domingo, 15 de junio de 2025

¿ Qué es la Caridad ?

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.- No desmayar nunca ( Comunicado)

2. Padres crucificados

3.- Reflexión sobre la mediumnidad

4.- ¿ Qué es la Caridad ?

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                           NO DESMAYAR NUNCA                                    ( Comunicado )

                                                               


- La Luz excelsa de los Cielos esté entre vosotros - Sin que hayáis puesto ninguna intención ni efectuado ningún llamamiento, nos habéis atraído con esas inspiradas lecturas ( El mensaje del Perdón, dado al médium Pietro Ubaldi en 1931. Esos análisis del alcance de ese mensaje, esos procedimientos de tanta caridad y ese amor tan sensible con el que os manifestáis en todos vuestros actos son llamadas que, sin daros cuenta, hacéis y a las que no podemos dejar de venir un momento con vosotros.

  - Bien venido seas, hermano.

. Siempre que habléis de la ciencia espiritista, hacedlo con el recato y el respeto que lo hacéis. Mirar siempre al espacio porque en su inmensidad hallaréis todas las verdades que queréis saber. Poner siempre el interés y el mayor empeño en poseer  el conocimiento. Esta es la Luz bendita que baja del Altísimo y penetra en vuestras almas, las ilumina profundamente y de allí salen resueltos todos los problemas; se materializan todas las grandes proezas; todas las formas de ejecución, de constitución, de armonía, de belleza y de luz, en todas vuestras actuaciones y decisiones.

  Cuando desarrolláis temas elevados no solamente os engrandecéis espiritualmente, sino que engrandecéis a todos cuantos enseñáis el camino a seguir. Igualmente, cuando habláis de las Leyes de Dios; esas benditas Leyes que Él tiene dictadas para el progreso de todos Sus hijos, os purificáis de una manera tan especial, que vuestra alma, sino fuera porque tiene que cumplir la Ley, se desligaría para marchar a donde la Luz se irradia con tanta intensidad que se confunde con los resplandores que salen de la Voluntad de Dios.

  No cejéis nunca, por ninguna circunstancia, en la dirección de vuestras convicciones. Seguid firmes, apoyándoos siempre en la Verdad. Esa Verdad robustecerla firmemente con el  gran puntal de la Fe, porque la Verdad y la Fe son las dos bellas cualidades que las almas  han de poseer para alcanzar las mansiones donde la ciencia y el amor se han alcanzado casi en su totalidad y se percibe más cerca esa LUZ y ese bienestar tan dichoso y sublime que el el acercamiento a DIOS,

   Aquellos que no aceptan ni creen en lo espírita, dejarlos que nieguen.  Peor para ellos. Si en vez de negar estudiaran y catalogaran exactamente esta ciencia serían dichosos, porque sus almas serian invadidas por la esperanza, la fe en el más allá y un amor sin límites ni trabas hacia Quien los ha creado. Si no quieren corresponder a la mano que se les tiende para que salgan de sus limitados conceptos y angustias, dejarlos, ya cambiarán de actitud, porque la Verdad, al igual que la luz del Sol, no se puede ocultar y si se interpone una pantalla, su luz resplandecerá por los alrededores y percibiréis siempre esa luz que es la Luz bendita de Dios.

  Estáis viviendo momentos de muchísima importancia. La humanidad va a tomar el camino recto que le corresponde, pero antes está titubeando mucho. Ha pecado y ha mentido. Dios facilita a Sus hijos todas las posibilidades que precisan para que adquieran el conocimiento mediante el estudio de las ciencias, del arte, de la fe y de la práctica del amor. que les haría dichosos y puros. Si sabiendo que tienen todo eso a su alcance no  lo aprovechan, allá ellos con su responsabilidad.

  Vosotros, todos los que tenéis en el sentimiento una parte de la Verdad espírita, no desmayar nunca. No penséis en cosas vanas. Sois almas lo suficientemente dispuestas para pensar en grandes cosas. Abriros con vuestra alma y vuestro corazón a la práctica del bien y del amor. Mirad e implorar siempre al cielo, pero habiendo purificado antes vuestro sentimiento, porque del cielo bajarán todos los bienes y todas las ayudas que preciséis para realizar vuestro progreso.

