INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Un viaje hacia tu Ser
2.- Pueblos degenerados
3.-Comentando cosas del mundo espiritual
4.- Los "milagros"
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786. La historia nos muestra a una multitud de pueblos que, tras las sacudidas que los trastornaron han vuelto a sumergirse en la barbarie.- En casos así, ¿ dónde está el progreso?
- Cuando a tu casa la amenaza la ruina la haces demoler para reconstruirla más sólida y cómoda. Pero, hasta que esté terminada habrá molestias y confusión en tu morada.
Comprende además esto: eras pobre y vivías en una casucha. Te haces rico y la dejas para pasar a residir en un palacio. Después, un pobre, como lo eras antes tú, se instala en tu antigua choza e inclusive está muy contento, porque hasta entonces había vivido al raso. Pues bien, sabe que los Espíritus que han encarnado en ese pueblo degenerado no son los mismos que lo constituían en sus tiempos de esplendor. Los de entonces, que eran adelantados, han ido a ocupar habitaciones más perfectas, progresando, mientras otros menos evolucionados tomaron su lugar, el que a su vez dejarán más tarde.
787. ¿No existen razas que de por sí son reacias al progreso?
- Sí, pero éstas se aniquilan a diario corporalmente.
787 a. ¿Cuál será el destino futuro de las almas que animan esas razas?
- Como todas las otras, arribarán a la perfección, pasando por diferentes existencias. Dios no deshereda a nadie..
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
COMENTANDO COSAS DEL MUNDO ESPIRITUAL
Los más grandes sabios de la antigüedad, conocían ya las relaciones con el mundo espiritual aunque aun no existía el Espiritismo.
El alma humana, está ligada continuamente a una sociedad toda inmaterial, actúa con el Mundo Espiritual y recibe de ese mundo impresiones que, como hombre no percibe mientras el orden perfecto no esté establecido.
Solo después de la muerte somos seres espirituales; el espíritu con su periespiritu se puede separar del cuerpo Material, aunque por poco tiempo.
No se muere, y todos los que llamamos muertos continúan viviendo.
La relación de nuestro periespíritu con el Mundo Espiritual es más frecuente de lo que podemos imaginar, principalmente cuando estamos adormecidos. Durante la vida terrenal, somos espíritu y actuamos como espíritu, realizando una especie de espiritismo ignorado. En ese invisible intercambio con el mundo espiritual, recibimos pensamientos elevados y aclaraciones, los cuales solemos denominar inspiraciones, intuición etc.
Es una especie de Espiritismo ejercido inconscientemente.
Todos los espiritistas gozan de excelente salud si se guían por la enseñanza de los espíritus. Los espíritus nos aconsejan indefectiblemente, una vida moral. Un espíritu sano responde por un cuerpo sano.
Las apariciones de los fallecidos, en nuestro mundo, se realizan, ciertamente, por el mucho amor que nos dedican. Vienen a avivar en nosotros la fe y la esperanza de que nos encontraremos en un futuro próximo. Nosotros nos admiraremos cuando despertemos en el más allá.
Muchos de los que creen en la inmortalidad, se suponen que somos abandonados en una eterna oscuridad. Eso no tiene lógica alguna. Cada uno de nosotros será recibido por seres espirituales, nuestros parientes y amigos, que nos llevan junto a ellos. Morir aquí es nacer en el Más Allá.
La bibliografía espiritista es inmensa, hay una gran literatura a disposición y alcance de todos al relacionarse el Espiritismo muy de cerca con casi todas las ciencias, nos aclara muchos enigmas, ayuda a hacerlos más comprensibles.
El Espiritismo, ha traído una infinidad de hechos a la luz del día. Nos ha facilitado los conocimientos de que el Hombre está dotado de un espíritu inmortal, y la vida terrena es una especie de escuela preparatoria. El hombre percibe sus deberes por un instinto sentimental, como por la intuición que los Espíritus Guías le transmiten. Del cumplimiento de esos deberes, dependen su progreso y su felicidad. Cumpliendo con sus deberes se desenvuelven en él fuerzas espirituales. Y, más, cada vez más, comprende cómo y donde puede encontrar su verdadera felicidad.
