INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.-¿Por qué las religiones cristianas siguen ignorando la Reencarnación del Espíritu?
2.- Creyentes y ateos
3.- La evolución de los animales
4- Las verdades del Espìritismo
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¿ Por
qué las religiones Cristianas siguen ignorando la Reencarnación del
Espíritu ?
La Reencarnación sigue siendo un tema tabú para las iglesias cristianas que
siguen ignorando a propósito un hecho tan natural en todos los seres, como
lo son el nacimiento y la muerte, que forman parte de la Vida. Tal vez porque a
estas alturas de la Historia humana, los dirigentes de las mismas no se pueden
permitir el lujo de admitir la reencarnación sin más, y sus jerarcas, ministros
y sacerdotes siguen pasando de puntillas junto a esta realidad, y mirando para
otro lado. Después de tantos siglos de ignorarla voluntariamente, las
actuales autoridades religiosas si la
aceptasen, se verían obligadas a modificar o anular algunos dogmas ( bastantes), sustituyéndolos
por otros diferentes, lo cual sería un claro signo de inestabilidad en una
doctrina religiosa que ha sido impuesta a lo largo de los siglos como verdades absolutas
e indiscutibles, y claro está, que si en épocas pasadas el Espíritu Santo en
los Concilios dijo o no dijo algo, ahora no podría rectificar nada de lo
establecido, pues sería algo así como si el mismo Dios reconociese haber
cometido errores o el haber engañado a propósito a los adeptos
cristianos de épocas anteriores.
Los
Jerarcas de la Iglesia llevan mucho tiempo a lo largo de la historia,
elevados en un rango social desde el que se proclamaron poseedores de la
verdad absoluta con la asistencia del Espíritu Santo, como si Dios fuese un
adepto exclusivo de tal religión y no fuese el mismo Dios para el resto de la
humanidad y sus religiones. Así han condenado como herejía todo
aquello que se oponía a lo que ellos postulaban, creyéndose detentores
exclusivos de la voz de Dios y de Su Voluntad.
Los jefes de las iglesias y de las religiones que ignoran la reencarnación
porque la creen un enemigo del dogma establecido, al cual se contrapone, creen
que si la admitiesen finalmente, esto afectaría y pondría en peligro su
integridad dogmática, porque tendrían que admitir ante sus fieles que alguna
vez han cometido errores o que se han equivocado, cuando por ejemplo, en su
orgullo la doctrina Papal de la Iglesia Católica la proclamó infalible,
atribuyéndose el apoyo y asistencia del Espíritu Santo en exclusividad para el
Papa en cuestiones doctrinales; por tanto lo que éste haya
proclamado o condenado para los miembros de la iglesia no tiene
discusión porque el Espíritu Santo tiene que ser infalible. No
dando crédito a la reencarnación o ignorándola, dejan liquidada cualquier duda
o entredicho a su credibilidad, posición, e influencia social y política.
Las
religiones cristianas saben que si admitiesen un solo error en sus
verdades “infalibles”, sería como volcar una ficha de dominó situada en fila
con las demás: el resto de sus “verdades” dogmáticas mantenidas en pie caerían
en cadena inmediatamente una tras otra.
El poder
eclesial teme la reencarnación porque por ella se deduce que
cada uno tenemos en nuestra mano la llave de la dicha o la desdicha, y nos
muestra como cada uno somos artífices de nuestro propio destino, por lo que no
dependemos de sacerdotes, ni de intermediarios con Dios que nos recomienden y
salven, ni tampoco de templos de piedra, ni de sacramentos, ni liturgias
para salvarnos de ningún castigo ni de ningún fuego eterno.
La Teología cristiana no admite que sus fieles
puedan poner en tela de juicio ningún dogma ni que nadie pueda buscar la Verdad
por otros caminos diferentes a los que ella establece, impidiendo que los
fieles puedan pensar por sí mismos y obligando a sostener una fe ciega y hasta
irracional, bajo la amenazas de excomuniones y de condenas al fuego eterno si
alguien se atreviese a pensar por sí mismo.
Con la
expansión del Cristianismo por Europa a partir del Siglo Tres, en el Concilio
de Constantinopla, desapareció el concepto de la reencarnación, que fue prohibido
y perseguido por la Iglesia que impuso sus dogmas por la fuerza y así se
crearon los Tribuales de la Inquisición, una institución eclesial muy refinada
en sus métodos de conversión por el terror y la muerte, con los que
combatía las herejías. Estas herejías eran doctrinas que de algún modo
contradecían o se oponían a la doctrina oficial de la Iglesia, y entre ellas
estaba la idea de la reencarnación. Los métodos de la “Santa Inquisición” no
fueron, desde luego, ningún ejemplo de santidad ni de la Caridad que enseñó Jesús a los
primeros cristianos.
