INQUIETUDES ESPÍRITAS
1- ¡ Religiones !
2.- El dogma de la resurección de la carne. ¿Jesús resucitó?
3.-La verdad es relativa, ¿Por qué?
4.-La gran tarea del Espiritismo
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RELIGIONES
¡El Espiritismo es eterno porque es la comunicación de los
espíritus! ¡Es el lazo que une a la gran familia universal!
No es una escuela sedienta de gloria o de míseras ganancias;
está muy por encima de esas pequeñeces terrenales; y la guerra que le hacen las
religiones, demuestra claramente que son sus sacerdotes espíritus atrasados,
que no tienen la menor intuición de la vida futura del alma.
¡Seguid luchando, religiones positivas! ¡Seguid disputándoos el
terreno de este planeta, y dejad al Espiritismo que no os hace sombra!
Él no quiere vuestras catedrales ni vuestras lujosas vestiduras,
no quiere vuestras riquezas ni vuestro poder; sólo desea que vuestros
sacerdotes imiten fielmente el ejemplo de Jesús, y que sigan los sabios
consejos del apóstol San Pablo, el cual, describiendo lo que debe ser un
obispo, le dice en su primera carta a Timoteo, capítulo tercero:
“Conviene, pues, que el obispo sea irreprensible, marido de una
sola mujer, solícito, templado, compuesto, hospedador, apto para enseñar”.
“No amador del vino, no heridor, no codicioso de torpes
ganancias, sino moderado; no litigioso, y ajeno de avaricia”.
“Que gobierne bien su casa, que tenga sus hijos en sujeción con
toda honestidad. Porque el que no sabe gobernar su casa, ¿Cómo podrá gobernar
la iglesia de Dios?”
Este sacerdote desea el Espiritismo, cuyo modelo pintó
admirablemente el gran escritor cristiano, el gran apóstol, el inolvidable San
Pablo.
El Espiritismo sólo quiere el progreso en todas las esferas
sociales.
¡Quiere que los ricos amen a los pobres! ¡Quiere que los pobres
no envidien a los ricos!
¡Quiere que se odie el delito, pero que se compadezca y se
instruya al delincuente!
¡Quiere el amor, la tolerancia, la compasión, la humildad, la
paciencia, la resignación y la esperanza, en las grandes amarguras de la vida!
Quiere que el hombre cuando eleve su plegaria a Dios, no mire a
la Tierra, sino que sintiendo su Espíritu sed de luz, fije su mirada en el
infinito.
¡Religiones terrenales! El Espiritismo sólo quiere ¡Razón y Fe!,¡Ciencia y Caridad!
AMALIA
DOMINGO SOLER
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El dogma de la Resurección de la carne. ¿Jesús resucitó?
Los Evangelios
hablan de la resurección de Jesús, pero no dicen que fuese con su mismo cuerpo
material, martirizado y cadáver; los evangelistas no pudieron comprender que Jesús
resucitó solamente con su Espíritu en un cuerpo “glorioso”, o lo que es lo
mismo: Un cuerpo espiritual capaz de materializarse a voluntad, (su
Periespíritu), tal como hizo apareciendo con apariencia de vida, después de
tres días de haber sido torturado y muerto
en la cruz.
Al respecto, se
puede ver en el Evangelio de Mateo, Cap. 28, 1-8, como dos hombres que vestían unos “vestidos
resplandecientes”, se presentaron ante las mujeres que al día siguiente del
entierro visitaban la tumba de Jesús.
Hago notar aquí, que el evangelio no dice “ángeles
resplandecientes”, sino “hombres”.
En el Evangelio de Lucas, Cap. 24, vemos
como en el camino de Emmaus, Jesús les
sale al encuentro a las mujeres y a sus discípulos y estos en principio no le
reconocen. Sin duda su aspecto era totalmente distinto al que su Maestro tenía
en vida y que ellos tan bien conocían, por lo que esto confirma la idea de que
se trataba de un Ser espiritual materializado, capaz de adoptar
transitoriamente en su cuerpo
espiritual, una apariencia física real y hasta tangible, con la apariencia que
Él quiso que tuviese ante la ocasión de sorprender y alegrar a sus
discípulos con su sorprendente presencia física
. Continúa el relato diciendo que “después de
comer con ellos, desapareció de su presencia”, lo cual confirma más aún
si cabe, que Jesús estuvo entre ellos en su cuerpo espiritual materializado,
pero capaz de aparecer y de desaparecer instantáneamente ante la visión
de las personas, demostrando así, de paso, la verdad de que existe otro plano
de realidad existencial, además de nuestro plano de existencia material.