  Cuando vuestros corazones marchen al unísono en la práctica del bien,  seréis muy distintos. Vuestros pechos os parecerá que se ensanchan y no cabe en vosotros: es la grandeza del BIEN y de la VERDAD, que os ha hecho felices-

  Habéis leído en esas bellas páginas ( el Mensaje del Perdón ), que ha de venir esa gran alma, ese Espíritu Puro, a cerrar las heridas que aún tenéis abiertas; las llagas que aún no han cicatrizado- Él no será severo, sino humilde y comprensivo. Vendrá siendo caritativo, dulcificando los vituperios y las malas acciones y tratos. Él nunca será esclavo de la mentira. Rejuvenecerá los corazones, insuflándoles más amor y más impulso para que se acerquen a Dios porque lo han olvidado, sabiendo que es la grandeza infinita. Él nos pedirá cuentas, como padre que amonesta a sus hijos cuando cometen una falta. Entonces, todos los que le negaron y blasfemaron de Él y del Padre, se arrodillarán, pidiendo perdón por su ignorancia y pecados.

  Vosotras, hermanas queridas, santificaos continuamente, llevando  a Dios en vuestro corazón. El mundo os da muchas ingratitudes, muchos dolores y desengaños. Sin embargo proseguir con vuestra firmeza y pureza como lo venís haciendo- Ayudar al hombre en todo momento porque vosotras sois muchas veces, la mano que indica el verdadero camino a seguir. Continuar comportando-os sin egoísmos, sin fantasías y sin equívocos. Hacedlo con la tenacidad y el valor que anida en vuestros corazones y con la brillante luz que alumbra en vuestras almas.

  Y todas y todos juntos, os constituiréis en un haz muy apretado, predicando en alta voz las verdades que ha esculpido Dios en vuestros corazones y la luz que ha puesto en vuestras almas.

  Cantemos siempre gloria a Dios con toda la fuerza de nuestros pulmones, por la protección que de Él recibimos diariamente y cuando abramos los ojos, después de haber tenido el descanso reparador, demos también gracias por esa luz que contempla nuestros ojos y por tantas maravillas creadas por Él.

  Que seamos todos benditos de Su gracia. Buenas tardes.

-  Hermano, ¿ Puedes decirnos quien eres ?

     Un Espíritu que os ama.

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                                      PADRES CRUCIFICADOS

                                                                                            


Cuando vemos el joven que pasa, con andares irreverentes, cabellos coloreados, ropas extravagantes y pulseras de varios modelos y coloreadas, luego imaginamos que es hijo de padres descuidados.

Sin embargo, no es raro, por detrás de ese joven, aparentemente rebelde, hay padres de conciencia tranquila y seguros por saber que a pesar de la apariencia un tanto exótica, su hijo es un alma buena, educada, respetuoso de las leyes.

Sin embargo, hay jóvenes de apariencia armónica, de gestos reverentes y ropas bien alineadas que crucifican a sus padres imponiéndoles dolores y sacrificios crueles.

Hay padres crucificados por hijos rebeldes, desobedientes e inconsecuentes, cuya indiferencia a los consejos paternos constituye un verdadero martirio.

Hay padres crucificados por hijos toxicómanos, infelices, desdichados.

Hay padres crucificados por hijos prostituidos y prostituidores, que cargan el corazón envuelto en un dolor supremo..

Hay padres crucificados por hijos criminales, que cargan en el corazón la amargura de ver el retoño criado con tanto cariño, detenido por rejas como si fuera una fiera peligrosa.  

Hay padres crucificados por hijos corruptos, desleales, que sienten en el alma a desdicha de ver sus más sinceros esfuerzos por educarlos bien se pierdan como gotas que desaparece en terreno árido.  

Hay padres crucificados por hijos ingratos o indiferentes, que traen el alma herida por los espinos crueles de esas llagas morales.

Hay padres crucificados por hijos adoptivos que no se cansan de echarles a la cara el hecho de no ser hijos naturales, olvidados de que los padres adoptivos los aceptaron por opción, por amor, y no por obligación o imposición..

Hay padres crucificados por la soledad...por la nostalgia….

Hay padres crucificados por tantos dolores...

Pero por encima de todos esos dolores, hay un Padre justo, amoroso y bueno, que todo lo ve y a todo provee.

Si usted es uno de esos padres o madre que cargan su cruz en silencio, piense que Dios observa sus sufrimientos y vela por sus pasos.

