INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- ¿ Espiritismo cristiano ?
2.-Vigilemos y oremos
3.- La mesa y el pan
4.- La nueva revelación: La Doctrina de los Espíritus
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¿ Espiritismo cristiano?
“El Espiritismo será
una ciencia y una filosofía, o no será”.
Esta idea de Allan Kardec, trasladada
a la actualidad, toma forma clara en los resultados sociales de la doctrina
espírita después de tantos años de esfuerzo por parte de los espíritas de buena
intención por divulgarla.
El Espiritismo será lo que hagamos de
él entre todos los espíritas. Si nos empeñamos en hacer de él una religión,
cuando además no lo es, estamos cortando las alas al crecimiento de una
doctrina moral por su filosofía, aunque
no es religiosa en el sentido que lo son todas las religiones.
Así estamos poniendo barreras a su
asimilación por las sociedades humanas, desengañadas en unos casos de las
religiones, o aferradas fanáticamente a ellas aunque en el fondo de su razón no las comprendan. Por eso, todas las personas en general,
cuando escuchan algo que les suena a religión o religiosidad, estando tan hartos
de tanta mentira y bulo, y saturados de las prédicas y dogmas de las mismas, dan
la espalda a todos esos viejos y desfasados conceptos y ponen la barrera de las
doctrinas y puntos de vista materialistas,
huyendo de cuanto les “huela “ a religión, por lo cual lo religioso lo rechazan más o menos disimuladamente.
El Espiritismo, con los años que
lleva intentando circular y expandirse por el mundo, ya es como para que a
estas alturas ya lo hubiese logrado hace mucho tiempo, pues cuando hay una
filosofía de conclusiones morales, apoyada en análisis científicos que la
corroboran, la gente la puede admitir, y posiblemente la admitiría independientemente de la religión que cada uno
profese, pero si un sector importante de espíritas queremos hacer de la moral
espírita una religión al uso, como las demás que existen repartidas por el
mundo, dándole el nombre de “Espiritismo
Cristiano”, estamos poniendo una barrera para acceder a
ella, porque en este caso solo acceden
los cristianos de cualquier signo ( católicos, evangelistas, luteranos,
ortodoxos, etc), así como los muchos
cristianos que así se autodenominan, pero que están totalmente fríos y escépticos ante las prédicas y
doctrinas de sus credos religiosos; pero más o menos alejados de sus respectivas iglesias en las que aun se
consideran pertenecientes y en las que se mantienen porque intuyen en el fondo
que “hay algo´” más allá de esta vida y el hecho de sentirse adepto de su
religión les da cierta seguridad mejor que el “ espantoso vacío de la nada” o
del temor ante el infierno o por el “por
si acaso”, o por convencionalismos sociales, pero de cuyas creencias dogmáticas, en el
fondo, pasan olímpicamente.
Siendo “Espiritismo cristiano”, se
entiende que solo es cosa de los cristianos y que “esa religión” está vetada a
los miembros de religiones no cristianas; así, por ejemplo, no podemos imaginar
nunca a un musulmán que abdique de su religión para hacerse
“cristiano-espírita”, o un budista
permutando su religión por la de “ budista- espírita”. Pero si el Espiritismo
se divulgase o presentase solamente como Espiritismo, sin apellidos religiosos, sí
parece concebible que pudiese más fácilmente entrar a formar parte de todo el
mundo para ser analizado y estudiado, independientemente
de la religión que cada uno profese.
