martes, 12 de agosto de 2025

Riqueza o pobreza, ¿ Cual de estas prefieren lox Espíritus?

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-¿ A dónde vamos ?

2.- Actualización del Espiritismo

3.- Razonada profesión de fe espírita: El Alma

4.- Riqueza o pobreza, ¿ Cual prefieren los Espíritus?

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                     ¿ A DONDE VAMOS ?

¿A dónde va el alma, cuando abandona su cuerpo ya gastado e inútil para la vida física, cuando se desprende de esa pesada envoltura material que la sujetaba al globo terrestre? 

He aquí la primera de las tres preguntas que hicimos a la ciencia espírita, y resuelve este problema con tanta lógica como ha resuelto tantos otros.

Hemos visto que, del espacio vienen los espíritus cuando revisten una forma material en nuestro mundo, para alcanzar por su medio, un grado más alto de progreso; hemos visto también que el objeto de la vida humana es precisamente este, la purificación y la elevación del alma, por el trabajo y por el sufrimiento, siendo cada mundo un peldaño de la escala infinita del progreso por la que ha de ascender.

Realizado el fin de la encarnación, agotado el fluido vital que animaba su organismo, cae éste para dejar paso al Espíritu, que vuelve a reconquistar con este hecho, su perdida libertad, y regresa a la vida espiritual de donde había salido cuando encarnó.

Cada desencarnación en nuestro mundo representa, digámoslo así, un nacimiento en el espacio. Allí vuelve el Espíritu después de librada su batalla aquí bajo; allí vive contento e individualizado con su periespíritu o cuerpo espiritual que afecta precisamente la forma de su última encarnación, cuyo periespíritu le permite relacionarse con los demás seres espirituales que le rodean.

Al llegar al espacio, al desprenderse de su cuerpo material, al reconocerse el Espíritu, se cumple en él una de las leyes admirables que rigen el mundo espiritual. Procede por sí mismo al reconocimiento del valor moral de los hechos que ha realizado en la vida que acaba de dejar, se erige en su propio juez; los actos, las palabras, los propios pensamientos que como hombre efectuó, pronunció o tuvo; se presentan ante él como cuadros disolventes, y acata algunos, y reprueba terminantemente los demás, es la conciencia desnuda y libre de la hipocresía humana que se juzga a sí misma y falla contra su propio ser.

No hay fallo más seguro, más exacto, más equitativo ni de mayores transcendencias para el Espíritu, puesto que la condena que pronuncia es a la que se somete él mismo, para cumplir la ley del Progreso.
No es Dios que juzga al Espíritu que regresa de la vida corporal; no, Dios no es Juez. Es el alma misma, la que penetra en los pliegues más recónditos de su conciencia, y al encontrar allí el mal bajo muchos aspectos, ansiosa de verlo desaparecer, comprendiendo que sólo en medio de las pruebas, de las luchas, de los trabajos y de los sufrimientos de la vida material, podrá disminuir su carga de pesadas inmundicias morales y fortalecerse en la práctica de la virtud, pide suplicante al Padre que la ha creado, una nueva existencia material de pruebas y de expiaciones para progresar.

Allí, en la vida errática, en el espacio, el Espíritu reconoce sus yerros mejor que en la Tierra, y toma resoluciones, adopta determinaciones que comprende son necesarias para su purificación y progreso. Al verse detenido en su vuelo hacia las alturas luminosas del espacio, por el peso de su periespíritu, aún demasiado denso, demasiado grosero, para permitir su elevación, se hace cargo de esa densidad, adquiere el convencimiento de que su detención en los planos inferiores de la atmósfera terrestre, es debida a las muchas manchas que afean su cuerpo espiritual, y entonces, indaga, busca, pregunta cómo ha de conquistar ese estado especial, que le dejará elevarse como los demás seres que cruzan veloces el espacio infinito, dejando tras ellos un reguero de luz.

La misericordia de Dios, auxilia al cumplimiento de la ley de justicia en aquel pobre ser, permitiendo que la contestación le sea dada por sus protectores espirituales, y al oírla se convence de que, efectivamente, sólo las luchas y los dolores de la vida material pueden obrar como reactivo purificador sobre él, transformando su periespíritu pesado, grosero, denso, incapaz de elevarse en un organismo fluídico de blancura inmaculada y de resplandeciente luz.

Entonces; ante el reproche de la propia conciencia y el convencimiento de no haber empleado debidamente las horas de su última encarnación, el Espíritu formula ardientes deseos, fervientes súplicas que serán atendidas cuando llegue la hora oportuna de cumplirse en él la ley del regreso a la vida material, para continuar labrando en ella, la obra magna de su progreso.

He ahí la respuesta de la ciencia espírita: Después de la desencarnación, vuelve el Espíritu al espacio, allí ve acumularse ante él toda la obra de su pasado, examina lo que está hecho y lo que le queda por hacer para cumplimentar la ley progresiva a la que está sometido, reconoce sus errores, sus caídas, sus múltiples tropiezos con las leyes de justicia y de amor que debían haber regido todos sus actos.

 Comprende que no existe castigo eterno para los prevaricadores de la ley, y sí, como efecto de la infinita Misericordia de Dios, la eternidad de tiempo para redimirse y los mundos de expiación y de pruebas con sus puertas abiertas a las almas impuras, para que se regeneren ellos, en las aguas del sufrimiento.

Acepta, bendiciendo a su Hacedor, el medio que le concede para purificarse y elevarse y se prepara para sus futuros destinos, bajo la dirección de sus guías espirituales, que tratan de desarrollar en él la inteligencia para que adquiera una concepción cada vez más exacta del Universo y de su Autor, concepción que despertará en él la ternura, el sentimiento y la fuerza de voluntad que necesitará en sus futuras encarnaciones para tratar a sus semejantes como a hermanos y para amarles como a sí mismo, amor que es precisamente la base de todo el edificio de su progreso. ¿No es verdad que llena el Espíritu de consuelo, de satisfacción y de bienhechora esperanza, esta doctrina? Que transmitida a los hombres por los mismos seres desencarnados, no deja lugar a la menor duda, en los que quieren estudiar, profundizar y meditar sobre estos fenómenos admirables.

En lo que enseña esta ciencia, nada encuentra el hombre que repugne a su razón, todo lo ve explicado, las mil y mil anomalías de la vida, las dudas constantes de su corazón; y lo que tienen de más grandioso a sus ojos, es que, en vez de empequeñecer a Dios, le coloca a tal altura, que goza el alma con
esa nueva concepción de la divinidad, que le muestra a Dios (si bien como un ser incomprensible para su pobre y limitada inteligencia), como Padre Amorosísimo e Incomparable de Previsión y de Bondad para todas sus criaturas.
¡Espiritismo!
¡Bendita seas, ciencia admirable, moral sublime, que has de regenerar y de redimir a nuestra pobre humanidad!
¡Mil veces bendito seas, Padre adorado, que has permitido que esa Luz brille sobre tus pobres hijos de la Tierra!

