec, muy apreciadas en aquel tiempo. Integró un grupo espírita a través del cual, Marthe, su esposa, se manifestó. Convencido por esa razón de la supervivencia del alma más allá de la muerte, transmitió ese conocimiento a sus hijos. Caroline, muy entusiasta de esas revelaciones no se apartó y supo sacar provecho de sus experiencias espíritas rogando por su padre, cuando,más tarde, durante la segunda guerra mundial, éste fue muerto por los alemanes. La continuación de ese amor tomaría cuerpo en la existencia actual.
A pesar de toda la atención y los cuidados aportados a su estado de salud, la hidra terminó su obra devastadora. En la última fase de su vida, cuando la morfina aliviaba sus dolores, las tenues conexiones que la ataban a la carne le hacían percibir los espíritus y sus palabras; los describía.

Próxima a ese estado de su realidad, la confusión natural que conoce el alma moribunda se vuelve ínfima. Y Agnès partió el 27 de agosto de 1992, llena de certezas y serenidad en el porvenir que se haría suyo. Los espíritas la acompañamos hacia su nuevo destino con oraciones y cadenas fluídicas, el día de la última reunión alrededor de sus despojos mortales. Desde el 31 de agosto de 1992, ya Agnès se manifestaba por escritura
automática para decirnos: “Que estaba presente en sus exequias, sin cruz y sin prejuicios, feliz por los no-espíritas presentes que comprendieron muy bien por qué estábamos reunidos…” Se comunicó luego con el Círculo por medio de las facultades mediúmnicas puestas a su disposición, para venir a querer a los que había dejado y tranquilizarlos respecto al bienestar sin igual que la invadía. Y también, para dar testimonio de un más allá que, como un hormiguero, se activa sin descanso para ayudar a los que tienen necesidad, encarnados o desencarnados.

Extractos de mensajes: “Estaba tan cansada, estaba tan mal en mi piel. Era necesario que partiera. He partido
para no sufrir más, he partido para vivir, crear, dar y actuar cerca de los que amo, y también para transformar
a mi padre… Soy tan feliz, aunque, tan ligera… Escucho vuestros pensamientos… Estoy al lado de músicos que me hacen visitar mundos pensados por los espíritus donde la música tiene toda su importancia, pues la música cura las almas… Veo hijos que encuentran a sus padres, hermanos que encuentran a sus hermanas… Veo escenas de amor verdadero, justo y directo, es tan hermoso”.

Agnès ha seguido aprendiendo y comprendiendo cerca de los espíritus, entregándose completamente a la gracia de la danza que tanto amaba, y al canto, para acompañar en su despertar astral a las conciencias dormidas. Decidió rápidamente, después de concertar con entidades iluminadas, volverse la guía protectora de su padre,Gilbert. (Esto es posible cuando el avance evolutivo es suficiente). Durante varios años, ha prodigado consejos a su padre, para que cure las heridas de su partida física y trabaje en su propia metamorfosis, convirtiéndose en el hombre libre que deseaba ser. Extractos de mensajes:

“El pasado se aleja, es tu devenir lo que me importa, yo que desde ahora te guío en este más allá que resplandece en millones de claridades nuevas… Te sigo, te escucho,tú me rezas, me llamas… Es necesario, lo deseo, verte alegre y reidor… Soy muy feliz, y lo que veo en el mundo de los espíritus me tranquiliza de los horrores vividos en la Tierra… Soy un guía decidido que no debe ser el espíritu del compromiso, el abogado de las debilidades, y pensando en papá, le digo: Hazte completamente libre… Si es preciso,me convertiré en tu obsesión para conseguir tu libertad…”.

Agnès había resuelto no reencarnar hasta que su padre no se hubiera liberado totalmente de una situación
personal. Siendo así, cerca de Igor a quien seguía amando con un amor que no olvida nada porque tiene
el recuerdo total, se mostró encantada con la nueva vida de Igor junto a otra compañera, Fabienne.

