INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Nuevos y viejos pecados
2.- Consideraciones sobre la Reencarnación
3.- Tú que eres padre...
4.- El Gran Enigma
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NUEVOS Y VIEJOS PECADOS
Ciertamente, la Iglesia Católica, en un deseo de actualización de
su catecismo, no hace muchos años, quiso ponerse al día definiendo nuevas formas de pecado social. En
realidad estas nuevos formas de pecados que trató de actualizar, no son nuevos,
sino que a poco que se analicen y se medite en ellos enseguida vemos que vienen
a ser los de siempre pero con otros enmascaramientos y formas.
Así, por ejemplo, define entre otros el del consumo de drogas. Se entiende que se debe referir al consumo por placer y no por tratamiento controlado médicamente. En este concepto se deberán referir a toda clase de drogas y en cualquier cuantía, incluidas las llamadas duras y blandas, e incluyendo también el alcohol y el tabaco, que vienen a ser drogas duras y adictivas; entonces, cabe plantearse, ¿ será la misma gravedad de la falta moral para el que prueba un “porro” de cannabis, que el que se toma por hábito o esnobismo una dosis mayor de otra droga más fuerte, como la cocaína, etc.?; ¿ Tiene la misma gravedad el pecado de consumir un cigarrillo de tabaco, que al fin y al cabo también es una droga adictiva, que esnifar cocaína, o tomarse un “cubata”? ; ¿ Ahora habrá que confesar estas faltas para no condenarnos eternamente. mientras las mismas, hasta hace poco, no nos condenaban? ¿ Acaso ahora Dios ya no es el mismo de antes y se ha vuelto más severo?; ¿ Los drogadictos y alcohólicos que fallecieron ayer, habrán ingresado en el cielo tras disfrutar o padecer de su adicción, y los que fallezcan a partir de ahora si no pasan antes por el confesionario, quedarán condenados para siempre?; ¿ Será pecado ahora lo que hasta hace poco no lo era, en cuanto a consumir tabaco o alcohol?.
Al respecto soy de la opinión de que es una falta moral más o menos grave – dependiendo ello de la consciencia que de ella se tenga cuando se comete-,cuando se insiste en un consumo que afecta a la salud del cuerpo o de la mente, a los que poco a poco va minando, incurriendo en una responsabilidad de suicidio mas o menos lento, pero que no deja de ser un suicidio porque se tiene consciencia de ello. Además los hábitos perniciosos de las drogas causan una dependencia psíquica que perdura y conturba por mucho tiempo después de la muerte del cuerpo físico. Y hablando de dependencias, ¿ considerarán por igual al drogadicto ocasional, que se fuma un porro alguna vez, o sea, que todavía no es adicto, que al que no puede pasar sin la droga porque su adicción ha ido creciendo hasta convertirse en enfermedad?
Pienso que el enfermo por drogadicción, con el mucho sufrimiento que ello le crea, ya está
purgando el delito moral de haber comenzado a consumir un producto tan dañino física
y psicológicamente. Que nadie piense para esos pobres, que les espera un
infierno mayor aún.
Otro nuevo pecado es la acumulación de riqueza excesiva, cuando va en detrimento de otros. Realmente no se puede delimitar en cada persona, a partir de cuando su riqueza es excesiva,
más aún si ha sido generada de modo honrado y legal. Está claro que quien más tiene, más puede, por lo que acumular riquezas sin atender las necesidades urgentes de los que carecen de lo necesario, es un pecado de egoísmo y de falta de caridad. Peor
aún es, cuando las riquezas acumuladas son producto de la explotación, estafa o
usura a otros a quienes se les despoja o niega de algo que legítimamente les
pertenece, entonces sí estamos ante un caso de avaricia, de explotación o de
robo que en cualquier caso faltan a la más elemental caridad porque causa un
daño material y moral a otros. Esto sí que es pecado, pero no para lavarlo
mediante una confesión a un sacerdote y después tratar de acallar la conciencia
cumpliendo la penitencia del confesionario, consistente, tal vez, en rezar tres
Padres Nuestros y cuatro Avemarías, sino rectificando su mala acción y
restaurando lo obtenido o acumulado a sus legítimos poseedores y si no es
posible, haciendo con ello actos de caridad material a quienes lo necesiten. Ya
advirtió por eso Jesús cuando dijo que “ era más difícil que un rico entrase en
el Reino de los Cielos, que el que un camello pasase por el ojo de una
aguja.