En la
actualidad también sigue siendo un gran escollo para la aceptación de esta
idea, el materialismo y el ateísmo, ambos hijos de tanta intransigencia
eclesial, tantas veces irracional y dogmática, así como de tanta
ignorancia espiritual, que han eclipsado la Luz de los auténticos valores
morales del Evangelio, ignorando grandes Verdades que han sofocado en medio de
tantas teologías y liturgias complejas y sin sentido.
No
obstante es justo señalar que algunos obispos y sacerdotes católicos,
“desmarcándose” de la doctrina oficial de la Iglesia, sí han tenido la valentía
de reconocer a título personal la idea de la reencarnación más o menos
claramente.
- Jose
Luis Martín-
“La
mayor religión y la más necesaria es aquella que, basándose en la creencia en
Dios, en la inmortalidad del alma y en la Justicia Divina mediante el
renacimiento, se convierte en bendición que favorece a todos”
-Espíritu Marco Prisco a través de Divaldo P. Franco(Glosario
Esp.Cristiano)
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CREYENTES Y ATEOS
Esta reflexión ha sido creada para información de todos que tengan dudas o preguntas y no como un intento de transformar a nadie en sus maneras de pensar.
En mi opinión, lo peor que podemos tratar de hacer es querer que los demás cambien sus ideologías a las de nosotros. Cuando en realidad, cada persona tiene la responsabilidad y el derecho de pensar lo que su yo interior le aconseje seguir.
Contrario de lo que la mayoría de los que se consideran ateos piensan, el ser religioso no es lo mismo que el ser creyente.
Por lo regular las personas ateas piensan que todas las personas creyentes, pertenecen a alguna religión dogmática y ritualista.
Los creyentes, muchísimas veces se encuentran totalmente desligados de toda religión o Biblia.
La mayoría son pensadores libres que han buscado otras fuentes de conocimiento, como en las ramas de la filosofía, la ciencia y la espiritualidad.
Estos métodos informativos les brindan diferentes y fácilmente comprendidos conceptos de los que las religiones dogmáticas profesan, ideologías que en la mayoría de los casos, a los creyentes les parecen ilógicas, absurdas y ridículas; debido a que estos son personas que han alcanzado un nivel evolutivo que les permite tener ideas diferentes acerca de Dios, del Universo y hasta de sus propias vidas.
El despertar de conciencia que han adquirido los ha vuelto inconformes con las ideologías que han sido leyes erróneas establecidas por las religiones.
Los creyentes, al contrario que los religiosos, buscan respuestas a sus dudas por otras fuentes que les ofrecen una revelación más acertada a lo que su instinto les hace percibir como la verdad.
Una gran cantidad de creyentes son anti-religiosos y anti-bíblicos. Esto es por causa de la ignorancia sobre el teísmo y la espiritualidad de muchos ateos; estos son conceptos muy afines que no tienen nada que ver con las creencias dogmáticas que caracterizan a las religiones. Personalmente, he conocido ateos que piensan que hablar de Dios significa simplemente hablar de religión.
Me gustaría informarles que existen diferentes niveles de creyentes, el despertar de las personas se produce a su propio ritmo.
Muchos de los creyentes no creen en un Dios omnipotente, que todo lo puede, ni en un Dios que nos castiga cuando nos equivocamos, tampoco creen en un Dios con características físicas humanas. En la mayoría de los casos nuestras creencias de Dios son que él es una Energía que se encuentra en todo y en todos. Una energía que forma parte de todo lo que existe. Ese Dios no castiga ni perdona. Las propias personas producen sus castigos y bendiciones dependiendo de sus acciones. La mayoría de los creyentes, también creen en la Ley de Causa y Efecto, o Karma, que significa que toda acción tiene su efecto que tendremos que enfrentar tarde o temprano, así sea bueno o malo y no por causa de Dios, sino a causa de las vibraciones existentes en nuestro planeta. Como también creemos en la Ley de Atracción, que significa que atraemos a nuestros pensamientos y sentimientos las cosas que se les asemejan . Otra ideología que diferencia a los religiosos de los creyentes es que para los religiosos Jesús es el único hijo de Dios, caracterizándolo como un Dios en sus rezos y peticiones. Para los creyentes Jesús es considerado como nuestro hermano, un hermano mayor, porque él fue concebido de la misma manera que hemos sido creados cada uno de nosotros.
Los ateos desconocen el concepto de que la Energía de Dios no es parte de ninguna religión, como tampoco ninguna religión es necesaria para formar parte de esa Energía.
Las búsquedas que tienen los creyentes, son caminos sumamente personales e independientes que no tienen nada que ver con los dogmas ni los rituales religiosos, ni con ninguna otra manera de pensar y percibir las cosas.