En 1997, una clarividencia mediúmnica indicó el deseoy la voluntad de Agnès de reencarnar cerca de Igor y
Fabienne. Prosiguiendo su búsqueda del absoluto, fue junto al que quería encontrar que, bajo los rasgos de un niño, Sacha vio la luz el 2 de mayo de 1998.

Han pasado los años, ahora tiene diez años e Igor declara sobre la personalidad del que fue Agnès: “Sacha es un niño tranquilo, que quiere que sus asuntos sean ordenados. Es cuidadoso de su imagen. Le encanta estar bien vestido. Es bastante meticuloso en lo que hace. Es un niño un poco soñador que adora el cine. Sin embargo necesita tener confianza en sí mismo pues tiende a no creer en sus capacidades. Agnès tenía un poco este perfil. Lo que hay de asombroso en Sacha, es que ama a Inglaterra, sin que en esta vida haya puesto los pies allí. De carácter más bien sociable, le gusta tanto la compañía de otros niños como los momentos en que prefiere estar solo en calma jugando los juegos de nuestra época, ordenador,Playstation etc., también le gusta dibujar y a veces pasa tiempo solo, concentrado en lo que hace”. Viajeros de vida en vida, los corazones llenos de amor no se separan nunca, para nutrirse cada día con los abrazos de lo bello y
de lo verdadero. Puesto que “Nacer, morir, volver a nacer y progresar sin cesar, tal es la ley”, la máxima de Allan Kardec está aquí bien ilustrada.

Un día, Sacha sabrá reconocerse; Fabienne y yo no le imponemos esas informaciones, preferimos dejar
que lleguen. El objetivo de una nueva encarnación no es necesariamente recordar el pasado porque sí, sin
precaución, pues los miedos o los traumas podrían despertar y ser obstáculo para las metas decididas antes
del retorno a la tierra. No obstante, en su fuero interno, el espíritu se acuerda y eso es lo esencial, eso se traduce en la personalidad, en los gustos, en el carácter y sucede con frecuencia, de manera furtiva, que compruebo las similitudes entre Agnès y Sacha en ciertas actitudes espontáneas, igualmente en las miradas fugaces. El espiritismo y el Círculo Allan Kardec han permitido que esta historia pueda ser vivida. Gracias a los médiums que reciben a los espíritus en sesiones, nos hemos beneficiado con noticias de los espíritus pero también con el testimonio de la supervivencia.

El 14 de abril pasado, nos enteramos de la partida carnal de Gilbert Jacquet quien fuera el papá de Agnès. Dejó la sombra para unirse a la luz luego de terminar su vida en un geriátrico. Era miembro del Círculo desde 1985 y conservaba una certeza espírita a pesar de su retiro de la vida asociativa. Algún tiempo después de su partida, Agnès, había logrado comunicarle desde el más allá, un poema en el cual le aseguraba su libertad y el fin de los sufrimientos:

Estoy aquí, muy, muy cerca de ti,
Mi gozo de estar en mi vida de ultratumba,
Te protejo más allá de las reglas y las leyes,
Mi bonanza de estar en mi vida de ultratumba.
Un pasado de infortunio da lugar al porvenir radiante,
Abrazo tu mirada azul vuelta hacia el cielo,
En la conciencia del calor de un corazón,
Abrazo todas tus penas, y borro la desdicha.
Sigo la danza sobre el hilo de Ariane,
Mi amor por ti inscrito sobre el rostro de Anne,
Mi regalo para tu fuerza de estar en misión,
Así ves bien que no he dejado tu casa.
Frecuento tu sueño y tus ensueños de felicidad,
Te recibo en mi jardín de rosas multicolores,
Para tomarte la mano y bailar el vals de los muertos,
En el país de los vivos donde nada muere, ni aun los recuerdos.
A la gloria de mi padre canto la poesía,
Mi eternidad es tu eternidad que invita a compartir,
Y persigue a todos los tabúes encontrando mi vida,
Te la contaré aún en la cueva de las montañas sin edad.
Agnès


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martes, 16 de agosto de 2011

Investigando vidas pasadas

Dr- Ian Stevenson



IAN STEVENSON,
REMINISCENCIAS DE VIDAS PASADAS


Ian Stevenson nació el 31 de octubre de 1918 en Montreal, Canadá y
abandonó esta Tierra el 8 de febrero de 2007 en Charlottesville, Estados
Unidos. A lo largo de su vida, fue profesor y un eminente psiquiatra, fundador de la investigación científica sobre la reencarnación.

