INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- La Doctrina Espírita
2.-Sentir a Dios sin verle
3.-La beneficencia
4.- El lenguaje de los Espíritus
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LA DOCTRINA ESPÍRITA
Muchas veces hemos dicho y la doctrina espirita lo afirma también, que “Todos los caminos llegan a Dios si el hombre es un verdadero hombre de bien” esto es una gran verdad, y meditando sobre esta realidad, podemos comprender que encierra también una comprensión y forma de entender las cosas, el hombre de bien, llegará a Dios, todos llegaremos, pero puede hacerlo más o menos tarde. Entre varias distancias el camino recto es el más corto. Si no nos preocupamos de aprender las enseñanzas del Maestro, caeremos muchas veces, tendremos muchos tropiezos y los obstáculos nos harán ir más despacio, las heridas que nos causaran los tropiezos, necesitaran de tiempo para cicatrizar y de un tiempo de convalecencia para poder seguir de nuevo adelante.
La doctrina espirita, la gran esclarecedora nos ofrece luz y esclarecimiento, ella cuenta con un manual de instrucciones muy valioso, que nos lo ofrecieron los espíritus luminosos, en nombre del Creador, del Señor de la Vida, de Dios, ellos al no estar interesados por las cosas materiales, y si por esclarecer y ayudar a sus hermanos más pequeños, nos dieron muchas y valiosas enseñanzas, que para nosotros deben ser muy valiosas y muy tenidas en cuenta, ya que nos facilitan todo lujo de detalles, para poder trazar el camino recto.
Muchos hermanos se piensan que no hacen ningún mal porque no ofenden a nadie, no se complican la vida, siguen su curso sin fijarse en nadie, se olvidan de que no hacer el bien al prójimo ya es un mal. Que no consiste en seguir subiendo peldaños sin mirar atrás, si Dios nuestro Padre nos mandó a nuestro hermano Mayor para indicarnos el camino, nosotros hemos de procurar enseñarlo, y ayudar a los que vienen por detrás, con humildad y desinterés.
Muchos son los hermanos materialistas que solo piensan en sí mismos, la vida con su maravilloso mundo, es para algunos un paraíso donde no carecen de nada, se dedican a vivirla egoístamente, cierran las puertas al exterior, y se convierten en fanáticos de su bienestar, gozan de todo lo mejor, trabajan sin esfuerzo, y contemplan con alegría que nada ni nadie les hacen sombra, mientras tanto no hacen nada, para merecerlo, se creen que se lo merecen todo, y un día al otro lado de la vida, cuando llaman a las puertas del Cielo nadie hay para atenderles, no tienen amigos, ni nadie que hable a su favor, gritan desesperados esperando que alguien les abra la puerta, y no consiguen nada más que escucharse a sí mismos, porque como hicieron oídos sordos a los lamentos y a las necesidades de sus hermanos en la tierra, no pueden escuchar otras voces que no sean las suyas.
Son los poderosos que solo dan lo que cae de la mesa, y que devoran los perros, son hermanos con gran poder adquisitivo que se justifican ante la sociedad, con las limosnas sin sacrificio, callan así su conciencia, y bien sabemos que hay que ayudar al pobre en su necesidad. ¡De que le vale al que está enfermo y no tiene ganas de comer, un trozo de pan, le es más necesaria la medicina para calmar su dolor! Estos hermanos, lejos de crear empleo, y complicarse la vida, en ver la manera de poder ofrecerlo, se dedican a dar dinero, del que les sobra y no se complican, no ven su vasto imperio y las posibilidades que cuentan para ofrecer un trabajo digno a los que están en inacción, que la limosna remunerada sirve para el momento, y que es mejor curar la enfermedad desde su raíz, ofreciendo el trabajo digno, para no padecer más por ese malestar. Si ellos han sido favorecidos con poder y dinero, no es para encerrarlo en las arcas, y ser dominados por la avaricia, es necesario que ellos creen bienestar para los necesitados, son tesoros ofrecidos por Dios para ese menester.
Al igual que los dirigentes del estado necesitan aplicar bien las leyes, para que el país funcione, los hombres necesitamos aplicar bien las leyes de Dios, para no equivocarnos, no podemos pasar por alto aquello que no nos interesa ver, hemos de ser honestos y decirnos la verdad, cada uno de nosotros tenemos unos deberes que no podemos pasar por alto, y estos deberes no solo están en nuestra familia, en nuestro mundo, también los tenemos para con el exterior, para la vida que se desarrolla a nuestro alrededor, por eso es menester no cerrar la puerta y mantener la ventana abierta, para ver las posibilidades de ser útil, de servir a la causa de Cristo, no podemos decirnos sus discípulos haciendo oídos sordos a sus enseñanzas, ella deben estar vivas en nosotros, tan vivas que deben reflejarse cada día más en nuestra forma de actuar, pensemos que hay muchos hermanos que van por camino equivocado, y al igual que cuando alguien nos pregunta por la dirección de una calle, y procuramos orientarle, podemos ayudar a los que nadan en el fango, sin llegar a alcanzar la orilla, indicándoles el mejor camino para hacerlo.
