INQUIETUDES ESPÍRITAS
1.- El casamiento religioso y el Espiritismo
2.- Médiums y mediumnidades
3.-¿ Todos los karmas se manifiestan de igual modo?
4.- Contacto con el otro lado
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EL CASAMIENTO RELIGIOSO Y EL ESPIRITISMO
Vamos a abordar aquí la cuestión del casamiento, más específicamente del casamiento religioso. Para este abordaje, debemos recordar que el Espiritismo Kardeciano no tiene ningún ritual. Absolutamente, ninguno. No solo del casamiento, más de ningún otro.
La práctica religiosa Espírita está basada únicamente en el Amor a Dios y en la Fe razonada. Para el Espírita Kardeciano, tener religión significa “estar ligado a Dios, pues la palabra “religión” significa exactamente eso: ligarse a Dios.
Si analizamos el Evangelio del Maestro Jesús, veremos que no está instituido, en ningún momento en el, el casamiento como acto de ligación a Dios (acto religioso) o de fe. Veremos que Cristo habla, a respecto de la unión del Hombre y la Mujer “…no separe el hombre lo que Dios unió…”, que fue tomado como base teológica para el ritual (sacramento) del casamiento y de la indisolubilidad eterna del casamiento religioso.
En verdad, lo que Cristo pretendía decir, es que el amor verdadero entre el Hombre y la Mujer, es consecuencia del Amor Divino que es, verdaderamente bendecido por Dios, y que el Hombre (ser humano), no debe intentar separar a las personas que se unen por el amor verdadero, pues a esos, Dios (AMOR) unió.
En verdad, el casamiento religioso fue, durante muchos siglos, la única forma de “legalizar”, de “Oficializar” la ligación estable entre el Hombre y la Mujer, de establecer reglas de conducta y de responsabilidad para el “casamiento”, para la vida familiar. Debemos acordarnos que la época, no había registros, no había documentos, leyes etc.
Inicialmente, estaba el poder moral de la Religión y el miedo a la “punición Divina” como garantía a los derechos y deberes en el casamiento. El sacerdote o el pastor o el curandero o el monje, ejercían el papel de “fiador” del compromiso, en nombre de la Divinidad, del Ser Superior.
Más tarde, las Iglesias, las Órdenes Religiosas, los Templos, cuando ya existía la escrita, mantenida apenas en grupos herméticos y de iniciados, pasaron también a proceder y mantener el registro formal de las uniones (casamiento), ampliando la estabilidad de las mismas, por la posibilidad de encontrarse el registro de quien era o no casado.
En muchas culturas y religiones, antiguamente y hoy en día, el casamiento no es un ritual religioso, más si una ceremonia familiar, donde el compromiso del Hombre y Mujer es asumido, por los novios, delante de la comunidad, delante de la familia y delante del representante de la Religión, siendo el casamiento celebrado por el Patriarca o Matriarca de la familia, y no por el Sacerdote o representante religioso. Mas también de ese modo cumple su efecto de “fiador” y estabilizador de la unión.
También es importante recordar una realidad estadística: - todas las religiones Judeo – Cristianas del mundo, sumados todos sus adeptos declarados, constituyen cerca de 1/3 (33%) de la población mundial. Por tanto, cerca de 2/3 de la población mundial no sigue al Cristianismo, y tiene otros conceptos respecto al casamiento y de la forma de celebrarlo.
Con la evolución de la sociedad, con la creación de las constituciones de los países, de las Leyes, del avance y el perfeccionamiento del registro público, el casamiento civil pasó a ser el controlador de la estabilidad, de los derechos y de los deberes del casamiento, de la protección de la mujer y de los hijos, de la garantía de herencia y sucesión.
El casamiento religioso quedó como el rito o Sacramento especifico de las Religiones, especialmente las Judeo Cristianas. Modernamente, va transformándose mucho más en una ocasión social que en un acto de fe verdadera, lo que está sobradamente demostrado por el enorme número de separaciones que ocurren entre uniones con menos de cinco años de duración, casi todos casados también en ceremonia religiosas.
Cuando el Espiritismo surgió, el casamiento civil ya era una realidad. No había necesidad del casamiento religioso como “regulador”. El Espiritismo, basado en la fe razonada, en la fe verdadera, en la razón, en la lógica, no trajo para su seno ningún ritual. La sociedad ya podía dispensarlos. La ligación con Dios (Religión) nunca precisó de ellos. El Evangelio de Cristo era para ser practicado en el día a día, y no transformado en rituales.
