INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- La Caridad
2.- Actividad de los Espíritus
3.- Las misiones de los Espíritus
4.- Parar y escuchar
*****************************************
LA CARIDAD
- Pueden tenerlas en uno y en el otro estado. Para algunos Espíritus errantes las misiones son una gran ocupación.
569. ¿En qué consisten las misiones que pueden ser encomendadas a los Espíritus errantes?
- Tan variadas son, que resultaría imposible enumerarlas. Además, entre ellas las hay que no podéis vosotros comprender. Los Espíritus ejecutan los mandatos de Dios y vosotros no estáis en condiciones de penetrar todos sus designios.
Las misiones de los Espíritus siempre se proponen por objeto el bien. Ya sea en cuanto Espíritus o en su condición de hombres, están encargados de colaborar al progreso de la humanidad, de los pueblos o de los individuos, dentro de un orden de ideas más o menos amplio y especial, preparando los caminos para que ciertos acontecimientos se produzcan y velando por el cumplimiento de determinadas cosas. Algunos tienen misiones más restringidas y en cierto modo personales, o de carácter enteramente local, como asistir a los enfermos, moribundos y afligidos, velar por aquellos de los cuales se convierten en guías y protectores, y orientarlos con sus consejos o por medio de los buenos pensamientos que les sugieren. Se puede afirmar que hay tantos tipos de misiones como clases de intereses que vigilar, ya sea en el mundo físico o en el moral. El Espíritu progresa según la manera como cumple su tarea..
EL LIBRO DE LOS ESPÍRITUS
ALLAN KARDEC
¿Cómo está tu habilidad para escuchar a los demás? ¿Tienes paciencia para parar y escuchar a alguien? Aquí están algunas reflexiones importantes sobre el tema.
* * *
Millie Esposito escuchaba, con atención, cuando uno de sus hijos tenía alguna cosa que decirle.
Cierta noche, estaba sentada en la cocina con su hijo, Robert, y, tras una rápida discusión sobre una idea que él alimentaba, él le dijo:
Mamá, yo sé que tu me quieres mucho.
La Sra. Esposito se conmovió y comentó: Por supuesto que te quiero. ¿Lo dudabas?
Robert respondió: No, pero sé realmente que tu me quieres cuando quiero conversar sobre algo, y te detienes, solo para oírme.
* * *
¿Cuántos de nosotros nos detenemos para oír a nuestros hijos?
¿Cuántos de nosotros nos detenemos para oír a los demás, con esa postura respetuosa de atención al semejante?
¿Y a quién no le gusta que le escuchen? Y que le escuchen con atención.
Dialogar con alguien que nos escucha atentamente, que espera que concluyamos una idea para solo entonces exponer la suya, es un gran placer.
Una persona que solo habla de sí misma, que solo piensa en sí misma, es irremediablemente ineducada.
Aquella que sabe escuchar, por otro lado, se hace simpática, querida, e inspira confianza plena en los demás.
Un hombre que conoció al célebre Sigmund Freud, describió su manera de escuchar de la siguiente forma:
Quedé tan fuertemente impresionado, que no lo olvidaré. Él tenía cualidades que jamás encontré en hombre alguno.
Nunca, en toda mi vida, vi atención tan concentrada. Sus ojos eran tiernos y suaves. Su voz era calma y suave.
Hacía pocos gestos. Pero la atención que me dispensaba, sus comentarios positivos sobre lo que yo decía, aun cuando me expresaba mal, eran extraordinarios.
No imaginas lo que significa ser escuchado de aquella manera.
* * *
El que sabe escuchar ya ayuda, muchas veces no hace falta que diga nada.
Así, si deseamos ser buenos conversadores, buenos amigos y buenos consejeros, seamos oyentes atentos.
Para ser interesante, sé interesado. Haz preguntas a las que los demás sientan placer en contestar. Y aprovecha para aprender también.
Al poner atención, al donar tu atenta escucha, seguramente ganarás, además de la gratitud de los demás, experiencia, conocimiento y discernimiento.
La falta de tiempo jamás podrá ser una disculpa para el no escuchar. Basta con que seamos disciplinados, organizados, y descubriremos que tendremos tiempo para escuchar.
Escuchaar es darse a los demás, por eso, alegar escasez de tiempo para darse, para practicar este matiz de la caridad, es auto condenarse a la estancación espiritual.
Tal gesto de amor cualquiera lo podrá practicar, no importa la edad, poder adquisitivo o grado de instrucción. Todos podemos donarnos, escuchando.
* * *
Jesús, el gran ejemplo para la Humanidad, era un excelente oyente.
Pongamos atención a los pasajes evangélicos, analizándolos bajo este prisma, y démonos cuenta de que Él siempre se posicionó como un buen oyente.
Escuchaba con paciencia y ternura a todos los que a Él se aproximaban, pidiendo auxilio y consuelo.
Jamás interrumpió a nadie y siempre inclinó sobre ellos una mirada atenta y amorosa de quien se interesa por la vida de su semejante.
Redacción del Momento Espírita basada en un fragmento del cap. 4, pt. 2, del libro Como hacer amigos e influenciar personas, de Dale Carneggie, ed. Compañía Nacional.
*****************************************************
No hay comentarios:
Publicar un comentario