Él ser creyente nace única y exclusivamente del deseo sincero de encontrar respuestas que no habían sido contestadas por ninguna religión, ni por el ateísmo. Al ir encontrando esas respuestas, los niveles evolutivos irán aumentando, pero sin ninguna regla de cómo deben de desarrollarlos, ni de la cantidad de tiempo que deben emplear en conseguirlo. El despertar de cada persona es tan particular como ellos mismos.
Pero a pesar de todas esas libertades de consciencia, también existen creyentes que piensan que ya lo saben todo y su verdad es la única verdad. Eso ocurre a toda persona que mantiene su mente cerrada, al pensar que lo saben todo y que las opiniones ajenas que no se asemejan a las de ellos son erróneas. Cuando en realidad, las posibilidades del aprendizaje son interminables.
Muy atenta y respetuosamente,
Mercy Ingaro-
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LA EVOLUCIÓN DE LOS ANIMALES
( Continuación del art. del mismo autor, " La Naturaleza no salta", publicado en el blog el día 7 de este mes)
En este artículo no profundizaré en la evolución de los animales y las misteriosas relaciones que existen entre ellos y el hombre. El tema es muy complejo y “el punto de partida del Espíritu es una de esas cuestiones que van ligadas al origen de las cosas y de las que Dios guarda el secreto. No le es dado al hombre conocerlas absolutamente” (“ LE”, q.613).
Es que, entre los espíritas, existen innumerables y serias opiniones personales de estudiosos, a favor y en contra del pensamiento de que los animales transitan en los reinos mineral, vegetal y animal, antes de ser promovidos al racional. Repito: con opiniones personales…
De paso vuelvo a repasar profundas informaciones contenidas en el citado libro "Evolución en dos mundos", de Espírito André Luiz, 1ª Parte, cap. IX, “Evolución y el Cerebro”, p. 67-68:
Girencefalia (característica de cerebros con circunvoluciones y área de corteza más grande; ejemplo: cerebro de primate) y lisencefalia (condición de un cerebro sin circunvoluciones, lo que resulta en una pequeña área cortical), obedecen a las tipificaciones delineadas por los Guías Mayores, en el extenso dominio de los vertebrados, preparando el cerebro humano con la estratificación de experiencias lentas y múltiples sobre la vasta clase de seres vivos. Como tiernos niños, ingresados en el jardín de infantes para rudimentarios aprendizajes, nobles animales desencarnados, para sobresalir de los núcleos de evolución fisiopsíquica en que se agrupan por simbiosis, acogen la intervención de celestiales instructores, en regiones especiales, ejercitando los centros nerviosos.
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Y en el cap. XVIII – “Evolución y destino”, del mismo libro, en la p. 212:
(...) Nombraremos al perro y al mono, al gato y al elefante, al mulo y al caballo, como elementos de vuestra experiencia habitual, más ampliamente dotados de riqueza mental, como introducción al pensamiento continuo. Aún sobre la promoción de lo irracional a la racionalidad (del animal al hombre) remito al lector al libro “A Caminho da Luz”, de Emmanuel/FCXavier, cap. II, ítem La Gran Transición, pág.31, 13ª Ed., 1985, Ed. FEB, Brasilia/DF, que, en síntesis, dice:
(…) Los descubrimientos de la Paleontología, respecto al hombre fósil, son testimonio de los experimentos biológicos realizados por los representantes de Jesús, hasta fijar en el “primado” las características aproximadas del hombre futuro. (…) “ Las huestes de lo invisible operaron una transición definitiva en el cuerpo periespiritual preexistente, de los hombres primitivos, en las regiones siderales y en ciertos intervalos de sus reencarnaciones… ” . (Énfasis añadido.)
Veo aquí, salvo para mejor juicio, una pista para comprender el llamado "eslabón perdido" de biólogos y naturalistas, nunca encontrado en la Tierra: no es procesado en la Tierra, sino en el mundo espiritual, por genetistas celestiales... Ahora, juntando la información de Kardec, Emmanuel y André Luiz, los espíritas no dudan que el hombre proviene del animal.
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Conclusión
La expresión Naturaleza no salta , para mí, debe entenderse como una opinión personal de filósofos, biólogos y otros estudiosos de la Naturaleza, refiriéndose al progreso material, lento, aunque permanente. En este enfoque, encaja todo el progreso humano, científico en particular en el siglo XX, desde la Edad de Piedra hasta el siglo XXI. Si la mirada de la Historia sólo se pone en la biología, o en la civilización, sigue sin aplicarse en absoluto.
Esto porque el progreso moral de toda la Humanidad sólo se logrará por la suma del progreso espiritual de cada ser humano, respetando plenamente todas las Leyes Divinas, insertadas por Dios en la conciencia de los Espíritus, una a una.
