1.- Mis motivos para ser espírita
2.-Gabriel Delanne- El continuador del Espiritismo
3.-Pluralidad de mundos habitados
4.-Conflictos existenciales. Necesidad de la paciencia
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MIS MOTIVOS PARA SER ESPÍRITA
En realidad, yo creo que nací siendo espírita; siempre lo he sido aun sin saberlo, pues mi entorno familiar y social nada tenía que ver con el Espiritismo y como es lógico, yo nunca tuve idea de lo que era, hasta que lo conocí siendo mayor; bueno, mejor dicho, lo descubrí ya siendo mayor, y ahí comenzó mi inquietud por incursionar y profundizar por
tan variados temas que se relacionan con el Espiritismo, con el Espiritualismo,
con la Parapsicología y con la Ufología, y pude comprobar que el Espiritismo, como
filosofía avalada por la ciencia, abarca muchas cuestiones de nuestra vida, de
carácter ordinario.
Desde un criterio espírita, los diversos análisis de carácter científico, histórico, filosófico y moral, la pregunta personal que nos podríamos hacer sería : ¿Por qué nos parece una realidad la existencia un Ser Supremo, origen de todo cuanto existe, y del que procedemos todos?; y después la pregunta que le sigue sería: ¿ De qué me sirve saber todo esto ?
Desde mi niñez ya era capaz de mirar hacia dentro, a mi Yo Interior, y me planteaba a veces cuestiones profundas sobre el problema del Ser: ¿ qué soy Yo?; y a veces aún me lo sigo preguntando: ¿Por qué existo?; ¿Por qué pienso?; ¿Qué sentido tiene todo?; ¿Por qué soy consciente de mi existencia? , ¿Por qué unos hemos nacido bajo una circunstancias y en un ambiente, mientras otros lo han hecho de modo totalmente diferente?; ¿por qué yo soy consciente en estos momentos, de lo que me pregunto, de lo que escribo y de lo que me rodea?; y ¿por qué hay tantas desigualdades humanas y tantas injusticias? ..¿Por qué….?, y, ... ¿Por qué….?, y tantos por qué.
Muchos años tardé en comenzar a hallar algunas respuestas satisfactorias para mis inquietudes espirituales y cuando a veces traté de encontrarlas antes de conocer la reencarnación y tantos temas espirituales, era como si me diese de bruces contra un muro y aceptaba finalmente las explicaciones dogmáticas de la religión sin querer ni poder profundizar más allá, aunque en el fondo no quedaba convencido y siempre me quedaba el vacío de la duda de esa falsa fe que en el fondo de mi ser no terminaba de comprender muchas veces. El Espiritismo, el estudio de la reencarnación, de las Leyes Espirituales, de la realidad que nos rodea y que nos incumbe y afecta a todos, aunque la ignoremos; el descubrimiento de la realidad de la existencia de los ovnis y su relación con los seres extraterrestres, así como con la Reencarnación y demás Leyes; y por supuesto, el impresionante fenómeno de la mediumnidad que es el principal sistema natural de comunicación entre los dos planos de la vida: el material y el espiritual ( hay también otros métodos más artificiales aunque bastante eficaces); sin embargo yo nunca tuve la inquietud o curiosidad de pretender comunicarme con alguno de mis seres queridos que están al otro lado de la vida, porque creo que la comunicación depende de que ellos quieran y puedan realizarla, no porque yo lo quiera están disponibles y dispuestos a manifestarse. Son ellos quienes comunican con nosotros, si quieren y pueden. Si me hubiese empeñado en contactar mediante algún médium capacitado, soy consciente de que lo más probable es que hubiese sido engañado o burlado por algún mal Espíritu con falsa identidad. Si algún día alguno de mis seres queridos lo quiere decirme algo, ya encontrará él mismo la ocasión y el médium adecuado para hacerlo.
