viernes, 16 de mayo de 2025

Ante la violencia doméstica (1ª Prte de 2 )

 INQUIETUDES ESPÍRITAS

1.-El Gran Enigma : Dios y el Universo

2.- El laboratorio del mundo invisible

3.- Envejecer y la poesía de vivir

4.- Ante la violencia doméstica ( 1ª parte de 2)

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EL GRAN ENIGMA, DIOS. Y EL UNIVERSO

En algunos lugares de nuestras costas, la mar y la montaña se juntan, se hallan frente a frente. Ellas se oponen la una a la otra: una, en la variedad de sus formas, en la inmovilidad silenciosa; la otra, en el movimiento incesante, en la uniformidad. De un lado, agitación sin tregua; del otro, calma majestuosa.

La Naturaleza se complace con estos contrastes. Los montes, tan pronto agrestes y desprovistos de vegetación como adornados de verdor, se levantan por encima de profundos valles y de las vastas orillas del mar; hermosos lugares de bella perspectiva o de austero aspecto rodean a la sábana líquida de los lagos. Por encima de todo, se extiende el espacio y en el seno de los cielos los astros prosiguen su eternal carrera.
La obra es variada hasta en sus más mínimos detalles; pero de los diversos elementos que la componen, se desprende una grande y potente armonía que revela el arte del divino Autor. Lo mismo sucede en el dominio moral. Existen innumerables almas de aptitudes infinitamente variadas: almas opacas o brillantes, nobles o vulgares, tristes o alegres, almas de fe, almas de duda, almas de hielo y almas de fuego. Todas parecen mezclarse, confundirse en el inmenso circo de la vida. De estas discordancias aparentes, de estas atracciones y contrastes nacen las luchas, los conflictos, los odios, los locos amores, las embriagadoras felicidades y los agudos dolores. Pero este continuo roce produce una mezcla; perpetuamente se producen cambios y un creciente orden nace. Los fragmentos de rocas, las piedras arrastradas por el torrente se transforman con el tiempo en cantos rodados. Igual cambio se efectúa en las almas:
contrariadas, arrolladas por el río de las existencias, de grado en grado y de vida en vida, van adelantando en el camino de la perfección.

    – LEÓN DENIS

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LABORATORIO DEL MUNDO INVISIBLE

 

                                                  Indumentaria de los Espíritus

 

126.  Ya hemos dicho que los Espíritus se presentan con túnicas, amplias vestiduras o ropa común. Las vestiduras amplias y flotantes parecieran ser el indumento generalizado en el mundo de los Espíritus. Pero nos preguntamos de dónde sacan esos trajes con que a veces se muestran, en un, todo semejantes a los que utilizaban en la vida material, y que incluyen la totalidad de sus accesorios. Por supuesto, no se lo han llevado consigo esos objetos al desencarnar, sino que tales piezas siguen en nuestro mundo. ¿De  dónde provienen, pues, las que visten en el otro?

            Esta incógnita siempre ha intrigado mucho. Más, para grandes números de personas no pasaba de ser un mero motivo de curiosidad. Con todo, implicaba una cuestión básica de gran importancia, por cuanto su solución nos ha puesto en el camino de describir una ley general que es aplicable así mismo a nuestro mundo corpóreo. Numerosos hechos han venido a complicarla y a poner de relieve la insuficiencia de las teorías que se habían esbozado.

            Hasta cierto punto se podía explicar la presencia del traje, puesto que es posible considerar a éste como formado, en cierto modo, parte del individuo. Más no sucede lo mismo con los accesorios y objetos personales, como por ejemplo, la tabaquera que llevaba consigo el visitante de la dama enferma, a quien nos hemos referido en el párrafo 116. Subrayemos que en ese episodio no se trataba de la aparición de un muerto, sino de un encarnado, y que este caballero, cuando volvió en persona a la casa de la señora, tenía una tabaquera en un todo similar a la que había mostrado al aparecerse ante ella. Cabe preguntarnos, pues, dónde había encontrado el Espíritu una tabaquera igual. Podríamos mencionar gran cantidad de casos en que Espíritus de muertos o de vivientes se aparecen con objetos diversos, como bastones, armas, pipas, libros y otros objetos más.