Personalmente, yo tengo la experiencia de que
en la época en que quise profundizar en el conocimiento espírita, me encontré
con un grupo de compañeros, que al principio sobre todo, “olían a sacristía”
por su religiosidad pegajosa, que casi se podría decir “más papistas que el Papa”,
y con muchos rasgos de interpretación espírita y comportamiento heredados del
culto católico. Mi fe religiosa, mis inquietudes ante el fenómeno paranormal y
mis principios éticos y morales cristianos, no religiosos, me mantuvieron en
contacto con este grupo porque lo que yo buscaba era un conocimiento espírita cada vez más profundo, pero no en el
aspecto de una religiosidad eclesial,
porque aquel espiritismo parecía más bien
una religión de beatos y “mea-pilas”, antes que un movimiento cultural que
ofreciese un conocimiento y unas enseñanzas
serias, lógicas y coherentes, conforme a las enseñanzas impartidas por Allan Kardec.
De hecho, yo soy de los que piensan
que Jesús de Nazaret no fundó ninguna religión, ni fue esa su misión; Él no era
cristiano, ni de ninguna religión aunque en principio adoptó la religión de sus padres
y siendo adulto, cuando tuvo que enfrentar ciertos dogmas y costumbres
religiosas, lo hizo, a pesar de que eso le costó la enemistad y la persecución
de sus paisanos. Ninguna religión de las existentes ha sido fundada o
proclamada por un elevado ser de luz. Todas son creaciones humanas y como no
hay seres humanos perfectos, ninguna religión es perfecta y ninguna está en
posesión de verdades absolutas.
Creo, por tanto, que por el bien del
verdadero Espiritismo, el que codificó Kardec con las enseñanzas de los
Espíritus Superiores que se lo fueron transmitiendo, así como por el bien en
general de la humanidad, pongamos las verdades en su sitio y no hagamos de algo tan importante para
el cambio social y moral, una religión más, que estanque a las personas con los
defectos y costumbres de siempre, y además tengamos en cuenta que la mejor
prédica es la imagen que podamos ofrecer con la propia transformación moral de
cada uno porque el ejemplo vale más que
mil palabras.
José Luis Martín-
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Vigilemos y Oremos
"`Vigilar y orar, para no caer en
tentación". Jesús- (Mateo, 26:41)
Las más terribles tentaciones transcurren desde el fondo sombrío de nuestra individualidad, así como el lodo más intenso, capaz de manchar el lago, procede de su propio seno.
Renacemos en
En las raíces de nuestras tendencias, encontramos las más vivas sugestiones de inferioridad. En las íntimas relaciones con nuestros parientes, somos sorprendidos por los más fuertes motivos de discordia y lucha.
En nosotros mismos podemos ejercitar el buen ánimo y la paciencia, la fe y la humildad. En contacto con los afectos más próximos, tenemos copioso material de aprendizaje para fijar en nuestra vida los valores de la buena voluntad y del perdón, de la fraternidad pura y del bien incesante.
No te propongas, de ese modo, atravesar el mundo sin tentaciones. Ellas nacen contigo, asoman de ti mismo y se alimentan de ti, cuando no las combates, dedicadamente, cual labrador siempre dispuesto a cooperar con la tierra de la cual precisa extraer las buenas simientes.
Caminar de la cuna al túmulo, bajo los martillazos de la tentación, es natural. Afrontar obstáculos, sufrir pruebas, tolerar antipatías gratuitas y atravesar tormentas de lágrimas son vicisitudes lógicas de la experiencia humana.
Entretanto, acordémonos de la enseñanza del Maestro, vigilando y orando, para no sucumbir a las tentaciones, toda vez que más vale llorar bajo los aguijones de la resistencia que sonreír bajo los narcóticos de la caída.
XAVIER, Francisco Cándido. Fuente Viva. Por el Espíritu Emmanuel.
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LA MESA Y EL PAN
Autor: J. Herculano Pires
Kardec explicó el
problema de la mesa en las sesiones espiritas con su habitual naturalidad: es
el mueble más cómodo para sentarnos a su alrededor. Apartaba así cualquier
resquicio de misticismo y magia, de rito y sacramento en el acto
mediúmnico. No obstante, hay quien considere ese acto puramente místico y
mágico, recordando la evocación y la oración. No nos sentamos en torno de la
mesa apenas para conversar o escribir, también para alimentarnos. La
alimentación que obtenemos en la mesa espirita no es material, sino espiritual.