Desde 1967 hasta su muerte, fue director de la División sobre los Estudios de la Personalidad (DOPS) y profesor del Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Virginia. Como especialista en psiquiatría e investigador científico de renombre mundial en el campo de lo paranormal, Ian Stevenson propuso a los occidentales que debemos dejar de lado nuestras tendencias a oponernos a creer en la “reencarnación” y mirar más de cerca la realidad de los casos que él ha estudiado.

En muchas regiones del globo, ha podido encontrar niños que dicen recordar una vida anterior. Ha compilado
dos mil seiscientos de estos casos conocidos, de los cuales sesenta y cinco han sido publicados a través de
sus diferentes libros. Basándose en los recuerdos de los niños, se han reunido informaciones precisas y se
han comparado con las informaciones referentes a lapersona de la vida anterior: su identidad, su familia, su lugar de residencia y las circunstancias de su muerte. Se han descubierto marcas de nacimiento, así como
otras características físicas que tienen un vínculo con las experiencias de la vida anterior presente en los recuerdos. ¿Cómo puede ser considerado el fenómeno de la reencarnación por un espíritu racional? ¿Es capaz un ser humano de recordar haber vivido en la tierra una vida anterior a la suya? Sí, afirma Ian Stevenson. Pero estos recuerdos son referidos por niños muy pequeños. Cuando este último dice recordar retazos de eventos de su vida anterior, que hace de ellos un relato detallado, uno se da cuenta, tras la investigación, que no ha podido tener conocimiento de ello en su segunda vida. He aquí lo que pensaba Ian Stevenson y citamos algunos extractos de su propia reflexión:

“(…) Los hombres de ciencia comprometidos con otros puntos de vista no perderían nada, a mi modo de ver
(aparte de algunos de sus conceptos, por ejemplo: que el ser humano no es más que un cuerpo físico) si consintieranen abrir su espíritu y examinar lo que tenemos como indicios de la vida después de la muerte. La reencarnación, al menos tal y como yo la concibo, no invalida en nada nuestros conocimientos sobre la evolución y la genética.

Sugiere sin embargo la posibilidad de dos corrientes: la evolución biológica y la evolución personal. Estas
corrientes muy bien podrían entrecruzarse a lo largo de la vida terrenal. ¿Cómo? Por el momento, apenas podemos vislumbrarlo (…)”

“(…) Ciertas personas tienen características únicas que no pueden ser explicadas por las solas combinaciones de variaciones genéticas y la influencia del entorno. La hipótesis de la reencarnación merece ser considerada como el tercer factor en juego. Si por la mezcla de genes somos un producto ‘del azar y de la necesidad’, para citar a Jacques Monod, no podemos esperar ninguna solución al problema de las desigualdades que diferencian a los seres desde su nacimiento. Hay escaso consuelo en la noción de ‘destino’ comparable a un juego de naipes en el que podemos utilizar bien o mal los que nos son servidos. ¿Por qué nace un individuo ciego? Un ciego de nacimiento no puede ver los naipes que tiene en la mano.
Evidentemente, creer en la reencarnación no trae compensación inmediata a la ceguera congénita.

Hagamos la pregunta de otra manera: ¿por qué tal persona y no otra nació ciega? De este modo, se sobrentiende o se presume que existe una asociación entre una personalidad y un cuerpo por la duración de una vida, y que existe una diferencia entre esta personalidad y su envoltura carnal.

