sábado, 16 de agosto de 2025

No sabemos mirar

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- Educación filial

2.- El nombre del Espiritismo

3.- ¿ Prueban los milagros la divinidad de Cristo ?

4.- No sabemos mirar

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                  Educación Filial

Dentro de la planificación familiar que podemos aventurarnos a precisar para la nueva humanidad, existe un factor importantísimo dentro de la misma y que merece especial atención. Nos estamos refiriendo a la educación de los hijos, aspecto éste vital para una buena organización familiar que posteriormente tendrá su repercusión en el contexto general de la sociedad.

Si nos paramos a pensar por un momento en la educación actual que nuestros hijos reciben, podemos darnos cuenta que el mayor tiempo de la misma se dedica fundamentalmente a una instrucción de tipo intelectual, dejando en un segundo plano aquellas orientaciones de tipo humano y ética comportamental que tanto se echan de menos en una sociedad como la actual, donde los valores humanos sufren una franca decadencia.

Este aspecto, que a primera vista puede parecer secundario, no lo es tal en cuanto al contenido real y profundo que puede ofrecer a cada persona. No olvidemos que la realización en la vida no es exclusivamente material sino que hay otros factores como el comportamiento, la compostura, la corrección, el saber estar, la educación propiamente dicha y la consecución de aquellos fines transcendentes que hacen que un hombre se sienta plenamente realizado en la vida.

Para que todo esto pueda darse en la nueva sociedad, hay que plantear ya las bases de educación que los hijos podrán recibir a fin de integrarse plenamente en el conglomerado social sin sufrir las marginaciones y diferencias que actualmente existen en nuestra sociedad. Por ello, se hace necesario profundizar en una educación adaptada al tipo de sociedad que se pretende instaurar. Ante esta reflexión podemos volver la vista atrás y comprender que, como ya hemos mencionado en artículos anteriores, la sociedad del futuro será fundamentalmente una sociedad donde prive lo espiritual por encima de lo material. Este hecho nos da a entender que primordialmente la educación de nuestros hijos deberá ir dirigida en este sentido. Habrá que conceder en primer lugar la preferencia a la realización humana, de forma tal que al propio tiempo que se asimilen los conocimientos técnicos y científicos precisos para nuestro desenvolvimiento material, se inicien y se profundicen en las características que educacionalmente tengamos que poner a disposición de nuestros hijos. Porque tampoco debemos olvidar que los espíritus que encarnen en este nuevo ciclo planetario vendrán ya con una preparación espiritual y material adecuada; esto quiere decir que les será mucho más fácil adaptarse a este nuevo tipo de sociedad y por lo tanto, la enseñanza que reciban deberá ir por encima de todo encaminada hacia su progreso y evolución espiritual.                                                                                     Los conocimientos espirituales precisos y necesarios para su realización en la vida los traerán innatos, de tal forma que ideas y conceptos como las leyes espirituales, la reencarnación, la evolución, etc. serán plenamente asimilados por ellos sin causar en modo alguno la extrañeza y el temor que todavía infunden estas ideas a muchas personas de nuestra sociedad actual. El planteamiento de vida será, desde el momento de su nacimiento, totalmente diferente, puesto que irá encaminado hacia el mismo punto: el progreso. Y éste será mucho más fácil, rápido y seguro porque no contarán con los entorpecimientos y obstáculos de un mundo de expiación y prueba.

Dentro de este análisis, es preciso desarrollar también un punto importante de la educación familiar que los padres habrán de realizar hacia sus hijos. Si bien su meta será encaminarlos al progreso, y el ambiente familiar estará presidido por las leyes evangélicas del Amor enseñado por Jesús, no podemos olvidar que la integración del niño y el joven a la sociedad será mucho mayor que la actual, puesto que a pesar de que la iniciativa personal será amplia, el factor dela convivencia será también muy importante; tan importante que contribuirá de forma decisiva a ultimar la educación familiar recibida.

