INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- La aprensión a la muerte
2.- Diferentes expiaciones en el Mundo Espiritual
3.-Las señales de los tiempos
4.- El bien y el mal ( 1 de 2)
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APRENSIÓN A LA MUERTE
ALLAN KARDEC
Revista Espírita, febrero 1865
El hombre, sea cual fuere el grado de la
escala al que pertenezca, desde el estado salvaje, tiene el sentimiento innato
del futuro. Le dice la intuición que la muerte no es la última palabra de la
existencia y que aquellos que lamentamos no están perdidos sin retorno. La
creencia en el futuro es intuitiva y infinitamente, más general que la de la
nada. ¿Cómo es pues, que, entre los que creen en la inmortalidad del alma, aun
se encuentra tanto apego a la cosas de la Tierra, y tan grande aprensión a la
muerte?
La aprensión a la
muerte es el efecto de la sabiduría de la Providencia, y una consecuencia del
instinto de conservación común a todos los seres vivos. Ella es necesaria en
tanto el hombre no esté bastante esclarecido en cuanto a las condiciones de la
vida futura, como contra peso a la tendencia que, sin ese freno, lo llevaría a
dejar prematuramente la ida terrestre, a menospreciar el trabajo de aquí, que
debe servirle para su adelantamiento.
Es por seso que, en
los pueblos primitivos, el futuro no pasa una vaga intuición, más tardes simple
esperanza; en fin, más tarde una certeza, pero aún contrabalanceada por un
secreto apego a la vida corporal.
A medida que el hombre
comprende mejor la vida futura, disminuye la aprensión a la muerte; pero al
mismo tiempo, comprendiendo mejor si misión en la Tierra, espera si fin con más
calma, resignación y sin miedo. La certeza de la vida futura da otro curso a
sus ideas, otro objetivo a sus trabajos; antes de tener certeza, solo trabaja
para el presente; con esta certeza trabaja con vistas al futura, sin descuidar
el presente, porque sabe que su futuro depende de la dirección, más o menos
buena que de al presente. La certeza de reencontrar a los amigos después de la
muerte, de continuar las relaciones que tuvo en la Tierra, de no perder el
fruto de ningún trabajo, de crecer incesantemente en inteligencia y perfección,
le da paciencia para esperar y coraje para soportar la momentánea fatiga de la
vida terrena. La solidaridad que ve establecerse entre los muertos y los vivos,
le hace comprender la que debe existir entre los vivos; desde entonces la
fraternidad tiene su razón de ser y la caridad un objetivo en el presente y en
el futuro.
Para liberarse de las
aprensiones a la muerte, debe poder encararla bajo su verdadero punto de vista,
esto es penetrar por el pensamiento en el mundo invisible y tener hecha una idea
de él tan exacta cuando es posible, lo que denota en el Espíritu encarnado un
cierto desarrollo y una cierta aptitud para desprenderse de la materia. En los
que no son suficientemente avanzados, la vida material aún predomina sobre la
vida espiritual, ligándose a lo exterior, el hombre sólo ve vida en el cuerpo,
al paso que la vida real está en el alma; estando el cuerpo privado de
vida, a sus ojos todo está perdido y se desespera. Si, en vez de concentrar el
pensamiento en la vestimenta externa, la volviese para la fuente misma de la
vida, sobre el alma, que es el ser real, sobreviviente a todo, lamentaría menos
el cuerpo, fuente de tantas miserias y de tantos dolores. Pero para eso es
preciso una fuerza que el Espíritu solo adquiere con la madurez.
La aprensión a la muerte depende, pues, de la insuficiencia de las nociones
sobre la vida futura; pero denota la necesidad de vivir, y el miedo que la
destrucción del cuerpo sea el fin de todo. Es, así, provocada por el secreto
deseo de sobrevivencia del alma, aún velada por la incertidumbre.
La aprensión se debilita a medida que se adquiere la certeza; desaparece cuando
la certeza es completa.