Es evidente que si existe la reencarnación, el individuo que nace ciego puede, razonablemente, esperar tener en otra vida una visión normal. Los espíritus críticos objetan esta hipótesis diciendo que nuestros argumentos son el reflejo de nuestros deseos. Esta objeción implica la idea (falsa) de que lo que deseamos no puede ser verdad. Es cierto que somos más capaces de creer lo que nos gusta que lo que nos desagrada. Pero nuestras aspiraciones muy bien podrían resultar justas. De todas maneras, utopía o realidad, nuestras investigaciones deben continuar, nos guste o no el resultado (…)”.

“(…) Los niños están libres de toda la documentación que atesta el cerebro de los adultos. Es por eso que
atribuimos tanta importancia a sus relatos espontáneos sobre su vida anterior. Aparte de raras excepciones,
hablan por su propia voluntad: nadie les ha preguntado lo que eran antes de su nacimiento. No pueden haber
aprendido gran cosa sobre los difuntos por medios normales. Además, generalmente podemos evaluar con
bastante precisión si la información que comunican no tiene ninguna fuente normal (…)”.

Para ilustrar el trabajo de Stevenson, hemos extraído de su libro Los niños que recuerdan sus vidas anteriores tres testimonios de casos que él ha estudiado:

El caso de Sukia Gupta

“En 1955, en la aldea de Kampa, en el oeste de Bengala, Sukia Gupta tenía unos dieciocho meses cuando comenzó a mecer su almohada y a llamarla Minu. Cuando se le preguntó quién era Minu, respondió: ‘Mi hija’.
Durante los tres años que siguieron, la niña hablaba a menudo de su familia, de su marido, de su hija y de la vida que habían llevado juntos. Les dijo que era la reencarnación de una mujer llamada Mana y que su marido, sus cuñados Khetu y Karuna, y Minu vivían en Rathtala en el Bhatpara, a 18 Km. de allí. Sukia pedía que la llevaran allá y, como su familia jamás había oído hablar de esa región, ella propuso llevarlos. Un poco más tarde, su padre se enteró de que realmente Rathtala existía, que un tal Khetu vivía allí y que éste había tenido una cuñada llamada Mana, muerta algunos años antes y que había dejado una hija pequeña, Minu. Impulsado por la curiosidad, el padre de Sukia arregló un encuentro entre las dos familias. Sukia se dirigió
a Rathtala en compañía de sus padres durante el verano de 1959. Fue ella quien los condujo hasta su supuesto cuñado. Identificó a todas las personas de las que hablaba desde hacía años. Pero, hecho muy sorprendente, llamó a su cuñado Karuna, cuando todo el mundo lo llamaba Kutu. Hasta sus vecinos más cercanos desconocían su verdadero nombre. Sukia reconoció numerosos objetos en la casa y sacó los saris de Mana de un cofre lleno de trajes que habían pertenecido a diversas personas. Dio muestras de extremo cariño hacia su “marido” y Minu. Por tanto, jamás se podrá encontrar el menor rastro de fraude en este
asunto, ni el menor motivo para hacer fraude".

El caso de Erin Jackson

"Erin Jackson nació en Indiana en 1969. Su madre me escribió en 1980 para decirme que cuando su hija tenía unos tres años, hablaba a menudo como si recordara una vida pasada. Después de un intercambio de correspondencia, me dirigí a Indiana para interrogar a los padres de la niña, pero el padre de Erin no asistió a la entrevista, y su esposa me aseguró que él no sabía nada más que ella. La propia Sra. Jackson debió buscar en su memoria lo que podía darme como información pues desde los cuatro años Erin  había olvidado todo. El período de los “recuerdos” había sido, pues, muy corto. A los tres años Erin había comenzado a volver a ver “cuando era un muchacho” o bien “cuando se llamaba John”.

Por ejemplo: “Cuando me llamaba John, uno iba a un lago donde hacía flotar mi barco grande”. O: “Cuando yo era un muchacho, teníamos un perro negro y un gato blanco”.