Como dije antes, el ser testigo de ciertos fenómenos paranormales y otros de carácter mediúmnico, incentivaron mis inquietudes espíritas y me dieron las claves para encontrar nuevas respuestas, que desde un principio fui encajando como las piezas de un rompecabezas, encontrándolas mucho más lógicas y coherentes que las que hasta entonces había conocido por la religión. Estas respuestas las comencé a encontrar cuando me interesé por el conocimiento de la filosofía y la ciencia espírita.
Pienso que si cada uno se plantease estos temas de un modo serio, reflexivo y profundo, de forma personal e íntima, tal vez comenzaría a comprender y admitir seriamente estas cuestiones y las consecuencias que se derivan de ellas, que de algún modo afectan a nuestro ser; conceptos que a la mentalidad occidental y materialista pueden sonar como raros o exóticos, pero que si se estudian y analizan bajo el prisma de lo que nos transmite el razonamiento y la filosofía espirita, apoyada por la Ciencia, no son más extraños que los conceptos que sobre esas mismas cuestiones nos ofrecen las religiones dogmáticas y sus consecuencias de premios y castigos. Por el contrario, son mucho más lógicos y racionales. Pronto comprendí que me encontraba ante nuevas cuestiones que una vez conocidas y asumidas, podrían cambiar mi nivel de conciencia moral como el de cualquier ser humano que ahondase en este conocimiento, pudiendo así, por extensión y gradualmente, convertir a la Humanidad en más libre, más justa, más fraterna y solidaria.
No es que yo crea en la Reencarnación, es que tengo asumida que es una gran Verdad que nos guste o no nos guste, nos afecta a todos; ocultada por intereses religiosos y mundanos, y porque la conozco y tengo datos más que suficientes para admitirla y asumirla; y además siento que no podría ser de otra manera. Los cuerpos humanos a lo largo de sus vidas, naturalmente envejecen y se van transformando, pero nuestro Yo inmortal, no envejece; siempre sigue siendo el mismo, y del mismo modo, cuando ese cuerpo ya no le sirve más, le llega la muerte, pero el Yo no muere nunca: sigue viviendo y evolucionando por medio de la reencarnación en otros nuevos cuerpos y existencias físicas.
Resumo la idea expuesta, en que creo que el cuerpo que revestimos, es solamente una materia de apariencia transitoria y cambiante al paso del tiempo, porque se va desgastando, pero esencialmente somos un Yo o Ego de energía psíquica que permanece eterno. Dicho de otro modo : Si mi Ser pervive a través del tiempo en esta vida, experimentando la transformación continua de mi parte física que da paso a diferentes cuerpos sucesivos de materia, conforme a la edad, desde la niñez a la ancianidad, aprendiendo en el camino de la vida y evolucionando poco a poco con ellos, a base de experimentar cosas normales de la vida, no puedo sino considerar que aún después de la pérdida del último cuerpo físico de mi vida actual, que será el que estaré ocupando en el momento de mi muerte, mi Yo sin embargo no se extinguirá con él; si así fuese, la vida no tendría sentido, por lo cual estoy convencido de que realmente voy a seguir existiendo después, y seguiré siendo Yo mismo, aunque ya no tenga el cuerpo material y mi identidad humana actual quede en la tumba, y si durante este periodo de experiencias terrenales como ser humano, he tenido necesidad de aprender, se muy bien que no lo he aprendido todo, que me falta mucho por aprender, en todos los aspectos, por lo que después voy a seguir experimentando esa misma necesidad y voy a tener que regresar a un mundo material, porque esta clase de aprendizaje y de experiencia que nos perfecciona y nos acerca a Dios, nunca se termina con la finalización de una vida humana, tan breve, al lado de la infinita inmensidad de esa Perfección Absoluta que concibo como Dios, aunque alguna vez, en mi futuro evolutivo espiritual, también se que terminará mi aprendizaje en esta escuela planetaria que es la Tierra, pero lo iré a continuar en otra más perfecta y mejorada con arreglo al nivel espiritual y moral de quienes la habiten.
