INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.-Oremos por los abortistas
2.- Desvaríos de un insurgente e ilustre físico
3.- Temor a la muerte
4.- ¿ Es el Espiritismo una religión?
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OREMOS POR LOS ABORTISTAS

Oremos para que Dios con su misericordia toque en el corazón de los abortistas para que puedan sentir el amor de Dios en sus gestaciones para poder amar a los espíritus reemcarnantes de forma más misericordiosa, caritativa y cristiana como co-creadoras de la divina misericordia y bondad de Dios para permitir al reencarnacionista a tener su gran oportunidad de reencarnar en nuestro planeta para poder así dar su continuidad al progreso y reformas éticas y morales en nuestra tan amada tierra como eternos aprendices del cristianismo y ser educados en la luz del amor. . .
....Yo vi a mi hijo ser muerto en la barriga por una joven inconsecuente y sin amor en el corazón incapaz de amar a su propio hijo donde el espíritu de mi hijo se proyectó encima de una mesa mediúmnica clamando por ayuda a todos los que allí se encontraban en el centro espírita grupo de la fraternidad amor cristiano. . .
.... Oremos por las víctimas de la violencia física, moral y espiritual. . .
.....Oremos por los translocados que creen que matando un cuerpo se librará del espíritu. .
..... Oremos por la paz territorial y mundial...
.... Oremos por un mundo mejor donde actúe paz, armonía, equilibrio, fraternidad, compañerismo, indulgencia, complacencia cristiana y mucha paz. . .
.... Oremos por un mundo mejor.
Oremos por la paz a mis queridos amigos y hermanos. Que Dios los bendiga hoy y siempre y que la paz se haga presente en nuestros corazones y en el corazón de la humanidad. . . Que Dios sea con nosotros hoy y siempre. Mucha paz.
(Por Fabiano Máximo de Cristo)
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DESVARÍOS DE UN ILUSTRE E
INSURGENTE FÍSICO
Stephen Hawking, fue uno de los más influyentes físico teórico desde Einstein, confinado a una silla de ruedas por cuenta de una Dolencia Neuronal Motora(MND). Este aseveraba insistentemente que no hay necesidad de invocar a Dios para explicar la existencia del Universo. Garantizaba que “no existe ningún paraíso y vida después de la muerte.” Bajo el deslumbramiento de su inocua inteligencia, negaba continuamente la vida espiritual,
Él admitió que había intentado suicidarse en la década de 1980. cuando la enfermedad neurológica comprometió sus capacidades para respirar y hablar.
Ateo y materialista Hawking infelizmente desconocía que el suicida, además de sufrir en el mundo espiritual las dolorosas consecuencias de su gesto impensado de rebeldía ante las leyes de la vida, también renacerá con todas las secuelas físicas resultantes der su acto suicida, y que tendrá que afrontar, nuevamente, la misma situación probatoria que su flácida fe y su distanciamiento de Deus no le permitirán alcanzar el éxito existencial. Probablemente las, entonces presentes, restricciones físicas del afamado e insurrecto científico sean la consecuencia de algunos suicidios cometidos en vidas anteriores.
Los espíritas, sabemos que el suicidio es la más desastrosa manera de huir de las pruebas o expiaciones por las cuales deben pasar el hombre. Es una puerta falsa en la que el individuo, juzgando libertarse de sus males, se precipita en una situación mucho peor. Arrojado, violentamente, para más allá del túmulo, en plena vitalidad física, revive, intermitentemente, por mucho tiempo, los acicates de consciencia y sensaciones de los desastrosos instantes, además de quedar sometido en regiones de penumbras, donde sus tormentos serán importantes para el sacrosanto aprendizaje, flexibilizándolo y enseñándolo a respetar la vida con más empeño.
Bajo el guante de la enfermedad que podría representar un benévolo convite de la de la vida para reflexiones espirituales la rebeldía del científico británico permanece bajo el yugo de ingenua rabieta contra Las Leyes del Creador.
Stephen presentaba argumentos incoherentes, defendiendo el derecho de un paciente terminal a poder optar por la muerte asistida (eutanasia). Expone el insurgente Hawking que "si alguien tiene una dolencia terminal y está sufriendo tiene el derecho de poder elegir poner fin a su vida."
Ignoraba el rebelde físico británico que el médico que practica la eutanasia no honra el Juramento de Hipócrates, el “Padre de la Medicina”, que vivió en Grecia, 460 a.C., y era tenido como descendente de Esculápio, el dios de la medicina. Su compromiso de honra es considerado la ley moral mayor del arte y de la ciencia de curar. Su afirmación íntegra, muy poco conocida, contiene la prohibición tácita de la eutanasia. Veamos:
“Juro por Apolo, médico, por Asclepios, Hiligéia y Panacéia y tomo por testimonio todos los dioses y todas las diosas, hacer cumplir conforme mi poder y mi razón el juramento cuyo texto es este: Aplicar los regímenes, para el bien de los enfermos, según mi saber y mi razón, nunca para perjudicar o hacer mal a quien quiera que sea. A nadie daré, para agradar, remedio mortal [eutanasia], ni consejo que lo induzca à la destruición.