Piense que esa alma, antes de ser su hijo es hijo de Dios.

Lo importante es que su conciencia esté tranquila por haber hecho y continuar haciendo todo lo posible para educar bien a su hijo.

Acuérdese que Dios, que es la Suprema Sabiduría, justicia y amor, encuentra medios de corregir las almas más rebeldes, incluso que para eso sean necesarios muchos siglos.

Por esa razón, si su corazón de padre o de madre está desalentado y la desesperación le ronda el alma, acuérdese de la oración.

Ore con fervor rogando fuerzas para seguir adelante y dar cuenta de esa misión grandiosa que el Creador le confió.

No permita que el desánimo le haga compañía.

Los días pasan y con ellos surgen nuevas oportunidades, y Dios posee recursos inimaginables.

Piense que sus esfuerzos de hoy serán compensados por las alegrías de un mañana feliz, después de vencidas las arduas luchas por conducir al Padre Creador esas almas rebeldes que hoy son sus hijos.
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Padres y madres, “vosotros sois los arcos con los que vuestros hijos son lanzados como flechas vivas.

El arquero, que es el Creador, mira el blanco en la senda de lo infinito y os tensa  con toda su fuerza para que Sus flechas se proyecten, rápidas y lejanas.

Que vuestro encurvamiento en la mano del Arquero sea vuestra alegría, pues así como el Arquero ama la flecha que vuela, ama también el arco que permanece estable".

¡Piense en eso!

Redacción del Momento Espírita. El texto entre comillas es del libro “El profeta”, cap. Los hijos


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                                REFLEXIÓN SOBRE LA 
                      MEDIUMNIDAD
                                                                         


Para cualquier persona que tenga mediumnidad es muy importante moralizarse, conocer el mundo espiritual, no tener miedo y evolucionar espiritualmente. 
Para todo ello es muy útil conocer y leer la codificación espirita, especialmente los libros de Allan kardec. 
El progreso moral del médium es clave para tener buenas comunicaciones. 
Los médiums imperfectos y que no están moralizados, atraen espíritus imperfectos y bajos, en su misma sintonía. 
Lo mejor que se puede hacer cuando notamos la presencia de un espíritu obsesor que nos quiere perjudicar es rogarle a Dios que los buenos espíritus y tus guías espirituales te protejan. 
Sabes que esta vida no es la única que vivimos, hemos vivido ya otras vidas de las cuales no nos acordamos el daño que hemos podido causar ni las enemistades que hemos podido tener. 
Existen espíritus que evolucionan muy poco y de momento no logran desprenderse de sus imperfecciones, envidia, odio, rencor, egoísmo, maldad etc. 
Entonces cuando nosotros reencarnamos si ellos continúan en el mundo espiritual siguen teniendo estos bajos sentimientos hacia nosotros, odio, deseo de venganza etc. 
Es muy conveniente que le digas al espíritu que si en algún momento le has perjudicado o hecho daño, por favor te perdone, así como si él te ha perjudicado tú lo perdonas, que no deseas mantener malos sentimientos en tu alma, tú únicamente sentimientos buenos y elevados tienes, por este motivo no le temes. Le ruegas a Dios y a sus guías espirituales que lo acompañen y le ayuden a evolucionar y a tener buenos sentimientos. 
Pides Luz y progreso para él y los despides con amor. 
Estate tranquila porque si tú tienes buenos sentimientos, intentas progresar espiritualmente y hacer el bien, nada tienes que temer, tus guías espirituales te protegen. 
Cuando más adelantes tu espíritu menos te pueden perjudicar los espíritus poco evolucionados. 
A.C.M.


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                   ¿ QUÉ ES LA CARIDAD ?

        

Es un sentimiento íntimo, profundo y grande, que emana del amor fraternal elevado a su grado más culminante.

Es una manifestación espontánea de ternura que, brotando de lo más recóndito del alma, irradia como una blanca llama en torno de los seres a quienes presta auxilio, comunicándoles calor, vida, alegría y alumbrando su senda con celeste claridad.

Es el supremo goce del espíritu emancipado ya de las miserias terrenales; es la ambrosía que liban los ángeles en su mansión de gloria y que en la cárcel que llamamos tierra apenas conocemos sus pobres moradores.