Por otra parte, para admitir personalmente la reencarnación, también me planteó que si todavía soy tan imperfecto y si después de mi muerte voy a continuar existiendo, si no hubiese posibilidad de recomenzar de nuevo para seguir aprendiendo y perfeccionándome, entonces, si la reencarnación no existiese, ¿me tendría que quedar siendo un espíritu defectuoso por toda la eternidad?; ¿Sería lógico que mi Ser tras su paso por esta vida, quedase condenado por siempre al ostracismo o a la perpetua infelicidad de la imperfección, comprendiendo lo que hace falta para ser feliz sin poder alcanzarlo nunca ?. ¿ Será que terminará la evolución de mi Ser en la tumba?. Si pudiese admitir tales cosas, me tendría que preguntar el para qué me ha hecho Dios y me ha dado esta existencia de unos cuantos años, que no son suficientes para alcanzar la perfección y la felicidad. Eso para mi no tendría ningún sentido porque la Perfección Absoluta de esa Inteligencia infinita que es Dios no se puede equivocar; si se equivocase no sería Dios.
Si analizamos y meditamos sobre la Perfección de la Naturaleza, que es Obra Divina, que refleja una Inteligencia y una Sabiduría Supremas, podemos llegar a intuir la Perfección de un Ser Absoluto y Perfecto, Creador y Origen de esta Infinita Obra Suya, tanto por lo que vemos en el Macrocosmos del Universo, como por lo que se oculta a nuestra vista en el telescopio por su extraordinaria pequeñez en el Microcosmos. Cabría preguntarse si sería admisible que Dios, que es la Suprema Perfección, hubiese podido tener un fallo de cálculo tan estrepitoso al crear al Ser humano, imperfecto e irreparable, al lado de Su Magna Obra Perfecta. ¿Los Seres humanos que somos parte de Su Obra, íbamos a permanecer como un fallo eterno de la Creación?; ¿Un fallo eterno del Creador?; ¿No es más lógico admitir la existencia de una Ley de Evolución que nos obliga a escapar de ese ostracismo infinito que padecería el Ser espiritual si la reencarnación no existiese?
Lo bueno no es el saber que no somos perfectos, sino el conocer que somos perfectibles hasta límites infinitos, y eso depende de nosotros.
Por otra parte, también asumo la idea de
la reencarnación porque ella nos ofrece la
posibilidad de llegar a una perfección ilimitada y ofrece también una nueva
dimensión de los conceptos del “Mas Allá”, de “Dios” y de
la “Justicia Divina”.
Tal vez esto entre en el terreno subjetivo de la fe religiosa, pero dejando religiones aparte, he de manifestar que tengo la evidencia “subjetiva” y personal de que realmente ya he vivido antes, porque tengo inclinaciones, aficiones, tendencias, virtudes y defectos con los que “he nacido” y que estoy seguro que no me las han transmitido ni la genética familiar ni la educación recibidos de mis padres, sencillamente porque ellos las ignoraban o no las comprendían ni compartían. Por tanto, tengo la absoluta convicción de que Yo soy el resultado y el compendio de todo lo que anteriormente he sido en mis anteriores existencias humanas.
Siento como por delante de mi hay un infinito y luminoso futuro y por detrás un oscuro pasado que se pierde en la noche de los tiempos. No sé lo que será de mí en ese infinito futuro que nos aguarda, aunque estoy seguro que eso dependerá de los valores y experiencias que logre acumular en los caminos de la vida.
Tengo claro que debemos caminar por esta vida con los ojos bien abiertos a nuestro interior, para detectar y corregir nuestros defectos morales que son la causa del dolor y de la retención en este mundo de sufrimientos; que la perfección no viene sola, hay que trabajarla; y sobre todo debemos tener en cuenta que la teoría no basta para el desarrollo de nuestra evolución: Son necesarias las buenas obras y las luchas del día a día contra nuestros propios defectos espirituales, y estas obras son la práctica del Bien, de la Caridad y del Altruismo que podamos brindar a tantos Seres humanos que ,tal vez , esperan y necesitan de nuestra ayuda aun sin ellos mismos saberlo.