No cabe al hombre, en circunstancia alguna, o bajo cualquier pretexto, el derecho de escoger y deliberar sobre la vida o la muerte de su prójimo, y la eutanasia, esa falsa piedad, interrumpe la terapéutica divina en los procesos redentores de la rehabilitación. Pues no siempre conocemos las reflexiones que el Espíritu puede hacer en las convulsiones de dolor físico y los tormentos que le pueden ser otorgados gracias a un relámpago de arrepentimiento.
De este modo, entendamos y respetemos el dolor, como instructor de las almas y. sin vacilaciones o indagaciones des cabidas, amparemos a cuantos experimentan la presencia constreñidora y educativa, recordando siempre que a nosotros nos compete, tan solamente, el deber de servir, por cuanto a la Justicia, en última instancia, pertenece a Dios, que distribuye con nosotros el alivio y la aflicción, la enfermedad, la vida y la muerte, en el momento oportuno.
- Jorge Hessen-
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TEMOR A LA MUERTE
Pregunta de Allan Kardec: El temor a la muerte es para muchas personas una causa de perplejidad. ¿A qué se debe ese temor, dado que tienen ante ellas el porvenir?
Respuesta de los Espíritus: “Ese temor no tiene ninguna razón de ser. No obstante, ¡qué pretendes! Cuando son jóvenes se intenta persuadirlas de que existe un Infierno y un Paraíso, pero se les dice que es casi seguro que irán al Infierno, porque lo que está en la naturaleza es un pecado mortal para el alma. Entonces, cuando llegan a ser adultas, si tienen un poco de juicio no pueden admitir una cosa semejante, y se vuelven ateas o materialistas. Así es como se las induce a creer que fuera de la vida presente no hay nada más. En cuanto a las que persistieron en sus creencias de la infancia, temen ese fuego eterno que habrá de quemarlas sin consumirlas.
”La muerte no inspira en el justo ningún temor, porque con la fe tiene la certeza del porvenir. La esperanza le hace aguardar una vida mejor; y la caridad, cuya ley ha puesto en práctica, le confiere la seguridad de que en el mundo al que va a ingresar no encontrará ningún ser cuya mirada deba temer.” (Véase el § 730.)*
Comentario de Allan Kardec: El hombre carnal, más apegado a la vida corporal que a la espiritual, experimenta en la Tierra penas y goces materiales. Su felicidad consiste en la satisfacción efímera de sus deseos. Su alma, constantemente preocupada y afectada por las vicisitudes de la vida, se mantiene en un estado de ansiedad y de tortura perpetuas. La muerte lo espanta porque duda de su porvenir y cree que habrá de dejar en la Tierra todos sus afectos y esperanzas. El hombre moral, en cambio, que se ha elevado por encima de las necesidades ficticias creadas por las pasiones, experimenta desde este mundo goces que el hombre material no conoce. La moderación de sus deseos otorga a su Espíritu calma y serenidad. Feliz con el bien que hace, para él no hay decepciones, y las contrariedades pasan por su alma sin dejar en ella ninguna impresión dolorosa.
Pregunta de Allan Kardec: ¿No parecerá a algunas personas que esos consejos para ser felices en la Tierra son un tanto banales? ¿No verán en ellos lo que llaman lugares comunes, verdades trilladas? ¿No dirán que, en definitiva, el secreto para ser feliz consiste en saber soportar la propia desdicha?
Respuesta de los Espíritus: “Habrá quienes digan eso, y serán muchos. No obstante, ocurre con esas personas lo que con algunos enfermos a los que el médico prescribe una dieta: querrían curarse sin remedios y sin abandonar los excesos en las comidas y las bebidas.”
Tomado del Blog Kardec, en Zona Espírita
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¿ ES EL ESPIRITISMO UNA RELIGIÓN ?
¿Es el Espiritismo una religión?
El Espiritismo es una doctrina filosófica que tiene consecuencias religiosas como toda filosofía espiritualista, y por esto mismo toca forzosamente las bases fundamentales de todas las religiones: Dios, el alma y la vida futura; pero no es una religión constituida, dado que no tiene culto, rito ni templo, y que entre sus adeptos ninguno ha tomado ni recibido título de ningún tipo..
El Espiritismo no posee dogmas, ni cultos, ni ritos, ni ceremonias, ni jerarquías; no pide, ni admite ninguna fe ciega, quiere que todo sea comprendido. Está basado, pues, en principios independientes de toda cuestión dogmática. El Espiritismo no es por tanto una religión porque no hay una palabra para expresar dos ideas diferentes, y que, en la opinión general, la palabra religión es inseparable de culto, despierta exclusivamente una idea que el Espiritismo no tiene. No teniendo el Espiritismo ninguno de los caracteres de una religión en la acepción usual del vocablo, no podía ni debía adornarse con un título sobre cuyo valor inevitablemente se habría equivocado. Es por esto por lo que simplemente se dice doctrina filosófica y moral.. No obstante sus consecuencias morales están implícitamente en el Cristianismo, porque es la moral que recomiendan los espíritus, y la más alta expresión de caridad y amor la prójimo que encontramos.
(Tomado de Qué es el Espiritismo. Allan Kardec.)
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