INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Medidas profilácticas contra la obsesión.
2.- Experiencia E,C,M.
3.- Asombro y reflexión
4.-Relaciones de ultratumba
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MEDIDAS PROFILÁCTICAS CONTRA LA OBSESIÓN
La parasitosis en el hombre se da cuando el huésped espiritual, movido por la morbidez del odio o del amor insano, o por otros sentimientos, envuelve la esfera mental del futuro compañero _ a quien se encuentra vinculado por compromisos infelices de otras vidas, lo que le confiere receptividad por parte de este, mediante la conciencia de culpa. El arrepentimiento generador de desequilibrios, la afinidad en los gustos y aspiraciones, por ser endeudado – enviándole persistentes mensajes, en continuos intentos telepáticos, que abren el campo a incursiones más osadas y vigorosas. Se podría decir que este es un periodo en el que se aloja la entidad parasita, en el hombre descuidado y que pasa a alimentarle la germinación en sus recursos excedentes.
“La idea esporádica, pero persistente, se va fijando en el receptor que, inicialmente no se da cuenta, especialmente si posee predisposición para la morbidez; si le falta la madurez psíquica; cuando se complace en cultivar pensamientos pesimistas, derrotistas y viciosos, pasando a la aceptación y ampliación del pensamiento negativo que le llega. En esa fase ya está instalado el clima de la obsesión que, no encontrando resistencia, se expande, porque el invasor se va imponiendo a la victima que le recibe con cierta satisfacción, conviviendo en la onda mental que ha dominado. En el transcurso del tiempo, el obseso se aliena de los demás objetivos de la vida, permaneciendo en la fijación interior del pensamiento que le constriñe, cediéndole el área de la razón, del discernimiento y dejándose desvitalizar.
Cuando se infiltran las fuerzas del huésped en la savia psíquica del anfitrión, el desencarnado, igualmente cae en la trampa que preparó, porque pasó a vivir las sensaciones y las emociones, experimentando los conflictos de su subyugador, estableciéndose una interdependencia entre las dos entidades. En esa etapa la conexión raramente queda en el campo psíquico, porque el invasor se adueña de las fuerzas físicas del paciente, a través del periespiritu, humanizándose otra vez, esto es, volviendo a vivir las coyunturas de la realidad carnal. El hospedador desfallece, mientras que el huésped se abastece, facultando la instalación de enfermedades en el cuerpo somático o el empeoramiento de ellas, en el caso de que ya se encuentre enfermo.
La simbiosis se transforma, también en una obsesión física, porque al desencarnado se adhiere a la cámara orgánica, explotándole la vitalidad y acoplándose a los fulcros peri espirituales de la criatura encarnada en odioso y destruidor connubio.
La separación, simple y pura, del agente obsesivo, normalmente produce la desencarnación del paciente que sufre su falta y, además porque desfalcado de energías mantenedoras de la vida fisiológica, se le rompen los lazos que atan al espíritu a la materia provocando la muerte de esta. Por su parte, el reo obsesor cae, cargado del tono vital que fue usurpado, en un proceso parecido a una nueva desencarnación que le bloquea temporalmente o lo lleva a una hibernación transitoria. “Todo aquel que defrauda la Ley, sufre las consecuencias del acto arbitrario, que, por su parte, se convierte en automático agente punitivo, llevando al infractor al reajuste”.
Los procesos obsesivos se instalan porque los Espíritus inmaduros no se esfuerzan por adquirir una capacidad de donación, saliendo del si para ofrecer, para darse, generando relaciones efectivas, duraderas, simpáticas que producen bonos de valor moral y de paz. El hombre nació para amar. El Espíritu es creado para amar. En las etapas iniciales, infantiles, por el egocentrismo de que se hace objeto, aun cuando se dispone al amor, casi siempre lo envilece con las pasiones subalternas. El amor, sin embargo,. Que yace innato en todas las criaturas, puede ser educado, desarrollado, ampliando su capacidad de donación, con el fin de que se pueda expresar con toda su pujanza y grandeza. Para que así suceda, se hace imprescindible que el individuo se desarrolle en plenitud, no solamente a través del área del sentimiento, sino también de la inteligencia y de la razón, madurando la personalidad. Cuando el amor alcanza este nivel, el despierta amor genera reciprocidad, inspira reacciones semejantes, e igualmente sucede, cuando la persona cultiva el odio la desconfianza, la falta de seguridad, produce en los que se le acercan sentimientos y efectos análogos. Con una capacidad interior de amar de esta manera, no hay como acoger las inducciones perniciosas de los perseguidores desencarnados, que son rechazados por el optimismo, por la reflexión y la seguridad emocional.