            Se nos ocurrió entonces la idea de que los cuerpos inertes podían tener sus dobles etéreos en el mundo invisible. Que la materia condensada que forma los objetos tal vez posea una parte quintaesenciada que escapa a nuestros sentidos*. Esta teoría no se hallaba desprovista de verosimilitud, pero se mostraba imponente para explicar  todos los hechos. Había uno, en especial, que parecía poder invalidar todas las  hipótesis. Hasta entonces sólo se había tratado de imágenes o apariencias. Y ya hemos comprobado que el periespíritu es capaz de adquirir las propiedades de la materia y hacerse tangibles, pero esa tangibilidad es solo momentánea, ya que pasados unos instantes el cuerpo sólido se desvanece como una sombra.

            No cabe duda de que es un fenómeno extraordinario; pero lo que acaso  sea más extraordinario aún es ver cómo se crea materia sólida persistente, cosa probada por un gran número de hechos auténticos, sobre todo el de la escritura directa, a la que nos referiremos en detalle en un capítulo destinado al tema. Sin embargo, puesto que este fenómeno se vincula íntimamente con la cuestión que ahora nos ocupa, y constituye una de sus aplicaciones más positivas, saltearemos el orden en que debe ser expuesto.

           *  Esta teoría del doble etéreo de las cosas es verdadera tanto para el espiritismo como para otras corrientes espiritualistas, mas no se aplica al caso de las apariciones. La explicación de los Espíritus revela una vez más su independencia con respecto a las ideas admitidas, inclusive tradicionalmente, por nuestros sistemas. (Nota de J. Herculano Pires)

 127.  La escritura directa, o neumatografía, es la que se produce en forma espontánea, sin concurso de la mano del médium ni del lápiz**. Basta tomar una hoja de papel en blanco, lo que se puede hacer adoptando todos los recaudos previos necesarios para asegurarse de que no se es víctima de una superchería, doblarla y colocarla en cualquier parte: en un cajón o simplemente en un mueble. Y si se dan las condiciones adecuadas, al cabo de un tiempo mayor o menor se encontrarán en el papel caracteres, signos varios, palabras, frases y aún mensajes, casi siempre trazados con una sustancia grisácea análoga al grafito de la mina del lápiz. Otras veces aparece la escritura hecha con lápiz rojo, tinta común y también tinta de imprimir.

            Tal el fenómeno, en toda su sencillez, y cuya reproducción, aunque poco usual, no es, sin embargo, muy rara, ya que hay personas, ya que hay personas que lo obtiene con bastante facilidad. Si se colocara un lápiz frente al papel se podré creer que el Espíritu se ha servido de él para escribir; pero, puesto que el papel se encuentra enteramente solo, es evidente que la escritura ha sido hecha con una materia depositada. Ahora bien, ¿de dónde saca el Espíritu esa materia? He aquí el problema, a cuya solución hemos sido conducidos por la tabaquera de que hablamos hace poco.

128.  tal solución nos la dio el espíritu de San Luis en las respuestas siguientes:

1.)  Hemos mencionado un caso de aparición del Espíritu de una persona encarnada. Ese Espíritu poseía una tabaquera y aspiraba rapé. ¿Experimentaba entonces la misma sensación que cuando se hace esto en la realidad?

-  No

2.)  Esa tabaquera tenía igual forma que la que usaba él habitualmente, y que estaba en su casa. ¿Qué era, entonces, tal objeto en manos del aparecido?

-  Una apariencia. Su finalidad consistía en hacer reparar en él, como efectivamente sucedió, de modo que la aparición no fuese tomada por una alucinación debida a la enfermedad de la vidente. El Espíritu quería que la dama creyese en la realidad de su presencia, de ahí que haya adoptado todas las apariencias de la realidad.

3.)  Acabáis de decirnos que se trata de una apariencia. Pero una apariencia no tiene nada de real: es como una ilusión óptica. Querríamos saber si aquella tabaquera era sólo una imagen irreal, o si había algo de materia en ella…

-  Por cierto que sí. Precisamente, con ayuda de ese principio material el periespíritu adopta la apariencia de ropas semejantes a las que el Espíritu llevaba cuando estaba encarnado.