La enseñanza, pues, ofrecerá dos niveles ampliamente diferenciados pero a su vez encaminados a un mismo fin. Por un lado el conocimiento de la Vida y las leyes que la rigen material y espiritualmente, y por otro lado la potenciación del conocimiento humano a todos los niveles, en las ciencias, las letras y las artes; dedicando especial atención al conocimiento humano, la personalidad y las características que enmarcan la misión espiritual que cada persona trae a la Tierra. Además de contar con estas premisas de importante aprendizaje, existirá una enseñanza paulatina y constante que vendrá dada por las relaciones humanas, es decir, el contacto, la convivencia, la relación fraterna entre los miembros de esa sociedad ofrecerá un amplio campo de estudio y aplicación para la persona. De tal manera será, que las relaciones sociales pasarán a ocupar un puesto importante en la educación general de esta nueva humanidad.

Pero cuando hablamos de relación social, nos estamos refiriendo a esa fraternidad, cariño y trabajo en equipo que será la pieza básica de la nueva sociedad. Un trabajo en equipo que prescindirá de las ambiciones y personalismos actuales que quieren destacar y acaparar poder, un trabajo en equipo responsable por parte de todos sus miembros y en el total y absoluto beneficio de la comunidad.

Cada cual aportará sus cualidades, eliminando aquellas actitudes equivocadas de envidia, recelos y rencores que actualmente se evidencian claramente en nuestra deshumanizada sociedad.

La educación corrige las cualidades que nos dio la naturaleza, y la cultura fortalece el ánimo; cuando faltan los principios morales, los vicios degradan nuestras naturales prendas. Horacio 65 A.C.

A.LLF.-Revista «Amor, paz y caridad»

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     EL NOMBRE DEL ESPIRITISMO

       El espiritismo y la necesidad de definirlo claramente

                                                       


Hace poco escuché en YouTube las palabras de un señor que afirmaba que era muy difícil difundir el espiritismo en Alemania. La razón de ello, en su opinión, radica en la historia de Alemania, que ha sido triste y sombría. Este sufrimiento fue causado principalmente por la Iglesia (por ejemplo, la quema de brujas). El caballero en cuestión subraya que, aunque religión no es sinónimo de iglesia, sus actos también arrojan mala luz sobre el espiritismo. Según él, si se abriera un diccionario y se buscara el término «espiritismo», se encontraría la definición «magia negra, culto a los espíritus, etc.». Es decir, todas definiciones con connotaciones negativas.

Por lo tanto, sería importante no centrarse en los espíritus, sino en las enseñanzas de Kardec, a la hora de difundir el espiritismo en Alemania. La consecuencia lógica debería ser, pues, descartar el término «espiritismo» y utilizar en su lugar la palabra «kardecismo». Esto significaría una especificación de las enseñanzas de Kardec y serviría al propósito de la difusión. Hasta aquí, todo bien. Las reflexiones de este señor pueden ser honorables y, hasta cierto punto, comprensibles y correctas, pero adolecen de graves defectos. Es cierto que es un tema muy difícil difundir el espiritismo en Alemania. Y también puede ser que una razón de ello se encuentre en la historia de Alemania y en las acciones pasadas de la Iglesia. Y es absolutamente cierto que la imagen del espiritismo en el público «no espiritista» es negativa y está manchada de falsas afirmaciones.

El espiritismo no tiene absolutamente nada que ver con la magia negra y tampoco es un culto oscuro con nigromancia. Y es cierto que siempre ha habido estafadores que han abusado del Espiritismo para sus propios fines. Pero no podemos cambiar esta imagen pública falsa y negativa del Espiritismo dándole un nombre diferente y haciendo afirmaciones a medias. E incluso si esto fuera posible de este modo, no lo sería en el sentido espírita y tampoco en el sentido de Allan Kardec.

Hay que subrayar que el Espiritismo no es la enseñanza de Allan Kardec, es la enseñanza de los Espíritus. Este es un hecho que no debemos ocultar bajo ninguna circunstancia. De lo contrario, toda la base del Espiritismo sería falsificada. Nunca se debe hacer proselitismo del Espiritismo sobre la base de mentiras. Sería una violación flagrante del octavo mandamiento divino «No levantarás falso testimonio contra tu prójimo». Ningún árbol sano puede crecer de raíces podridas. Allan Kardec no fue el fundador del espiritismo, sino su codificador. Esa es una gran diferencia. Fueron los espíritus quienes dictaron la sabiduría  adel Espiritismo a través de los médiums. La tarea de Kardec, encomendada por Dios, consistió en recoger esos dictados del mundo espiritual y evaluarlos utilizando su mente sobria, clara y lógica, para luego condensarlos en una filosofía homogénea. No podía haber una persona mejor para esta tarea.