Decía también que había tenido un hermano que se llamaba James y que su madrastra (probablemente la segunda esposa de su padre) la quería y se llevaba bien con ellos. Decía Erin que James tenía una marcada preferencia por la ropa negra, y hasta por la ropa interior negra. Pero no daba ninguna
indicación sobre el lugar y la época en que ocurría todo eso.

A menudo se quejaba de la fealdad de las grandes carreterasnorteamericanas con sus vallas de anuncios, sus postes telefónicos, y la invasión de automóviles todos reunidos en los mismos lugares. De vez en cuando murmuraba, como para sí misma: “Era mucho mejor cuando había caballos. Estos autos son terribles. Han echado todo a perder, los campos ya no son hermosos, las ciudades tampoco. (Pienso que la época de la que hablaba debía ubicarse antes de 1930, pues los estragos de las regiones rurales norteamericanas habían comenzado hacia 1910, cuando Henry Ford empezó a producir los automóviles en serie, lo cual llevó a la construcción de carreteras y autopistas).

Erin siempre quería vestirse como muchacho y realizar actividades de muchacho, y eso desde que estaba en edad de saber distinguir entre trajes femeninos y masculinos.

Para sus lecciones de natación, su madre le había comprado un traje de dos piezas del que se obstinaba en
llevar sólo la braga. Entonces, se le compró un bañador de una sola pieza. Igualmente, cuando necesitaba llevar vestidos de niña, parecía humillada y volvía rápidamente a sus jeans y pantalones. Cuando la conocí, ya tenía diez años, sin embargo no llevaba ropa femenina sino cuando no podía evitarlo, es decir unas tres veces por año, y aun así era necesario que sus vestidos estuvieran libres de feminidad: ¡nada de volantes, ni de encajes! Insistía también en llevar su cabello muy corto, como un chico, y no consintió en dejarlo crecer sino hasta los nueve años. Erin no se interesaba por las muñecas que representaban a seres humanos, y si se le daba una, la desnudaba en favor de uno de sus animales de peluche.

Le encantaba dibujar, leer y construir con juegos de construcción. Al aire libre prefería nadar, trepar a los
árboles y pescar. Tenía un gran deseo de aprender a jugar béisbol y de convertirse en “scout”, pero el equipo
donde quería entrar sólo admitía muchachos, lo cual la desconsoló. Con frecuencia suspiraba: “¡Como quisiera ser un muchacho! ¿Por qué no soy un muchacho?” Erin era una niña de inteligencia superior. Su madre me dijo que había aprendido a leer desde los tres años y, al parecer, sin que nadie se hubiera tomado el trabajo de enseñarle. Tenía una evidente facilidad para el dibujo, que (después de haber visto algunos de sus bosquejos) encontré insólita para una niña de su edad. También había compuesto poemas que un adulto hubiera estado contento de escribir.

Durante un año, Erin habló de su otra vida (más o menos una vez por semana). Cuando la conocí tenía casi once años y recordaba muy poco de lo que decía entre los tres y los cuatro. Sin embargo, a lo largo de mi conversación con su madre, intervino repetidas veces para comentar algunos detalles. Le quedaban, pues, secuelas de sus recuerdos.

Su masculinidad persistió durante algunos años luego de que había “olvidado” su vida anterior, pero a los once años evolucionó hacia la normalidad y comenzó a comportarse como todas las niñas de su edad.
Los Jackson eran de religión cristiana protestante, no creían en la reencarnación y casi nunca habían oído
hablar de ella cuando Erin empezó a “contar”. Luego,la Sra. Jackson realizó lecturas que la incitaron a creer,
mientras que su marido permanecía refractario. Sin embargo, no puede sospecharse que la Sra. Jackson haya
alentado a su hija en lo que ella misma definía como “ideas caprichosas”. Al principio, se contentaba con
escuchar absteniéndose de burlarse de ella, aparentando cortésmente que se interesaba.

El caso de Samuel Helander

Samuel Helander nació el 15 de abril de 1976 en Helsinki. Aun antes de cumplir los dos años, hizo observaciones, reconoció objetos y tuvo un comportamiento que parecía indicar que recordaba la vida del joven hermano de su madre, Pertti Hâikö. Estas particularidades se acentuaron a medida que crecía. Fui a Helsinki en 1978 y en 1981.