La evocación no es un rito, sino una invitación.
Antes
de sentarse a la mesa las invitaciones ya fueron hechas, pues basta pensar en
un espíritu para evocarlo. Él atiende o no a nuestra invitación,
pues es libre y no esta sometido a ningún poder humano. Más el pan que ponemos
sobre la mesa es el pan espiritual de la oración, que será partido y servido a
la hora de la adoctrinación.
Nos
cuenta el Evangelio de Lucas el episodio conmovedor de los discípulos en la
carretera de Emaus. Después de la resurrección de Jesús, Cleófas y un compañero
iban, al atardecer, para esa aldea, apartándose del escenario angustioso de
Jerusalén. Un extraño los alcanzó y acompañó, conversando sobre la muerte y la
resurrección de Jesús. Se detuvieron en un albergue para alimentarse. Y se
sentaron a la mesa con aquel extraño. Más, en el momento en que él partió el
pan, los discípulos lo conocieron: era el Maestro resucitado. Más seguidamente
el Señor desapareció y en la mesa sólo quedaron ellos. Es fácil imaginarse el
asombro de los discípulos. El vacío de la mesa y el silencio del anochecer, que
ya comenzaba deben haberles parecido mucho más llenos de rumores y alegrías que
las mesas de los banquetes festivos del mundo.
Es
precisamente lo que pasa en la mesa sencilla, sin aparatos, de una verdadera
sesión mediúmnica. El color del mantel poco importa. El color blanco no
interesa más al acto mediúmnico que el rojo o el negro. La pureza
exigida es apenas la de las intenciones. Los comensales están alrededor y no
son conocidos. Surgen del camino, en la penumbra del crepúsculo, como extraños.
Más en el momento de partir el pan ellos se revelan. Hecha la
oración simple de inicio e las tareas podemos ver, por la manera de
ellos partir el pan, quienes son. Iniciamos entonces la conversación
necesaria y luego después ellos desaparecen así como aparecieron, retornando a
lo invisible, en el seno de la noche.
¿Cómo
pueden los cristianos de todas las denominaciones censurar este simple banquete
y atribuirlo a influencias diabólicas? ¿Cómo pueden decir que todo
eso no pasa de ser una ilusión, locura o mistificación? ¿Nunca leyeron, ni
mismo por acaso, el tópico sobre los dones espirituales en la I Epístola de
Paulo a los Corintios? ¿No vieron que el apóstol confirma la simbología
conmoverte del Camino de Emaus, relatando las sesiones mediúmnicas de la era
apostólica? Si quisiéramos deformar y ridiculizar la práctica espirita,
basta exigir el mantel blanco en la mesa, vestir a los médiums de ropas blancas
y rituales, obligarlos a formar la corriente de manos agarradas y otras muchas
tonterías de esa especie. Es lo que hacen los espíritus mistificadores,
a través de dirigentes supersticiosos y crédulos.
Para
comer el pan de la verdad sólo necesitamos de los dientes y del buen sentido.
Por eso el comensal de la estrada de Emaus simplemente desapareció después de
partir el pan. Todas las añadiduras de técnicas inventadas por hombres
vanidosos, de disciplinas rígidas a la hora de la sesión, de palabras mágicas y
gestos misteriosos no pasa de cizaña en la cosecha. La
práctica espirita debe ser racional y simple, pues toda escenificació
n y aparataje sólo sirve para estimular mistificaciones.