Sigamos manteniendo vivo en nosotros el deseo de superarnos, de lograr ser mejores personas, pero no queramos solo para nosotros la dicha de ese logro, sigamos ayudando, socorriendo, ejerciendo el bien en todo momento, pensando que no solo la luz se hizo para nosotros, los demás también cuentan para Dios, y si todos somos hermanos también han de contar para nosotros.
Merchita
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SENTIR A DIOS SIN VERLE
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La Beneficencia
La misma palabra ya nos indica que esta tiene que ver con
“beneficio”, un beneficio dado a los demás y por ende, a nosotros mismos, pues
la Ley de Consecuencias nunca deja de funcionar, tanto en lo malo como en lo
bueno. De lo que sembramos, eso mismo recogemos después.
La beneficencia se refiere a la caridad, y muchas veces se ha confundido el
concepto de caridad con el de limosna. Dar limosna no siempre es caridad, pues
cuando con este acto puede humillar a quien recibe nuestro donativo, o cuando
se hace por quedar bien ante los demás o incluso por engañar a nuestra propia
conciencia, para hacernos sentir bien por ello y hasta creernos merecedores de
una recompensa futura, eso no es caridad, o si lo es resulta bastante desnaturalizada
y con bastante menos valor que cuando conseguimos comprender y practicar la
caridad en su pureza, con total altruismo y desinterés, haciendo el bien por el
bien mismo.
Es tan simple y a veces tan complejo como cuando solo se quiere
beneficiar sin herir a nadie, y esto se hace por amor o por
compasión, que es la puerta de entrada a la beneficiencia caritativa.
La beneficencia conlleva
desinterés, amor, altruismo y en definitiva, el Amor con
mayúsculas; un amor reflejo del Amor Divino al que todos tenemos
acceso cuando logramos depurar nuestra alma de las cosas mundanas y de los
egoísmos, pues cualquier egoísmo, sea en la modalidad que sea, es el
gran oponente de cualquier caridad o de beneficencia para con el
prójimo.
Sin embargo, todavía aún somos todos en general, muy egoístas en tantas ocasiones; aun cuando comprendemos estas cosas. ¡ Pero qué difícil es despojar el alma de las pasiones que nos atan a este mundo y no nos dejan libertad para actuar y ser como en el fondo quisiéramos, tal y como lo comprendemos ya ¡.
¡ Cuanto camino
nos queda todavía por andar y que pequeños somos todavía espiritualmente
hablando!.
Nos falta Amor, deseos de practicar la beneficencia, disposición
al bien y caridad, cuando hacemos discriminación en nuestras simpatías y
atenciones hacia las personas que juzgamos con un nivel superior con respecto a
otras, ya sea en lo moral, lo social, lo económico, lo cultural, etc. Por ello,
aunque lo más fácil es dejarnos llevar por la ley de afinidad y por la
admiración, simpatizándonos e inclinándonos para ayudar o
atender mayormente a los que sintonizan con nosotros, debiéramos
comprender que precisamente aquellos que sentimos más diferentes o alejados de
nuestras posiciones, son precisamente aquellos que más necesitan de nuestra
benevolencia y caridad, para recibir nuestro amor, debiéndolos mirar con
simpatía, porque muchas veces cuando se les presta atención y cariño,
descubrimos en ellos cualidades y valores de los que nosotros mismos carecemos.
Que cada uno sea caritativo y benevolente con el prójimo hasta
donde realmente le sea posible, ( prójimo significa próximo e igual, o sea
caritativo y benevolente comenzando con los más próximos e inmediatos.)
Que no juzguemos a nadie con severidad, porque de ese mismo modo
seremos juzgados, al ver la paja en el ojo ajeno, tantas veces antes que la
viga en el nuestro. Esto significa que debemos tapar sus defectos o errores, en
vez de señalarlos y resaltarlos
Que cuando demos algo material, lo hagamos del modo como nos
indicó Jesús: que nuestra mano izquierda no conozca lo que hizo la derecha;
esto es, sin ostentación de ninguna clase, de modo que a ser posible, solo Dios
y nosotros conozcamos el hecho, que deberá pasar lo más desapercibido posible
para los demás, y en especial para quien nuestra acción beneficia de
algún modo.