Mis informadoras eran la madre de Samuel y su abuela materna, madre de Pertti. Pertti había nacido el 8 de junio de 1957 en Helsinki, y murió el 10 de junio de 1975 de mellitus diabética no curada. Tenía pues dieciocho años.

Había tenido algunos síntomas como una sed extrema, bebiendo litros de agua, pero nadie se había dado cuenta de la gravedad de su estado. Un día, cayó en coma y no despertó. Su madre Anneli y su hermana Marja tuvieron un inmenso pesar. Durante su embarazo, Marja soñó que Pertti le decía: “Protege a este niño”. Pues ella había tenido la intención de interrumpir su embarazo.

Al año y medio, Samuel le decía a los que le preguntaban su nombre: “Pelti”, pues no pronunciaba las “r”. En vano se trató de hacerle comprender que se llamaba Samuel. Eso duró hasta que tuvo seis años (pero respondía cuando se le llamaba Samuel). Todas las manifestaciones suscitadas por sus “recuerdos” se producían cuando reconocía un objeto familiar a Pertti o una fotografía de amigos de Pertti. Las fotos del propio Pertti no estimulaban el interés de Samuel sino cuando representaban a Pertti niño. Después de diez
años, Pertti no le interesó más —al menos en fotos.

Un día, a la edad de tres años, ante una de esas fotosdijo que acababa de ser mordido en la pierna. Nadie le
había hablado de eso a Samuel y en la foto de Pertti no se veía ninguna herida. Otra vez, mirando la foto de Pertti caminando con ayuda de una andadera, dijo: “Ese soy yo luego de que me quitaron los yesos de las piernas”. Pero no había nada en esa foto que indicara que Pertti había tenido ambas piernas fracturadas en un accidente y que le acababan de quitar los yesos (Samuel tenía entre tres y cuatro años cuando hizo esa reflexión).
Cada vez que Samuel miraba el álbum de fotos familiares, se identificaba con Pertti diciendo: “Ese soy yo”. Un día, Samuel encontró una foto del padre de Pertti, habitualmente oculta en un cajón y, aunque la veía por primera vez, lo reconoció y dijo inmediatamente que era “su padre”. Samuel identificaba también los objetos que habían pertenecido a Pertti: una guitarra, una chaqueta de pana y un viejo reloj que había perdido las agujas. En cuanto Samuel lo vio, en un cajón lleno de baratijas, se precipitó, lo sacó y dijo que era suyo. Insistió en conservarlo, de vez en cuando lo ponía debajo de su almohada durante su sueño, y a veces en un cajón debajo de su cama.

Samuel nunca hacía alusión directa a la muerte de Pertti. Sin embargo, hizo dos observaciones a este respecto. Dijo que había estado en un lugar lleno de ataúdes, de los cuales algunos estaban abiertos (Samuel nunca había visto una sala mortuoria, pero el cuerpo de Pertti había sido depositado allí después su muerte), y que su abuela (la madre de Pertti) había llorado mucho (pero esa información pudo haberla obtenido por medios normales o por simple suposición). Una vez se le llevó al cementerio y, ante la tumba de Pertti, dijo: “Esa es mi tumba”.
La madre y la abuela de Samuel habían observado también un comportamiento idéntico entre los dos niños. Un día, cuando era muy pequeño; Pertti había tragado agua de su baño, eso lo había asustado, pero no le produjo fobia al agua. Más tarde, hacia los quince o dieciséis años, había caído en un mar helado a través una fina capa de hielo y había estado a punto de ahogarse. Después de este accidente, no quiso bañarse más, por
fobia al agua. Samuel tenía fobia al baño, y era preciso emplear la fuerza para obligarlo. Su abuela decía que dar un baño a Samuel era una pesadilla.