Desgraciadamente, la historia de la iglesia no concuerda con este concepto de las riquezas excesivas, pues siempre las ha acumulado , no para servir a la manutención sencilla de sus ministros, ni para calmar el hambre en el mundo, pues a la vista están el fatuo, la pomposidad, riqueza y lujo de los templos, catedrales, nuncios , eminencias y santidades, por no mencionar el mismo Vaticano, o el Palacio de Castelgandolfo, residencia papal de verano. Tal vez antes de definir este concepto de exceso de riqueza, debieran haberse despojado del exceso que los siglos han acumulado en sus grandes catedrales, especialmente la del Estado del Vaticano con su Banca Vaticana bien provista. Recordemos que Jesús predicó con el ejemplo, y Él, siempre fue pobre y estuvo rodeado de pobres de bienes materiales. Al respecto habrá quien se acuerde de Cáritas Diocesanas, como instrumento de caridad de la Iglesia, pero, en efecto, es un instrumento de recolección y reparto de donaciones del pueblo para atender a las necesidades de los pobres, pero estos no son sus bienes propios, sino los de la caridad o de lo que sobra a los que tienen más y no forman parte de la institución jerárquica eclesial. También se podrá argumentar que muchos tesoros y bienes de la Iglesia son donaciones que los fieles han ido haciendo voluntariamente a lo largo de los tiempos, como ofrenda a tal Virgen o a cual Santo. Mas yo pienso al respecto: ¿ La referida Virgen o santo, prefieren ver esos tesoros que les han ofrendado con la mejor voluntad, escondidos y guardados, mientras fuera de los templos y ermitas sigue habiendo personas con carencias materiales de cualquier género?. Sin duda creo que no, sino que por el contrario se despojarían inmediatamente de ello y socorrerían al necesitado.
Asimismo trata también de definir como pecado el de los atentados ecológicos o al medio ambiente. En efecto, las aberraciones y destrucciones que se hacen a la Naturaleza, son un pecado, pero no de ahora, sino desde que se vienen cometiendo, tal vez desde hace algunos siglos. Prueba de ello es el cómo han ido desapareciendo o reduciéndose considerablemente bosques , antes muy ricos y poblados y hoy desaparecidos o excesivamente reducidos. Han
desaparecido igualmente y se han extinguido gracias a la codicia humana, gran cantidad de especies animales y de plantas, etc. Pero la cuestión es la misma: ¿ Los que a lo largo de los años y siglos lo han ido haciendo impunemente, no han pecado contra Dios o contra la Naturaleza, y ahora que vemos peligrar todo el ecosistema planetario si? . ¿Por qué Dios ahora si es ofendido por la destrucción y contaminación de la Naturaleza, y antes no?. Sin duda que la destrucción de nuestro hábitat natural es una falta grave, pero no de ahora, sino de siempre, pues con ello estamos perjudicando al conjunto de toda la humanidad presente y futura, y además estamos poniendo en serio riesgo toda la vida en el planeta, que sin embargo está llamado a ser próximamente, un mundo de Regeneración. Estos “pecados ecológicos” son un pecado que en sí llevan la penitencia, pues si por ellos destruimos nuestro planeta Tierra, estamos destruyendo nuestra propia casa,
Y los más ambiguos e indefinidos de
todos los “nuevos pecados” son los que
define como de “ experimentaciones genéticas dudosas”.
Yo aquí me pregunto, ¿Cuándo la Ciencia al investigar y experimentar nuevos
avances que generarán un beneficio para la Humanidad, puede dejar de dudar cada
paso que da antes de confirmarlo?. Para conocer unos resultados y alcanzar unas
metas, antes es ineludible la experimentación y más tarde la experiencia, por
tanto no se pueden cortar las alas a los avances y a las experimentaciones
científicas, siempre que no atenten, claro está, contra la vida de ningún ser
humano, aun en estado embrionario. ¿O lo de dudoso será por la falta de
confianza de la Iglesia hacia los métodos y actividades de la ciencia que al
fin y a la postre solo busca escalar etapas de bienestar para la humanidad
toda?.
Yo creo que lo de esas experimentaciones
genéticas dudosas se debe referir a todo
lo que tiene que ver con manipulaciones genéticas humanas, que no tienen que
ver directamente con el bienestar humano, o con la solución de enfermedades o dolencias que afectan a los
seres humanos. No olvidemos que conforme avance la ciencia, descubriendo y
aclarando nuevas realidades y verdades, iremos ganando todos en grado de
bienestar y nos iremos acercando cada vez más a la Verdad, o sea, al Dios
verdadero que no tiene por que coincidir con el dios que han interpretado los
conceptos religiosos humanos.