Autor: AMALIA DOMINGO SOLER

 LA LUZ QUE NOS GUÍA -CAPÍTULO V                         

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  ACTUALIZACIÓN DEL ESPIRITISMO

      Existen algunos espíritas, estudiosos y sin duda que con buena voluntad, que creen sinceramente que las obras de la Codificación Espírita de Allan Kardec, se ha quedado ya un tanto anticuada y se debería actualizar.

Cierto amigo espírita, así lo comentó y desarrollo su argumentación en un escrito que me llegó casualmente a las manos y no tuve por menos que contestarle lo que mi inspiración del momento me indicaba, y dado el interés del tema, reproduzco aquí a continuación:

Amigo Alfonso: Con respecto a tu interesante escrito sobre actualización del Espiritismo, pienso yo, tras haber leído dicho escrito, que se podría divagar mucho alrededor de sus comentarios, pero desde el principio le diré tan solo que cuando se actualiza una obra, quien en justicia y razón puede hacerlo, si así lo cree oportuno, es su autor, El Espiritismo no es obra de Kardec, pues este tan solo fue el codificador de los temas que conforman la Doctrina Espírita,  sino que en realidad, el autor de los temas codificados fueron  los propios Espíritus, bajo la dirección del Espíritu de Verdad que se la fueron transmitiendo a Kardec a través de distintas  mediumnidades. Por lo tanto son esos Espíritus y nadie más, los autores, los únicos que están legitimados para hacer las posibles actualizaciones y correcciones que ellos  estimen oportunas, cuando lo crean oportuno. Cualquier corrección o actualización de lo comunicado por ellos, deja de ser, en realidad, su doctrina o enseñanza  espírita y pasa a ser la doctrina o el criterio de quien "actualiza". 

Se pueden cambiar ciertas palabras y expresiones para actualizar el léxico o o hacerlo más comprensible, pero no así  las enseñanzas e ideas básicas y fundamentales, que son de toda época; eso solo lo puede hacer legítimamente su autor, el que  en su día las expuso, y en la actualidad con las muchas mediumnidades que existen en el mundo, tendrían sencillo elegir alguna o varias, para rectificar o corregir algo de lo que Allan Kardec codificó, tal como ellos se lo transmitieron. Ahora solo haría falta un nuevo codificador que las  reordenara y volviera a reescribir la Codificación, y esto ya me parecen palabras mayores, pues si la humanidad, con el Evangelio de Jesús que tenemos y la Tercera Revelación del Espiritismo, no ha avanzado más, moralmente, no creo que con un dudoso " nuevo Espiritismo", o "Espiritismo actualizado", fuese a progresar en ese sentido, más de lo avanzado hasta aquí.. No olvidemos que la evolución no da saltos, sino que se opera de modo progresivo y gradual. Si un día el Espíritu de Verdad y su equipo de Espíritus colaboradores, deciden reformar su obra. sin duda que lo harán, y tienen muchos medios y facilidades para hacerlo, más de las que tuvieron en el siglo XIX, pues ahora además de las mediumnidades también existen los medios electrónicos para la llamada "Comunicación Instrumental", todavía en fase experimental pero con resultados positivos por el momento. Si la humanidad hasta ahora ha asimilado mal e insuficientemente lo transmitido por Kardec a causa de las religiones dogmáticas y del materialismo generalizado,  tampoco va a cambiar de golpe por que apareciese una nueva codificación de autoría incierta, remiendo de la original,  y ahora creo que no es el caso y seguramente que tampoco es el momento, pues el tema no es de ningún ser humano sino de los Espíritus que en su día la trasmitieron.

 Saludos cordiales.

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                   RAZONADA PROFESIÓN DE FE ESPÍRITA:

                                                                       EL ALMA

4.- Hay en el ser humano un principio inteligente llamado Alma o Espíritu, independientemente de la materia y que le concede el sentido moral y la facultad de pensar.

Si el pensamiento fuese una propiedad de la materia, se vería a esta pensar; pero como nadie ha visto jamás a la materia inerte dotada de facultades intelectuales, porque cuando el cuerpo muere a dejado de pensar, es preciso deducir de todo lo expuesto que el alma es independiente de la materia y que los órganos materiales no son otra cosa que el instrumento de que se sirve el hombre para manifestar su pensamiento.

5.- Las doctrinas materialistas so incompatibles con el orden moral y subversivas al orden social.

Si el pensamiento fuese secretado por el cerebro, como lo es la bilis por el hígado, según pretenden los materialistas, resultaría que a la muerte del cuerpo, la inteligencia del hombre, lo mismo que sus cualidades morales, entrarían de nuevo en la nada; que todos los parientes y amigos que se habrían amado, se habrían perdido definitivamente; que el hombre de genio no tendría mérito alguno, puesto que sus eminentes facultades las debería a la casualidad que presidió en su organismo, y que entre el hombre de talento y el imbécil, no habría otra diferencia que tener una masa cerebral más o menos imperfecta.

Las consecuencias de esta doctrina serían tristísimas. No esperando nada para después de esta vida, no habría el menor interés en practicar el bien, y nada más natural que el procurarse el mayor número posible de placeres, aun cuando fuese a costa de otros. Sería soberanamente ridículo molestarse por los demás, y el egoísmo sería el más racional de los sentimientos. El hombre desgraciado encontraría excelente remedio en el suicidio, porque abreviaría sus padecimientos.

La doctrina materialista, es por tanto la sanción del egoísmo, fuente de todos los vicios, la negación de la caridad, manantial de todas las virtudes y del bien social, como la justificación del suicidio.

6.- La independencia del Alma es probada por el Espiritismo.

La inteligencia del Alma es probada por los actos inteligentes del hombre, que deben reconocer una causa inteligente y no inerte. Su independencia de la materia está claramente demostrada por los fenómenos espiritistas que la demuestran obrando por ella misma y sobretodo por el experimento durante la vida, que le permite manifestarse, pensar y obrar ausente del cuerpo.

Puede decirse que así como la química separa los elementos constitutivos del agua, poniendo al descubierto sus propiedades y a voluntad puede descomponer o rehacer un cuerpo compuesto cualquiera, también el Espiritismo puede aislar los dos elementos constitutivos del hombre: Espíritu y materia; Alma y cuerpo; separarlos y reunirlos a voluntad, lo que no permite dudar de su independencia.