No estamos hablando aquí mal de casamiento religioso. Muy por el contrario. El extremo respeto que el Espiritismo tiene por las Religiones, nos impide eso. Cada uno debe seguir lo que preceptúa su creencia religiosa. Solo estamos explicando porque el Espiritismo Kardeciano no tiene ceremonias o ritual en el casamiento ni en otras cuestiones en que las religiones si los aplican, y por qué los espiritas formalizan su unión por lo civil, no necesitando del casamiento religioso en cuanto a ritual, ceremonia o precepto religioso.
Para los espiritas, existe un guía seguro para los casados aprender a consolidar su unión en el día a día. Es la práctica de la propia Doctrina Espirita, en su integridad. Y todo puede ser resumido con tres palabras: Amor, Tolerancia y Perdón. Y un ejercicio diario: el del aprendizaje constante.
Al decir por el casamiento, el Hombre y la Mujer están asumiendo una gran responsabilidad, un gran compromiso. Están iniciando una nueva familia. La familia es, y siempre será, la gran escuela de la evolución, del aprendizaje, del crecimiento espiritual, si es bien aprovechada. Cabe a cada pareja hacer con su familia que sea la mejor de las escuelas, que enseñe el camino para aprender a ser feliz.
Para eso, deben tener en mente que en su nueva familia se debe enseñar amor y caridad. Para enseñar, es necesario practicar. Practicar diariamente. Aprender con los errores. Aprender a no errar más. Aprender a acertar cada día más. Aprender a ser feliz.
Ese es el casamiento verdaderamente bendecido por Dios. Es independiente de las religiones.
Carlos Augusto Parchen, del Centro Espirita Luz Eterna - CELE
Adaptación de José Luis Martín
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MÉDIUMS Y MEDIUMNIDADES
A través de las innumerables manifestaciones, podemos encontrar la unidad del fenómeno por cuyo medio se identifican los portadores de la naturaleza mediúmnica. Para realizar un estudio correcto de las mediumnidades y de los médiums, no se puede colocar a la doctrina espírita en un segundo plano, porque es la luz que penetra en los recintos más ocultos, liberándolos de los mitos y actualizándolos conforme a las leyes naturales que rigen la vida.
Particularmente “El Libro de los Médiums”, que es el compendio insuperable para poder entender la seriedad de la percepción mediúmnica y de cómo se deben comportar aquellos que son portadores de ella.
En su condición de sabio observador Allan Kardec fue capaz de sustraer, del aparente entretenimiento frívolo de las “mesas giratorias y parlantes”, una doctrina seria, muy profunda, que lo colocó al lado de los grandes benefactores de la humanidad. No se detuvo ante el deslumbramiento del acto, sino que fue más allá y vio el efecto inteligente, que estaba constituido por las respuestas dadas por las mesas, analizó las causas y fue encontrando así a los espíritus, que eran los verdaderos agentes.
Por medio de un trabajo meticuloso de investigación, desmitificó lo sobrenatural y lo milagroso de los actos que pasaron a formar parte del área de fenómenos de las manifestaciones paranormales inherentes a la naturaleza humana. Por ejemplo, Francisco Redi observando a las moscas, reparó que colocaban sus huevos en las carnes para que puedan surgir las larvas, al cubrir la carne con una gaza echó por tierra el concepto de la generación espontánea. Antes de él, Galileo, Copérnico y otros, cuando estudiaron los movimientos de los astros, rectificaron el antiguo concepto del sistema geocéntrico.
Cuando Pasteur se dio cuenta de la posibilidad de la existencia de microorganismos, utilizó equipos especiales y abrió un horizonte infinito para la ciencia. Es inmensa la galería de los sabios observadores de los fenómenos de la naturaleza.
Los espíritus, que eran considerados los muertos, los dormidos o los separados, a partir de ese momento regresaron a la realidad del pensamiento y alteraron profundamente el comportamiento humano. Junto con ello también surgió la constatación de una vida futura y de cómo ésta continúa en relación a cada individuo, sin tener un orden fijo que estuviera establecido en la rigidez dogmática vigente en el pasado. Se ampliaron los paisajes del más allá y se alteraron las ideas con respecto a la justicia divina.
El hombre siembra y cosecha su destino al mismo tiempo, siempre pudiendo modificarlo según sus actos, jamás sometido por obligación a los caprichos de un infeliz determinismo. Es para ese objetivo que los médiums fueron llamados a abandonar los adornos falsos con los que fueron disfrazados a través de la historia, surgiendo así como personas comunes con personalidades humanas, sin las malas interpretaciones con las que en el pasado fueron tipificados en períodos en donde tuvieron un papel importante.