La existencia en la Tierra, es apenas una fracción mínima de la vida. Siempre son buenos los resultados del buen proceder. Los buenos actos siguen al frente del espíritu y captan intuiciones puras y elevadas. Así, cuando el espíritu penetra en la esfera superior, es bien recibido y pasa de continuo a ser auxiliado, en el sentido de proseguir en su propio progreso. Todas las vidas que hemos vivido y que viviremos son una existencia sola. Es una evolución continua, de grado en grado, hasta la sublimación.
Las leyes espirituales son eternas e inmutables, todo lo rigen, influencian a todos los seres, sin excepción, para el bien. No hay seres privilegiados. Nadie es castigado por los errores cometidos que no puede evitar. Justicia eterna, amor eterno, es lo que impera.
Debemos recordar el deber para con Dios, el deber para con el prójimo y el deber para con nosotros mismos, teniendo en cuenta el espíritu y el cuerpo.
Por el mecanismo de la reencarnación, el ser espiritual trae consigo, en su regreso a la Tierra, sus antiguas conquistas. Recorre otra vez los años terrestres y, si es sabio, aprovecha al máximo las nuevas oportunidades que le son ofrecidas. Es como el alumno que va siendo transferido a clases más y más elevadas, pero siempre que sea aprobado. Si fue haragán y le faltó buena voluntad, volverá a repetir el curso, hasta terminarlo con distinción.
No siempre el ser espiritual regresa a la Tierra para rectificar errores cometidos o para repetir lecciones mal aprendidas. Los hay que, espontáneamente, se ofrecen para el retorno: son los misioneros. De nuevo en la Tierra, se distribuyen entre los más diversos sectores de la experiencia humana, como guias, misioneros del bien y del amor, del saber y de la ejemplificación. Guían a los grupos humanos y los animan, estimulándoles el progreso espiritual. son como los profesores de instrucción superior que van a dar clase s los alumnos ya iniciados en el saber, para enseñarlos y hacerlos progresar. Son entidades como Buda, Rafael, Confucio, Galileo, etc. Seres privilegiados que aceptaron venir a la Tierra sacrificándose, por su amor a la Humanidad y por el deseo de hacerla progresar y mejorar.
En el más allá cada uno vamos a ocupar el lugar que merecemos. De acuerdo con nuestra elevación moral, alcanzaremos nuestro bien. Nuestro procedimiento en la Tierra, es la balanza que determina nuestro valor en el Más Allá. Es por eso que, incesantemente, los espíritus y el Espiritismo pregonan el cumplimiento de los deberes, la acumulación de los valores morales, , el perfeccionamiento espiritual.
El que huye de estos imperativos, paraliza su propio progreso.
Cada conquista del ser espiritual, es la ganancia que se obtiene a costa de arduos trabajos, ya que nada nos es regalado. Cuando dejamos de hacer algo en una existencia física, volvemos a la Tierra para realizarlo, y tal vez, con el agravante de tener que afrontar dificultades mayores, como consecuencia de la implicación que guardamos los unos para con los otros, Para quien comprende el Espiritismo, hay siempre buena voluntad y alegría para enfrentar los deberes y las dificultades, pues eso representa nuestra ascensión.
Muchos sonámbulos o médiums se resisten a regresar del trance, las maravillas y las bellezas que contemplan cuando están en trance los atraen irresistiblemente hacia las armonías celestiales. Al despertar se quejan de la oscuridad existente en la sala y se muestran tristes. Es que ven las bellezas para las cuales nuestro ojo físico está ciego. El Más Allá, no dista tanto de nosotros, como mucha gente imagina. El Más Allá, en realidad, comienza en donde acaba el “Aquí” Y se extiende hasta donde no podemos comprender: Dios en su infinita sabiduría, creó el infinito para que la vida lo pueble. Pero, con nuestros groseros sentidos, con nuestra tibia comprensión, no podemos alcanzar esos objetivos. Nuestros ojos ven puntos luminosos a los cuales llamamos estrellas y apenas podemos decir que son soles de otros mundos esparcidos por lo inconmensurable
Como todos los seres vivos son de naturaleza cósmica, también son etéreos y es por eso que el inmenso espacio etérico nos pertenece, es nuestro elemento, nuestra verdadera patria, en donde encontramos la plenitud de nuestra felicidad. En verdad, es nuestro hogar. La Tierra es una simple estación durante un gran viaje. Como seres materializados que somos, no podemos imaginárnosla. Nuestra comprensión no va más allá de la materia de que está hecho nuestro cuerpo y lo que nos rodea.