Extraído de la Revista “La Idea” N° 614
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DIFERENTES EXPIACIONES
EN EL MUNDO ESPIRITUAL
En efecto, hemos visto
a los avaros sufrir a la vista del oro, que para ellos era una verdadera
quimera. A los orgullosos, atormentados por la envidia de los honores que
se hacían a los otros sin hacer caso de ellos. A los hombres que
gobernaron en la Tierra, humillados por el poder invisible que les obligaba a
obedecer, y por la presencia de sus subordinados que ya no se doblaban
ante ellos. A los ateos, sufrir las agonías de la
incertidumbre,
encontrándose en un aislamiento absoluto en medio de la inmensidad, sin
encontrar ningún ser que pudiera ilustrarles. En el mundo de los
espíritus, si bien hay goces para todas las virtudes, también hay castigos
para todas las faltas, y aquellas a las que no alcanza la ley de los hombres,
son azotadas por la ley de Dios.
Por lo demás, es notable que las mismas faltas, aunque cometidas en condiciones idénticas, son castigadas con penas muy diferentes, según el grado de adelanto del espíritu. A los espíritus más atrasados y en una naturaleza brutal, se les imponen penas en cierto modo más materiales que morales, mientras que sucede lo contrario en aquellos cuya inteligencia y sensibilidad estén en mayor desarrollo. A los primeros les conviene un castigo apropiado a la rudeza de su envoltura, para hacerles comprender los inconvenientes de su posición, inspirándoles el deseo de salir de ella. Así es que sólo la vergüenza, por ejemplo, que les haría poca o ninguna impresión a sus ojos, será intolerable para los demás.
En este código penal divino, la prudencia, la bondad y la previsión de Dios para sus criaturas se revelan hasta en las cuestiones más pequeñas. Todo es proporcional, todo está combinado con admirable solicitud para facilitar a los culpables los medios de rehabilitarse. se les toman en cuenta las menores aspiraciones del alma.
Según los dogmas de las penas eternas, por el contrario, en el infierno se confunden los pequeños con los grandes culpables, los que faltaron una sola vez, con los que fueron cien veces reincidentes endurecidos, y los arrepentidos.
Todo está calculado
para retenerlos en el fondo del abismo. No se les ofrece ninguna tabla de
salvación, una sola falta puede precipitar en él para siempre jamás, sin
que se tome en cuenta el bien que se ha hecho. ¿De qué parte están la
verdadera justicia y la verdadera bondad?
EL CIELO Y EL INFIERNO
SEGÚN EL ESPIRITISMO. ALLAN KARDEC.
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LAS SEÑALES DE LOS
TIEMPOS

Estamos siendo espectadores de excepción,
de una serie de acontecimientos a todos los niveles y por lo que
parece seguimos embelesados con asuntos más o menos banales hasta el
punto de no darnos cuenta de que en cualquier momento podemos pasar, de ser
meros espectadores, a ser, tal vez, trágicos protagonistas de alguno de estos
episodios que parece que como en la proyección de películas de cine, solo
sufren y mueren los actores protagonistas que cobran vida en ellas, pero que a
nosotros, en realidad no nos alcanza personalmente ni el drama ni la muerte,
porque ahora solo somos eso, meros espectadores que permanecemos en nuestra
butaca de cine con nuestra bolsa de palomitas y nuestra mente evadida con
la historia que se desarrolla en la pantalla mientras ignoramos nuestras
auténticas historias personales y reales que nos aguardan a la salida del cine.
Podríamos describir aquí algunos temas de los que realmente suceden en la gran
pantalla del mundo y en los que, o ya estamos siendo protagonistas, o estamos a
punto de participar en algún modo de ellos. A saber:
El panorama
de otra nueva pandemia mortífera que
afecta y amenaza a todo el mundo, habiéndose cobrado la que ya hemos padecido, muchos millones de muertos. Estas pandemias
virales nos amenazan a nosotros y a nuestras familias, sin excepción.