Además de lo lo hasta aquí expuesto sobre la Reencarnación, la asumo sobre todo por tres razones fundamentales:
La primera es porque está reflejada a lo largo de la Historia de la Humanidad en las religiones, y ha sido sostenida o enseñada por aquellos grandes Seres que alguna vez pasaron por este mundo dejando sus enseñanzas y su ejemplo desinteresado.
La segunda, porque ha sido suficientemente estudiada y comprobada por la Ciencia, aunque esta siempre se haya ocultado o se haya hablado de pruebas subjetivas, o de cuestiones de fe dogmática, y para las que se ha tratado de mantener un antagonismo con las religiones cristianas o con lo espiritual.
Y la tercera porque me parece que la Reencarnación y demás leyes espirituales que la acompañan, son la explicación más lógica, coherente, responsable y perfecta, sobre el por qué de la Vida y de las desigualdades humanas, aclarando el problema del Ser, su origen y su destino, respondiendo a las eternas preguntas que en el fondo siempre se hizo el Ser humano sobre quienes somos; por qué estamos aquí; hacia donde vamos y de dónde procedemos.
Este conocimiento espiritual, me ha comprometido seriamente conmigo mismo porque me ha inclinado a dirigir mi vida por unos pasos acordes con el mismo, en confrontación frecuente con mis defectos y tendencias humanas; en ello estoy y en ello sigo. El penetrar en estos temas, me ha servido para ampliar mi conciencia, buscando e intentando obtener una mejora íntima que se puede llevar a cabo cuando se cambian los conceptos sobre la Vida en general, y sobre los demás Seres en particular, encontrando respuestas lógicas y coherentes a los eternos interrogantes humanos que nos planteamos a veces íntimamente sobre tantas cuestiones. Esta mejora se traduce normalmente en un mayor equilibrio interno y en una mayor satisfacción íntima que se reflejan en el entorno social y familiar.
Sabemos que todo en la vida es efímero y pasajero, pero hay dos cosas inmutables, que son la Sabiduría y la Virtud. Creo que finalmente, todo el sentido de la vida humana, se traduce en la obligación moral de conquistar estos dos valores mediante nuestro esfuerzo, elevándonos por encima de lo transitorio hacia lo que es eterno.
Jose Luis Martín –
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GABRIEL DELANNE
(1857-1926)
EL CONTINUADOR DEL ESPIRITISMO
Gabriel Delanne fue uno
de los principales continuadores del espiritismo después del fallecimiento
de Allan Kardec, al lado de Léon Denis y Camille Flammarion. Sus textos
fueron dedicados principalmente a las cuestiones de la
inmortalidad del alma y la reencarnación. Como Ernest Bozzano y
Camille Flammarion, privilegió como espírita, un enfoque científico
de los fenómenos psíquicos.
Dirigió la publicación
periódica La Revue scientifique et morale du spiritisme (La Revista
científica y moral del espiritismo) órgano de la Unión Espírita Francesa,
cuyo primer número apareció en marzo de 1883. Su sepultura se encuentra en
el cementerio Père Lachaise cerca de la de Allan Kardec.
“No tenemos pues la
pretensión de haber hecho un descubrimiento.
Sólo tratamos de revelar
las leyes naturales y, recordad esta expresión, democratizar el misterio;
y uno puede preguntarse, con amargura, por qué la ciencia oficial nos tiene
siempre tan duramente apartados. Desgraciadamente, ese es el
hecho; la terquedad de los eruditos es inimaginable. Siempre ha
sido así; para convencerse, basta con leer la historia de todas
las grandes adquisiciones del espíritu humano. He aquí
aproximadamente, señor, donde nos encontramos en el terreno de la
experiencia. Que, sobre el estudio de estos fenómenos, construyéramos una
filosofía, es posible. Pero no somos sectarios; para hablar propiamente,
no tenemos, como la Iglesia, dogmas que sea prohibido tocar. Que se nos venga a
demostrar que no tenemos razón, y si hay allí un verdadero
progreso en el orden científico, lejos de protestar y empeñarnos,
nos declararemos absolutamente encantados. Pero pienso que no hay que
hablar de eso por el momento”. Extracto de una entrevista a Gabriel
Delanne realizada en 1920 por el Dr. Paul Heuzé.
