INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- Misiones de los Espíritus
2.- Protectores y Guías Espirituales
3.- El paradigma ignorado
4.- Hermafroditismo y Uni-sexualidad
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El paradigma ignorado
“ Los dioses antiguos han envejecido o muerto y otros aún no han nacido”. (Emile Durkheim)
El proceso de civilización que estamos viviendo se desarrolla como si nuestro planeta fuera un gigantesco y dinámico escenario con escenarios en constante cambio y actores en constante rotación.
Este inmenso espectáculo está dirigido por “matrices ideológicas” o paradigmas que, en un momento y una cultura determinados, se vuelven hegemónicos y, por tanto, elegidos para administrar el proceso hasta que, agotada su virilidad, seniles, son reemplazados por nuevos paradigmas.
Debe reconocerse, sin embargo, que el envejecimiento o incluso la muerte de los antiguos dioses no se reconoce fácilmente. Como la orfandad es muy dolorosa, es preferible un dios momificado a ningún dios, prolongando así la crisis de referencias al mismo tiempo que se somete a los candidatos a la sucesión a las pruebas necesarias.
Una de las principales causas de la crisis existencial de nuestro tiempo es el agotamiento de los modelos conceptuales aún vigentes, cada vez más incapaces de ofrecer seguridad e identidad.
El psicoanalista Hélio Pelegrini afirmó en un artículo que la angustia metafísica que nos aqueja exige una filosofía pública sobre el sentido y el fin de la vida, capaz de orientar toda actividad humana, o sea, una visión del hombre y del mundo que pueda universalizarse racionalmente .
Los relatos bíblicos, síntesis conceptual de aquellos tiempos y cultura, nos hablan, esencialmente, de un contrato establecido entre el Creador y las criaturas desde el momento en que conquistan la racionalidad, es decir, la libertad de desobedecer, que inaugura la historia humana. Este contrato es reformable en cuanto necesita ajustarse a los nuevos niveles de conciencia y libertad conquistados por el hombre. La iniciativa, sin embargo, como nos enseña la historia, pertenece al hombre.
Cuando los valores tradicionales comienzan a perder significado y eficacia, se debe idear un nuevo contrato, un nuevo conjunto de valores.
Ante esta determinación histórica, Kardec, con extraordinaria lucidez, identifica signos de agotamiento del paradigma vigente y lidera una revolución conceptual con base racional y humanista que, superando el órgano-centrismo ilustrado, propone una visión espirito-céntrica, es decir, que considera lo extra-físico o la dimensión espiritual como fundamental, afectando drásticamente la forma en que se percibe al hombre, al mundo ya la historia.
El carácter sintético del modelo conceptual kardeciano es evidente. Como flor tardía de la primavera de la Ilustración, el Espiritismo surge como una esperanza de renovación capaz de ofrecer al hombre la seguridad y la identidad perdidas, capacitándolo para avanzar, con confianza, una etapa más en el proceso evolutivo.
Casi siglo y medio después de su surgimiento, el Espiritismo, en lo que lo hace único, dinámico, revolucionario y universal, es desconocido por la inmensa mayoría de los mismos espíritas que, incapaces de comprender el alcance y profundidad de la monumental propuesta de Kardec, insisten, ingenuamente , al interpretarlo a la luz de paradigmas agonizantes o momificados que insisten en influirnos, reduciéndolo así a una mera secta religiosa.
Significativamente, esta fue exactamente la interpretación del abad François Chesnel en artículos publicados en el periódico L'Univers de Paris en abril de 1859 y tan vehementemente contestados por el fundador del Espiritismo, como consta en la “Revue Spirite” de mayo y julio de ese año. Como pueden ver, el Padre Chesnel era una escuela. -CCEPA-
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HERMAFRODITISMO Y UNI-SEXUALIDAD
Analizando el instinto sexual en sus expresiones complejas en las líneas multiformes de la vida, conviene recordar que, por milenios y milenios el principio inteligente se detuvo en el hermafroditismo de las plantas, como por ejemplo, en las fanerógamas, en cuyas flores los estambres y pistilos articulan, respectivamente, elementos masculinos y femeninos. En las plantas criptogámicas celulares y vasculares se ensayara largamente la reproducción sexuada, en la forma de gametos (anterozoides y oosferas), que mucho se aproximan a los de los animales y cuya fecundación se efectúa por medios análogos a los que observamos en estos últimos seres. Después de muchas metamorfosis que no caben en un estudio sintético como el nuestro, adelantó el elemento espiritual en la reproducción monogónica, entre las diversas especies de protozoarios y metazoarios, con la división y gemación entre los primeros, correspondiendo a la escisión o estrobilación entre los segundos. Largo tiempo transcurrió para la evolución del instinto sexual en diversos tipos de animales inferiores, alternándose los estadios del hermafroditismo con los de la uni-sexualidad para que se perfeccionasen las características con vistas a los vertebrados.