El individuo se vuelve presa fácil de sus antiguos cómplices, cayendo en variados procesos de alineaciones obsesivas porque, además de descuidar la observancia espiritual de la existencia, mediante actitudes edificantes; un comportamiento equilibrado y vida mental enriquecida por la oración, por la reflexión, no se esfuerza por liberarse de los disgustos y los problemas tediosos, mediante la aplicación de los recursos físicos y especialmente de los mentales, todo por su conformismo perezoso o por una dependencia emotiva, infantil, que siempre transfiere responsabilidades para los otros y placeres para si. La voluntad disciplinada y el hábito de la concentración superior arman al hombre para, y contra mil vicisitudes que enfrenta en su escalada evolutiva.
“La concentración positiva libera la mente de los clichés viciosos, propios o recibidos de otras mentes como del medio donde vive, ya que todos somos sensibles al ambiente en el cual nos movemos. La pereza mental es un polo de captación de las inducciones obsesivas por el principio de aceptación irracional de todo cuanto le alcanza. Cabe al hombre que piensa dar plasticidad al razonamiento, ampliando el campo de las ideas y renovándolas con el perfeccionamiento de la posibilidad de absorber los elementos edificantes que enriquecen su sabiduría y su paz intima. Con el tiempo, la capacidad de discernir le dota con la aptitud de elección de los valores que le impulsan para más altas aspiraciones, con plena liberación de los vicios de toda naturaleza inocente como un niño y equilibrado en las aspiraciones como un sabio que ya se decidió por la conquista, en armonía, de aquello que es para él lo mejor.
“Esa actitud la podemos llamar de psicoterapia preventiva o tratamiento para las obsesiones.
Sea cual sea el problema que descompense el equilibrio de la criatura, de orden ético, psíquico o físico en razón del pasado espiritual de la misma y en concordancia con la actual situación moral del planeta, normalmente encontramos, por leyes de afinidades y sintonía mental emocional, interferencias de Entidades enfermas, perturbadoras y vengativas con sede más allá de las fronteras físicas.
Trabajo extraído del Libro “Cuadros de la Obsesión” de Divaldo Pereira Franco
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EXPERIENCIAS ECM
Rupert Sheldrake
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RELATOS DE DESPEDIDAS
Tal como él lo plantea se trata de la experiencia de captar una especie de mensaje, visión de sombras, apariciones, ruidos, alteración psiquica inusual o movimientos telequinéticos y otros efectos, cuando una persona allegada a nosotros está en un estado crítico, sobretodo en “tránsito” de muerte. “
Los relatos espontáneos que a continuación se presentan son algunos ejemplos de este tipo de fenómeno denominado APARICIONES CRÍTICAS.
Lo destacable de estos casos es que en la mayoría de los mismos el sujeto percibiente ignoraba, en el momento de tener la percepción, que el otro sujeto se encontraba en estado terminal o recientemente fallecido. Esto permite descartar el fenómeno denominado por la psiquiatría clásica como Alucinación de duelo.
Personalmente considero que durante una aparición crítica se pone en evidencia un aspecto "no físico" de la conciencia que le permite ponerse en contacto con otra conciencia para transmitir "información" al margen de las leyes físicas conocidas por el paradigma materialista reduccionista de la neurociencia
al pasillo y dije ¿mamá? A mi espalda apareció mi madre y me dijo ¿ qué haces? Me dio un susto de muerte. Le dije acabo de ver pasar a la tía... y creo que se ha ido. En ese momento llamaron al timbre de casa. Nosotros no teníamos teléfono y siempre recibíamos las llamadas en casa de las vecinas. La llamada era para decirnos que mi tía había fallecido. Vino a despedirse.
Y en ese momento nos fuimos y en el camino me llamó mi hermana y me dijo que acababa de fallecer, yo soy de las personas que ame y amo hasta hoy a mi padre y siento en la casa su presencia
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