El 31 de marzo de 1880,
se expresó públicamente durante la conmemoración anual del fallecimiento
de Allan Kardec organizado en el Père Lachaise: “Allan Kardec no ha venido
a traer una religión, no ha impuesto ningún culto; su moral es a de
Jesús despojada de toda falsa interpretación; pero de lo que ha dotado a
la humanidad, es de una doctrina capaz de responder a todas las objeciones
de la incredulidad y a todos los grandes problemas planteados por la
razón. En efecto, hasta aquí sólo hemos considerado el lado moral de su
doctrina, pero su estudio más profundo nos muestra que siguiendo sus
enseñanzas, puede llegarse a los más hermosos descubrimientos científicos.
Si hay un campo de estudios todavía inexplorado, es el que comprende las
relaciones entre el mundo invisible y el nuestro. Cuántos problemas por
resolver antes de poder dar una teoría científica de esas relaciones; pero
vendrá un día en que serán conocidas como los fenómenos estudiados
científicamente y ya no serán un secreto para nosotros”.
Concluyendo su
intervención, añadió: “A ejemplo suyo, haremos todos nuestros esfuerzos
para divulgar sus ideas y sembrar por todas partes la buena nueva”.
Hoy sabemos que el gran
espírita mantuvo su promesa hecha sobre la tumba de Allan Kardec y que
trabajó hasta su último aliento para hacer reconocer el aspecto científico
del espiritismo. El espiritismo ante de la ciencia, El fenómeno espírita,
El alma es inmortal y La reencarnación, son las principales obras
que produjo durante su existencia, sin contar sus artículos en La Revista
Espírita y las conferencias que dictó. El Espiritismo ante la Ciencia, es
una obra importante en la cual demuestra que el espiritismo ofrece la
prueba de que el alma existe realmente y que se manifiesta en todas las
acciones de la vida. El Espiritismo ante la Ciencia debería ser leído y
releído por todas las personas que desean ocuparse del origen del hombre,
pero después de la lectura preliminar de los libros de Allan Kardec y de
Léon Denis. En esta obra, describe precisamente el papel del periespíritu:
“Comprobamos en el hombre la fusión de estos dos elementos: el cuerpo y el
alma. Están unidos en forma íntima y reaccionan uno sobre el otro,así como lo
demuestra el testimonio diario de los sentidos y la conciencia. De allí
que hayamos dicho del alma, parece que hubiera contradicción, pero ella
es más aparente que real, pues el hombre no está formado solamente del
cuerpo y el alma, sino además de un tercer principio intermediario entre
el uno y la otra llamado periespíritu, es decir sobre el espíritu. La
necesidad de este mediador se comprenderá enseguida, poniendo en paralelo
la espiritualidad del alma con la materialidad del cuerpo. El alma es
inmaterial porque los fenómenos producidos por ella no pueden compararse a
ninguna propiedad de la materia. El pensamiento, la imaginación o el
recuerdo no tienen ni forma, ni color, ni dureza, ni maleabilidad; estas
producciones del espíritu no están regidas por ninguna de las leyes que
rigen el mundo físico, son puramente espirituales y no pueden medirse, ni
pesarse. Por su naturaleza el alma escapa de la destrucción, puesto que se
manifiesta en toda su plenitud después de la disgregación del cuerpo, pues
el alma es inmaterial e inmortal. El cuerpo es la envoltura del
principio pensante, que vemos nacer, crecer y morir. Los elementos que lo
componen se han extraído de la materia que forma nuestro globo. Cuando
tienen un cierto tiempo alojados en el organismo, ceden el lugar a otros
que vienen a reemplazarlos.
