INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.-Obsesión: Profilaxis y Terapéutica
2.- Centros Espíritas
3.-El mejor médium
4.-El Alma después de la muerte
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OBSESIÓN: PROFILAXIS Y TERAPÉUTICA
Astolfo Olegario de Oliveira Filho – De Londrina
¿Cómo podemos neutralizar la influencia de los Espíritus de naturaleza inferior? Neutralizar la influencia de Espíritus de naturaleza inferior equivale a prevenir la obsesión. Más allá de eso, el vocablo profilaxis tiene exactamente ese significado, o sea, la prevención de dolencias o el empleo de medios que las puedan evitar.
Para tal cosa es necesario, conforme enseña la cuestión 469 de El Libro de los Espíritus, hacer el bien y colocar toda nuestra confianza en Dios. “Guardaos – acrecentó el benefactor espiritual que respondió a referida cuestión – de atender a las sugestiones de los Espíritus que os suscitan a los malos pensamientos, que crean la discordia entre vosotros y que os incitan a las malas pasiones. Desconfiad, especialmente, de los que os exaltan el orgullo, pues esos os atacan por el lado débil.”
La obsesión – como hemos visto en estudios anteriores – proviene siempre de una imperfección moral que favorece la acción del obsesor, que se vale entonces de la sintonía que la imperfección de uno propicia al otro. De ahí deriva, para el obsesado, la necesidad de trabajar para mejorarse a si mismo, lo que muchas veces es suficiente para librarlo del obsesor, sin necesidad de socorro externo.
Evidentemente ese socorro se torna necesario cuando la obsesión avanza para la subyugación o posesión, porque en esos casos el obsesado pierde la voluntad y la capacidad de hacer uso del libre albedrio.
¿El pase magnético es importante en el tratamiento de la obsesión? En los casos graves de obsesión, enseña Kardec, el obsesado queda como envuelto e impregnado de un fluido pernicioso del cual tienen dificultad de desembarazarse. Se hace entonces necesaria la actuación de buenos fluidos, capaces de neutralizar ese mal fluido, lo que puede ser obtenido por medio de la terapia del pase magnético.
El pase magnético, observa André Luiz, como género de auxilio sin cualquier contradicción, es siempre valioso en el tratamiento suministrado a los enfermos de cualquier clase. El obsesor y el obsesado son enfermos del alma, por eso se benefician mucho con el pase. Difícilmente, sin embargo, basta una acción mecánica para que el mal sea superado: será preciso también actuar sobre el ser inteligente causante de la obsesión, al que debemos hablar con autoridad.
Esa autoridad, solo la posee por el ascendente moral del socorrista. Cuanto mayor es ese ascendente moral, mayor autoridad tiene. Pero eso aun no es todo: para asegurar la extinción del proceso obsesivo, es indispensable que el obsesor , por medio de instrucciones hábilmente suministradas, quede convencido de renunciar a sus designios, a perdonar y a desear el bien, arrepintiéndose de los perjuicios causados a su víctima.
La tarea desobsesiva se torna más fácil, cuando el obsesado, comprendiendo la situación, procura auxiliar con su buena voluntad y con sus oraciones a la tarea en curso. Si, sin embargo, el no hiciera la parte que le cabe en el proceso, las dificultades en el tratamiento serán muy grandes, sobre todo si el se elude con las cualidades de su obsesor y se complace en el error a que fue conducido.
La oración es un recurso muy importante en la terapia obsesiva es el más poderoso medio que disponemos para librar al obsesor de sus propósitos maléficos. En todos ellos, también la práctica del amor y de la caridad constituye otro recurso valioso, porque solamente el amor, tal como nos fue enseñado y ejemplificado por Jesús, conseguirá armonizar individuos que se odian, poniendo fin a las ideas de venganza, a las persecuciones y a los sufrimientos de ahí provenientes.
Los principales recursos espiritas que podemos utilizar en el tratamiento de la obsesión son las enseñanzas evangélicas ellas nos ofrecen excelente contribución para la terapéutica de la obsesión, cuyos pasos podemos sintetizar en los ítems que se siguen:
- Concienciación, por parte del obsesado y de sus familiares, de que la paciencia es factor esencial en el tratamiento y que las imperfecciones morales del obsesado constituyen el mayor obstáculo para su cura.