7.- El Alma del hombre sobrevive al cuerpo y conserva su individualidad después de la muerte.

Si el alma no sobreviviera al cuerpo, el hombre no tendría ante sí otra perspectiva que el vacío, lo mismo que si la facultad de pensar fuese producto de la materia, si no conservara su individualidad, esto es, si fuese a perderse en el gran todo, como gotas de agua en un charco, esto sería para el hombre el vuelo del pensamiento y sería como si no tuviese alma.

La vida del Alma después de la muerte corporal queda probada de modo irrecusable y hasta cierto punto palpable, por las comunicaciones espiritistas. Su individualidad está demostrada por el carácter y cualidades propias de cada uno, pues siendo estas el distintivo entre almas, constituyen lo que llamamos personalidad, y si fuesen confundidas en un todo común, estas cualidades serían totalmente uniformes. Además de estas pruebas inteligentes,  existe la de las manifestaciones visibles o apariciones, tan frecuentes y auténticas que no es posible dudar más.

8,. El Alma del hombre es feliz o desgraciada después de la muerte, según el bien o el mal que haya hecho durante la vida.

Admitida la existencia de un Dios soberanamente justo, no puede   que todas las Almas tengan una suerte igual. Si la situación futura del criminal y la del hombre virtuoso fuese a ser idéntica, sería inútil hacer el bien, por lo que suponer que Dios no establezca difadmitirseerencias de unos a otros, sería negar su justicia. No siendo castigada la maldad ni premiada la virtud durante la peregrinación terrestre, es preciso creer que la justicia se demostrará más tarde, porque de lo contrario Dios no sería justo. Las penas y gozos además quedan probados por las comunicaciones que se pueden establecer con las Almas de los que se fueron y describen su estado gozoso o feliz, como el de sufrimiento, así como la causa de ellos.

9.- Dios, el Alma, la individualidad y vida del Alma después de la vida del cuerpo, y las penas y recompensas futuras, son los principios fundamentales de todas las religiones.

El Espiritismo añade a las pruebas morales de estos principios, las pruebas materiales de los hechos, y la experimentación destruye los sofismas del materialismo. En presencia de los hechos la incredulidad no tiene razón de ser; as-i es que el Espiritismo devuelve la fe a los que la han perdido y aclara las dudas de los indecisos.

- Allan Kardec.- Obras Póstumas

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RIQUEZA O POBREZA; ¿ CUAL PREFIEREN LOS ESPÍRITUS ?
                             

El Ser en su andadura evolutiva, debe experimentar en este mundo indistintamente las situaciones de riqueza y de pobreza para llegar a alcanzar el completo desarrollo de sus facultades, por lo que ambas se deben considerar como transitorias o accidentales pero necesarias, (si se aprovechan debidamente podrían tener que experimentarse tan solo en una existencia humana), pero en ambos casos ambas situaciones son igualmente tan necesarias como difíciles.  De  aquí se comprende que los Seres humanos no nos debiéramos apegar a nada material, ni tampoco debiéramos dar demasiada importancia a las cosas materiales de este mundo, en donde todo es transitorio.
El Ser humano cuando nace, normalmente ya es pobre o rico, según nazca en el seno de una sociedad acomodada  o no, o de una  familia rica o pobre.  Estas situaciones  pueden tener un  origen kármico, pero en cualquier caso  constituyen pruebas que vienen a ser como un reto que el Ser aceptó antes de encarnar para aprender de ellas y superarlas durante su vida física. Pero sin embargo cuando luego se encuentra inmerso  en la materia a lo largo de su vida, es fácil que sucumba ante  estas  pruebas difíciles pata el Espíritu encarnado.  En otros casos, es la “suerte” o la “mala suerte” quien cambia el estado económico y social de las personas, ( nada acontece por casualidad).
La prueba de la riqueza  aunque lógicamente deseable para el ser humano, no lo es cuando adquiere consciencia como Espíritu después de su desencarnación, porque suele ser la más difícil y por lo tanto la más temida de afrontar por parte de los espíritus que aún no la han pasado; pero sin embargo es  muy necesaria para adquirir ciertos valores  espirituales y dejar defectos que de otro modo no se conseguiría superar. Por esto, si por suerte alguno se encuentra en esta situación de riqueza económica, es de aconsejarle y  desear que su corazón no se mantenga apegado a estas riquezas y que comprenda que aunque sus parientes levanten un mausoleo lujoso en su tumba, nada de esas riquezas se van a poder llevar al Más Allá. Debemos tener presente que debemos hacer de la riqueza un medio y no un fin; esta debe ser encaminada a lograr mediante  ella metas más elevadas beneficiando a cuantas personas sea posible, pues solo así se puede justificar la triste veneración que se tiene a este ídolo  que es el dinero, con el que tanto bien y también tanto mal se ha hecho a  multitudes de  personas.
Es de considerar que en  casi todos los casos extremados de pobreza o de riqueza, interviene el esfuerzo de unos o la desidia de otros.
La prueba que más temen los Espíritus medianamente evolucionados  cuando están en el plano espiritual, es la de la riqueza, porque aunque humanamente no es la más dura, y es la más deseable,  espiritualmente sí  que es la más difícil. Por eso  la retrasan tanto como pueden por temor al fracaso, porque saben que la riqueza es propicia para excitar toda clase de excesos y pasiones humanas, pero antes o después tendrán que afrontarla  porque es una experiencia totalmente necesaria en donde  se puede aprender lo que solo esta situación puede enseñar, y también como prueba para demostrarse a sí mismo sus capacidades espirituales y morales, que vienen a ser su nivel  alcanzado de  avance evolutivo.
Nadie debe envidiar al rico, porque su prueba es  muy difícil  y detrás de su aparente bienestar, a veces se ocultan muchas miserias e infelicidades; sin embargo, a veces entre los pobres  suelen haber grandes almas llenas de abnegación y de virtudes , y encontramos que en su vida, que puede parecer miserable para algunos, sin embargo son felices en su sencillez porque no necesitan nada más que lo poco que tienen.
 El poder temporal suele estar unido a la riqueza, pero hay que tener en cuenta que las personas, cuanto más ricas y poderosas son, más obligaciones y responsabilidades  sociales y morales pesan sobre ellas. El rico es solamente un depositario de los bienes que Dios le confió para poder con este medio  hacer el bien a los demás; el rico viene a ser un intendente  que si hace mal uso de la fortuna se le pedirán severas cuentas. Además su fortuna, debido a las responsabilidades que les acarrea su correcta utilización y administración, o al tormento que les acarrea  conservar el  oro al que se aferran, muchas veces les resultan como un castigo o una expiación.  A esto se refería Jesús de Nazaret  cuando afirmó que era más fácil que un camello entrase por el ojo de una aguja, que  un rico entrase en el reino de los cielos.
        La  prueba de la pobreza aunque humanamente dura, la afronta mejor el Espíritu deseoso de progresar y de adquirir las virtudes necesarias para su ascenso moral, porque  esta situación humana  facilita el desarrollo de la humildad y de la solidaridad. Sin embargo, aunque parezca  menos arriesgada para el éxito de la misión del Ser en la vida, es de tener en cuenta que también ofrece graves  riesgos, como puede ser el de la  envidia, la desesperación, el suicidio, etc.