Estas operaciones se
renuevan hasta la muerte del individuo; entonces los átomos que componían
en último lugar el cuerpo humano, son recogidos por la circulación de la
vida y entran en otras combinaciones, en virtud de esa gran ley de que
nada se crea y nada se pierde en la naturaleza. El cuerpo y el alma
son pues esencialmente distintos: uno notable por sus incesantes
transformaciones, la otra por la inmutabilidad de su esencia”. Todavía a
propósito del periespíritu:
“A la muerte del cuerpo,
al no existir ya ese doble, todo se desploma, se degrada y se elimina, en
un lapso de tiempo muy corto. Es este cañamazo fluídico lo que, diferente
según los individuos, conserva a cada uno su estructura particular,
las formas generales del cuerpo y de la fisonomía que lo hacen reconocer
durante el curso de su existencia”.
Gabriel Delanne era una verdadera enciclopedia viviente y puede afirmarse que el espiritismo le debe su fuerza y su claridad científica.
- Le Journal
Espírita-(nº 81)
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Pluralidad de mundos habitados
En el mundo que nos encontramos, todos somos conscientes de que tanto en los aspectos morales como materiales, se tiende a una superación; con el tiempo van cambiando las ideas por otras más adecuadas a nuestro entendimiento, y así poco a poco se va evolucionando. Gracias a esta evolución la ciencia, día a día, va encontrando respuesta a muchas de las preguntas, que hace tiempo eran imposibles de solucionar, por no encontrarle una explicación lógica.
En estos tiempos de adelanto científico, son muchos los enigmas en los que la ciencia debe pararse a analizar, el por qué y para qué y dar una respuesta a toda esa gente, que en estos momentos se preocupa por aquello que es extraño para ella. En la actualidad, nuestra ciencia, se enfrenta con un hecho insólito, que durante muchos años se está manifestando por todo el planeta. Este suceso le viene preocupando pues: 1)No encuentran una explicación lógica a toda una serie de manifestaciones. 2) No se sabe de dónde provienen. 3) No se conoce la finalidad de este fenómeno. Nos referimos a los hechos de Avistamientos, Signos en el Cielo, Objetos Volantes no Identificados, etc., que se han ido sucediendo a lo largo de la historia y que en la actualidad se presentan con mayor frecuencia.
Muchas naciones coinciden en que este fenómeno se manifiesta, y de que es una realidad su presencia. Son objetos extraños, que sobrevuelan el espacio y desafían las leyes de la naturaleza conocidas por la ciencia, Es en este aspecto, donde los gobiernos quedan sorprendidos, motivo por el cual mucha gente se interesa por el tema, buscando una respuesta lógica y que les pueda satisfacer. ¿Son signos, luces, aparatos voladores?
De todos es sabido, que gracias al adelanto que la ciencia ha conseguido, son muchos los descubrimientos que se han hecho y que han reportado a nuestra humanidad un modo de vida más racional. Lo que está constatando la ciencia, ya fue expuesto por Allan Kardec cuando interpretaba la frase de Jesús: “En la casa de mi Padre hay muchas moradas”. La casa es el Universo; las diferentes moradas son los mundos que configuran el espacio infinito y que ofrecen a los encarnados estancias apropiadas, con arreglo a su adelanto evolutivo. (Evangelio según el Espiritismo).
¿Podía Allan Kardec intuir lo que iba a ocurrir a la humanidad en estos tiempos? Posiblemente sí y es por ello que se atrevió, ya en el siglo pasado, a atestiguar que en los diferentes mundos hay hermanos encarnados en diversos niveles evolutivos. Es por esto que hacemos una llamada: ¿Puede tener relación lo que a la gente le ha dado por llamar OVNI y Extraterrestres, con todo lo que a este respecto dijo Allan Kardec? ¿Puede ser que en los momentos actuales, los signos extraños procedan de alguno de esos planetas?