Fluidoterapia (pases magnéticos, radiaciones y agua magnetizada) Oración y vigilancia permanente
Laborterapia.
Renovación de las ideas a través de la buena lectura, de charlas y de conversación elevada.
Culto del Evangelio en el Hogar
Adoctrinamiento del espíritu obsesor, en grupos mediúmnicos especializados, en cuyas reuniones la presencia del enfermo no es necesaria y puede hasta incluso serle perjudicial.
Bibliografía:
El Libro de los Espíritus de Allan Kardec, cuestiones 459 a 469.
La Génesis de Allan Kardec, cap. XIV, ítem.
Obsesión / desobsesión, de Suely Caldas Schubert, pp. 87 a 122.
Sementera de Fraternidad, obra psicografiado por Divaldo Pereira Franco pp. 30 a 41
Traducido al español por: M. C. R
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CENTROS ESPÍRITAS
Los Centros Espíritas deben ser centros de Amor; partiendo de ahí, sabremos cómo deben ser.
Están formados para el estudio y práctica de la Doctrina de los Espíritus, lo que significa mucho.
El Centro debe ser un lugar limpio, y digo limpio, en el sentido de limpieza moral, que es el más importante.
Los Espíritus, nuestros hermanos mayores, necesitan de esas dos clases de limpieza: la moral y la material, para poder darnos sus fluídos, para ayudarnos en el tono vibratorio, y así, poder socorrernos para que nos elevemos, moral y mentalmente.
Es muy importante que el Centro donde se opera, esté destinado, única y exclusivamente, para las actividades de estudio, seminarios, charlas, reuniones mediúmnicas, etc., pues de lo contrario, la atmósfera será de bajas vibraciones y estaremos expuestos a sorpresas no gratas, además de abrir las puertas a los que tanto desean nuestras caídas, de lo que se deduce la no conveniencia de las actividades de un Centro en el hogar.
En la Espiritualidad, y lo sabemos por ellos mismos, hay una gran organización y orden, así es como trabajan nuestros hermanos del Más Allá, y así es como les gusta que trabajemos nosotros, para poder recibir la cooperación de ellos.
Sabemos que en un Centro hay mucho que hacer, pues la finalidad es el estudio, y por consiguiente, el progreso y el mejoramiento moral.
Del estudio viene el análisis de lo estudiado y el desarrollo de ese estudio, que nos conduce a la práctica de la Doctrina, y para todo eso, necesitamos de un lugar consagrado a realizar actividades que deben ser fijadas, pues son citas estables con Seres que desde el otro plano nos ayudan tanto, con sus orientaciones e inspiraciones.
Ellos acuden regularmente a esas citas, y para las reuniones mediúmnicas y sesiones de pases, están preparados de antemano, para facilitarnos el trabajo y para que encontramos las vibraciones y fluídos necesarios para la reunión que se va a celebrar.
Estaría fuera de lugar pretender todo lo dicho, o sea, un trabajo bien hecho y de acuerdo con el compromiso que tenemos los espíritas de hacer las cosas de una manera consecuente y coherente, teniendo el Centro otras actividades que no fuesen las citadas.
No debe haber reuniones para la diversión, el juego, comidas o charlas ociosas o fuera de tono.
No podemos concebir en un Centro la práctica de actividades mediúmnicas en un lugar dedicado al entretenimiento o el provecho material del Centro o de los médiums.
Deben existir normas que prohíban prácticas tales como ceremonias, rituales, uso de talismanes, mobiliario lujoso, vestimenta especial o imágenes, tal como si estuviésemos en un templo religioso y no en un Centro Espírita, que debe ser todo sencillez y modestia, porque no adoramos a Dios en su forma, sino en su fondo.
Nosotros no somos futurólogos ni magos, y la Doctrina Espírita no está fundamentada en la fenomenología, sino en el constante empleo de nuestro tiempo y esfuerzo para aprender a vivir en consonancia con la Ley Divina y las enseñanzas de Jesús, que es en lo que se fundamenta el Espiritismo que Kardec nos enseñó.
