INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.-Comentarios sobre algunos fenómenos anímicos
2.- Rey de reyes
3.- Puntos básicos de la Doctrina Espírita
4.-El espectáculo de ciertos médiums
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COMENTARIOS SOBRE ALGUNOS FENÓMENOS ANÍMICOS
La telepatía o transmisión del pensamiento, es una facultad anímica que ocurre entre las personas, independientemente de estar dormido o despierto. El Espíritu se comunica telepáticamente porque él no se halla encerrado en el cuerpo como en una caja; irradia para todos los lados. Puede comunicarse con otros Espíritus, incluso en estado de vigilia, aunque más difícilmente. (4)
La telepatía, es el lenguaje articulado del pensamiento, es una forma de comunicación que da lugar a que dos personas se vean y comprendan sin precisar de las señales ostensivas del lenguaje. Se podría decir que hablan entre sí el lenguaje de los Espíritus. (5)
4 - Letárgia y catalepsia
La letargia y la catalepsia derivan del mismo principio, que es la pérdida temporal de la sensibilidad y del movimiento, por una causa fisiológica aún inexplicable. Difieren una de la otra en que, en la letargia, la suspensión de las fuerzas vitales es general y da al cuerpo todas las apariencias de la muerte; en la catalepsia, queda localizada, pudiendo alcanzar una parte más o menos extensa del cuerpo, de suerte a permitir que la inteligencia se manifieste libremente, lo que la torna inconfundible con la muerte. La letargia es siempre natural; la catalepsia es a veces magnética. (8)
Alguien que estuviera bajo un estado letárgico, o incluso cataléptico, no puede ver ni oír por los órganos físicos, no se puede comunicar con el mundo exterior. El Espíritu tiene conciencia de sí, pero no puede comunicarse. (6)
En la letargia, el cuerpo no está muerto, por cuanto hay funciones que continúan ejecutándose. Su vitalidad se encuentra en estado latente, como en la crisálida, aunque no aniquilada. Ahora, mientras el cuerpo vive, el Espíritu se halla ligado (...). Desde que el hombre aparentemente muerto, vuelve a la vida, es que no era completa la muerte. (7)
La letargia*, según
La catalepsia* es entendida como una enfermedad
cerebral intermitente, caracterizada por la suspensión más o menos completa de
la sensibilidad externa y de los movimientos voluntarios, y principalmente, por
una extrema rigidez de los músculos.
El éxtasis es el estado en que la independencia del alma, con relación al cuerpo, se manifiesta de modo más sensible y se torna, en cierta forma, palpable.
En el sueño y en el sonambulismo, el Espíritu anda
alrededor de los mundos terrestres. En el éxtasis, penetra en un mundo
desconocido, o de los Espíritus etéreos, con los cuales entra en comunicación,
sin que, todavía, le sea lícito ultrapasar ciertos límites, porque, si los
ultrapasase totalmente, se romperían los lazos que lo unen al cuerpo. Lo
envuelve entonces un resplandeciente y desacostumbrado fulgor, inhibiéndolo
armonías que en
En el estado de éxtasis, el aniquilamiento del cuerpo es casi completo. Le queda solamente, puede decirse, la vida orgánica. Se siente que el alma se halla presa únicamente por un hilo (...). (11)
- Bicorporeidad
En la bicorporeidad, el Espíritu se aparta del cuerpo, tornándose visible y tangible. Mientras ocurre eso, el cuerpo permanece adormecido, viviendo la vida orgánica. (13)
Aislado del cuerpo, el Espíritu de un vivo puede, como el de un muerto, mostrarse con todas las apariencias de la realidad. Además (...) puede adquirir momentánea tangibilidad. Este fenómeno, conocido con el nombre de bicorporeidad, fue el que dio origen a las historias de hombres dobles, es decir, de individuos cuya simultaneidad en dos lugares diferentes se llegó a comprobar. (14)
Antonio de Pádua, padre italiano canonizado por la iglesia católica, y Eurípides Barsanulfo, espírita minero de Sacramento, son dos grandes ejemplos de Espíritus que, cuando estaban encarnados, protagonizaban, en grado de elevado desarrollo, ese tipo de fenómeno anímico.
- Doble vista o segunda vista
(...) es la facultad gracias a la cual quien la posee
ve, oye y siente más allá de los límites de los sentidos humanos. Percibe lo
que existe hasta donde extiende el alma su acción. Ve, por así decirlo, a
través de la vista ordinaria y como por una especie de espejismo.