Los científicos físicos, quieren probar que la materia no existe, que ella se reduce a la sustancia etérea. Así, llegamos a comprender que, aun nuestra casa planetaria, la Tierra, no es otra cosa que una densidad astral, que también ella es una materialización. Las últimas novedades sobre la radioactividad, nos convencen de que la materia se forma como resultado de inmensas velocidades y ciclones del éter.
Las confusiones y las incertidumbres se acabaron. El Espiritismo es sencillo y cristalino. Con el vemos la vida y el Mundo bajo una nueva y viva luz.
Trabajo realizado por Merchita
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Cualquier espírita de mediana formación, conoce perfectamente y tiene asumido, que “los milagros”, entendidos como hechos extraordinarios y maravillosos causados por la Divinidad o por algún santo, alterando el orden natural establecido, sencillamente no existen.
Por milagro se entiende aquello que rompe con las normas de la Naturaleza, o sea que a lo que no se le encuentra explicación se le achaca a una actuación extraordinaria de Dios o de alguno de sus Espíritus puros, transgrediendo algunas de las leyes establecidas en la Naturaleza y que fueron creadas por Dios tal como son. Por eso cuando ocurre algún suceso de origen extraordinario o desconocido, admitiendo la realidad de un Más Allá donde hay unos Seres espirituales que pueden hacer esos milagros con permiso del mismo Dios, es tenido como “sobrenatural”, o sea “fuera de lo natural”. Así los milagros entrarían en el campo de lo sobrenatural y serían un acontecimiento que por sí mismo derogaría el orden natural establecido, o sea, las leyes naturales.
Se dice que los milagros cuando han ocurrido son hechos sobrenaturales. Si realmente existiese lo “sobrenatural”, o sea, “Suceso sobre la naturaleza establecida”, ello significaría que Dios habría hecho dos creaciones paralelas: Una fija e inmutable en su funcionamiento, que conocemos como Naturaleza o natural, y otra creación variable e inestable que podría actuar caprichosamente sobre la creación estable o natural.
Vamos a recordar algunos de los atributos que se reconocen en ese Principio Supremo de todo cuanto existe y que llamamos Dios: Dios es Inmutable y Eterno, lo cual contradice que haya creado esas dos formas de creación, fenómenos o normas para todo cuanto existe: la natural y la sobrenatural.
Lo natural es lo fijo y estable, como fijo, estable e inmutable es su Creador, mientras que lo sobrenatural, sería lo inestable, lo caótico, algo que no reflejaría sino el capricho de un Creador inestable que jugaría frecuentemente con esa parte de creación estable que llamamos Naturaleza.
Sin embargo, ha sucedido frecuentemente, como así ha quedado constancia en la historia humana, que hemos presenciado hechos sorprendentes y extraordinarios, que realmente parecían fuera de la Naturaleza conocida, “sobrehumanos” o “sobrenaturales”, por la sencilla razón de que, en apariencia, rompen de forma llamativa con las normas habituales y corrientes que vemos comúnmente en la Naturaleza. No es por otro motivo que el ser humano, debido a su prepotencia y orgullo, hace tiempo que cree saberlo todo, y por eso, cuando algo que se desarrolla a la evidencia de su vista o comprobación, se escapa a su conocimiento de las normas naturales conocidas o establecidas, ha creído que se trataba de manifestaciones extrañas e inexplicables que, cuando ha sido en medio de un grupo humano religioso lo han atribuido a algún Ser espiritual o al mismo Dios, y cuando el grupo humano testigo de estos hechos no ha sido un grupo religioso, simplemente "parapsicológico", las han querido definir solamente del lado científico y las han calificado como “paranormales”, esto es, por encima de lo que es normal.
Busquemos también los milagros en los resultados de nuestro trabajo, nuestro tesón y nuestro esfuerzo, pues sin duda, antes o después nos dejarán sus frutos como algo absolutamente normal y natural.
- Jose Luis Martín-
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