El panorama
de la economía, difícil y especialmente oscuro en estas fechas en las que la
productividad y los mercados han tenido que invernar forzosamente por la
amenaza de la mencionada pandemia. Un
sistema en el que mientras algunos sobreviven por el momento como buenamente
pueden, otros, la mayoría, se ven abocados a contraer deudas que después no
pueden afrontar, lo cual les está llevando o les ha llevado ya a muchos a una
quiebra irreversible, con lo que supone de sufrimientos y dramas por carencias
y desesperación; por este motivo aumentó considerablemente el número de
suicidios a nivel global, así como el de mendigos y cada día disminuye el
número de los que se pueden buscar la vida en cualquier cosa para sobrevivir. Estos
dramas están sucediendo a todos los niveles :
naciones, familias e individuos; a muchos ha alcanzado ya, y a los que todavía
no, más nos vale irnos preparando lo mejor posible para cambiar de rumbo
laboral como posibles soluciones, ajustando nuestras necesidades económicas a
los gastos básicos e imprescindibles, evitando lo superfluo ni cualquier
endeudamiento con nadie. La cuestión urgente es que ya hemos llegado al punto
crítico de ver en nuestras ciudades colas de personas para recoger comida de
Cruz Roja o de otras ONG y niños que hace no mucho tiempo estaban protegidos
en sus familias normalmente nutridos, ya hay demasiados casos de estas
criaturas que carecen de lo básico en su
alimentación.
El panorama
de la amenaza terrorista, tiene periodos de aparente tranquilidad y
pacificación, pero rebrota en los momentos más impensados. Esta amenaza latente
y real, principalmente viene del este y de los países musulmanes. La incultura,
el revanchismo histórico, el fanatismo religioso, etc, son el polvorín
encendido que mantiene vigente el grave peligro de esta seria amenaza que
a todos nos alcanza. El caso es que creo que Occidente en general, tiene una
responsabilidad histórica con los países cuna del terrorismo, porque somos sus
enemigos históricos que en el pasado explotamos y abusamos de la única riqueza
natural que abunda en esos países y territorios, como lo es el “oro negro” o
petróleo, y al mismo tiempo no se respetó su cultura ni su religión
(musulmana).
Ante el
terrorismo islámico, soy de la opinión de que no nos queda otro recurso que
tratar de llevar a cabo con los países de origen, negociaciones justas en un
clima de respeto mutuo que faltó en pasadas épocas. Mientras tanto debemos
estar preparados para hacer frente al terrorismo con los medios humanos que
tenemos: Colaboración policial entre los países del mundo amenazados, que somos
casi todos; colaboración ciudadana con la policía para frenar y detectar los
delitos y atentados antes de que se produzcan; que todas las naciones
amenazadas se unan mediante programas de educación para la tolerancia religiosa
y política, de modo que las personas diferentes en cualquier sentido,
comprendan que en este mundo cabemos todos, y queriendo integrarse en nuestras
sociedades, puedan hacerlo sin rechazos ni mayores dificultades que las del
resto de ciudadanos de otras culturas. Es complicado encontrar el punto de
equilibrio para una convivencia normalizada, pero es cuestión de voluntad por
ambas partes.
Y por
último, hay que tener presente la gran amenaza nuclear que pende sobre todos,
por parte de países que tienen en abundancia esta clase armamento, cada vez más
sofisticado, Son ya muchas las naciones que todo su potencial lo cifran en
ejércitos y armamentos, aunque sus ciudadanos sufran por falta de libertades y
por miserias y carencias de todas clases.
El panorama
en el que los gobiernos de las naciones,
albergan tantos malos políticos, preocupados solo de acumular dinero y poder,
mientras siguen ignorando buscar y aplicar reales soluciones para los problemas reales de
la población. Tanto los llamados partidos y gobiernos de izquierdas como los de
derechas, permanecen anclados en las viejas y rancias ideologías políticas y
sociales del pasado, todas ellas fracasadas e inservibles en las nuevas
sociedades actuales, porque en el transcurso de la evolución social, las
mentalidades han cambiado; existen otros problemas y otras necesidades
diferentes a las del pasado, además de los antiguos pendientes de resolver por
no admitir que también existen otras
soluciones. Lo peor de este panorama de aguas sucias y revueltas que se dan en el
llamado "ruedo de la política" ( curiosamente, le llaman "ruedo",
como en las corridas de toros: unos protagonizando ensangrentadas luchas en la
arena, mientras los demás se divierten viéndolas desde la grada como simples "aficionados"
espectadores).