La mediumnidad siempre es una percepción moralmente neutra, y los efectos de su uso son compatibles con los valores éticos y morales de aquellos que la tienen. Eso sí, los médiums no son santos, apóstoles o misioneros, sino hombres que están sujetos a grandezas y miserias, así como ocurre con todos los demás individuos.
Conforme la mediumnidad se va volviendo común, aparecen un número mayor de médiums a cada día, pues ya no están bajo el yugo de la persecución, ni de la ignorancia castrante o del misterio por el desconocimiento de los fenómenos, con ello surgen nuevas fantasías y una fascinación alrededor de sus figuras, situación que merece un examen crítico, una observación cuidadosa y advertencias honestas.
La mediumnidad no es señal de santidad ni de divinidad. Apenas constituye un medio para entrar en contacto con las almas que vivieron en la Tierra, por ello los médiums son los más responsables, pues es por su intermedio que se posee la prueba de la sobrevivencia que llega a todos.
El respeto y la dedicación que los médiums impongan a su trabajo será lo que los acreditará para la estima y la admiración del prójimo, como suele suceder con cualquier persona que se dedica a la más oscura o importante actividad. Los mensajes que obtengan, así como sus consejos y comportamientos, merecen un análisis fraterno, con la finalidad de que no sean “ciegos conduciendo a otros ciegos”, que es a lo que se refiere el evangelio. Que traten de ejercer la mediumnidad, evitando la presunción de volverse portadores de misiones extraordinarias, especiales e infalibles.
El viaje humano es siempre susceptible de fracasos, de equivocaciones y de nuevos comienzos. Por otro lado, la mediumnidad aplicada al servicio del bien, se puede convertir para el portador, en un instrumento de luz, así como para todos aquellos que la buscan. Pero debemos tener presente que nunca se debe abdicar al derecho de la duda saludable y al cuidado con relación a las revelaciones sensacionalistas, así como de las opiniones precipitadas que se hacen en áreas que competen opinar a la ciencia y a sus estudiosos.
Pensando en los obstáculos y en las bendiciones que fluyen después de la vivencia mediúmnica y del comportamiento de los médiums, decidimos examinar algunas de estas facultades, así como a sus instrumentos, ya que en la actualidad tienen poca atención y mucha popularidad, igualmente lo hacemos pensando en la necesidad de llamar la atención hacia la doctrina espírita que está sobre cualquier concepto de revisionismo y de superación científica.
Vianna de Carvalho
Todos los actos, buenos o malos, según sean, por los efectos de la Ley de Consecuencias, crean un efecto bueno o malo, más conocido como karma, y este efecto puede ser de carácter Acumulado o Pendiente desde otra existencia anterior. También puede ser Maduro, lo que supone a grandes rasgos el destino del Ser humano en su vida, y a su vez puede ser Incipiente, o sea, en sus inicios, que es cuando las consecuencias se originan a partir de acciones actuales y cuyos frutos se recogerán, antes o después, en el futuro ya sea dentro de la vida presente o en otras existencias materiales futuras.
Por su aspecto de Retribución los actos positivos o negativos, son retribuidos o castigados de modo proporcional y adecuado al bien o al mal causados. Su efecto es el comparado al funcionamiento de un boomerang, o sea que una vez lanzada la causa, el efecto regresa irremediablemente a quien la lanzó.
A su vez, dentro del aspecto Retributivo del karma existe el efecto Organísmico, por el que aparecen dolencias y enfermedades sobre los mismos órganos físicos de los que se abusó en alguna vida anterior; por ejemplo cuando alguien nace con el hígado delicado o enfermo porque en alguna vida anterior castigó este órgano con excesos de alcohol, etc. Otro efecto es el Simbólico; por ejemplo cuando alguien “se hizo el sordo” ante peticiones o súplicas de los demás durante una vida anterior, y como consecuencia, en otra vida posterior nació como persona con defectos de audición.
Todos estos son ejemplos de lo que puede ser, pero no deseo indicar en absoluto que todos los sordos de nacimiento lo sean por este motivo, ni que los enfermos de nacimiento lo sean por algo similar; como ya he explicado, muchas veces no se trata de deudas kármicas sino que se trata de Seres que aceptan su enfermedad o disminución física o psíquica, no como una expiación, sino como una prueba para superarse a sí mismo y ayudar a los que les rodean en la vida.
Las consecuencias de esta ley pueden ser emocionales o físicas. Las primeras se manifiestan en forma de incompatibilidad mental con las demás personas : Neurosis, depresión, paranoia ,etc. . Las físicas se manifiestan físicamente tal como, por ejemplo, se presentan en algunos casos de sordera, reuma, ceguera, etc.
- Jose Luis Martín -
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