Allan Kardec no era un soñador vertiginoso que hubiera podido caer fácilmente víctima de espíritus de mentira y engaño. Era un pedagogo, un científico al que sólo se podía convencer con pruebas racionales. Por tanto, no veía el espiritismo como una religión, sino como filosofía y ciencia. Kardec no presuponía una fe ciega, sino que pedía a la gente que se dejara convencer. Él mismo nunca habría pensado en doblegar y diluir las enseñanzas de los espíritus sólo para convencer a la gente de su verdad. Deberíamos seguir el ejemplo de este gran hombre y mantenernos firmes en nuestra creencia en las revelaciones espíritas.

Debemos seguir siendo auténticos en toda circunstancia y no debemos torcer o tergiversar las enseñanzas reveladas por la gracia de Dios y de los buenos espíritus para adaptarlas al gusto de los hombres. El Espiritismo no es sólo una creencia o una atracción sobrenatural para contemporáneos curiosos que acaban ridiculizándolo todo. El Espiritismo es una ciencia que hay que tomar en serio, como subrayaba Kardec. Y ése es precisamente su punto fuerte. La doctrina espiritista (a diferencia de las religiones, etc.) rechaza la fe simple y ciega; en su lugar, desafía a las personas a experimentar la verdad por sí mismas y a examinarla con lógica. Por lo tanto, nosotros los espíritas no tenemos que temer la opinión de los forasteros. El triunfo del espiritismo está asegurado ante Dios. Permaneced firmes. Es sólo cuestión de tiempo que el espiritismo se extienda por todo el mundo, incluida Alemania.

Artículo escrito por la médium y espírita Daniela M.

24.03.2025 Berlín/Alemania.

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           ¿ PRUEBAN LOS MILAGROS LA

                DIVINIDAD DE CRISTO ?                              


Según la Iglesia, la divinidad de Cristo queda principalmente demostrada por los milagros que atestiguan una fuerza sobrenatural. Esta consideración pudo ser de cierto peso en una época en que era aceptado sin examen lo maravilloso; pero hoy, que la ciencia ha llevado sus investigaciones a las leyes de la Naturaleza, lo  milagros hallan más incrédulos que creyentes; y lo que ha contribuido no poco a su descrédito, es el abuso de las imitaciones fraudulentas y la explicación que de ellos se ha hecho. La fe en los milagros se ha extinguido por el abuso que de la misma se ha venido haciendo; resultando que los del Evangelio son considerados en la actualidad, por muchas personas, como meramente legendarios.

La Iglesia, por otra parte, quita a los milagros toda su importancia como prueba de la divinidad de Cristo, declarando que el demonio puede hacerlos tan prodigiosos como aquél; puesto que si el diablo tiene tal poderío, es evidente que los hechos de semejante naturaleza no gozan de un carácter puramente divino. Si pueden haber cosas tan maravillosas que pueden seducir a los mismos elegidos, ¿ cómo podrán los simples mortales distinguir los buenos milagros de los malos ?. ¿ Y no es de temer, que viendo hechos similares, confundan a Dios con Satanás?.

Atribuir a Jesús un rival semejante en habilidad, era una insigne torpeza; pero en materia de contradicciones e inconsecuencias, no era muy escrupuloso en una época que los fieles hubiesen elevado a la categoría de cargo de conciencia, el pensar por sí mismos y el discutir el más insignificante de los artículos impuestos a su credulidad. No se contaba entonces con el progreso, ni se pensaba que podría tocar a su término el reinado de la fe ciega y sencilla, reino cómodo como el de un placer cualquiera. La misión tan preponderante que se ha obstinado la Iglesia en señalar para el demonio, ha producido para la fe desastrosas consecuencias, a medida que los hombres se han sentido capaces de  ver con sus propios ojos. El demonio, al que se ha explotado con éxito durante algún tiempo, ha venido a ser la piqueta descargada contra el viejo edificio de las creencias, y una de las principales causas de la incredulidad. Puede decirse que la Iglesia, haciendo de él un auxiliar indispensable, ha alimentado en su seno al que debía revolverse contra ella y minarla en sus bases.