 OBSERVACIONES. –Es evidente que hay que entender aquí la palabra apariencia  en el sentido de aspecto, imitación. . La tabaquera real no estaba ahí. La que tenía el Espíritu solo era una representació n. Se trataba, pues, de una apariencia, si la comparamos con la original, aunque estuviera formada por un principio material.

            Nos ha señalado la experiencia que no se debe tomar al pie de la letra ciertas expresiones que los Espíritus emplean. Si las interpretamos con arreglo a nuestras ideas nos exponemos a grandes equivocaciones. De ahí que sea necesario profundizar el significado de sus palabras cada vez que presenten éstas la menor ambigüedad. Es una recomendación que nos hacen constantemente los Espíritus mismos. A no ser por la explicación que en esta oportunidad suscitamos, el vocablo apariencia, reiterado de continuo en episodios análogos, podía dar lugar a una falsa interpretación*

**  Posteriormente se  admitió la escritura directa por medio de un lápiz u otros instrumentos, pero sin el uso de las manos. Véance las experiencias de J. K. friedrich Zóllner con el médium Slade, en Provas científicas de sobrevivencia, EDICEL, San Pablo, 1966. (Nota de J. Herculano Pires)

4.)  ¿Será, acaso, que la materia inerte se desdobla; que existe en el mundo invisible una materia esencial, que adopte la forma de los objetos que estamos viendo aquí? En síntesis, cada uno de esos objetos ¿tendrá su doble etéreo en el mundo invisible, de la manera misma que los seres humanos están representados en él por los Espíritus?

-  No es eso lo que sucede. El Espíritu ejerce, sobre los elementos materiales que existen por doquier – en el Espacio, en vuestra atmósfera-, un poder que estas lejos de sospechar. Según su voluntad, es capaz de concentrar tales elementos y darles la forma y apariencia adecuada a sus proyectos.

OBSERVACIONES: Esta pregunta, conforme se habrá podido advertir, era la traducción de su propio pensamiento, es decir, de la idea que nosotros nos habíamos formado acerca de la naturaleza de dichos objetos. Si las respuestas de los espíritus fueran, como algunos pretenden, el reflejo del pensamiento de los asistentes de la sesión, entonces abríamos obtenido en este caso particular una confirmación de nuestra teoría, en vez de una teoría opuesta, como en efecto sucedió.

 5.)   Plantearé de nuevo la pregunta en forma categórica, a fin de evitar todo equivoco: las ropas que con que se cubren los Espíritus ¿son algo?

-  Pienso que mi respuesta anterior dejó resuelta la cuestión.

¿No sabéis, por ventura, que el periespíritu mismo es algo?

6.)  De esta explicación resulta que los Espíritus someten a la materia etérea a las transformaciones que desean. Así por ejemplo, refiriéndonos a la tabaquera de que hablábamos, el Espíritu no la encontró hecha, sino que  la produjo él mismo mediante un acto de su voluntad, para utilizarla en el momento en que la necesitaba, y de igual modo ha podido después deshacerlas. Lo mismo debe de ocurrir con todos los demás objetos: ropas, alhajas, etcétera.

-  Es evidente.

 * Esta observación de Kardec es de la mayor importancia para cuantos se dedican a la práctica del Espiritismo. Los Espíritus se hallan en un mundo diferente al nuestro, y aun cuando estén hablándonos en el mismo idioma que utilizamos nosotros, no siempre éste corresponde a nuestra manera de ver las cosas. Debemos permanecer atentos a lo que nos dicen y solicitarles todas las aclaraciones que nos parezcan pertinentes. El problema del lenguaje de los Espíritus – ya señalado por Kardec-, requiere estudios en profundidad que aun están por hacerse. (Nota de J. Herculano Pires.)

 ALLAN KARDEC

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ENVEJECER Y LA POESÍA DE VIVIR

Conforme envejecemos, el cerebro se reorganiza y pasa a regir y a pensar de manera diferente. Esa reestructuración nos hace más inteligentes, calmos y felices. "Para el ignorante, la vejez es el invierno; para el sabio, es la estación de la cosecha, dice el Talmud.

Hacerse viejo es un proceso natural que puede ser atrayente o desfavorable. Sentimos constreñimiento al percibir la capacidad física disminuida, mientras que la capacidad intelectual puede aumentar, así como la experiencia de la vida.