El fenómeno de la transfiguración consiste en el
cambio del aspecto de un cuerpo vivo. (15) La transfiguración, en algunos
casos, puede originarse por una simple contracción muscular, capaz de dar a la
fisonomía una expresión diferente a la habitual, hasta el punto de tornar casi
irreconocible a la persona. (16) La más bella transfiguración de la que tenemos
noticia fue, sin duda, la de Jesús, en el Tabor, ocurrida en presencia de los
apóstoles Pedro, Tiago y Juan. (Mateo, 17:1-9)
Según el texto evangélico, en el momento de la transfiguración, el rostro de Jesús resplandeció como el sol, sus vestiduras se tornaron blancas como la nieve. (Mateo 17: 1-9) (20)
Concluyendo, los fenómenos anímicos son tan importantes como los mediúmnicos, una vez que ambos forman parte de la estructura psíquica de la especie humana. Si es cierto afirmar que todo fenómeno mediúmnico tiene su componente anímico, es igualmente correcto decir que los fenómenos anímicos son secundados por la acción espiritual. Es difícil, por no decir imposible, establecer límites dónde comienza uno y dónde termina el otro. Debemos estar atentos para no dificultar o, hasta incluso inviabilizar la práctica mediúmnica, temerosos de las mistificaciones del contenido anímico de los mensajes mediúmnicos.
La tesis animista es respetable. Partió de investigadores concienciados y sinceros, y nació para cohibir los probables abusos de la imaginación; entretanto, viene siendo usada cruelmente por la mayoría de nuestros colaboradores encarnados, que hacen de ella un órgano inquisitorial, cuando deberían aprovecharla como elemento educativo, en la acción fraterna. Millares de compañeros huyen del trabajo, amedrentados, retroceden ante los percances a la iniciación mediúmnica, porque el animismo se convirtió en cancerbero. Afirmaciones serias y edificantes, tornadas en opresivo sistema, impiden el paso de los candidatos al servicio por la gradación natural del aprendizaje y de la aplicación. Se reclama de ellos precisión absoluta, olvidándose lecciones elementales de la naturaleza. Recogidos en el castillo teórico, innumerables amigos nuestros, reuniéndose para el elevado servicio de intercambio con nuestra esfera, no aceptan comúnmente a los servidores, que han de crecer y perfeccionarse con el tiempo y con el esfuerzo. (26)
Los fenómenos mediúmnicos en sus múltiples presentaciones, en el comienzo de los grupos humanos, mostraron su origen, prácticamente, como resultado de ampliaciones anímicas. Los pensamientos, los sueños, las lucubraciones frente a los acontecimientos externos fueron propiciando verdaderas expansiones de conciencia como procurando sintonizar con el mundo espiritual. (...)
Con la evolución de la humanidad, los fenómenos
mediúmnicos se fueron alargando y tornándose más consistentes, es decir, los
fenómenos mediúmnicos, bastante confundidos con las fuentes anímicas más
sensibles, se fueron volviendo más independientes y cada vez más depurados
(...). Así, el médium, con el tiempo, sabrá perfectamente evaluar, en sus más
íntimas sensaciones, las oscilaciones entre los fenómenos anímicos y los
mediúmnicos (...). (20)
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REY DE REYES
El mundo está
naturalmente fraccionado en diversos continentes, en donde a su vez el ser
humano ha creado fronteras políticas y diferenciadoras de unos pueblos con sus
particulares lenguas, tradiciones y costumbres, con respecto de otros que no
coinciden en todo esto y a los que ven como extraños, manteniendo a veces relaciones siempre por algún interés mutuo y
no exentas de recelo.
Cada uno de estos pueblos o países son
dirigidos por gobernantes, presidentes y reyes. Unos fueron elegidos por
sufragio popular; otros se han autoproclamado jefes supremos en un gobierno
dictatorial.
En otro orden de cosas, y no nos referimos a
sujetos con poder político, el título de rey se le da figuradamente a personas
que por haber demostrado ser los mejores o mas destacados en determinada
actividad o arte, han sido merecedores de un reconocimiento y un prestigio
popular que así los reconoce y aclama como reyes.
Tanto en los reinados o supremos poderes en
naciones, como en los reinados de merecimiento como ases populares, en todos
los casos estos reinados siempre son efímeros y a veces no duran ni lo que dura
una existencia humana. En el mejor de los casos se les recuerda tras su
desaparición por cierto tiempo y luego finalmente van cayendo en el olvido bajo
el paso implacable del tiempo.
Sin embargo hay una clase de reinado que no
se disipa con el tiempo, y este no es otro que el reinado moral.