Otra consideración no menos grave, es que los hechos milagrosos no son exclusivos de la religión cristiana. No hay, en efecto, una, idólatra o pagana, que no haya tenido sus milagros tan maravillosos y auténticos para los secuaces de aquella como los del Cristianismo. La Iglesia se ha privado del derecho de negarlos, atribuyendo a las potencias infernales la facultad de producirlos.

El carácter esencial del milagro, en sentido ideológico, es el de ser una excepción a las leyes de la Naturaleza, siendo, por consiguiente, inexplicable por las mismas. Desde el instante en que puede explicarse un hecho y se le relaciona con una causa conocida, cesa de ser un milagro. Así es como los descubrimientos de la ciencia han hecho entrar en el dominio de los acontecimientos materiales, ciertos acontecimientos naturales calificados de prodigiosos mientras que fue desconocida su causa. Más tarde, el conocimiento del principio espiritual, de la acción de los fluidos sobre la economía, del mundo invisible en medio del cual vivimos, de las facultades del alma, de la existencia y propiedades del periespíritu, ha dado la clave de los fenómenos de orden psíquico y probado que, al igual que los otros, no son derogaciones de las leyes naturales, sino que por el contrario, son aplicaciones frecuentes de las mismas. Todos los efectos de magnetismo, sonambulismo, éxtasis, doble vista, hipnosis, catalepsia, anestesia, transmisión del pensamiento, de presciencia, curaciones instantáneas, posesiones, apariciones, transfiguraciones, etc, que constituyen la casi totalidad de los milagros del Evangelio, pertenecen a semejante categoría de fenómenos.

Actualmente se sabe que esos efectos, son resultado de aptitudes y disposiciones fisiológicas especiales, que se han producido en todos los tiempos, en todos los pueblos y que no tienen más motivo para ser considerados sobrenaturales, que todos  aquellos cuya causa es desconocida. Esto explica por qué todas las religiones han tenido sus milagros, que no son más que hechos naturales, pero son siempre amplificados hasta lo absurdo, por la credulidad, la ignorancia y la superstición, a los cuales, sin embargo, reducen a su justo valor los conocimientos actuales, descartando la parte legendaria.

La posibilidad de que la mayoría de los hechos relatados en el Evangelio, como realizados por Jesús, está totalmente demostrada por el magnetismo y por el Espiritismo, pasando a ser estos meros fenómenos naturales. Puesto que se reproducen a nuestra vista, espontáneamente o provocados, nada hay de anormal en que Jesús poseyera facultades idénticas a las de nuestros magnetizadores, curanderos, sonámbulos, videntes, médiums, etc. Desde el momento en que esas mismas facultades se hallan, aunque en diferentes grados, en una multitud de individuos que nada tienen de divinos, algunos herejes e idólatras, no implican en modo alguno una naturaleza sobrenatural. 

Si el mismo Jesús calificaba de milagros esos hechos, es debido a que en esto, como en muchas otras cosas, debía apropiarse su lenguaje a los conocimientos de sus contemporáneos, pues, ¿ cómo podían apreciar estos últimos un matiz del lenguaje que no es hoy comprendido de todos?. Las cosas extraordinarias que Él hacía y que en aquella circunstancia parecían sobrenaturales, y más tarde lo seguían pareciendo para el vulgo, no podía darles otro nombre. Y es importante notar que se valió de ellos para afirmar la misión que, según sus propias expresiones, había recibido de Dios, pero nunca para atribuirse un poder divino. ( Véase el Génesis. Cáp. XIII y siguientes, en donde están explicados por las leyes naturales todos los milagros del Evangelio).

Por tanto, preciso es dejar de relacionar los milagros lass pruebas en que pretende fundarse la divinidad de la persona de Cristo.