 - José Luis Martín -

“El dinero en sí, no es ni bueno ni malo; es el uso que le da el hombre que hace bueno o malo su corazón”
-   Cayetano Arroyo-(Diálogos con Abul Beka)

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lunes, 11 de agosto de 2025

Vicios

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-Oraciones espíritas y reuniones

2.- La pluralidad de existencias

3.- Conócete a ti mismo

4.- Vicios

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ORACIONES Y REUNIONES ESPÍRITAS

Oración dominical
    En el punto 2, Prefacio, Kardec nos avisa de la recomendación de los espíritus para que  utilizáramos la oración dominical también como símbolo de las demás oraciones, esto es, como ejemplo para dar salida del alma a todas las demás oraciones que nacen del corazón.
     La primera cosa que  llama la atención es el nombre que se le da a la oración que nos enseñó  y nos dejó Jesús, como ejemplo perfecto  para todas las demás oraciones. Así, al Padre Nuestro, se le denominó como “Oración Dominical”. Esto me lleva a pensar  con cierta sorpresa, que siendo una oración tan popular y de tanta trascendencia, pues había salido de los mismos labios de Nuestro Señor Jesús, los cristianos  parece  que tal vez solo la empleaban en el día de la semana que consagraron al Señor: el Domingo, . Los demás días, o no se acostumbraba a rezar nada, o  lo harían   con otras oraciones, reservando esta  solamente para la solemnidad del día consagrado a Dios.

   Por  el punto 3  solo me cabe afirmar, que esta oración, en su sencillez es al mismo tiempo tan profunda y tiene tantos matices,, que no basta con recitarla, sino que es preciso meditar en ella, pues encierra tan grandes enseñanzas morales y religiosas, en cuanto a nuestra relación con Dios como entre nosotros mismos, que  constituye una de las más valiosas herramientas espirituales que Jesús legó a la humanidad para poder seguir el camino recto hacia el Padre.
   Kardec nos habla  de que lo que importaba  entonces a los cristianos, no era profundizar en el gran mensaje espiritual, sino en la repetición cabalística  y hasta monótona de un número determinado de veces, por lo que  si se pedía algo con la oración, cuanto más veces se repetía, más efecto  debería  tener, como si el Padre estuviese sordo y necesitase que le repitiesen muchas veces las cosas, de forma machacona y  repetitiva. 
    La palabra rezar, deriva de   “Recitar”, y a base de   más  y más repeticiones en este recital, podríamos creer  erróneamente que así es más eficaz o mejor.

    El Padre Nuestro no es solamente  una oración para recitar, lo cual se puede hacer simplemente, sino que sobre todo  lo es para Orar, palabra que significa hablar; hablar y comunicar con Dios, y este no está sordo ni ignora nuestras inquietudes.
    
     Kardec, como buen pedagogo que era, sabía  del uso superficial que se daba a esta oración y de la necesidad de sacar de ella matices más profundos para impulsar la espiritualidad del ser humano. Por ello, siguiendo el consejo y la asistencia de los buenos espíritus, a cada parte añadió un comentario  de meditación, que nos hace detenernos  y profundizar más  en ella, asimilando nuevos matices hasta entonces desapercibidos, y como ejemplo para que cada  cual  al penetrar en esta meditación, descubra para sí otros  matices nuevos o diferentes.

Por mi parte, expongo aquí la mía propia, salida del corazón antes que de la mente:

 Oración dominical. -

  Padre nuestro. Autor de todo cuanto existe, incluyéndome a mí, por eso  hoy te doy las  gracias , por haberme creado y amado desde siempre como tu hijo, porque  aun siendo un misterio desconocido,  yo sé que así lo quiso  Tu Divina Voluntad, Tu Amor y Tu Previsión desde toda la eternidad.
   
      Comprendo que estás en los Cielos que es todo el universo infinito, el material y el espiritual, todo cuanto existe desde el macrocosmos hasta el microcosmos. Padre Celestial, yo soy consciente de que estoy casi infinitamente lejos de comprender tu grandeza, pero te amo y te siento siempre a mi lado y en mí, en todo momento y circunstancia.

      Que por siempre seas santificado y alabado  por todos tus hijos, te den estos el nombre que te den, pues del modo que sea,  Tu no dejas de Ser Tú Mismo, como manantial de  Tus atribuciones y perfecciones infinitas, que manifiestas en Tú Creación desde  siempre y para siempre. 

      Que tus hijos aprendamos a seguir Tu Luz, siguiendo el camino de la evolución que nos lleva hacia Ti, sin deslumbrarnos por el fanatismo y el orgullo, y que te sepamos agradecer en  nuestra pequeña medida humana, por Tu infinita grandeza y Perfección y sobretodo  por el gran Amor  que se plasma en toda Tu obra de la Naturaleza, de la cual formamos parte.

      Que al fin un día pronto veamos  llegar a  nosotros Tu Reino que sabemos que en un tiempo no muy  lejano, está  llamado a ser un Mundo de Regeneración, en donde Tú definitivamente reinarás y en el que Tus hijos podremos seguir creciendo hacia Tu Luz; que Tu Reino de Amor será el paraíso que todos anhelamos y  en donde los hombres nos sentiremos plenamente felices como hermanos  e hijos Tuyos, y en el que nos sentiremos  todos Uno, unidos por el Amor y la fraternidad, por lo que reinará la Paz para siempre.

 Que pase  pronto este amargo trance del tránsito desde este mundo de Expiaciones y Pruebas, que  con lo bello que lo hiciste, parece  un valle de lágrimas a causa de nuestros errores, hasta que lo veamos pronto  transformado en  el mundo nuevo que anhelamos , y que pronto veamos un nuevo amanecer espiritual en la Humanidad, dejando atrás y para siempre esta larga noche tenebrosa y oscura, llena de   expiaciones y sufrimientos, en un planeta  que ahora se convulsiona y estremece ante el cambio físico y espiritual del cambio de ciclo planetario en el que ya estamos inmersos, decretado así por Tu Divina Voluntad y nosotros creemos que esta es la evolución general de los mundos y de los espíritus.