Creo
que en nuestras viejas sociedades, tenemos viejos pecados comunes y cotidianos,
disimulados bajo muchas formas, por lo que pasan desapercibidos en cuanto al
modo de descubrirlos e identificarlos, por lo que podrían parecer nuevos, pero si se penetra un poco en el análisis de estas
nuevas formas, no lo son en absoluto. Veamos:
No
solemos tener la humildad de reconocer nuestros errores y responsabilidades,
por lo que ante los resultados negativos que con frecuencia obtenemos, con
frecuencia tendemos a culpabilizar y responsabilizar a los demás, a la
casualidad o a Dios mismo. Esto se llama soberbia – que es un viejo pecado- y
el antídoto es una vieja virtud muy poco practicada: la Humildad.
Tendemos a creer en la buena o mala suerte, de modo que nos creemos
marionetas del destino. Sin embargo, la suerte de cada uno es obra y resultado
de la gestión o del esfuerzo personal de cada uno. Es producto del trabajo, del
esfuerzo, de las reacciones y las actuaciones personales, en esta vida o en
otras anteriores que hayamos tenido; sin embargo existe una Ley de
Consecuencias, inmanente en todo el Universo, que es una Ley Divina reguladora
de la Justicia que se imparte en todos los puntos de la Tierra y del Universo
entero, y que nos afecta a todos, por lo que según esta Ley Cósmica, solo
recogemos obligadamente aquello que antes hemos sembrado voluntariamente.
Así
demostramos nuestro orgullo y soberbia- viejos pecados- cuando culpamos a Dios
o al azar por las vicisitudes que se presentan en la vida cuando estas son
negativas.
Lo
tapemos como lo tapemos, seguimos siendo orgullosos y soberbios, tanto como
siempre lo hemos sido a lo largo de nuestra historia humana. En esto, ¡qué poco
hemos avanzado! ; por eso, no solemos tolerar la crítica personal, o hacia lo
que es nuestro, pues siempre la tomamos casi como un insulto, que en el fondo
escuece tanto porque solemos reconocer en ella algo de una verdad que no nos
gusta. Así hacemos realidad el viejo refrán: “El que se pica, ajos come”.
Entonces quien nos critica, ayudándonos a reconocer nuestros errores y fallos más o menos íntimos, es tomado como un enemigo, en vez de reconocer en él, el instrumento que Dios nos pone al paso para que nos demos cuenta y reconozcamos lo que de equivocadas o negativas tienen nuestras actitudes, y podamos rectificar a tiempo.
Debemos tener en cuenta que a la conciencia
no la engañamos nunca aunque cambiemos las palabras para disfrazar la realidad,
pues con las palabras solo podremos engañar a los demás, pero no a la verdad,
que es como es, por mucho que la disfracemos con palabras que no la
cambian.
Otra muestra de orgullo, de envidia y de
vanidad, es cuando llegamos a sentir vergüenza de que los demás nos vean o nos
crean mas pobres que ellos, o de inferior clase social, o de menor formación
cultural. Así estamos siempre pendientes de las apariencias que damos, tratando
de ocultar la realidad sencilla de lo que en verdad somos y de quienes somos,
no debiendo avergonzarnos nuestro nivel social, económico o cultural, sino que
lo que nos debería avergonzar es, mas bien, nuestro bajo nivel moral.
Podríamos citar otras muchas viejas faltas camufladas bajo formas nuevas, pero,
para cerrar el artículo, solo señalar la falsa idea que muchas personas tienen
de que para igualar las apariencias con los demás, y “ponernos a la moda”, hay
que imitar a los demás, “ lo que se lleva”, “lo que se estila”; y así anulamos
y escondemos nuestros propios valores y defectos, nuestra personalidad natural
y real, tal como ella es, por el temor a que los demás “nos miren por encima
del hombro, o se burlen al creernos atrasados o inferiores en algún aspecto.
Esta es una actitud del viejo orgullo, disimulado, que nos lleva a la vieja
envidia hacia los demás, tantas veces disimulada, en busca de satisfacer una
vieja vanidad no superada, son viejos pecados, camuflados y arraigados en
nuestros estratos sociales, que, se definan como se definan, siempre al final
vienen a ser “ los mismos perros con distintos collares”.
José Luis Martín
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CONSIDERACIONES SOBRE LA REENCARNACIÓN

El hombre de hoy ha perdido la fe en Dios, en su Justicia, porque su mente y su lógica rechazan conceptos impuestos y necesita saber su origen y su destino, de dónde viene y hacia dónde va, así como conocer el por que de la vida.
Tú que eres padre, eres la persona más feliz de la tierra.
Levanta los brazos al cielo y agradece a Dios la misericordia que te concede. Pero recuerda que no basta con dar a los hijos alimentos e instrucción.
Hay algo más importante que todo eso; el ejemplo. Da a tus hijos ejemplos de trabajo, honestidad y dignidad durante toda tu vida.
Minutos de Sabiduría
C Torres Pastorino
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