Tenemos que
dejar de ser ya, cómodos espectadores y pasar a ser actores de nuestras
realidades personales y sociales, porque el día a día y el futuro depende de la
labor cotidiana de cada uno y de todos en conjunto. Si por el conformismo o por
el comodismo, permanecemos como hasta ahora estaremos la mayoría a merced de
las sacudidas fuertes que nos lleguen en un futuro más o menos inmediato, por
lo tanto no culpemos a Dios, ni al
destino, ni a nadie; solamente a todos y a cada uno de nosotros. Es como si en
la circunstancia más trágica de nuestra existencia y en la que más nos estamos
jugando, nos empeñásemos en seguir durmiendo. Es como si necesitásemos
que alguien nos cogiera por los hombros y nos sacudiera con energía, gritándonos
: " ¡¡ DESPIERTA !!.
Estamos
asistiendo además a catástrofes naturales, tales como el cambio climático a
nivel global, en el que a pasos agigantados se están deshaciendo los hielos de
los polos, causando con ello la subida alarmante del nivel de los mares;
los terremotos y las erupciones volcánicas inesperadas, que afectan a
cualquier parte del mundo, y que "casualmente", suelen azotar las
zonas más deprimidas y pobres de la Tierra. Han habido muchos de estos fenómenos naturales
hasta ahora, pero tengo la impresión de que vendrán sucesivamente muchos
más. Podríamos entrar aquí en las motivaciones o los porque de estas “sublevaciones de la Naturaleza que originan tantas muertes colectivas, como quien dice, de
un plumazo.
Tenemos
también, y cada día más abundantes otros desastres no naturales, los causados por el ser humano, pero que
igualmente están causando muchas muertes colectivas y produciendo enormes daños
que se podrían separar en dos grandes y graves grupos de consecuencias: el
primero y más inmediato, las grandes y ya citadas desencarnaciones
masivas de tantas personas que se ven involucradas en toda clase de accidentes
producidos con harta frecuencia.
Otro tema preocupante para la vida en
nuestro planeta, es el que con la tecnología de los plásticos, en pocos años
hemos invadido con ellos hasta los últimos rincones de los mares y tierras, con
lo que ello repercute en la vida y equilibrio de la fauna. No es casual
que aumenten toda clase de accidentes de transporte masivos, en aviones, barcos,
trenes, carreteras, etc. todo ello es el efecto de unas causas que están en el
propio ser humano. No son una falacia los desastres por el tremendo
daño que se le está haciendo al planeta, por la degradación y destrucción
galopante de la normalidad atmosférica y los ecosistemas, con el cambio físico
planetario, tal como el cambio gradual de climas y estaciones, con unas áreas
de polución atmosférica en unos niveles intolerables para la salud, o las áreas
de contaminación radiactiva que hacen imposible el desarrollo normal de la vida
durante muchas décadas; luego, a este oscuro panorama se añaden las llamadas
"nuevas enfermedades" como el Covid-19 que ahora nos afecta y otras
que periódicamente aparecen en forma de pandemias, etc.
Y, al
menos hasta aquí, no hemos dejado de padecer guerras, como la actual de Rusia
contra Ucrania, así como rumores de más
guerras; ya advirtió el Maestro Jesús que esto llegaría, pero que aún no sería
el fin; ( se refería a que esto no sería el final de la humanidad).