Samuel llamaba a sus padres por sus nombres respectivos desde que supo hablar, pero llamaba “mamá” a su abuela. Era categórico en este asunto y le decía a su madre: “Tú no eres mi madre”. Era extremadamente apegado a su abuela, al punto de intentar mamar de su seno (tenía entonces dos años y ya había sido destetado mientras que Pertti a esa edad aún no lo había sido).

Samuel no dejó de llamar a su abuela “mamá” hasta los cinco años.

Pertti había sido el promotor de una costumbre ya en desuso en la familia: en Navidad, daba la vuelta a la reunión y abrazaba a cada uno, espontáneamente. Para sorpresa de todos, Samuel lo hizo, espontáneamente, a los dos años y medio, durante la reunión familiar de Navidad (1978). En fin, dos actitudes de Pertti se encontraban en Samuel: se paraba gustosamente con una pierna delante de la otra, a menudo con una mano en la cadera y cuando caminaba, tenía las dos manos a la espalda. Pertti y Samuel eran los únicos de la familia en pararse así.

¿Cómo explicar la exactitud de esos recuerdos? ¿Habría vivido el niño realmente una vida anterior, presente en su memoria? Esa hipótesis entonces se vuelve plausible.

Ian Stevenson ha estudiado estos fenómenos con su equipo de investigadores, siguiendo los pasos de algunos de los más grandes pensadores de la historia de la humanidad, Pitágoras, Platón, Plotino, Orígenes, Kant, Fichte y Schopenhauer, entre otros. Las conclusiones a las cuales llega tienen con qué trastornar nuestras certezas, nuestra comprensión del cerebro humano y nuestra apreciación de lo paranormal.

El número más elevado de casos de reencarnación en ciertos países (India, Sri Lanka, Birmania, Brasil, Alaska, Líbano…) se debería sobre todo al hecho de que los relatos de los niños son mejor tolerados allí.
Stevenson rechaza toda posibilidad de fraude en virtud de la puesta en escena que habría impuesto la concordancia de numerosísimos testimonios y debido a la ausencia de un móvil que justificara el interés por tal fraude.
El niño que recuerda, es llevado a perder progresivamente esa memoria; el olvido de su vida anterior le permite comprender mejor su vida presente.

Estos recuerdos anteriores manifestados por los niños representan un formidable campo de exploración que permite comprender mejor la reencarnación. Los testimonios, por su número y su diversidad, constituyen elementos suplementarios de argumentación en favor de la idea de la reencarnación, es lo que Ian Stevenson ha llegado a demostrar con sus incansables búsquedas e investigaciones a través del mundo.

Le Journal Spirite nº 77

( Visitar  "elespiritadealbacete.blogspot.com )

lunes, 15 de agosto de 2011

Instrospección y Reencarnación




“El estudio de la reencarnación no interesa únicamente para el examen del pasado, las demostraciones del renacimiento del alma  en la ascensión evolutiva; habla, más profundamente, para el reequilibrio de nosotros mismos.
No precisamos exhumar personalidades que ya desaparecieron en la ronda inflexible del tiempo, a fin de  cerciorarnos de la realidad de los principios reencarnacionistas.

 Recurramos a la introspección.

Pensemos en la actividad cotidiana de cuando en cuando para observarnos, en el amago del ser, constataremos la expresión multifacética de nuestro espíritu.

Ahí, en la soledad del plano intimo, en análisis  correcto y desapasionada, sorprenderemos tal como somos y, confrontados los impulsos que nos caracterizan  la índole con los conocimientos superiores que vamos adquiriendo, topamos, de choque, con las individualidades que vivimos en muchas existencias.

Después de semejante auto auscultación,  vemos el propio comportamiento en la vida exterior.

Entonces, encontraremos, el trazo dominante de nuestra naturaleza múltiple en el trato con personas y situaciones  por las reacciones que ellas nos causan.

 Lo que más nos asombra es el desnivel de nuestro sentido de amor y justicia, una vez que estamos plenamente  convencidos de que somos responsables  y punibles por las faltas graves y, hay criaturas que nos merecen el máximo aprecio, sin que sintamos por ellas más que aversión y viceversa.