- Allan Kardec- ( Obras Póstumas)

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                      NO SABEMOS MIRAR 

La humanidad que hoy puebla la Tierra, es innegable que vive muy mal, porque no tiene fe en ninguna creencia, se ríe de las religiones del pasado, duda de las filosofías del presente, y no quiere ocuparse del análisis del porvenir; sin comprender que las tres épocas en que los hombres dividimos el tiempo están íntimamente enlazadas entre sí; son los tres capítulos de nuestra vida; el pasado es la infancia del mundo, el presente la juventud, el porvenir la edad madura, y para vivir con conocimiento de causa, necesitamos buscar el porqué de todas las cosas. 
De las religiones muchos han perdido la ilusión, porque han visto que sus grandes sacerdotes eran hombres falibles como los demás, y lo mismo acontece con las modernas filosofías sin exceptuar el Espiritismo. 
A muchos les hemos oído decir: yo estudiaría el Espiritismo, pero francamente, cuando veo que los espiritistas tienen los mismos vicios que los demás, digo: ¡Bah! ¡Bah! 

Muchos dicen: ¡Parece increíble! Fulano es espiritista, oye comunicaciones buenísimas, y sin embargo, tiene hoy los mismos vicios que ayer. ¿Y por qué lo encontráis extraño? ¿Qué es una encarnación para mejorar al hombre? O mejor dicho un número de días más o menos crecido, por término medio quince o veinte años; porque la mayoría de los espiritistas han conocido el Espiritismo en el promedio de su existencia, cuando han llegado al desarrollo de todas sus pasiones, ¿Cómo queremos en brevísimos segundos cambiar el modo de ser de un individuo? Es completamente imposible. Y como prueba de esto, hemos visto médiums admirables, puestos en relación directa con espíritus elevadísimos, que han escrito comunicaciones verdaderamente evangélicas, y después de concluida la sesión, se han ido a un garito, a un lupanar, a una taberna, y han hecho uso de su voluntad empleando el tiempo en lo que para ellos, es más grato. ¿Y deja por esto de ser verdad la comunicación de los espíritus? No; ¿Pierde por esto el Espiritismo? De ninguna manera; la comunicación de ultratumba sigue siendo la clave de todos los misterios de nuestra vida y en nada le afecta la pequeñez de los instrumentos que tienen que utilizar los espíritus, y lo que decimos de los médiums, también lo decimos de los espiritistas en general, que sus impugnadores siempre dicen: Mengano es espiritista, era avaro y sigue siéndolo, fulano es espiritista, era derrochador y sigue malgastando la herencia de sus hijos. 

El Espíritu que tenga verdadera sed de progreso no debe contentarse con seguir la marcha de moros o cristianos, nada hay que hacer con los hombres de las religiones ni de las filosofías, sino con los ideales, con los credos, con las síntesis. 

Lo que nos falta a los espiritistas no son preceptores, sino una buena dosis de voluntad firme, inquebrantable, perdemos miserablemente el tiempo mirando los defectos de los demás sin reparar en los nuestros, que si los examináramos no nos sobraría ni un segundo para ocuparnos de nadie, pero como no sabemos mirar, perdemos día tras día y año tras año diciendo: si no me regenero es porque no tengo un buen modelo que imitar; y al decir esto, mentimos miserablemente, porque nunca falta un ser virtuoso que nos sirva de ejemplo, lo que nos falta a la mayoría de los espiritistas es afán de progreso, adonde quiera que dirijamos la mirada encontraremos algo bueno que aprender, algo bueno que estudiar, los pesimistas son unos pobres locos, la virtud no es una utopía, ¿Pensáis que si no existieran los reflejos de los buenos sentimientos se podría habitar en la Tierra? Si hay muchos seres dominados por la soberbia, en cambio los hay que son modelos de humildad; si hay almas avaras, hay también espíritus generosos, si hay hombres entregados al desenfrenado sensualismo, no puede negarse que también existe la pureza y la castidad, si hay personas iracundas, ¡Quién no ha conocido almas pacientes! La paciencia es una virtud puesta en practica mucho más de lo que se cree, si la gula embrutece a muchos hombres, la templanza y hasta la abstinencia ha santificado a muchos otros, si la envidia corroe el corazón humano, también la caridad lo ennoblece; si la pereza hunde a la humanidad en la ignorancia, la diligencia y la actividad la conduce al progreso, y sucesivamente no hay vicio que no tenga su antídoto, lo que nos hace falta para ser relativamente dichosos es saber vivir, porque los terrenales tenemos un gravísimo defecto: 
¿Sabéis cual es? Que no sabemos mirar. 

Extraido del Libro "La luz de la verdad" 
Amalia D Soler


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