Nuestra conducta fuera del Centro, debe ser intachable, ya que no somos ni debemos ser actores actuando en un lugar determinado varias horas a la semana, y una vez fuera del lugar, convertirnos en lo que seamos en realidad.
Además, debemos recordar que tanto para la Espiritualidad inferior como para los desencarnados que nos rodean, debemos dar ejemplo de lo que somos y de lo que practicamos.
Evitar a toda costa que en el Centro haya rivalidades, envidias, celos, críticas, etc, porque esto son brechas aprovechadas por los obsesores, no solo de alguno de los miembros del Centro, sino del Centro mismo, ya que hay todo un ejército del mal trabajando para apagar la luz de los Centros Espíritas y derrotar a la Doctrina, porque es la única que trata de la comunicación con los Espíritus, la única que nos habla de la obsesión y sus consecuencias, y la que nos guía para ser mejores, renovando nuestra moral, y de ahí se deduce que ellos- obsesores- no quieran que lleguemos a conocer el Espiritismo, ni que hagamos entre todos una sociedad mejor, porque ya no tendría sentido su actividad, ni el odio, ni la venganza que sienten estos Espíritus hacia los encarnados y desencarnados, al ser descubiertos y combatidos con la tolerancia, la comprensión, la oración y el amor que estamos obligados a sentir por ellos, o al menos compasión.
Por nuestros frutos seremos conocidos, así que no dejemos que llegue el día en que alguien nos avergüence- sea del plano material o del espiritual-, echándonos en cara nuestra conducta equivocada.
Nuestra actitud dentro del Centro, debe ser disciplinada, seria y de recogimiento en los trabajos que realizamos.
Atención, agrado y tolerancia hacia los demás, sin por eso no poder demostrar alegría o sentir buen humor, ya que la Doctrina nos debe hacer seres más contentos y conformes con nuestro presente, y la sana alegría es una buena terapia.
Si ponemos todo lo dicho en práctica, los Centros- o grupos-, serán lugares de práctica del amor fraternal que tanto necesitamos; encontraremos amigos, tanto encarnados como desencarnados, siempre dispuestos a ayudarnos y a comprendernos en nuestras equivocaciones que, como humanos imperfectos que somos, admitimos cometer, pero siempre con el propósito de enmienda.
Nos sentiremos reforzados, espiritual y humanamente, si seguimos los consejos de los Amigos invisibles, así como del dirigente y los miembros del Centro.
Felices por haber conocido el Espiritismo y por ser personas útiles, caminando un camino difícil, por las pruebas o expiaciones que debamos rescatar, pero sintiendo en nuestros corazones la paz y la conformidad que da el saber que esto es pasajero, que sobreviviremos al cuerpo muerto, y que seguiremos caminando hacia la perfección.
Creo que todo lo dicho merece la pena,por hacer un esfuerzo para ser mejores y hacer de nuestro Centro, un lugar donde reine la paz y la armonía, así como la presencia constante de los Buenos Espíritus, y no un lugar de residencia de Espíritus inferiores, por los pensamientos y conductas inferiores de los miembros del local.
Tenemos todo lo que necesitamos en la Codificación y en las obras complementarias, así como las constantes comunicaciones de los Espíritus Guías, para no equivocarnos y sentirnos iluminados en el camino que un día decidimos emprender al conocer la Doctrina Espírita.
Bendita Doctrina que nos ha abierto los ojos del alma y por ello, no dejamos de dar Gracias a Dios.
- Isabel Porras Gonzalez-
(Publicado originalmente en la revista "Amanecer Espírita, del Centro de Estudios Allan Kardec de Málaga)
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EL MEJOR MÉDIUM
En el comienzo del proceso disciplinario de las facultades mediúmnicas,
es común que el médium sienta dudas y vacilaciones, juzgando, muchas veces, que
las ideas y pensamientos que visitan su mente, sean nada más que productos de
su propio cerebro. La paciencia y la perseverancia son imprescindibles en esa
tapa. La disciplina en el cumplimiento de sus deberes, en el estudio y en el
análisis consciente, apoyado en la razón, con sinceridad y responsabilidad,
ayudará al médium a conquistar el apoyo de los buenos mentores, apoyo ese
imprescindible para que el trabajo sea productivo.