El hecho de que puedan venir desde otros planetas al nuestro, demuestra su adelanto técnico; y como todos sabemos ya por la doctrina espirita, la Divina Providencia sólo permite alcanzar altas cotas de desarrollo científico, cuando éste va acompañado de un elevado grado moral, que posibilita hacer un debido uso de la ciencia que se posee. ¿Por qué no podrían ser estos seres provenientes de un mundo de regeneración? Admitiendo por un momento, que puedan ser hermanos provenientes de estos mundos, con un mayor adelanto moral; ¿Qué objetivo tendría su visita, cuando todos sabemos que por las leyes que rigen el universo, ninguna humanidad puede interferir la evolución espiritual de otra? Siguiendo con esta hipótesis, si se trata de hermanos superiores, técnica y moralmente, deben ser conocedores de las leyes que rigen la evolución material y moral de los planetas que constituyen el Universo; ¿Qué necesidad tendrían entonces de venir a un mundo menos evolucionado, a no ser la de ayudar a esa humanidad en momentos de crisis?
La existencia del fenómeno, ha sido aceptada ya por la ciencia; y en cuanto a las hipótesis mencionadas, ¿por qué no cabría una relación con la siguiente profecía de Joel?: “Y en el final de los tiempos signos extraños aparecerán en el cielo y la tierra”. El que tenga oídos para oír que oiga.
F. M- Revista Amor,Paz y Caridad, del Grupo Villena
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NECESIDAD DE PACIENCIA
El alboroto que en la actualidad domina el comportamiento individual y colectivo es el causante de la prisa que desorienta a muchos seres dispuestos a nobles realizaciones.la vida tiene su propio programa, que nadie puede alterar.
El automatismo vigente en los distintos segmentos de la sociedad, para simplificar le trabajo y ganar tiempo, hace que las personas se aflijan, inquietas, sin motivos reales, y las empujan hacia conductas ansiosas e irritantes.
Acostumbrados a tener prácticamente todo con sólo apretar un botón, desean que todo se encuentre al alcance de la mano, especialmente cuando la espera produce una expectativa angustiosa.
En consecuencia, no disponen de paz ni de confianza en torno a los acontecimientos, pensando que es posible hacer que se produzcan cuando les place, al antojo de sus intereses.
Sería lo mismo que acelerar la germinación de una semilla por medios artificiales o el desarrollo del feto abreviando el ciclo natural, en fin, modificando la estructura del orden y del equilibrio mediante el desconcierto que se le impone.
No hay tiempo para la paciencia, que es confundida con el embelesamiento.
La paciencia es un elemento esencial para la armonía y el equilibrio existenciales.
Siempre se está obligado a esperar, porque no todo puede ser resuelto cuando se desea.
En todo el universo existe un orden que deriva del programa elaborado especialmente por la Conciencia Cósmica que no puede ser dejado de lado.
Se dirá que la ciencia y la tecnología han alterado profundamente el comportamiento de las leyes universales, a medida que son identificadas y comprendidas. Sin ninguna duda, en algunas áreas así ha sucedido, pero no en relación con sus estructuras, sin con respecto a los fenómenos que ahora pueden ser comprendidos en sus causas, para evitar algunos y disminuir los efectos dañinos de otros. No obstante la vida posee directrices que no pueden ser alteradas sin provocar graves perjuicios a la organización general.
La paciencia funciona como un mecanismo de confianza en ele futuro, auxiliando en el análisis de los acontecimientos y en el aprendizaje que se obtiene en todas las circunstancias.
Frente a un examen médico complementario que requiere un tiempo determinado, tal como los análisis clínicos de laboratorio o biopsias de tejidos orgánicos, no hay como apresurar los resultados.
El período que media entre la presentación del material y el resultado, debe ser utilizado para fomentar bienestar, maduración psicológica, reflexión en torno a la existencia, en vez de generar nerviosismo y sus efectos, como la ansiedad, el insomnio, el malestar...