Esto no es posible hacerlo con un cuerpo físico y carnal, sin
romper las sabias Leyes Naturales implantadas por el Creador desde el
principio de los tiempos, por las cuales la materia sólida no cambia de forma
instantáneamente ni se desvanece o aparece de repente.
Tengamos en cuenta que si hoy en día se conoce bastante poco sobre el periespíritu y sus
propiedades, mucho menos aún era lo que se sabía de este tema en aquella época El Cuerpo Espiritual o doble etérico, es
una exacta réplica del cuerpo físico, y cuando se ve libre de la materia que lo
alberga en este mundo físico nuestro, es susceptible de cambiar a voluntad de
propiedades, aspecto, forma y tamaño, así como de traspasar cualquier obstáculo
solido , o bien de desvanecerse ante los ojos de quienes en este mundo nos
llamamos vivos.
El concepto de la resurección del cuerpo carnal que sostiene el Cristianismo, también se
debe, aparte de la ignorancia de la existencia del “Cuerpo Espiritual”, al
relato evangélico que afirma o da a entender, que el cuerpo de Jesús
desapareció de su sepulcro, en donde se presentó desplazada la enorme piedra
circular que sellaba su entrada después de su “resurrección”. La cuestión
es que no vieron una figura de Jesús vaporosa, sino con un aspecto de solidez
normal y palpable como cualquier ser normal de este mundo; y es que el Periespíritu
con sus propiedades no se conocía ni se conoce apenas todavía,
salvo en algunas religiones que hablan de él como “Cuerpo Espiritual”, tal como
lo definió Pablo de Tarso, o más concretado y mejor definido en el Espiritismo
por Allan Kardec, que le llamó “Periespíritu”.
En
cuanto a la desaparición del cadáver de su
sepulcro, cada cual puede deducir o creer en diferentes hipótesis : Una
podría ser simplemente, la de que los discípulos robasen el cadáver; para
ello pudieron narcotizar previamente a los soldados guardianes del sepulcro, de
los que el Evangelio relata que los encontraron en medio de un pesado
sopor, por lo que mientras tanto pudieron aprovechar el desvanecimiento
de la guardia para robar el cadáver y enterrarlo en otra parte. Otra
hipótesis podría ser la de que los espíritus muy evolucionados y de
bastante Pureza, (y Cristo era un Espíritu Puro con gran poder de
dominio sobre la materia), tienen la facultad de realizar lo que se
conocen como fenómenos de aportes, desmaterializando primero (disgregando
la materia hacia la dimensión espiritual), y materializando a continuación (congregando
de nuevo en la dimensión material, esa
materia disgregada en el plano espiritual), de modo que ,ciertos objetos
sólidos así podrían aparecer en cualquier
lugar remoto , como desaparecer en nuestro plano físico, por lo que el Espíritu
de Jesús una vez desencarnado pudo, quizás, realizar esta
operación con la materia de su propio cuerpo carnal.
Otra hipótesis también podría ser la de que
aquel cadáver fuese desintegrado por medio de alguna extraña y potente
irradiación exterior, aún desconocida por nuestra
Ciencia contemporánea, pero que pudo ser como una explosión de energía que se produjo
desde "dentro" hacia "fuera" del cuerpo, lo cual podría
haberse llevado a cabo por la hipotética irradiación de energía tan potente que pudo recibir
el cadáver, quedando así impreso en el
sudario que envolvía su cuerpo donde quedó grabado en él, a modo de un negativo fotográfico en tres dimensiones . Esta “operación”,
podría haber sido efectuada tal vez por aquellos hombres que también
aparecen en el relato evangélico descritos como “hombres de vestidos resplandecientes”, (“ángeles”)
Claramente entramos aquí en la hipótesis de una
posible intervención de Seres
extraterrestres que en elevada misión, actuaron cerca de Jesús con
la función de asistirle y con el cual estaban relacionados. Esta hipótesis
permite pensar que estos “ángeles”, tal vez para desintegrar aquella materia
muerta pudieron usar alguna avanzadísima y desconocida tecnología aún en
nuestra época actual. Esta es una tesis que queda avalada por la existencia de la “sábana
santa”, así como del “santo sudario”, claramente irradiados de forma
desconocida, y que los científicos han investigado larga y repetidamente,
quedando testimonio de su autenticidad por las huellas del cuerpo coincidentes
con las zonas heridas y con la faz de
Jesús, impresas en tres dimensiones, observando al microscopio las fibras de estos lienzos como
“chamuscadas” superficialmente formando una imagen tridimensional en lo mas
íntimo de las fibras de estos lienzos que muy probablemente tuvieron esa
relación con el cadáver de Jesús de Nazaret.