El
mejor médium es aquel que sirve de instrumento a los buenos espíritus , sin
dejarse engañar por los mixtificadores. Eso no significa que los médiums no
deben ser instrumentos de las manifestaciones de entidades sufridoras,
necesitadas y obsesoras en los trabajos mediúmnicos.
Con el propósito de establecer
contacto con nosotros, los espíritus superiores hacen un esfuerzo para bajar su
vibración y los médiums el de elevarse para que se establezca la sintonía.
Porque pide la caridad que el superior tienda sus manos para apoyar aquellos
que se encuentran en peldaños más bajos de la escala evolutiva.
En el caso de los espíritus menos
evolucionados, el médium, para favorecer la comunicación, hará el esfuerzo de
bajar su tonus vibratorio, permitiendo la momentánea sintonía con aquel a quien
desea ayudar. No pensará como el espìritu, no dirá ni hará todo lo que el
desea. Lo va a envolver en vibraciones fraternales de amor y comprensión,
dándole ánimo y reavivando sus fuerzas para que acepte, con coraje, la
propuesta de renovación que le es presentada. Terminada la comunicación, el
médium buscará el reequilibrio a través de la elevación de su patrón vibratorio
por la oración y la meditación, confiando en el amparo de los mentores amigos
que aprovechan su concurso para la atención a los necesitados, equivocados y
desviados, que sienten dificultad para encontrar el rumbo de la paz y de la
confianza en el Poder Divino.
Carlos Campetti
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EL ALMA DESPUÉS DE LA MUERTE.
149 – ¿En qué se convierte el alma en el instante de la muerte?
–Vuelve a ser Espíritu, es decir, retorna al mundo de los Espíritus, que había dejado momentáneamente.
150 – ¿El alma conserva su individualidad después de la muerte?
– Sí, y no la pierde jamás. ¿Qué sería de ella si no la conservase?
– No teniendo ya su cuerpo material, ¿cómo constata el alma su individualidad?
– Tiene un fluido que le es propio, tomado de la atmósfera de su planeta y que representa la apariencia de su última encarnación: su periespíritu.
– ¿Nada se lleva el alma consigo de este mundo?
– Nada más que el recuerdo y el deseo de ir a otro mundo mejor. Ese recuerdo está lleno de dulzura o de amargura, según el uso que se ha hecho de la vida. Cuanto más pura, mejor comprende la futilidad de lo que ha dejado en la Tierra.
152 – ¿Qué prueba podemos tener de la individualidad del alma
después de la muerte?
– ¿No la tenéis en las comunicaciones que obtenéis? Si no fueseis ciegos, veríais; si no fueseis sordos, oiríais; pues, con frecuencia, una voz os habla, revelando la existencia de un ser fuera de vosotros.
Si después de la muerte no hubiese sino eso que llaman el gran Todo, absorbiendo todas las individualidades, este todo sería uniforme y de esta manera, todas las comunicaciones que se recibiesen del mundo invisible, serían idénticas. Puesto que ahí se encuentran seres buenos y otros malos, sabios e ignorantes, felices e infelices, alegres y tristes, ligeros y graves, etc., es evidente que son seres distintos. La individualidad es más evidente cuando
esos seres prueban su identidad por señales incontestables, por detalles personales relativos a su vida terrestre y que pueden ser constatados y no puede ponerse en duda cuando se muestran a la vista en las apariciones. La individualidad del alma nos era enseñada en teoría como un artículo de fe; el Espiritismo la patentiza y hasta cierto punto la materializa.
153 – ¿En qué sentido debe entenderse la vida eterna?
– La eterna es la vida del Espíritu; la del cuerpo es transitoria y pasajera. Cuando el cuerpo muere, el alma vuelve a la vida eterna.
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS. ALLAN KARDEC.
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