Que cuando demos de lo material, no sea de lo que nos sobra, sino
incluso de lo que nos falta a nosotros mismos, aunque esto resulta muy difícil
de llevar a la práctica, pues muchas veces los intereses materiales,
personales o familiares hacen contrapunto con lo que en
el fondo nos dicta la conciencia en cuanto a como nos debiéramos de entregar a
los demás, o cual debería ser la medida de nuestra generosidad.
No debemos olvidar que cuando nacemos en este mundo no
venimos con nada material salvo el propio cuerpo y que cuando nos
vayamos de aquí, lo haremos también sin llevarnos nada,
salvo la conciencia de los propios actos de la vida, por tanto
debemos considerar las cosas materiales que poseemos, entre las que
se incluye el dinero, como un préstamo que nos hizo Dios para que lo
administremos, beneficiando con él a otros hermanos que lo puedan necesitar más
que nosotros mismos y que moralmente tienen tanto derecho a él como nosotros.
Cuando regresemos al mundo espiritual, solo llevaremos como equipaje valioso,
la conciencia del Amor dado y con lo bien actuado con estas cosas materiales
que vamos a dejar en la Tierra porque ya no nos pertenecerán más, ni tan
siquiera nuestro propio cuerpo físico.
Y sobre todo, que Dios nos de lucidez y fuerza para ser capaces de
actuar según los dictados de nuestro corazón y nuestra conciencia, que en el
camino de este conocimiento espiritual verdadero, conforme avanzamos más en él,
esta cada vez crece más y se hace mayor, haciéndose también mayor en cuanto
a la dimensión y trascendencia de nuestros actos, y por lo tanto en
cuanto a nuestra responsabilidad espiritual ante el Padre.
Ya por último, propongo tras estas consideraciones, que todos nos
marquemos unos objetivos y unas metas: Vamos a esforzarnos más en conquistar y
en depurar, aspectos como la generosidad, el altruismo, la humildad y en
definitiva, la Caridad.
. Jose Luis Martín-
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EL LENGUAJE DE LOS ESPÍRITUS
"El lenguaje de los Espíritus está siempre de acuerdo con su nivel de evolución".(Allan Kardec)
Afianzados en la sabiduría de esta sentencia, presentamos algunas observaciones que habrán de auxiliar al estudioso, en el reconocimiento de la calidad de los Espíritus, advirtiendo que empleamos las denominaciones de "Espíritus Superiores" y "Espíritus Inferiores", por la comodidad de las expresiones, pero no como categorías absolutas o definitivas, y siempre referidas al nivel moral e intelectual de los seres. Nivel que en el decurso de las vidas sucesivas habrán de superar continuamente.
- Los Espíritus Superiores siempre utilizan un lenguaje lleno de bondad, cordialidad, sencillez y modestia. No predican odio ni venganza. No se vanaglorian ni hacen ostentación. Predican la humildad y el perdón.
- Los Espíritus Superiores solo hablan de lo que saben. Se callan o confiesan su ignorancia sobre lo que no conocen.
- Los Espíritus inferiores hablan de todo.
- Los mensajes de los Espíritus Superiores son de síntesis, Dicen mucho en pocas palabras.
- Los Espíritus inferiores se pierden en redundancias e incoherencias.
- Los Espíritus Superiores jamás dan órdenes; solo aconsejan y educan.
- Los Espíritus inferiores son autoritarios y déspotas.
- Los Espíritus Superiores siempre apelan a la razón.
- Los Espíritus inferiores quieren que se les crea y siga ciegamente.
- Los Espíritus Superiores no adulan, pero reconocen los méritos de todos.
- Los Espíritus inferiores elogian desmedidamente, alentando el orgullo y la vanidad.
- Los Espíritus Superiores son prudentes y reservados en los asuntos íntimos o personales.
- Los Espíritus inferiores muestran su frivolidad en actos de adivinación del porvenir, y entrometimientos en asuntos domésticos de las personas.
- El lenguaje de los Espíritus Superiores siempre coincide en el fondo, al margen de las distintas épocas, lugares y circunstancias, por su alto sentido moral e intelectual. Los Espíritus Superiores presentan siempre una versión similar de Dios, del Universo, de la vida espiritual, de la superioridad moral, aun cuando esas concepciones estén matizadas por la especificidad de cada uno.
Asimismo ocurre entre los Espíritus inferiores, pero en sentido inverso.
- Jon Aizpúrua-
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