Determinemos, por nosotros mismos, las oportunidades que hablamos de eso o aquello, atendiendo cautelosamente la opinión verdadera que alimentamos en el asunto, atendiendo  nuestro arte de despistar cuando nuestros intereses están en juego y verificamos que la cortesía, en ciertas ocasiones, no pasa de capa atrayente que nos guarnece la astucia, en el logro de ciertos fines.

No  nos proponemos en el comentario la intención de arrasarnos o deprimirnos. Lejos de ellos, sugerimos el tema con el objetivo de fomentar la pesquisa clara  y benéfica de la reencarnación, en nosotros mismos, sin necesidad de cualquier recurso a otras revelaciones,  a la manera de persona que enciende  una luz para conocer los escondites de la propia casa.

Estudiemos la ley  del renacimiento en la vida física, dentro de nosotros.

No nos escondamos, ante la verdad, para que la verdad nos corrija.

“No basta que el discípulo tenga un maestro digno para  sembrar la disciplina determinada. Es necesario que el se informe  en cuanto a las lecciones y se las aplique.”

Por el espíritu André Luiz – Del Libro: Sol en las Salmas, Médium: Waldo Vieira.

domingo, 14 de agosto de 2011

La venganza



La venganza es un sentimiento, que expresa el retraso moral en que aun se encuentra nuestro espíritu, y es contrario a la Ley de Amor, y como indica Julio Olivier: “nunca debe hacer vibrar el corazón del que se llama espirita...”

¿Por qué?

Porque al dar pie a estos malos sentimientos sentimos en nuestro corazón un gran odio, cólera contra alguien y no somos capaces de Perdonar, de devolver bien por mal, por otro lado nos sumergimos en un estado de falsedad y la bajeza donde podemos hacer cosas terribles, contrarias completamente a la Ley de Amor, en donde nos falta humildad, resignación para aceptar las pruebas de las cuales fuimos nosotros los responsables de los que nos acontece, y es una forma de revelarnos y no aceptar la justicio divina.

Por ser un indicio de esas costumbres bárbaras, como nos indica la lectura, “tiende a borrarse de entre los hombre”.

¿Como..?

A medida que vamos practicamos la ley de amor, por la ley del progreso el espíritu va de reencarnación en reencarnación, y va poco a poco elevando su nivel espiritual, cuando para ello pone buena voluntad, para rechazar los indicios de este sentimiento y no dejar abrir esa brecha a los espíritus inferiores que la inspiran sea por odio y venganza contra nosotros o el ofensor.

Por ello la venganza es un indicio cierto del estado de atraso moral en que podemos estar.

¿Por que dejamos nacer este sentimiento de venganza?

Primero, porque no creemos en la Justicia Divina, y por ello hacemos justicia con nuestras propias manos. No sabiendo que por la ley de causa y efecto debemos realizar el pago de las deudas contraídas sea en esta reencarnación o en las próximas.

Segundo por que NO somos capaces de perdonar y olvidar las ofensas ó no sabemos perdonar y olvidar las ofensas. Nuestro Hermano Jesús nos enseño que debemos perdonar no solo 7 veces sino setenta veces 7 veces, debemos practicar el perdonar, la indulgencia, comprendiendo al ofensor.

¿Cómo podemos evitar caer en este estado o por que no como evitar caer en esta tentación?

Jesús nos indico “Vigilar y Orar”, para no caer en tentación.

Por ser una costumbres bárbara, la llevamos latente en nuestro individualidad ya que renacemos con las fuerzas desequilibradas de nuestro pretérito para las tareas de reajuste, y a nuestro paso vamos a encontrar ese cuadro que nos permite poner a prueba y practicar la tolerancia, el perdón, la humildad, para ellos debemos estar siempre en vigilando y orando para no reprobar la prueba y no caer en tentación.

Debemos practicar los sentimientos de fraternidad y tolerancia.
Xiomara

( Os invito a visitar  el blog  "el espirita albaceteño".-  elespiritadealbacete.blogspot.com )