Que nadie se escandalice ante esta hipótesis,
pues sabemos que a lo largo de la historia bíblica y del mismo Jesús, estos Seres
intervinieron en muchos momentos y pasajes, pero no como extraterrestres, sino
como ángeles o con otros nombres.
De lo hasta aquí expuesto deducimos una vez más lo
siguiente:
1.- Tal como avala la ciencia y el sentido común, un cadáver
es un cuerpo cuyos lazos vitales con el ser espiritual que lo ocupaba, se
deshicieron e, invariablemente, pasa a descomponerse y sus elementos tienden a
reintegrarse a la tierra de donde proceden.
2.- La auténtica resurección, no es por tanto la del cuerpo
físico, sino la del Espíritu al que acompaña su cuerpo espiritual, una vez que
finaliza el proceso del tránsito al plano espiritual o "desencarnación"
tras la muerte del cuerpo físico.
- José Luis Martín-
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La verdad es relativa. ¿ Por qué?
Porque ella está siempre cambiando, ya que vivimos en un mundo de ilusión.
¿Cómo saldremos del mundo de la ilusión? Primeramente, no crea en si mismo. ¡ En serio!
No crea en mí, sino en aquello que realmente va al encuentro con tu YO; lo que yo o cualquier otra persona digamos, no precisa ser una verdad para usted (¿dualidad? ¿Ilusión?).
No creer en mi hasta es fácil. La segunda lección sería más difícil: ¡¡¡ NO CREA EN USTED !!!
No crea en las mentiras que usted dice, en las mentiras que usted nunca escogió, pero fue programado para creer desde siempre. No crea cuando se dice a si mismo que no es lo bastante bueno para hacer eso o aquello. Ni crea cuando usted dice que no es atractivo, que no es inteligente, que no, no, no (sistema de negación constante).
No crea en las cosas que le hacen sufrir. Usted solamente sufre porque permite que ellas existan en su mente.
Use del bisturí de la verdad y finalmente, con valor y coraje abra las viejas heridas que aún le duelen. La verdad le libertará, es verdad, pero antes le va a incomodar bastante, porque le va a quitar del comodísmo de pensar que todo lo que aprendió hasta hoy era verdad.
No hay necesidad de justificar lo que es verdadero, no tiene que dar explicaciones. Lo que es verdad no precisa del apoyo de nadie. Las mentiras precisan do su apoyo.
Usted precisa crear una mentira para mantener la primera mentira, y así, finalmente, crear una gran estructura de mentiras y, cuando usted ve la verdad, todo se desmorona.
Cuando estamos dispuestos a ver a través de los ojos de la verdad, vamos diseccionar las mentiras y a descubrir algunas heridas abiertas.
¡ Y asómbrese, vamos a percibir muchas heridas abiertas, escondidas, indoloras hasta el momento de ser tocadas. Entonces se mostraran abiertas, doloridas y llenas de veneno.
Jesús nos enseñó que para remover el veneno que corroe el alma, se hace necesario el perdón.
Usted debe perdonar a aquellos que le hicieron daño, aunque en su mente todo lo que le hicieron es imperdonable. Perdone, porque ese perdón es necesario para curar su mente; eso se llama cicatrización, herida curada y cicatrizada no se abrirá más, porque usted mantendrá el sitio limpio hasta que ya no hayan vestigios de dolor allí.
Si usted consigue acordarse de un acontecimiento sin sufrir por ello, usted perdonó.
Si se recuerda de un hecho y siente el choque, como en el momento en que sucedió, un resto de mal humor o de rabia, entonces allí es necesario el perdón.
Cuando usted dice: ya intenté perdonar, pero es imposible, ¡ usted tiene toda la razón!
Es realmente imposible perdonar. Basta que se coja el bisturí de la verdad y se abra esa herida todavía un poco más, para que veamos la razón de lo "imposible". Y la razón es que no aprendimos a perdonar; no nos enseñaron eso,
La verdad es que para perdonar a los demás es preciso que aprendamos antes a perdonarnos a nosotros mismos.
¡¡ Lo que él/ella me hizo es imperdonable!!. Pero es una mentira que tememos decirnos y convencernos, de tal forma que vamos por la vida con esa angustia y ese dolor intactos, tal como eran cuando nos hirieron.
Ame al prójimo como a sí mismo. Perdónese a sí mismo y perdonará al prójimo. Todos nacemos con la capacidad divina del perdón.
No crea en usted cuando dice que no es capaz de perdonar. En más de una ocasión usted está mintiendo.
De repente usted percibe que tiene que perdonarse a sí mismo, y si perdonando comienza a aceptarse mejor, usted crece y se dispone a perdonar al otro. Todos nos creímos en vidas pasadas,( bueno, casi todos), sería bueno que comenzásemos a perdonarnos por cualquier cosa que hagamos o que podamos haber hecho en otras vidas. Yo me perdono. Así de simple. Yo perdono a quien quiera que me haya hecho algún mal. Simplemente así.