Hay
personas que desean hacer sesiones a plena luz del día, por entender que la
penumbra habitual da motivo a desconfianza y representa una modalidad de
formalismo. Más la penumbra es necesaria para la buena concentración de los médiums
y de los asistentes. La iluminación normal de la sala provoca distracciones,
penetra en las ideas y rompe el ambiente de recogimiento. Claro
que no se debe hacer una oscuridad excesiva y mucho menos completa, pero la
penumbra del ambiente no es un aparato formal, es una
exigencia natural de la concentración serena. Además de esas razones
evidentes, conviene recordar que el exceso de luz ejerce influencia
INHIBITORIA sobre los médiums y la EMANACIÓN FLUÍDICA DEL ECTOPLASMA. En todas
las reuniones mediúmnicas el ectoplasma se libera para ayudar a las uniones
periespirituales entre médiums y espíritus. Tenemos
que saber distinguir entre lo necesario y lo superfluo, entre lo
conveniente y lo inconveniente, sin hacer concesiones a la ignorancia o a la
desconfianza de los que no entienden del asunto.
El problema de la CONCENTRACIÓN MENTAL es también uno de los menos comprendidos. La concentración de los pensamientos en una reunión mediúmnica no corresponde al tipo de concentración individual de una persona en un determinado problema a resolver o en un estudio a hacer. Se trata de una concentración colectiva de pensamientos hacia un mismo fin. Cuando todos piensan en Dios o en Jesús, todos los pensamientos se concentran en una sola idea. La palabra concentración sugiere un esfuerzo mental continuo para mantener el pensamiento fijo en una imagen. Eso perjudicaría los trabajos mediúmnicos, creando un ambiente de tensión mental exhaustiva. No es de tensión, de esfuerzo cansón que se necesita, sino de aflojamiento y despreocupación. Todos deben volcar su pensamiento hacia un blanco superior, generalmente hacia Jesús (pues pensar den Dios es más difícil) y todos deben mantener la idea de Jesús en la mente, sin esfuerzo o preocupación, como quien recuerda con cariño a un amigo distante. Ese estado mental de recuerdo, no de una imagen o figura de Jesús, más de su persona, de sus actos, de sus enseñanzas y de lo que él representa para nosotros, debe ser mantenido durante el transcurrir de la sesión. Cuando se note que el pensamiento se desvía hacia otros rumbos, lo que es natural, se debe hacer que el retorne suavemente a la idea centralizadora. El ambiente de una sesión es tanto más favorable cuanto menos tensiones y preocupaciones existieren en la reunión. Las evocaciones mentales de asistentes y médiums, solicitando la manifestación de entes queridos o de espíritus amigos SON PERJUDICIALES, pues rompen y llenan el ambiente mental de la sesión. Pensar en un espíritu es evocarlo, como enseña Kardec. Quien va a una sesión con la esperanza de recibir una comunicación de este o de aquel espíritu, YA LO EVOCÓ. Este acudirá si le fuera posible. pero durante la sesión sólo se debe pensar en el blanco escogido. creándose en el ambiente un clima tranquilo y confiado, se puede esperar la posibilidad de los mejores resultados.
No
hay reglas específicas y formales para la realización de las sesiones
espiritas. Entre la oración de inicio y la de cierre se desarrollan las
manifestaciones mediúmnicas, bajo la orientación y muchas veces la interferencia
de espíritus dirigentes. El sistema autoritario, en que el director determina a
los médiums recibir las comunicaciones, una por vez, proviene de la
recomendación del apóstol Paulo a la comunidad de Corinto. En las reuniones de
Kardec, mismo en las psicográficas, había amplia libertad, permitiendo las
comunicaciones entre espíritus comunicantes, a veces a través de varios
médiums. León Denis usaba libertad en sus sesiones. Compete a los espíritus
protectores determinar cuales son los espíritus que deben comunicarse y cuales
los médiums que están en condiciones de recibirlos. El director o dirigente
humano de la sesión tiene la función de mantenerla equilibrada, orientar y
dirigir los trabajos e intervenir, cuando sea necesario, en las adoctrinaciones y
en el reajustamiento de la concentración. Si hay muchos médiums activos en la
mesa, hay naturalmente la posibilidad de atender a mayor número de espíritus
comunicantes, a través de varios adoctrinadores. Lo que importa en la
adoctrinación no es el mucho hablar, sino el hablar con propiedad y con amor,
procurando alcanzar la consciencia y el sentimiento del espíritu. Cuando
se va aproximando el fin del horario destinado a la sesión, el director avisa,
para que los médium lo ayuden en el control de la reunión. Las comunicaciones
de espíritus violentos, deseosos de alborotar los trabajos, exigen actitud enérgica
para que sean contenidos y apartados. Energía serena sin agresividad,
más con firmeza. No se debe olvidar que se trata de entidades sufridoras, necesitadas
de ampara y orientación. No es la fuerza la que actúa contra el espíritu, ni la elevación
de voz, sino la intención de ayudarlo, el deseo sincero de hacerlo mejorar y
volverlo nuestro compañero.