El
Espiritismo nos enseña que como dijo Jesús, solo por Amor será salvo el hombre
y mientras no lo comprendamos y lo apliquemos, viendo a un auténtico hermano en
cada ser humano, seguiremos dando vueltas a lo mismo y estaremos cada vez
peor. También nos enseña que de acuerdo a la Ley de Evolución
general, el planeta Tierra está llamado a albergar a nuevos espíritus
encarnados, pero estos serán seres humanos de un nivel moral superior al de la
media humana que hemos habitado hasta ahora el planeta. El ser o no ser
habitante de la Tierra en un futuro, depende de cada uno de nosotros individualmente,
pues parece que ya es una evidencia la llegada inminente del llamado
"Final de los Tiempos", en el que como afirma el Apocalipsis de
S.Juan, el trigo será separado de la paja, o el cabrito separado de las
ovejas. Ya lo advirtió también la Doctrina Espirita: No es un final del
mundo ni de nada; se trata solamente de un cambio planetario total y natural
con arreglo a la Ley de Evolución planetaria; un cambio muy fuerte y trágico
para los seres humanos actuales por los comportamientos equivocados de la
humanidad, pero no un final planetario de la Tierra ni de la especie
humana, porque estamos llamados a seguir indefinidamente nuestro camino
evolutivo, aquí o en otros mundos acordes con nuestro nivel de progreso
espiritual, y el día que el Padre planificó y creó este planeta, como a
todos los planetas y mundos que pueblan el Universo entero, le dio una función
que no finalizaba con la destrucción del ser humano o de un mundo que es una
parte de Su obra cósmica, y esta función pasa por ser la casa común del hombre
en todas y cada una de sus etapas evolutivas hasta que lleguemos en nuestra
totalidad a no necesitar ya más, de los mundos físicos o materiales como este
que tenemos todavía.
Por último,
recordemos que hay para los seres humanos tres frases que debiéramos practicar
con más asiduidad, para que lleguen lo más profundo de sus significados a
formar parte del sentir individual de cada uno y poder alcanzar antes el
merecimiento de permanecer y habitar en la "Tierra
prometida" tras el paso de esta tormenta que es el cambio de ciclo
evolutivo que ahora nos alcanza. A saber: Aprendamos a pedir
perdón, cada vez que lo debamos pedir, sin complejos, vergüenzas ni
humillaciones por ello. Aprendamos también a decir fácilmente "Te
perdono", no solo de labios para fuera, sino de corazón, con
sinceridad y generosidad; así empezaremos a experimentar lo que es el
placer espiritual cuando se actúa en la buena senda que nos enseñó el Maestro
Jesús. Y por último, aprendamos a decir con más frecuencia, o al menos a
pensarlo, procurando sentirlo de verdad : "TE AMO".
Que
así, podamos todos juntos disfrutar en el futuro, de ese "
nuevo cielo y de esa nueva Tierra", que se mencionan en el
citado libro del Apocalipsis. Mientras tanto, que cada uno procure
mantener su armonía con Dios y con la Naturaleza, conservando nuestro
planeta en el mejor estado posible, porque este es el escenario en donde
probablemente nos tocará reencarnar en futuras vidas humanas que
protagonicemos y lo que ahora ensuciemos, más adelante nos lo encontraremos de
nuevo sucio y nos tocará entonces limpiarlo y cuidarlo para poder seguir
viviendo aquí.
- Jose Luis Martín -
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EL BIEN Y EL MAL
( 1 de 2 )
El objetivo moral de la reencarnación es disciplinar y edificar el pensamiento a través de la fijación de la mente en ideas superiores de la vida, del amor, del arte elevado, del bien, de la inmortalidad para que la plenitud, la felicidad, sea una conquista lograda.
Los hechos de existencias anteriores, quedan grabados, en nuestra memoria psíquica y sus consecuencias se nos presentan cuando menos lo esperamos, ”absorbiéndolas” con un dolor semejante al que ocasionamos en su oportunidad. Los Mentores Espirituales nos dicen que el odio que genera el ser humano no se pierde: finalmente se transforma en sufrimiento para el que lo engendro. Y agregan que podemos sembrar libremente, haciendo huso de nuestro libre albedrío, pero luego tendremos que cosechar obligatoriamente lo que brote de nuestras simientes.
La más importante misión del Espiritismo; es enseñarnos a sembrar el Bien, como único medio de no tener que cosechar el Mal.
Y que nos son indispensables los “reencuentros” en vidas sucesivas, para pagar las deudas contraídas voluntariamente, y poder así alcanzar el gran anhelo de nuestras almas: el progreso espiritual.
La Humanidad, está sufriendo, en una ascendencia alarmante, casos de terrible obsesión.
Cuando las causas de las enfermedades mentales son exclusivamente de origen físico, somático, los tratamientos espiritistas no son determinantes, aunque las labores espirituales, entre ellas las oraciones rogando a Dios por la recuperación del enfermo, resulten de indiscutible provecho; pero es el psiquiatra quien debe actuar aplicando su ciencia.