Este reinado transciende al tiempo y a la
muerte y es el que verdaderamente hace superior a un ser con respecto a otros.
Grandes personajes han tenido una
destacada misión moral a lo largo de la
historia humana en diversos momentos y lugares, pero sin duda, el que mayor
huella ha dejado como Rey supremo ha
sido Jesús de Nazaret, el Espíritu Crístico que quiso hacerse hombre para dejar
una huella moral imborrable y una simiente que al paso de los siglos ya ha
comenzado a germinar y a dar sus
primeros frutos.
Las religiones cristinas han contribuido a ello , pero el avance del Espiritismo , arrojando luz sobre las sombras doctrinarias y lagunas que en las religiones cristianas quedaron, ha de moldear la conciencia de la humanidad de modo progresivo y global, de modo que un día todos los seres humanos dentro del respeto por las diferencias con los de otros pueblos y lugares, nos veremos hermanados de modo que sintamos a la Tierra como a un solo país y la humanidad entera como a sus ciudadanos, tal como dejó escrito Bahá Ullá, el Profeta persa que coincidiendo en el tiempo con los días de Allan Kardec, en un país netamente musulmán dejó las bases de otra nueva religión no cristiana , con tintes rituales de influencia islámica, pero de gran religiosidad y sentido de lo moral y lo fraternal.
Bajo la tutela de Cristo, el más perfecto de los seres humanos que ha encarnado en este mundo, y puesto como modelo de máxima perfección a que podemos aspirar los seres humanos por los Espíritus que colaboraron con Kardec en la Codificación,( ante la pregunta correspondiente de Kardec, contestaron que era precisamente Jesús de Nazaret, no dijeron Krisna, ni Buda ni otros). Jesús es sin duda Rey de reyes porque en lo moral está muy por encima de todos los que en el mundo son o han sido reyes.
Gracias al Espíritu Crístico, en sus
diferentes y variadas presencias en la Humanidad, particularmente en la persona
de Jesús de Nazaret, los seres humanos estamos
llamados a alcanzar etapas
superiores de evolución moral y del consiguiente bienestar espiritual y humano.
Aún parece que para esta meta queda mucho
tiempo o que quizás no se alcance nunca, pero no olvidemos que esto depende de
todos nosotros y que por encima de todos nuestros defectos humanos actuales,
del materialismo, el comodismo y la confusión
moral y religiosa que vemos en nuestros días, la ley de Evolución no
dejará de actuar y toda la planificación que por ello existe en el plano
espiritual, no va a quedar en el olvido por la sola terquedad del ser humano de
no querer en muchos casos avanzar y mejorar.
Cristo
Jesús, es reconocido por todos los cristianos , por las razones antes
expuestas, como Rey de reyes; además de
su mensaje y enseñanzas, llegó hasta el sacrificio humano por nosotros, pues de
otro modo tal vez no hubiera pasado de ser confundido si
acaso con otro de tantos profetas o enviados que ha tenido
la humanidad, y este esfuerzo de Jesús, su sacrificio y toda la planificación que para que se
realice ese plan evolutivo, llevan a cabo tantos y tantos Seres de Luz desde el
Plano Espiritual superior, no va a quedar en nada. De nosotros dependerá que
esa transformación global humana sea traumática o no lo sea, pero en cualquier
caso nuestra meta final después de tantas reencarnaciones en este mundo, es
alcanzar una etapa superior en un mundo mejor que no se nos va a regalar sino que tendremos que merecer siendo fieles
seguidores en espíritu y en verdad del Rey de reyes.
Que Él nos ayude a conseguirlo inspirándonos con sus emisarios y colaboradores directos: Los Espíritus que alcanzaron ya los planos espirituales superiores.
- Jose Luis Martín.-
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PUNTOS BÁSICOS DE LA DOCTRINA ESPÍRITA
El Espiritismo no viene, pues, con su
autoridad privada, a formular un código de fantasía. Su ley, respecto al
porvenir del alma, deducida de las observaciones tomadas de los hechos,
puede resumirse en los puntos siguientes:
1. El alma o espíritu sufre en la vida
espiritual las consecuencias de todas las imperfecciones de que no se ha
despojado durante la vida corporal. Su estado dichoso o desgraciado es
inherente al grado de su depuración o de sus imperfecciones.
2. La dicha perfecta es inherente a la
perfección, es decir, a la depuración completa del
espíritu. Toda imperfección es a la vez una causa
de sufrimiento y de goce, de la misma manera que toda cualidad adquirida
es una causa de goce y atenuación de los sufrimientos:
3. “No hay una sola imperfección del alma que no lleve consigo sus consecuencias molestas e inevitables, ni buena cualidad que no sea origen de un goce.”