Porque
esa disposición nos da la autoridad moral sobre los espíritus inferiores. Es
importante que no falte en nuestra mesa espirita el pan de la oración y la luz
del amor. Basta casi siempre una sola palabra de amor sincero para calmar al
espíritu más violento. El amor brota de la comprensión humana, de nuestra
capacidad de colocarnos en pensamiento en el lugar y la situación de la
criatura que se lleno de odio y violencia en existencias brutales en que el
amor no floreció en su corazón.
Una
sesión espirita es un acto de amor. No es una ceremonia destinada a la
finalidad egoísta de librarnos de espíritus-pará sitos, atraídos y alimentados
por nosotros mismos, sino el objetivo de llevar ayuda espiritual a los que
padecen. El espiritismo nos enseña, como enseñó Jesús, que somos todos hermanos
y compañeros, creados por Dios para el mismo destino de trascendencia, de
elevación espiritual. Ese es el pensamiento central de la comprensión espirita
y precisamos darle eficacia, traducirlo en acción.
Tratamos
aquí de la sesión mediúmnica común, no de la sesión especifica de desobsesion.
La sesión rutinaria de los Centros es la que se realiza todas las semanas, en
días y horas fijadas, disponiendo de frecuencia regular. Hay quien discorda de
esos trabajos públicos, alegando las exigencias de Kardec en la Sociedad
Parisiense, cuando no permitía en las sesiones a personas que no tuviesen algún
conocimiento doctrinario. La medida de Kardec era justa y necesaria, en una
fase en que el Espiritismo nacía, bajo un alarido universal de protestas y
amenazas.
Hoy
estamos a más de siglo y medio de esa fase y el Espiritismo sólo es combatido
por personas sistemáticas o ignorantes. La mayoría absoluta de las personas que
procuran las sesiones es necesitada, tratándose generalmente de médiums en
franco desenvolvimiento de sus facultades. Negarles acceso a las sesiones sería
como negar a un sediento el acceso a una fuente. La Mediumnidad no se desenvuelve por acaso y mucho menos bajo el poder mágico de la vara de
Moisés, que sacó agua de la roca. En general, el desenvolvimiento mediúmnico
comienza por DIVERSAS PERTURBACIONES y no es raro que por PROCESOS OBSESIVOS.
No se
puede pretender que una persona en estado de alteración PSÍQUICA vaya primero a
estudiar una doctrina a través de cursos demorados para después
someterse a los métodos de cura. Por eso, en las instituciones bien
dirigidas las sesiones mediúmnicas normales no se restringen a la práctica
mediúmnica. Se inician los trabajos con lecturas de las obras de la
Codificación. Seguidamente, hay una exposición doctrinaria que prepara a los
frecuentadores para los trabajos prácticos. Los médiums en desenvolvimiento
reciben los mensajes y enseñanzas doctrinarias dosificados apropiadamente y,
seguidamente, participan del trabajo mediúmnico. Eso concurre hacia una
comprensión simultánea de la doctrina, de su naturaleza espiritual, de su moral
y de sus relaciones directas y necesarias de teoría y práctica en Espiritismo.