      Danos  cada día cuanto necesitamos espiritualmente y materialmente para seguir creciendo y manteniéndonos fuertes en valor y  en virtudes, necesarios para seguir sintiéndonos hijos Tuyos. Todo eso es nuestra necesidad cotidiana, nuestro pan de  cada día, y todo lo  demás yo sé  que nos lo darás  por añadidura, porque sabes de nuestras necesidades y somos  tus  hijos  a quienes  amas  infinitamente más que nosotros mismos.

      Perdona nuestras  faltas, errores y fallos. Yo sé que siempre cuento con tu perdón seguro, pero como eres infinitamente justo, sé que  Tu perdón y misericordia hacia mí, lo va a ser  en la misma medida en que yo sea  capaz de perdonar a los demás y ser justo con todos.

      No me dejes caer ante las tentaciones de la materia ni   por las seducciones de los planos espirituales inferiores.  Dame fuerza, valor, lucidez y voluntad para rechazar aquello que debo rechazar para mi bien, y que ante estas pruebas yo cuente siempre con  la buena inspiración y el apoyo de los hermanos espirituales que velan y se preocupan por mí.

      Líbranos del enorme mal que sería alejarnos de Ti y del Sendero que a Ti lleva, arrastrados por las tentaciones materiales de la vida. Este sería el peor de todos los males que  podríamos padecer porque su repercusión negativa no sería solamente para esta existencia sino para todo lo que nos llegue después de esta exietencia.

      Por ello nos acogemos a los decretos de Tu Divina Voluntad  y confiamos  plenamente en  el Gran Amor de Tu amoroso corazón de Padre.
      Así será por siempre

  Debo subrayar  que si hubiésemos de escribir  o grabar cada vez que meditamos  orando al Padre con esta oración, nos sorprendería comprobar que  todas y cada una de las veces son diferentes entre sí, es la prueba de que no se ha recitado  sino que se ha orado.   

4.-Reuniones espiritistas
   
Kardec nos recuerda en este punto que Jesús prometió su presencia espiritual entre nosotros cada vez que  varios unidos en su nombre nos reuniésemos por cualquier motivo.

En el nº 5. Prefacio, explica claramente que no basta con la unión material o aparente en su nombre, tal como vemos que sucede en muchos rituales religiosos, en los que a veces vemos a personas juntas físicamente, participando de un mismo acto litúrgico, pero fríos y desconocidos entre sí  y  alejados espiritualmente, por eso el número de hermanos presentes es lo de menos; lo importante es  estar en la misma disposición, fe y sintonía en nombre del Maestro Jesús.
Y aclara que  esto no significa que Él esté sordo a la voz de una sola persona, sino que es importante y exige ante todo el amor al prójimo y la caridad.
Así, termina afirmando que este y no otro deberá ser el carácter de las reuniones espíritas.

 - José Luis Martín-

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           PLURALIDAD DE EXISTENCIAS

                                    


                 Kardec responde a las principales objeciones a la doctrina de la reencarnación y demuestra cómo esta idea resuelve los grandes problemas morales y sociales del ser humano. ¿Por qué unos nacen en la miseria y otros en la opulencia? ¿Por qué vemos niños que mueren a los pocos días de nacer? ¿Cómo explicar el genio sin aprendizaje? Estas interrogantes se aclaran cuando comprendemos que el Espíritu ha vivido antes, y continúa su progreso. Kardec también argumenta que la reencarnación da sentido al sufrimiento, a la diversidad de talentos, y al destino de las almas. A diferencia de la aniquilación o del castigo eterno, ofrece esperanza, evolución y justicia para todos los seres.

Antigüedad y Origen de la Doctrina de la Reencarnación

  • El capítulo reconoce que la idea de la reencarnación no es nueva, sino que «procede de Pitágoras» y que este la tomó de «los filósofos indios y egipcios, entre los cuales existía desde tiempo inmemorial».
  • La antigüedad de la doctrina es vista como una «prueba favorable» de su seriedad.
  • Se establece una distinción importante entre la metempsicosis antigua (que incluía la transmigración a animales) y la doctrina espírita moderna, que «rechazan del modo más absoluto la transmigración del alma del hombre a los animales y vice-versa».

La Reencarnación como Ley Natural y Progresiva

  • El espiritismo se presenta como una «leyes de la naturaleza» que debe haber existido «desde el origen de los tiempos».
  • La doctrina espírita de la reencarnación se ofrece bajo un aspecto «más racional, más conforme con las leyes progresivas de la naturaleza y más en armonía con la sabiduría del Creador, despojándola de todos los accesorios de la superstición».
  • Se menciona que los Espíritus han enseñado esta doctrina de forma generalizada en «comarcas distintas» y «desde antes de su publicación».

Refutación de Objeciones Comunes

  • Se aborda la objeción de aquellos que rechazan la reencarnación simplemente porque «no les conviene» o porque «bastante tienen con una sola existencia». Los espíritus responden: «si creen que Dios les haya pedido parecer y consultado su gusto para arreglar el universo» y que «si deben volver a vivir corporalmente, lo harán, se reencarnarán».
  • Se compara esta objeción con un enfermo que no quiere sufrir más mañana, señalando que el sufrimiento es necesario hasta la curación.
  • Se argumenta que la doctrina espírita sobre la reencarnación no es tan terrible como algunos creen, ya que «la condición de la nueva existencia depende de ellos: que será feliz o desgraciada, según lo que en la Tierra hagan, y que pueden elevarse tanto, desde esta vida, que no abrigarán temores de caer nuevamente en el lodazal».

La Reencarnación como Explicación de las Desigualdades Innatas.

  • Kardec, haciendo «abstracción de la enseñanza de los Espíritus» y tratándolo como «estudio filosófico», plantea varias preguntas fundamentales sobre las desigualdades humanas si solo existiera una vida:
  • «¿Por qué el alma manifiesta aptitudes tan diversas e independientes de las ideas proporcionadas por la educación
  • «¿De dónde proviene la aptitud extraordinaria de algunos niños de tierna edad para tal arte o ciencia, mientras otros no pasan de ser incapaces o medianías durante toda su vida?»
  • «¿De dónde proceden las ideas innatas o intuitivas de unos, de las cuales carecen otros?»
  • «¿De dónde vienen en ciertos niños esos instintos precoces de vicios o virtudes, esos sentimientos innatos de dignidad o de bajeza que contrastan con la sociedad en que han nacido?»
  • «¿Por qué haciendo abstracción de la educación, están más adelantados unos hombres que otros?»
  • «¿Por qué hay salvajes y hombres civilizados?»
  • Se descarta la explicación de que las aptitudes diversas dependan del organismo, calificándola de «doctrina más monstruosa e inmoral» que reduciría al hombre a una «máquina, juguete de la materia».
  • También se descarta la idea de que Dios crea almas desiguales desde el principio, ya que sería contraria a su «justicia y con el amor que igualmente profesa a sus criaturas».
  • Se propone que «una sucesión de existencias anteriores progresivas» es la única explicación: «Los hombres nacen con la intuición de lo que ya han aprendido. Están más o menos adelantados según el número de existencias que han recorrido».
  • Esta teoría se presenta como «sencilla, natural y lógica», en contraste con otras teorías que no explican los hechos observados.