Es el puesto más alto en el progreso espiritual, pues el que posee esta virtud sublime no sólo está redimido, sino que puede redimir a un mundo.

Aquí, en nuestra pequeñez, no podemos comprender la caridad nada más que en sus rudimentarios actos; una insignificante moneda de cobre que pongamos en la mano del infeliz menesteroso, nos parece una acción brillantísima. Un donativo corto, un socorro, un consejo o una expresión de cariño, nos hacen creernos, cuando los prodigamos, unos gigantes del bien, unos mensajeros de Dios, que sembramos la dicha en los humanos y pensamos que somos buenos y merecemos recompensa.

¿Es esto caridad? No; la verdadera caridad es la que apareja el sacrificio, la abnegación y muchas veces las lágrimas del sufrimiento moral y material que causan los ajenos infortunios; aquélla que se practica sin recordar que existe el Ser Omnipotente; que no piensa en recibir galardones ni espera aquí ni allá compensación.

La caridad es la más alta expresión de Amor; es el heroísmo de este sentimiento santo; con el mismo cuidado aparta a la inocente mariposa de la viva lumbre, que separa al ciego del abismo, cura al infeliz leproso y ampara al desvalido huérfano, que da su vida por defender un pueblo víctima del egoísmo y vasallaje, como se inmola en un patíbulo afrentoso, para legar a un mundo un código de leyes redentoras.

La caridad es humilde, modestísima, como que ignora ella misma su valer. Ella no enumera los beneficios, no anota sus actos; ejerce, solamente ejerce su misión santa sin que le rinda el cansancio jamás, sin que el número de los que reclaman su amparo le cause espanto, porque le impele el fuego purísimo en que se inflama; brota de sí esa potente luz. La caridad no es deber, la caridad es Amor.

¿Queréis un ser más caritativo que una madre? Ese cuidado, ese desvelo, ese afán de consolar, acariciar, educar, dirigir, vigilar y hacer buenos, y felices a sus hijos; de dar su vida en beneficio de ellos, de sufrir los martirios más crueles, los odios, las vejaciones, venganzas, desprecios, hambre, sed, que muchas veces tales tormentos cuesta el ser madre, y esto a menudo por unos seres ingratos.

Tormentos que se sufren sin esperanza de gloria, sin pensar en laureles; prefiriendo su perdición eterna (si este absurdo fuera realidad) por hacer la dicha de esos pedazos de su alma.
     Ahora bien: preguntadle a esa débil mujer, si tanto trabajo no la rinde, si tales dolores no abaten su energía, si no siente decaimiento y extenuación y anhela poner término a su misión penosa, y os mirará con asombrados ojos, sin comprender vuestro egoísmo, pues concebir no puede que se sienta de otro modo; y aun si el mismo Dios bajara y le ordenara no amar a sus hijos, tal vez se declararía en rebelión.

    Pues bien; ese amor, esa caridad de las madres, es la caridad que sienten las almas verdaderamente superiores; no como ellas, para los hijos solos de su cuerpo, sino para todos los seres que pueblan los mundos y que hermanos son, pues son hijos de Dios. Por eso vuelvo a repetir que la caridad es el grado más culminante de amor fraternal.

¿Hay verdadero amor de hermanos en la Tierra? Sabido es que no impera éste en la humanidad; sólo hay ensayos de afecto, remedios de amores, vislumbres de armonía, aleteos de ternura, amagos de compasión y átomos de caridad.

Necesitamos amar, pero amar con vivo sentimiento; sacudir el egoísmo, avasallar el orgullo, dominar la soberbia, crucificar la carne con el dominio de nuestras bastardas pasiones.

Si no podemos aún, trabajemos poco a poco y en silencio; no alardeemos; no esperemos recompensas por ninguna buena obra ejecutada; no nos creamos mejor que los demás citándonos como modelo de virtudes que solamente están en embrión.

Procuremos elevarnos en alas del bien hasta que irradiemos como soles de Amor; igual que irradia Jesús, nuestro hermano celestial; el que cumple la divina ley, el que purificado ya de toda mancha, con abnegación sin límite, guiado de fraternal ternura, nos lleva a las regiones de la dicha por medio de la ciencia, el Amor y la caridad.

LOLA BALDONI

Extraído de la revista “La luz del Porvenir”, número 57, editada en Villena el 1 de mayo de 1909.


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