La suma de penas es, de este modo, proporcional a la suma de imperfecciones, de la misma manera que la suma de goces está en razón de la suma de buenas cualidades.
El alma que tiene, por ejemplo, diez imperfecciones, sufre más que la que tiene tan sólo tres o cuatro. Cuando de estas diez imperfecciones no le quede más que la cuarta parte o la mitad, sufrirá menos. Y cuando no le quede ninguna ya no sufrirá y será enteramente dichosa. Así sucede en la Tierra con aquel que, teniendo muchas enfermedades, sufre más que el que no tiene más que una o el que no tiene ninguna. Por la misma razón, el alma que posee diez cualidades tiene más goces que la que posee menos.
4. En virtud de la ley del progreso, teniendo el alma la posibilidad de
adquirir el bien que le
falta y de deshacerse de lo malo que tiene según
sus esfuerzos y voluntad, se deduce que el porvenir no está cerrado a
ninguna criatura. Dios no repudia a ninguno de sus hijos, recibiéndolos en su
seno a medida que alcanzan la perfección, y dejando así a cada uno el
mérito de sus obras.
5. El sufrimiento,
siendo inherente a la imperfección, como el goce lo es a la perfección,
el
alma lleva consigo misma su propio castigo en todas
partes donde se encuentre. No hay necesidad para eso de un lugar
circunscrito. Donde hay almas que sufren está el infierno, así como el
cielo está en todas partes donde hay almas dichosas.
6. El bien y el mal que se hace son producto de las buenas y malas cualidades que se poseen.
No hacer el bien cuando se está en disposición de
hacerlo es resultado de una imperfección. Si toda imperfección es una
causa de sufrimiento, el espíritu debe sufrir no sólo por todo el mal que
ha hecho, sino también por todo el bien que pudo hacer y no hizo durante
su vida terrestre.
7. El espíritu sufre
por el mismo mal que hizo, de modo que estando su atención incesantemente
dirigida sobre las consecuencias de este mal, comprende mejor los
inconvenientes y es incitado a corregirse de él.
8. Siendo infinita la
justicia de Dios, lleva una cuenta rigurosa del bien y del mal. Si no hay
una sola mala acción, un solo mal pensamiento que
no tenga sus consecuencias fatales, no hay una sola buena acción, un solo
movimiento bueno del alma, el más ligero mérito, en una palabra, que sea
perdido, aun en los más perversos, porque constituye un principio de
progreso.
9. Toda falta
cometida, todo mal realizado es una deuda que se ha contraído y que debe
ser pagada. Si no lo es en una existencia lo será en la siguiente o
siguientes, porque todas las existencias son solidarias las unas con las
otras. Aquel que ha pagado en la existencia presente, no tendrá que pagar
por segunda vez.
10. El espíritu sufre
la pena de sus imperfecciones, bien en el mundo espiritual o bien en el
mundo corporal. Todas las miserias y vicisitudes
que se sufren en la vida corporal son consecuencia de nuestras
imperfecciones o expiaciones de faltas cometidas, ya sea en la existencia
presente o en las precedentes.
Por la naturaleza de los sufrimientos y de las
vicisitudes que acontecen en la vida corporal
se puede juzgar la naturaleza de las faltas
cometidas en una anterior existencia, y las imperfecciones causantes de
ellas.
11. La expiación varía
según la naturaleza y gravedad de la falta. Así es como la misma
falta puede dar lugar a expiaciones diferentes, según las circunstancias
atenuantes o agravantes en que se cometió.
12. No hay ninguna
regla absoluta y uniforme en cuanto a la naturaleza y duración del
castigo. La única ley general es que toda falta
recibe su castigo, y toda acción buena se
recompensa, según su valor.
13. La duración del castigo está subordinada a la mejora del espíritu culpable.
No se
pronuncia contra él ninguna condena por un tiempo
determinado. Lo que Dios exige para poner término a los sufrimientos es una
mejora seria, efectiva, y una vuelta sincera al bien.
Una condena por un tiempo determinado cualquiera
tendría dos inconvenientes: El de seguir castigando al espíritu que se
mejoró, o cesar cuando éste perseverase en el mal. Dios, que es
justo, castiga el mal mientras existe, cesa de castigar cuando el mal no
existe. O si se quiere, siendo el mal moral por sí mismo una causa de
sufrimiento, éste dura tanto tiempo como el mal subsiste. Su intensidad
disminuye a media que el mal se debilita.