Las críticas a ese método se refieren a la duración de las sesiones. Más es
evidente que la preparación de las materias permite reducir la parte oral a los
límites necesarios. El aprovechamiento verificado en los Grupos y Centros que
usan ese método probarán su validez. En los Centros que realizan varias
sesiones por semana, la división de la materia puede ser hecha con más
amplitud, en las varias sesiones. Eso no impide que, además de ese proceso
sinérgico o gestáltico, en que el iniciante adquiere desde luego una visión
global de la doctrina y de su práctica, el Centro mantenga, cuando posible, un
curso especial de doctrina en otro día y horario.
Cuando
sea posible, es conveniente intercalar los PASES después del adoctrinamiento.
Si eso prolonga demasiado la sesión, se puede establecer una sesión especial
para los pases, siempre iniciada con una exposición sobre el asunto.
La
ventaja de hacer todo en secuencia, en una única sesión, es la de dar al
iniciante, en dosis apropiadas y en la secuencia natural del tiempo, en la
práctica, la comprensión de la unidad del problema espirita. Esa comprensión,
infelizmente, falta hasta mismo a veteranos del trabajo espirita, en virtud de
la dispersión y hasta mismo de la restricción de las prácticas tradicionales
apenas a un aspecto de la doctrina. Claro es que el problema de la DESOBSESIÓN, en
casos graves, no puede ser tratado en sesiones de esa naturaleza. Para
eso, los Centros bien orientados disponen de SESIONES ESPECIALES,
privadas, con médiums y adoctrinadores capacitados, y, siempre que sea
posible, con la participación de médicos espiritas conocidos por su desinterés
profesional en casos de orden doctrinario. Colocamos
estas cuestiones con base en la experiencia propia y del conjunto, observadas
atentamente en el transcurrir de los años de trabajo y estudio incesantes.
Cuando el sistema es bien aplicado, contando con elementos humanos dedicados,
los resultados son siempre sorprendentes. No se trata de una innovación, sino
apenas de una conjugación de prácticas tradicionales que, reunidas y
articuladas, producen más y
mejor.
En lo
tocante a la Mediumnidad es necesario el más riguroso criterio kardecista,
basado en los libros específicos de Kardec: Instrucciones Prácticas
sobre Manifestaciones Espiritas y El Libro de los Médiums. Esa
es la base necesaria e insustituible del estudio y de la enseñanza de la mediumnidad.
Libros como En Lo Invisible, de León Denis, y los libros de orientación
mediúmnica de André Luiz y Emmanuel, pueden también ser utilizados como
subsidiarios, pero jamás se pueden colocar como obras básicas de la doctrina.
Sin
ese criterio, muchos Centros y Grupos, y hasta incluso grandes instituciones,
caerían en un plano de misticismo eclesial y de
autoritarismo sacerdotal que desfiguran y ridiculizarían al Espiritismo.
Necesitamos comprender que lidiamos con una doctrina revolucionaria, que debe
modificar la rutina espiritual de la Tierra, abriéndole las perspectivas de una
nueva concepción del espíritu. Sin eso, nuestra mesa sólo tendrá pan marchito y
envejecido.
Traducido
del libro “MEDIUMNIDAD (Vida y Comunicación)
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LA NUEVA REVELACIÓN:
LA DOCTRINA DE LOS ESPÍRITUS
El alma, después de una pasantia de reposo en el espacio, renace en la condición humana; para ella trae las reservas y adquisiciones de las vidas anteriores. De este modo se explican la o más desigualdades morales e intelectuales que diferencian a los habitantes de nuestro mundo . La superioridad innata de ciertos hombres procede de sus obras en el pasado. Nosotros somos Espíritus más jóvenes o más viejos; más o menos trabajamos y adquirimos virtudes y conocimientos. Así la infinita variedad de los caracteres, de las aptitudes y de las tendencias, deja de ser un enigma.
- Cristianismo y Espiritismo- León Denix
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