La Reencarnación y el Futuro del Alma

  • Las dificultades se extienden al considerar el futuro del alma si solo hay una existencia. Se cuestiona la posición de salvajes y civilizados, de quienes trabajan para mejorarse y quienes no, de quienes obran mal por falta de instrucción, de los que mueren antes de recibir la luz, y de los niños que mueren tempranamente.
  • Se argumenta que si «Admitid las existencias consecutivas y todo se explica conforme a la justicia de Dios. Lo que no ha podido hacerse en una existencia se hace en otra. Así es como nadie escapa a la ley del progreso, cada uno será recompensado según su mérito real, y ninguno queda excluido de la felicidad suprema».

Compatibilidad de la Reencarnación con la Religión

  • Se aborda la posible objeción de que la reencarnación no es admitida por la Iglesia.
  • Se argumenta que la doctrina es «eminentemente moral y racional» y, por lo tanto, «no puede ser contrario a una religión que proclama que Dios es la bondad y la razón por excelencia».
  • Se compara la situación con descubrimientos científicos anteriores (como el movimiento de la Tierra) que inicialmente parecieron contradecir los textos sagrados, pero que la Iglesia finalmente aceptó.
  • Se afirma que el principio de la reencarnación «se deduce, por otra parte, de muchos pasajes de las Escrituras y se encuentra notoriamente formulado de un modo explícito en el Evangelio».
  • Se cita el pasaje de Mateo (Cap. XVII, v. 9, 10, 11) donde Jesús identifica a Juan Bautista como Elías reencarnado: «Pues en efecto, Elías ha de venir, y entonces restablecerá todas las cosas. Pero yo os declaro que Elías ya vino, y no lo conocieron, sino que hicieron con él todo cuanto quisieron. Así también harán ellos padecer al Hijo del hombre”. Entonces entendieron los discípulos que les había hablado de Juan Bautista.»
  • Se cita también el pasaje de Juan (Cap. III, v. 3-5) sobre nacer de nuevo como una posible referencia a la reencarnación: «En verdad, en verdad te digo, que si un hombre no nace de nuevo, no puede ver el reino de Dios
  • Se concluye que la enseñanza espírita es «eminentemente cristiana», basada en principios como la inmortalidad del alma, la justicia de Dios, el libre albedrío y la moral de Cristo.

La Reencarnación como Ancla de Salvación y Lógica

  • Independientemente de la creencia, se reitera que si la reencarnación existe, «no se dejará de sufrirla… a pesar de la creencia contraria».
  • Se destaca que la adopción de la pluralidad de existencias por parte del autor no se debe únicamente a su origen espírita, sino a que «nos ha parecido la más lógica, y porque únicamente ella resuelve cuestiones hasta ahora insolubles».
  • Se enfatiza que «el primer mérito de la idea de la pluralidad de existencias es, para nosotros, el de ser lógica. Tiene otro, que es el de estar confirmada por los hechos: hechos positivos y, por decirlo así, materiales».
  • Se resume que la doctrina de la pluralidad de existencias es «la única que explica lo que, sin ella, es inexplicable; que es eminentemente consoladora y conforme con la más rigurosa justicia, y que es el ancla de salvación que Dios en su misericordia ha dado al hombre».

Conclusión

El capítulo V de «El Libro de los Espíritus» presenta un caso convincente a favor de la pluralidad de existencias como una ley natural fundamental. Argumenta que esta doctrina, aunque antigua, es la única explicación lógica y justa para las profundas desigualdades observadas en las aptitudes y el desarrollo moral e intelectual de los seres humanos. Ofrece una visión esperanzadora del progreso continuo del alma a través de múltiples vidas, alineada con la justicia y misericordia divina. Se defiende su compatibilidad con el cristianismo, interpretando pasajes bíblicos como evidencia de su presencia en enseñanzas antiguas. El capítulo concluye que la reencarnación es una doctrina racional, consoladora y esencial para comprender la naturaleza del alma y su destino.

 Glosario :

  • Reencarnación: Regreso del alma a la vida corporal para progresar espiritualmente.
  • Pruebas: Circunstancias difíciles que permiten al Espíritu demostrar y fortalecer sus virtudes.
  • Mérito: Resultado del esfuerzo personal en el camino del bien.
  • Progreso moral: Desarrollo de la conciencia, la justicia y la caridad.
  • Fatalidad: Creencia errónea en un destino inamovible; el Espiritismo enseña que hay libre albedrío.
  • Dogma: Punto fundamental de una doctrina aceptado sin discusión.
  • Metempsicosis: Creencia antigua en la transmigración del alma entre cuerpos humanos y animales, rechazada por el Espiritismo.
  • Espiritismo: Doctrina fundada por Allan Kardec basada en la comunicación con los Espíritus y la reencarnación.
  • Pluralidad de existencias: Principio espírita que enseña que el alma vive múltiples vidas corporales sucesivas para progresar.
  • Intuición: Capacidad de comprender una idea sin razonamiento consciente.
  • Ideas innatas: Conocimientos o percepciones presentes en el alma desde el nacimiento, resultado de experiencias pasadas.
  • Libre albedrío: Capacidad de tomar decisiones con libertad, sin imposición externa.
  • Elías: Profeta del Antiguo Testamento, citado en el Evangelio como ejemplo de reencarnación al identificarse con Juan Bautista.
  • Juan Bautista: Profeta que bautizó a Jesús, considerado la reencarnación del profeta Elías.
  • Nicodemo: Fariseo mencionado en el Evangelio de San Juan, con quien Jesús habló sobre la necesidad de “nacer de nuevo”.
        ( De la clase 10 del Curso Espírita de la F.E.E.)

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  CONÓCETE A TI MISMO

Cada uno es el redentor de sí mismo, y en mi humilde concepto creo que para llegar a ser un verdadero Apóstol del progreso es preciso ante todo redimirse uno propio, teniendo en cuenta que para lograr un fin tan elevado es necesario cumplir al pie de la letra el sabio consejo de Solón: Conócete a ti mismo. 