2. Véase Cáp. VI, n.º 25, cita de Ezequiel.
14. Estando
subordinada la duración del castigo a la mejora, resulta de ello que el
espíritu
culpable que no se mejorara nunca, sufriría
siempre, y que para él la pena sería eterna.
15. Una condición
inherente a la inferioridad de los espíritus es la de no ver el término de su
situación y creer que sufrirán siempre. Para ellos es un castigo que les parece
que debe ser eterno.
16. El arrepentimiento es el primer paso hacia la mejora. Pero no es suficiente. Son precisas aún la expiación y la reparación.
Arrepentimiento, expiación y reparación son las
tres condiciones necesarias para borrar las
huellas de una falta y sus consecuencias.
El arrepentimiento endulza los dolores de la
expiación, puesto que da la esperanza y prepara los caminos de la
rehabilitación, pero sólo la reparación puede anular el efecto destruyendo la causa.
El perdón es una gracia y no una anulación.
17. El arrepentimiento puede tener lugar en todas partes y en cualquier tiempo. Si es tardío, el culpable sufre mucho más tiempo.
La expiación consiste en los sufrimientos físicos y morales, que son consecuencia de la falta cometida, bien en esta vida o después de la muerte en la vida espiritual, o bien en una nueva existencia corporal, hasta que queden borradas las huellas de la falta.
La reparación consiste en hacer bien a aquel a
quien se hizo daño. Aquel que no repare en
esta vida las faltas cometidas por impotencia o
falta de voluntad, en una posterior existencia se hallará en contacto con
las mismas personas a quienes habrá perjudicado y en condiciones escogidas
por él mismo que pongan a prueba su buena voluntad en hacerles tanto bien como
mal les había hecho antes.
Todas las faltas no ocasionan siempre un perjuicio
directo y efectivo. En este caso, la
reparación se verifica haciendo aquello que debía
hacerse y no se ha hecho, cumpliendo los deberes descuidados o
desconocidos, las misiones en que ha faltado, etc. En fin, practicando el bien
en contra del mal hecho anteriormente, siendo humilde si antes se fue
orgulloso, dulce si se fue duro, caritativo si se fue egoísta, benévolo si
se fue malévolo, laborioso si se fue perezoso, útil si se fue inútil, sobrio si
se fue disoluto, de buen ejemplo si se fue de mal ejemplo, etc. Así es como
el espíritu progresa aprovechando su pasado.
4. La necesidad de la reparación es un principio de rigurosa justicia, que puede considerarse como la verdadera ley de rehabilitación moral de los espíritus. Es una doctrina que ninguna religión ha proclamado todavía.
Sin embargo, algunas personas la rechazan, porque
hallarían más cómodo borrar sus malas acciones con un sencillo
arrepentimiento, que no cuesta más que palabras ayudadas por algunas fórmulas.
Libres son de creerse satisfechas, más tarde verán si esto les basta.
Pregúnteseles si ese principio no está consagrado por la ley humana, y si
la justicia de Dios es inferior a la de los hombres. ¿Se darían por satisfechos
de un individuo que, habiéndose arruinado por abuso de confianza, se
limitase a decir que lo siente infinitamente? ¿Por qué
retroceden ante una obligación, que todo hombre
honrado tiene el deber de cumplir en la medida de sus fuerzas?
Cuando esta perspectiva de la reparación se
inculque en la creencia de las masas, será un freno mucho más poderoso que
el del infierno y de las penas eternas, porque se refiere a la actualidad de la
vida, y el hombre comprenderá la razón de ser de las circunstancias
penosas en que se encuentra colocado.
El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo ( Cáp. 7)
Allan Kardec
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EL ESPECTÁCULO DE CIERTOS MÉDIUMS
La facultad mediúmnica, incluso restringida a las manifestaciones físicas, no ha sido otorgada al hombre para que la exhiba en los escenarios de las ferias, y quien pretenda tener a los Espíritus bajo sus órdenes para mostrarlos en público, con toda razón puede ser sospechoso de charlatanismo o de prestidigitación más o menos hábil. Téngase presente esto, cada vez que aparezcan anuncios de sesiones de espiritismo o de espiritualismo, a tanto por persona, como también el derecho que el público adquiere al comprar su entrada.
De todo lo expuesto concluimos que el desinterés más absoluto es la mejor garantía contra el charlatanismo. Si bien el desinterés no siempre asegura la autenticidad de las comunicaciones inteligentes, quita a los Espíritus malos un poderoso medio de acción y cierra la boca a ciertos detractores.
- El Libro de los Médiums- Allan Kardec
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