Hermafroditismo potencial
Gradualmente, aparecen nuevos factores de diferenciación, conservándose, sin embargo, las distinciones esenciales, como podemos identificar, ahora, en el sapo macho adulto un hermafrodita potencial, a pesar de las señales masculinas con que se presenta, pues sabemos que porta en la región de su testículo, positivamente acrecentado, un ovario elemental adherido, el conocido cuerpo de Bidder. Si extirpamos el testículo, el ovario atrofiado comienza a funcionar, por acción de la hipófisis, conforme a experimentos comprobados, convirtiéndose en un ovario adulto. Otro hecho inverso es verificable en un cinco a diez por ciento de gallinas adultas, es decir, en individuos psíquicamente dispuestos, a los cuales, si le es retirado el ovario izquierdo, también considerablemente desarrollado, el ovario derecho, rudimentario, se transustancia en un testículo que se vitaliza y crece, en su parte medular, hasta entonces inhibido por los estrógenos del ovario izquierdo. Ante tal fenómeno, les aumenta la cresta, cantan típicamente a la manera del gallo y adoptan la conducta sexual masculina. Registramos estos hechos para demostrar que entre todos los vertebrados, y muy particularmente en el hombre, heredero de las más complicadas experiencias psíquicas en los dominios de la reencarnación, apenas los caracteres morfológicos de los órganos sexuales están sometidos a los principios de la genética. Eso ocurre porque no es sólo la acción de las glándulas sexuales que se muestran bipotenciales, hasta cierto punto, dado que todo el cosmos orgánico es susceptible de reaccionar ante las hormonas del mismo sexo o del sexo contrario, conforme a las disposiciones psíquicas de la personalidad.
Acción de las hormonas
Alcanzado un inequívoco progreso en sus estímulos, el cuerpo espiritual, desde la protoforma psicosomática en los animales superiores hasta el hombre, conforme a la posición de la mente a que sirve, determina una más amplia riqueza hormonal. Las glándulas sexuales que entonces moviliza son más complejas. Ejercen la propia acción por medio de las hormonas que segregan, arrojándolas en la sangre, hormonas femeninas o masculinas que poseen por armazón de la constitución química, con que se expresan, el núcleo correspondiente al grupo de los enteroles. Las hormonas estrogénicas, oriundas del ovario, conservan los caracteres femeninos secundarios, y las androgénicas, segregadas por los testículos, sustentan los caracteres masculinos del mismo orden. Producen acciones estimulantes e inhibitorias, mas, como atienden necesariamente a los impulsos y determinaciones de la mente, por intermedio del cuerpo espiritual, incentivan el desarrollo o la manera de proceder de la especie, pero no los origina. Por eso, ninguno de ellos posee acción monopolizadora en el mundo orgánico, no obstante patentizar una u otra influencia de un modo más amplio. Aunque en razón del mismo principio que rige para su formación, por el cual obedecen a las vibraciones incesantes del campo mental, las hormonas no se almacenan: se transforman rápidamente o sufren una apresurada expulsión por los medios excretores. Entendiéndose a los recursos de la reproducción como engranajes y mecanismos de los que se vale el Espíritu en evolución para plasmar las formas físicas, sin que los hombres lo comprueben de un modo absoluto en sus aspectos más íntimos, es fácil reconocer que las glándulas sexuales y sus hormonas exhiben efectos relativamente específicos. Innegablemente, el ovario y las hormonas femeninas se responsabilizan por los distintivos sexuales femeninos, pero se pueden desarrollar algunos de ellos en el macho, prevaleciendo las mismas directrices para el testículo y las hormonas que le corresponden. Eso es claramente demostrable por medio de los experimentos de castración, injertos e inyecciones hormonales, dado que, a pesar de la acción sexual específica del testículo y del ovario se presenta, como un hecho indiscutible, la gónada, reflejando los estados de la mente, heredera directa de experiencias innumerables, que eventualmente produce cierta cantidad de hormonas heterosexuales y, de la misma manera, aun cuando las hormonas sexuales se manifiesten con una actividad específica intensa, en determinados acontecimientos realizan tal o cual acción en órganos del sexo opuesto. Esos son los efectos heterosexuales o bisexuales de las glándulas o de las hormonas.
ANDRE LUIZ, MEDIUM FRANCISCO CÁNDIDO XAVIER. EVOLUCIÓN EN DOS MUNDOS - SEXO Y CUERPO ESPIRITUAL
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