Cuando las enfermedades mentales, por el contrario y las depresiones están originadas en la influencia perniciosa de espíritus obsesores que se vengan de las victimas para cobrarse daños recibidos de las mismas en la presente o en anteriores encarnaciones, la labor prolongada de los espíritus obsesores acaba por lesionar los órganos físicos mediante esa pertinaz actuación obsesiva, siempre resulta de gran utilidad la protección científica y medicinal del psiquiatra; pero nada podara lograrse en definitiva, si no se trata medianimicamente al espíritu obsesor, llevándolo al conocimiento de que él está causando gran daño a su victima, pero que, realmente, el daño mayor se lo causa a si mismo, puesto, que, mientras persista en su acción vengativa, estará estacionando la evolución de su propio espíritu, de por si atrasado, al no poner en practica el don divino del perdón.
El hombre no experimenta una sola y única vida terrestre. La tierra es su cuna y la escuela en la que evoluciona, demandando más altas adquisiciones espirituales. Sus experiencias de éxito o fracaso, produce el engranaje en que se moverá en el futuro. A cada acción, corresponde una reacción equivalente.
Muchos de los problemas graves relacionados con la salud física y mental que la Medicina depara a cada momento, tienen sus raíces en el pretérito espiritual del paciente
Sus errores y sus adquisiciones, constituyen los agentes de su perturbación o de su paz. Reencarnando cada cual con la suma de sus propias experiencias, son diversas las situaciones personales, tal como se observa en el Mundo.
Auto obsesiones, obsesiones y subyugaciones, son capítulos que merecen de la Patología Medica, un estudio simultaneo con los postulados del Espiritismo.
La reencarnación es la clave que explica sus enigmas. Al lado de las terapéuticas valiosas que son aplicadas ahora a los obsesados de distinta clase, se imponen los recursos valiosos y saludables de la fluido terapia y de las expresivas contribuciones doctrinarias de la Tercera Revelación, que trae de regreso los insuperables métodos evangélicos de los que es exponente máximo Jesús, el Divino Medico de todos nosotros.
El amor y la oración, el perdón y la caridad, la tolerancia y la confianza, la fe y la esperanza, no son apenas virtudes vinculadas a las religiones pasadas, y si insustituibles valores de higiene mental, de psicoterapia, de laborterapia, que son de urgencia para neutralizar las hondas crecientes del odio y de la rebeldía, de la venganza y de la aflicción, de la intolerancia y de la desconfianza, de la falta de creencia y de la desesperación, que irrumpen y se instalan en el hombre, avasallándolo todo intempestivamente.
La doctrina Espirita dispone de valiosos tesoros para poder adquirir la felicidad en la Tierra y después de ella. Conocerla y practicar sus enseñanzas, representa una libertad dichosa para aquellos que aspiran a disfrutar de mejores días, que anhelan la paz y que laboran por el bien.
Diariamente reencarnan, espíritus felices que se olvidan de los placeres, voluntariamente, tratando a través del amor, de elevar a las regiones Venturosas, a antiguos compañeros que, por obstinación, equivoco o rebeldía contumaz, naufragan en las experiencias de la evolución, deteniéndose en lamentables estados de perturbación.
La vida humana, señalada por el desequilibrio, en la superficie del Mundo, refleja solo pálidamente las realidades que se viven en las Esferas Espirituales inferiores, por ser en estas en donde surgen los factores reales, que modelan aquellos sufrimientos.
El amor de nuestro Padre nos vigila, en su compasión, procede periódicamente a expurgaciones lenificadoras, a emigraciones en grupos, encaminando a legiones de esos desdichados, colectivamente, a la experiencia reencarnacionista, con vistas a su propi9a mejoría y a la disminución de la psicoesfera que los envenena y degenera, perturbando, de cierto modo, la economía moral de la Tierra...