En la vejez puede ocurrir una relativa pérdida de memoria, pero el aprendizaje y el raciocinio social mejoran, o sea, en la vejez hay más capacidad de navegar a través de las complejidades de la vida en la sociedad. Cuando la líbido, por ejemplo, se va desvaneciendo, el encanto de vivir se va alargando, a pesar de que la salud física pueda generar quejas en aquellos que no supieron o no se prepararon para envejecer. 

Especialistas están percibiendo que la actitud mental tiene un papel importante en la decrepitud. Por eso, hay personas que dicen sentirse más jóvenes de lo que realmente son. La perspectiva juvenil las vuelve más activas y más longevas. Sin embargo, ¿por qué existen personas desanimadas a los veinte años, cuando otros se sienten activos a los ochenta?.¿ En qué tiempo se debe colocar el límite entre la mocedad y la vejez?. Feliz el viejo que vivió la vida bien vivida y vive ahora el esplendor de la vejez con espíritu joven, lleno de vida.

 Si vivimos en la disciplina del trabajo, con la gimnasia en  la academia del pensamiento digno, mantendremos siempre saludables los músculos de la juventud espiritual que se construye por fuente inagotable de renovación, perfeccionando el presente y edificando el mañana.

No podemos despreciar a la vejez, cuando vemos que el tiempo nos trae la riqueza de la experiencia. No hay límite preciso entre juventud y vejez, cuando conseguimos dominar el cuerpo físico y conservarlo viril a través de los años. Siendo así, no envejecemos. Por el contrario, el tiempo lo mejora y agudiza, dándonos la juventud que se repite, cada vez más bella y segura, en cada nueva encarnación.

Es completamente incoherente considerar a la vejez como algo horrible, mortificante, degradante. Ahora, ¿ por qué evaluamos el transcurso del tiempo de decadencia y no cambiamos?. Recordemos que Jesús solo se entregó a su misión en la edad madura, y Kardec solo inició la codificación del espiritismo a los cincuenta años de edad. Chico Xavier no se entregó a la decrepitud e incluso cuando era transportado sobre hombros amigos, sirvió a todos los necesitados que por él buscaron  consuelo hasta el final de sus días aquí en la Tierra.

(Jorge Hessen)

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ANTE LA VIOLENCIA DOMÉSTICA ES URGENTE LA ORACIÓN EN EL HOGAR

Parte 1ª de 2 

 

En rigor, las relaciones familiares deberían ser, por encima de todo, de orden ético. Mas, se observa en ellas una profunda deterioración y una compleja mancha de desestabilidad moral, que nos importa examinar. En el clan familiar antiguo, sin duda,  se encontraba un espacio de convivencia mayor entre sus miembros,pero sin embargo no se está discutiendo su calidad. En la actual agrupación familiar, por el contrario, y a pesar de las menores dificultades  materiales, se encuentra un espacio menor. La tecnología volátil es responsable, casi directamente, por ese conjunto, pues, se ocupan espacios importantes para asistir a la televisión, oír música, navegar por internet, y así en adelante. Cara a eso, somos instados a confirmar que el instituto familiar necesita de apoyo religioso para alcanzar su equilibrio moral.

 Recientemente, la prensa divulgó los siguientes hechos: una joven, en San Pablo, mató a sus padres con ayuda del enamorado; una pareja tiró un bebé contra un automóvil; una pareja tiró a una niña por la ventana del patio. En los casos observados, no ignoramos factores motivadores de los crímenes como el uso de las drogas, pasiones descontroladas, ambiciones financieras y otros tomados  a cuenta de trastornos emocionales y mentales capaces  de sustraer, temporalmente, la capacidad de raciocinio y equilibrio.

La violencia del hombre civilizado tiene sus raíces profundas y vigorosas en la selva. El hombre brutal tiene sus leyes: subyugar, humillar, torturar y matar. El pragmatismo de las sociedades contemporáneas condicionó al hombre en el plano moral. El mismo individuo que se postra ante las imágenes frías de los altares, en los templos suntuosos, vuelve a su puesto de mando  para ordenar torturas canibalescas. El hombre contemporáneo  vive atormentado por el miedo, ese enemigo  atroz que lo asombra, una vez sometido a las contingencias de la vida actual, de inseguridad y de incertidumbre, resultando en graves trastornos de la mente, por la angustia disolvente de la propia individualidad.