Cuando se adquiere confianza en Dios, todos los acontecimientos siguen su curso con naturalidad, sin extrapolar su dimensión ni alterar el comportamiento hacia los trastornos y la aflicción.
El individuo consciente sabe que solo le sucede lo que es mejor para su desarrollo espiritual .De ese modo, adopta la paciencia.
Armoniosamente, los astros gravitan en su órbitas, obedeciendo, el mandato del equilibrio cósmico.
La paciencia es la conducta que debe ser mantenida frente a todos los fenómenos. presentes o futuros.
Por muy grande que sea la ansiedad de alguien, no le será posible alterar el orden vigente en todas partes.
Si aprendemos a esperar con una actitud dinámica, que predispone a la realización interior ,al uso enriquecedor del tiempo y la reflexión edificante, la vida se vuelve mas próspera y bella.
Cuando acontece lo opuesto, se trabaja en favor del propio desequilibrio, mediante la irritabilidad y el desconcierto emocional que se establece, sin que sea posible alterar el ritmo de los acontecimientos.
Gracias a la paciencia y a la confianza en si mismo, Tomás Edison realizó incontables experimentos para conseguir encender el filamento que daría origen a la lámpara eléctrica. Cada vez que el experimento no conseguía el éxito esperado, en vez de irritarse. el científico comprobaba que había conseguido una nueva fórmula inadecuada para su objetivo. y prosiguió infatigablemente hasta triunfar.
Ante los sinsabores, los infortunios, los conflictos que abundan en todas partes, la actitud correcta es la paciencia.
Quien aprende a esperar, manteniéndose dinámico y eficaz, consigue frutos de sabiduría y experimenta una realización personal intransferible.
Ese ejercicio debe ser mantenido en los diferentes periodos de la existencia humana, realizando cada actividad en su debido momento, con método, sin la prisa que es portadora de ansiedad y de aflicción, y sin la indiferencia que mata cualquier programa de elevación.
Saber esperar lo inevitable, por desagradable que sea, sin la carga de las expectativas olorosas, constituye una forma de atenuar sus consecuencias angustiosas.
La mente que aprende a razonar dentro de los parámetros de la armonía, produce mucho mas que aquella que se disocia de los elementos prioritarios, perdiéndose en conjeturas desprovistas de significado.
Frente a ese programa equilibrado, las neuronas funcionan con mas armonía y propician bienestar y lucidez.
Además, gracias al discernimiento que se mantiene claro, resulta imposible encontrar caminos para solucionar los enfrentamientos y la estabilidad emocional necesaria, para la conducta que debe permanecer saludable.
Cuando se mantiene la paciencia frente a los pequeños contratiempos o desaciertos, repitiendo el intento tantas veces como sea necesario, con el mismo placer de la primera vez, la confianza y el respeto por si mismo otorgan alegría de vivir y de luchar.
La paciencia es vital para que el éxito se produzca, y ello ocurre no solo cuando se quiere, sin cuando es posible.
Jesús sabía que las personas de su tiempo, aún primitivas, no estaban en condiciones de comprenderlo ni de amarlo.
A pesar de ello, emprendió el sublime apostolado de amor, sembrando en los Espíritus y en sus sentimientos la palabra de luz libertadora, para que, a través de los tiempos, pudieran madurar emocionalmente y asimilar el conocimiento de la inmortalidad y del bien, que loa capacitaría para la conquista del reino de los cielos.
Puesto a prueba con frecuencia, en ningún momento de dejó vencer por la irritabilidad o por la rebeldía, preservando su programa de compasión y de misericordia, en forma de educación y de benevolencia.
Nunca te olvides, por lo tanto, de la paciencia, frente a los desafíos de lo cotidiano, y aprende a confiar en Dios y en el valor el trabajo ordenado y continuo.
DIVALDO FRANCO: JUANA DE ANGELIS
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