Una vez limpia la herida, aplíquese el remedio del perdón y la herida se cerrará naturalmente. Practicando el perdón en nosotros, aprenderemos a practicar el perdón con el otro, y pasaremos a la segunda fase del tratamiento: el amor.
Es un hecho que si no nos amamos vemos todo bajo un prisma multifacético de dolores y lamentos. Pero el amor es un sentimiento mucho mayor de lo que conocemos en la verdad. El Amor es incondicional. No es aquel: yo te amo si..., yo me amo si..... o cuando....
Nadie puede ser feliz si no se ama a sí mismo. Y para eso necesitamos mirar a los ojos de la verdad, la verdad fría que nos señala errores y mentiras que nos decimos todo el tiempo.
No se mienta a sí mismo, que eso no es amor. Solo puede ser feliz cuando el amor viene de usted, cuando usted siente un amor incondicional por sí mismo y se da enteramente ese amor. Cuando usted actúa de esa manera, usted deja de resistirse a la vida. Pare de rechazarse a sí mismo. No se sobrecargue con todas sus carencias y sentimientos de culpa. Basta aceptar como es usted, y todas personas tal como ellas son.
Así se da cura a todas las enfermedades del alma: con la verdad, el perdón y el amor a sí mismo.
Si aprendemos a utilizar el bisturí de la verdad, aprenderemos en donde está la causa de nuestros dolores reales, abriendo las heridas vamos a usar el remedio del perdón a nosotros y a los otros, y como consecuencia de eso sentiremos los beneficios de la cura, que se llama amor. A nosotros y a los demás.
Aunque muchas personas procuran el Espiritismo para resolver problemas triviales de la vida, sin embargo reconozcamos que algunos son especialmente dolorosos, no perciben que la gran tarea del Espiritismo es mostrar la sobrevivencia del alma, y la finalidad evolutiva ded la existencia, así como la orientación etico-moral, emanada del Evangelio de Jesús de Nazaret.
Al concienciarse de la sobrevivencia, el hombre se libera del terror con que encara la muerte. Sin embargo, el Espiritismo lo responsabiliza, también, por la aplicación de su aprendizaje moral, alargando los horizontes del conocimiento.
Debemos considerar que no solo es el Espiritismo el que enseña la sobrevivencia, todas las religiones lo hacen, pero con todo, el Espiritismo da una nueva dinámica a la inmortalidad, yendo de una situación estática a una dinámica.
Consideramos también, que la estructura doctrinaria del Espiritismo, no se limita a predicar la sobrevivencia, sino que la cmprueba a través de las investigaciones. Al hablar de reencarnación, no la presenta como un dogma de fe, sino como una ley natural.
En cuanto al Evangelio, este es visto por el Espiritismo como un código moral, susceptible de encontrar errores, interpolaciones, adulteraciones, por eso, siguiendo los pasos de Allan Kardec, aceptamos sin tergiversaciones, las enseñanzas morales del Evangelio, que es sobre todo un libro humano, por tanto, con limitaciones humanas. En él encontramos las maravillosas enseñanzas de Jesús de Nazaret, juntamente con textos distorsionados o interesados en defender ideas, no siempre coincidentes con el propio Evangelio.
El Espiritismo no puede estar subordinado a imposiciones dogmáticas o a los convencionalismos humanos. En el Espiritismo no vale creer por creer, pues la fe debe ser racional.
Sabemos que para muchos las propuestas espíritas son asustadoras. Unir fe y razón, así como la religiosidad, la filosofía y la ciencia, es transformar el alma o espíritu en objeto de observaciones e indagaciones, puede, realmente, desestructurar la mente humana.
Los místicos religiosos, dificilmente aceptaan las ideas espíritas. Aquellos que aprendieron a escuchar y aceptar lo que les dicen, desde niños, sin cuestionar, no consiguen entender esa revolución conceptual. Por el contrario de eso, aquellos que procuran nuevos rumbos para sus vidas, ciertamente encontrarán en el Espiritismo el camino seguro para la emancipación del pensamiento.
La fe espírita, afirma Herculano Pires, como ya decía Allan Kardec, es iluminada por la razón, pero la razón espírita, a su vez, es iluminada por la fe, de manera que no puede ser confundida con la razón escéptica. Mientras que esta es espiritualmente estéril, la razón espírita es espiritualmente fecunda, abriendo para la mente humana perspectivas cada vez más amplias de comprensión del hombre, del mundo y de la vida.
Amílcar Del Chiaro Filho
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