Muchas familias viven y reviven múltiples agresividades, influenciadas por la violencia que, insistentemente, es vinculada por los noticiarios, por los documentales, por los filmes, por las torpes telenovelas y por los programas de auditorio (cada vez más escasos de valores éticos). Algunos familiares asimilan, subliminarmente, esas informaciones y, en lo cotidiano, sobretodo, reaccionan, violentamente, ante los reveses de la vida o ante las contrariedades ocurridas. La brutalidad familiar ha descolorido, considerablemente, el camino hacia   Dios. Hay quienes condenan la violencia ajena, mas, sin embargo, en el día a día, en vez de actuar de forma pacífica y fraterna, son como androides, devolviendo con la misma moneda las agresividades sufridas. Existen aquellas parejas  que dicen vivir  un amor reciproco y, sin embargo, cuando hay cualquier desentendimiento entre ellos, son extremadamente hostiles el uno con el otro. Los hay que ven en el cónyuge una verdadera prueba de paciencia, pues sus, “santos” no se “cruzan”. Más aún, cuando el asunto son los hijos, hay padres que dicen adorarlos  a todos,  mas los consideran espíritus inmaduros, que dan mucho trabajo, y no pocos disgustos. La vida en familia, en esas condiciones, se transforma en un verdadero tormento. En verdad, si no los aceptamos, hoy, como son, tendremos que aceptarlos mañana, pues las leyes de la vida exigen, según enseñó Jesús, que nos entendamos  con nuestros hermanos de penosa convivencia “mientras estemos en el camino con ellos”. La fuga ante los deberes actuales será pagada más tarde con los intereses debidos. Los hijos difíciles son hijos de nuestras propias obras, en vidas pasadas, que la Providencia  Divina, ahora, encuentra la posibilidad de unirnos a ellos por los lazos de la consanguinidad, dándonos la maravillosa  oportunidad de rescate, reparación y los servicios arduos de la educación.

Debemos enseñar la tolerancia más pura,  pero no desdeñemos la energía  cuando en el proceso de la educación es necesaria para la reconocida heterogeneidad de las tendencias  y las adversidades de los temperamentos. “El hogar no se hizo para la contemplación egoísta de la especie, sin embargo,  si para el santuario donde, algunas veces, se exigen la renuncia y el sacrificio de una existencia entera.” (1)  Por todas esas razones, precisamos aprender a servir y perdonar; socorrer y ayudar a los jóvenes entre las paredes del hogar, sustentando el equilibrio de los corazones  que se nos asocian a la existencia y, “si nos entregamos realmente  en el combate  a la obtención del bien, reconoceremos los prodigios que se obtienen de los pequeños sacrificios en la casa con base a la terapéutica del amor.” (2) 

Muchos temen la violencia. Yerguen altos muros con hilos electrificados alrededor de sus residencias, intentando evitar que en ella (la violencia) los alcance. Contratan seguridad para proteger sus empresas y sus hogares. Instalan equipos sofisticados que los alerten de la llegada de eventuales usurpadores de sus bienes. Con todo, existe otro tipo de violencia a la que no damos atención: es la que está  afincada dentro de cada uno de nosotros. Violencia intima, que algunos alimentan, diariamente, concediendo que ella se torne animal voraz; es el acto de indiferencia que uno elige para apuñalar al otro en las relaciones domesticas estableciendo silencios macabros  a las interrogaciones afectuosas.  Son los cónyuges, que, entre sí, pactan con el silencio,  como símbolo del malestar   en el que viven, uno al lado del otro, como esposados sin remisión. La violencia de fuera puede alcanzarnos, herirnos y, hasta incluso, dañarnos  profundamente, pero, la violencia del corazón (interna), silenciosa, que ciertas personas  aplican todos los días, en sus relaciones, es mucho más perniciosa y destructora. La paz del mundo comienza bajo el techo  en el que nos albergamos. “¿Si no aprendemos a vivir en paz, entre cuatro paredes, como esperar la armonía de las naciones?” (3)

( Jorge Hesssen ) (continúa en la 2! Parte)

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