Conocerse a sí mismo: He aquí lo importante del problema: Muchos creerán que conocerse es confesarse culpable, no; hay que ir más allá, mucho más. Conocerse a sí mismo, según mi opinión, debe ser (después de un previo y concienzudo examen de todos los hechos buenos y malos), procurar mejorar vuestras costumbres, introduciendo en la sociedad una reforma completa lo mismo en el orden físico, moral que intelectual, establecer un régimen progresivo en armonía con las aspiraciones del Espíritu humano y oponerse a la propagación del mal, la desinteresada práctica del bien. 

Esto que de seguro encontrará detractores porque en todos los tiempos ha habido fariseos dispuestos a destruir toda obra útil y beneficiosa, al fin lograréis realizarlo, porque Dios quiere siempre el triunfo de su obra, y no es posible que la voluntad Suprema, cuyo poder es infinito, quede eclipsada por la voluntad finita del mísero gusano de la Tierra, el hombre.

 Tan importante le es al hombre aprender a conocerse a sí mismo, como saber, porqué está en la Tierra, de donde viene, y a donde va. Si para progresar intelectualmente ha sido preciso luchar con el valor de los héroes y la fe de los mártires, ¿Ha de serlo menos para progresar moralmente? Claro que no; porque el progreso moral y el intelectual deben marchar acordes uno con el otro, prestándose mutuo apoyo. 

Al hombre del Mundo Tierra le falta por descubrir un sencillo pero profundo secreto: ¿Sabéis cuál es? ¿Lo ignoráis? Pues voy a decíroslo: Es aprender a conocerse a sí mismo. Porque una vez que haya estudiado sin prevención su propio yo y los defectos de que tan plagado está, habrá ganado un paso en su camino histórico a través de los siglos. 

El Espiritismo, abre un inmenso horizonte al hombre para que con ayuda de las profundas enseñanzas, que a torrentes se derraman por doquier, aprendáis a estudiar en el gran libro de la vida, vuestro modo de ser y la razón de esa infinita variedad que se observa en el género humano. ¡Qué grandioso es este aforismo y que mal comprendido por los hombres! 

Todo nuestro afán es conocer a los demás; si pudiéramos sujetarles a nuestros caprichos, seríamos máquinas dirigidas por mil impulsos diferentes, todos deseamos conducir o bien ser el mentor de nuestros hermanos, sin tener en cuenta, que mal puede enseñar el que no sabe; mientras no nos conozcamos a nosotros mismos no podremos convertirnos en maestros de los demás. 

El verdadero sabio es el que sabe conocerse a sí mismo, si las criaturas en vez de afanarse por descubrir las debilidades de sus hermanos, pusieran todo su cuidado en conocer las suyas, y librarse de ellas, ¡Qué cambio tan grande se operaría en nosotros! Nos asemejaríamos al que se operó en los que le presentaron a nuestro divino maestro Jesús, la mujer adúltera, y que iban dispuestos a matarla a pedradas creyendo en su ignorancia, que cumplían con la justicia juzgando a su hermano, pero al penetrar en sus corazones aquellas sublimes palabras de, el que de vosotros esté sin pecado que le arroje la primera piedra primero, (palabras mágicas) pues por ellas cada uno se vio tal cual era, y avergonzados de sí mismo huyeron sin dignarse mirar a la que poco antes se creían tan superiores a ella. 

¡Cuánto bien nos reportaría este estudio! Daríamos un gran paso en el progreso moral que tan atrasado llevamos por desgracia, hemos dado un paso gigantesco en el intelectual, esto es evidente; si volviéramos la vista al siglo XVII y XVIII nos encontraríamos a tal altura que nos debe llenar de satisfacción el desarrollo de nuestras inteligencias, pero ¿Somos felices por esto? ¿Nuestro Espíritu está satisfecho? ¡Ah! No; todos sentimos un mal estar general, todos nos lamentamos de un sufrimiento extraño en todas las esferas de la escala social, todos señalamos el mal, los de arriba a los de abajo y los de abajo a los de arriba y una lucha a muerte se sigue de estas acusaciones, creen los de abajo, que tirando a los de arriba cesará su sufrimiento y los de arriba que pisando a los de abajo serán felices. ¡Qué gran error! Los hombres se necesitan mutuamente, no hay una criatura por inútil que nos parezca que no esté llenando su cometido en el laboratorio de la creación, así como nuestros cuerpos se componen de diferentes moléculas que juntas forman nuestro organismo, el cuerpo social se compone de átomos que todos juntos componen el gran todo de la sociedad, pero para que este cuerpo tenga vida, es preciso que todos estos elementos de que está compuesto llenen su cometido, de lo contrario, el desnivel no tarda, y el cuerpo desfallece, he aquí nuestra sociedad actual, sabia sí, pero anémica y vacilante, no tiene vigor para avanzar y desfallece, ¿Y cómo no?, Si le falta la sangre que vigoriza que es la moral, sí, la moral, el principal elemento del cuerpo social, y mientras esta no impere en los hombres no podrán encontrar la felicidad que buscan con tanto afán. Los que están arriba deben pensar siempre, que los de abajo son su base, deben considerarlos como una parte de sí mismo, no perdiendo de vista que sin pedestales no hay estatuas y los de abajo que sin la ayuda de los de arriba les es imposible ascender, así es que debemos todos ayudarnos mutuamente conociendo cada uno la misión que tiene que llenar junto a su hermano, y procurar cumplirla sin fijarse en los que indolentes y perezosos se abandonan y dejan de cumplir un deber tan sagrado, que no se perjudican solo así mismos sino a todos sus hermanos en común. 

¿Y qué diremos de los espiritistas de esta gran falange que está puesta a la cabeza de la familia humana? Para estos, no sólo quisiera tener la elocuencia de esos grandes hombres que han inmortalizado su nombre, sino, la persuasión de nuestro maestro y modelo Jesús, para que, no mi palabra que tan pobre es, sino, mi deseo y el amor que para ellos siente mi Espíritu; a estos, quisiera hacerles ver la misión tan grande que tienen que llenar llevando la luz a los ciegos en la fe, a estos, les diré con Jesús; que si un ciego guía a otro, ambos caerán en el hoyo, no, vosotros no debéis caer porque tenéis a vuestra disposición la filosofía Espiritista, o sea el libro de los Espíritus, consultarle, interrogarle sin cesar, y sobre todo practicar las enseñanzas que él os dé, si así lo hacéis él os conducirá al puerto, él os dirá que jamás despreciéis a vuestro hermano, por más que lo veáis caer, por el contrario, que le busquéis, que le deis la mano, y con una reflexión razonada y sentida, no sólo le haréis reparar sus faltas, sino, que, con vuestro apoyo le librareis de una segunda caída, considerando, que vosotros en su lugar desearíais hicieran lo mismo, teniendo presente, que, con la vara que midamos nos volverán a medir, entre vosotros deben de desaparecer esas susceptibilidades que son el mayor de los enemigos, siendo el orgullo disfrazado, vuestros centros deben ser depurativos de vuestro Espíritu en donde todos busquéis el adelanto moral, confesando vuestros defectos y señalándoselos los unos a los otros no deseando más que en cada sesión ser mejores que en la anterior. 