Frecuentemente, en nombre de ese amor, caravanas de abnegados enfermeros espirituales y de misioneros de la caridad, condensan sus energías sutiles, y descienden hasta esos dédalos de alucinación y de crimen, usando la misericordia y la solidaridad con que sensibilizan a los mas heridos y a los mas acongojados, ayudándolos a renovarse, interiormente, proporcionándoles la modificación vibratoria, para que puedan deshacerse mentalmente de los martirios que los torturan, y que bajo la cariñosa vitalizaciòn de la oración como de la afectividad del despertar, puedan ser recogidas y encaminados a nidos de reposo y a campos de rehacimiento, en donde puedan armarse de fuerzas para acontecimientos futuros...
Bendecidos por verdaderos indultos que les propician el pago de pesadas deudas en clima menos denso de angustia, en los círculos del sufrimiento corporal y moral, son conducidos, tan pronto como es posible, a la carne, esa bendita escafandra terrestre, nuestra escuela de redención.
Ante la clara iluminación de las estrellas, en determinada noche, bajo el palio de la oración luminosa, tales Mensajeros de la bondad y de la renuncia, descienden a las furnias o deambulan en rumbo de los hospitales- purgatorios colectivos, para recoger a los arrepentidos y a los sensibilizados que fueran alcanzados por la magnanimidad del Cordero Celeste, como también la de su Madre la Excelsa Madre de la Humanidad, sublime intercesora de todos nosotros.
Los Bienhechores amorosos no liberan a sus tutelados de la carga del sufrimiento que necesitamos por impositivo de nuestros propios errores, que nos cumple recuperar, recomponiendo los paisajes humanos que quedaron yermos por nuestras actuaciones infelices. Pero inspiran decisiones felices, evitan celadas odiosas que aumentan el padecimiento debido a la rebeldía a que se arrojan los incautos con la suma de las cargas imprevisibles que arrastran y se imponen, dañinas; impregnan de fuerzas superiores que se originan en la oración y en el intercambio psíquico, que establecen y mantienen en la psicoesfera de armonía y de esperanza; inducen personas y facultan factores que auxilian, atenuando las pruebas; iluminan la conciencia y activan los recuerdos del pasado, tomándolos de los archivos de la memoria, con el fin de que se perciba que la indefraudable Justicia Divina es también Amor, y que el Amor es la mas apurada metodología existente para la liberación y el aprendizaje del Espíritu necesitado de evolución; amparan moralmente con su presencia y se convierten en faroles íntimos que señalan el rumbo en la noche de las pruebas santificadoras.
Nadie que mal emplee los valores de la vida, podrá permanecer con la conciencia en paz. El abuso de la fuerza, del poder económico o social, de la autoridad, de la inteligencia o de lo que sea, produce la desdicha a la que el mal mayordomo se arroja, en prolongada y aflictiva recuperación.
Todos los valores positivos que afloran en la vida humana exigen rendición de cuentas, en la cual son examinados la aplicación, el uso y los resultados de la actuación, concediéndose al usufructuario el respectivo salario, adicionado a los intereses a que se haga acreedor.
En el orden Divino, nadie explota, se aprovecha, pervierte o abusa del patrimonio del Padre, sin ser llamado a rendir graves cuentas...
Recusar los problemas ni los anula ni los resuelve, más bien los agrava. La actitud valerosa para afrontarlos, ensaya los medios para vencerlos
Toda tempestad, por grande que sea la fuerza de que se revista en su violencia, después de alcanzar la culminación amaina, dejando destrozos a su paso, pero cediendo a la fuerza pacificadora de la bonanza. Los conceptos torpes de los hombres sin una fuerte convicción en Dios, se extravían y se entorpecen aunque estén sostenidos por legítimos ideales, toda vez que les falta la sabia esencial que proviene de la Causa Excelsa.
En las reencarnaciones se apagan normalmente las recordaciones de hechos pasados, las que son de naturaleza criminal sobresalen, generando perturbaciones, recelos aparentemente infundados para el observador común, aumentando poco a poco su liberación total, reincorporándose entonces a la personalidad, en forma de pensamientos actuales, tumultuosos, inconexos.
El paciente incurso en tal proceso, se concentra en el oscuro pozo de los recuerdos que se agudizan, y cae en alucinaciones y delirios, porque son invadidos los centros de la conciencia por las fuertes impresiones desagradables y trágicas de las que desea libertarse.
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