Para ello, la Divina Providencia concede a cada ser humano la bendición del libre albedrío, la conciencia y la inteligencia continua, además de los medios necesarios para llevar a cabo su progreso espiritual. Se producirá la regeneración planetaria decantada y sublime, porque, según cómo se gestione y experimente el tiempo en el Bien, Espíritu a Espíritu, es decir, por nosotros…
[1] Natura non facit saltum (“La naturaleza no salta”), frase latina atribuida a Gottfried Wilhelm Leibniz (1646-1716), filósofo y matemático alemán, o al naturalista y médico sueco Carl von Linnaeus (1707-1778).
Prof. Eurípides Kül
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LAS VERDADES DEL ESPIRITISMO
La doctrina de los espíritus, podemos resumirla en tres puntos principales: la naturaleza del Espíritu, su destino, y las leyes superiores que rigen el Universo.
Lo más importante para nosotros es saber, ante todo, qué somos, de donde venimos y adonde vamos.
El ser humano tiene dos cuerpos; uno de materia grosera que lo relaciona con el mundo físico, y otro fluídico con el cual entra en comunicación con el mundo de los espíritus.
El cuerpo físico se desvanece, se desintegra cuando se produce la muerte. El cuerpo fluídico es indestructible, pero se transforma según el estado evolutivo del Espíritu. Éste debe considerarse como el cuerpo verdadero, el molde sobre el cual se desenvuelve la vida física. Con el acoplamiento de él se modelan los órganos y agrupan las células; él es quien garantiza su funcionamiento.
El periespíritu o cuerpo fluídico, es el agente de todas las manifestaciones de la vida, lo mismo en la Tierra como en el Espacio. Tiene toda la vitalidad y energía que necesita el cuerpo para nacer y desarrollarse.
El Espíritu piensa, siente, es feliz o sufre, es luminoso o se envuelve en las sombras. No podemos verlo ni imaginarlo, es una fuerza mental en constante evolución, no podemos darle una forma visible porque es imposible; en esto sí que podemos decir que Dios nos hizo a su semejanza. El Espíritu puede llegar a ser un dios, participar en la creación y expansión del Universo, interpretando y cumpliendo la voluntad de Dios, aún así el Espíritu siempre será un Ser creado y finito, Dios es Infinito, Creador del Universo y de todo cuanto existe en él.
Por mucha elevación y perfección que alcance el Espíritu, a diferencia de Dios, siempre tiene sus limitaciones: el Espíritu tiene necesidad de un cuerpo fluídico para manifestarse, para encarnar y desencarnar, para trabajar, evolucionar, para tener una identidad visible que refleje su verdadera personalidad. Este cuerpo fluídico, es el periespíritu, está compuesto de una combinación de fluidos semi-materiales, es el intermediario entre el Espíritu y el cuerpo físico; es también como un espejo que refleja y toma la verdadera imagen que el Espíritu tiene creada en su mente. Esta imagen puede ser sublime y luminosa, enferma o animalizada. A medida que la imagen creada en la mente del Espíritu va cambiando, la imagen reflejada en el periespíritu también va cambiando.
El ser humano está destinado a habitar alternativamente dos mundos diferentes, su organismo debe contener todos los elementos capaces de ponerle en relación con esos mundos, para conseguir en ellos su progreso espiritual.
El alma tiene los gérmenes de nuevos sentimientos que emergerán y se manifestarán durante el curso de existencias futuras, ampliando cada vez más el camino que debemos seguir hacia nuestra redención espiritual. Los esfuerzos que debemos hacer para conseguir este objetivo, se encuentran en correlación con el grado de nuestro adelanto, y en correspondencia directa con el medio en que habitamos. Todo se encadena y se armoniza en la vida física, y en el orden moral de las cosas.
El ser humano actual tiene los elementos necesarios para su grandeza futura; con una progresión verá manifestarse a su alrededor y en todas las cosas, cualidades que aún le son desconocidas. Aprenderá a conocer fuerzas y poderes cuya existencia no puede sospechar.
El Espíritu, con el cuerpo físico es como un prisionero en un calabozo, y el ser inteligente y seguro de sí mismo, debe vivir su vida con total normalidad, hacer de ella algo útil y provechoso, y cuando deje la prisión podrá gozar de los beneficios obtenidos. La libertad definitiva, sólo se consigue con la muerte del cuerpo. Conociendo y estudiando estos diferentes aspectos de nuestra existencia, es como se llegará al conocimiento real de lo que en realidad somos. El hombre dejará de ser para sí mismo un misterio vivo; ya no estará como hasta hoy ignorando las nociones precisas sobre su naturaleza espiritual y su porvenir.
-José Aniorte Alcaraz.-
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