Cuando tratéis de los defectos de vuestros hermanos, que no sea vuestra intención censurar sus debilidades sino conspirar contra ellas y buscar el mejor medio de dejarle libre de aquel enemigo, parapetándoos vosotros para no dejarle entrar en vuestra morada. 

Los espiritistas, forman una familia más íntima que las demás escuelas, y por lo mismo, deben considerarse una parte integrante de sí mismos; y cuando le vean caminar extraviado no se le debe abandonar sino ver y poner todo vuestro cuidado en hacerle volver al redil como el buen pastor busca sus ovejas, nosotros, tenemos la obligación de velar por nuestros hermanos así como nos prestamos ayuda para las enfermedades del cuerpo; debemos prestárnosla para las de nuestro Espíritu, todos, todos estamos enfermos del Espíritu, pero nuestra enfermedad, es semejante a la tisis, que cuanto más avanza menos se apercibe el enfermo de su gravedad, y más sueños de color de rosa reflejan en su imaginación calenturienta, pero nosotros no debemos ser engañados como lo son estos infelices, sino que debemos preguntarnos los unos a los otros: ¿Qué falta hemos cometido hoy? Y con caridad y humildad, ir quitando cada día una piedra de nuestro camino, si así lo hacéis, a vuestros centros descenderán Espíritus de Luz, verdaderos maestros que os conducirán a Dios; comenzareis a ser felices porque cumpliréis con vuestro deber, si por el contrario, os dirigís a vuestros centros henchidos de orgullo creyéndoos superiores a vuestros hermanos dispuestos a tirarle la primera piedra, no en su presencia sino cual Judas vendiendo a su maestro con el ósculo de paz, ¿Qué os ha de suceder? ¿Qué ascendiente podéis tener para que los espíritus del Señor vengan a vosotros? Ninguno: He aquí el estacionamiento del Espiritismo, porque son muchos los llamados pero pocos lo elegidos. No me cansaré de repetirlo, la causa de todos nuestros males está en nosotros, procuremos conocernos y seremos felices. 

Por Amalia Domingo Soler de su libro  “La Luz del Camino”

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                                                                                           VICIOS                               
Todos los vicios son malos, pero es la soberbia la más temible, pues siembra tras de si todos los demás vicios. Cuando penetra en el alma, se adueña de ella, se acomoda a su gusto y se fortifica en ella hasta el punto de hacerse inexpugnable. Ella es la hiedra monstruosa siempre preñada y cuyos vástagos son monstruosos como ella. 
Todo el que se deja inundar por ella, es un desgraciado porque no podrá liberarse de ella sino es a costa de terribles luchas, a consecuencia de sufrimientos dolorosos, de existencias oscuras, de todo un porvenir de envilecimiento y de humillación, pues es el único remedio para los males que engendra la soberbia. 
Este vicio constituye el azote más grande de la humanidad. De el proceden todos los desgarramientos de la vida social, las rivalidades de clases y de pueblos, las intrigas, el odio y la guerra. Inspirador de locas ambiciones, ha cubierto la tierra de sangre y de ruinas, y es también es el quien causa nuestros sufrimientos de ultratumba, pues sus efectos se extienden hasta más allá de la tumba. 
    No solo nos desvía la soberbia del amor a nuestros semejantes, sino que hace imposible todo mejoramiento, abusando de nuestro valor y cegándonos con nuestros defectos. Solo un examen riguroso de nuestros actos y de nuestros pensamientos nos permite reformarnos. Y el soberbio es el que menos puede conocerse. Engreído de su persona, nada puede desengañarle, pues aparta con cuidado todo aquello que puede esclarecerle; odia la contradicción, y solo se complace en la sociedad de los halagadores. 
     Corrompe las obras más meritorias. A veces, incluso las torna perjudiciales para quienes las realizan. El bien, realizado con ostentación, con un secreto deseo de ser aplaudido y glorificado, se vuelve contra su autor. En la vida espiritual, las intenciones, los móviles ocultos que nos inspiran a hacer las cosas reaparecen como testigos, abruman al soberbio y reducen a la nada sus méritos ilusorios. 
       La soberbia nos oculta toda la verdad. Para estudiar con fruto el Universo y sus leyes, se necesita, ante todo, la sencillez, la sinceridad, la rectitud del corazón y de la inteligencia, virtudes desconocidas por el soberbio. 
      El hombre sencillo, humilde de corazón, rico en cualidades morales, llegará más pronto a la verdad, a pesar de su inferioridad posible de sus facultades, que el presuntuoso, vano de ciencia terrestre y sublevado contra la ley, que le rebaja y destruye su prestigio. 
      La enseñanza de los Espíritu nos pone de manifiesto, bajo su verdadera luz, la situación de los soberbios en la vida de ultratumba. Los humildes y los débiles de este mundo se encuentran allí más levados; los vanidosos y los poderosos, empequeñecidos y humillados. Los unos llevan consigo lo que constituye la verdadera superioridad: las virtudes, las preocupaciones y sus grandes pesares. Con una profunda amargura, ven por encima de ellos cualidades adquiridas con el sufrimiento; en tanto que los otros han de abandonar a la hora de la muerte títulos, fortuna y vano saber. Todo lo que constituye su gloria y su felicidad se desvanece como el humo. Llegan a los espacios pobres, despojados, y esa súbita desnudez, contrastando con su pasado esplendor, aviva sus , en la luz, a aquellos a quienes desdeñaron y despreciaron en la Tierra. La soberbia, la ávida ambición no puede atenuarse y extinguirse sino mediante vidas atormentadas, vida de trabajo y de renunciación, en el transcurso de las cuales el alma soberbia en si misma, reconoce su debilidad y se abre a mejores sentimientos. 
      En las horas de peligro, todas las distinciones sociales, los títulos y las ventajas de la fortuna se miden en su justo valor. Todos somos iguales ante el peligro, el sufrimiento y la muerte. Solo su valor moral los distinguirá. El más grande en la Tierra puede convertirse uno de los últimos en el espacio, y el mendigo puede vestir un traje resplandeciente. No tengamos la vanidad de los favores y de las ventajas pasajeras. Nadie sabemos lo que nos reserva el mañana. 


Extraído del libro “Después de la Muerte” de León Denis





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